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Bob Jessop
Compiladores
Alberto Supelano Sarmiento
Jorge Iván Bula
AEL
3 :2 1 . ü1 ,f s e.
C-04ltl43
ISBN 958-665-022-7
1. Teoría del Estado 2. Economía Política l. Supelano, Alberto, tr. 11. Bula,
Jorge lván, comp. 111. T ít. IV. Serie
320.1cd 19 ed.
AGJ0017
ISBN: 958-665-027-8
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ÍNDICE
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
FORDISMO Y POSTFORDISMO :
UNA REFORMULACIÓ N CRÍTICA
Índice analítico .. .. .... ...... ....... .. ..... ... ........ ... ....... 207
. . .
Detrás de la globalización resuena un antiguo clamor: ¡El
Estado ha muerto, viva el Estado! En efecto , las tendencias
y las presiones ocasionadas p or las transformaciones que
hoy ocurren a escalas internacional, regional, nacional y
local parecen evidenciar lo que algunos autores denominan
"la crisis del Estado-nación" . Los procesos económicos y
políticos supranacionales - expresión que para algunos es
el emblema de la globalización- y el viraje hacia la descen
tralización, que también tiende a globalizarse , ej ercen pre
siones sobre el Estado, desde arribay desde abaj o , que ha
cen dudar de su pertinencia y aun de su permanencia tem
poral y espacial como instrumento de regulación social.
El margen de acción de los gobiernos para el manej o
macroeconómico es cada vez más reducido . Las decisiones
de otros gobiernos o de entidades multilaterales afectan sus
economías y obligan a introducir ajustes para adaptarlas a
los cambios provenientes del entorno .
El margen de decisión se restringe aún más cuando un
país participa en procesos de integración con otros países
de su misma área geográfica o incluso -como se observa en
la actualidad- con países de otras regiones . Esa participa
ción impone diversos compromisos en materia de política
comercial y en el m anej o de algunas variable s m a
croeconómicas que pueden afectar al sector externo de la
economía (tasas de cambio , niveles de inflación, tasas de
interés , déficits fiscales). En ciertos casos, como ocurre en la
9
Unión Europea, determinan la política social y la política
monetaria, dos áreas que hasta hace poco formaban parte de
la soberanía de los Estados .
Por su parte , la descentralización ha dado lugar a una
doble dinámica : la globalización de lo local y la localiza
ción de lo global . Las localidades buscan traspasar las
fronteras nacionales a la vez que experimentan los efec
tos de la globalización. Las economías locales s e deste
rritorializan a medida que deben adaptarse a las
transformaciones que ocurren en otras partes del plane
ta, y las tradiciones y los productos locales se exportan a
todos los rincones de la tierra.
Como resultado de este doble proceso, muchas decisio
nes que se adoptaban en los niveles centrales del Estado se
han transferido en gran medida a las localidades (provin
cias , departam e ntos o municipio s ) . Los m e c anismos
cuasiautomáticos de transferencia presupuesta! desde el
centro hacia las regiones y la delegación o el traslado de
funciones que antes ejercían los gobiernos centrales son
algunas de las manifestaciones de este proceso.
También han surgido nuevas formas de enfrentar los pro
blemas de las localidades, como las redes conformadas por
organizaciones provenientes de la sociedad civil, que en apa
riencia tienen autonomía frente al Estado y harían irrele
vante su presencia, dado que tienen sus propias fuentes de
financiamiento . Son las llamadas Organizaciones No Gu
bernamentales (ONG) nacionales e internacionales .
Las redes de ONG y de movimientos sociales , los procesos
de integración y la interdependencia creciente de los fenó
menos económicos a escala mundial son factores que refle
j an la crisis del Estado-nación. Una crisis que parece estar
relacionada con la crisis económica que desató los cambios
que hoy percibimos , más o menos nítidamente , en los pro
cesos de trabaj o , en las formas de organización industrial,
en los mecanismos de gestión macroeconómica y, en suma,
en las acciones de los agentes que intervienen en la econo
mía. En consonancia, también han ocurrido cambios en las
formas de regulación social y política y se ha producido una
modificación de los paradigmas que influyen en el compor
tamiento de los actores en las diferentes esferas de la socie
dad. Algunos autores , entre ellos Bob Jessop, consideran que
esta crisis es, en esencia, una crisis del modelo de acumula
ción fordista.
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EL RESURGIMIENTO DEL PROBLEMA DEL ESTADO
11
reconocimiento de los problemas institucionales que impiden
( 0 posibilitan) un buen funcionamiento del Estado e incluso
de los mecanismos de mercado. Por supuesto, no se abando
nan las viejas preocupaciones de estabilidad macroeconómica
y de eficiencia en la asignaci�n de recursos , ni las ya asimi
ladas de la agenda internacional, como los problemas am
bientales . Paradoj a, porque en este nuevo enfoque el B anco
Mundial parece alinearse en la discusión que por largo tiem�
po han mantenido autores marxistas en tomo de la relación
entre Estado y mercado ; en ella, ciertas corrientes recono
cen la necesaria articulación-de los dos agentes en el proce
so de asignación de recursos , apreciación recogida de ma
nera amplia por las teorías del desarrollo centradas en el
ser humano (human centred development theories) .
Este viraj e puede ser interpretado como una evidencia de
la breve existencia del neoliberalismo como alternativa a la
crisis , tanto de su discurso y de su lectura de la crisis , como
de sus propuestas de polítiqi económica y social que pre
tenden modelar el mundo real. De ser así, el auge y la deca
dencia del neoliberalismo se_presentaron en un período in
ferior al que tuvo la hegemonía keynesiana.
Otros verán en estos cambios la fuerza de los hechos que
obliga a reconocer que más allá de las teorías de los libros
de texto hay una realidad que se impone . Según ellos , no
pueden pasarse por alto las formas institucionales y su gé
nesis en el momento de formu1ar medidas de política econó
mica conducentes a favorecer un determinado desarrollo
económico y social de los p aíses.
Y también habrá quienes lean en este "nuevo" enfoque del
Banco Mundial una reelaboracion discursiva que sólo reitera
sus principios eficientistas en el manejo del Estado y de la
economía, más allá de toda consideración ética concerniente
a problemas de equidad y distribución de las riquezas .
El reciente trabaj o del Banco-suscitará, sin duda, muchas
más lecturas . Lo que pone de relieve, en todo caso, es que el
problema del papel del Estado y las reflexiones sobre el mis
mo tienen aún un largo trecho por recorrer. Estamos lejos de
comprender y aprehender todas las dimensiones de los cam
bios que en materia de mecanismos de regulación social han
acompañado lo que más o menes de manera consensual se
conoce como la flexibilización o el régimen de acumulación
postfordista. Jessop reconoce de alguna manera esa situa
ción. El propósito de los trabajos que se recopilan en esta
12
edición es entregar algunos elementos de juicio y vías de
aproximación acerca de-tales transformaciones .
Estado minimalista; Estado neoliberal, Estado corporati
vista, Estado regulador,. son caracterizaciones en las que se
centra el debate sobre el tipo de Estado que está emergiendo
con los nuevos cambios en el régimen de acumulación. Sin
embargo , aún se requiere un gran trabaj o intelectual e
investigativo para comprender mejor la forma de Estado que
se dibuja sobre los escombros del Estado de Bienestar; y,
sobre todo , para poder imaginar formas de Estado que per
mitan incorporar a los actores sociales secularmente exclui
dos de los beneficios de la modernidad, "las clases subalter
nas de la sociedad" , al deCir de Gramsci, las supeditadas a
los destinos demarcados por las clases hegemónicas .
13
En "Fordismo y postfordismo : una reformulación críti
ca", Jessop trata de hacer una construcción ideal-típica, a
la manera weberiana, de los elementos característicos de
cada uno de estos modelos de acumulación; para ello iden
tifica cuatro niveles de análisis : el proceso de trabaj o , el
régimen de acumulación, el modo de regulación y lo que se
podría denominar el "modo de societalización" .
Para elaborar esa construcción ideal, Jessop analiza los
elementos de la producción capitalista ligados a la forma
valor (la forma moneda y la forma salario) y los elementos
relacionados con las farmas distintas del valor (los aspectos
institucionales) que acompañan a las modificaciones de los
primeros y que les son consustanciales . El profesor Jessop
no se limita a construir un tipo ideal de cada una de estas
formas de acumulación del capital; también intenta enten
derlos como momentos estructurales y estratégicos del pro
ceso de acumulación y, además , problematiza cada uno de
los niveles de análisis desde los que . aborda la construcción
de cada modelo, contrastándolos con la forma que estos ti
pos ideales revisten en los procesos históricos reales .
Aunque el autor no logra definir precisa y totalmente las
características del postfordismo (y tampoco las del fordismo),
tiene el gran mérito de organizar la discusión en torno de
los elementos esenciales que permiten identificar los aspec
tos novedosos que surgen después de la crisis del Estado de
Bienestar.
En su artículo "¿Hacia un Estado de trabaj o schumpete
rjano? Observaciones preliminares sobre la economía polí
tica postfordista" , la reflexión es más depurada y madura;
su esfuerzo se dirige a establecer las diferencias entre el
Estado de Bienestar que caracterizó al modo social de regu
lación del régimen fordista de acumulación y lo que podría
llegar a ser la nueva forma de regulación social del régimen
postfordista de acumulación, a la que define como un "Es
tado de Trabajo Schumpeteriano".
Al categorizar de esa manera el tipo de Estado que puede
emerger como forma de regulación, Jessop busca respon
der una pregunta: ¿cuál sería el mejor marco de regulación
para una forma de acumulación basada en los procesos de
flexibilización que hoy se consideran característicos de la
acumulación postfordista? Para responderla, el autor desa
rrolla una elaboración teórica que parte de cuatro presu
puestos básicos :
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1 . La tendencia existente a pasar de un Estado de Bienestar
Keynesiano a un Estado de Trabajo Schumpeteriano;
2. El vaciamiento de los Estados-naciones de las sociedades
capitalistas avanzadas desde tres direcciones : desde abaj o ,
desde arriba y hacia fuera;
3 . La conexión entre esas tendencias y la transición del
fordismo al postfordismo;
4. La presunción de que el Estado de Trabaj o Schumpete
riano "vaciado" es el mej or marco de regulación posible para
el postfordismo.
En su búsqueda de una definición del nuevo tipo de Es
tado basada en las tendencias observables de la economía
internacional y en las transformaciones de algunos Estados
de Europa y del Sudeste Asiático , el profesor Jessop pone
de presente las distintas estrategias que se articulan en el
proceso conflictivo y contradictorio de conformación de este
nuevo modo de regulación. Proceso en que convergen dis
cursos y prácticas neoliberales , neocorporatistas y neoesta
tistas , y cuya dilucidación puede contribuir a una mej or
comprensión de los cambios aparentes en el discurso del
Banco Mundial sobre el papel del Estado.
El artículo "Desarrollos recientes en la teoría del Estado.
Enfoques , problemas y agendas" presenta una revisión de
trabaj os previos sobre el tema2 y ofrece una visión actuali
zada del amplio espectro de perspectivas teóricas que abor
dan de una u otra forma el problema del Estado en las so
ciedades capitalistas . En esta revisión, que incluye los de
sarrollos de las teorías marxistas y los estudios centrados
en el Estado, la perspectiva foucaultiana, las interpretacio
nes feministas y los análisis del discurso , Jessop pone de ·
2 Véase, Bob JESSOP, "Teorías recientes sobre el Estado capitalista", en: Mauricio
ARCHILA, comp . , La crítica marxista del Estado capitalista: del Estado-instru
mento a laforma-Estado. Bogotá, CINEP, 1 980, y Bob JESSOP, State Theory. Putting
the Capitalist State in its Place. Cambridge, Polity Press, 1 990.
15
combinar las diversas perspectivas teóricas , este trabajo abre
muchas opciones para desarrollos posteriores de la concep
tualización del Estado que permitan involucrar dos referen
tes básicos : las formas históricas que ha adoptado el Estado
capitalista y la fortaleza o debilidad (le la presencia y de las
acciones del Estado .
"Regulación, govemance y postford�smo : ¿perspectivas al
ternativas sobre el cambio económico y político?" es un tra
baj o teórico con un nivel de abstrac.ción similar al del ante
rior. En este ensayo se traza un paralelo, desde el punto de
·
vista de la génesis histórica y de sus obj etos de estudio,
entre dos perspectivas teóricas que abordan el problema de
las crisis : la escuela francesa de la r�gulación y las teorías
norteamericanas de la govemance (término que tiene un al
cance mayor que los de "gobierno" y " g - obernabilidad") . Me
diante la articulación de esas dos perspectivas , Jessop em
prende el análisis de la transición dd período fordista al
postfordista con el fin de entender y explicar las transfor
maciones económicas y políticas que permiten diferenciar a
estos dos regímenes de acumulación. Para ello combina la
perspectiva macrosocial que ofrece la teoría de la regula
ción con la perspectiva de los mismos actores sociales , a
través del análisis de sus estrategias en materia de
gobernabilidad, tema de particular interés p ara las teorías
de la governance . En este artículo, Jessop busca destacar
los aportes de estas últimas que pueden ser aprovechados
por la escuela de la regulación para ampliar y afinar el estu
dio teórico y empírico de las transformaciones que caracte
rizan a esta transición. Una vez más , su reflexión muestra
que "la forma problematiza la función" a través de la selec
ción estratégica de los mecanismos de regulación social que
los actores sociales pueden escoger entre la diversa gama
de posibilidades .
En "La ciudad empresarial: ¿reinvención de las localida
des , rediseño de la govemance econó rn.ica o reestructuración
del capital?" se exponen los problemas de la globalización y
de la flexibilización que para Jessop son una expresión del
régimen de acumulación postfordista en el nivel de lo local.
En el contexto de la lógica schumpeteriana de la innovación
-que ya había abordado en su trabajo anterior para com
pararla con la lógica del Estado Keynesiano- , el profesor
Jessop muestra cómo se ha entrado en una nueva dinámica
en la que diversas formas de capitalismo compiten a escala
16
global, y que las ciudades hacen lecturas de sí mismas tra
tando de encontrar su posición dentro de esa dinámica. Tam
bién muestra cómo se articulan las estrategias y los discur
sos en ese proceso, particularmente en el ámbito económi
co, y argumenta que las narrativas acerca de la ciudad em
presarial están ligadas a las nuevas formas de regulación y
a los mecanismos de gobernabilidad y govemance en cuan
to formas de imaginar el nuevo ordenamiento económico.
Aquí es posible observar de nuevo las presiones que se ejer
cen sobre el Estado desde la internacionalización y desde la
localización, dos procesos que el autor intenta sintetizar con
un nuevo término: la interlocalización.
Los trabajos del profesor Bob Jessop que conforman este
libro son un aporte importante para la comprensión de la
perspectiva regulacionista de la que él es un reconocido ex
ponente. Y en nuestro medio son de gran interés, puesto
que, con muy contadas excepciones, esta perspectiva ha sido
poco desarrollada para analizar nuestra propia realidad.
Además, constituyen una contribución invaluable para abor
dar los problemas institucionales y, en consecuencia, para
construir un pensamiento institucionalista alternativo al
institucionalismo neoclásico que viene ganando espacio en
nuestros círculos académicos e intelectuales. La perspecti
va regulacionista involucra rupturas importantes frente a
la corriente principal, propone elementos significativos para
entender las recientes transformaciones a escala mundial y
ofrece herramientas de análisis que son más adecuadas para
captar la complejidad de nuestra realidad contemporánea.
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FORDISMOY POSTFO
UNA REFORMULACIÓN C
1 Este artículo se benefició de las discusiones con Sirnon Bromley, Simon Clarke,
Benjamín Coriat, Richard Hyman, Klaus Nielsen, Ove Kai Pedersen y Dick Walker.
Las lecturas en las que está basado se realizaron casi en su totalidad cuando el autor
terúa una beca de investigación personal del ESCR; el artículo se tenninó en el Center
for Organization and Management (cos) de Copenhague con apoyo del Danish Social
Science Research Council. El autor agradece a las tres entidades por su apoyo.
19
sión distinguiendo cuatro niveles del fordismo: el proceso
de trabajo, el régimen de acumulación y sus modos de re
gulación y societalización.
1 . Como tipo específico de proceso de trabajo capitalista, el tér
mino "fordismo" designa la configuración particular de la divi
sión técnica y social del trabajo característica de la fabricación
de grandes series de bienes estandarizados. La producción en
serie fordista se basa en una división técnica del trabajo organi
zada en forma taylorista, su fase de producción inmediata está
sometida a pasos mecánicos mediante técnicas de línea de en
samblaje, y en conjunto está organizada sobre el principio rec
tor de la oferta segú_n el cual la producción debe ser continua y
asegurar economías de escala a largo plazo. La línea de ensam
blaje explota principalmente el trabajo semicalificado del traba-
jador masivo, pero también se emplean otros tipos de trabajado
res (artesanos o trabajadores manuales no calificados, capata
ces, ingenieros, diseñadores, etc.). Además, idealmente, el
fordismo implica el control sistemático, por parte de una misma
empresa, de todas las fases de acumulación, desde la produc
ción de materias primas hasta el mercadeo [SIEGEL, 1988, 5].
