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TEMAS DE FÍSICA Y QUÍMICA

(Oposiciones de Enseñanza Secundaria)


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TEMA 70
LA TIERRA UN PLANETA EN CONTINUO CAMBIO. LOS FÓSILES CO-
MO INDICADORES. EL TIEMPO GEOLÓGICO. EXPLICACIONES HISTÓRI-
CAS AL PROBLEMA DE LOS CAMBIOS. LA EVOLUCIÓN, MECANISMOS Y
PRUEBAS.

Esquema

1. Introducción.
2. La Dinámica Terrestre.
2.1. Capas de la corteza terrestre y sus movimientos.
3. Los fósiles como indicadores.
3.1. Fosilización.
3.2. Utilidad de los fósiles en Geología.
3.3. Los fósiles característicos.
3.4. Los microfósiles.
4. El tiempo geológico.
4.1. Determinación radiométrica de la edad.
4.2. Otros métodos de geocronología.
4.3. La tabla del tiempo geológico.
5. Explicaciones históricas al problema de los cambios.
5.1. La Biología
5.2. La Geología.
6. La Evolución: mecanismos y pruebas.
6.1. Historia de la Teoría de la Evolución.
6.2. Pruebas de la evolución.
6.2.1. Paleontológicas.
6.2.2. Morfológicas.
6.2.3. Biogeográficas.
6.2.4. Inmunológicas.
6.2.5. Bioquímicas.
6.3. Teorías clásicas de la Evolución.
6.3.1. El Lamarckismo.
6.3.2. El Darwinismo.
6.4. Teoría moderna: Sintetismo.
6.5. Mecanismos de la Evolución.
6.5.1. Equilibrio de poblaciones.
6.5.2. Mutaciones.
6.5.3. Migraciones.
6.5.4. Deriva genética
6.5.5. Reproducción diferencial.
6.5.6. Selección.

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TEMA 70
LA TIERRA UN PLANETA EN CONTINUO CAMBIO. LOS FÓSILES CO-
MO INDICADORES. EL TIEMPO GEOLÓGICO. EXPLICACIONES HISTÓRI-
CAS AL PROBLEMA DE LOS CAMBIOS. LA EVOLUCIÓN, MECANISMOS Y
PRUEBAS.

1. INTRODUCCIÓN

Uno de los tópicos geológicos modernos es describir a la Tierra como un Planeta


viviente. Este tópico tiene dos orígenes: el primero es la observación de planetas del
Sistema Solar que no manifiestan ninguna actividad geológica apreciable, y el segundo
es la posibilidad de estudiar y comprender la Tierra como un conjunto único. Por ello,
los planetas son comparados a motores sujetos a las leyes termodinámicas, cuyo com-
bustible puede agotarse y, por lo tanto, detendrán su dinamismo.

En este tema revisaremos la dinámica global de la Tierra y las señales que han
permitido y permiten encajar los diversos procesos dinámicos. Examinaremos las gran-
des teorías explicativas de los cambios observados tanto en el mundo geológico como
en el biológico, toda vez que la biosfera (conjunto de seres vivos de nuestro planeta) es
una capa más del globo terrestre.

2. LA DINÁMICA TERRESTRE

La Tierra se encuentra en un proceso continuo de transformación, que, iniciado


hace varios miles de millones de años (1 eón=mil millones de años=109 años) no parece
tener un final previsible próximo. El proceso de transformación de la corteza del planeta
se debe a la acción de las fuerzas que actúan sobre ella, tanto de origen interno como
externo.

Las fuerzas internas tienen su origen en la fuente de energía propia de la Tierra,


que es un resto de la acumulada durante su fase de desarrollo estelar, antes de constituir-
se como planeta independiente. Estas fuerzas internas, generadoras de la Dinámica In-
terna, transforman la corteza terrestre, produciendo reacciones químicas y mecánicas
(elevaciones y hundimientos) y dando lugar a las cadenas montañosas, a los volcanes y
los terremotos.

Las fuerzas externas actúan desde el exterior de la corteza y proceden fundamen-


talmente de los cambios debidos a la radiación solar, dando origen a procesos de erosión
y transporte de materiales, producidos por el viento, la lluvia y la nieve, los torrentes y
los ríos, los glaciares y el mar. Estos factores externos tienden a uniformizar las irregu-
laridades de la corteza producidas por las fueras internas y a recuperar el equilibrio.

Como las fuerzas antagónicas, tanto internas como externas, se mantienen activas,
no se llega a establecer un equilibrio estático definitivo y se produce una serie de ciclos
geológicos que producen una serie de fenómenos de construcción, destrucción y poste-
rior reconstrucción de los materiales de la litosfera.

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2.1. Capas de la corteza terrestre y sus movimientos.

El estudio de estos fenómenos requiere una observación de la corteza terrestre por


métodos muy diversos. La prospección del suelo y subsuelo emplea métodos gravimé-
tricos, sísmicos, magnetométricos o eléctricos que proporciona datos de gran interés
permitiendo investigar la naturaleza del subsuelo y sus estructuras geológicas.

Como si de un ser vivo se tratara, la Tierra es auscultada cada vez más con técni-
cas de alto poder de penetración, equivalentes. a los modernos scanners de la Medicina.
Las primeras técnicas consistieron en el aprovechamiento de las vibraciones naturales
(terremotos), para posteriormente producirlas de forma artificial mediante explosiones
subterráneas. Estas vibraciones son estudiadas en superficie (igual que un estetoscopio
médico) por sismógrafos digitales de gran precisión. Este método de las ondas sísmicas
permite diferenciar tres grandes capas más o menos concéntricas en el interior de la Tie-
rra: corteza, manto y núcleo, definidas por las discontinuidades sísmicas de Mohorovi-
cic y Gutenberg.

Corteza, manto y núcleo son, pues las tres capas principales de las que está cons-
tituido nuestro planeta. La corteza, con un espesor medio de unos 33 Km constituye
únicamente el 1’6% del volumen total del planeta, mientras que el manto forma el 82%
del volumen total y el núcleo, el 16’4%.

Un análisis más fino de las velocidades de propagación de las ondas sísmicas en


zonas continentales demostró la existencia en el manto de una zona de baja velocidad de
propagación de estas ondas (100-300 km de profundidad) debido a la fusión parcial de
los materiales del manto a estas profundidades y que permite describir una estructura en
dos capas, según un criterio de rigidez: La Litosfera, en la que se agruparía la corteza y
la primera porción del manto superior más rígida y la Astenosfera, que comprendería la
porción del manto superior conocida como canal de baja velocidad, parcialmente fund i-
da. El resto del manto pasa a ser llamada Mesosfera y el núcleo se denomina como En-
dosfera.

La Litosfera es un nivel de gran rigidez, aunque su porción más profunda es dúctil


explicándose así el despegue de la parte superior que ocasiona, por ejemplo, los cabal-
gamientos de unos materiales sobre otros. Existen diferencias importantes en la estruc-
tura de la corteza continental y de la corteza oceánica donde los materiales siálicos tie-
nen escaso espesor e incluso pueden faltar por completo. La corteza se encuentra en
equilibrio isostático entre las masas menos densas y el manto, pero este equilibrio tiende
a romperse frecuentemente por los agentes de la dinámica externa que provocan la ero-
sión continental y la deposición de sedimentos en las cuencas marinas y oceánicas. El
desequilibrio se compensa con movimientos verticales de las masas continentales y fon-
dos oceánicos (cuando una zona continental sufre erosión fuerte, se producen elevacio-
nes que compensan el déficit de masa y los fondos marinos con gran cantidad de sedi-
mentos, sufre hundimiento para compensar el mayor peso de los materiales). Estas
compensaciones isostáticas producen ascensos y descensos en vertical, llamados movi-
mientos epirogénicos, extremadamente lentos pero de gran importancia.

Estos movimientos epirogénicos son los responsables de las elevaciones y hund i-


mientos de ciertas zonas del planeta y están perfectamente comprobadas. Así, sufren
hundimiento progresivo las costas gallegas (el mar invade los valles y forma las rías), la

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costa de Bretaña y el litoral de Flandes, y sufre un proceso de emersión la costa cantá-
brica (al hundirse la fosa del mar Cantábrico), las costas escandinavas y los arrecifes de
coral de las costas del Pacífico.

