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Según (Chávez, sf), el libro de matrícula de acciones es un instrumento jurídico que permite
que los accionistas, de una sociedad, tengan seguridad jurídica en el ejercicio de sus derechos
y, a su vez, los compromete a cumplir sus obligaciones y funciones como tales.
Él menciona que este es exigido por la Ley General de Sociedades. Cabe recalcar que no es el
único medio en donde se puede registrar la matrícula de acciones, también se puede
establecer en hojas sueltas o mediante anotaciones en cuenta o en cualquier otra forma que
permita la ley.
También señala que cuando hablamos sobre la matrícula de acciones, pero desde la
oponibilidad erga omnes, se debe seguir con lo dispuesto en el artículo 91 de la Ley General
de Sociedades, en donde se establece que el único propietario de la acción será quién
aparezca registrado como tal en la matrícula de acciones; lo mismo sucederá cuando esta se
encuentre en litigio, pues el accionista que podrá ejercer sus derechos, debe estar registrado
para poder ejercerlos, a menos que un mandato judicial habilite lo contrario. Además, es
imperante dejar en claro que, en una sociedad anónima, la titularidad de las acciones se
decreta según lo anotado en la matrícula de acciones (registro privado) y no por lo estipulado
en Registros Públicos, a diferencia de las otras sociedades.
Es por ello, que es necesario saber que se consigna en este libro de matrícula de acciones,
para poder manejarlo adecuadamente. Ante ello, es fundamental recurrir al art. 92 de la Ley
General de Sociedades.
Después de tener en claro lo que se ordena en el libro de matrícula de acciones, veremos que
existe una implementación de este al unificar el tratamiento societario, analizado al inicio, y
el tributario. Ahora, desde la perspectiva tributaria, se hace mención a la Resolución de
Superintendencia N° 234-2006/SUNAT, pues esta es quien vincula a la matrícula de acciones
con asuntos tributarios.
a) La legalización: se encuentra a cargo de un notario y sino está disponible, será por los
jueces de paz letrados o jueces de paz, siempre y cuando, estos se encuentren ubicados en la
misma provincia donde está establecido el domicilio fiscal de la sociedad; excepto Lima y
Callao.
d) Los notarios y jueces, tienen como deber llevar el registro cronológico de las
legalizaciones que otorguen, en donde debe constar lo dicho en el inciso “b”.
Como hemos analizado, así como existe un procedimiento para el primer libro, también lo
hay para la legalización del segundo y los subsiguientes. Este se encuentra fijado en el
artículo 4 de la Ley General de Sociedades, en donde hace mención lo siguiente:
a) Se presenta el último folio legalizado por el notario del libro o registro anterior, en el
caso de que hojas sueltas o continuas.
b) Con la presentación del libro o registro anterior concluido o fotocopia legalizada por
notario del folio donde conste la legalización y del último folio del mencionado libro, se
acredita la finalización del libro manual.
c) El inciso “b” no aplica para libros manuales incautados por la autoridad competente.
Referencias
Anexos