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INTRODUCCIÓN
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1. Palma y su contexto histórico y literario
Ricardo Palma nace el Lima en el año 1833 y siendo alumno del prestigioso colegio
San Carlos comienza su actividad literaria y política junto a otros jóvenes de lo que él
luego bautizará como “la bohemia”. Sus ideas liberales y sus inquietudes literarias se
vuelcan en textos teatrales, liricos y satíricos que ponen de manifiesto la influencia un
romanticismo tardío, que llega al Perú desde España en 1847, de la mano del escritor
Fernando Velarde.
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El interés hacia el lenguaje hablado por el común del pueblo lleva a los escritores
americanos de esta época a rescatar palabras y modos del vocabulario regional e incluso de
las culturas originarias. Tal es el caso de Ricardo Palma, que además de incorporar
americanismos y neologismos en abundancia a sus Tradiciones, luego los recopila para
presentarlos ante la Real Academia Española.
2. Palma y la historiografía
Cuando en 1863 regresar a Perú, luego de su exilio en Chile, publica el libro Anales
de la Inquisición en Lima y en su introducción manifiesta la intención que guió su tarea:
Desnudos de interes literario, los Anales de la Inquisicion nos fueron inspirados por el
sentimiento de ocuparnos en el destierro de algo que tuviese relación con la Patria y que
sirva en el porvenir á intelijencias privilejiadas que se consagren á esplotar la crónica casi
ignorada de los tiempos coloniales. (Palma, 1863: nota introductoria) [Se respeta la
ortografía del original]
Si bien este trabajo es el fruto de su pasión por la historia, donde vuelca una
concienzuda labor de compilación documental, el autor reconoce las limitaciones del texto
cuando, en un prólogo que escribió años más tarde admite que “los Anales son la armazón
de un libro filosófico-social, que otro más competente escribirá (…) La tela y los
materiales son suyos. Que otro pinte el cuadro.”(Palma citado por: Alonso, 1971: 33)
En 1872 se edita la Primera serie de tradiciones que habían sido publicadas por
separado en distintos medios periodísticos durante los años anteriores. A partir de ese
momento Palma continuará con la escritura de más de 400 tradiciones, que publicó en
varias series desde 1872 hasta 1910, a la que debe agregarse una controvertida serie
póstuma (Tradiciones en salsa verde) que se edita oficialmente en 1973.
Las primeras tradiciones se relacionan más con las leyendas románticas, pues
contienen historias de amor, de acción y crónicas históricas similares a las producidas por
los románticos contemporáneos. Será a partir de la segunda serie donde Palma desarrolla su
estilo particular de escribir tradiciones.
El mismo Ricardo Palma expone las características de su nuevo género con las
siguientes palabras:
En el fondo, la tradición no es más que una de las formas que puede revestir la
historia pero sin los escollos de ésta. Cumple a la historia narrar los sucesos secamente, sin
recurrir a la gala de la fantasía (…) Menos estrechos y peligrosos son los límites de la
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tradición. A ella, sobre una pequeña base de verdad, le es lícito edificar un castillo. El
tradicionista tiene que ser poeta y soñador. El historiador es el hombre del raciocinio y de
las prosaicas realidades. (Palma citado por: Oriz, 1965: 13)
En una carta enviada a Pastor Obligado le explica su “receta para escribir
tradiciones”: “La forma ha de ser ligera y regocijada; la narración rápida y humorística”
(Palma citado por: Oriz, 1965: 15).
Esta “nueva especie literaria” –como la califica Oriz– creada por Palma, va a tener
gran influencia sobre muchos escritores americanos que, siguiendo la “receta” del peruano,
constituirán toda una corriente de tradicionistas, entre los que es posible incluir al ya
mencionado Pastor Obligado.
Cabe señalar entre las particularidades literarias de las tradiciones de Palma la fuerte
presencia del narrador (casi siempre coincide con el autor), que interviene de diferentes
formas a lo largo de los relatos, como así también una reiterada apelación al lector.
Toda esta complejidad contenida en estas narraciones, es lo que hace decir al crítico
José Miguel Oviedo que, si bien Palma no había inventado la tradición, si “inventó la
forma que la haría florecer artísticamente como género. La tradición de Palma es un
género fragmentario, híbrido y variable.” Y agrega luego: “No hay un tipo único de
tradición, aunque la suya es inconfundible.” (Oviedo, 1997: 120)
4. El humor y la literatura
El humor es un fenómeno complejo y son muchos los teóricos del siglo XX que
han realizado importantes observaciones sobre las características del humor y su
participación en la vida social y en las producciones artísticas. A fin de dar un marco
conceptual al análisis de los recursos humorísticos en algunas de las Tradiciones peruanas,
se tomarán, a grandes rasgos, algunos conceptos, complementarios y compatibles entre sí,
de Henri Bergson, Umberto Eco, Robert Escarpit, Simon Critchley, y Linda Hutcheon.