Al observar la estructura de un macizo montañoso con materiales sedimentarios


plegados y dislocados, se llega a la conclusión que no han intervenido sólo movimientos
verticales de levantamiento en bloque (epirogénicos) sino fuerzas tangenciales que al
superar los límites de elasticidad producen fracturas y dislocaciones de envergadura. Por
ello, la corteza ha tenido que sufrir otra clase de movimientos más complejos que pro-
duzcan estas estructuras complicadas. Los procesos internos que originan estas estructu-
ras se llaman movimientos orogénicos que producen plegamientos y fracturas por ten-
siones tangenciales y tienen su origen fundamentalmente en los movimientos del manto.

La Astenosfera, Mesosfera y Núcleo externo, son estructuras de material fluido y


están animadas de movimientos convectivos, como lo ha demostrado la tomografia
computerizada. Esta convección se explica por el enfriamiento que se produce bajo la
litosfera rígida y el calentamiento producido por el contacto con el núcleo. El foco calo-
rífico capaz de movilizar el manto en convección está pues en el núcleo terrestre y en
los focos radiactivos profundos. En la teoría de tectónica de placas, el problema más
difícil es determinar la causa última del movimiento de la corteza, el motor capaz de
movilizar una placas corticales considerando las enormes masas puestas en juego. Esta
energía debe proceder de la elevada temperatura que existe en el interior de la Tierra,
que a cierta profundidad es suficiente para disminuir la viscosidad, e incluso fundir, las
rocas y provocar las corrientes de convección ya mencionadas.

Las corrientes de convección forma-


das en el manto dan lugar a unas celdas de
convección, indicadas en la fig.1, de forma
que el material caliente más fluido o par-
cialmente fundido ascendería en las zonas
de dorsal oceánica desplazándose lateral-
mente por la base de la placa basáltica y
que adquiere rigidez al enfriarse, para su- FIG. 1
mergirse de nuevo en el manto, en las zo-
nas de subducción. Las corrientes descendentes provocarían una especie de succión que
sería la causa principal de la subsidencia de los geosinclinales, lo que daría lugar a una
raíz o “inyección” de materiales corticales en el manto que provoca un desequilibrio
gravitatorio, comprobado por las anomalías gravimétricas negativas detectadas.

Las celdas de convección que se forman en el manto no han debido permanecer


estabilizadas durante las épocas geológicas, sino que posiblemente se habrán modifica-
do a medida que se alteraba la distribución de áreas continentales y oceánicas. Teórica-
mente, las corrientes de convección se iniciaron por cuatro celdas en todo el planeta que
se han ido fraccionando en otras menores hasta formar el complicado sistema de celdas
de convección capaz de acomodarse a la distribución actual de placas corticales. Dos
teorías se han propuesto para explicar esta convección del manto:
- Existencia de un solo nivel convectivo.
- Existencia de dos niveles convectivos.
La primera de ellas hubiese supuesto un mayor enfriamiento y desgasificación de
nuestro planeta mientras que la segunda conservaría bastante el calor del segundo nivel

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convectivo pues el primero actuaría como aislante y no explica la formación de pena-
chos calientes que ascienden desde el borde del núcleo. Surge, por ello una teoría sinté-
tica (finales de los 80) basada en las siguiente premisas:
- El motor de la convección es el enfriamiento superior que se produce por la sub-
ducción de la litosfera.
- Se establecen dos niveles convectivos.
- Existe un flujo convectivo adicional que atraviesa ambos niveles (penachos térmi-
cos o plumas) que partiendo del manto profundo aflora en superficie (volcanes
intraplaca) en los llamados puntos calientes.

La evolución básica de la corteza litosférica se comprende a partir del esquema


propuesto por Wilson que sigue las siguientes etapas:
- Fragmentación de una placa continental, con formación de una dorsal a partir de
la cual va creciendo una placa oceánica (ejemplo, un océano tipo atlántico), lo que
implica la separación de los dos fragmentos continentales.
- Formación de zonas de subducción, en el contacto de dos placas. Los fragmentos
de placas crecen por acreción de litosfera oceánica en las dorsales.
- Separación de los dos fragmentos corticales oceánicos y aproximación de los dos
fragmentos continentales.
- Colisión de ambos fragmentos formando una sutura, lo que se comprueba por la
presencia de rocas llamadas ofiolitas.

Los fenómenos descritos de la dinámica terrestre son las manifestaciones eviden-


tes de que el planeta Tierra es un planeta vivo, es un estadio determinado de su evolu-
ción geológica, funcionando termodinámicamente como un motor alimentado por el
combustible de la energía solar y de su propia energía interna (residuo de la energía
estelar en su origen) y una prueba palpable de esta evolución la tenemos en los fósiles
encontrados en los diversos niveles estratigráficos, lo que permite comprobar las dis-
tintas fases de la evolución (relacionando evolución geológica con biológica) y nos ayu-
da a estableces la cronología en los acontecimientos geológicos del planeta. Estas dos
cuestiones (fósiles y cronología) han sido objeto de mucho interés y profundos estudios,
pues son la base de la teoría de la evolución, en su aspecto global: estelar, geológica,
biológica y humana.

3. LOS FÓSILES COMO INDICADORES

La Tierra tiene un pasado, una historia, en la que han sucedido los acontecimien-
tos que han dado lugar al estado actual del planeta. El principio básico para interpretar
estos acontecimientos es el actualismo, que admite que los procesos geológicos han
ocurrido siempre en la misma forma que ocurren en la actualidad.

Cuando encontramos conchas fosilizadas en un estrato de la corteza continental


establecemos que este estrato se formó en el mar y si encontramos restos fosilizados de
vegetales terrestres o de mamíferos continentales, establecemos que dicho estrato se
formó como consecuencia de sedimentación fluvial. El estudio de los fósiles es funda-
mental para establecer la evolución y la dinámica de la corteza terrestre.

Los fósiles son los restos de los seres vivos, que acumulados en las cuencas sedi-
mentarias, van siendo progresivamente cubiertos y enterrados por sedimentos. La mate-

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ria orgánica es sustituida, en este ambiente, por sales minerales y quedan finalmente
asociados a rocas sedimentarias. A este proceso lo llamamos fosilización. La ciencia que
estudia los fósiles desde todos los puntos de vista, es la Paleontología.

3.1. Fosilización.

El proceso de fosilización consiste en la sustitución de la materia orgánica por


compuestos minerales, conservando los caracteres anatómicos o morfológicos propios,
lo que permite su estudio posterior. La fosilización implica una mineralización con au-
mento de densidad y la incorporación de elementos químicos nuevos que no existían en
el ser vivo del que procede. Sólo se conservan las partes duras (calcáreas, silíceas, quiti-
nosas, óseas o lignificadas) que en parte, ya estaban mineralizadas, pues las partes bla n-
das se descomponen rápidamente. Sin embargo, en las rocas de grano fino es posible
que queden grabadas las impresiones de los órganos blandos, como así ha ocurrido con
gusanos, calamares, medusas, etc. Un caso excepcional es la conservación del ser vivo
entero (mosquitos en ámbar, mamuts congelados, rinocerontes en pozos de asfalto, etc.).

También las señales de las actividades de los seres vivos se consideran como fó-
siles (crucianas o huellas de reptación, coprolitos o excrementos fosilizados, etc.). Sin
embargo, determinadas mineralizaciones (pirolusita, MnO 2 ) pueden producir aspectos
parecidos a fósiles (pseudofósiles).

El proceso de fosilización se desarrolla en un tiempo considerable y siempre que


los restos orgánicos se hayan incorporado a los materiales que se acumulan en un área
de sedimentación, de lo contrario quedarían completamente destruidos. El proceso de-
pende de las condiciones físico-químicas del medio, así, los compuestos que más fr e-
cuentemente reemplazan a la materia orgánica son el carbonato de calcio y la sílice,
aunque en otros casos puede ser el sulfuro de hierro o algún carbonato metálico. La fo-
silización de los vegetales se realiza normalmente en carbono o en sílice.

3.2. Utilidad de los fósiles en Geología.

El hecho de que los seres extinguidos fuesen diferentes en los sucesivos periodos
de la historia de la Tierra ofrecía una base única para establecer una cronología relativa
de los acontecimientos geológicos. Cuando los fósiles no han sufrido transportes im-
portantes desde su muerte, constituían indicadores ambientales de gran valor que contri-
buían a establecer las características del ambiente en que se originó el sedimento que los
contiene. Se comprobó que la distribución geográfica de los diferentes grupos taxonó-
micos no sigue el simple azar, sino que para un mismo momento histórico, ciertos gr u-
pos de fósiles ocupan áreas definidas más o menos relacionadas. La explicación de las
discontinuidades en la distribución de fósiles idénticos o afines confirmó las hipótesis
de los puentes intercontinentales y fue uno de los apoyos más claros con los que contó
la teoría de la deriva continental y posteriormente la del desplazamiento de las placas.

