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República Bolivariana De Venezuela.

Ministerio del Poder Popular Para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología.


Universidad Politécnica Territorial de Paria “Luis Mariano Rivera”.
P.N.F Ingeniería Mecánica.
Carúpano – Estado Sucre.

Los
Medios de
Producció
n
Profesor(a). Estudiante:
Wilmer Álvarez . Julián Velásquez.
C.I-V-27.190.164
Gabriela valencia.
C.I-V-26.736.171
William López.
C.I-V-27.335.365
Robert Narváez.
C.I-V- 25.622.942.
Sección: M300
Asignatura:
Modelos de Producción Social
INTRODUCCION

En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones


determinadas, necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de
producción que corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus
fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones constituye la
estructura económica de la sociedad, o sea, la base real sobre la cual se alza una
superestructura jurídica y política y a la cual corresponden formas determinadas
de la conciencia social.

En general, el modo de producción de la vida material condiciona el proceso


social, político y espiritual de la vida. No es la conciencia de los hombres lo que
determina su ser, sino al contrario, su ser social es el que determina su
conciencia.

El modo de producción socialista, en otras palabras, hace referencia a un


sistema de producción en el que los medios de producción se basan en la
propiedad social y no privada. Es decir, los medios de producción en una sociedad
capitalista estaban en manos de una clase dominante que explota al proletariado.
Así, el modo de producción socialista sucedía al modo de producción capitalista,
dotando a los trabajadores de los medios de producción para generar sociedades
más justas y enfocadas al beneficio social y colectivo.

El modo de producción socialista era el modo de producción alcanzado por


aquellas sociedades más desarrolladas y avanzadas.

De acuerdo a la interpretación del marxismo de la historia económica de la


humanidad, el modo de producción socialista o simplemente el socialismo es una
forma de organización social, política y económica. Es intermedia entre el
capitalismo y el comunismo, siendo esta última la etapa final de una sociedad
utópica sin clases sociales y liberada de relaciones de explotación del hombre.

este modelo es que privilegia el uso por encima del consumo y la rentabilidad.
Así, la producción de una sociedad socialista está encauzada por las necesidades
de consumo de su población, y no por la avidez de generar riquezas.
Para que ello sea posible, generalmente se impone la necesidad de una
economía planificada, es decir, controlada por el Estado, que determina en qué
sectores conviene producir más y en cuáles menos. Dicha planificación puede
interpretarse como central, rígida y autocrática, o descentralizada y democrática.
1. Las formas de producción social y las relaciones sociales de producción
2. Egoísmo Vs fraternidad
3. Individualismo Vs bienestar colectivo

El individualismo y el colectivismo se han considerado síndromes culturales


dicotómicos que caracterizan a los miembros de un país y que pueden estar
reflejados en la identidad nacional. Una cultura individualista está caracterizada
por promover la independencia y la autonomía; por otro lado, una cultura
colectivista promueve la interdependencia entre personas y su grupo, en estas
culturas las necesidades del grupo se consideran más importantes que las del
individuo.

Sin embargo, las fronteras geopolíticas entre países no contemplan las


diferencias históricas, las normas sociales y las prácticas y particularidades
culturales entre localidades y países. En un contexto conservador, es más
común estar de acuerdo con ideologías tradicionales sobre los roles de
hombres y mujeres. En este sentido, hombres y mujeres pueden internalizar
diferenciadamente el individualismo y colectivismo.

Es importante distinguir el bienestar del hedonismo, tal como lo plantea


Dorner, Veliz y Soto (2017) el hedonismo se basa en la idea de maximizar el
placer sobre dolor e incluye la adquisición de bienes materiales y la riqueza.
Las acciones buenas o justas, son reconocidas en la medida que mejoran el
bienestar físico de las personas.

El comportamiento ético se traduce en mayor felicidad si estas acciones


conducen a una mejora en el confort material. Pero entonces, cierta conducta
no ética podría también aumentar la riqueza o el acceso a placeres físicos de
una persona. En otras palabras, el comportamiento ético sería un factor de
felicidad personal dentro de la tradición hedonista, pero sólo en la medida en
que aumenta o disminuye las posibilidades de acceso material. Por lo tanto, si
hay evidencia de una relación empírica entre la ética personal de un individuo y
su bienestar psicológico.
El individualismo filosófico otorga una posición preferente al individuo o
persona. De acuerdo con los que defienden el individualismo, este individuo del
que hablamos no debe verse arrastrado ni sometido por los grupos, masas o
colectivos que componen la sociedad. Pues tiene plenitud de derechos y sus
preferencias y opiniones son respetadas en igualdad a las del resto de
componentes de la sociedad.