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Henri Bergson, escribió un libro llamado La risa (1983), donde trabaja sobre
cómico en general y la risa. Allí plantea que lo cómico se dirige a la inteligencia y que es,
fundamentalmente, un fenómeno social. La risa es, para Bergson, un “gesto social” (22)
que castiga los distintos tipos de rigideces de las personas y de las sociedades. La vida
necesita combinar “tensión y elasticidad” (21) para desarrollarse mejor, cuando predomina
el “fácil automatismo de las costumbres adquiridas” (21), los recursos cómicos producen
la risa que lo delata y “aspira a corregir” (89). Bergson además describe algunos de los
procedimientos que se utilizan en las comedias y en el lenguaje para producir el efecto
cómico, y plantea que la reiteración, la inversión y la interferencia de series, son algunos
de los mecanismos constitutivos de los diferentes procedimientos cómicos.
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en extraordinario lo ordinario (26) ; además, propicia la “conciencia de la contingencia”
(27) , porque “ilumina lo cotidiano” (37) y “dice algo sobre quiénes somos y la clase de
lugar en que vivimos”(27) ; al mismo tiempo que “siempre contiene una burla de nosotros
mismos”(31) . Por todo esto, el auténtico humor puede llegar a cumplir una “función
crítica” (32) y a favorecer cambios. Para explicar estos planteos, Critchley analiza
algunos recursos del humor en la literatura, como la animalización de personajes y la
humanización de los animales.
Tal como se ha mencionado más arriba, Palma fue un hombre atraído por el pasado
y la historiografía, al mismo tiempo que desarrolló siempre una actitud comprometida con
su época y con su sociedad. Su inicial y transitoria incursión como escritor en el género
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historiográfico, fue reemplazada por la elaboración de sus particulares tradiciones, donde
pudo hacer gala de sus conocimientos históricos y de su destreza literaria.
Es esta actitud la que plantea también en algunas de sus tradiciones donde presenta
asuntos tan graves como fue, por ejemplo, la inhumana actuación de la Santa Inquisición
en Perú, retratada con toda la crudeza de los datos históricos en los Anales, donde condena
con toda claridad “esos crímenes a que daban nombre de autos de fe” (Palma, 1863:103).
En las Tradiciones su mirada crítica no se limita a las arbitrariedades y brutalidades de esta
institución virreinal, sino que abarca la complicidad implícita de la sociedad, sacando a la
luz algunas de las mezquindades que caracterizan a los seres humanos. Pero, por no
excluirse del género humano, ese señalamiento crítico no apunta a la descalificación del
ser humano, sino a una toma de conciencia.
Esto es lo que se tratará de exponer con la indagación de los recursos literarios que
denotan la existencia de procedimientos humorísticos en las siguientes tradiciones en que
se alude a la Inquisición: “El ombligo de nuestro padre Adán”, “La misa negra” y “Los
judíos del prendimiento”.
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Esta tradición fue publicada en el grupo de la Cuarta serie (1877) y en ella hace
referencia a uno de los casos mencionados en los Anales de la Inquisición, el del bachiller
Juan del Castillo. En ese libro lo incluye en el extenso registro de personas juzgadas por la
Santa Inquisición, y expone sólo breves datos de este caso particular: fue sacrificado en la
hoguera en el Auto de fe del 10 de julio de 1608 por sostener que “la ley de Moisés era la
verdadera” (Palma, 1863:7).
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Desarrollo de la anécdota: en este caso se centra en el duelo de ingenio entre el
bachiller y su asiduo contrincante, el “fray Rodrigo de Azula”, donde se debate
sobre el existencia o no del “ombligo de Adán”. Los planteos irreverentes de Juan
del Castillo motivan el inicio de la actuación de la Inquisición, que lo llevará a la
hoguera un año después.
Son varios los procedimientos literarios que hacen evidente el matiz de humor que
atraviesa toda esta tradición. A continuación se describirán algunos de los que es posible
observar:
El tono coloquial dado a través del uso de un vocabulario y de expresiones poco
formales: “ombligo”, “sazonado ingenio”, “remató mal”, “cuestioncilla”,
“caletre”, “a carta cabal”, “damiselas”, “se trataba del tú por tú”, “la tripita”,
“no hacer ascos”, “suculento puchero”, “los familiares de la Santa”[Inquisición],
“tuvo el gusto de achicharrar”, “no vale un pepino”.