Actualmente los fósiles son estudiados tanto por la Biología como por la Geología
de manera coordinada, de manera que, dentro de la Paleontología, han surgido una serie
de ramas, cada una de ellas con una aplicación concreta:

a) La Paleontología sistemática intenta establecer una ordenación natural de los


fósiles, considerándolos como seres vivos y clasificándolos dentro de las diferentes ca-

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tegorías taxonómicas de plantas o animales actuales o creando nuevas categorías para
los extinguidos.

b) La Paleobiología que estudia la morfología y fisiología de los animales del pa-


sado dentro de sus hábitats.

c) La Paleontología evolutiva, que intenta establecer relaciones filogenéticas entre


los organismos fósiles y entre éstos y los actuales organismos vivos, suministrando
pruebas a la Teoría de la Evolución.

d) La Paleoestratigrafía, estudia la secuencia en que han aparecido y se han ex-


tinguido los diferentes grupos de seres fosilizados, lo que permite realizar una cronolo-
gía relativa entre ellos.

e) La Paleobiogeografía, estudia la dispersión y distribución de los fósiles en el


espacio e investiga las razones de ello.

Los fósiles, según el principio del Actualismo, indican el ambiente en el que vi-
vieron y en el que se originó la roca sedimentaria que los contiene. Esto permite re-
construir la geografía, la climatología y la cronología de las épocas pretéritas corres-
pondientes.

3.3. Los fósiles característicos.

Desde que los fósiles empezaron a estudiarse con criterios científicos, se vio que
los contenidos de un determinado estrato o conjunto de ellos, eran distintos de los que
aparecían en otros estratos inferiores o superiores, sin que se repitiesen nunca en estra-
tos de diferente edad. Los fósiles resultaron de extraordinaria utilidad para determinar la
edad geológica de los estratos, siempre que se hubiese establecido un orden de sucesión.
Surge entonces el concepto de fósil característico o fósil guía que es el que sirve para
caracterizar una determinada época de la historia geológica, porque sólo aparece en es-
tratos formados en esa época. La razón estriba en que los seres vivos evolucionan por
procesos irreversibles dando lugar a series evolutivas (filogenéticas) en las que los seres
varían sus caracteres con el tiempo. En estratos sucesivos, aparecerán fósiles distintos,
que no se repetirán nunca, porque la evolución no se repite, porque no retrocede.

Un fósil característico o indicador debe cumplir varias condiciones:


a) una evolución rápida para que varíen mucho en poco tiempo y se encuentren en
un pequeño número de estratos sedimentarios y
b) amplia distribución en el espacio para que se encuentren en yacimientos distan-
ciados y puedan ser útiles para caracterizar niveles estratigráficos en ámbitos de la ma-
yor escala posible (regional, continental, etc.)
c) deben tratarse de grupos biológicos muy difundidos y abundantes para que sus
fósiles se encuentren realmente en la mayoría de los yacimientos, pues no son útiles
seres vivos que fosilicen con dificultad. Son importantes en Estratigrafía los Moluscos,
Braquiópodos, Trilobites, Equínidos y Foraminíferos.

Según la categoría taxonómica elegida (clase, orden, género, especie) varia la am-
plitud de la época geológica que determinan. Por ejemplo, los dinosaurios son típicos de
la Era Secundaria y una especie de Trilobites caracteriza un lapso pequeño de tiempo.

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3.4. Los microfósiles.

En las rocas aparentemente estériles pueden encontrarse microfósiles que suelen


ser tan importantes como los fósiles normales o, a veces más, pues sustituyen a estos en
rocas donde no existen. No existe diferencia entre la Paleontología y la Micropaleonto-
logía, salvo en las especiales técnicas de estudio que ésta última requiere.

Los microfósiles son, generalmente, protozoos (foraminíferos, flagelados, radiola-


rios, etc.), pero hay otros muchos fósiles, que por su pequeño tamaño han de ser estu-
diados, aunque no sean microorganismos, han de ser estudiados por las técnicas de la
micropaleontología. Tal cosa ocurre con los ostrácodos y los conodontos, las espículas
de las esponjas, placas de equinodermos, mandíbulas de gusanos y hasta dientes de
mamíferos de pequeño tamaño. La Palinología estudia los microfósiles vegetales aso-
ciados a las rocas sedimentarias y al carbón, como las esporas y los granos de polen.

Los estudios realizados en todo el mundo por estatígrafos y paleontólogos en los


últimos 150 años, han proporcionado un cuadro de referencia detallado de las divisiones
y subdivisiones del tiempo geológico, junto con fósiles característicos de todas las eda-
des a partir del momento en que las formas vivas complejas se hicieron abundantes en la
Tierra. La determinación radiométrica de la edad, hizo posible asignar edades absolutas
a las divisiones del tiempo geológico. (Ver los cuadros cronológicos al final del tema).

4. EL TIEMPO GEOLÓGICO

El principio del actualismo, que admite que los procesos geológicos han ocurrido
siempre en la misma forma que ocurren en la actualidad, explican que la elevación de
montañas, su erosión y sedimentación y su posterior resurgir como nuevas montañas,
son procesos constantes y repetitivos y sólo el tiempo como magnitud era imprescindi-
ble para que se produjeran estos fenómenos.

La determinación del tiempo, resulta pues de capital importancia en la sucesión de


los acontecimientos geológicos, para que una vez determinadas las edades de las rocas,
los plegamientos, las montañas, los fósiles, etc, pueda establecerse una historia cronoló-
gicamente estructurada de la Tierra, donde cada acontecimiento tenga su adecuada ub i-
cación en el tiempo. Sólo así, pudo dividirse la historia de la Tierra en eras (Arcaica,
Primaria, etc.) y periodos y situar en el tiempo cada acontecimiento.

Las controversias sobre la edad de la Tierra existían desde la antigüedad, pero tu-
vieron su culminación cuando lord Kelvin, basándose en la premisa de que la Tierra se
enfrió a partir de un estado fundido y que la tasa de enfriamiento siguió leyes simples de
pérdida por radiación y conducción del calor, le calculó una edad inferior a 100 millo-
nes de años (M.A.). Otro científico, Charles Darwin, estableció las bases de la selección
natural, donde el proceso de selección actúa en un tiempo sin barreras y la evolución, en
su extremada lentitud, hace que los organismos modificados en sus caracteres y en un
ambiente favorable, puedan desarrollarse con mayor facilidad. La medida del tiempo en
Geología es, pues, fundame ntal.

El descubrimiento de la radiactividad y las investigaciones sobre minerales ra-


diactivos, aportaron nuevos métodos y herramientas para el cálculo de la antigüedad de
rocas, fósiles, sedimentos, etc. y determinar así el tiempo geológico.

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4.1. Determinación radiométrica de la edad.

Los cálculos de lord Kelvin para la edad de la Tierra (edades muy bajas) y las ne-
cesidades de la evolución previstas por Darwin (edades muy altas) evidencian la necesi-
dad de una medida del tiempo precisa para establecer la cronología exacta. Este proble-
ma ha podido resolverse, con precisión aceptable, por la presencia de elementos radiac-
tivos (uranio, thorio) en las rocas de la corteza terrestre.

Estos métodos se basan en que los elementos radiactivos sufren desintegración


espontánea a ritmo constante dando lugar, después de una serie de transformaciones con
emisiones de partículas radiactivas α, β y γ, a elementos estables que se van concen-
trando en el mineral de las rocas correspondientes. A medida que el tiempo transcurre,
el número de núcleos estables aumenta y disminuye el de inestables por transformarse
éstos en los otros.. La ecuación exponencial:
N = N0 e− kt
donde: N=Núm. de núcleos después de un tiempo t.
N0 =Núm. de núcleos iniciales.
k= constante de desintegración, característica de cada núcleo.
T=tiempo transcurrido (variable tiempo).
expresa la disminución de los núcleos inestables durante un tiempo t transcurrido. Con-
siderando el tiempo de semidesintegración, T, como el tiempo transcurrido para que una
muestra radiactiva se reduzca a la mitad por desintegración tendremos:
N0 1 ln 2
= N 0 e −kT ⇒ = e − kT ⇒ − ln 2 = −kT ⇒ T =
2 2 k

Cada de elemento radiactivo que consideremos (con constante de desintegración


característica) tendrá su propio periodo de semidesintegración que oscilarán entre frac-
ciones de milisegundo hasta miles de millones de años. Podemos pensar que elementos
radiactivos de periodo corto, que en tiempos pretéritos pudieron ser abundantes en la
actualidad casi han desaparecido y los de periodo largo son aún muy abundantes.