Esta compleja división técnica del trabajo a veces se asocia a
una división regional compleja dentro de o entre espacios eco
nómicos nacionales: en el fordismo tardío, por ejemplo, "la inge
niería y la actividad de concepción se pueden encontrar en la
región I, la producción calificada en la región II y la producción
no calificada en la región III" [LIPIETZ, 1982, 37]. En consecuen
cia, el predominio de la producción en serie en una empresa o
sector dados no excluye otros procesos de trabajo o tipos de
trabajadores. De hecho, los somete a su propia lógica, pues el
predominio de la producción en serie significa que, en virtud de
su impacto sobre la productividad y el crecimiento de la pro
ductividad, ésta es la principal fuente de dinamismo en una
empresa o sector, y que se organizarán otros procesos y activi
dades para apoyarla, mejorarla o complementarla2. Este nivel
de análisis es esencialmente microeconómico.
20
2. Como régimen de acumulación, es decir, como régimen
macroeconómico que sostiene la reproducción ampliada, el
fordismo implica un círculo virtuoso de crecimiento basado en
la producción en serte y el consumo masivo. Muchos estudios
suponen que el régimen fordista y su reproducción son
autocéntrtcos, es decir, que el circuito del capital está circuns
crito principalmente a las fronteras nacionales . Bajo estos su
puestos, el círculo virtuoso del fordismo involucra un aumen
to de la productividad basado en las economías de escala de la
producción en serte, un aumento de los ingresos ligado a la
productividad, una demanda masiva creciente debida al au
mento de salarios_? unos beneficios crecientes basados en la
plena utilización de la capacidad, una inversión creciente en ·
3 El fordismo hoy parece ser muy rígido debido a que su crisis general ha
erosionado estas fuentes micro y macroeconómicas de flexibilidad. Entre las
fuentes micro se encuentran los despidos, el trabajo a destajo (short time
working) y las horas extras, el out-sourcing, las variaciones en el nivel de
inventarios, la conmutación entre mercados doméstico y externo; las fuentes
macro más importantes son las políticas contracíclicas de manejo de la de
manda y los efectos estabilizadores de los gastos en bienestar.
4 La composición técnica del capital se refiere a la relación entre capital fijo y
capital circulante; más específicamente a la relación entre medios de produc
ción, insumos materiales, productos en proceso y fuerza de trabajo.
21
Para que se presente este modo de crecimiento no es ne
cesario que en toda empresa o rama de la producción deban
predominar las técnicas fordistas , siempre que los sectores
líderes sean fordistas . En efecto, para que la producción
encuentre un mercado masivo debe ajustarse el crecimien
to de la producción de otros tipos de bienes (acero, petróleo,
ferrocarriles, vivienda familiar y electricidad) y servicios
(como la venta al detal, el crédito de consumo y el mante
nimiento de los bienes durables ) . Así, algunos autores ha
blan del predominio de un "complejo auto-industrial" para
indicar que otros sectores de la producción complementan
la producción en serie del sector de automotores [ PÉREZ,
· 1 983 , 369]. Sin embargo, pese a esos refinamientos, el tra
bajo sobre el régimen de acumulación fordista está firme
mente enraizado en el análisis económico . Para considerar
sus bases institucionales· y organizacionales debemos pa
sar a un tercer nivel analítico .
3 . El fordismo también se puede entender como un modo de
regulación, es decir, como un conjunto de normas , institu
ciones , formas de organización, redes sociales y pautas de
conducta que sostienen y "guían" el régimen de acumula
ción fordista y promueven la compatibilidad entre las deci
siones descentralizadas de los agentes económicos a pesar
del carácter conflictivo de las relaciones sociales capitalis
tas [ LIPIETZ, 1 98 5 , 1 2 1 ] . El fordismo puede especificarse
mediante las formas que asumen los diferentes momentos
del circuito del capital, mediante los medios con que se pro
ducen estas formas y mediante su articulación con las de
más . Se pueden examinar, entonces , los rasgos caracterís
ticos de la relación salarial fordista (el perfil de calificación
del trabaj ador colectivo , la organización de los mercados de
trabaj o y el carácter de la negociación salarial, la naturale
za de la forma salario y el equilibrio entre reproducción pri
vada y colectiva de la fuerza de trabaj o ) ; la empresa fordista
(su organización interna, la fuente de beneficios de la em
presa, las formas de competencia y otros vínculos entre
empresas, así como los vínculos con el capital bancario) ; y
los vínculos entre el circuito de capital y el Estado (las for
mas de la intervención estatal en diferentes momentos del
circuito del capital) . Este tercer nivel de análisis implica un
análisis meso-económico institucionalmente orientado del
circuito del capital que establece un vínculo de rango medio
entre el proceso de trabaj o y las características básicas de
22
la reproducción macroeconómica y que debe ser definido cui
dadosamente para cada momento del fordismo :
a) La relación salarial gira alrededor del papel fundamental
del trabaj o semicalificado en grandes plantas o estableci
mientos5; la administración reconoce la validez de los sindi
catos para la negociación salarial, y los sindicatos , a su vez,
conceden a la administración el derecho de controlar el pro
ceso de trabajo y la estrategia corporativa; los salarios se
indexan con el crecimiento de la productividad y de los pre
cios y se vuelven rígidos a la baj a pese a las fluctuaciones
en la demanda de trabaj o ; se difunden la negociación colec
tiva y la legislación sobre salario mínimo , lo cual aumenta
los salarios de los empleados en los sectores no fordistas y,
por tanto , mantiene las proporcionalidades y la demanda; y
los beneficios indexados del bienestar, financiados con im
puestos progresivos, extienden las normas de consumo
masivo a los económicamente inactivos. Incluso en un régi
men fordista ampliamente autocéntrico, este patrón es com
patible con mercados de trabaj o duales y/ o empres as o sec
tores no sindicalizados , siempre que haya una demanda
social global adecuada para los bienes producidos en serie .
b) La empresa fordista típica ideal es un gran establecimiento
donde la propiedad y el control están separados. Tiene una
organización característica - divisiones múltiples , descen
tralizadas y orientadas al mercado - , supervisada por una
junta central que tiene a su carg� la planeación de alto ni
vel. Este esquema se inició en la General Motors y se convir
tió en la norma para otras grandes empresas industriales
de los Estados Unidos en los años veinte y treinta. Por otra
parte , la producción en serie a menudo estuvo asociada a
trusts y carteles . La principal fuente de beneficios de la em
presa en el fordismo es la plusvalía relativa, basada en me
joras continuas de la productividad y economías de escala.
Las firmas que están a la vanguardia del proceso fordista y
de la innovación de productos también pueden obtener "ren
tas tecnológicas" . En ambos casos , la principal forma de
competencia capitalista es monopolista más que liberal. En
vez de participar en un sistema de precios flexibles, donde
23
los precios varían con la demanda, las firmas están compro
metidas en una fijación de precios basada en un margen so
bre costos , en un comportamiento de liderazgo de precios y
en la competencia a través de la publicidad.
c) La moneda tiene un carácter fiduciario y nacional y no
el de un dinero-mercancía internacional ; el crédito priva
do es proporcionado por un sistema bancario organizado
j erárquicamente y supervisado por un banco central ; el
crédito de consumo es un factor importante en la capaci
dad de las familias para comprar vivienda y artículos de
consumo durables y, por tanto , para sostener la demanda;
y las políticas de crédito del Estado tienen metas de deman
da agregada y pleno empleo.
d) El capital comercial juega un papel clave en el estableci
miento de los vínculos entre los productores en serie y la
demanda masiva a través de la publicidad masiva, la venta al
detal masiva (minoristas de múltiples ramas , supermerca
dos, ventas por correo) , el crédito masivo (contratos salaria
les , compra a plazos , financiación hipotecaria) , la investiga
ción del consumidor, etc. Los medios de comunicación masi
va desempeñan un papel esencial en la difusión de las nor
mas de consumo masivo [ BENIGER, 1 98 6 ] . El mercadeo tam
bién necesita realimentarse con el diseño (aun a expensas de
una búsqueda estricta de la lógica de la producción en serie
mecanizada) para estimular la diferenciación marginal del
producto, los cambios de estilo anuales , etc. El diseño se con
vierte , entonces, en un factor esencial para vincular la pro
ducción en serie con el consumo masivo [ SPARKE, 1 986, XXI].
e) El Estado fordista es un Estado de Bienestar Keynesiano
que cumple dos funciones básicas en la promoción del círcu
lo virtuoso del fordismo. Manej a la demanda agregada de tal
modo que las inversiones intensivas en capital -relativamente
rígidas- de las empresas fordistas funcionan cerca de la plena
capacidad productiva, y las empresas tienen suficiente con
fianza para emprender actividades extensas y costosas de
investigación y desarrollo, así como la capacidad de hacer
enormes inversiones de capital posteriores involucradas en
la producción en serie compleja6 ; y generaliza las normas de
consumo masivo, de modo que la mayoría de los ciudadanos
6 Galbraith analiza este hecho en The New Industrial State [ 1 967], obra que
anticipó muchos de los estudios posteriores sobre el régimen fordista.
24
pueden participar en la prosperidad generada por las eco
nomías de escala crecientes . Allí donde la última función
sólo involucra una provisión limitada del Estado p ara el
consumo colectivo , el Estado debe asegurar niveles de de
manda adecuados a través de la transferencia de ingre
sos . Es probable que la intervención sea más intensa cuan
do el fordismo alcanza el predominio y en sus años de
decadencia.
El análisis del modo de regulación se ocupa de la econo
mía en su sentido integral, es decir, del contexto social donde
ocurre la reproducción económica ampliada7. Este análisis
identifica las condiciones institucionales y organizacionales
que aseguran el fordismo como régimen de acumulación na
cional y es especialmente útil para definir las peculiaridades
de diferentes regímenes fordistas; pero dicho análisis no debe
divorciarse del trabajo sobre la dinámica más general del ca
pitalismo , puesto que esta última define las tendencias y
contratendencias básicas , las contradicciones estructurales ,
los dilemas estratégicos y las restricciones globales que ine
vitablemente dan forma a los regímenes de regulación, difi
cultades que encuentran una solución provisional, parcial e
inestable en estos últimos , y su presencia continua y des
igual desarrollo erosionan eventualmente cualquier solución
institucional y organizacional dada. En suma, aunque este
nivel es característico del fordism-0 en tanto régimen de acu
mulación, no puede entenderse adecuadamente sin conside
rar la forma en que los modos de regulación modifican y sin
embargo permanecen suj etos a las leyes generales de la acu
mulación de capital.
Otros analistas consideran el fordismo en términos de su
impacto social global; van más allá de su b ase micro-eco
nómica, de sus precondiciones institucionales a nivel
mesoeconómico y de sus efeGtos macroeconómicos para exa
minar sus repercu"siop.es generales sobre otros órdenes
institucionales (como el sistema político o la vida cultural) y
otros ej es de la organización social (como sus patrones es
paciales) . Esas preocupaciones incluyen no sólo el impacto
25
directo del fordismo sino también sus efectos indirectos .
Entre estos últimos se pueden examinar, por ejemplo, las
medidas adoptadas para afrontar sus efectos adversos sobre
la cohesión social y la integración institucional. La investiga
ción permanente de estos efectos y de sus repercusiones ul
teriores no tiene límites inherentes . Por tanto, se puede estu
diar el impacto de los gastos crecientes en bienestar social
sobre el proceso de trabajo y el empleo, la estructura de la
demanda, la dinámica de las relaciones entre los gobiernos
central y local o la aparición de movimientos sociales orien
tados a los temas del bienestar. Con estos efectos directos e
indirectos llegamos al cuarto nivel del análisis .
4 . Considerado como modo general de societalización, es
decir, como patrón de integración institucional y de cohe
sión social , el fordismo desplaza aún más las relaciones
sociales hacia una "sociedad salarial" masiva donde la vasta
mayoría de la población depende de un salario individual
o social para satisfacer sus necesidades desde el nacimiento
hasta la muerte [AGLIEITAY BRENDER, 1 984]. Esto contrasta
con el período prefordista, cuando los trabaj adores eran
incorporados al capitalismo principalmente como produc
tores y satisfacían sus necesidades de consumo con mer
cancías inferiores o mediante canales de subsistencia.
El fordismo promueve dos tendencias de consumo com
plementarias : primera, el creciente consumo privado , por
parte de hogares familiares de tipo nuclear, de mercancías
estandarizadas y producidas en serie ; y segunda, la pro
ducción de bienes y servicios colectivos estandarizados por
un Estado burocrático . La primera tendencia está ligada
al mercadeo estratégico de mercancías ideológicas (auto
móviles , televisores, lavadoras , neveras , turismo masivo) ,
cuyo consumo individualizado se convierte e n un meca
nismo de auto-normalización p ermanente a medida que
los consumidores adoptan el " estilo de vida americano"
[ HAUG, 1 98 6 ; LüscHER, 1 98 6 ; y WoLF, 1 98 7 ] . La segunda
tendencia reflej a la socialización creciente de la reproduc
ción social de la fuerza de trabaj o así como los esfuerzos
p ara administrar los costos individuales y sociales del
modelo fordista [ JEssoP, 1 98 6 ] .
Por tanto , además del papel del Estado en actividades
tales como la educación general y el adiestramiento voca
cional, el seguro de desempleo y de vej ez, la atención médi
ca o la provisión de vivienda, éste también se ocupa a me-
26
nudo de los efectos del fordismo en la demanda (o de las
formas fordistas de modernización), como la caída drástica
de la población rural, la destrucción del medio tradicional
de la clase trabaj adora, la privatización de la vida familiar,
la despoblación del centro de las ciudades o el impacto am
biental y social del transporte motorizado. Un efecto impor
tante del fordismo en este campo fue la expansión del Esta
do local como vehículo p ara socializar el consumo, enfren
tar los efectos colaterales del modo fordista de crecimiento y
manej ar sus crisis locales , independientemente de que la
acumulación local fuera fordista o no. Estrechamente liga
do a esta expansión, hubo un crecimiento de las nuevas
clases medias (incluyendo los empleados estatales) que ser
vían a la expansión fordista y/ o sufrían algunas de sus re
percusiones sociales . A su vez, este crecimiento llevó a la
crisis en la medida en que esos servicios eran menos sensi
bles a los aumentos de productividad de las técnicas
fordistas.
Otra dimensión de la societalización es su patrón espacial.
El fordismo implica el crecimiento de las regiones industria
les nodales que comprenden grandes áreas metropolitanas
rodeadas por redes de ciudades industriales pequeñas . Es
tas regiones fueron dominadas por las empresas fordistas
líderes y sus proveedores mediante la extracción de materias
primas y la migración de trabajo extranjero, a una escala
creciente, del resto del mundo , y la producción de bienes
masivos para los mercados extranjeros [HARVEY, 1 989, 1 3 2 ;
STORPER y Scorr, 1 988, 1 0] . A medida que el régimen fordista
se desarrolló, las empresas localizaron actividades, origina
ron ofertas y buscaron mercados a una escala cada vez más
global. La vida urbana también asumió características
fordistas , como puede verse en la suburbanización (especial
mente en Estados Unidos) y en la reaparición de la alta den
sidad urbana basada en las técnicas de construcción indus
triales (especialmente en Europa) [FLORIDA y KENNEY, 1 987;
HARVEY, 1 989]. También existió una "política de localización"
[politics Qfplace] centrada en "una representación consumista
de la vida urbana reflej ada en los ideales de la familia nu
clear, la vivienda suburbana y el automóvil de propiedad pri
vada" [STORPER y Scorr, 1 988, 30].
Algo que se encuentra un tanto alej ado de su lógica eco
nómica son las formas específicas de vida política asociadas
al fordismo . La intervención del Estado fue reorganizada,
27
por una parte p ara facilitar el modo fordista de regulación a
través de la programación económica y social y la creciente
discreción administrativa, y por otra parte para ampliar el
papel del Estado local en el consumo masivo y el bienestar
social. Las formas de representación y las bases sociales del
Estado también fueron modificadas . Así, los sindicatos y
las asociaciones empresariales jugaron un papel clave en el
manej o económico y la negociación política del bienestar
social; y cuando los partidos de gobierno aceptaron el com
promiso fordista entre el capital y el trabaj o , tendieron a
convertirse en partidos del pueblo , policlasistas . En Europa
Noroccidental, este patrón estuvo ligado estrechamente al
predominio de p artidos socialdemócratas o de trabaj ado
res , pero , en otras partes , regímenes con partidos de gobier
no más conservadores impulsaron políticas similares [HIRSCH
y RoTH, 1 986; ROOBEEK, 1 987].
Hasta ahora no hemos cuestionado el supuesto común
de que el régimen de acumulación fordista, sea autóctono o
no , tiene un carácter autocéntrico , al menos esencialmente.