Por el contrario, el colectivismo es la doctrina que argumenta que la


voluntad de la sociedad o del Estado es la que debe prevalecer. Algunas
personas consideran el individualismo como una corriente egoísta y alejada de
los problemas que afectan al conjunto de las personas que pertenecen a
diferentes grupos sociales.

4. Mezquindad Vs solidaridad

La mezquindad no es nada más ni nada menos que la familia por


excelencia de la avaricia, que es el deseo incontrolable y desordenado por
acumular bienes, riquezas u objetos de valor, más allá de las necesidades
mínimas de la supervivencia, con la única intención de atesorarlos para uno
mismo. Se considera, por lo tanto, una forma de egoísmo, más o menos
equivalente a la codicia.

Es posible comprender la avaricia desde una perspectiva secular y


psicológica, o también desde una mirada religiosa y cultural, pero en ambos
casos el término posee una connotación negativa vinculada al deseo insaciable
por tener, algo que estaba ya presente en su origen, dado que proviene del
latín avere, “desear” o “ansiar”.

De hecho, para la psicología, la avaricia es la incapacidad para controlar o


poner coto a la formulación de deseos, a pesar de que las necesidades de
base que los motivan se encuentren ya satisfechas. Este tipo de conductas
conducen al acaparamiento y a la acumulación, presentes en trastornos
psicológicos como la disposofobia (síndrome de acumulación compulsiva) o el
trastorno obsesivo-compulsivo (síndrome de Diógenes).
En cambio, desde una perspectiva moral, la avaricia se entiende como un
egoísmo desmedido y un como una falta capaz de engendrar otros males,
como la deslealtad, la traición por beneficio personal, la corrupción e incluso
acciones legalmente condenadas como el robo, la estafa y el asalto.

El catolicismo, por ejemplo, la comprende como un vicio capital contrario a


la virtud de la generosidad, y muy cercano al pecado mortal de la codicia. Los
budistas, por su parte, la entienden como un vínculo equivocado entre lo
material y la felicidad.

Pero la solidaridad es todo lo contrario a este grave pecado, es el apoyo o


la adhesión circunstancial a una causa o al interés de otros, por ejemplo, en
situaciones difíciles. La palabra solidaridad es de origen latín“solidus” que
significa “solidario”.

Cuando dos o más personas se unen y colaboran mutuamente para


conseguir un fin común, se habla de solidaridad. La solidaridad es compartir
con otros tanto lo material como lo sentimental, es ofrecer ayuda a los demás y
una colaboración mutua entre las personas.

En este sentido, se puede citar como ejemplo a La Cruz Roja como símbolo
de solidaridad, ya que es una organización imparcial con una misión
humanitaria basada en el principio de solidaridad que consiste en proteger la
vida y dignidad de las víctimas de guerra y de violencia, así como prestarle
asistencia.

La solidaridad es sinónimo de apoyo, respaldo, ayuda, protección, que


cuando persigue una causa justa cambia el mundo, lo hace mejor, más
habitable y más digno.

5. Exclusión Vs inclusión

La exclusión parte de la idea de que existen personas “normales” y otras


que no lo son. En consecuencia, las personas con diversidad funcional quedan
fuera de la sociedad al no considerarse “normales”. Desde esta perspectiva,
aparecen términos como impedidos, discapacitados, minusválidos, inválidos y
todas las palabras que implican que tener una discapacidad es ser considerado
inferior, perder derechos básicos y no ser parte de la sociedad. Es por ello que
en la UPTP evitamos este término ya que no consideramos que haya personas
“normales” y otras que no, incluso en Venezuela no hay distinción ni exclusión
todos nos consideramos iguales, donde se expresan lemas, tales como: la
sangre siempre es roja en todos, el orina es amarilla en todos y todos venimos
del polvo y al polvo vamos.

