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La Traición peruano

Alumno: Gino Alvarado. 5to H

INTRODUCCIÓN

Ricardo Palma supo concertar en el formato de sus Tradiciones peruanas la


confluencia de los distintos rasgos literarios heredados del costumbrismo satírico limeño, y
de los adquiridos a través del romanticismo peruano.

Sus inicios literarios a través de algunos dramas históricos, dejan entrever su


predisposición hacia los temas del pasado. Si bien este rasgo se da en el marco del las
características del romanticismo, en Ricardo Palma constituye una inquietud que
desarrollará de distintas maneras a lo largo de su tarea de escritor. Uno de estos abordajes
se plasma en el texto Anales de la Inquisición en Lima, preparado durante su exilio en
Chile que es el resultado del interés intelectual que lo había llevado a investigar datos y
hechos registrados en distintos documentos y en los archivos sobre la Inquisición.

Pero la historiografía no es un ámbito donde Palma se pueda desempeñar a gusto, su


afinidad hacia los relatos populares, las leyendas, los refranes, la ironía y el lenguaje
coloquial, no cuajan con ese género tan serio. Será a través de un género distinto, casi
personal, el de las Tradiciones, donde Ricardo Palma podrá aunar su interés por el pasado y
su inclinación por la ficción literaria. Su fórmula del género tradición le permitirá
desplegar, además, su visión evaluativa sobre distintas instituciones, entre ellas la
Inquisición. De esta manera retoma el tema que había abordado en los Anales, pero desde
una mirada que le permite combinar los duros hechos de la realidad con una escritura
literaria que incorpora distintas formas de humor. Gracias a su habilidad logra un formato
que, a través del aprovechamiento del patrimonio de la cultura popular y de recursos de
humor, hace más accesible a todo tipo de lector un acercamiento crítico a esta institución
virreinal, cumpliendo así, tal vez, con su intención de rescatar las “lecciones que da el
pasado al presente y porvenir”.

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1. Palma y su contexto histórico y literario

Ricardo Palma nace el Lima en el año 1833 y siendo alumno del prestigioso colegio
San Carlos comienza su actividad literaria y política junto a otros jóvenes de lo que él
luego bautizará como “la bohemia”. Sus ideas liberales y sus inquietudes literarias se
vuelcan en textos teatrales, liricos y satíricos que ponen de manifiesto la influencia un
romanticismo tardío, que llega al Perú desde España en 1847, de la mano del escritor
Fernando Velarde.

En América el romanticismo se incorpora al proceso cultural que, según Ángel


Rama, corresponde a la gestación de la “autonomía literaria” que forma “una parte
pequeña pero distinguida de la construcción de la nacionalidad” (Rama, 1985: 67). Las
estéticas europeas son adaptadas a la necesidad de afirmar la consolidación de la
independencia y la edificación de las nuevas nacionalidades. La autonomía literaria
propuesta por los neoclásicos americanos, avanza con los románticos hacia la inclusión de
un público más masivo, por medio de temáticas populares regionales, e incorporando usos
del lenguaje hablado. El romanticismo, por lo tanto, adoptará en América algunas
características particulares, como son: la valoración del pasado americano (prehispánico y
colonial) y la acentuación de los sesgos costumbristas locales, razón por la cual tendrá
matices singulares en cada región de América.

En Lima había antecedentes de literatura humorística y satírica, que atraviesa las


producciones literarias de varios escritores y de textos anónimos; puede decirse que se
inicia hacia fines del siglo XVI, con la poesía satírica de Mateos Rosas de Oquendo y más
adelante tendrá como a uno de sus representantes destacados al barroco Juan del Valle y
Caviedes. Ese estilo burlón será adoptado por Ricardo Palma para darle un acento
característico al formato de sus Tradiciones.

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El interés hacia el lenguaje hablado por el común del pueblo lleva a los escritores
americanos de esta época a rescatar palabras y modos del vocabulario regional e incluso de
las culturas originarias. Tal es el caso de Ricardo Palma, que además de incorporar
americanismos y neologismos en abundancia a sus Tradiciones, luego los recopila para
presentarlos ante la Real Academia Española.

2. Palma y la historiografía

Cuando en 1863 regresar a Perú, luego de su exilio en Chile, publica el libro Anales
de la Inquisición en Lima y en su introducción manifiesta la intención que guió su tarea:

Desnudos de interes literario, los Anales de la Inquisicion nos fueron inspirados por el
sentimiento de ocuparnos en el destierro de algo que tuviese relación con la Patria y que
sirva en el porvenir á intelijencias privilejiadas que se consagren á esplotar la crónica casi
ignorada de los tiempos coloniales. (Palma, 1863: nota introductoria) [Se respeta la
ortografía del original]

Si bien este trabajo es el fruto de su pasión por la historia, donde vuelca una
concienzuda labor de compilación documental, el autor reconoce las limitaciones del texto
cuando, en un prólogo que escribió años más tarde admite que “los Anales son la armazón
de un libro filosófico-social, que otro más competente escribirá (…) La tela y los
materiales son suyos. Que otro pinte el cuadro.”(Palma citado por: Alonso, 1971: 33)

Después de este acercamiento a la historiografía, Palma tendrá otro intento


malogrado con un estudio sobre Monteagudo, con el cual tal vez confirma que la historia no
es su género y que sólo podrá servirle de excusa para desarrollar sus habilidades literarias.
Así, por ejemplo, los Anales “son la cantera de la que saldrán muchas tradiciones”, pues
luego “descubrió que era posible contar otra vez la historia nacional o americana, y
hacerlo de otra manera” (Oviedo, 1997: 120-121).

