Está en la página 1de 7

Un cerebro (no tan) extraño

Algunas muestras de posibles momentos de nuestra mente


Algunas muestras de posibles momentos de nuestra mente. Aunque afecta directa o
indirectamente a un amplio sector de la población, el trastorno en la salud mental, en
todas sus variedades, es una problemática de la cual la mayoría de la gente tiene un gran
desconocimiento siendo Incluso un tema tabú. Nuestra personalidad está constituida por
un gran número de ingredientes cuya función es permitir a cada individuo relacionarse con
el entorno y consigo mismo. Debido a que está interacción es muy compleja, lo más
probable es que algunas de nuestras conductas psíquicas que nos serían beneficiosas en
ciertas circunstancias, en otras se vuelvan perjudiciales. Cuando no logramos adaptarnos
y la vida no nos permite superar o modificar una situación que nos es desfavorable, puede
que lo que deberían ser respuestas provisionales acaben convirtiéndose en tan
intrínsecas de nuestro ser que solo con esfuerzo, y también con suerte, nos podremos
liberar de ellas, aunque nos provoquen mucha insatisfacción.

Un cerebro (no tan) extraño es un proyecto expositivo que nace con el objetivo de
testimoniar, con el arte como instrumento, la amargura de alguna de las varianzas propias
de los humanos. Son ejemplos de cómo puede comportarse nuestra mente cuando el
azar nos enfrenta a una realidad que nos hace sufrir y de la que somos pocos diestros
para salir sin grandes heridas. Haciendo uso de diferentes textos, cada uno de ellos
acompañado de una ilustración, el objetivo es reflejar una especie de dolor que nosotros y
nuestros semejantes podemos experimentar y que podríamos llamar las enfermedades
del alma:
1.- Pensamiento obsesivo y angustia
2.- Sentimiento intenso de culpa
3.- Incapacidad de hacer
4.- Baja autoestima
5.- Incapacidad para encarar los problemas
6.- Hostilidad
7.- Mucho desánimo o tristeza
8.- Aislamiento
9.- Delirio
10.- Alucinaciones
11.- Pensamiento suicida 

Pensamientos obsesivos y angustias

Tic tac, tic tac. Hoy las cosas ocurren más despacio.
En cambio, mi respiración no es suficientemente
lenta. Inspirar y expirar. Me fijo y lo intento. pero mis
pulmones no me obedecen. Tampoco mi cabeza.
Todo transcurre rápido, rápido, rápido muy rápido,
dentro de mí. El aire me entra y sale a un ritmo
frenético. Tic tac, tic tac. También me noto el corazón
yendo a mil. ¿Cuánto hará que no he mirado el reloj?
Creo que no mucho. Aún faltaban 17 minutos para
tomar las gotas. Tic tac, tic tac. ¿Y ahora? ¿15 tal
vez? Tic tac, tic tac, que poco a poco pasan los segundos. Siento que soy una bomba
justo antes de explotar.

Sentimientos intensos de culpa

¿Quién tendrá la clave para acceder a mi


pensamiento? ¿Tan raro soy? ¿La culpa de todo es
mía por ser como soy? No puedo quitármelo de la
cabeza. Cuando parece que se va, como si abriera una
puerta, me regresa al mismo pensamiento y un gran
malestar: “se ha enfadado conmigo, no me contesta
porque se ha enfadado”, me dice mi voz interior una y
otra vez. Me obsesiona la cara de ofendido que puso
cuando le dije que no podía ir a su fiesta. Es cierto que
le engañé, que la excusa no era cierta. Pero… ¿cómo
decirle que no sé estar con mucha gente? Que siempre
padezco porque no sé comunicar y esto me hace
sentir pequeño, pequeño, pequeño y muy mal.

Incapacidad de hacer
¿Cómo lo consiguen los demás? Los odio tanto
cuando veo que hacen las cosas como si nada. A
mí, en cambio, me entra pánico nada más empezar
el día. ¡Soy un inútil! ¡Soy una mierda! ¡Ya no me
soporto más! Primero un paso y después otro, leo lo
que cuentan los libros de autoayuda. Como si esto
me sirviera. También es seguro que sería lo que me
diría todo el mundo. Para la gente le resulta tan fácil
dar consejos. Yo le respondería que se metiera por
el culo este consejo; qué me gustaría ver cómo
saldrían adelante si les pasara como a mí; qué
duele mucho que no te entienda, les diría yo si…si fuera capaz de hablar con alguien de
estas cosas.

