Está en la página 1de 2

--- importante me parece, po r co nsi- muchas otr as activi dad es, había falle-

f , 'guiente, men cion ar cuáles fue ron los cid o en París pocos d ías antes"
principales criterio s qu e le dieron su Pon en ci as excel ent es: mu chas,

Desde unidad e importancia al evento y, a


continua ción , evocar algun os mo -
mentos del mismo o la particip ación
muchísi mas. Sería inúti l tr atar de re-
sumirl as en u n artí cul o co mo éste,
pero co n to da seguridad el público
París de algún escr itor o crítico de los qu e
mayor huella dej aron en mi memo-
que no asistió al coloq uio pod rá irlas
leyendo cuando se em piece n a pu -
ria. bli car en las Actas Finales o en revis-
El cuento en, la literatura latinoa- tas especia lizadas. Casi toda s dieron
mericana actual es el no mbr e qu e se. lugar a anima dos deb ates, tras lo s
le dio al coloqu io, y en él todas las cuales ve nía, cada tard e o cada no -
ponencias debían ceñir se a uno de che, el pl ato fuerte del día: los escri -
los puntos del siguiente temario : tore s presentes leyendo, en su mayor
parte, cue ntos inéditos qu e tambi én
ALFREDO a) Tentativa para una d efinición serán publi cados po sterio rm en te
BRYCE ECHENIQUE del género. como u n testimon io más de laimpor-
b) Búsqueda de un denominador tancia que ha tenido en Francia este
común en la produ cción del cuento coloq uio. Una gran iniciativa, sin lu-
latinoamericano. gar a dudas, cuyos efe cto s irradiarán
c) Relación entre los aspecto s téc- a ot ros países y que está destinada a
nicos del cuento y la realid ad latinoa- ' revivir entre nosotros el interés por
mericana. este género literario.
EL CUENTO EN julio Cortázar, momentáneamente
PRI M ERA PLANA /
Cuatro largos días (9 al12 de mayo) de ausente de París, estuvo veintiséis
trabajo. Se empezaba hacia las9 de la años presente en esta ciudad gracias
La idea fue de Olver de León, joven mañana y, a menudo, las di scu- al filme, "julio Cortázar", en el que
crít ico y pro fesor uruguayo, radicado siones en torno a talo cual ponencia el extraord inario escritor argentino
desde hace algunos años en París. La se prolongaban hasta después de las evoca con finura, humor, e inteli-
ide a no era otra que la de rendirle, al 10 de la noche. Más los festejos pos- gencia el cuarto de siglo que ha vivi-
fin , un merecido homenaje, una pri- teriores, porque quién no sabe que do en Francia. La presentación de
me ra plana internacional, a ese gé- estos coloquios son también ocasión esta obra, realizada por el joven ci--
ner o litera rio que tantos escritores de encuentros y rencuentros entre neasta y periodista uruguayoClaudio
latinoamericanos practican (yen mu- escritores cuyos destinos los han lle- Namer, fue uno de los aconteci-
chos casos co n mayor acierto que Iª vado, por muy diversas razones, de mientos que mayor expectativa des-
novela), pero que los creadores .de un país a otro. pertó entre el público asistente.