Este método de geocronometría para determinar edades radiométricas se basa en


que al solidificarse el magma, los elementos radiactivos (radioisótopos) pueden quedar
atrapados en una malla cristalina en formación y en ese mismo momento no hay pro-
ductos hijos de la serie de desintegración; con el tiempo estos productos resultantes de
la desintegración posterior, ya en la malla cristalina, se van acumulando in situ. Cono-
ciendo el periodo de semidesintegración del núcleo original y de los productos que re-
sultan, es posible calcular el tiempo desde que se produjo la cristalización. Por ejemplo,
la serie 238 U-206Pb tiene una vida media de 4500 M.A. Se miden las cantidades de U y
Pb existentes en un instante dado mediante el espectrómetro de masas y la edad de la
muestra donde se presenta el sistema viene dada por:
1 + 206 Pb
Edad ( M .A.) = 6'5.109 . log 238
U
Existen en la naturaleza tres tipos de isótopos del uranio: el 238 U, el más abun-
dante, el 235 U y el 232 U que tras sucesivas etapas de desintegración se transforman en un
isótopo del plomo estable. Como los periodos de semidesintegración son muy elevados
(≈4’5.109 años) los métodos de datación radiométrica basados en estos isótopos se apli-
can a rocas o minerales que sobrepasen los 10 M.A. Otras series empleadas en las me-
didas radiométricas son: 232 Th- 208Pb, 40 K- 40 Ar y 87 Rb- 87 Sr.

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Un método que ha adquirido considerable importancia en la datación de rocas, fó-
siles y otros elementos geológicos, es el método del 14 C. El 12 C y el 14 C son dos isótopos
del carbono que se encuentran en la atmósfera y en los seres vivos. El 12 C es el átomo
de carbono ordinario mientras que el 14 C se produce en la atmósfera como consecuencia
del bombardeo de rayos cósmicos sobre 14 N atmosférico. Este 14 C se combina con Oxí-
geno para formar CO2 que es igualmente absorbido por los seres vivos. Todos los seres
orgánicos mientras viven poseen 12 C y 14 C en la misma proporción y ésta se mantiene
constante, pero cuando el organismo muere, el 12 C se mineraliza pero queda como tal
mientras que el 14 C se desintegra a 14 N y desaparece como tal carbono luego en los res-
tos de seres vivos la proporción de 12 C y 14 C aumenta al menguar el segundo. El periodo
de semidesintegración del 14 C es de 5700 años, lo que permite su utilización en datacio-
nes relativamente recientes de hasta 50000 años. Se utiliza en restos de árboles, turba,
semillas, hojas, huesos, etc.

4.2. Otros métodos de geocronología.

Otro método para determinar las edades absolutas de muestras geológicas, está
basado en los impactos producidos por las partículas nucleares, resultantes de la desin-
tegración del 238 U, sobre las superficies de ciertos minerales como las micas, el apatito,
el zircón, la hornblenda o el vidrio volcánico. El número de impactos de estas partículas
aumenta con el tiempo transcurrido desde que se formó el mineral. Este método se ha
utilizado para determinar edades en el Pleistoceno y presenta ventajas sobre los métodos
radiométricos, pues además de su notable sencillez se utiliza para materiales que no se
podían datar por otros métodos

Otro método está basado en la inversión del campo magnético de la Tierra. La in-
versión periódica del campo magnético terrestre se registra en ciertos minerales como la
magnetita (paleomagnetismo) y ha permitido establecer una serie de bandas en los ba-
saltos del fondo oceánico que presentan alternativamente polaridad normal (como la
actual) y polaridad invertida. La transición de un periodo de una polaridad a un periodo
de otra polaridad es de corta duración en relación con el tiempo de duración de cada
periodo, por lo que pueden obtenerse fechas muy aproximadas para estas inversiones.
Determinadas con precisión la edad que corresponde a cada banda, con métodos radio-
métricos, puede utilizarse esta escala temporal cuando en un basalto se puedan detectar
la presencia de una de estas bandas o una secuencia característica de las mismas, con lo
cual disponemos de un método de cronología aplicable en ciertos casos.

4.3. La tabla del tiempo geológico.

La Tierra, independientemente de su origen, pasó por una fase incandescente hasta


que en la superficie se formaron las primeras rocas ígneas sólidas o escorias que poco a
poco se irían uniendo para constituir la primitiva corteza terrestre, a temperaturas ele-
vadas. La atmósfera estaría cargada de vapores y gases a alta temperatura. Cuando la
temperatura se moderó, se permitió la condensación de la mayor parte de los vapores y
el agua y empezarían los procesos geológicos propiamente dichos, de erosión y destruc-
ción de corteza, sedimentación en los océanos, metamorfismo de los sedimentos, etc.

Debió de pasar mucho tiempo hasta que las condiciones de aproximasen paulati-
namente a las condiciones actuales. Se formarían enormes espesores de rocas sedimen-
tarias, de las que sólo parcialmente tenemos escasos conocimientos. Las rocas más ant i-

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guas, determinadas por métodos radiactivos, datan de 3800 M.A. y han aflorado en Es-
candinavia y en África austral.

El intervalo de tiempo transcurrido desde la supuesta formación de la Tierra por


acreción de materiales de una masa nebulosa en torno al Sol, unos 5000 M.A. se ha di-
vidido en periodos de 1000 M.A. cada uno, llamados eones. [Véanse los cuadros cro-
nológicos al final del tema]. La formación del Planeta ya estaba en marcha al comienzo
del 1er eón y se completó hace 4.700 M.A (como comprobación hemos de mencionar
que en una roca lunar llamada Génesis, se encuentran minerales de esta edad).

La historia de la Tierra durante este primer eón es desconocida. Es en el 2º eón


cuando encontramos la roca más antigua (3800 M.A.). En el 3er eón se encuentra el de-
sarrollo de organismos unicelulares. En el 4º eón se produjo un importante crecimiento
contine ntal. El 5º eón fue testigo de la rápida evolución de la vida.

Todo el tiempo geológico anterior a hace 570 M.A. se conoce como Precámbrico,
y es un tiempo criptozoico (cripto=oculto, zoico=vida), mientras que desde esos 570
M.A. es Fanerozoico (faneros=visible). El tiempo fanerozoico está integrado por tres
eras geológicas (Paleozoica, Mesozoica y Cenozoica). Mientras que los procesos geoló-
gicos funcionaban por ciclos repetitivos, la vida seguía una corriente de sentido único.
Es el carácter distintivo de los restos de los seres vivos lo que hemos denominado fósi-
les indicadores.

En los cuadros adjuntados al final del tema se puede ver las distintas divisiones
del tiempo geológico. Nótese que la Era Cenozoica (65 M.A.) se suele dividir en dos
periodos: Terciario y Cuaternario, pero actualmente es preferible dividirlo en varias
épocas que también están descritas en el cuadro.

5. EXPLICACIONES HISTÓRICAS AL PROBLEMA DE LOS CAMBIOS

La Tierra es un planeta vivo como ya se ha indicado al inicio del tema, porque se


encuentra en un continuo estado de evolución y cambios, tanto desde el punto de vista
de su estructura geológica como desde la vida biológica que en ella se ha engendrado
como consecuencia de los ambientes y hábitat creados en ella. Todo ello, gracias a la
energía que el planeta recibe del Sol y de su propia energía interna, residuo de su origen
estelar. Las explicaciones a los cambios habidos en el planeta tendrán que darlas, pues,
la Biología y la Geología.

5.1. La Biología.

El objeto de estudio de la Biología es el ser vivo en general. En su libro "El Azar


y la Necesidad", Monot define al ser vivo como objeto dotado de un proyecto que está
representado en sus estructuras y cumple con sus actividades programadas, es decir,
tiene funciones de conservación, lo que llamamos teleonomía y además el receptor de
información es idéntico al emisor, y a esta propiedad del ser vivo le llamamos invarian-
cia. Estas dos propiedades no son una abstracción lógica, sino que están químicamente
justificadas en las proteínas y en los ácidos nucleicos respectivamente. Basándonos en
estas dos características podemos definir fácilmente las dos grandes corrientes de pen-
samiento que han intentado dominar la biología: a) el Fijismo y b) el Transformismo.