Sus tradiciones le permiten retratar la sociedad en su totalidad, sin limitarse a los


hechos y datos oficiales. Al incluir anécdotas de la vida cotidiana, que son intrascendentes
para la historia seria, Palma puede dejar en evidencia muchas de las motivaciones
personales que intervienen en gran parte de las acciones públicas. De esta manera, a veces
le da a la versión oficial de la historia “la explicación que faltaba” (Oviedo, 1997: 121).
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3. El género

En 1872 se edita la Primera serie de tradiciones que habían sido publicadas por
separado en distintos medios periodísticos durante los años anteriores. A partir de ese
momento Palma continuará con la escritura de más de 400 tradiciones, que publicó en
varias series desde 1872 hasta 1910, a la que debe agregarse una controvertida serie
póstuma (Tradiciones en salsa verde) que se edita oficialmente en 1973.

Las primeras tradiciones se relacionan más con las leyendas románticas, pues
contienen historias de amor, de acción y crónicas históricas similares a las producidas por
los románticos contemporáneos. Será a partir de la segunda serie donde Palma desarrolla su
estilo particular de escribir tradiciones.

Si bien el género tradición no es nuevo, si es novedoso lo que Ricardo Palma logra


en sus tradiciones peruanas. Ellas resultan ser una compleja síntesis de distintos elementos
que Palma asimila de las vertientes culturales de su entorno: el romanticismo, el
costumbrismo y la herencia satírica limeña. En las distintas tradiciones inserta con maestría
cuentos populares, leyendas, relatos costumbristas, crónicas históricas, refranes, coplas, y
otras especies literarias, presentándolas por medio de un formato original donde se destacan
el estilo coloquial, el uso combinado del lenguaje culto con el lenguaje popular, el tono
irónico, burlón (expresado por medio de variados recursos de humor) y, en muchos casos,
la intencionalidad crítica.

El mismo Ricardo Palma expone las características de su nuevo género con las
siguientes palabras:

En el fondo, la tradición no es más que una de las formas que puede revestir la
historia pero sin los escollos de ésta. Cumple a la historia narrar los sucesos secamente, sin
recurrir a la gala de la fantasía (…) Menos estrechos y peligrosos son los límites de la
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tradición. A ella, sobre una pequeña base de verdad, le es lícito edificar un castillo. El
tradicionista tiene que ser poeta y soñador. El historiador es el hombre del raciocinio y de
las prosaicas realidades. (Palma citado por: Oriz, 1965: 13)
En una carta enviada a Pastor Obligado le explica su “receta para escribir
tradiciones”: “La forma ha de ser ligera y regocijada; la narración rápida y humorística”
(Palma citado por: Oriz, 1965: 15).

Esta “nueva especie literaria” –como la califica Oriz– creada por Palma, va a tener
gran influencia sobre muchos escritores americanos que, siguiendo la “receta” del peruano,
constituirán toda una corriente de tradicionistas, entre los que es posible incluir al ya
mencionado Pastor Obligado.

Cabe señalar entre las particularidades literarias de las tradiciones de Palma la fuerte
presencia del narrador (casi siempre coincide con el autor), que interviene de diferentes
formas a lo largo de los relatos, como así también una reiterada apelación al lector.

Toda esta complejidad contenida en estas narraciones, es lo que hace decir al crítico
José Miguel Oviedo que, si bien Palma no había inventado la tradición, si “inventó la
forma que la haría florecer artísticamente como género. La tradición de Palma es un
género fragmentario, híbrido y variable.” Y agrega luego: “No hay un tipo único de
tradición, aunque la suya es inconfundible.” (Oviedo, 1997: 120)

4. El humor y la literatura

El humor es un fenómeno complejo y son muchos los teóricos del siglo XX que
han realizado importantes observaciones sobre las características del humor y su
participación en la vida social y en las producciones artísticas. A fin de dar un marco
conceptual al análisis de los recursos humorísticos en algunas de las Tradiciones peruanas,
se tomarán, a grandes rasgos, algunos conceptos, complementarios y compatibles entre sí,
de Henri Bergson, Umberto Eco, Robert Escarpit, Simon Critchley, y Linda Hutcheon.

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Henri Bergson, escribió un libro llamado La risa (1983), donde trabaja sobre
cómico en general y la risa. Allí plantea que lo cómico se dirige a la inteligencia y que es,
fundamentalmente, un fenómeno social. La risa es, para Bergson, un “gesto social” (22)
que castiga los distintos tipos de rigideces de las personas y de las sociedades. La vida
necesita combinar “tensión y elasticidad” (21) para desarrollarse mejor, cuando predomina
el “fácil automatismo de las costumbres adquiridas” (21), los recursos cómicos producen
la risa que lo delata y “aspira a corregir” (89). Bergson además describe algunos de los
procedimientos que se utilizan en las comedias y en el lenguaje para producir el efecto
cómico, y plantea que la reiteración, la inversión y la interferencia de series, son algunos
de los mecanismos constitutivos de los diferentes procedimientos cómicos.