Las alusiones intertextuales que figuran en este caso remiten a una literatura
satírica: la cita del ya mencionado Narciso Serra (poeta español contemporáneo de
Palma) con sus versos “El tal tuvo talento, y yo lo siento, / que es mala enfermedad
tener talentos”, que en sí mismos son exponen una paradoja; la referencia a Diente
del Parnaso del “cáustico Juan de Caviedes”.
Son abundantes y variados los recursos literarios empleados en esta tradición que
refuerzan el tono burlón. A modo de ejemplo se pueden citar: “limeño de
regocijada musa”, “hacer hablar a la guitarra”, “retoño de portugueses”
(metáforas); “al alcance de mis quevedos”, “probó con muchos latines”, “los
hombres de la cruz verde” (metonimias); “no tan pobre”, “no hacer ascos a la ley
de Moisés” (litotes); “Sin ser allegador de la ceniza ni derramador de la harina, el
bachiller se trataba a cuerpo qué quieres, cuidando de no sacar la pierna más allá
de la sábana”, “esta tres veces coronada ciudad de los reyes del Perú” (perífrasis);
“promiscuador” (neologismo).
Las “rimas de gato cojo” atribuidas al bachiller, constituyen también un epigrama
picaresco que contiene varias expresiones literarias divertidas: “más grueso que el
marrano”, “promiscuador eterno / sin pagar bula”, “Tu teología / es leche
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avinagrada”, y el acertijo final que motiva la anécdota: “¿tuvo o no tuvo Adán
ombligo?”
Un párrafo aparte merece el lugar que ocupa en esta tradición el tropo de la ironía pues
es, probablemente, el procedimiento de humor que la atraviesa; pero la mayor carga
semántica se localiza en uno de los párrafos finales, y que posee un grado crítico tan
acentuado que roza con el sarcasmo:
Quépanos, sí, a los católicos hijos de esta tres veces coronada ciudad de los reyes del Perú
la satisfacción de decir a boca llena y en encomio de nuestra religiosidad católica-
apostólica-romana, que el único limeño a quien la Inquisición tuvo el gusto de achicharrar
fue el bachiller Castillo, y aun éste no fue limeño puro, sino retoño de portugueses.
Desde el punto de vista semántico la anti frase está dada al expresar “la satisfacción
de decir a boca llena” que Castillo fue “el único limeño” quemado en Lima, cuando en
realidad lo que pretende el autor es demostrar la insatisfacción que debiera producir ese
hecho aberrante. La frase está enfatizada por expresiones que acentúan su intención
evaluativa crítica: “los católicos hijos de esta tres veces coronada ciudad”, “en encomio
de nuestra religiosidad católica-apostólica-romana”, “tuvo el gusto de achicharrar”, “no
fue limeño puro, sino retoño de portugueses”. La reiteración de los términos religiosos
resalta el carácter atroz del hecho.
Pero además hay otras manifestaciones a lo largo del texto que contribuyen a la
construcción irónica de este relato, entendiéndola como una combinación de contenidos
semánticos y pragmáticos. Entre ellas puede considerarse la exagerada antítesis existente
entre el inocente y risueño duelo inicial de rimas, y el tenor dramático del desenlace;
disparidad que vuelve a resaltar con su reflexión final sobre poca importancia que tuvo para
la Inquisición y para la sociedad la solución del acertijo. Pero además, tomando el concepto
de “fenómeno dialógico” de Linda Hutcheon, es posible observar cómo el autor emplea
palabras que denotan una mirada inclusiva del lector y de él mismo, a pesar de la distancia
temporal, dentro de la sociedad que cometió aquél acto inhumano: “mi paisano” (y de
todos los que nacieron en Lima), “aquél prójimo”, “Quépanos”, “nuestra religiosidad”. Es
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evidente que el autor se está dirigiendo a un lector limeño con el cual comparte esa
“homologación de valores” a que se refiere Hutcheon.
Esta narración fue publicada, al igual que la anterior, en la Cuarta serie, y hace
referencia al caso de “la beata llamada la Madre San Diego”, también registrado en los
Anales (Palma, 1863: 14). Mientras que en ese texto sólo informa algunos datos
cronológicos puntuales y que fue “penitenciada por hechicera”, en la tradición agrega
pormenores de carácter maravilloso y procedimientos apropiados al formato de cuento oral
para niños.