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a) El fijismo hace de la invariancia la propiedad secundaria de la teleonomía. Se
concretó en dos grandes teorías para explicar los dos grandes temas biológicos: el ori-
gen de la vida y el origen de las especies. Para el 1º se propuso la teoría de la genera-
ci6n espontánea, para el 2º el creacionismo.

b) El transformismo hace de la teleonomía una propiedad secundaria de la inva-


riancia. Se concreta en la biogénesis y en la teoría de la Evolución. En realidad ambas
pueden fusionarse en la Evolución de la Materia, paradigma de la biología que permite
incluirla entre las ciencias objetivas.

5.2. La Geología.

Esta misma dicotomía se manifiesta en geología. La idea fijista que dominó hasta
principios del presente siglo es el contraccionismo según la cual la Tierra al enfriarse se
contraía produciendo grandes plegamientos de la corteza. Estos plegamientos iban pre-
cedidos de depósitos de sedimentos en los geosinclinales. Por el peso de los materiales
se producía subsidencia (hundimiento) que por el aumento de calor producía metamo r-
fismo e incluso fusión. Estas rocas fundidas se incorporaban como rocas magmáticas a
los orógenos. Cuando los orógenos eran erosionados se cerraba el ciclo de las rocas, es
decir, el ciclo formado por la erosión, sedimentación, metamorfismo, magmatismo, ero-
sión.

Cuando a partir de 1910 aparecieron pruebas de la unión entre los continentes, se


postuló la hipótesis de los puentes intercontinentales que se hundirían en el océano se-
parando a los continentes. No admitían, pues, la deriva continental.

A principios de los años 1960 los datos a favor del desplazamiento continental se
convirtieron en abrumadores. Se produjo una revolución científica: la sustitución del
fijismo por el movilismo, concretado en la Teoría de la Tectónica de Placas.

Tectónica de Tectónica de
Contraccionismo
placas inicial placas futura
Continentes y
Objeto de estudio Continentes Océanos
Océanos
Geosinclinal y Ciclo Ciclo del
Ideas de síntesis
Ciclo de las Rocas de Wilson Supercontinente

La teoría de los ciclos de los supercontinentes nos indica que cada periodo de 400
a 500 M.A. se formaría un supercontinente por fusión de los continentes separados. El
aumento de corteza continental impediría la refrigeración del manto por lo que se pro-
duciría gran abundancia de puntos calientes que lo fragmentarían comenzando un ciclo
de Wilson.

Esta teoría explica las variaciones históricas del nivel del mar, las glaciaciones
(las tres últimas se producen hace 1100, 650 y 250 M.A., épocas en las que se habrían
formado supercontinentes o Pangeas) y, quizás, regulan la biosfera ya que la diversidad
es máxima cuando los continentes están separados y mínima cuando se construye una
Pangea por homogeneización de los hábitats.

12/ 25
6. LA EVOLUCIÓN. MECANISMOS Y PRUEBAS

La Teoría de la Evolución supone un paradigma, no sólo para la biología, sino pa-


ra todo el mundo de las ideas. Como señaló Monod (Premio Nobel) ninguna teoría
científica ha influido más en el pensamiento del siglo XX que esta teoría.

6.1. Historia de la Teoría de la Evolución.

La idea de que las formas vivientes actuales derivan de otras anteriores (evolucio-
nismo) no era nueva cuando Charles Darwin escribió en 1859 "El origen de las espe-
cies", pues tales conceptos se encuentran ya en los filósofos griegos como Tales de Mi-
leto (VII-VI a.C.), Epicuro (IV-III a.C.) y Aristóteles (IV a.C.). El propio Darwin cita a
una veintena de pensadores precursores de su teoría entre los que destacamos a Juan
Bautista Lamarck y al español Félix de Azara.

Pero el pensamiento del siglo XIX estaba dominado por los creacionistas como
Cuvier o Agassiz, que explicaban las especies por creación divina directa como se espe-
cifica en el Génesis y las especies fósiles se explicaban por catástrofes naturales lo que
suponía de 20-80 extinciones totales.

Fueron los geólogos los que allanaron el camino a la teoría de la Evolución, como
los casos de Hutton (XVIII-XIX) con la teoría del Actualismo, afirmando que "las fuer-
zas que obraron en el pasado son semejantes a las que actúan en la actualidad" y de
Lyell que afirmaba como geólogo que "la Tierra es más vieja que los 6.000 años calc u-
lados por los estudios bíblicos").

6.2. Pruebas de la Evolución.

6.2.1. Paleontológicas.

La Paleontología demuestra que desde hace más de 3300 millones de amos (M.A.)
han quedado registrados en las rocas de la corteza, restos de seres vivos (fósiles) y que
en el periodo de 600 a 570 M.A. se produce una explosión en la abundancia de estos
seres vivos pues empiezan a ser, de manera casi súbita, muy abundantes en las rocas de
ese periodo. A partir de ese momento, el registro fósil, aunque con altibajos, es sufi-
ciente para poder seguir el proceso de evolución de grupos de vegetales y animales y
para reconstruir con detalle la evolución de unidades taxonómicas interiores.

A pesar de ello, el registro fósil es muy escaso y sólo conocemos una mínima
parte de él, menos del 1‰ de las especies que han vivido en el planeta a lo largo de su
historia, Las causas son variadas: a) muchos organismos no se fosilizan fácilmente, b)
las rocas sedimentarias y metamórficas que afloran a la superficie son escasas, c) enor-
mes extensiones de la Tierra no han sido paleontológicamente exploradas, d) la cantidad
de paleontólogos especialistas, es escasa para la ingente labor a realizar. Todo ello con-
duce a una falta de información que impide establecerlas líneas filogenéticas completas
que han llevado desde los primitivos organismos vivientes a los seres actuales, existien-
do por ello numerosas lagunas o líneas filogenéticas parciales.

Como ejemplo podemos mencionar la línea filogenética del caballo en sus fases
evolutivas a lo largo de varios periodos geológicos:

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Periodo → EOCENO OLIGOCENO MIOCENO PLIOCENO ACTUAL
Género → Eohippus Mesohippus Merychippus Pliohippus Equus
Dedos → 3y4 3 3(1 más la rgo) 1 (restos de 2) 1 (resto otro)
Alimentac. Ramoneo Ramoneo Pacedura Pacedura Pacedura
Superficie
Pequeña Pequeña Mediana Grande Grande
dientes

La línea evolutiva en la evolución del caballo es clara: se produce un aumento de


talla, se apoya en el suelo en un sólo dedo (pezuña) para facilitar la carrera, se produce
un aumento de la superficie trituradora de los dientes y paso del ramoneo a pacer en la
forma de la alimentación.

6.2.2. Morfológicas.

Las pruebas morfológicas están basadas en la observación de los órganos análo-


gos, que son aquellos que teniendo distinto origen, presentan la misma adaptación, co-
mo por ejemplo, las alas de un insecto y las de un ave, (sin valor evolutivo) y de los
órganos homólogos, que son aquellos que teniendo el mismo origen, presentan distinta
adaptación, como por ejemplo las aletas de un cetáceo y las de un ave, (con valor evo-
lutivo). Esto permite, por ejemplo, agrupar a todos los vertebrados con extremidades
tipo quiridio (extremidades pentadáctilas de los vertebrados y sus diversas modificacio-
nes) en el grupo de los Tetrápodos, es decir establecer relaciones filogenéticas.

6.2.3. Biogeográficas.

Las pruebas biogeográficas se basan en la distribución geográfica de los seres vi-


vos en los distintos continentes e islas que en tiempos geológicos formaban bloque uni-
dos. Se observa en las islas recientemente separadas del continente, especies vivas idén-
ticas o filogenéticamente unidas a las especies del continente. En cambio, en islas sepa-
radas en tiempos muy remotos, como la isla de Madagascar o el continente Australiano,
por ejemplo, existen especies propias no ligadas a otras del continente. Esto indica una
evolución independiente y fue observado por Darwin en las islas Galápagos, próximas a
Ecuador.