Umberto Eco, en su artículo “Lo cómico y la regla” (1987), con el objetivo de


aclarar la relación que con lo universal tienen lo cómico y lo trágico, individualiza al
humor como una categoría de lo cómico. Lo diferencia por el compromiso subjetivo que
interviene en el humor, pues el emisor se identifica con el objeto de su humorada y
“padece su drama”. Por eso el humor no produce carcajadas, sino sonrisas y es, según
Eco, más universal que otras categorías cómicas.

En su libro El humor (1961) Robert Escarpit analiza, utilizando como el ejemplo


literario el de “La modesta proposición” de Swift, la existencia de dos momentos en la
dialéctica del humor: un primer tiempo intelectual y crítico que genera angustia, y un
segundo momento afectivo y constructivo que produce el “rebote humorístico” (88) en el
receptor. Compara la paradoja irónica con la demostración por medio del absurdo que se
realiza en matemáticas, que lleva a ver mejor “la afirmación que sucede a la negación” de
lo absurdo. El sistema de evidencias convencionales que se construyen en toda sociedad
genera automatismos mentales; el humorista es un inconformista que rompe el cerco de las
evidencias por medio de la trasposición de las convenciones. En este texto también presenta
algunos recursos retóricos con los que se construyen las ironías, tales como el litote, la
hipérbole y la transposición estilística.

En Sobre el humor (2010), Simon Critchley se dedica a exponer las características


del humor ‘auténtico’. Señala que contribuye a desfamiliarizar lo familiar y a convertir

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en extraordinario lo ordinario (26) ; además, propicia la “conciencia de la contingencia”
(27) , porque “ilumina lo cotidiano” (37) y “dice algo sobre quiénes somos y la clase de
lugar en que vivimos”(27) ; al mismo tiempo que “siempre contiene una burla de nosotros
mismos”(31) . Por todo esto, el auténtico humor puede llegar a cumplir una “función
crítica” (32) y a favorecer cambios. Para explicar estos planteos, Critchley analiza
algunos recursos del humor en la literatura, como la animalización de personajes y la
humanización de los animales.

Ya entrando en un terreno más específico de los estudios literarios y desde una


postura pragmática, Linda Hutcheon –en “Ironía, sátira y parodia; una aproximación
pragmática a la ironía” (1981) – analiza la ironía como tropo en su relación con la parodia
y la sátira como géneros. Plantea las limitaciones de una definición meramente semántica
de la ironía como anti-frase para los textos que son enteramente irónicos, como por
ejemplos: Dublineses, Don Quijote, La modesta proposición. Postula la necesidad de
complementar el concepto semántico con un enfoque pragmático que examine a la ironía
como “acto situado” (26). Desde esta perspectiva es posible observar que la ironía
establece una “red de comunicación” (29), “un fenómeno dialógico” (35) entre un autor con
intención “evaluativa” y un “lector-decodificador” (27), de lo cual se desprende “cierta
homologación de valores” (36) entre ambos.

5. Palma y el humor en sus Tradiciones

A partir de las breves nociones mencionadas, es posible considerar algunos


aspectos generales del humor en las tradiciones de Palma, para luego abordar una
exploración más detenida de los recursos concretos de humor en tres tradiciones donde se
hace referencia a la Inquisición.

Tal como se ha mencionado más arriba, Palma fue un hombre atraído por el pasado
y la historiografía, al mismo tiempo que desarrolló siempre una actitud comprometida con
su época y con su sociedad. Su inicial y transitoria incursión como escritor en el género

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historiográfico, fue reemplazada por la elaboración de sus particulares tradiciones, donde
pudo hacer gala de sus conocimientos históricos y de su destreza literaria.

Su original manera de abordar las tradiciones le permitió mantener el contacto con


la historia nacional de Perú, pero, esencialmente, desplegar un cúmulo infinito de agudas
observaciones sobre la sociedad, las instituciones y los habitantes de su nación. Pero cabe
subrayar que “el tono y el modo” (Oviedo, 1997: 121) de esas observaciones no es el de la
indiferencia, el de la crítica mordaz, o la censura plena. La mirada de Palma, es la del
humorista inconformista de Escarpit, que mientras señala la incongruencia de los
automatismos, y se involucra como partícipe de esa humanidad que refleja y de sus
debilidades, envuelto, él también, en la humorada. Tal vez por la conciencia crítica y la
intencionalidad social del humor de Palma, pueda merecer el calificativo de humor
auténtico, acuñado por Simon Critchley.

