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La justicia es, ante todo, una característica posible pero no necesaria de un orden
social.
Sólo secundariamente, una virtud del hombre; pues un hombre es justo cuando su
conducta concuerda con un orden que es considerado justo. Pero ¿cuándo un orden
es justo? Cuando regula la conducta de los hombres de una manera tal que a todos
satisface y a todos permite alcanzar la felicidad. La aspiración de justicia es la
eterna aspiración del hombre a la felicidad; al no poder encontrarla como individuo
aislado, busca el hombre esta felicidad en la sociedad. La justicia es la felicidad
social, es la felicidad que el orden social garantiza. En este sentido, identifica Platón
la justicia con la felicidad cuando afirma que sólo el justo es feliz y el injusto
desgraciado.
Evidentemente, con la afirmación de que la justicia es la felicidad, la cuestión no ha
sido.
Nuestra felicidad depende, a menudo, de la satisfacción de necesidades que ningún
orden social puede lograr.
Si la justicia es la felicidad, es imposible que exista un orden social justo si por
justicia se entiende la felicidad individual. Pero un orden social justo es también
imposible aún en el caso en que éste procure lograr, no ya la felicidad individual de
todos, sino la mayor felicidad posible del mayor número posible. La idea de libertad
es a menudo identificada con la idea de justicia y, así, un orden social es justo
cuando garantiza la libertad individual. Como la verdadera libertad, es decir, la
libertad de toda coacción de todo tipo de gobierno es incompatible con el orden
social, cualquiera que éste sea, la idea de libertad no puede conservar la
significación negativa de un mero ser libre de todo
gobierno. El concepto de libertad debe aceptar la importancia que tiene una
determinada forma de gobierno. Libertad debe significar gobierno de la mayoría y,
en caso necesario, contra la minoría de los súbditos. La libertad de la anarquía se
transforma así en la autodeterminación de la democracia. De la misma manera, se
transforma la idea de justicia, de un principio que garantiza la libertad individual de
todos, en un orden social que protege determinados intereses, precisamente
aquellos que la mayoría de los sometidos a dicho orden reconoce como valiosos y
dignos de protección.
Supongamos que sea posible demostrar que mediante los llamados planes
económicos se puede mejorar en tal forma la situación de un pueblo que la
seguridad económica individual quede asegurada, y que tal organización sólo sea