las malas costumbres han reducido Era imposible que el coloquio no De las muchas y a menudo exce-
pr ácticamen te a lo que podríamos . se iniciara con un sentido homenaje lentes lecturas, una de las que real-
llamar "la nada editorial". Es cierto, a ese gran maestro de la narrativa la- mente dejó honda huella entre el
el mal no es exclusivo de nuestros tinoamericana contemporánea que público, fue la del siempre silencio-
países, pero existe y esgrave en ellos, fue AlejoCarpentier. Olver de León so, parco y tímido escritor peruano
y son muy pocos los escritores que fue el encargado de hablar de aquel julio Ramón Ribeyro. Quienes cono-
com o Borges , Cortázar, Ribeyro, o notable representante d nuestra cemos a este gran artífice del cuento
Ru lfo , hayan logrado un reconoci- cultura, de aquel magnífico creador siempre tememos que a último mo-
miento in ternacional en gran parte y crítico, de aquel brillante historia- mento desaparezca por alguna puer-
debido a sus cuentos. , dor y teórico de nuestras letras que ta lateral o algo así. Pero Ribeyro esta
Repi to que la idea fue de Olver de fue el escritor cubano. Un minuto de vez se quedó, leyó, y dejó pasmado a
León y nadie tan acosado y fatigado .sllencio, y todos los asistentes pudie- medio mundo. Tuve el honor de ser
(" desbo rdado", me decía él), en los ron sentir el peso de una gran ausen- la pr imera persona que conoció
días que precedieron a este impor- cia: Alejo Carpentier, infatigable ani- 'aquel cuento inédito que tanto im-
tan tísim o evento cultural, como este mador de este tipo de eventos, entre presionó. En efecto, pocos días antes
joven profesor de la Universidad de del coloquio, Ribeyro m~ invitó a ce-
París IV-So rbona, en cuyas aulas y an- 'nar a su casa y me manifestó su deseo
fi teatros se llevaron a cabo la mayor . de leerme " el último cuento que es-o
parte de las sesio nes, con el patroci- cribía en su vida". En fin , que no se
nio.tambi én de otras prestigiosas ins- asusten los amantes de la obra de
tituciones culturales y compañías o este escritor : cada vez que' lo veo, y
sociedades comerciales. ello sucede bastante a menudo en
Mencionar a todos los participan - París, "acaba de terminar el último
tes sería realizar un catálogo dema- cuento que escribe en su vida" Pero
siado extenso, si tenemos en cuenta cada año o casi sale un tomo más de
que en el coloquio participaron au- esa obra extraordinaria que es La pa-
tores, profesores y críticos venidos labra del mudo. Ribeyro es, sin em-
de Alemania, Bélgica, Canadá, Dina- bargo (según sus propias declaracio-
marca , España, Francia, Holanda, Ita- nes), un hombre que siempre . ha
lia, Noruega, Suecia, Suiza, los Esta- pen sado en el cuento y raramente en
dos Unidos, y de prácticamente to- el libro. " Hipótesis" (título provisio-
dos los países de América Latina. Más nal del cuento al que me estoy refi-
riendo), es precisamente uno de
aquellos relatos escritos sin pensar