Es esta actitud la que plantea también en algunas de sus tradiciones donde presenta
asuntos tan graves como fue, por ejemplo, la inhumana actuación de la Santa Inquisición
en Perú, retratada con toda la crudeza de los datos históricos en los Anales, donde condena
con toda claridad “esos crímenes a que daban nombre de autos de fe” (Palma, 1863:103).
En las Tradiciones su mirada crítica no se limita a las arbitrariedades y brutalidades de esta
institución virreinal, sino que abarca la complicidad implícita de la sociedad, sacando a la
luz algunas de las mezquindades que caracterizan a los seres humanos. Pero, por no
excluirse del género humano, ese señalamiento crítico no apunta a la descalificación del
ser humano, sino a una toma de conciencia.

Esto es lo que se tratará de exponer con la indagación de los recursos literarios que
denotan la existencia de procedimientos humorísticos en las siguientes tradiciones en que
se alude a la Inquisición: “El ombligo de nuestro padre Adán”, “La misa negra” y “Los
judíos del prendimiento”.

5.1. Tradición “El ombligo de nuestro padre Adán”

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Esta tradición fue publicada en el grupo de la Cuarta serie (1877) y en ella hace
referencia a uno de los casos mencionados en los Anales de la Inquisición, el del bachiller
Juan del Castillo. En ese libro lo incluye en el extenso registro de personas juzgadas por la
Santa Inquisición, y expone sólo breves datos de este caso particular: fue sacrificado en la
hoguera en el Auto de fe del 10 de julio de 1608 por sostener que “la ley de Moisés era la
verdadera” (Palma, 1863:7).

En la tradición, en cambio, recrea literariamente este hecho histórico, con detalles y


datos seguramente imaginarios y ficticios. Ya desde el título se anuncia el tono juguetón
asumido por el autor para contar ese acto censurable.
La estructura del relato se presenta algunos de los componentes que caracterizan a
las tradiciones de Palma:
 Presentación de lo que va a contar: en este caso anuncia, por medio de una oportuna
cita del poeta Narciso Serra, que el talento y el ingenio del bachiller fueron la causa
de un mal final.
 Datos históricos: nombre del real del protagonista (“Juan del Castillo”); ubicación
cronológica (1607 – 1608); autoridad del momento (“Virrey Marqués
Montesclaros”).
 Referencia a sus fuentes: las que lo pusieron en contacto con esta historia (“los
pliegos del proceso”); cronistas consultados (“Mendiburu”, “Córdoba y Urrutia”).
 Auto referencias como escritor de la tradición: para explicar cómo tomó contacto
con el caso (por su “manía de desempolvar papeles viejos”), su posición sobre el
punto del debate de la anécdota (“Por mí, la cosa no vale un pepino”).
 Alusión al presente histórico de la publicación del relato: en este caso por medio de
un cronotopo (“el telégrafo”).
 Incorporación de formatos líricos: los verso de Narciso Serra, el epigrama
calificado como “rimas de gato cojo”.
 Descripción del personaje: aquí hace un minucioso retrato que abarca, entre otras
cosas, el aspecto (“buen mozo”), la vestimenta (“capa de paño de Segovia”),
carácter (“burlón y epigramático”).

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 Desarrollo de la anécdota: en este caso se centra en el duelo de ingenio entre el
bachiller y su asiduo contrincante, el “fray Rodrigo de Azula”, donde se debate
sobre el existencia o no del “ombligo de Adán”. Los planteos irreverentes de Juan
del Castillo motivan el inicio de la actuación de la Inquisición, que lo llevará a la
hoguera un año después.
Son varios los procedimientos literarios que hacen evidente el matiz de humor que
atraviesa toda esta tradición. A continuación se describirán algunos de los que es posible
observar:
 El tono coloquial dado a través del uso de un vocabulario y de expresiones poco
formales: “ombligo”, “sazonado ingenio”, “remató mal”, “cuestioncilla”,
“caletre”, “a carta cabal”, “damiselas”, “se trataba del tú por tú”, “la tripita”,
“no hacer ascos”, “suculento puchero”, “los familiares de la Santa”[Inquisición],
“tuvo el gusto de achicharrar”, “no vale un pepino”.
 Las alusiones intertextuales que figuran en este caso remiten a una literatura
satírica: la cita del ya mencionado Narciso Serra (poeta español contemporáneo de
Palma) con sus versos “El tal tuvo talento, y yo lo siento, / que es mala enfermedad
tener talentos”, que en sí mismos son exponen una paradoja; la referencia a Diente
del Parnaso del “cáustico Juan de Caviedes”.
 Son abundantes y variados los recursos literarios empleados en esta tradición que
refuerzan el tono burlón. A modo de ejemplo se pueden citar: “limeño de
regocijada musa”, “hacer hablar a la guitarra”, “retoño de portugueses”
(metáforas); “al alcance de mis quevedos”, “probó con muchos latines”, “los
hombres de la cruz verde” (metonimias); “no tan pobre”, “no hacer ascos a la ley
de Moisés” (litotes); “Sin ser allegador de la ceniza ni derramador de la harina, el
bachiller se trataba a cuerpo qué quieres, cuidando de no sacar la pierna más allá
de la sábana”, “esta tres veces coronada ciudad de los reyes del Perú” (perífrasis);
“promiscuador” (neologismo).
 Las “rimas de gato cojo” atribuidas al bachiller, constituyen también un epigrama
picaresco que contiene varias expresiones literarias divertidas: “más grueso que el
marrano”, “promiscuador eterno / sin pagar bula”, “Tu teología / es leche

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avinagrada”, y el acertijo final que motiva la anécdota: “¿tuvo o no tuvo Adán
ombligo?”