Pero la inclusión se confunde con la integración. Sin embargo, la inclusión


va un poco más allá. La inclusión se asocia a la capacidad de las personas de
aceptar al otro y convivir en armonía aceptando las diferencias. Si la misma
sociedad promueve entornos inclusivos, las barreras no existen y todas las
personas se encuentran incluidas, ya que cuentan con las mismas
oportunidades.

La inclusión no se centra en la discapacidad o diagnóstico de la persona.


Se centra en sus capacidades. Se basa en los principios de equidad y
cooperación. La inclusión acepta a cada uno tal y como es, reconociendo a
cada persona sus características individuales sin intentar acercarles a un
modelo de ser, pensar y de actuar “normalizado”.

6. Riqueza privada Vs necesidades sociales

El problema de la pobreza y de las desigualdades en el mundo es hoy, sin


duda, uno de los más graves de la humanidad. ¿Cuál es la raíz de esta
situación de pobreza y desigualdad?. La relación causa-efecto entre la las
desigualdades sociales y la propiedad privada, la supresión de esta y la puesta
en común de los bienes de la tierra para uso y disfrute de todos los seres
humanos constituyen tres invariantes de dichas utopías.

Uno de los primeros utopistas de los que tenemos noticia por las obras de
Aristóteles es el arquitecto Faleas de Calcedonia, para quien lo más importante
en la vida de la ciudad era regular las cuestiones relativas a la propiedad,
considerada la causa principal de las discordias civiles, provocadas por las
desigualdades económicas. Como solución propone la igualdad absoluta de los
bienes, la nacionalización de los bienes de producción y un sistema de
educación pública. Algunos autores consideran a Faleas un precursor del
socialismo.

Antístenes de Atenas (445-365), fundador de la Escuela Cínica, defiende


que la riqueza se encuentra en la inteligencia. El rico no es el que tiene mucha
plata, sino el sabio. “Sea el total de mi dinero –decía- lo que el hombre
moderado puede llevarse consigo o trasportar”. Él mismo predicaba con el
ejemplo: mostraba desdén hacia los bienes exteriores y vivía desinhibidamente
despreciando la religión, las convenciones sociales, las instituciones, la ciencia,
la fama y el pudor. El mismo camino siguió su discípulo Diógenes de Sinope
(Asia Menor), que fue desterrado de su ciudad, se deshizo de todo lo que no
era indispensable, vivió una existencia itinerante con libertad total y fue
cosmopolita. Cualquier lugar era su casa.

“Que todas las cosas sean comunes, como entre amigos”, afirma Platón. En
La República aboga por la supresión de la propiedad privada entre los
guardianes, que es la clase más importante y cuyo estilo de vida es muy
exigente ya que todo depende de dicha clase y de ella surgen los gobernantes.
Tienen que dedicarse exclusivamente al servicio de la ciudad. Por eso deben
renunciar a todo lo personal, no formar una familia, no poseer propiedad
alguna. La riqueza crea codicia, y la codicia es la fuente de todos los males del
Estado.

La Isla del Sol, Yambulo, última utopía de la Antigüedad, definida por Ernst
Bloch como “una festividad comunista y colectiva”, diseña un estilo de vida sin
propiedad privada ni división del trabajo, sin esclavos ni señores, sin formas
económicas específicas ni para el trabajo agrícola, ni para la familia. El ideal de
las comunidades cristianas de Jerusalén, conforme a la utopía de Jesús, es la
comunidad de bienes, como refleja Hechos de los Apóstoles. Ese ideal, que
quizá nunca llegó a hacerse realidad, excluía por su propia naturaleza la
existencia de personas indigentes.
La consideración de la propiedad privada como causa de todos los males,
su supresión y la defensa de la propiedad colectiva constituyen las principales
características de la fábula marinera Utopía, de Tomás Moro: “Aquí, donde
todo es de todos, ninguno duda que a nadie le ha de faltar nada privado…
Pues ni es cicatera la distribución de los bienes ni nadie hay allí indigente o
mendigo; no teniendo ninguno nada, son todos, sin embargo, ricos”.

En la misma dirección va la Ciudad del Sol, de Tomasso Campanella, una


utopía en la que el comunismo es el sistema vigente. En dicha ciudad cada
barrio se autoabastece y tiene sus propios graneros, cocinas y refectorios. Las
comidas son comunes. Nada hay en ese régimen que fomente el egoísmo y el
apego a la propiedad privada.