Pero las economías pequeñas y abiertas (como Dinamarca,
Suecia, Austria o Canadá) se encaminaron realmente hacia
una sociedad de consumo masivo después de 1 945 , ocu
pando nichos no fordistas crecientes de un sistema produc
tivo supranacional emergente . En suma, baj o el fordismo
global no todas las economías fueron fordistas en todos sus
aspectos. Por el contrario , en una división del trabajo global
cuya dinámica era determinada principalmente por los sec
tores fordistas líderes de las economías líderes , el éxito eco
nómico podía lograrse al menos en dos formas ; una, las eco
nomías nacionales podían asumir una dinámica principal
mente fordista, con un crecimiento basado ampliamente en
la expansión del mercado interno; o dos , podían ocupar uno
o más nichos que les permitían disfrutar de estándares cre
cientes de consumo masivo basados en la demanda creciente
de exportaciones y de beneficios en pequeños sectores no
fordistas (bienes de capital en tandas pequeñas , bienes de
consumo de luj o , bienes agrícolas , servicios navales o fi
nancieros y materias primas). Sin embargo , donde la eco
nomía no es principalmente fordista, su modo de crecimiento
debe complementar la lógica fordista dominante y, en esta
forma, aún puede incorporarse a la dinámica de crecimien
to fordista en vez de ser excluida (cada vez más) de ella.
28
ESTRUCTURA Y ESTRATEGIA EN EL ANÁLISIS DEL FORDISMO
8 Ver ELAM y BoRJESON [ 1 990] para un análisis de la forma en que los discursos
y estrategias "reformulan" el mundo del trabajo en Suecia.
9 Para buenos estudios ilustrativos de estos puntos , ver ELAM y BoRJESON [ 1989],
JENSON [ 1 990], KR!STENSEN [ 1 990] y WILLIAMS, HAsLAM , WARDLOW y WILLIAMS [ 1 986 ].
29
Mundial puede e s cribirse en términos de los sucesivos
intentos de imponer principios fordistas a economías no
fordistas . Esto produj o algunas economías híbridas in
teres antes que colocaron a las economías nacionales en
condiciones muy diferentes p ara explotar las oportuni
dades postfordistas . La vitalidad de la "Tercera Italia" es
citada con mucha frecuencia, aunque su realidad y per
tinencia son también muy criticadas . Existen también
muchas preguntas más generales acerca del valor heurístico
del debate global sobre el fordismo y el postfordismo . En
efecto , como sugieren los comentarios siguientes , existe
el riesgo de caer en una discusión meramente taxonómica 1 0 •
Si bien el debate puede aclarar algunos de los temas en
disputa acerca del forqJsmo , no profundiza nuestra com
prensión de la dinámica del crecimiento de la postgue
rra, de los orígenes o de la naturaleza de las crisis que
surgieron a mediados de los años s es enta, o la forma de
salir de las crisis . Por ello , debemos ir más allá de la
taxonomía p ara considerar los mecanismos causales y
las conexiones involucradas en los diferentes enfoques
del fordismo.
El proceso de trabajo
La difusión del fordismo a la Henry Ford fue en realidad
bastante limitada y nunca se completó del todo en las plan
tas norteamericanas de Ford, para no mencionar las de
Europa. De hecho, hay dos críticas muy comunes : 1 ) Sólo
una pequeña parte de la producción manufacturera se pro
duce en condiciones fordistas ; 2) Sólo una pequeña propor
ción de la fuerza se emplea en la manufactura fordista.
Ambas son válidas, incluso para los años dorados del fordismo,
y reflejan, en parte, límites operacionales fundamentales de
las técnicas de línea de ensamblaj e en el caso de los proce-
30
sos de fluj o continuo y automatizado de la producción
minorista, o de la producción en p equeñas tandas , o in
cluso de la de altos volúmenes de bienes cuya composi
ción y nivel de demanda son demasiado variados para jus
tificar el uso de técnicas de producto específicas . Esto
significa que el potencial del fordismo depende del peso
de s ectores específicos y de la naturaleza de sus produc
tos . Por tanto , antes de j uzgar la utilidad del fordismo
para entender el proceso de trabajo en una economía dada,
debemos examinar su p erfil industrial y su desempeño
competitivo . Su fuerza explicativa debe ponerse en duda
en el caso de una economía administrada p ara competir
con éxito en los sectores supuestamente fordistas sin que
ella misma sea fordista. Su utilidad debe s er confirmada
donde el fracaso p ara adoptar técnicas fordistas está vin
culado con la decadencia manufacturera en competencia
abierta. La combinación británica del "fordismo defectuo
so" y la continua decadencia económica podría adecuars e
al modelo fordista. Así sucede con la capacidad de Ale
mania Occidental para lograr un éxito exportador p erma
nente en un fuerte sector de bienes de capital y en secto
res de bienes de consumo durable con alto valor agrega
do. Pero Japón plantea problemas . S ayer sostiene , en efec
to , que " aunque Japón tiene formas de organización que
no es equivocado describir como formas 'de especializa
ción flexible ' , también tiene otras características que no
se pueden subsumir dentro de las versiones occidentales
del fordismo o del postfordismo" [ SAYER, 1 9 89, 6 6 7 ] .
L a difusión limitada del fordismo también reflej a cier
tos límites sociales que lo hacen impracticable o inacep
table así sea aplicable , puesto que las instituciones del
mercado de trabaj o y las tradiciones sociales existentes
pueden impedir o bloquear la penetración del fordismo
aun en el caso del s ector fordista " clásico", el de los auto
móviles . Varios estudios recientes muestran que la pro
ducción en s erie fordista ha sido bloqueada aquí por fac
tores tales como la estructura de habilidades , las capaci
dades empresariales , el tamaño del mercado , las condi
ciones del mercado de trabaj o y la organización sindical
[ TOLLIDAY y ZEITLIN, 1 9 8 7 ] .
También debemos preguntarnos s i los estudios sobre el
proceso de trabajo fordista se han ocupado excesivamente
de la manufactura o, dentro de este sector, de los bienes
31
durables en general o solamente de los automóviles y los
camiones 12 , puesto que éstos desvían la atención del creci
miento que , desde 1 945, ha sido generado por otros sectores
(como la industria aeroespacial, la petroquímica y los mate
riales sintéticos) y sesgan los estudios sobre producción en
serie hacia algunos sectores manufactureros quizá atípicos.
Una definición menos restrictiva de la producción en serie
fordista permite encontrarla en otros sectores . D efinido como
la producción de bienes o servicios estandarizados mediante
una división técnica del trabaj o taylorizada, el uso de ma
quinaria de dedicación exclusiva y el énfasis en las econo
mías de escala13, por ej emplo , el fordismo se presenta en
sectores que van de los criaderos avícolas a la recolección
de impuestos , de las ventas minoristas masivas a la incine
ración masiva, de los tests de inteligencia de elección múlti
ple al interés masivo por el cuidado del cuerpo, de las comi
das rápidas al transporte masivo (sobre la agricultura nor
teamericana, ver KENNEY et al. [ 1 988], y sobre la agricultura
en general, KAMPPETER [ 1 986 ] ; sobre el trabaj o de oficinas,
BENIGER [ 1 986, 4 3 2 ] ) .
Con respecto al proceso de trabaj o , entonces , el fordismo
puede definirse en distintas formas. Esto no es descriptivamente
nocivo, siempre que cada definición sea más o menos precisa
y las diversas definiciones se distingan con claridad 14• Pero en
la explicación causal se presentan problemas, debido a que
las definiciones más incluyentes implican diferentes cadenas
de argumentos y/ o causación con respecto a las definiciones
menos incluyentes. Aquí también es esencial la claridad. Puesto
que para cada definición - dados ciertos supuestos sobre la
relación capital-trabajo y las formas de la competencia capita
lista - se pueden ofrecer argumentos acerca de la dinámica
del conflicto de clase en la empresa y/ o el curso de la acumu-
32
!ación de capital. También se necesita un conjunto más com
plej o de distinciones que no residualice todo el conjunto de
relaciones del proceso de trabajo sino apenas un pequeño
subconjunto. Incluso la dicotomía entre "producción flexible"
y "producción en serie" , con sus dos términos positivos, no es
mucho mejor. Una tipología multivalorativa ofrecería múlti
ples descripciones y explicaciones .
Régimen de acumulación
33
serie y consumo masivo dentro de las economías naciona
les , sino que se puede lograr allí donde el dinamismo de
una economía nacional tenga los rasgos siguientes : debe
basarse en la acumulación intensiva en uno o más sectores
líderes , en un aumento de la productividad debido a econo
mías de escala u otras fuentes de plusvalía relativa, en un
aumento de los salarios indexado con los aumentos de pro
ductividad o rentabilidad, en un crecimiento correspondiente
del consumo masivo , en la rápida expansión doméstica de
bienes de consumo masivo y I o de los diversos bienes o ser
vicios necesarios para disfrutarlos y, para cerrar el cir
cuito , en unos ingresos por exportaciones suficientes para
financiar la importación de bienes de consumo masivo y
otros insumos necesarios para mantener el círculo vir
tuoso en op eración . Por tanto , una economía nacional
dada no necesita producir por sí misma complejos bie
nes de consumo durable masivos en la medida en que
genere los ingresos por exportaciones suficientes p ara
financiar su importación y tenga un modo de regulación
que generalice las normas de consumo masivo y la de
manda efectiva. Aun así, la dinámica económica global
podría diferir de la de otros tipos de regímenes , por ej em
plo , de aquellos regímenes bas ados en la acumulación
extensiva y la regulación de la competencia o en la acu
mulación intensiva sin consumo masivo , puesto que el
consumo masivo sigue requiriendo una infraestructura
de apoyo y sectores de servicios complementarios y esto
puede modificar los patrones sectoriales y de ocupación.
Esta forma de analizar los regímenes de acumulación
fordistas implica algunas maniobras teóricas complej as con
implicaciones algo ambivalentes para la utilidad del fordismo
como concepto . En términos positivos , descarta el análisis
de las economías nacionales o regionales en aislamiento y
pone en el centro las complementariedades entre los dife
rentes regímenes de acumulación nacionales , lo cual impi
de suponer que el fordismo surgió a través de la simple di
fusión del modelo de los Estados Unidos y exige dar mayor
atención a sus diferentes modos de regulación. También
destaca la necesidad de examinar la forma en que los regí
menes internacionales (o modos de regulación internacio
nal) sirvieron para bloquear la explotación ulterior de las
periferias dependientes y estimular el comercio entre las
economías metropolitanas . En términos negativos , nos lle-
34
va a preguntar si los estudios sobre el fordismo implican
algo más que envasar los viej os modelos de crecimiento en
nuevos recipientes terminológicos. A veces parece que una
explicación de tipo Kaldor-Verdoorn (que subraya los efec
tos virtuosos de un paso de la agricultura de baja producti
vidad a la manufactura de alta productividad y/ o los efec
tos potenciales autorreforzadores del rápido crecimiento de
la productividad y del producto) ha sido reempacada y ven
dida (en algunos casos erróneamente) como fordismo 1 6 • Si
se mantiene este tipo de explicación, la clave del crecimien
to del consumo masivo sería el aumento de los ingresos
masivos provenientes de la rápida expansión económica más
que la producción en serie como tal. A su vez, esto dirige la
atención hacia las condiciones generales del crecimiento
económico de la postguerra. Quizá el fordismo pueda, en
tonces , ser replanteado como una estrategia de acumula
ción o un mito organizador que da forma y coherencia al
crecimiento económico . Pero esto llevaría a enfatizar las
cuestiones estratégicas más que a describir la dinámica de
crecimiento real. El origen y la difusión de las ideas , proyec
tos y estrategias fordistas seguirían siendo campos de in
vestigación importantes pero no deberían confundirse con
los modos reales de crecimiento en las diferentes economías
de postguerra. Igualmente importantes serían los estudios
de las fuerzas directrices reales del crecimiento , y la compa
ración del papel de los gastos militares 17, del gasto de bien
estar keynesiano , etc .
Aquí es valioso tener una perspectiva histórica más amplia
que muestre el desarrollo experimental y accidental del para
digma fordista dominante. Pues cuando la historia del fordismo
se reduce a la consolidación doméstica del estilo americano y
su difusión, se ignoran los intentos de desarrollar modelos de
fordismo alternativos del p eríodo de entreguerras . Los
paradigmas taylorista y fordista fueron significativos en la
Unión Soviética, por ej emplo ; y, expresados en diversos pro-
35
yectos productivistas , tecnocráticos y futuristas , también
disfrutaron de amplia simpatía, especialmente en Europa
Occidental , " donde se consideró que el gobierno represen
tativo no funcionaba bien" [ MAIER , 1 970, 29 ] . El nazismo y
.
el fascismo dieron al taylo rismo y al fordismo un lustre po
lítico característico . Propusieron una "racionalización", a
cargo del Estado, de toda la vida económica y social como
preludio para ganar mercados masivos en otras partes a
través de acuerdos comerciales bilaterales y/ o la fuerza de
las armas 18 • Como economía continental, rica en recursos y
en expansión, Estados Unidos podía adoptar una posición
aislacionista y buscar un crecimiento autocéntrico : las au
toridades alemanas e italianas pensaron que sus economías
debían mirar hacia afuera para realizar el potencial de la
racionalización fordista [ SIEGEL, 1 988]. Sin embargo , la fas
cinación europea con el estilo americano y el fordismo fue
erosionada por la Gran Depresión y sólo revivió después de
la victoria de los aliados que , a su vez, erosionó la fe en las
políticas de bloques , como el Grossraumwirtschaft nazi o la
Esfera de Coprosperidad Asiática del Japón. Esto contribu
yó a que los Estados Unidos hegemonizaran la reconstruc
ción de la postguerra y afirmaran las virtudes del fordismo
y del estilo de vida americano . En la promoción de su propio
modelo del fordismo, los Estados Unidos tenían, por su
puesto , la ventaj a del predominio económico y militar. Esto
permitió que influyeran en la reforma institucional de Ale
mania O ccidental y del Japón y establecieran regímenes in
ternacionales que estimulaban la acumulación fordista, prin
cipalmente a través de la instalación de un régimen petrole
ro internacional que garantizaba ofertas cada vez más b ara
tas y abundantes de una fuente de energía esencial para la
expansión fordista [ BROMLEY, 1 99 0 ] . En consecuencia, aun
aceptando que el régimen de crecimiento anterior a la post- ·
guerra fue principalmente autocéntrico , se necesitaron di
versas condiciones internacionales favorables para que ocu
rriera este despegue doméstico.
18 Pueden hallarse algunos paralelos entre el New Deal de los Estados Unidos y
el Nuevo Orden Nazi como formas de Estado de Bienestar Internacional: don
de el Volksempfaenger (radio), la Volkswagen y el Autobahn desempeñaban
funciones equivalentes a las de los bienes de consumo durable de las familias,
del modelo T y de las autopistas de los Estados Unidos [RooBEEK, 1 987, 1 34].
36
Modo de regulación
37
Modo de societalización
Periodización
38
Pero las respuestas satisfactorias no pueden encontrarse
en la génesis de los elementos individuales del fordismo (cual
quiera que sea la definición de éste) sino en las discontinuidades
de su articulación global. Por tanto, tratamos de identificar
nuevas configuraciones que han adquirido una dinámica emer
gente y característica como resultado de esta articulación. Aquí
surgen al menos dos problemas. En primer lugar, debe hacer
se mucho esfuerzo para rastrear la larga gestación de un fenó
meno de vida más bien corta, puesto que el auge del fordismo
no cubre ni siquiera todos los treinta años del boom de la post
guerra 19• En segundo lugar, el despegue del crecimiento fordista
parece depender de una serie grande de eventos casuales, donde
el fin de la Segunda Guerra Mundial sólo proporciona un pun
to de referencia conveniente pero estereotípico para las
periodizaciones posteriores .
Mi conclusión personal es que ninguna discusión seria
del fordismo como fase distinta de la expansión capitalista
puede .realizarse tomando como ej e el modo de regulación.
Los análisis del proceso de trabaj o son demasiado limita
dos ; especialmente porque hay problemas reales para pre
cisar el significado estricto del proceso de trabaj o fordista.