DIBUJOS DE
MAURICIO WATSON 35 que algún día formará parte de un li -
bro. y como tal me conmovió y con-
movió también al público. Un mun-
do e nte ro, íntegras las posibilidades
de la desesperación humana (y todo
ello a partir de una banal elucub~a­
ció n literaria en torno al adulter io,
aunque como dice el personaje cen-
tral, citando a Monet: "Son las rela-
ciones entre el tema y yo las que me
inte resan"), enorme la capacidad to-
talizadora del cuento que una leyen-
da negra atribuye exclusivamente a
la novela , surgían a borbotones del
relato de Ribeyro . Como en una gran
lección. Y así sucedió con muchos
otros autores, y por eso , al terminar
el coloquio, tras las ponencias cuya
finalidad fue penetrar a fondo en el
secreto de nuestro cuento actual, las
discusiones que permitieron estable-
cer enriquecedores y muy diferentes
puntos de vista en torno a este géne-
ro, y tantas lecturas de calidad inolvi-
dable, quién no regresó a su casa que se le pidiese habría disparado en lo mismo su repajo le ra weltanss-
convencido -si no lo estaba ya an- el espacio de un minuto, muchas, haung la depositab a e n e l cante jon-
tes- de que había que tomar una muchísimas greguerías, con objeto do, a ratos en la zarzuela y el tango.
nueva actitud ante un género que no de rendirle tributo a usted y recor- Usted habría distraído sus be llos ojos
es mayor ni menor tampoco; que es dar , de pasada, la ingeniosidad impe- repasando su disco te ca. Allí fraterni-
y punto, aunque por breve la gente tuosa de su maestro, y de tantos zaban las ca rtagene ra s con las zaetas,
que confunde cantidad con calidad otros, Ramón Gómez de la Serna. los fandanguillos de Huelva con las
haya pensado alguna vez que había Usted, mientras tanto, habría ex- . mineras de Asturias; y des de luego
allí menor creatividad, menos arte, perimentando una instantánea sim- polos y martinete s tenían su nicho
más pereza, y mucho menos grande- patía por Otaola, cuya verbosidad so- propio, sobre todo si el cantado r era
za. lía configurar mundos en los cuales el Don Antonio Chacó n o la Niña de los
absurdo efectuaba, en manera cense- Peines. Ya usted imaginará cómo era
París, mayo 1980 cutiva, 'pero sin atropellarse, un de gitano Otaola, co nd ició n de ser y
streap-tease tras otro hasta producir la estar bien con Dios y con el du e nde.
impresión de que la tierra es un largo Yeso que su patria e ra San Se bastián
filme rodado porla melancolía que que él trasplantó a Madrid, e l que
empuja hacia la resaca de los tiempos después trajo a Mé xico no sin ant es
idos. . . pasar por San Felipe Torres Mo chas,
Usted , en un respiro de Otaola de donde era la ta mbién llo rada
-que también acostumbraba tomár- Marga rita Paz Paredes.
selos- le preguntaría cualquier cosa Amicísimo de Pedro Garfias, Otao-
en relación con el tiempo presente. la durante muchos años reci bió de-
En este punto, él afocaría con la pre- bido a los oficíos de Garfias, leccio-
cisión del humanista los cambios que nes preciosas sob re lo q ue es el jipío
experimenta el mundo . No disimula- y como debe emitirse. "N o, decía
ría su entusiasmo por la gente joven Garf ías frente a no sot ros, ten ie ndo a
empeñada en penetrar en los pro- la vista a Otaola y Juan Rejano , las co-
blemas que nos acoquinan -palabra rraleras de Manolo Car aco l son ad ul-
sobre la que él, de inmediato, haría teración de la verdad de l cante. El ú-
CARLOS ILLESCAS un juego-e. y juntamente con el en- nico que las cantaba de ve rdad , meti-
tusiasmo mostrado daría dos o tres da el alma en el sol negro del jipío
juicios sobre la última novela de au - fue el Niño de Caravaca."
tor español que había leído. Pero no Pero no crea usted que O taola se
. piense usted , exquisita amiga, que la la pasaba en los tablados de l d iario
cita devendría ociosa, sino más bien ex istir entre cante y cante. Trabaja
compareciera ilustrando el tema de también. Y creo que más de lo nece-
CARTAS A LUCRECIA los hombres que a los 18 o veinte sario. Pero así e ra él. Orgulloso de
años de su edad, asumen la tarea de sus tareas en una Oficina cinema-
rescatar ' e l mundo dé manos de tográfica donde no lo en tendían,
Bella y recordada amiga: Otaola, el gran Otaola, casi casi
transnacionales o gorilas que lo
Otao la no hubiera permanecido in- como una réplica empatizan te del
aplastan. Y es que él fue siempre per-
diferente ante los múltiples talentos sona colocada de frente al mundo Barthleby de Herman Mel ville, des-
que usted despliega, y menos aún de las primerísimas horas de la maña-
que nos hiere.
fren te al encanto que rodea su per- Como todos cuantos lo trataron, na, diga usted las se is, se hallaba
sona co mo un subrayado del arte de frente a su escritorio de trabajo.
usted se percataría de su aseo perso-
vivir. Se hubiera entusiasmado y sin Acompañado nomás por los prime-
nal, é ste acentúado po r ropas bien
cortadas a la antigua usanza. Deseo ros co lo res del alba leía todos los li-

36 expresar con e ste conato de evoca-


ción que Otaola no admitió el rack
and roll co mo ejercicio de vida y por
bros que es lícito -y también ilícito-
imaginar. Sobre todo novela. Si a us-
ted se le hubiera ocurrido, por ejem-

También podría gustarte