El socialismo utópico es una reacción contra el liberalismo económico, su


dogma de la libre competencia y el individualismo utilitarista, que no logra
armonizar el interés particular con el interés general. Propone alternativas
sociales y económicas al modelo vigente. Algunos de los socialistas utópicos
abogan por la eliminación de la propiedad privada y por la instauración de una
sociedad “comunista”.

El papa Francisco sintoniza con el planteamiento de las utopías en torno a


las relaciones causa-efecto entre la acumulación de bienes y las desigualdades
sociales. El actual sistema social y económico –afirma- es injusto en su raíz
porque desarrolla una “economía de la exclusión y de la inequidad”, considera
al ser humano como un bien de consumo, tiene un potencial de disolución y de
muerte, diviniza el mercado y lo convierte “en regla absoluta”.

Es posible que se intenten descalificar estas respuestas al problema de las


desigualdades sociales por considerarlas “utópicas”. Lo son, es verdad, pero
quizá lo que falte a la economía y a la política hoy, en tiempos de crisis, sea
precisamente eso: utopía.
7. Explotación vs trabajo digno

Aunque la explotación se caracteriza por ser un fenómeno de gran su


registro, en este momento hay más seres humanos bajo distintas formas de
esta práctica que en cualquier otro momento de la historia. Preocupa la
presencia de distintas formas de neo-esclavitud como la trata de personas, la
explotación laboral, la explotación, el tráfico y el turismo sexual, la servidumbre,
el trabajo forzoso, el trabajo forzoso infantil y el reclutamiento de niños.

Así como también preocupa cómo las condiciones de empleo precarias y de


alta vulnerabilidad incluyendo un salario mínimo que supedita a millones de
venezolanos a vivir en pobreza extrema, han generado formas de trabajo
forzoso y explotación laboral. La situación laboral en Venezuela, con un
especial énfasis en una de las zonas más afectadas por los vacíos del Estado:
Bolívar- Sucre- Nueva Esparta- Apures- Monagas.

El trabajo digno no sintetiza las aspiraciones de las personas durante su


vida laboral. Significa la oportunidad de acceder a un empleo productivo que
genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la protección
social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e
integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se
organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de
oportunidades y trato para todos, mujeres y hombres.

8. Alineación Vs conciencia social

Alienación se denomina el proceso mediante el cual un individuo se


convierte en alguien ajeno a sí mismo, que se extraña, que ha perdido el
control sobre sí. En este sentido, la alienación es un proceso de trasformación
de conciencia que se puede dar tanto en una persona como en una
colectividad. Como producto de la alienación, las personas se comportan de
manera contraria a aquello que se esperaba de ellas por su condición o su
naturaleza.
De allí que alienación sea también sinónimo de enajenación, que significa
estar fuera de sí, perder el control de sí mismo. La palabra, como tal, proviene
del latín alienatĭo, alienatiōnis, que significa ‘acción y efecto de alienar’.

 Hegel designaba como alienación el extrañamiento o distanciamiento


del sujeto n relación consigo mismo. Ludwig Feuerbach, por su parte,
utilizaba el concepto de la alienación para explicar el fenómeno
religioso en el cual el ser humano renuncia a su propia naturaleza en
favor de la de un ser en el cual reconoce a Dios. Karl Marx, por otro
lado, relacionaba la alienación con su teoría de la explotación del
proletariado por parte del capitalista.

La conciencia social es aquel estudio o actividad mental a través de la cual


una persona puede tomar conciencia sobre el estado de otros individuos o
incluso de ella misma dentro de una comunidad o grupo.

La conciencia social es un tipo particular de conciencia. La conciencia es un


concepto psicológico, probablemente uno de los más importantes dentro de
esta disciplina. Sin embargo, no ha sido privativo de la psicología; la filosofía
ha sido una de las primeras ramas de la ciencia encargada de reflexionar sobre
el papel de la conciencia en el conocimiento.

La conciencia puede ser entendida como aquella capacidad de razonar, en


la cual podemos interpretar los estímulos y sensaciones externas e incluso
internas (es decir, estados mentales). La conciencia de sí, es decir, el
reconocerse como una entidad racional distinta a lo que lo rodea, es una de las
principales diferencias con el resto de los seres vivos.