El énfasis en el régimen de acumulación fordista es socava
do por el carácter problemático de las pretensiones acerca
del autocentrismo y del círculo virtuoso de crecimiento ba
lanceado generado por la producción en serie y el consumo
masivo . Pero el énfasis en la societalización, es decir, en las
ramificaciones y repercusiones del fordismo sobre el patrón
de integración institucional y de cohesión social, supone lo
que no se puede suponer: que ya hay acuerdo en la forma de
definir el fordismo . Mediante un proceso de eliminación se lo
puede definir en términos de un modo específico de regula
ción o rechazarlo como concepto carente de utilidad. Muchos
críticos apoyarían la segunda alternativa, aunque haya ar
gumentos razonables en favor de la primera. En consecuen
cia, recomiendo que el fordismo se defina en términos del
núcleo de un modo de regulación cuyas características míni
mas comprenden: una relación salarial donde los salarios se
indexan con el crecimiento de la productividad y la inflación;
39
el Estado juega un papel clave en la administración de la
demanda; y las políticas del Estado ayudan a generalizar las
normas de consumo masivo. Trabajando con esta definición
básica se pueden examinar las precondiciones económicas
del modo de regulación fordista en modos de crecimiento (o
regímenes de acumulación nacionales y su inserción en la
economía mundial) y formas de organización del proceso de
trabaj o específicas ; se puede examinar la crisis del fordismo
en términos de cambios en el circuito de capital y/ o de las
modalidades de lucha de clases, los cuales ayudan a erosio
nar la efectividad del modo fordista de regulación mismo , así
como en términos de la dinámica característica, sui generis,
de este modo de regulación; se pueden examinar los intentos
de mantener este modo de regulación frente a sus crisis y su
fracaso eventual; y se pueden examinar sus precondiciones y
efectos más amplios en la organización del Estado, la econo
mía y la sociedad civil. En cada caso hay que estar atentos a
las variaciones nacionales entre los diversos modos de creci
miento y regulación así como al patrón cambiante de comple
mentariedades y tensiones entre ellos .
LA TRANSICIÓN AL POSTFORDISMO
20 Este argumento fue planteado por Haug [ 1 986], quien señala que parte de la
teorización postfordista también se refiere a las continuidades, al reforzamiento
de tendencias y así sucesivamente; haciendo ambiguo lo que se incluye dentro
del concepto de postfordismo.
40
postfordismo sería la de mostrar por qué éste surgió des
pués de la era fordista. De otro modo deberíamos hablar de
una variante de no fordismo21•
Si el prefij o contiene un significado real en vez de servir
sólo como un indicador cronológico afín al uso francés del
"aprésfordisme" (literalmente , " después del fordismo"), de
ben aducirse argumentos adicionales . Puede razonarse a lo
largo de una o de las dos líneas siguientes : mostrar que el
postfordismo surgió de tendencias originadas dentro del
fordismo pero que establece una ruptura con éste ; y / o mos
trar que el conj unto de elementos viej os y nuevos del
postfordismo resuelve o desplaza una o más de las con
tradicciones y crisis que debilitaron decisivamente al
fordismo22 • Si se dice que el postfordismo s urgió del
fordismo , también deben demostrarse las principale s
discontinuidades : d e otro modo sería mejor hablar d e alto
fordismo, fordismo tardío o neofordismo23 . Alternativa
mente , se puede justificar el concepto mostrando que el
postfordismo resuelve o desplaza las contradicciones y
tendencias a la crisis características del fordism o . Esto
no implica que el postfordismo carezca de sus propias
contradicciones y tendencias a la crisis . É stas pueden
darse por sentadas ; pero la partícula "post" aún tendría
sentido si este nuevo régimen superara de algún modo (o
se sostuviera que puede hacerlo) los problemas típicos
de la era fordista24•
41
Los análisis serios del postfordismo deben ir más allá de
señalar que éste aparece después del fordismo y mostrar
cómo se relaciona con las tendencias de desarrollo y las cri
sis específicas del fordismo. Hacer esto no sería lo mismo .
que probar que el postfordismo es la mej or rúbrica para
explorar y explicar los actuales cambios de las economías
avanzadas o de la economía mundial capitalista como un
todo . Sin embargo, esto también se supone demasiado a
menudo en las perspectivas postfordistas , algunas de las
cuales simplemente ignoran otras bases de periodización
que no intentan j ustificarse [ BROMLEY, 1 988 ] .
Aparte de estos problemas conceptuales básicos , hay sóli
das razones empíricas para dudar del postfordismo. Es claro
que hay muchos puntos de partida y trayectorias diferentes
hacia el postfordismo y que la evidencia es contradictoria,
incompleta o provisional, especialmente en relación con los
regímenes de acumulación y el modo de regulación o de
societalización postfordistas . Incluso el hecho de determinar
si el nuevo paradigma hegemónico será el modelo americano,
·el japonés o el alemán, corre el riesgo de marginar otras posi
bilidades . É stas incluyen una pax tTilateralis emergente ba
sada en una división del trabaj o global tripolar o en una va
riedad de paradigmas basados en elementos extraídos de cada
modelo y adaptados a las circunstancias locales25•
Frente a dichas dificultades , más vale maña que fuerza.
Pero , como recuerda Marx, "hic Rhodus, hic salta". Después
de haber escrito otros trabaj os sobre el postfordismo y te
niendo tiempo para revisar lo que he dicho, también tengo
que dar un salto . Usando como trampolín el supuesto bási
co de que el régimen de acumulación postfordista se basará
en el predominio de la producción flexible en combinación
con consumos diferenciados y no estandarizados, especifi
caré los diversos niveles del postfordismo .
1 . En tanto proceso de trabajo , el postfordismo puede
definirse como un proceso de producción flexible , es decir,
basado en máquinas o sistemas flexibles y una fuerza de
trabaj o adecuadamente flexible . Su hardware esencial es la
42
microelectrónica basada en tecnologías de información y
comunicación. É stas son relevantes para el "trabaj o manual
y el trabaj o no manual, para empresas pequeñas , medianas
y grandes , a nivel corporativo , de división y de sitio de tra
baj o , para los gerentes y para los sindicatos , y así sucesiva
mente" [ CLARK, 1 989, 6 ] . También se pueden utilizar para
"seleccionar, controlar y proporcionar una retroalimenta
ción inmediata en una amplia gama de operaciones huma
nas y de maquinaria. Cuando se ligan a los sistemas de
telecomunicaciones basados en la electrónica, estas tecno
logías de 'tiempo real' también pueden establecer mej ores
vínculos y fluj os de información a través del espacio , inte
grando las actividades entre departamentos y sitios de tra
baj o , y entre individuos y organi-estaciones de diferentes
países" [ CLARK, 1 989, 6 ] . Esto permitiría una especializa
ción flexible nueva y mej orada de firmas pequeñas o redes de
productores aun en la producción de tandas pequeñas y, de
hecho , fuera de las manufacturas puede producir la flexibili
dad en la producción de muchos tipos de servicios en los
sectores público y privado y en el llamado "tercer sector" . D e
modo que e l alcance del proceso de trabajo postfordista para
modelar la dinámica del sistema económico emergente es
mucho mayor del que pudo tener el fordismo. En algunas
áreas postfordistas s e verá una extensión adicional del
taylorismo (por ej emplo , un menor grado de trabaj o de ofici
na y algunos aspectos del diseño) o su intensificación ulte
rior (por ej emplo , las manufacturas duras [ sweated manu-
jacturing] o trabaj o de ensamblaj e) . Por otra parte , puede
haber una convergencia bilateral hacia una producción
diversificada de calidad desde la producción en serie y la
producción artesanal [ STREECK, 1 98 7 ] .
Este patrón puede denominarse postfordista en l a medi
da en que surge del proceso de trabaj o fordista y/ o se con
sidera que responde a la crisis del fordismo . Aunque no se
niega la validez parcial del primer vínculo, es más fácil de
fender el último . El hecho de subrayar que el postfordismo
surgió del proceso de trabaj o fordista dificulta su diferen
ciación con respecto al neofordismo y, como el postfordismo
se puede aplicar a ramas que previamente no estaban orga
nizadas sobre líneas fordistas , surgen dudas adicionales
sobre la validez del prefij o . Sin embargo , al mirar cómo evo
luciona el postfordismo en respuesta a la crisis del fordismo ,
podemos incluir innovaciones de proceso y de producto que
.
43
surgieron por fuera de cualquier contexto inmediato de
fordismo . Aquí pueden incluirse los complejos de especiali
zación flexible que han coexistido largamente con la pro
ducción en serie fordista y ahora parecen haber ganado un
nuevo plazo de vida en términos materiales e ideológicos ,
así como el papel clave de las nuevas tecnologías (micro
electrónica, biotecnología y nuevos materiales ) para supe
rar algunos de los problemas del control fordista. Para apro
vechar estas fuentes de flexibilidad nuevas o recargadas ,
los capitalistas esperan superar la alienación o resistencia
del trabaj ador masivo , la decadente calidad de los produc
tos , el estancamiento relativo del taylorismo y de la produc
ción en serie, la amenaza competitiva de los productores,
con baj os costos , de la "periferia fordista" o "taylorismo san
griento" del Tercer Mundo , y la saturación relativa de los
mercados de bienes estandarizados producidos en serie ;
también esperan satisfacer la demanda creciente de pro
ductos más diferenciados con medidas que quiebren los
costos crecientes de los sectores de servicios no fordistas
( especialmente en el sector público) y fomenten la producti
vidad en otros sectores manufactureros . Las nuevas tecno
logías también pueden contribuir a resolver problemas más
generales del fordismo tales como el uso excesivo de petró
leo , energía y materias primas y su efecto nocivo sobre el
ambiente natural y artificial [RooBEEK, 1 98 7 ] .
2 . Como modo de crecimiento macroeconómico estable , cual
quier círculo virtuoso postfordista reflejará la nueva forma
dominante del proceso de trabaj o así como los cambios en
las relaciones económicas internacionales . Un régimen de
acumulación postfordista nacional típico e ideal tendrá la
dinámica siguiente : se basará en la producción flexible ; en
una productividad creciente basada en las economías de
alcance ; en el aumento de ingresos de los trabaj adores cali
ficados polivalentes y de la clase de servicios ; en una de
manda creciente de bienes y servicios diferenciados favore
cida por el creciente elemento discrecional de estos ingre
sos ; en los crecientes beneficios provenientes de rentas tec
nológicas ; en la plena utilización de la capacidad; en la
reinversión en equipos y técnicas de producción más flexi
bles ; y en nuevos conjuntos de productos, así como en un
impulso adicional a las economías de alcance . Comparado
con el régimen de acumulación fordista típico ideal, el creci
miento postfordista no necesita generalizar los salarios ere-
44
cientes de los trabaj adores de los sectores nodales hacia
otros trabaj adores y a los económicamente inactivos. Ade
más , en tanto que la expansión fordista se basó amplia
mente en un mercado doméstico creciente y los modos
postfordistas estarán más orientados hacia la demanda mun
dial, la competencia global puede limitar el alcance de la
prosperidad general y estimular la polarización de los in
gresos causada por el mercado .
Una solución posible a este último problema consistiría
en que el keynesianismo internacional administre la deman
da global y generalice las normas de consumo elevado junto
con políticas de oferta más locales para mej orar la compe
titividad estructural de los sistemas productivos cómpro
metidos en la carrera de modernización postfordista. Ha
bría otra solución de tipo más " extensivo" : reintegrar el blo
que soviético y la China comunista en un mercado mundial
único para generar demanda a través de la descomposición
de las relaciones - originada por la crisis - de la produc
ción estatal socialista y de nuevas formas de comercio Este
Oeste.
Junto al surgimiento de procesos de trabaj o auténticamente
postfordistas y de su organización alrededor de ellos, este nuevo
régimen de acumulación puede s er considerado como
postfordista siempre que resuelva (o se afirme que lo hará) las
tendencias a la crisis de su predecesor fordista, entre ellas el
agotamiento relativo del potencial de crecimiento proveniente
de la expansión de la producción en serie, la saturación relati
va de los mercados de bienes de consumo durables y la ruptu
ra del círculo virtuoso de acumulación fordista debido a la
internacionalización y a los problemas que ésta impuso a la
regulación nacional. A estos respectos, el postfordismo trans
forma la producción en serie y va más allá de ella, segmenta
los viejos mercados y abre otros nuevos , y está menos limitado
por las condiciones de demanda nacionales .
3 . Como modo de regulación, el postfordismo implicará el
compromiso de introducir innovaciones y flexibilidades en
el lado de la demanda en cada una de las principales áreas
de regulación. Dadas las incertidumbres actuales acerca de
este aspecto , sólo daré una breve y tentativa explicación de
algunas de sus posibles características .
a. La relación salarial postfordista puede implicar una re
composición fundamental del trabaj ador colectivo (con una
tendencia hacia la polarización entre trabaj adores califica-
45
dos polivalentes y trabaj adores no calificados , en contraste
con la tendencia fordista hacia la homogeneización en torno
del trabaj ador masivo "semicalificado" ) ; la organización de
los mercados de trabaj o internos y externos alrededor de
diferentes formas de flexibilidad (funciones y habilidades ,
duración y forma del contrato de trabaj o , paquete salarial,
etc . ) ; el paso a la negociación colectiva a nivel de empresas o
de plantas ; y nuevas formas de salario social. Las estrate
gias de relaciones industriales pueden centrarse en la inte
gración de los trabaj adores nodales dentro de la empresa y
en la movilización de la inteligencia de producción de los
trabajadores, disolviendo la distinción taylorista entre con
cepción y ej ecución. También puede haber una intensifica
ción de la marginalización y la inseguridad de los trabajado
res de la periferia. É stos serán pobremente remunerados, es
tarán desorganizados y serán reclutados entre los grupos
sociales políticamente marginales , como las minorías étnicas ,
los migrantes rural-urbanos y los inmigrantes ilegales .
b . El sistema de empresa postfordista puede experimentar
un cambio desde la primacía de la estructura corporativa
de tipo j erárquico, numerosa [ well-staffed] , burocrática y
sloanista, hacia formas de organización más planas , menos
numerosas y más flexibles. Las nuevas formas de organiza
ción entre la j erarquía y el mercado se harán mas importan
tes en la administración de las interdependencias estratégi
cas dentro y entre las empresas para responder más rápi
damente a los cambios de la demanda. Se acudirá a una
mayor utilización de consultores externos , de especialistas
y de subcontratistas así como de círculos rotativos de tra
baj o y de una mayor competencia interna; las empresas tam
bién se volcarán a losjoint ventures, al licenciamiento o con
tratación de tecnología, a las alianzas estratégicas , a la co
laboración en investigación y desarrollo , a las sociedades de
diseño , etc . Los beneficios de la empresa dependerán de la
capacidad para concebir sistemas de producción flexibles
que aceleren los procesos y la innovación de productos; la
búsqueda de rentas tecnológicas basadas en la innovación
continua de procesos y productos ; y las economías de al
cance. La competencia se centrará en factores distintos de
los precios , tales como la calidad mej orada y el desempeño
de los productos individuales , la capacidad para responder
a los clientes sobre pedido , y la rápida respuesta a los cam
bios en las condiciones del mercado . Algunos comentaris-
46
tas también esperan una polarización entre las firmas
transnacionales gigantes que ofrecen una amplia gama de
bienes y servicios en campos multifacéticos de competencia
tecnológica y una multiplicidad de empresas pequeñas (pero
a menudo transnacionales) que buscan nichos específicos
en mercados globales u otro tipo de mercados . Otros predi
cen una nueva j erarquía de relaciones industrial-financie
ras , donde la cúspide será ocupada por jugadores globales
con alto valor agregado y mercados de productos en expan
sión y por los bancos internacionales orientados a satisfa
cer las necesidades de las firmas transnacionales [ GRou,
1 984 ; AMIN y ROBINS, 1 990 ] .
c. S egún las tendencias actuales , la forma dinero estará
dominada por el crédito bancario privado , sin raíces , que
circula internacionalmente ; se desarrollarán formas más
flexibles de crédito ligadas a una gama creciente de instru
mentos financieros ; el crédito estatal estará sometido a lí
mites fij ados por la lógica del dinero internacional y de los
mercados de dinero . Se debate ampliamente acerca de la
sostenibilidad de estas tendencias.
d. Con el énfasis cada vez mayor en las formas de consumo
diferenciado , el capital comercial será reorganizado para
crear y servir mercados crecientemente segmentados . El
hipermercado , el centro comercial y la boutique se citan a
menudo como formas arquetípicas de las formas de consu
mo postfordistas en comparación con el supermercado y las
tiendas de departamentos .
e . La intervención del Estado s e desplazará de la preocupa
ción fordista por la administración de la demanda nacion?-1
a través de medidas keynesianas y de Estado de Bienesta'r,
pues el carácter irreversiblemente internacional del post
fordismo tiene la consecuencia paradójica de reforzar el pa
pel del Estado en la promoción de la competencia, no tanto
de las empresas individuales o de las firmas líderes nacio
nales sino del sistema productivo global y de sus soportes
socio-políticos . Si esto reduce el papel del Estado en la ad
ministración de la demanda nacional, también incrementa
su papel en la reestructuración constante y continua del
lado de la oferta [ KUNDIG, 1 984, 6 0 ] . La política de bienestar
también se integrará estrechamente a este proceso de rees
tructuración. Además , dado que los Estados-naciones indi
viduales pueden carecer de los medios para organizar la com
petencia, esto implica un papel mayor de los Estados conti-
47
nentales o pan-regionales (como la Comunidad Europea).
Durante la transición al postfordismo , este fenómeno impli
ca no solamente el retroceso [ roll back] de las fronteras
fordistas del Estado sino también el avance de las fronteras
de un nuevo tipo de Estado . El mundo postfordista será
estructurado por la interacción de rivalidades nacionales o
regionales en la carrera por la modernización social y la di
námica de un sistema de producción global.