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Alusiones a fenómenos maravillosos: “se iba elevada, que parecía que no pisaba la
tierra”, “convertida en lechuza, salió volando”, “volando se iba hasta el cerrito de
las ramas”.
El tono didáctico para explicar lo que era la “Misa Negra” y el vestido “de obispa”
Cabe señalar la sutileza de reemplazar figuras literarias que requieren mayor grado
de competencias culturales, como las metáforas, perífrasis y litotes, usadas en la anterior
tradición, por el empleo de otras, más llanas y accesibles a los ficticios niños oyentes del
cuento: comparaciones (“tan bueno como el bizcocho caliente”, “empezó a hacer visajes
como una mona”), hipérboles (“cuernos más puntiagudos que aguja de colchonero”,
“más flaca que gallina de diezmo en moquillo”).
Junto a estos componentes se insertan otros habituales en las tradiciones de Palma:
los datos históricos reales, como la ubicación cronológica (1802 – 1803) y la autoridad del
momento (“cuando mandaba Avilés”).
Entre los recursos literarios que construyen el tono humorístico, en este caso se
destacan los que se vinculan con el procedimiento de la reiteración que, como señalaba
Bergson, ayuda a poner en evidencia y “castigar” los automatismos humanos:
La insistente apelación de la abuela con la que finaliza casi todos los párrafos, para
que los niños para que recen y se santigüen: “Persígnense, niños”, “Hagan la cruz
bien hecha”, “Acompáñeme ustedes a rezar”, “recen ustedes un padre nuestro y un
avemaría”, “recen ustedes un credo”.
La abundancia de invocaciones religiosas insertadas en los párrafos: “Dios me
perdone”, “Jesús me ampare”, “Jesucristo sea conmigo”.
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Situaciones extravagantes: “me sanó un dolor de muelas con sólo ponerse una hora
en oración y aplicarme a la cara un huesito”, “tuvo la bruja que beberse un jarro
de aceite bendito, y entonces empezó a hacer visajes como una mona”, “la hostia
es un pedazo de carroña de cristiano, y con ella da la comunión a los suyos”.
También es posible interpretar la ironía general que se esconde tras este supuesto
cuento infantil, que se desprende, más que del sentido semántico textual, de la oposición
contextual entre el oficialismo católico de la abuela narradora y la conocida ideología
liberal anticlerical del autor.
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Alusión al lector: “No crean ustedes”.
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Ironías construidas por medio de hipérboles o de eufemismos: “Su candidez
calzaba puntos mayúsculos, y era de las que reclamaban más cadenilla que el
retablo de las ánimas”; “La familia Balseyra era, en toda la extensión de la
palabra, el prototipo de la tontería”; “No crean ustedes tampoco que el marido
fuese muy avisado”.
El prójimo que, por mal de sus pecados, caía bajo la férula del Tribunal de la fe,
tenía tiempo para pudrirse en la prisión antes de ver terminada su causa. El proceso
contra los portugueses duró más de tres años; algo menos, es cierto, de lo que hoy dura un
pleitecillo en nuestros tribunales de justicia, donde al litigante, entre abogado, escribano,
procurador y papel sellado, lo hacen pasar más torturas que los torniceros a un reo de
Inquisición.
Nótese el uso (nuevamente) del término genérico “prójimo”, para referirse a todo el
que caía victima de la Inquisición. La carga semántica de esta palabra hace pensar
que no se trata de un “otro” indeterminado, para Palma (y para todos, pues no es
sólo su prójimo) es un ser humano próximo, más allá del tiempo o de su
nacionalidad.
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En la comparación de la duración del “proceso contra los portugueses” y la de “un
pleito en nuestros tribunales”, iguala burlonamente ambas rigideces bajo la
misma mirada crítica.
Así, por medio de un rico repertorio de tácticas literarias, Ricardo Palma desarrolla
en esta tradición una clara denuncia hacia la Inquisición y una censura a complicidad de
los ciudadanos; y deja al descubierto que la xenofobia se disfraza con argumentos de una
supuesta pureza espiritual, para ocultar motivaciones puramente materiales; al mismo
tiempo que aprovecha para hacer notar sus reparos sobre las falencias de la justicia
contemporánea.
6. CONCLUSIONES
Ricardo Palma, como gran parte de los escritores que convivieron con el
romanticismo, fue un hombre comprometido políticamente, por lo cual participó de las
luchas políticas de su época, y luego ocupó destacados cargos públicos, hasta que,
decepcionado, decide abandonar la vida política, para dedicarse de lleno a la literatura. No
por ello abandona su actitud de permanente intervención en la vida comunitaria, que lo
llevó, por ejemplo, a ser el artífice de la reconstrucción de la Biblioteca Nacional de Perú.