6.2.4. Inmunológicas.

Las pruebas inmunológicas están basadas en que las proteínas son específicas y
presentan propiedades antigénicas, es decir, su presencia en un organismo ajeno puede
provocar la generación de anticuerpos contra ellas. Si inyectamos, por ejemplo, a un
conejo proteínas humanas, éste elaborará anticuerpos antihumanos y podemos estudiar
las reacciones con proteínas de otras especies. Una reacción más positiva indicaría más
proximidad de esta especia (en nuestro ejemplo, los conejos) a la especie humana. Así,
si probamos con chimpancé y con el caballo, veremos que el chimpancé es evolutiva-
mente más próximo al género humano, porque la reacción antígena en el caballo es más
negativa.

6.2.5. Bioquímicas.

La Bioquímica nos demuestra que todos los seres vivos están constituidos por los
mismos tipos de biomoléculas. Proteínas formadas por los mismos tipos de aminoáci-

14/ 25
dos, ácidos nucleicos formados por los mismos tipos de bases púricas y pirimidínicas y
ribosas, grasas formadas por los mismos tipos de alcoholes y ácidos, hidratos de carbo-
no constituidos por las mismas unidades de azúcares, etc.

La secuenciación de proteínas y de ácidos nucleicos permite establecer relaciones


filogenéticas entre las distintas especies. Secuencias nucleicas muy parecidas indican
mayor proximidad evolutiva, aunque esto puede producir errores. Por ejemplo, supon-
gamos que una especie (E1 ) se divide en dos especies (E2 y E2 ’) y que luego la especie
E2 vuelve a dividirse (E3 y E3 ’). El esquema filogenético sería:
  E3
E1 → E2 →  E3 '
E2 '
Si estudiamos una proteína (P) esperaríamos que P2 ’ sea más parecida a P1 que la
P3 . Sin embargo podría suceder que la P2 ’ evolucionase rápidamente y de igual forma
que lo hiciese la P3 ’. Entonces el esquema que deduciríamos seria:
E2 → E3
E1 → 
→  E 3'
  E2 '
que no responde a la realidad.

6.3. Teorías clásicas de la Evolución.

Evolución implica cambio con continuidad, normalmente con un componente di-


reccional. La evolución biológica se define mejor como cambio en la diversidad y
adaptación de las poblaciones de organismos. Las teorías clásicas de la evolución son:

6.3.1. El Lamarckismo.

La primera teoría coherente de la evolución, la propuso el naturalista y filósofo


francés Jean Baptiste Monet, caballero de Lamarck (1809) que publica "Philosophie
zoologique" llena de ideas evolucionistas pero sin pruebas que las apoye. Centró su
atención en el proceso de cambio a lo largo del tiempo, en lo que parecía una progresión
de la naturaleza desde organismos visibles más pequeños hasta los animales y plantas
más complejos de hoy día. Sus ideas se basaron en los siguientes postulados:
a) la existencia de un impulso interno hacia la perfección,
b) la capacidad de los organismos para adaptarse al ambiente,
c) el hecho frecuente de la generación espontánea y
d) la herencia de los caracteres o rasgos adquiridos.

La creencia de que los caracteres adquiridos son hereditarios (error que se recuer-
da a Lamarck) era antigua y ya se menciona en la Biblia. Darwin, por ejemplo, asumió
que el uso-desuso de una estructura por parte de una generación podría reflejarse en la
generación siguiente, lo mismo que pensaron muchos evolucionistas hasta que se de-
mostró, si no la imposibilidad sí la improbabilidad de heredar los caracteres adquiridos.
Los demás postulados de Lamarck tampoco se vieron confirmados por la experiencia y
sólo acertó en afirmar que la evolución es adaptativa, así el uso continuado de un órgano
hace que éste se potencie y perfeccione y el desuso lo debilita y atrofia. Lamarck enten-
día que sólo es posible explicar la gran diversidad de organismos vivientes si se acepta-
ba el postulado de que la Tierra tenía una gran antigüedad y que la evolución era un
proceso gradual.

15/ 25
6.3.2. El Darwinismo.

Darwin estuvo inicialmente intrigado por el origen de la gran diversidad de espe-


cies vivientes y más específicamente, por el origen de las especies a través de diversifi-
cación en una dimensión geográfica. En su viaje alrededor del mundo, en las islas Galá-
pagos, observó diversas formas de tortuga según la isla, que aunque estrechamente rela-
cionadas eran completamente distintas. Darwin concluyó que la población de cada isla
constituía una especie incipiente y llegó a la idea de la evolución de las especies. En
1838 concibió el mecanismo para explicar la evolución: la selección natural, y en 1859
publica su teoría de la Evolución de las Especies a través de la selección natural en su
obra “El Origen de las Especies”

Esta teoría generaliza el pensamiento Malthusiano de la "lucha por la existencia"


y la considera como el factor de la selección natural que permite la permanencia de las
variaciones aleatorias favorables (activas y pasivas) y elimina las desfavorables. El am-
plio esquema de la teoría de Darwin constaba de varias subteorías o postulados que po-
demos condensar en cuatro fundamentales:

1. El primero, coincidiendo con Lamarck, indica que el mundo no es estático, sino


que evoluciona, las especies cambian, se extinguen una y aparecen otras. Las biotas,
como reflejan los fósiles, cambian con el tiempo y cuanto más antiguas son, más dife-
rencias hay con los organismos actuales.

2. El segundo, también asumido de Lamarck, indica que el proceso de evolución


es gradual y continuo a lo largo de grandes periodos de tiempo y no se producen saltos
discontinuos en poco tiempo o cambios súbitos.

3. El tercero, propio de las ideas de Darwin, es el de la comunidad de descenden-


cia. Los organismos semejantes estaban emparentados y descendían de un antepasado
común. Así, los mamíferos descendían de una única especie ancestral, los insectos
igual, etc. lo que implicaba que los organismos vivientes podían remontarse hasta un
origen único de la vida.

4. El cuarto postulado era el de la selección natural. El cambio evolutivo, según


Darwin, no es resultado de un misterioso impulso lamarckiano, ni una simple cuestión
de azar, sino el resultado de la selección considerada en dos fases: 1ª en cada generación
se produce una enorme cantidad de variabilidad (Darwin ignoraba su origen, dilucidado
después por la genética) en los caracteres de los organismos y 2ª es la selección a través
de la supervivencia en la lucha por la existencia.

En la mayoría de las especies animales y vegetales, una sola pareja procrea milla-
res, si no millones, de descendientes. Sobrevivirán aquéllos que presenten la combina-
ción de caracteres más idónea para hacer frente al ambiente, entendiendo como tal el
clima, los competidores y los depredadores. Ellos tendrán una probabilidad mayor de
sobrevivir, reproducirse y dejar descendientes y sus caracteres pasarán, por tanto, al
siguiente ciclo de selección. Darwin tuvo que aceptar la heredabilidad de los caracteres
adquiridos ya que los conocimientos de la época no permitían explicar la constancia de
las variaciones en la descendencia.

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6.4. Teoría moderna: Sintetismo.

Uno de los postulados más combatidos de la teoría de Darwin era el del gradua-
lismo, que indicaba que los cambios se producen gradualmente. Huxley (vigoroso de-
fensor de la evolución) propugnaba el saltacionismo, o cambios de origen saltacional.
Consistía en que las nuevas especies se originaban por saltos o macromutaciones que
pueden explicar la diversificación de los grandes grupos taxonómicos.

Los avances en genética, y el cambio de unidad de evolución (es decir, se dejó de


pensar en términos de individuos para hacerlo en términos de poblaciones), permitió
llegar a una nueva teoría sintética (sintetismo) de la evolución que ampliaba notable-
mente la teoría de Darwin, a la luz de la teoría cromosómica de la herencia, de la gené-
tica de poblaciones y otras nociones de biología y paleontología. La nueva síntesis se
caracterizó por el rechazo total de la herencia de los caracteres adquiridos, énfasis de la
condición gradual de la evolución y el reconocimiento de la importancia de la selección
natural. La genética explica el origen de las variaciones por mutaciones y la herencia de
los caracteres. Un fenotipo (manifestación externa del conjunto de caracteres heredita-
rios, controlados por los genes) será más eficaz si da lugar a un mayor número de des-
cendientes y por lo tanto se perpetuará.

Resumiendo: la moderna teoría de la evolución orgánica a través de la selección


natural es un proceso en dos etapas: 1) producción, a través de la recombinación, muta-
ción y acontecimientos aleatorios, de una gran variabilidad genética y 2) regulación de
esa variabilidad por la selección natural.