Consideradas globalmente , estas formas constituyen un
conj unto de prácticas reguladoras que también parecen
surgir de las tendencias inherentes al fordismo y resolver al
menos algunas de sus tendencias a la crisis . Algunas de
estas nuevas formas estructurales y prácticas reguladoras
se desarrollaron a partir de los intentos de manej ar la crisis
del fordismo , y otras , de los intentos por escapar a ella; al
gunas son ante todo defensivas y otras ofensivas . Entre los
problemas que contribuyen a resolver pueden mencionar
se: el colapso de las políticas de ingresos fordistas y la crisis
de las instituciones del mercado de trabaj o fordista; la con
tradicción entre las formas de salario fordistas y la necesi
dad postfordista de promover la autonomía responsable ; el
costo creciente de la investigación y el desarrollo; el cambio
rápido y el acortamiento de los ciclos de vida del producto ;
los mayores riesgos de fallas del mercado ; la dificultad en la
disponibilidad de tecnologías que permiten una mayor inte
gración de las tareas ; y la implementación de una comuni
cación entre divisiones más fácil, , etc . Políticamente , las
nuevas formas de intervención del Estado responden al es
tancamiento keynesiano , a la crisis fiscal del Estado , al
menor crecimiento de la productividad del Estado de Bien
estar en comparación con el sector privado , a las rigideces y
disfunciones de la administración y la planeación burocrá
ticas , a la creciente resistencia que presentan las fuerzas
clasistas y los nuevos movimientos sociales contra las for
mas y los efectos del Estado fordista, etc .
4 . El modo de societalización postfordista es especialmente
incierto porque, en contraste con el predominio del modelo
norteamericano durante la postguerra, hoy existe una fuer
te competencia entre los modelos j aponés , germano occi
dental y norteamericano . Al menos podemos describir los
efectos de la societalización como una transición desigual
hacia el postfordismo . Ya existen signos claros de reorgani
zación en la división espacial del trabaj o y entre sistemas
48
nacionales , pues la producción flexible parece estar evitan
do los viej os centros de producción fordistas y se localiza
usualmente en las extensiones suburbanas de las áreas
metropolitanas fordistas , en áreas internas relativamente
no industrializadas y, al menos en los servicios , en los dis
tritos comerciales centrales [ STORPER y Scorr, 1 98 8 ] . Estos
nuevos lugares de producción son rearticulados dentro del
circuito global d el capital y sólo sus nodos centrales (el me
dio primario de la innovación) pueden funcionar como po
los integrados , aglomerados y autogeneradores de crecimien
to ; otros lugares se volverán cada vez más fragmentados y
se están localizando en puntos más baj os de la j erarquía
global [AMIN y RoBINS, 1 990 ] .
49
autómatizada y examinemos los cambios más generales
hacia la flexibilidad de la manufactura26 • É stos pueden adop
tar dos formas principale s : estática y dinámica [ CORIAT,
1 990 ] . La primera depende de la capacidad de la empresa
para ajustar, "instantáneamente" , su combinación de pro
ductos a las fluctuaciones de la demanda y, por tanto , ope
rar a su capacidad instalada o cerca de ella. Esto sólo es
efectivo donde los bienes producidos tienen una vida corta
o se vuelven obsoletos rápidamente , de modo que las econo
mías de escala son limitadas : de lo contrario , una empresa
grande equipada con maquinaria flexible superaría a las
empresas pequeñas o medianas [ CoRIAT, 1 99 0 , 1 5 7- 1 59 ,
1 63 ] . Por contraste , l a flexibilidad dinámica opera e n un
horizonte de tiempo más largo e implica "líneas de produc
ción capaces de evolucionar rápidamente , en respuesta a
los cambios en la ingeniería de procesos o productos" [ CORIAT,
1 990, 1 6 7 ] . Esto es ideal para los nuevos productos con
demanda creciente y para los productos con volúmenes de
demanda estables pero con cambios periódicos en las ca
racterísticas que se ofrecen o demandan [ CORIAT, 1 990, 1 69 ;
y ELAM, d e próxima publicación] . Situada aún más allá del
alcance de la especialización flexible se halla la producción
de bienes de inversión grandes y masivos , tales como los
sistemas públicos de conmutación y telecomunicaciones
[ SAYER, 1 989, 6 75 ] . É stos se pueden beneficiar de la inte
gración por computador de diferentes fases de la produc
ción, pero su manufactura real estará más allá del alcance
de las empresas pequeñas o medianas aunque estén orga
nizadas flexiblemente en distritos industriales . No obstan
te , los cambios que ocurren en el proceso de trabaj o , aun
que tengan un alcance limitado y a menudo sólo se realicen
parcialmente, parecen implicar desviaciones importantes con
respecto a la práctica fordista. Aunque no se j ustifique ha
blar de un régimen de acumulación o de un modo de regu
lación postfordista, la evidencia indica ciertas tendencias
auténticamente postfordistas en el proceso de trabaj o . El
problema real es entender su significado con respecto a otras
tendencias y explicaciones alternativas .
50
El régimen de acumulación
Modo de regulación
51
del Estado para promover y administrar la transición hacia
un futuro postfordista incierto son demasiadas y muy va
riadas para hacer una buena predicción. Tampoco es claro
el grado en que los cambios actuales en las formas y funcio
nes del Estado obedecen a la transición al postfordismo y
cuántos de ellos son el resultado de otras tendencias , dile
mas y contradicciones .
Societalización
Periodización
52
C OMENTARIOS FINALES
53
ca de que la posible trayectoria del capitalismo lleve a un
futuro postfordista. Deben satisfacerse condiciones teóri
cas y empíricas específicas antes de que se pueda hablar
razonablemente de postfordismo . Además , aunque se
abandonase este concepto en favor de otro que carezca de
un prefij o cronológico ( c omo " acumulación fl exib le " ,
"fujitsuismo" o "spathkapitalismus")2 7, aún subsisten bue
nas razones para dudar de que éste describa adecuadamente
el futuro del capitalismo , pues ese futuro estará determina
do por la lucha de clases y la competencia capitalista en
todas sus farmas así como por fuerzas enraizadas en otros
órdenes institucionales ; también dependerá crecientemente
de fuerzas globales más que de fuerzas confinadas a los
Estados-naciones particulares o a los sistemas productivos
plurinacionales . Inevitablemente , esto suscita problemas
tanto para quienes tratan de encontrar soluciones a los pro
blemas del fordismo como para quienes tratan de estudiar
los . El debate sólo ha comenzado y yo apenas he tratado de
presentar algunas guías conceptuales y algunas reflexiones
esenciales para ayudar a orientarlo .
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62
¿HACIA UN ESTADO D E TRABAJO SCHUMPETERIANO?*
Observaciones preliminares sobre la economía
política posifo rdista
*
Tomado de "Towards a Schumpeterian Workfare State?", publicado en la re
vista Studies in Political Economy ( 40 , primavera de 1 993 ). Ésta es una versión
revisada y abreviada de un artículo presentado en la Octava Conferencia de
Europeístas (Chicago, 26-28 de marzo de 1 992). El autor agradece los comen
tarios de Bill Carroll, Des King, Colín Hay, Jane Jenson, Rianne Mahon, Klaus
Nielsen, Leo Panitch, Sum Ngai-Ling y David Wolfe. Con la condensación del
artículo se eliminaron muchas referencias y ejemplos ilustrativos (nota del
traductor).
63
la tercera afirmación, las dos primeras pueden considerarse ,
no obstante, independientemente. A la inversa, esas tres afir
maciones pueden condensarse en un aforismo audaz: el Es
tado de Trabaj o Schumpeteriano "vaciado" ( "hollowed-out"
schumpeterian wor"lefare state) proporciona el mej or armazón
político posible para el postfordismo . Los supuestos e ideas
básicos implícitos en estas cuatro afirmaciones se sintetizan
en la primera sección de este artículo. Las secciones poste
riores contextualizan los cambios tendenciales , esbozan los
mecanismos que los generan y enuncian las tres variantes
típico-ideales del régimen emergente. Este trabaj o teórico tam
bién permite concretar las afirmaciones iniciales y sugerir
cómo pueden utilizarse en investigaciones posteriores .
1 Aquí se hace referencia al análisis gramsciano de "lo stato integrale" (el Estado en
su sentido incluyente) en términos de "sociedad política + sociedad civil" [GRAMscr,
1 97 1 ]. En JESSoP [en prensa] se compara la teoría del Estado de Gramsci con el
enfoque de "economía integral" implícito en la teoría de la regulación.
2 Las formas, funciones y actividades del Estado no pueden reducirse al papel
de regular la economía en su sentido inclusivo . Si se considera al Estado
desde un punto de vista de economía integral, su explicación es necesaria
mente parcial, igual que un enfoque político integral de la economía produce
una explicación parcial de esta última. En el caso de Gramsci, por ejemplo,
ésta se limita a asegurar el núcleo económico decisivo de un bloque histórico
(para comentarios adicionales, ver JESSOP, 1 992a).
64
nes : primera, ayudar a garantizar las condiciones para la
valorización del capital y, segunda, ayudar a garantizar las
condiciones para la reproducción de la fuerza de trabaj o .
Estas dos funciones son incorporadas , d e hecho , e n las de
finiciones de Estado de Bienestar Keynesiano y Estado de
Trabaj o Schumpeteriano . Así, mientras que los términos
"keynesiano" y "schumpeteriano" de cada concepto se refie
ren a la formas de intervención económica del Estac� o ca
racterísticas de un modo de regulación social dado , los tér
minos "bienestar" y " de trabajo" se refieren a la forma espe
cífica de intervención social que favorece el Estado . Desde el
punto de vista de economía integral aquí esbozado , es pro
bable que el Estado de Bienestar Keynesiano (o EBK) y el
Estado de Trabaj o Schumpeteriano (o ETS) correspondan a
regímenes de acumulación diferentes . Espero demostrar que ,
mientras que e l primero era un elemento "integral" de la
reproducción ampliada del fordismo , el último puede llegar
a ser igualmente "integral" para su régimen sucesor que
3 Soy muy consciente de las dificultades que implica el uso de términos tales
como "fordismo" y, aún más seriamente, "postfordismo"; no obstante, para
ciertos propósitos, éstos pueden desempeñar un papel teórico reaI o tener
alguna relevancia empírica real (ver JESSOP, 1 992b).
65
y los esfuerzos para restaurar las condiciones de la postguerra
a través de la austeridad económica y el recorte social fracasa
ron, el énfasis se desplazó a los intentos de reestructurar y
reorientar el Estado a la luz de percepciones significativamente
distintas de las condiciones que llevan a la expansión econó
mica. Lo que está surgiendo, en forma vacilante y desigual,
de estos intentos es un nuevo régimen que podría denomi
narse , aunque no en forma muy elegante, Estado de Trabajo
Schumpeteriano4• En términos abstractos, sus obj etivos eco
nómicos y sociales pueden sintetizarse en la promoción de
innovaciones de productos , de procesos organizacionales y
de mercados ; el mej oramiento de la competitividad estructu
ral de las economías abiertas , principalmente mediante la
intervención en el lado de la oferta; y la subordinación de la
política social a las exigencias de flexibilidad del mercado de
trabajo y de competitividad estructural. Aunque los rasgos
distintivos del ETS se perciben más claramente cuando se
contrasta con el EBK, es importante señalar que la aparición
del ETS no depende de la presencia de un EBK más o menos
propenso a la crisis . Aunque este desarrollo puede ser típico
de los casos europeos , hay importantes ejemplos del Este
Asiático que no se ajustan a este patrón. Por cierto, hoy en
día estos últimos a menudo se consideran como modelos para
resolver la crisis en Occidente .
66
sus fronteras nacionales se está volviendo cada vez más li
mitada debido a un triple y complej o desplazamiento de los
poderes -hacia arriba, hacia abaj o y, en alguna medida,
ha cia afuera - : algunas capacidades del Estado son trans
feridas a cuerpos pan-regionales , plurinacionales o inter
nacionales ; otras son devueltas a los niveles regionales o
lo cales dentro del Estado nacional; y otras son asumidas
por redes horizontales de poder emergentes - regionales o
lo cales - que pasan por alto a los Estados centrales y unen
regiones o localidades de diversas sociedades . Estos cam
bios también están asociados al desvanecimiento de las fron
teras del Estado y a su creciente compromiso en estrategias
de orientación social descentralizada antes que en la coor
dinación centralizada de carácter imperativo . Además , aun
que estos cambios surgen a veces como productos coyuntu
rales de crisis administrativas de corto plazo o de la varia
ción de estrategias , también responden a cambios estruc
turales de largo plazo en la economía global. Aquí no sólo
está en juego una serie de cambios formales o tácticos sino
también la rearticulación práctica de las capacidades políti
cas , pues la pérdida tendencia! de la autonomía del Estado
nacional crea la necesidad de coordinación supranacional y
el espacio para el resurgimiento subnacional. Obviamente,
la combinación precisa de las tres principales farmas de "va-
ciamiento" varía con el régimen económico y político exis
tente , las restricciones estructurales que enfrenta y el cam
biante equilibrio de fuerzas .
67
los cambios involucrados. Además de lo que puede llamarse
un cambio de paradigma tecno-económico del fordismo al
postfordismo, también deben examinarse factores tales como
el surgimiento de nuevas tecnologías , el acelerado ritmo de
internacionalización y los é ambios básicos en las formas re
gionales de las economías global y nacional. Esas cuatro ten
dencias están estrechamente relacionadas ; en su conjunto,
socavan la efectividad del EBK como fuerza de regulación
económica y política (ver el acápite "Cambios en la economía
global y funciones del Estado como contexto y causa") y fijan
los parámetros dentro de los cuales deben buscarse las solu
ciones para la crisis del orden económico de la postguerra.
68
resolver las principales tendencias a la crisis del fordismo at
lántico y/ o de sus regrmenes de EBK asociados , haciendo po
sible una nueva oleada de acumulación; b) Demostrando que
los rasgos distintivos del cambiante ETS corresponden en as
pectos cruciales al emergente crecimiento dinámico de la nue
va economía global y contribuyen significativamente a la
modelación global de esta dinámica, considerada desde un
punto de vista integral; y c) Demostrando que los espacios
económicos más competitivos en este orden emergente real
mente han liderado esta forma de Estado y, por tanto, han
ganado un estatus paradigmático y ejemplar para reestructu
rar los esfuerzos en otras partes. Estas tres líneas de análisis
pueden dar credibilidad a la afirmación (ahora ya redefinida,
menos metafórica) de que el ETS "vaciado" está peculiarmente
bien adaptado para promover y consolidar (y no sólo para
encapsular) el orden económico "integral" postfordista aún en
evolución, con todo lo que esto implica para los perdedores y
para los que se benefician de este proceso. A continuación se
intenta hacer esta triple demostración experimental.
69
La primera tendencia básica es el surgimiento de nuevas
tecnologías nodales (core technologies) como fuerzas moti
vadoras y portadoras de expansión económica. Estas tecnolo
gías están creando nuevos cortjuntos de sectores industriales
y, a través de la fertilización cruzada y/ o su incorporación
dentro de los sectores tradicionales , contribuyendo a ampliar
la gama de productos. El dominio de estas tecnologías es esen
cial para el crecimiento continuado y la competitividad estruc
tural. Pero muchas de ellas son tan intensivas en conocimien
to y capital que su desarrollo exige una extensa colaboración
(especialmente en las etapas precompetitivas) entre diversos
intereses (empresas , institutos de enseñanza superior, labo
ratorios de investigación públicos y privados, empresas de ca
pital de riesgo, entidades de financiación pública, etc . ) . Este
hecho es reconocido no sólo en muchas economías capitalis
tas avanzadas sino también en muchos países recientemente
industrializados (NICs). En efecto, dadas las crecientes presio
nes competitivas de los NICs en productos de baj o costo, baja
tecnología e incluso alta tecnología simple, las economías ca
pitalistas avanzadas deben avanzar en la j erarquía tecnológi
ca y especializarse en las nuevas tecnologías centrales para
mantener el empleo y el crecimiento. Aquí los Estados tienen
un papel clave en la promoción de capacidades innovadoras,
competencia técnica y transferencia de tecnología para que
muchas firmas y sectores se beneficien de las nuevas oportu
nidades tecnológicas creadas por las actividades de investiga
ción y desarrollo emprendidas en secciones específicas de la
economía [ CHESNAIS, 1 986; y SIGURDSON, 1 990]. Además de las
áreas de intervención u orientación específicas, el Estado debe
comprometerse cada vez más en la promoción de sistemas na
cionales y regionales de innovación efectivos . Y, dadas las pre
siones presupuestales y fiscales que surgen cuando sus eco
nomías nacionales se vuelven más abiertas, los Estados de
ben superar los esfuerzos vanos de apoyo industrial para man
tener sectores decadentes que no cambian, destinar recursos
crecientes a la promoción de los denominados sectores "na
cientes" ( "sunrise" sectors) y/ o reestructurar los denominados
sectores "decadentes" ( "sunset" sectors) para que puedan uti
lizar los nuevos procesos, actualizar los productos existentes
y lanzar otros nuevos. En todos los casos, la acción del Esta
do es esencial para orientar el desarrollo de las tecnologías
centrales y ampliar su utilización a fin de promover la com
petitividad.