Su producción literaria no es ajena a esa vocación de participación social, tal como lo
demuestran sus indagaciones históricas en Anales de la Inquisición y su esfuerzo por reunir
los americanismos y neologismos. Pero, en este sentido sin duda, sus Tradiciones
representan el mayor logro: en ellas combinada su preocupación por lo social y lo político,
con una abundancia de recursos literarios, que convertirá a sus relatos en un canal
excelente para pintar la evolución social e histórica de su nación. Como ya se ha dicho más
arriba, con su singular forma de escribir tradiciones, Palma establece, por medio de la
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ironía, esa red de comunicación con un cierto público lector con el que comparte valores.
En ese sentido Mariátegui escribe que “Las Tradiciones de Palma tienen, política y
socialmente, una filiación democrática” porque él pertenece e interpreta al “demos limeño”
(Mariátegui, 2007:207)
Con el análisis efectuado a las tradiciones se pudo registrar una gran variedad de
recursos que permiten observar cómo el humor es una excelente herramienta para trasmitir
mensajes con múltiples sentidos y favorecer la finalidad social y crítica del autor. Ricardo
Palma, en este caso, acerca a las generaciones del presente y el porvenir, una visión
altamente crítica de una institución como la Inquisición. Promoviendo la risa o la sonrisa
“que castiga rigideces” humanas y sociales, presenta sus irónicas observaciones de la
sociedad –de la que no se excluye– y abre caminos a una toma de conciencia que, de
alguna manera, podría ayudar a mejorar esa sociedad, intentando cumplir con las
intenciones que trasmitiera en una carta a Juan María Gutiérrez (1875):
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BIBLIOGRAFÍA
Bergson, Henri. La risa; Traducción revisada por Amalia Aydée Raggio .Buenos Aires,
Ediciones Orbis, 1983.
Critchley, Simon. Sobre el humor; Traducción de Antonio Lastra. Cantabria, Quálea, 2010.
Eco, Umberto. "Lo cómico y la regla". En: La estrategia de la ilusión, Buenos Aires,
Lumen/De la Flor, 1987.
Hampe Martínez, Teodoro. Ricardo Palma, cronista de la Inquisición. S/l, Editorial del
cardo. [Biblioteca Virtual Universal, 2006. [http://www.biblioteca.org.ar/libros/134661.pdf]
19
Mariátegui, José Carlos. “Ricardo Palma, Lima y la Colonia”. En: 7 ensayos de
interpretación de la realidad peruana. Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho, 2007;
p.p. 204 a 211.
[http://publicaciones.fba.unlp.edu.ar/wp-content/uploads/2011/08/MARIATEGUI-José-
Carlos-7-Ensayos-de-interpretación-de-la-realidad-peruana.pdf]
Palma, Ricardo. Anales de la Inquisición de Lima (Estudio histórico). Lima, Aurelio Alfaro
Impresor y encuadernador, 1863.
[http://ia700307.us.archive.org/27/items/analesdelainqui00palmgoog/
analesdelainqui00palmgoog.pdf]
------------------- “El ombligo de nuestro padre Adán”, y “La misa negra”. En: Tradiciones
peruanas. Cuarta serie. Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1893; (Notas de
reproducción original: Edición digital basada en la de Barcelona, Montaner y Simón, Tomo
II, pp. 175-366)
[http://www.cervantesvirtual.com/obra/tradiciones-peruanas-cuarta-serie--0/]
--------------------. “Los judíos del prendimiento”. En: Tradiciones peruanas. Quinta serie
.Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1893; (Notas de reproducción original:
Edición digital basada en la de Barcelona, Montaner y Simón, Tomo III, pp. 1-252.)
[http://www.cervantesvirtual.com/obra/tradiciones-peruanas-quinta-serie--0/]
20
Rama, Ángel. "Autonomía literaria americana". En: La crítica de la cultura en América
Latina; Selección, prólogos: Saúl Sosnowski y Tomás Eloy Martínez. Caracas, Biblioteca
de Ayacucho, 1985; p.p. 66 a 81.
ÍNDICE
Introducción………………………………………………………………..………………..1
3. El género……………………………………………………………………………….…4
6. Conclusiones…………………………………………………………………….….….. 17
Bibliografía ……………………………………………………………………….……… 19
ANEXO
Copia de las tradiciones analizadas: “El ombligo de nuestro padre Adán”, “La misa
negra” y “Los judíos del prendimiento”.
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