Un párrafo aparte merece el lugar que ocupa en esta tradición el tropo de la ironía pues
es, probablemente, el procedimiento de humor que la atraviesa; pero la mayor carga
semántica se localiza en uno de los párrafos finales, y que posee un grado crítico tan
acentuado que roza con el sarcasmo:

Quépanos, sí, a los católicos hijos de esta tres veces coronada ciudad de los reyes del Perú
la satisfacción de decir a boca llena y en encomio de nuestra religiosidad católica-
apostólica-romana, que el único limeño a quien la Inquisición tuvo el gusto de achicharrar
fue el bachiller Castillo, y aun éste no fue limeño puro, sino retoño de portugueses.

Desde el punto de vista semántico la anti frase está dada al expresar “la satisfacción
de decir a boca llena” que Castillo fue “el único limeño” quemado en Lima, cuando en
realidad lo que pretende el autor es demostrar la insatisfacción que debiera producir ese
hecho aberrante. La frase está enfatizada por expresiones que acentúan su intención
evaluativa crítica: “los católicos hijos de esta tres veces coronada ciudad”, “en encomio
de nuestra religiosidad católica-apostólica-romana”, “tuvo el gusto de achicharrar”, “no
fue limeño puro, sino retoño de portugueses”. La reiteración de los términos religiosos
resalta el carácter atroz del hecho.

Pero además hay otras manifestaciones a lo largo del texto que contribuyen a la
construcción irónica de este relato, entendiéndola como una combinación de contenidos
semánticos y pragmáticos. Entre ellas puede considerarse la exagerada antítesis existente
entre el inocente y risueño duelo inicial de rimas, y el tenor dramático del desenlace;
disparidad que vuelve a resaltar con su reflexión final sobre poca importancia que tuvo para
la Inquisición y para la sociedad la solución del acertijo. Pero además, tomando el concepto
de “fenómeno dialógico” de Linda Hutcheon, es posible observar cómo el autor emplea
palabras que denotan una mirada inclusiva del lector y de él mismo, a pesar de la distancia
temporal, dentro de la sociedad que cometió aquél acto inhumano: “mi paisano” (y de
todos los que nacieron en Lima), “aquél prójimo”, “Quépanos”, “nuestra religiosidad”. Es
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evidente que el autor se está dirigiendo a un lector limeño con el cual comparte esa
“homologación de valores” a que se refiere Hutcheon.

5.2. Tradición “La misa negra”

Esta narración fue publicada, al igual que la anterior, en la Cuarta serie, y hace
referencia al caso de “la beata llamada la Madre San Diego”, también registrado en los
Anales (Palma, 1863: 14). Mientras que en ese texto sólo informa algunos datos
cronológicos puntuales y que fue “penitenciada por hechicera”, en la tradición agrega
pormenores de carácter maravilloso y procedimientos apropiados al formato de cuento oral
para niños.

El predominio de elementos estructurales de ese género infantil se apreciar en:


 Los paratextos que inician la tradición: la autodefinición genérica (“Cuento de la
abuelita”); la dedicatoria (“A mis retoños Clemente y Angélica Palma”).
 La voz narradora: una abuela que en primera persona cuenta la historia de “Ña San
Diego” (“alcancé a conocer a la madre de San Diego”, “A mí me sanó de un dolor
de muelas…”) a sus nietos antes de acostarse (“Nietos recen ustedes”).
 Las fórmulas clásicas: de apertura (“Erase que era”), y de cierre (“Y fui y vine y
no me dieron nada…”).
 Inclusión de composiciones de literatura infantil: la copla introductoria (“Ve y
cómprame un pañuelo / para la baba: / en la tienda del frente / los hay de a
varas”); los juegos de palabras de los rezos (“El aire para las aves, el agua para los
peces…”).
 Indicadores de oralidad dialógicas : las expresiones familiares en el uso de
vocativos en frases apelativas (“Persígnese, niños”, “Nietos, recen ustedes”, “Y
ahora, pipiolitos, a rezar”, “no vayan ustedes, dormiloncitos”, “los de caramelo
los guardé para ti y para ti”); exclamaciones e interrogaciones propias del lenguaje
coloquial (“¡Ave María purísima!”, “¡Dios nos libre y nos defienda!”, “¿qué dirán
ustedes que vio?”).

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 Alusiones a fenómenos maravillosos: “se iba elevada, que parecía que no pisaba la
tierra”, “convertida en lechuza, salió volando”, “volando se iba hasta el cerrito de
las ramas”.
 El tono didáctico para explicar lo que era la “Misa Negra” y el vestido “de obispa”

 Cabe señalar la sutileza de reemplazar figuras literarias que requieren mayor grado
de competencias culturales, como las metáforas, perífrasis y litotes, usadas en la anterior
tradición, por el empleo de otras, más llanas y accesibles a los ficticios niños oyentes del
cuento: comparaciones (“tan bueno como el bizcocho caliente”, “empezó a hacer visajes
como una mona”), hipérboles (“cuernos más puntiagudos que aguja de colchonero”,
“más flaca que gallina de diezmo en moquillo”).
 Junto a estos componentes se insertan otros habituales en las tradiciones de Palma:
los datos históricos reales, como la ubicación cronológica (1802 – 1803) y la autoridad del
momento (“cuando mandaba Avilés”).