70
En segundo lugar, a medida que la internacionalización
de los fluj os monetarios y reales avanza aceleradamente,
involucrando un mayor número de firmas , mercados y paí
ses, los Estados ya no pueden actuar como si las economías
nacionales fueran virtualmente cerradas y como si su diná
mica de crecimiento fuera autocéntrica. De un lado , las ten
dencias a la internacionalización (y el papel líder de las cor
poraciones multinacionales y de los cuerpos transnacionales
a su cabeza) hacen que las empresas puedan escapar al
control nacional y que las políticas económicas nacionales
ya no funcionen adecuadamente. En particular, muchos
instrumentos de política macroeconómica asociados al EBK
pierden su eficacia con la internacionalización creciente y,
entonces , deben ser remplazados o reforzados con otras me
didas en caso de que se pretenda lograr obj etivos políticos
de postguerra, tales como el pleno empleo , el crecimiento
económico , la estabilidad de precios y una balanza de pagos
sana. D e no ser así, el problema pasa a ser cómo manejar la
inserción de la economía nacional en la economía global
para lograr algún b eneficio neto de la internacionalización.
Por cierto, las economías abiertas pequeñas ya enfrentaron
este problema durante el auge de la postguerra; ahora, in
cluso las economías más grandes y antes relativamente ce
rradas han sido absorbidas dentro de los circuitos globales
de capital a través de una combinación variable de apertura
y penetración, lo cual ayuda a explicar la paradoj a de que , a
medida que los Estados pierden control sobre la economía
nacional como objeto de gestión económica deben involucrarse
en el manej o del proceso de internacionalización, con lo cual
socavan aún más la autonomía económica nacional. Ese
manej o no sólo implica prever los intereses de las multina
cionales con sede local sino también crear condiciones favo
rables para la inversión externa. En ambos casos , debe pres
tarse atención al impacto global sobre la competitividad tec
nológica y económica de la nación. Además , los Estados
deben involucrarse en la redefinición de la estructura inter
nacional dentro de la cual se desarrolla ese proceso econó
mico. Entre otros obj etivos de política, aquí pueden men
cionarse : el establecimiento de nuevas formas legales para
la cooperación entre naciones y las alianzas estratégicas ; el
restablecimiento de la regulación de los sistemas de dinero
y crédito internacionales ; la promoción de la transferencia
de tecnología; el manej o de las disputas comerciales , la de-
71
finición de un nuevo régimen internacional de propiedad
intelectual; y el desarrollo de nuevas formas de regulación
de la migración de trabaj adores .
En tercer lugar, hay u n cambio d e paradigma desde un
modelo fordista de crecimiento -basado en la producción
masiva, las economías de escala y el consumo de masas
hacia un paradigma orientado a la producción flexible , la
innovación, las economías de alcance , las rentas de innova
ción y unos patrones de consumo que cambian y se diferen
cian más rápidamente. Lo que hoy está a la orden del día en
la competencia internacional es la habilidad para cambiar
rápida y fácilmente entre productos y procesos innovadores,
de modo que cada nuevo producto ofrezca mej ores cualida
des funcionales y una mayor eficiencia en la producción. Ya
no se trata de competir a través de economías de escala en
la producción de bienes y servicios estandarizados que usan
sistemas de producción específicos, sino de competir a tra
vés de la capacidad para introducir sistemas de manufac
tura o de entrega flexibles y explotar las economías de al
cance resultantes . Este cambio tiene importantes impli
caciones para las estrategias empresariales y sectoriales ,
aun allí donde el fordismo no era dominante en sectores o
economías nacionales dadas . Por cierto , este cambio pro
porciona un mej or esquema interpretativo para entender la
actual crisis y dar alguna coherencia a la búsqueda de ca
minos para salir de la crisis . É ste es el contexto en que la
transición al paradigma tecno-económico postfordista lleva
a reorientar las principales funciones económicas del Esta
do, pues la combinación de la tendencia fordista a la
internacionalización con el énfasis postfordista en la pro
ducción flexible induce a quienes toman decisiones a cen
trarse en el problema del lado de la oferta de la competitividad
internacional y a subordinar la política de bienestar a las
exigencias de flexibilidad : éste es el cambio del EBK al ETS .
Al identificar este cambio no afirmo que la " abigarrada di
versidad" de los regímenes políticos desaparecerá con la tran
sición al postfordismo , aunque parezca estar surgiendo esa
tendencia general tanto en el discurso oficial como en los
cambios defacto en las formas de intervención del Estado .
En cuarto lugar, la j erarquía macroeconómica global se
está redefiniendo con una conciencia creciente de la impor
tancia central de tres polos supranacionales de crecimien
to , que se basan en las hegemonías regionales de los Esta-
72
dos Unidos , Japón y Alemania, y se reflej an en los intentos
de crear un Área Norteamericana de Libre Comercio , un
Espacio Económico Europeo y una Comunidad Económica
del Pacífico Asiático . Ya hay una importante base material
para estos desarrollos con la creciente intensidad del co
mercio interno de cada bloque. No obstante, el aparente
mente inevitable surgimiento de esta "tríada de poder" en
frenta tres importantes contratendencias : la creciente
interpenetración de esos mismos tres poderes, los cambios
en las j erarquías nacionales dentro de cada región de la tríada
y el resurgimiento gradual de economías regionale s dentro
de las economías nacionales . Lo que vemos realmente es
una remodelación de la j erarquía de regiones en todas las
esc alas espaciales , desde las "regiones mundiales" (tríadas) ,
pasando por las regiones internacionales y los Estados-na
cione s hasta las regiones y localidades de cada Estado
[TAYLOR, 1 99 1 ] . Las empresas y los bancos transnacionales
son los principales actores en este proceso de remodelación,
pero , como se señaló antes , a menudo éstos son ayudados y
respaldados por los Estados nacionales . Sin embargo , a
medida que se despliegue este proceso complej o y contra
dictorio, los Estados también tendrán que asumir las innu
merables repercusiones domésticas del proceso de reestruc
turación global, lo cual exige reposicionar los Estados den
tro del sistema internacional así como reestructurar y re
orientar las entidades del Estado en cada país . No obstante ,
el "vaciamiento" del Estado nacional así generado adquiere
una marcada dimensión regional a medida que los aparatos
del Estado a diferentes niveles buscan ir más allá de la sim
ple reacción y adoptar un papel proactivo (proactive role).
Esto , a s u vez, indica l a necesidad d e claras estrategias d e
alianzas entre Estados a diferentes escalas regionales para
conformar las bases de la supervivencia económica y políti
ca a medida que éstas se vuelven imperativas para la
competitividad estructural. La naturaleza de esas alianzas
variará con la posición de las economías involucradas den
tro de la j erarquía internacional. Así, mientras que una eco
nomía abierta pequeña puede buscar una integración más
estrecha con el poder económico dominante en su polo de
crecimiento triádico inmediato , ese poder dominante puede
buscar no solamente atraer selectivamente a las e conomías
vecinas dentro de su órbita económica estratégica sino , tam
bién, entrar en alianzas con otros poderes dominantes de la
73
tríada. Sin embargo , en este nivel de análisis no se puede
determinar con precisión cómo funcionarán estas estrate
gias , en tanto ello depende del cambiante equilibrio de fuer
zas y de los diversos modos de cálculo estratégico . Lo cual,
a su vez, afectará fundamentalmente las diversas formas
que adopte el "vaciamiento" .
74
obras emblemáticas : Keynes fue citado a menudo p ara jus
tificar el creciente interés por el posible papel del Estado en
el mantenimiento del pleno empleo; Schumpeter está sien
do rede scubierto como teórico de la fuerza motivadora de la
innovación en ciclos largos . Por tanto , el contraste entre ellos
no es tan específico como el contraste entre el interés en la
demanda y en la oferta, ya que el interés de Schumpeter por
esta última difiere notablemente del que le concedían Hayek,
Friedman o Laffer. En su análisis de la dinámica del creci
miento capitalista, lo esencial era la oferta de innovaciones
antes que las implicaciones de la libertad, el dinero o la
tributación sobre la oferta, y esta competitividad estructu
ral orientada por la innovación es lo que se está volviendo
esencial para el desempeño exitoso de las funciones econó
micas del Estado capitalista contemporáneo . En forma se
mejante , al adoptar el término "wor�are" para identificar
un segundo aspecto clave de la forma de Estado emergente ,
no pretendo que una precondición para mantener el bien
estar de las personas físicamente capaces sea trabaj ar ,
reconvertirse o demostrar l a disposición a hacerlo . Por el
contrario , quiero destacar una importante reorlentación de
la política s o cial : el abandono de las preocup a ciones
redistributivas basadas en la ampliación de los derechos al
bienestar en un Estado-nación en favor de unos intereses
más productivistas y ahorradores de costos en una econo
mía abierta. A este respecto , el significado más usual de
workfare es el caso especial, neoliberal, de la tendencia más
general de la reorganización del papel del Estado p ara pro
mover la reproducción social. Por el momento , quiero con
centrarme en las tendencias generales y aplazar la revisión
de sus diversas variantes .
Los rasgos específicos del ETS son el interés en promover
la innovación y la competitividad estructural en el campo
de la política económica, y el interés en promover la flexibi
lidad y la competitividad en el campo de la política social.
Naturalmente , el ETS también expresa otros intereses y des
empeña otras funciones típicas de los Estados capitalistas ,
pero la combinación de estos dos intereses gemelos , junto
con sus implicaciones para el funcionamiento global del
Estado , es lo que lo diferencia de otros regímenes c apitalis
tas . Ambos se vuelven parte integral de su estrategia de acu
mulación y también se reflej an en los proyectos del Estado
y en los proyectos hegemónicos con los cuales está asocia-
75
do . Así, aunque la mayoría de los Estados capitalistas avan
zados tienen alguna forma de política de innovaciones , el
ETS se caracteriza por su interés consciente , explícito y es
tratégico en la promoción de innovaciones y por su amplia
interpretación de los factores que llevan a la innovación
exitosa. Del mismo modo , aunque muchos Estados capita
listas avanzados tienen alguna forma de política de compe
tencia, el ETS se distingue por su interés consciente , explí
cito y estratégico en las diversas y variadas condiciones que
producen la competitividad estructural en economías abier
tas . En términos similares , volviendo a la política social del
ETS , aunque el interés en el entrenamiento y el funciona
miento del mercado de trabaj o ha sido un rasgo duradero
del compromiso estatal con la reproducción social de la fuer
za de trabaj o , ahora se da mayor peso a la flexibilidad y ésta
ha adquirido nuevas connotaciones en ambos campos . Com
plementando estos nuevos intereses estratégicos de la polí
tica económica y social, otros obj etivos de política anterio
res se han desatendido e incluso se han rechazado . Así,
mientras que el EBK se empeñaba en asegurar el pleno
empleo, el ETS desatiende este obj etivo en favor de la pro
moción de la competitividad estructural. Análogamente ,
mientras que el EBK buscaba extender los derechos socia- ·
les a sus ciudadanos , el ETS se interesa en suministrar ser
vicios de bienestar que b enefic.ien los negocios , con el resul
tado de que las necesidades individuales pasan a ocupar
un lugar subordinado .
En el análisis anterior está implícito el supuesto operativo
de que el ascenso del ETS se refleja en cambios de discurso
económico , de modos de cálculo y de conceptos estratégicos,
y es reforzado por esos cambios . Tales cambios son un im
portante correlato de la reestructuración y reorientación del
Estado nacional en el período actual, y constituyen un im
portante vínculo mediador entre los cambios estructurales
de la economía global y la transformación del Estado , pro
porcionando un esquema interpretativo dentro del cual co
bran sentido esos cambios , las crisis que a menudo los acom
pañan y las repuestas adecuadas para enfrentarlos . Dos
cambios discursivo-estratégicos muy dicientes en la transi-
. ción del EBK al ETS son el menor interés en la "productivi
dad" y en la "planeación" y el énfasis en la "flexibilidad" y el
" empresarialismo " . La articulación de estos dos cambios
discursivo-estratégicos dentro de nuevas estrategias de acu-
76
mulación - proyectos de Estado y proyectos hegemónicos
y su capacidad para movilizar el apoyo y entregar políticas
es tatales efectivas contribuyen a modelar la reestructura
ción y reorientación del Estado contemporáneo y a producir
diferentes regímenes de regulación (ver el acápite "Estrate
gias alternativas del ETS"); y es precisamente la necesidad
de esa mediación (igual que , por ej emplo , la variabilidad en
las capacidades del Estado) la que asegura que la consoli
dación exitosa de un ETS esté lej os de ser automática.
Veamos ahora cómo se reflejan las funciones económicas
y sociales respectivas del EBK y del ETS en dos importantes
características estructurales (en tanto opuestas a las discur
sivo-estratégicas ) de los dos regímenes, que conciernen a la
articulación de las formas dinero , salario y Estado . Las for
mas dinero y salario incorporan las contradicciones estruc
turales del capital como relación social y, por tanto , dan
lugar a dilemas estratégicos . En la forma dinero esto se ex
presa en el hecho de que el dinero puede circular como
moneda nacional y como moneda internacional. En el caso
de la forma salario , hay una contradicción entre su función
como costo para el capital y su función como fuente de de
manda. Estas contradicciones se reflejan de modos muy
diferentes en los regímenes de Bienestar Keynesiano y de
Trabaj o Schumpeteriano .
En primer lugar, mientras que en el EBK el dinero fun
ciona principalmente como moneda nacional y su circula
ción dentro de la economía nacional está controlada por el
Estado nacional, esta posición es amenazada en el ETS por
los crecientes flujos de capital financiero a través de las fron
teras y sus adversas implicaciones para el control moneta
rio por parte de los Estados nacionales8• Por cierto , la crisis
de la moneda nacional es un importante factor que contri
buye a la crisis del Estado de Bienestar Keynesiano. El re
conocimiento de la vulnerabilidad económica nacional ante
los masivos y volátiles movimientos de dinero es central para
el Estado de Trabaj o Schumpeteriano , puesto que si la forta-
77
leza de la moneda nacional depende cada vez más de la fuer
za competitiva de la economía nacional en una economía
mundial cada vez más abierta, la intervención económica debe
tomar entonces cada vez más la forma de desarrollos orienta
dos por la oferta, en vez de tratar, en vano , de manejar el lado
de la demanda. Este hecho, a su vez, refuerza la necesidad
de gastar para satisfacer las necesidades productivas y com
petitivas , aun en el antiguo Estado de Bienestar.
En segundo lugar, mientras que en el EBK el salario fun
cionó principalmente como fuente de demanda, en el ETS
éste se considera principalmente como un costo de produc
ción. En el EBK, el crecimiento de los salarios servía a los
intereses del capital logrando la plena utilización de la ca
pacidad productiva en una economía cerrada donde predo
minaba la producción masiva. Siempre que los salarios y la
productividad del sector de bienes de consumo variaran en
un rango semej ante , se compensaría cualquier tendencia a
una crisis de subconsumo debida a una demanda insufi
ciente o a una reducción de los b eneficios inducida por los
salarios [LIPIETZ, 1 98 2 ]9• El EBK contribuyó a este resultado
legitimando la negociación colectiva, generalizando las nor
mas de consumo masivo y comprometiéndose en un mane
jo contracíclico de la demanda. Pero la internacionalización
creciente que acompaña las etapas finales del fordismo trans
forma esta situación: el salario se ve cada vez más como un
costo de producción. Donde se ve como un costo fijo (por
ej emplo, en las fuerzas de trabaj o nodales -core workforce
de Japón y Alemania) , puede estimular la innovación y el
reentrenamiento a fin de mantener una estrategia de acu
mulación con altos salarios y alto crecimiento . A la inversa,
donde se considera como un costo variable (como en los
casos británico y estadounidense distintamente organiza
dos) , el " cortoplacismo" y el " despida y contrate" ("hire-and-
fire") pueden suscitar la esperanza de que la flexibilidad
neoliberal ayude a mantener la competitividad. Estos co
mentarios subrayan la necesidad de discutir las variantes
del ETS , lo cual se hará en la sección pertinente .