La evolución es oportunista en extremo: favorece cualquier variación que confiera


al individuo una ventaja en la competencia con los demás miembros de su población o
sobre los individuos de otras especies. A lo largo de miles de millones de años, este
proceso ha venido funcionando automáticamente, impulsando lo que llamaríamos pro-
greso evolutivo. Ningún programa controlaba o dirigía esta progresión; ha sido el resul-
tado de la decisión momentánea de la selección natural.

6.5. Mecanismos de la Evolución.

Los mecanismos de la evolución están basados en la genética de poblaciones. Se


consideran mecanismos potencialmente evolutivos todas aquellas causas que pueden
hacer variar las frecuencias génicas en la población, como, por ejemplo: las mutaciones,
la migración, la deriva genética, los apareamientos no aleatorios y la selección.

Examinaremos en primer lugar el equilibrio en una población estable, y después


examinaremos estos factores de evolución.

6.5.1. Equilibrio de poblaciones.

La Genética mide la frecuencia relativa de rasgos característicos en una población


de individuos y hallar así, la frecuencia de alelos específicos. Supongamos una pobla-
ción de N individuos en la que examinamos un carácter definido por 1 gen que presenta
dos alelos (A y a), cuyas frecuencias respectivas en la población son fA=p, fa=q, de for-
ma que debe cumplirse que p+q=1.

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Si consideramos todos los apareamientos posibles en una generación, un número p
de óvulos que contienen A y un número q de óvulos que contienen a serán fecundados
por un número p de espermatozoos que contienen A y un número q de espermatozoos
que contienen a, es decir: (pA+qa) × (pA+qa)=(pA+qa)2 =p2 AA+2pqAa+q2 aa (1)
2
es decir, los descendientes serán AA en una probabilidad p , serán Aa en una probabili-
dad 2pq y serán aa en una probabilidad q2 . Si la frecuencia del alelo A fuese p=1/2, la
frecuencia del alelo a sería igualmente q=1/2, y la frecuencia de sus descendientes se-
rían: Caracteres AA frecuencia p2 =(1/2)2 )1/4 Alelos A=2p2
Caracteres Aa frecuencia 2pq=2(1/2)(1/2)=1/2 Alelos A=2pq
2 2
Caracteres aa frecuencia q =(1/2) =1/4. Alelos A=0

La nueva presencia del alelo A en la población descendiente se calculará así:


Núm.alelos A 2 p 2 + 2 pq
fA = = = p 2 + pq = p ( p + q) = p.1 = p
Núm.alelos totales 2
vemos que la frecuencia del alelo A no ha variado. En las generaciones sucesivas la pro-
porción de estos alelos será la misma, si no se altera por selección o mutación. Toda
población en que la distribución de alelos A y a se exprese por la relación (1) se en-
cuentra en equilibrio genético.

6.5.2. Mutaciones.

Una mutación es un hecho fortuito que se traduce por el cambio de un carácter he-
reditario que ocurre en el genotipo. Pueden considerarse como fallos en el proceso de
autorreproducción idéntica del material genético. Su importancia es considerable puesto
las mutaciones son responsables de la variabilidad genética que ha permitido la evolu-
ción de las especies. Las mutaciones se caracterizan por la presión (frecuencia o tasa
con la que se producen) y por el grado (importancia del cambio fenotípico produc ido).

La primera condición para mantener el equilibrio genético es que no debe haber


mutaciones o que las frecuencias de mutaciones hacia adelante y hacia atrás deben de
estar en equilibrio, es decir no hay cambio del gen A en el gen a o la velocidad con que
el gen A cambia en gen a (mutación hacia delante) es igual a la velocidad con la que el
gen a cambia a gen A, (mutación hacia atrás). Los genes experimentan mutaciones con-
tinuamente, no hay forma de evitarlas y raramente son iguales las velocidades hacia
delante y hacia atrás. Suele haber una tendencia, llamada presión de mutación, para que
uno de los alelos aumente de frecuencia y el otro disminuya.

Supongamos que A muta a a con una frecuencia (o tasa) u. Entonces la nueva fre-
cuencia (f A’) de A seria: f A’=p-u.p
supongamos que a también muta a A con una tasa v. Entonces la nueva frecuencia (f A’)
de A seria: f A’=p-u.p+vq
es decir, la tasa inicial de alelo A existente inicialmente menos la que se pierde más la
que se gana por mutación.

Esta presión de mutación puede ser contrarrestada por otro factor, como la selec-
ción. Aunque se produzcan constantemente mutaciones, ocurren al azar y rara vez son el
principal factor en la producción de cambios en las frecuencias de genes de una pobla-
ción. Aumentan la variabilidad genética y proporcionan la materia prima de la evolu-
ción. Para conservar el equilibrio genético, una población ha de ser suficientemente nu-
merosa para que el azar no tenga probabilidad de cambiar las frecuencias genéticas.

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6.5.3. Migraciones.

La migración implica un movimiento de alelos hacia la población y desde la po-


blación, por inmigración o emigración de individuos o gametos. Para mantener el equi-
librio genético es necesario que la población no pierda genes de su fondo común hacia
fuera (emigración) y tampoco debe recibir nuevos genes de otras poblaciones (inmigra-
ción). Las poblaciones de algunas especies de la naturaleza están aisladas y no sufren
migración. Otras en cambio, se cruzan en cierto grado con poblaciones vecinas y se
produce gran migración de genes. Se introducen nuevos genes en las poblaciones, au-
menta la variabilidad genética y ésta puede desempeñar un papel importante en la evo-
lución de dicha población.

6.5.4. Deriva genética.

El equilibrio genético de una población puede cambiar más por casualidad que por
selección natural. Este papel del azar en la evolución de las pequeñas poblaciones recibe
el nombre de desplazamiento genético o deriva genética. Dentro de pequeñas poblacio-
nes endogámicas los pares de genes heterocigotos tienden a hacerse homocigotos para
un alelo u otro por intervención de factores casuales más que por selección. En esta
forma pueden producirse acumulación de ciertos caracteres perjudiciales con elimina-
ción subsiguiente del grupo que los posee.

La deriva genética puede explicar la existencia de especies muy afines en dife-


rentes partes de la Tierra pero que difieren en aspectos curiosos e incluso extraños que
no parecen tener valor adaptativo definido. Este efecto de la deriva genética propiciado
por el azar se produce cuando unos pocos individuos de una población grande fundan
una población en una nueva área. Los individuos fundadores están muy lejos de repre-
sentar una muestra del fondo común de genes de la población original, de la cual difie-
ren por las frecuencias de los genes específicos. La nueva generación difiere de la pro-
genitora por factores todos dependientes del azar.

6.5.5. Reproducción diferencial.

Para mantener el equilibrio genético, los miembros de la población deben aparear-


se completamente al azar. El individuo no debe escoger pareja porque tenga el mismo
genotipo que él. Esta reproducción al azar implica que todos los factores que intervie-
nen en el éxito de una descendencia viable, operan también al azar. Estos factores son,
desde elección de la pareja, su fecundidad, la viabilidad del nuevo ser, la supervivencia
del hijo hasta la edad de reproducción y su fecundidad, etc., tienen eficacia en la perpe-
tuación de la especie.

Si individuos poseedores de ciertos genotipos son más capaces de tener descen-


dencias numerosas hasta la edad de reproducción de los hijos, el equilibrio no se ma n-
tendrá. Por el contrario, la frecuencia de ciertos genes aumentará como resultado de la
reproducción diferencial. Este cambio en las frecuencias de genes del fondo común de
genes de una población, causado por reproducción diferencial, es la forma moderna de
entender el concepto de selección natural de Darwin. Cambios evolutivos resultantes de
la reproducción diferencial son frecuentes en casi todas las poblaciones de organismos
incluyendo la humana.

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6.5.6. Selección.

Los procesos anteriores son aleatorios y no están orientados hacia una mayor
adaptación. La selección es el factor más importante en la alteración del equilibrio ge-
nético y motor de la evolución de las especies. La selección establece que las poblacio-
nes más adaptadas y mejor dotadas genéticamente engendran con mayores posibilidades
de pervivencia y dirigen la evolución hacia la mejora de la especie. La selección puede
deberse a supervivencia o a fertilidad diferencial, o a ambas. La selección generalmente
actúa sobre los fenotipos, es decir sobre complejos genéticos coadaptativos y no sobre
genes concretos.