Entre los recursos literarios que construyen el tono humorístico, en este caso se
destacan los que se vinculan con el procedimiento de la reiteración que, como señalaba
Bergson, ayuda a poner en evidencia y “castigar” los automatismos humanos:

 La insistente apelación de la abuela con la que finaliza casi todos los párrafos, para
que los niños para que recen y se santigüen: “Persígnense, niños”, “Hagan la cruz
bien hecha”, “Acompáñeme ustedes a rezar”, “recen ustedes un padre nuestro y un
avemaría”, “recen ustedes un credo”.
 La abundancia de invocaciones religiosas insertadas en los párrafos: “Dios me
perdone”, “Jesús me ampare”, “Jesucristo sea conmigo”.

Otro tipo de recursos que contribuyen a producir el efecto humorístico en esta


tradición son:
 Las imágenes absurdas de los objetos encontrados en la casa de “Ña San Diego” :
“un conejo ciego, una piedra de imán con cabellos rubios”, “Un rabo de lagartija,
una chancleta, que dijeron ser de la reina Sabá”, “un olla con aceite de lombrices
para untarse el cuerpo y que le salieran plumas”.

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 Situaciones extravagantes: “me sanó un dolor de muelas con sólo ponerse una hora
en oración y aplicarme a la cara un huesito”, “tuvo la bruja que beberse un jarro
de aceite bendito, y entonces empezó a hacer visajes como una mona”, “la hostia
es un pedazo de carroña de cristiano, y con ella da la comunión a los suyos”.

 El uso de nombres divertidos: “el canónigo Cucaracha”, “Pateta”, “padre


Pardiñas”, “el Patudo”.

También es posible interpretar la ironía general que se esconde tras este supuesto
cuento infantil, que se desprende, más que del sentido semántico textual, de la oposición
contextual entre el oficialismo católico de la abuela narradora y la conocida ideología
liberal anticlerical del autor.

5.3. Tradición: “Los judíos del prendimiento”

En el libro Anales de la Inquisición, Palma documenta la saña con que se perseguía


y castigaba a los portugueses en Lima, acusándolos de judaizantes. En esta tradición –
perteneciente a la Quinta serie, 1883– hace una referencia intertextual con los Anales,
aludiendo al “Auto de fe del 23 de enero de 1639”; pero en la tradición se dedica a ilustrar
literariamente aquellos hechos, por medio del relato de un caso, seguramente ficticio, ya
que el nombre del protagonista no coincide con los registrados en aquél libro.

La estructura de esta tradición es compleja, pues junto a los elementos usuales, se


incorporan algunos otros que obligan a una lectura más atenta, debido a los rodeos del
narrador. Entre los componentes más usuales se pueden mencionar:
 La incorporación de contenidos líricos: la redondilla inicial (“Que en lo que digo
no miento…”).
 La mención de las fechas: “11 de agosto de 1635”, “23 de enero de 1639”.
 Auto referencia del autor y su presente: “Ya he contado en mis Anales”, “Al que
esto escribe (cuando en 1855, a consecuencia del naufragio del vapor de guerra
Rimac, anduvo perdido…”

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 Alusión al lector: “No crean ustedes”.

Entre los componentes menos sencillos presentes aquí, es posible observar:


 La inclusión de una tradición menor en el interior de la mayor: el relato principal es
el caso del portugués y su castigo por parte de la Inquisición, la tradición menor,
incorporada a modo de desviación ampliatoria, es la leyenda de los tesoros
escondidos por los portugueses en “la pampa de Hualluri”. El autor es consciente
de esta interrupción, y así lo hace notar por medio de una marca textual:
“Continuemos con la tradición”.
 La explicación de nombres topográficos y creencias populares: “el nombre de
Villacuri (criadero de oro) que desde los tiempos de los incas se dio a una de sus
pampas”; la “creencia general entre los naturales que el diablo es guardián de los
tesoros ocultos”.
 En la construcción de los enunciados predominan formas que exigen la atención del
lector: el hipérbaton (“En cierta casa de la calle de Gremios”, “Eran los
portugueses muy entendidos”, “Hombre hubo que me contó”); varias oraciones
negativas (“No se necesitaba más para”, “No crean ustedes”) y muchas
construcciones gramaticales complejas (proposiciones subordinadas, coordinadas,
períodos).

En correlación con la estructura compleja, predominan las figuras literarias las


rebuscadas, que combinan distintas técnicas retóricas y exigen un rodeo mental para
precisar el sentido cabal de las palabras, al mismo tiempo que contribuyen a aportar el
humor irónico a toda la tradición:
 Varias perífrasis irónicas: “No se necesitaba más para poner en movimiento a la
gente novelera”; “Bastábales a sus señorías los inquisidores contra la herética
pravedad saber que el jefe de la familia era portugués”, “más de cien portugueses
acusados de concurrir a la casa de Pilatos”; “ocho eneros mal contados”;
“Cuando Don Antonio estuvo ya aclimatado en las mazmorras del Santo Oficio”.