Ahora bien, si la conciencia es esa capacidad de razonar, de relacionarnos


a través de nuestro intelecto con nosotros mismos y el mundo que nos rodea
¿qué es la conciencia social? La conciencia social es un tipo particular de
conciencia, es aquella que permite relacionarnos en sociedad, estableciendo
relaciones de empatía con las personas que nos rodean. Este tipo de
conciencia es vital para el correcto desarrollo de una comunidad, ya que forma
individuos más respetuosos, virtuosos y capaces de desarrollar todos sus
potenciales.

9. Eficiencia capitalista Vs eficiencia socialista


El capitalismo es una máquina de eliminar pobreza: la cuestión de la
pobreza es uno de los temas más sensibles hoy en día. Tanto en los
parlamentos de los países como en la opinión pública, el debate de cómo
reducir o acabar con la pobreza siempre se encuentra presente. Y muchas
veces pensamos, o que es una cuestión irresoluble, o que las acciones,
decisiones y direcciones de los políticos son la solución a esto. Y que, si no
cambia nada, cambiando de político la cosa va a cambiar. Nada más falso. La
solución a la cuestión de la pobreza ya la hemos encontrado, ésta se
encuentra delante de nosotros y, lamentablemente, lo criticamos día a día. La
solución es el tan infame capitalismo.

A pesar de todas las noticias pesimistas que vemos en redes o en las


noticias, a pesar de que vemos gente pidiendo, aunque sea un bolívar en los
semáforos del país, la verdad es que nunca en la historia la humanidad ha
habido tan pocos pobres como los que hay hoy en día. Y es que, si hacemos
un breve recorrido a lo largo de la historia, podremos ver que nunca en la
historia se han presentado tan buenas condiciones de vida en general como
las que tenemos hoy en día cuando estas en un sistema capitales a pesar de
que no todo es color de rosa.

Muchos pueden argumentar y tratar de refutar lo que aquí se está


exponiendo, arguyendo que sigue habiendo una inmensa cantidad de pobres y
demás. Y si, efectivamente, es un hecho innegable que sigue habiendo una
gran cantidad de pobres, pero el capitalismo es, sin lugar a dudas, el sistema
que ha sacado a más gente de la pobreza. Y yo, a los datos me remito para
sustentar mi “optimista” punto de vista: en 1820 el 84% de la población mundial
vivía con menos de un dólar al día, mientras que en 2015 era solamente de un
24% y continúa bajando hasta el día de hoy.
Pero para garantizar que el capitalismo tenga una eficiencia optima se
deben cumplir ciertos parámetros, ahora bien, la eficiencia del socialismo tiene
un poco de discrepancia diferente a la del capitalismo valga la redundancia:

Eficiencia del socialismo: en el sistema socialista, en cambio, se persigue


erradicar la explotación del hombre por el hombre y lograr un mayor y general
bienestar del ser humano, haciendo un uso racional y equitativo de los
recursos que la sociedad y la naturaleza ponen a nuestro alcance. Estos fines
y objetivos siempre han estado muy claros para los socialistas, sin embargo,
en el plano teórico parece que se desestiman fundamentales principios de
administración y evaluación, así como en el terreno de la práctica se observa
que no siempre se ha logrado el más alto efecto posible.

O sea, no siempre se ha actuado con eficiencia. Por ejemplo, algunos


países socialistas en su afán por equipararse al desarrollo de los países
capitalistas cometieron los mismos errores que estos en cuanto al uso
irracional de los métodos, técnicas y procedimientos del capitalismo. O no
lograron desarrollar una administración pública que estuviera a tono con los
altos fines del socialismo.