78
Permítanme terminar con dos advertencias más sustan
cial es 10. La primera es que al identificar el ETS con la inter
vención de la oferta, no pretendo afirmar que éste pueda
ignorar, sin riesgos , el lado de la demanda. Es muy claro
que la duración de la crisis del fordismo y la actual transi
ción al postfordismo están asociadas a p�blemas del lado
de la demanda. Los excesivos déficits presupuestales , las
políticas monetarias excesivamente restrictivas y los frecuen
tes y enormes desequilibrios de la cuenta corriente han ge
nerado serios impedimentos para el surgimiento de una
nueva y duradera oleada de expansión económica. Pero es
tos problemas se acentúan por las tendencias antes señala
das y exigen soluciones internacionales tanto como nacio
nales : eso se refleja en los llamados a un keynesianismo
internacional y en los esfuerzos nacionales para manej ar
estos problemas de demanda mediante la reestructuración
de la política social en concordancia con los principios del
workfare. El creciente carácter internacional de estos pro
blemas de demanda refuerza el proceso de "vaciamiento"
antes mencionado , y éste , a su vez, crea espacios para la
creciente intervención de la oferta por parte del Estado . Y la
segunda advertencia es que , inversamente , el hecho de de
signar la forma Estado de postguerra como "keynesiano"
parecería ignorar sus contribuciones a la oferta de innova
ciones tecnológicas a través del creciente apoyo a la ciencia,
los fondos masivos para enseñanza superior y, a menudo ,
el enorme apoyo a la investigación y el desarrollo militares .
Pero aquí también es importante recalcar que las cuatro
tendencias globales ya señaladas transforman fundamen
talmente la relación entre tales políticas de demanda y de
oferta. Mientras que las políticas de oferta del EBK eran
modeladas por el paradigma fordista con su énfasis en las
economías de escala, la gran ciencia y el aumento de la pro
ductividad, las políticas de oferta del ETS se orientan a la
innovación permanente , a las economías de alcance y a la
competitividad estructural. Esto da un premio mucho ma -
yor a la gestión autorreflexiva del sistema nacional de inno
vación y a la capacidad de aprendizaj e institucional con res-
. pecto al que era típico en el EBK fordista.
79
EL "VACIAMIENTO " Y EL DESARROLLO DEL ETS
Otro aspecto clave del desarrollo del ETS es la suj eción del
Estado nacional a una serie de cambios complej os que llevan
a su "vaciamiento". Este término recuerda intencionalmente
las "empresas vacías" ("hollow corporations"), es decir, las
transnacionales que ubican su sede central en un país y rea
lizan sus operaciones principalmente en otros países. Por
analogía, la metáfora del "Estado vacío" ("hollow state") pre
tende indicar dos tendencias : primera, que el Estado nacio
nal mantiene muchas de sus funciones de dirección central,
incluyendo los atavíos de la autoridad ej ecutiva central y de
la soberanía nacional así como los discursos que lo sostie
nen; y segunda, que sus capacidades para traducir su auto
ridad y soberanía en un control efectivo están limitadas por
un complej o desplazamiento de poderes . Los cambios resul
tantes en la articulación formal y en la autonomía operacio
nal de los Estados nacionales tienen importantes repercu
siones sobre las formas de representación e intervención, las
j erarquías internas , las bases sociales y los proyectos del Es
tado a todos los niveles de la organización estatal.
Una primera repercusión es que el papel de los sistemas
estatales supranacionales está aumentando . Las entidades
internacionales , transnacionales y pan-regionales no son
nuevas y tienen una larga historia. Lo que hoy es importan
te es su aumento numérico , la ampliación de su alcance
territorial y su adquisición de importantes nuevas funcio
nes . Esto reflej a el gradual surgimiento de una sociedad
mundial enraizada en un creciente número de sistemas fun
cionales globales ( económicos, científicos, legales , políticos,
militares) y en el mayor reconocimiento del alcance global
de nuevos y viej os riesgos. Esta expansión funcional es no
toriamente evidente en el interés que despliegan los cuer
pos supranacionales por fomentar la competitividad estruc
tural dentro de los territorios en que se mueven, el cual va
más allá del interés por manej ar las relaciones monetarias
internacionales , la inversión extranj era o el comercio para
abarcar una amplia gama de factores del lado de la oferta,
de naturaleza económica y extraeconómica.
Este cambio es particularmente claro en la Comunidad
Europea, donde , después de varios intentos relativamente
poco eficaces para concertar el manej o de la crisis en diver
sas industrias decadentes a finales de los sesenta y comien-
80
zos de los setenta, la atención se ha dirigido a fomentar la
oferta de nuevos productos y procesos , pretendiendo , por
encima de todo, lograr la competitividad estructural. La
Comisión Europea intenta crear una clase de sectores in
tensivos en investigación y desarrollo que puedan competir
mundialmente, con alto valor agregado y elevado crecimiento,
no sólo estableciendo las bas es para el surgimiento de
euroempresas sino también estimulando alianzas estraté
gicas de varios tipos . Las áreas claves obj eto de interven
ción incluyen las tecnologías informática y manufacturera,
las telecomunicaciones , la biotecnología, los nuevos mate
riales y la ciencia y la tecnología marinas . El obj etivo de la
Comisión a este respecto es estimular la cooperación entre
empresas , laboratorios y universidades de toda Europa para
desarrollar nuevas tecnologías y nuevos productos que sa
tisfagan las necesidades existentes o potenciales del merca
do [EUROPEAN COMISSION, 1 986]. Tales políticas pueden tener
importantes efectos "multiplicadores" e "inhibidores" en los
niveles nacional, regional y local. Pueden tener un significati
vo efecto de demostración y promover el aprendizaj e tecnológi
co e institucional en toda la Comunidad, especialmente donde
hay Estados sensibles , fondos utilizables y socios capaces a
los niveles más bajos. Pero pueden absorber o eclipsar las ini
ciativas de estos niveles , o fracasar debido a que allí no existen
las "correas de transmisión" adecuadas. Además , las políticas
de la Comisión Europea pueden fracasar porque están sesgadas
contra "los proyectos más diversificados , de menor escala y
socialmente orientados que se adaptarían mej or a las con
diciones locales" [TóMMEL, 1 98 7 , 3 79 -380 ] . En síntesis , la
coordinación a través de los territorios parece necesaria para
el éxito de estas políticas del ETS . Sin ella, las políticas de
nivel inferior fácilmente pueden llevar a una implementación
desastrosa y las políticas del nivel superior, a un " mercan
tilismo municipal" dilapidador e ineficaz [YouNG, 1 986; y
FOSLER, 1 98 8 ] .
L a segunda repercusión de los cambios e n el papel del
Estado es que , junto al aumento de los aparatos estatales
internacionales , se observa un papel más fuerte del Estado
local. Esto reflej a la creciente internacionalización así como
el retroceso del Estado-nación, puesto que la globalización
significa que "la economía local sólo puede verse como un
nodo dentro de una red económica global que carece de una .
existencia significativa fuera de este contexto" [AMIN y RoBINS,
81
1 990 ] 1 1 • Durante la era fordista, los Estados locales opera
ron como extensiones del Estado de Bienestar Keynesiano
central y la política regional se orientó principalmente a la
(re)localización de la industria con el interés de difundir el
pleno empleo y reducir las presiones inflacionarias debidas
a recalentamientos localizados . Dichos Estados proporcio
naron la infraestructura local para apoyar la producción
masiva fordista, promover el consumo colectivo y las políti
cas de bienestar locales y, en algunos casos (especialmente
cuando se extendió la crisis del fordismo ) , ofrecer subsidios
en un esfuerzo para competir con los demás para atraer
nuevos empleos o impedir la pérdida de los empleos exis
tentes . Sin embargo, tras la crisis fordista, las actividades
económicas locales dan mayor énfasis a la regeneración eco
nómica y a la competitividad. La preocupación central e s
" cómo pueden las instituciones estatales modelar las eco
nomías regionales para hacerlas más competitivas en la
nueva economía mundial" [ FosLER, 1 98 8 , 5 ] . Hay un cre
ciente interés en las políticas del mercado de trabaj o regio
nal, la educación y el entrenamiento , la transferencia de
tecnología, el capital de riesgo local, los centros de innova
ción, los parques científicos y similares . Esto llevó a que
Van Hoogstraten sugiriera que el Estado, "aunque maltre
cho a nivel nacional debido a su compromiso fordista con el
manej o de la crisis , parece haber resurgido de las cenizas a
los niveles regional y local" [VAN HooGSTRATEN, 1 983, 1 7 ]12•
A su vez, esto se liga a la reorganización del Estado local
a medida que surgen nuevas formas de asociación local para
orientar y promover el desarrollo de los recursos locales . La
regeneración económica implica mucho más que una solu
ción técnica y exige la acción coordinada en áreas tales como
las políticas de educación, entrenamiento y provisión de in
fraestructura, la disponibilidad de capital de riesgo, la polí
tica cultural, etc . A su vez, esto lleva a la incorporación de
sindicatos locales , cámaras locales de comercio , capital de
riesgo local, entidades educativas locales , centros locales
de investigación, y también de los Estados locales . Esta ten
dencia se ve reforzada por la incapacidad del Estado central
para ej ecutar programas suficientemente diferenciados y
82
s ensibles para afrontar los problemas específicos de las lo
calidades particulares . Por consiguiente , éste devuelve esas
tareas a los Estados · 1ocales y les proporciona apoyo y re
cursos [ DYSON, 1 989, 1 1 8 ] . Las explicaciones más optimis
tas de esta tendencia consideran que lleva a una confedera
ción -para crear empleos y compartir riesgos locales - de
los Estados locales basados en economías regionales fuer
tes que se dan apoyo recíproco en la actual lucha para man
tener un horizonte competitivo [SABEL, 1 989 ] . Pero los esce
narios más pesimistas anticipan una polarización creciente
en las localidades así como un incremento de las desigual
dades regionales .
La tercera repercusión consiste en que hay una creciente
vinculación entre los Estados locales , fenómeno estrecha
mente relacionado con los dos cambios anteriores . Por cier
to, Dyson afirma que "uno de los desarrollos políticos más
interesantes desde los años setenta ha sido el desplazamiento
errático pero gradual de un número creciente de autorida
des locales desde una identificación de su papel en térmi
nos puramente nacionales hacia un nuevo interés en las
relaciones transnacionales" [ DYSON, 1 989, l ] . En Europa,
esto implica el establecimiento de vínculos verticales con
las instituciones de la Comunidad Europea, especialmente
la Comisión Europea, y de vínculos directos entre autorida
des locales y regionales de los Estados miembros . La bús
queda de apoyo a través de las fronteras se ve reforzada a
medida que el Estado central se empeña en una estrategia
más neoliberal . Pero también puede observarse en otros
países 13: se perciben tendencias similares en el Este Asiáti
co (con notables vínculos entre Hong Kong, Macao y Guang
dong, y en el llamado "triángulo de crecimiento", conforma
do por Singapur, Johor y Riau); aunque esta tercera ten
dencia es menos marcada en Norteamérica (pese a que la
city empresarial y el Estado local han experimentado una
notoria expansión). Pero los ej emplos más notables se ob
servan en la expansión de la cooperación transfronteriza de
ciudades eslab onadas a lo largo de la frontera entre Esta-
dos Unidos y México. Incluso en los mismos Estados Uni
dos , la ampliación de los vínculos subnacionales entre paí
ses es tal, que , por ejemplo , Duchacek habla de la difusión
83
de la "soberanía perforada" a medida que los países se ha
cen más abiertos a los contactos trans-soberanos a nivel
local y regional [ DUCHACEK, LATOUCHE y STEVENSON, 1 988].
EL POSTFORDISMO Y EL ETS
84
y la re-regulación, hay pocos límites para el funcionamiento
del imaginario económico y político . No obstante , la rees
tructuración y la reorientación del sistema estatal tienen
que jugar un papel importante en la modelación de la tran
sición del fordismo al postfordismo , directamente y a través
de sus repercusiones sobre las transformaciones en otras
esferas reguladoras .
Antes de considerar las posibles razones para describir el
ETS como postfordista, consideremos algunas tendencias a
la crisis relevantes en el caso del modelo fordista de creci
miento : el agotamiento gradual (y siempre relativo) del cre
cimiento potencial que provenía de la difusión de la produc
ción masiva hacia otras ramas ; la relativa saturación de los
mercados de bienes de consumo durables ; la ruptura del
círculo virtuoso de la acumulación fordista a través de la
internacionalización; las crecientes incoherencia e inefica
cia del manej o económico nacional a medida que las econo
mías se vuelven más abiertas ; el impacto estanflacionario
del EBK sobre la dinámica del crecimiento fordista (espe
cialmente donde la intervención económica del Estado tam
bién se interesa en mantener el empleo de los sectores de
cadentes) ; una crisis fiscal creciente debida a la expansión
en cadena de los gastos de consumo social; y la aparición de
una crisis de la seguridad social debida a la expansión del
empleo parcial, temporal y discontinuo a expensas de la nor
ma fordista de empleo de tiempo completo . Puede decirse
que el surgimiento de un régimen de acumulación postfor
dista responde , de diversos modos , a estas tendencias a la
crisis : transforma la producción masiva y va más allá de
ella; segmenta los viej os mercados y abre otros nuevos ; está
menos restringido por las condiciones de demanda nacio
nales pero hace nuevas exigencias a los sistemas de innova
ción regionales y nacionales ; remplaza la planeación macro
económica en las economías autocéntricas por la flexibilidad
del lado de la oferta en respuesta a la turbulencia internacio
nal; ofrece nuevos medios para regenerar las viejas indus
trias así como para remplazarlas ; promete nuevas formas de
organización del consumo social para reducir costos y hacer
lo más funcional para los negocios ; y puede explotar aún
más la fragmentación y polarización de la fuerza de trabaj o
generada por la crisis del fordismo .
Esta explicación lleva a preguntar si los rasgos caracte
rísticos del ETS se adecúan a la dinámica de los regímenes
85
de acumulación postfordistas . Parece justificarse una res
puesta afirmativa si sólo se tienen en cuenta los términos
de la definición, puesto que dada la evidente crisis del EBK
que acompaña a la crisis del fordismo , un ETS consolidado,
tal como se define aquí, claramente se desempeñaría mej or.
Se compromete a intervenir el lado de la oferta para promo
ver la innovación permanente y mej orar la competitividad
estructural; y va más allá del simple recorte del bienestar
social para reestructurarlo y subordinarlo a las fuerzas del
mercado . Una respuesta menos tautológica debe esperar a
que se especifiquen las variantes del ETB y se analice empí
ricamente su viabilidad en coyunturas específicas .
Un segundo enfoque de la correspondencia entre el ETS y
el nuevo orden global consiste en relacionar las cuatro ten
dencias económicas antes mencionadas . La orientación es
tratégica del ETS hacia la innovación toma en cuenta las enor
mes ramificaciones de las nuevas tecnologías ; su interés en
la competitividad estructural reconoce los términos y condi
ciones cambiantes de la competencia internacional así como
su creciente importancia; su reestructuración y reorientación
de la reproducción social hacia la flexibilidad y la reducción
reflejan la conciencia del giro hacia el paradigma postfordista
así como el impacto de la internacionalización sobre las fun
ciones primarias del dinero y los salarios ; y su complej o "va
ciamiento" reflej a la compleja dialéctica entre globalización y
regionalización. En suma, para todas las cuatro tendencias ,
un ETS "vaciado" puede ayudar a modelar y consolidar los
rasgos claves del nuevo régimen de acumulación a una esca
la mundial. Este enfoque debe aceptarse por su capacidad
persuasiva hasta tanto no se examine adecuadamente la efec
tividad de los regímenes de ETS específicos (y de los modos
alternativos de regulación social del orden global emergente).
Sin embargo , para el propósito actual es más promisorio
un tercer enfoque , puesto que su fuerza persuasiva depen
de del desempeño anterior más que de los posibles futuros
postfordistas . Tal enfoque implicaría demostrar que aque
llas economías que crecieron más rápidamente durante la
crisis global del fordismo y se convirtieron en modelos para
las que están en crisis han avanzado especialmente en el
desarrollo de regímenes de ETS . Entre los ej emplos más
notables pueden mencionarse Japón, Alemania, Corea del
Sur, Taiwán, Brasil, la Tercera Italia y algunas de las econo
mías regionales más exitosas que de otro modo serían pro-
86
pensas a la crisis . Aunque fuera erróneo incluir literalmen
te a todas estas economías regionales y/ o nacionales en la
categoría de postfordistas (porque nunca fueron verdadera
mente fordistas ) , su creciente papel como ej emplos de tra
yectorias alternativas (y aparentemente exitosas) para los
regímenes fordistas en crisis indica que tienen un estatus
postfordista paradigmático .