Incapacidad para encarar los problemas

Me dijo que había leído una frase muy sabia. “Vacía tu


mente, sé amorfo, moldeable, como el agua” Es lo que
tienes que hacer, me dijo él. Y yo…yo no quise
desilusionarle. No quise enfrentarlo a mi gran
amargura. Decirle lo difícil que es conseguirlo cuando lo
que te pasa día a día no es, sino que te has convertido
en agua estancada, ahogándote en ti misma, es un
vaso pequeño, ridículo y sin sentido, incapaz de
afrontar ningún problema.
Delirio

Aquel hombre es del lado oscuro, estoy


seguro. Pero lo engañaré. Verá que soy
incluso más malo que él. Esto hará que un día
se me acerqué. Querrá que trabajemos juntos
contra el bien. Y ese día, yo estaré preparado.
Fui a la iglesia y tengo el agua bendita en una
botella. Cuando aquel hombre se me acerqué,
de repente cambiaré mi expresión y, lleno de
amor, como una sonrisa amable, le diré: “Dios también te ama”, y entonces lo roce haré
con el agua. Y él tendrá la posibilidad de redimirse. Sí, esa es mi misión.

Delirio

Tengo que encontrar un nuevo conjuro para


mantenerlos a raya. Tengo que esconderme mientras
no encuentro un nuevo sortilegio. Ahora vuelven a
leerme la mente y me manipulan. Se han metido en mi
cabeza. He tenido que confesarles las palabras
mágicas que me protegía. Han desactivado su poder.
Y ahora, vuelven a tener acceso a lo que yo pienso en
mi alma interior. Debo encontrar un conjuro que
también me proteja de noche. Debo encontrar un
conjuro.

Alucinaciones

¡¡¡ Vete!!! ¡Sal de mí, maldito monstruo!


¿Dónde te escondes, que no te veo?
¡Deja de gruñirme de esta manera o te
juro que te encontraré y te mataré! Yo no
he hecho nada malo para que me
persigas en todo momento. Tú eres de
ellos, ¿verdad? ¡De los malos! ¡No me
echaré atrás! ¡Lo conseguiré! Y cuando te encuentre te haré callar por completo.
Intentarás blasfemar y no encontrarás las palabras, permanecerás para siempre al otro
lado, y temerás cosas sin nombre, que nunca te dejaran dormir ni descansar.
Baja autoestima

No debería ser tan difícil seguir un camino. Y si


me equivoco, probar otro. Pero estoy tensa en
todo lo que hago. Cualquier cosa que necesite
que tome una iniciativa me echa para atrás.
Estoy en una especie de Laberinto en el que no
hay caminos francos. A mí todo me parece estar
lleno de obstáculos. Cada persona que me
encuentro me hace sentir insegura. Por la noche
antes, de dormir, mi jefe no deja de dar vueltas a
lo que he hecho durante el día. Todo son
derrotas. Incluso cuando siento que he actuado
bien en alguna situación, tengo miedo de
alegrarme y, a pesar de no tener sentido, ser
castigada por esa emoción.

Hostilidad

¿Por qué se mete en eso? ¡Es una


asquerosa! ¡Yo no le pedí consejo! ¡Que
me dejen en paz! Me da mucha rabia
cuando me insisten. Qué no me pidiera
esa oportunidad. Que ir de viaje con
ellas sería muy chulo y que me iría muy
bien. Me estaba encerrando demasiado
en mí misma. Pero, ¿cómo quiere que
vaya? Si no me entienden. Si sólo
hablan entre sí y siempre me dejan de lado. ¿Qué saben ellas de mí? ¡A la mierda con
todas! ¡¡¡Ojalá les llueva todos los días!!! ¡¡¡A la mierda con todo!!!