La selección puede ser considerada como:


- estabilizante, elimina los fenotipos extremos,
- disruptiva, favorece los fenotipos extremos y
- direccional, favorece uno de los fenotipos extremos.

Así pues, la teoría de la selección natural, considerada intuitivamente por Darwin,


precisada y completada por el mutacionismo, se ha revelado experimentalmente como
responsable de la adaptación de los organismos a su medio. Ya no se puede considerar
como una simple disquisición del espíritu.

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Primer Eón Segundo Eón
4000 Formación 3000
M.A. de la corteza M.A.
4100 Formación 3100
del océano
Fósiles más
4200 3200 antiguos

4300 Diferenciación de 3300 Formación de


manto y núcleo la Atmósfera
4400 3400
PRECÁM-
4500 3500 ¿Biogénesis? BRICO
4600 3600 INFERIOR
Formación
4700 de la Tierra 3700
Rocas terrestres
4800 3800 más antiguas

4900 3900

5000 4000
M.A. M.A.
M.A.=Millones de Años M.A.=Millones de Años
Tercer Eón Cuarto Eón
2000 1000 Deposición de
M.A. PRE- M.A. abundantes rocas
2100 CÁM- 1100 carbonatadas.
BRICO
2200 1200
MEDIO
2300 Proliferación de 1300
Cianofíceas
2400 1400
PRE-
CÁM-
2500 1500
BRICO
2600 1600
MEDIO
2700 1700
PRE-
2800 CÁM- 1800 Aumento del
BRICO Oxígeno atmos-
férico.
2900 1900
INFERIOR
3000 2000
M.A. M.A.
M.A.=Millones de Años. M.A.=Millones de Años.

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Quinto Eón
0 India choca contra ERA CENOZOICA Mamíferos →Siguiente cuadro
M.A. Asia. Cretácico (135-55 M.A.)
100 ERA MESOZOICA Jurásico (205-135 M.A.) Reptiles
Triásico (250-205 M.A.)
Rotura Pangea
200 Pérmico (280-250 M.A.) Anfibios
Carbonífero (345-280 M.A.)
300
ERA Devónico (395-345 M.A.) Peces
400 Plantas terrestres PALEOZOICA Silúrico (430-395 M.A.)
Ordivícico (500-430 M.A.)Invertebrad.
500
Cámbrico (570-500 M.A.)
600 Diversificación
de los seres
pluricelulares
700
PRECÁMBRICO
800 Formación de la
capa de ozono.
SUPERIOR
900

1000
M.A.
M.A.=Millones de Años.

0 →Siguiente Cuadro
M.A. Primer Homínido
10
Época Miocénica
20
ERA
PERIODO Época Oligocénica.
30 CENO-
TERCIARIO
ZOICA
40
Época Eocénica
50
Epoca Paleocénica
60 (Primates)

70 Desaparecen los
Dinosaurios.
80 ERA
PERIODO
MESO-
CRETÁCICO
90 ZOICA
Aparecen los
100 Placentarios.
M.A.

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0
M.A. PERIODO ÉPOCA
1 CUATER- PLEISTO- Glaciación
NARIO CÉNICA
2
Glaciación
3

4 ÉPOCA
PLIO-
ERA
5 CÉNICA
CENO-
ZOICA
6 PERIODO
TERCIARIO
7

8
ÉPOCA
MIOCÉ-
9
NICA
10
M.A.

0 →siguiente 0 ÉPOCA Jesucristo


m.A. Glacial cuadro→ m.A. HOLO-
100 10 CÉNICA Agricultura
Inter-
200 20
glacial
300 30
Homo
400 40 Sapiens
ÉPOCA
500 Cultura 50
Glacial Paleolítica ÉPOCA
PLEISTO-
PLEISTO-
600 CÉNICA 60 Glacial
CÉNICA
700 70

800 80

900 Inter- 90
Homo Hombre de
glacial Nean-
Erectus
1000 100 derthal
m.A. m.A.
m.A.=miles de Años m.A.=miles de Años.

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RESUMEN DE LA HISTORIA GEOLÓGICA DE LA TIERRA
Durac,
Eras Periodos Fauna Flora Litología
M.A.
Cuater- Holoceno 0’025 Homb.actual Actual
Detrítica
naria o
suelta.
Neozoica Pleistoceno 2 Homb.primit
(Cenofítica)
Neógeno: Plioceno 12 Calizas,
Terciaria
Mioceno 18 Mamíferos y Margas,
o Angiosper-
Paleógeno: Oligoceno 11 Numulites Arcillas,
Cenozoica mas
Eoceno 27 Yesos,Sales

Secundaria Cretácico 70 Dinosaurios Gimnosper-


o Jurásico 45 mas. Calcárea
Mesozoica Triásico 35 Ammonites (Mesofítica)

Pérmico 50 Anfibios Pteridofitas


Carbonífero 60 (Paleofítica) Cuarcitas,
Primaria
Devónico 50 Corales y Pizarras,
o Silúrico 30 Braquiopod. Areniscas y
Paleozoica
Ordivícico 70 Algas (Ar- Calizas
Cámbrico 70 Trilobites queofítics)

Arcaica Algonquino
Detrítica
o
4000 ¿? Bacterias poco
Pre-
seleccionada
cámbrico Arcaico

BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA

ANGUITA y SERRANO. Procesos Geológicos Internos. Ediciones Rueda. 1991.


MADRID.

ANGUITA. Origen e historia de la Tierra. Edición Rueda. 1988. MADRID.

AUBOUIN-BROUSSE-LEHMAN. Tratado de Geología. Editorial Omega. 1980.


BARCELONA.

MELENDEZ y FUSTER. Geología. Editorial Paraninfo. 1977. MADRID.

STRAHLER. Geología física. Ediciones Omega. 1987. BARCELONA.

Artículos de EL MUNDO CIENTÍFICO:


La edad de la Tierra, núm. 85
Enigma en el manto terrestre, núm 95
El núcleo terrestre, núm. 116
El nacimiento de la corteza oceánica, núm. 1
Los márgenes continentales pasivos, núm. 17

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Tratamiento Didáctico
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OBJETIVOS
Conocer a la Tierra como un planeta vivo y los cambios que en ella se produces, las
fuerzas que generan estos cambios, tanto en lo geológico como en lo biológico.
Conocer las pruebas científicas que corroboran estos cambios así como su ubicación
en el tiempo.
Introducir al alumno en el inmenso mundo de la evolución de las especies proporcio-
nándole las ideas básicas para su comprensión.
UBICACIÓN
Este tema puede ubicarse en el currículo general de Geología de 2º de bachillerato. A
un nivel de iniciación puede incluirse en los programas de las Ciencias de la Naturaleza
de 4º curso de E.S.O.
TEMPORALIZACION
La exposición del tema puede realizarse en 6 horas de clase excluidas las observa-
ciones de campo. Pueden dedicarse algún día a visitar lugares debidamente escogidos
que sean ricos en fósiles.
METODOLOGIA
Como en los temas anteriores se requiere una explicación ordenada y estructurada,
mediante esquemas, gráficos y proyecciones, de las diferentes partes del tema, espe-
cialmente de las capas terrestres y los fenómenos de convección en el manto. Debe ayu-
darse con vídeos educativos adecuados y otros medios audiovisuales.
CONTENIDOS MINIMOS
Capas de la corteza terrestre
Convección del manto.
Tectónica de placas.
Fósiles. Su origen y su situación.
Importancia del fósil en geología.
Fósil característico.
Determinación de la edad de las rocas. Diversos métodos.
Tablas del tiempo geológico divididas en eones.
La evolución.
Pruebas de la evolución.
Teorías: Lamarckismo y Darwinismo. Sintetismo.
Ideas sobre los mecanismos de la evolución.
MATERIALES Y RECURSOS DIDACTICOS
Apuntes de clase, que serán complementados con libros de consulta y revistas cientí-
ficas con artículos sobre Geología y Geofísica.
Transparencias para retroproyector sobre elementos gráficos del tema: fotos de fósi-
les, tablas del tiempo geológico, etc.
Vídeos educativos de series sobre la naturaleza.
EVALUACIÓN
Ejercicio escrito con preguntas básicas relacionadas con el tema, teorías del origen
del planeta, configuración de la corteza, cronología, evolución, etc., y preguntas rela-
cionadas con las visitas de campo realizadas para la observación in situ de elementos
naturales, etc.
Prueba escrita de opción múltiple, con preguntas de varias respuestas.

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