Evidentemente, la baja productividad, la dilapidación de recursos, la mala o


inequitativa distribución de los bienes producidos, la corrupción, entre otros
males, son fallas que obstaculizan y demoran el logro de los objetivos
propuestos y tienden a crear disconformidad, desánimo o desmotivación en
aquella parte de la población que está esperando que este sistema se dedique
a, o sea capaz de, satisfacer sus más sentidas necesidades o intereses. Como
bien destaca Marcelo Colussi3 en uno de sus artículos: “El socialismo, llámese
del siglo XXI o como se quiera, debe servir, básicamente, para brindar “la
mayor suma de felicidad posible al pueblo”, para decirlo en clave bolivariana. Si
no, más allá de cualquier discurso, por más emotivo que sea, pierde
credibilidad.

a) Por otra parte, están los escritos que destacan el papel de las
ideologías y sus aparatos de difusión como elementos determinantes
en los procesos revolucionarios, en sus éxitos o fracasos.
Particularmente en el caso venezolano, algunos articulistas sostienen
la opinión de que para enfrentar eficazmente la ideología capitalista y
pro imperialista de la oligarquía venezolana es imprescindible
construir una ideología, “un cuerpo teórico sólido, definido, del
Socialismo Bolivariano”4, quizás racionalizando mejor ese
sincretismo (o “caja de herramientas”) de cristianismo, bolivianismo y
socialismo, que tan bien maneja el Presidente Chávez. “El avance y
consolidación del Proceso Revolucionario –afirma otro articulista- se
alcanzará si damos la batalla y obtenemos la victoria en la lucha
ideológica.
b) Sin embargo, no basta con una contra-ideológica revolucionaria, por
muy bien elaborada que ella esté, para poder realmente contrarrestar
la ideología capitalista dominante y formar, al mismo tiempo, una
verdadera conciencia social liberadora. Evidentemente que se trata
de algo mucho más complejo. La ideología es apenas una parte de la
conciencia social, en cuya estructuración confluyen, participan y se
solapan varios procesos tanto objetivos como intersubjetivos.
c) Y, sin embargo, tampoco la conciencia lo es todo. La conciencia (al
igual que la ideología) no es más que un aspecto real, pero parcial,
de la actividad humanal. El comportamiento humano es un hecho
total: al lado de la vida espiritual está la vida material del ser humano.
El pensamiento dialéctico –advierte Lucien Goldmann18 -pone el
acento en este carácter total de la vida social y afirma la
imposibilidad de separar su lado material de su lado espiritual, es
decir, la imposibilidad de separar la infraestructura económica y
social de los hechos de conciencia y de la acción humana. Aunque,
si se sigue la historia del pensamiento marxista19–dice Goldmann-,
incluso el más ortodoxo, hay perpetuamente oscilaciones entre las
corrientes que ponen el acento en la acción de los hombres, en sus
posibilidades de transformar el mundo o, inversamente en la inercia
social, en las resistencias del medio, en las fuerzas materiales. Estas
oscilaciones, que no se deben al azar, expresan, también, las
transformaciones sociales, los cambios en las condiciones de acción
del movimiento obrero.
El siguiente diagrama alusivo expresa la diferentes eficiencias que tiene
ambos modelos:

FUENTE: https://cdn.diferenciador.com/imagenes/info2.jpg
10. Comunismo Vs satisfacción de necesidades reales
El comunismo es un sistema político y un modo de organización
socioeconómica, en los cuales se propone una sociedad sin clases sociales y
sin propiedad privada de los medios de producción (como fábricas, minas,
etc.). Por el contrario, la actividad económica es organizada por el Estado.

Se trata en principio de un modelo radicalmente distinto al del capitalismo.


Sus fundamentos provienen de la obra filosófica del alemán Karl Marx (1818-
1883), autor entre muchos textos de El manifiesto comunista (1848) y El capital
(1867), y una referencia incuestionable en el pensamiento de la sociedad
industrial contemporánea.

En dicha obra comunismo y socialismo eran empleados como sinónimos,


aunque más adelante surgirían distinciones a raíz de las diversas tradiciones
de pensamiento marxista. De acuerdo a la perspectiva marxista, la historia ha
de comprenderse como el resultado de una lucha de clases, desatada desde
tiempos ancestrales con la aparición de la propiedad.

Los diversos estamentos de la sociedad compiten por hacerse con el


control de los medios de producción, y poder así dirigir la concepción del
Estado a su favor. De este modo, se da la explotación del hombre por el
hombre, frase que quiere decir que los seres humanos requieren del trabajo de
otros seres humanos para obtener beneficios y enriquecerse.