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 Ironías construidas por medio de hipérboles o de eufemismos: “Su candidez
calzaba puntos mayúsculos, y era de las que reclamaban más cadenilla que el
retablo de las ánimas”; “La familia Balseyra era, en toda la extensión de la
palabra, el prototipo de la tontería”; “No crean ustedes tampoco que el marido
fuese muy avisado”.

 Abundan palabras de sentido figurado y metáforas: “El verdadero crimen de éstos y


de los seis mil lusitanos”; “once portugueses, hombres todos de caudal, sirvieron
de combustible a la hoguera”; “El primogénito era el mismo pie de Judas”; “la
hacienda del reo era pobre bocado”.
 También es posible identificar una frase alegórica: “El que se salvaba de una
ratonera caía de bruces en la otra”.
 Un humor más directo se observa en la construcción caricaturesca de uno de los
personajes (“Melquisedec, trastuelo de cinco años, bizco, patizambo y jorobado; un
verdadero diablito.”) y en la anécdota picaresca del final (los niños van a ver el
castigo público de su padre y le comentan a la madre “¡Qué buen mozo estaba
señor padres vestido de obispo!”).

El párrafo anterior a la anécdota de los chicos merece una consideración especial,


pues en él Palma se vale de varios medios para unir el hecho histórico-ficticio relatado
con la actualidad, haciendo explícita su crítica a instituciones pasadas y presentes:

El prójimo que, por mal de sus pecados, caía bajo la férula del Tribunal de la fe,
tenía tiempo para pudrirse en la prisión antes de ver terminada su causa. El proceso
contra los portugueses duró más de tres años; algo menos, es cierto, de lo que hoy dura un
pleitecillo en nuestros tribunales de justicia, donde al litigante, entre abogado, escribano,
procurador y papel sellado, lo hacen pasar más torturas que los torniceros a un reo de
Inquisición.

 Nótese el uso (nuevamente) del término genérico “prójimo”, para referirse a todo el
que caía victima de la Inquisición. La carga semántica de esta palabra hace pensar
que no se trata de un “otro” indeterminado, para Palma (y para todos, pues no es
sólo su prójimo) es un ser humano próximo, más allá del tiempo o de su
nacionalidad.
16
 En la comparación de la duración del “proceso contra los portugueses” y la de “un
pleito en nuestros tribunales”, iguala burlonamente ambas rigideces bajo la
misma mirada crítica.

Así, por medio de un rico repertorio de tácticas literarias, Ricardo Palma desarrolla
en esta tradición una clara denuncia hacia la Inquisición y una censura a complicidad de
los ciudadanos; y deja al descubierto que la xenofobia se disfraza con argumentos de una
supuesta pureza espiritual, para ocultar motivaciones puramente materiales; al mismo
tiempo que aprovecha para hacer notar sus reparos sobre las falencias de la justicia
contemporánea.

6. CONCLUSIONES

Teniendo en cuenta que el abordaje de los aspectos literarios de tres de las


tradiciones ha sido parcial, pues no es posible abarcar en este trabajo la totalidad de los
elementos que las enriquecen, es factible, de todas maneras, realizar algunas reflexiones
finales a modo de conclusión.

Ricardo Palma, como gran parte de los escritores que convivieron con el
romanticismo, fue un hombre comprometido políticamente, por lo cual participó de las
luchas políticas de su época, y luego ocupó destacados cargos públicos, hasta que,
decepcionado, decide abandonar la vida política, para dedicarse de lleno a la literatura. No
por ello abandona su actitud de permanente intervención en la vida comunitaria, que lo
llevó, por ejemplo, a ser el artífice de la reconstrucción de la Biblioteca Nacional de Perú.
Su producción literaria no es ajena a esa vocación de participación social, tal como lo
demuestran sus indagaciones históricas en Anales de la Inquisición y su esfuerzo por reunir
los americanismos y neologismos. Pero, en este sentido sin duda, sus Tradiciones
representan el mayor logro: en ellas combinada su preocupación por lo social y lo político,
con una abundancia de recursos literarios, que convertirá a sus relatos en un canal
excelente para pintar la evolución social e histórica de su nación. Como ya se ha dicho más
arriba, con su singular forma de escribir tradiciones, Palma establece, por medio de la

17
ironía, esa red de comunicación con un cierto público lector con el que comparte valores.
En ese sentido Mariátegui escribe que “Las Tradiciones de Palma tienen, política y
socialmente, una filiación democrática” porque él pertenece e interpreta al “demos limeño”
(Mariátegui, 2007:207)

Con el análisis efectuado a las tradiciones se pudo registrar una gran variedad de
recursos que permiten observar cómo el humor es una excelente herramienta para trasmitir
mensajes con múltiples sentidos y favorecer la finalidad social y crítica del autor. Ricardo
Palma, en este caso, acerca a las generaciones del presente y el porvenir, una visión
altamente crítica de una institución como la Inquisición. Promoviendo la risa o la sonrisa
“que castiga rigideces” humanas y sociales, presenta sus irónicas observaciones de la
sociedad –de la que no se excluye– y abre caminos a una toma de conciencia que, de
alguna manera, podría ayudar a mejorar esa sociedad, intentando cumplir con las
intenciones que trasmitiera en una carta a Juan María Gutiérrez (1875):

Hastiado del presente, me he echado a vivir en el pasado rebuscando antiguallas y


disputando a la polilla libros viejos. La conciencia me dice que acaso hago en esto un
servicio a mi país. (Palma citado por: Alonso, 1971: 25).