Pensamiento suicida

Escucho el griterío de todas las personas


que me miran. Me llega y me penetra. No
hago caso. Imagino el salto, atravesar el
remolino de luces y después chocar. No
hace falta dar más tiempo a todos los que
me miran y que me conmuevan, a qué
intenten detenerme. “No lo hagas, ¡no lo
hagas!”, siento que dicen con espanto. “¡Dios
misericordioso! ¡Haz que no salte! ¡Haz que
no salte!” Y entre todas, es tan aguda una de
las voces, que me atraviesa el corazón. Por
un momento dudo. La cabeza me rueda. ¡No! ¡No! ¡No! ¿Por qué tanta confusión?
Alucinaciones

Aún no tengo un vínculo con él. ¿Solo lo


detendré con un disparo en la frente? No,
seguro que podré de otra forma. El caballo
corre sin sombra. Venido de lejos, ¿es que
me quieres llevar hacia las tinieblas? ¿Qué
es lo que te devora? Te liberaré del yugo.
Hay que hacerlo así, te liberaré del yugo. Te
veo pasar agrandado y salvaje. Pero yo
sabré domarte. Yo podré. Yo podré.

Alucinaciones

No puedo dejar de contemplar las innumerables caras que


pueblan las nubes. ¿Me entiendes? Están allí, en lo alto de
desfiladero. Veo cómo se alterna a la hora de abrir la boca
y proferir unos aullidos dolorosamente agudos y ahora
cargados de odio. Como si todas a la vez obedecieran el
mismo mandato, con un latigazo, las caras se desprenden
de las nubes. Se desplazan con celeridad. Se incorporan a
una hilera que, sólo formarse, se mueve e inicia el
descenso hacia la base del desfiladero dónde estoy yo. No
puedo ni gritar ni llorar. Empiezo a oír como me hablan.
Pero lo hacen como si estuvieran en mi interior. Y entiendo
lo que me dicen. ven con nosotros, ven, ahora ven, me
dicen. Deja tu cuerpo y ven, repiten después, todas a la
vez. Yo huyo corriendo por el desfiladero. Sigo el péndulo
entre las dos paredes, una de luces de colores, y la otra
oscura como la muerte.

Mucho desánimo o tristeza

Es tan poderoso el desencanto que se


aferra a mi alma. Yo, antes, en muchos
momentos del día creía en la magia de lo
que es existir. ¿Por qué no puedo
ahora? ¿Por qué me abandonado la
alegría? Ahora mi vida me parece
carente de sentido. Siento tanto vacío.
Solo quiero permanecer aquí quieta,
inmóvil, acurrucada en la cama.
Mucho desánimo o tristeza

A mí de muy joven, me llamaban “la


oscura”. Yo me sentía orgullosa. Lo
hacían porque vestía de negro, pero
sobre todo porque mi actitud era la de
intentar desenmascarar todo lo que creía
que era ingenuas ilusiones de los demás.
El amor, el tener coche, estudiar para ser
alguien mayor… todo me parecía caer en
un engaño. Ahora recuerdo aquella
época con tristeza. Todo lo que no supe
vivir…El negro se apoderado de mi
espíritu y no encuentro luz que me
ilumine. ¿Es el precio que ahora tengo
que pagar yo ¡la oscura! por todos?

Aislamiento

Nunca le he dicho a una chica que me gustaba.


Pero esta vez quería hacerlo. Estaba tan
enamorado que necesitaba atreverme. Se lo
conté a Mario. Me costó mucho. Tampoco hasta
entonces le había contado a nadie si yo estaba
enamorado. Le hice prometer a Mario que, sobre
todo, no se lo contara a nadie. ¿Cómo podré
volver a clases, cuando en cada mirada, en cada
sonrisa maliciosa, sé que los demás están a
punto de decir: “Ma- ma -ma -ría, yo yo te te te
quiero”, haciéndolo tartamudeando tal y como
hablo yo?
 

Pensamiento suicida
¿Por qué todo debe ser infinitamente triste
y tan carente de sentido? ¿Por qué nadie
me entiende ni nadie me ama? ¿Por qué no
soy más que dolor, tan diferente a los
demás y nunca puedo ser feliz? Necesito
poner fin a todo este martirio. Ya no
aguanto más.
Pensamiento suicida

¿Por qué me hago tanto daño a mí misma? ¡No me


soporto más! Todo lo que me pueda pasar de bueno
me lo boicoteo. ¿Por qué actuó así? No estoy
preparada para la vida. ¿Puede que este mundo no
sea para mí? ¿Soy como un ángel caído que añora el
cielo? Lo cierto es que ya no tengo más fuerzas para
seguir adelante. Y ya tampoco tengo ganas. No me
importaría que ahora mismo se acabará todo para mí.

También podría gustarte