Siguiendo esta comprensión de la historia, la lucha de clases hace de


“motor” del cambio social, económico y político, empujando las sociedades
hacia la adopción de nuevos modos de producción: de la esclavitud de antaño,
pasando por la organización feudal, hasta llegar a la época industrial y al
nacimiento del proletariado (la clase obrera).

A grandes rasgos, el comunismo se caracteriza por lo siguiente:


 Se trata de un modelo relativamente utópico de sociedad,
desprovisto de clases sociales, en el que la acumulación de la
riqueza en mano de pocos sea innecesaria e imposible.
 Se fundamenta en la filosofía marxista y en su visión de la historia,
como explicamos antes, aunque hubo antes de ella distintas
experiencias de gestión comunitaria de los recursos, a raíz de
grandes cambios sociales como la Revolución Francesa de 1789.
 Posee diferentes vertientes o versiones, de acuerdo a la
interpretación específica de los textos de Marx que se haga, y al
modo concreto de aplicar sus teorías que se conciba. Así, dentro del
comunismo, existen el marxismo-leninismo, el trotskismo, el
maoísmo, etc.
 Entre sus fundamentos suelen estar: la abolición de la propiedad
privada (e imposición de la propiedad comunitaria en su lugar), la
planificación de la economía desde el Estado (al margen de las
“leyes” del mercado) y la generación de un “hombre nuevo” que
anteponga el bien colectivo al individual.

Pero a diferencia de la satisfacción de las necesidades, se define como: una


manera de ser precisa, inevitable, y sirve para expresar la relación de exigencia
que mantienen los medios y los fines. Necesario se dice aquello de que
depende otra cosa, o que ha de ser forzosamente puesto para lograrla, y en
igual sentido se afirma también que es necesario algún hecho o suceso, cuando
se han puesto los modios que a ellos conducen.

Vivimos en un mundo plagado de productos y donde el hombre no cumple


nunca su satisfacción completa, siempre quiere más y más, y donde el ser
humano tiene que escoger entre los que son necesidades reales y los que son
simplemente necesidades artificiales. Por ejemplo, a menudo los anuncios de
los cigarrillos invitan al joven a fumar para adquirir distinción y popularidad. Es
obvio que no se hace énfasis en la advertencia de que el fumar es nocivo para
la salud, y es por esa razón que algunos países aplican el llamado comunismo
para combatir la avaricia del hombre.
CONCLUSION

Los modelos de producción están constituidos por las fuerzas y las


relaciones de producción, ningún modo de producción surge o desaparece en
forma simultánea en todas las regiones de la tierra. En cada modo de
producción aparece y se desarrolla una ley económica fundamental, la cual
refleja lo esencial en el proceso productivo y sobre todo la forma en que se
llevan a cabo las relaciones de producción y la manera en que se distribuyen
los bienes y servicios.

Con el objetivo de facilitar la comprensión de análisis de los modos de


producción son esenciales algunos conceptos esenciales.

El modelo socialista presenta determinadas ventajas por encima de su


competidor, el capitalista. Para mencionar algunas:

Mayor justicia social. El principal objetivo del socialismo es combatir las


desigualdades económicas y sociales entre la población, por lo que aspira a un
mayor índice de justicia social mediante la repartición más equitativa de las
riquezas, dado que el monopolio de todo lo tendría el Estado, y no algún actor
privado de intereses individuales.

Economía planificada y estable. Dado que las leyes del mercado no juegan
un mayor papel en la dinámica económica socialista, no se debe temer a las
fluctuaciones propias de los mercados inestables, ya que toda forma de
actividad productiva está planificada desde lo público.

Empoderamiento del Estado. Si se compara el Estado socialista, principal


(cuando no único) actor productivo del país, con el Estado mermado e
indefenso de ciertas formas de capitalismo, se puede concluir que una virtud del
socialismo es su Estado vigoroso, capaz de intervenir en las áreas de la vida
que se consideren prioritarias y tomar decisiones rápidas.

No hay lucha de clases. Al no haber ni ricos ni pobres, ni estar los medios


de producción en manos privadas, la lucha de clases no tendría lugar en el
seno de una sociedad socialista, por lo que no habría base para
discriminaciones económicas. Las condiciones mínimas requeridas por la
ciudadanía tendrían que estar garantizadas para todos por igual.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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conocimiento humano. (2013-2022). Alineación. [Página Web].
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