18
BIBLIOGRAFÍA

Alonso, Alicia. “Estudio preliminar” de: Palma, Ricardo: Tradiciones peruanas


(Selección). Buenos Aires, Kapelusz, 1971; p.p. 15 a 44.

Bergson, Henri. La risa; Traducción revisada por Amalia Aydée Raggio .Buenos Aires,
Ediciones Orbis, 1983.

Critchley, Simon. Sobre el humor; Traducción de Antonio Lastra. Cantabria, Quálea, 2010.

Eco, Umberto. "Lo cómico y la regla". En: La estrategia de la ilusión, Buenos Aires,
Lumen/De la Flor, 1987.

Escarpit, Robert. El humor. Buenos Aires, Eudeba, 1962.

Hampe Martínez, Teodoro. Ricardo Palma, cronista de la Inquisición. S/l, Editorial del
cardo. [Biblioteca Virtual Universal, 2006. [http://www.biblioteca.org.ar/libros/134661.pdf]

Hutcheon, Linda. “Ironía, sátira y parodia; una aproximación pragmática a la ironía”


[ficha-traducción del artículo originalmente en "Ironie, Satire, Parodie: Une Approche
Pragmatique de l'Ironie", Poetique: Revue de Theorie et d'Analyse Litteraires]. En:
VV/AA. Para leer la parodia, Ficha de cátedra, 1981; p.p. 25 a 45.
[https://tspace.library.utoronto.ca]

19
Mariátegui, José Carlos. “Ricardo Palma, Lima y la Colonia”. En: 7 ensayos de
interpretación de la realidad peruana. Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho, 2007;
p.p. 204 a 211.
[http://publicaciones.fba.unlp.edu.ar/wp-content/uploads/2011/08/MARIATEGUI-José-
Carlos-7-Ensayos-de-interpretación-de-la-realidad-peruana.pdf]

Oriz, Lucilo. “Introducción” a: Palma, Ricardo. Tradiciones peruanas. Buenos Aires,


Troquel, 1965; pp. a 17.

Oviedo, José Miguel. Historia de la literatura hispanoamericana. Tomo 2: Del


romanticismo al modernismo. Madrid, Alianza, 1997; p.p. 117 a 126.
[http://es.scribd.com/doc/2558289/Oviedo-Jose-Miguel-Historia-de-la-literatura-hisp]

Palma, Ricardo. Anales de la Inquisición de Lima (Estudio histórico). Lima, Aurelio Alfaro
Impresor y encuadernador, 1863.
[http://ia700307.us.archive.org/27/items/analesdelainqui00palmgoog/
analesdelainqui00palmgoog.pdf]

------------------- “El ombligo de nuestro padre Adán”, y “La misa negra”. En: Tradiciones
peruanas. Cuarta serie. Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1893; (Notas de
reproducción original: Edición digital basada en la de Barcelona, Montaner y Simón, Tomo
II, pp. 175-366)
[http://www.cervantesvirtual.com/obra/tradiciones-peruanas-cuarta-serie--0/]

--------------------. “Los judíos del prendimiento”. En: Tradiciones peruanas. Quinta serie
.Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1893; (Notas de reproducción original:
Edición digital basada en la de Barcelona, Montaner y Simón, Tomo III, pp. 1-252.)
[http://www.cervantesvirtual.com/obra/tradiciones-peruanas-quinta-serie--0/]

20
Rama, Ángel. "Autonomía literaria americana". En: La crítica de la cultura en América
Latina; Selección, prólogos: Saúl Sosnowski y Tomás Eloy Martínez. Caracas, Biblioteca
de Ayacucho, 1985; p.p. 66 a 81.

ÍNDICE

Introducción………………………………………………………………..………………..1

1. Palma y su contexto histórico y literario………………………………………………….2

2. Palma y la historiografía ……………………………………………………………..…..3

3. El género……………………………………………………………………………….…4

4. El humor y la literatura ……………………………………………………………....…. 5

5. Palma y el humor en sus Tradiciones ……………………………………………………7

5.1. Tradición “El ombligo de nuestro padre Adán” …………………………………….…8

5.2. Tradición “La misa negra”………………………………………..…………………. 12

5.3. Tradición: “Los judíos del prendimiento”…………………………..……………….. 14

6. Conclusiones…………………………………………………………………….….….. 17

Bibliografía ……………………………………………………………………….……… 19

ANEXO

Copia de las tradiciones analizadas: “El ombligo de nuestro padre Adán”, “La misa
negra” y “Los judíos del prendimiento”.

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22

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