87
das ; en las medidas para transformar el Estado de Bienestar
en un medio para apoyar y subsidiar los baj os salarios así
como para mej orar el poder disciplinario de las medidas y pro
gramas de seguridad social; y en la reorientación más general
de la política económica y social hacia las necesidades del sec
tor privado. Estas medidas se conjugan con la reprobación de
la asociación social y el apoyo a las prerrogativas empresaria
les, a las fuerzas del mercado y a un Estado fuerte . El neoli
beralismo también implica un enfoque cosmopolita que acoge
la internacionalización del espacio económico doméstico tanto
en la forma de inversión hacia dentro y hacia afuera como en
los llamados a la liberalización del comercio y la inversión in
ternacionales dentro de los bloques regionales y más en gene
ral. Se espera que la innovación siga espontáneamente a la
liberación de los espíritus animales de los empresarios indivi
duales cuando saquen ventaja de los incentivos en el nuevo
ambiente guiado por el mercado y de la promoción más gene
ral de una cultura empresarial por parte del gobierno . A su
vez, la competitividad nacional es entendida como el efecto
agregado de la competitividad microeconómica de las empre
sas individuales . De modo que el Estado tiene poco interés
en mantener un conjunto suficientemente profundo y cohe
rente de competencias económicas básicas para la economía
doméstica y los sistemas nacionales o regionales de innova
ción adecuados para sentar las bases de la competitividad
estructural. En este contexto, se espera que los aparatos es
tatales locales e internacionales actúen como puntos de apo
yo para el enfoque guiado por el mercado de la innovación y
del wor"lefare. Aunque a veces se ha dicho que el neoliberalismo
implica un regreso al libre mercado y al Estado liberal, eso
no es realmente factible en las condiciones actuales . Por tan
to, el neoliberalismo implica someter las empresas medianas
y pequeñas a nuevas formas de competencia monopolística a
escala global. Además , aunque los Estados nacional y local
adopten un papel de laissezfaire con la esperanza de generar
una cultura empresarial, aún deben demostrar la fortaleza
suficiente para desmantelar y remplazar el viejo modo de re
gulación social y resistir las subsiguientes presiones políti
cas para lograr formas de intervención ad hoc y conseguir
ventajas económicas o políticas de corto plazo. É stas no son
tareas fáciles .
El neocorporativismo confía en la institucionalización de
un enfoque de negociación continua y concertada de las
88
es trategias , las decisiones económicas y la conducta de los
agentes económicos . Basadas en el entendimiento autorre
flexivo de los vínculos entre sus propios intereses económi
cos privados y la importancia de los acuerdos colectivos para
la estabilidad de la economía socialmente incorporada y so
cialmente regulada, las fuerzas económicas comprometidas
en el neocorporativismo se esfuerzan por equilibrar la com
petencia y la cooperación. Sin embargo, baj o la influencia de
las cuatro tendencias antes señaladas , este sistema se dife
rencia del corporativismo fordista basado en el predominio
de la producción en serie y los sindicatos masivos y en la
primacía del pleno empleo y la estanflación como preocupa
ciones económicas . Así, el alcance de los ordenamientos
corporativistas refleja la diversidad de las comunidades y re
des políticas relevantes para un modo de crecimiento orien
tado a la innovación, así como la creciente heterogeneidad de
las fuerzas laborales y los mercados de trabajo. Los ordena
mientos corporativistas en un ETS emergente también se
orientan más directa y explícitamente a la importancia crucial
de la innovación y de la competitividad estructural. Éstos
pueden extenderse más allá de las asociaciones de negocios
y los sindicatos de trabajadores para incluir a las comunida
des políticas que representan a distintos sistemas funciona
les (por ej emplo, la ciencia, la salud y la educación) ; y la
implementación de políticas se hará cada vez más flexible
con la extensión de la "autorregulación regulada" y de los
intereses privados del gobierno, de modo que haya menos
cbmpromiso directo del Estado en el manej o del "lado de la
oferta" y más énfasis en las políticas industriales privadas .
Los ordenamientos corporativistas también pueden volverse
más selectivos (por ejemplo , excluyendo algunos intereses
industriales anteriormente atrincherados y a los trabajado
res periféricos o marginales , integrando algunos sectores na
cientes y dando mayor peso a los trabajadores de los nodos
[core workers]); y, reflejando la mayor flexibilidad y descen
tralización de los rasgos claves de la economía postfordista,
los centros de gravedad neocorporativistas se desplazarán
hacia el micronivel de las empresas y las localidades a ex
pensas de la concertación macroeconómica centralizada. Esto
no es incompatible con los vínculos neocorporativistas que
conectan a las empresas o localidades en diferentes espacios
económicos nacionales y pasan por alto al gobierno central.
Bien sea al nivel local, al nacional o al supranacional, el Es-
89
tado está tan comprometido con esas estrategias neocor
porativistas como con los enfoques neoliberal o neoestatista.
Sin embargo , sus recursos y acciones son utilizados para
respaldar o apoyar las decisiones logradas a través de la
negociación corporativista más que para promover la falta
de responsabilidad neoliberal o las iniciativas neoestatistas
autónomas y proactivas . Y esto significa, a su vez, que la
docilidad ante las políticas estatales es voluntaria o depen
de de acciones adoptadas por organizaciones corporativistas ,
autorreguladas , dotadas de un estatus público .
El neoestatismo implica un enfoque - orientado por el mer
cado pero patrocinado por el Estado - de la reorganización
económica en la que el Estado interviene para orientar el de
sarrollo de las fuerzas del mercado . Hace esto a través del
despliegue de sus poderes de coordinación obligatoria, de sus
propios recursos y actividades económicas y de sus propias
bases de conocimiento e inteligencia organizacional. Sin em
bargo, al desplegar estos diversos recursos en apoyo de una
estrategia de acumulación nacional, tiene plena conciencia
de la naturaleza cambiante de la competencia internacional,
lo que implica una combinación de desmercantilización, fle
xibilidad patrocinada por el Estado y otras actividades del
Estado encaminadas a garantizar la eficiencia dinámica de
un núcleo productivo . Esto se reflej a en una política estruc
tural activa en que el Estado fij a los obj etivos estratégicos
relacionados con nuevas tecnologías , transferencia tecnoló
gica, sistemas de innovación e infraestructura y otros facto
res que afectan la competitividad estructural global de la
economía. También favorece una política activa en el mer
cado de trabaj o para reentrenar la fuerza laboral y estimu
lar un mercado de trabaj o flexible en habilidades en vez de
flexible en precios ; interviene directa y abiertamente con sus
propios recursos económicos y políticos para reestructurar
las industrias en decadencia y promover los sectores na
cientes ; y se compromete en una gama de estrategias para
guiar la sociedad, basado en su propia inteligencia estraté
gica y sus propios recursos económicos , para promover ob
j etivos específicos mediante la acción concertada con diver
sas comunidades políticas que abarcan intereses públicos ,
mixtos y privados . Estas actividades buscan elevar la eco
nomía doméstica en la j erarquía tecnológica creando y man
teniendo una base productiva coherente y competitiva, y
adelantando una estrategia de especialización flexible en
90
sectores de alta tecnología específicos . Aunque el Estado
central mantiene un papel estratégico clave en estas áreas ,
también permite y estimula actividades paralelas y com
plementarias en los niveles regional y I o local . Pero su de
seo de proteger las competencias tecnológicas y económi
cas nodales de su base productiva viene a menudo asocia
do con el neomercantilismo a nivel supranacional.
Es cierto que pueden combinarse elementos de estas es
trategias , como puede verse en todos los niveles de inter
vención política. En la Comunidad Europea, por ej emplo ,
encontramos : a) La estrategia de mercado único, que tiene
como premisa un enfoque neoliberal de la competitividad ,
creando un amplio mercado europeo mediante la liberaliza
ción, la desregulación y la internacionalización; b ) Una es
trategia neoestatista en la cual la Comisión Europea coordi
na las redes que unen diferentes niveles de gobierno de di
ferentes Estados , así como agencias semipúblicas y priva
das que abarcan instituciones educativas , institutos de in
vestigación, empresas y bancos, con el fin de promover nue
vas tecnologías , transferencia de tecnología, etc . ; y c) Una
estrategia neocorporativista orientada a una Carta Social
(Social Charter) que impida el dumping social y, por tanto ,
que apuntale los intentos de reentrenar y readiestrar a los
trabaj adores en la búsqueda de un trabaj o más fl exible y
responsable [PERRIN, 1 988; y GRAHL y TuAGUE, 1 99 1 ]. Puede
ser que estos enfoques no sean compatibles ; la Comisión Eu
ropea ha sostenido incluso (no sin insinuar una razón espe
cial y una argucia política) que los elementos neoliberales de
su estrategia para la competitividad estructural pueden ser
considerados como sus elementos catalizadores, y que sus
elementos neoestatistas son sus aceleradores [ EUROPEAN
CüMISSION, 1 99 1 , 23 ] 1 4. Esto sugiere también que algunos
aspectos del proyecto neocorporativista pueden ser vistos
como prerrequisitos del ajuste estructural y de la compe
titividad estructural en la medida en que promueven la cohe
sión económica y social .
También se encuentran diferentes estrategias dentro de
cada Estado europeo. El thatcherismo implica claramente
el predominio de la estrategia neoliberal, pero no ha recha-
91
zado totalmente otras estrategias . Así, los programas del
gobierno central (reconocidamente de pequeña escala) han
sido orientados a la transferencia de tecnología y a la inves
tigación en tecnologías genéricas ; y, no obstante la velada
hostilidad hacia el corporativismo tripartito y la agrupación
social a nivel nacional, han promovido el corporativismo
empresarial y un "nuevo realismo" entre los trabajadores.
Además , aunque el gobierno central ha estado en retroceso ,
ha habido una proliferación real de iniciativas de desarrollo
económico local dentro de las líneas del ETS . Baj o autorida
des locales de inclinación laborista, estas iniciativas han
seguido a menudo líneas neocorporativistas o neoestatistas ;
mientras que las autoridades conservadoras se han inclina
do más al neoliberalismo o al neocorporativismo sin traba
j adores organizados . En otros Estados europeos y otras re
giones de la tríada también pueden encontrarse diversas
combinaciones de estrategias .
A menudo hay buenas razones para esta variedad, sobre
todo en las diferentes condiciones locales que se entienden
mej or cuanto más cerca se está del terreno . Pero la compe
titividad económica global de la nación exige que el gobier
no central coordine y apoye estos esfuerzos , puesto que la
efectiva " descentralización territorial requiere una adecua
da asignación de las responsabilidades entre autoridades
comunitarias , regionales y nacionales así como una ade
cuada coordinación de sus acciones" [ PERRIN, 1 988, 422].
Esto es especialmente importante allí donde las iniciativas
económicas implican no sólo diferentes estratos del gobier
no sino también asociaciones de negocios y entidades pri
vadas , y es esencial para establecer nuevos ordenamientos
institucionales y asignar roles específicos y competencias
complementarias entre diferentes escalas espaciales y tipos
de actores y, por tanto , para asegurar que la línea estratégi
ca dominante se traduzca en una acción efectiva [ Fox, 1 986;
PERRIN, 1 988; y KAWASHIMA y S T óHR , 1 988].
C OMENTARIOS FINALES
92
esto implica transformar conceptos ya introducidos a ma
yores niveles de abstracción y simplicidad. En comentarios
anteriores sobre la teoría de la regulación, ya se han dado
algunos lineamientos metodológicos para hacerlo [ JEssoP,
1 990]. Sin embargo , en vez de continuar ese ej ercicio en
estos comentarios finales , volveré a presentar los argumen
tos claves a la luz de los esfuerzos de concretización y espe
cificación hechos en secciones anteriores .
En primer lugar, he sostenido que el paradigma político
del Estado de Bienestar Keynesiano y su forma de Estado
asociada están en decadencia terminal [ JEssoP, 1 99 1 ] ; la he
vinculado no sólo con la crisis del régimen de acumulación
fordista de mediados de los setenta, con la que frecuente
mente se ha asociado el EBK, sino también con la reestruc
turación más general de la economía mundial que ha veni
do ganando terreno desde mediados de los setenta. Tam
bién he mostrado que el siguiente paradigma político y su
forma de Estado pueden describirse útilmente como un Es
tado de Trabaj o Schumpeteriano . Además , mientras que el
EBK se organizó típicamente como un Estado nacional con
relés locales , el ETS está asumiendo una forma "vacía" , más
dispersa. Adicionalmente , he sugerido por qué ésta puede
ser la forma de Estado general más adecuada para un modo
postfordista de crecimiento en la economía global que está
emergiendo .
En segundo lugar, independientemente de la fuerza de
las presunciones sobre la actual transición del EBK al ETS
"vaciado" , he tratado de explicar por qué pienso que el sur
gimiento de este último es cada vez más evidente a través de
la economía mundial. He relacionado este surgimiento con
cuatro tende:qcias de la economía global, las cuales deben
incluirse para ofrecer una explicación plausible : el cambio
de paradigma del fordismo al postfordismo , por ej emplo, ig
nora los desarrollos tecnológicos que inducen a un rol
schumpeteriano del Estado ; así mismo , el postfordismo y
las nuevas tecnologías , sin la creciente internacionalización,
serían insuficientes para explicar el creciente énfasis en la
competitividad estructural y la residualización del bienes
tar; la regionalización agrega una dimensión adicional a la
económica y a la política. Aún debe hacerse mucho esfuerzo
para explorar la interacción entre estos factore s y sus
implicaciones para la transformación del Estado . Un traba
jo más detallado sobre los modos de crecimiento y los mo-
93
dos de adhesión a la economía global sería de gran ayuda
para saber cuáles serán las formas más probables que asu
ma el ETS 1 5 .
Pese a su carácter preliminar y algo especulativo , hay al
menos tres problemas potenciales en esta línea de análisis
que no se debe dej ar de mencionar: la naturaleza teórica
precisa de los argumentos utilizados en defensa de la tesis
del ETS , los peligros de operar con una oposición dualista
simple entre el EBK y el ETS y la cuestión del alcance empí
rico y práctico real del argumento en su conjunto.
Primero , mi análisis puede ser acusado de funcionalismo,
de reduccionismo capital-teórico o de estructuralismo (o de
los tres) . Sin embargo , lo que hay aquí es un experimento
mental suscitado por la observación de algunas tendencias
generales . Trato de teorizar la forma del Estado adecuada
para un futuro régimen de acumulación postfordista, a un
alto nivel de abstracción. Este tipo de explicaciones tienden
a ser funcionalistas , capital-teóricas y estructuralistas . Sin
embargo , cuando el análisis se haga más concreto y com
plej o , debería ser posible redefinir los términos de la argu
mentación; se podrían examinar varias cuestiones : el aco
plamiento estructural entre cada modo de crecimiento y su
régimen político distintivo y los problemas que éste crea; las
complej idades de la relación capitalista en cada tipo de ré
gimen y sus implicaciones para las formas de la lucha eco
nómica y política en torno de la resolución de la crisis ; la
dependencia de la trayectoria para salir de la crisis que sur
ge en esas luchas y a través de ellas ; e incluso los proble
mas que surgen cuando el pre-ETS carece de las capacida
des para manej ar la transición 1 6•
Segundo , puesto que mi análisis ha operado principal
mente en términos de un contraste global entre el EBK y el
ETS , podría afirmarse que éste subsume demasiadas cosas
dentro de un conjunto de conceptos dualistas . Sin embar
go, mi intención no es adoptar un enfoque "subsuncionista" ,
y he intentado indicar las variantes de cada forma de régi
men regulador así como el aleance limitado de cada una.
En trabaj os posteriores sería interesante explorar otras for-
1 5 Un buen ejemplo de cómo puede hacerse este trabajo se encuentra en: KrrcHELT,
1 99 1 .
16 Sobre el caso británico, ver, por ejemplo: JESSOP, 1 992c.
94
mas de articulación entre los papeles económico y social del
Estado en relación con los diferentes modos de acumula
ción y otros aspectos de los modos de regulación social.
Finalmente , también podría decirse que el EBK no fue
universal en las economías capitalistas avanzadas de post
guerra. Esto es particularmente claro para las economías
europeas que descubrieron nichos complementarios , no
fordistas , en la economía global emergente y para las eco
nomías del Este Asiático orientadas a la exportación que no
pasaron por el EBK y desarrollaron regímenes de workjare
orientados hacia el lado de la oferta. Pero es interesante
señalar que las economías europeas con nichos no fordistas
a menudo fueron obligadas , en una etapa anterior, a adop
tar una política más rigurosamente orientada a la oferta y a
manej ar sus regímenes de bienestar con una atención ma
yor a los problemas de competitividad de lo que ocurrió en
las economías fordistas de Europa y Norteamérica. En este
sentido , éstas prefiguraron el ETS en aspectos cruciales .
Esto es aún más obvio en el caso del Este Asiático , puesto
que Japón, los cuatro tigres asiáticos y los NICs de tercera
fila del Pacific Rim deben en parte su notable éxito econó
mico a su capacidad para pasar por alto (por varias razo
nes) los intereses del EBK en favor de estrategias de acu
mulación que daban prioridad al lado de la oferta. A su vez,
el gran éxito de la vía j aponesa está reforzando ahora las
presiones sobre los otros dos polos triádicos de crecimiento
para abandonar el EBK en favor de estrategias de workjare
schumpeterianas . Pese a que Marx señaló que "la compe
tencia hace que las leyes inmanentes de la producción capi
talista sean percibidas por cada individuo capitalista como
leyes coercitivas externas" [ 1 867, 555 ] , las economías indi
viduales con sus sistemas de innovación pueden ser confor
madas para que perciban estas leyes a través de la compe
tencia schumpeteriana. É ste es el mecanismo clave que me
lleva a creer que seremos testigos de una continua consoli
dación del ETS "vaciado" en las e conomías capitalistas
exitosas . Los espacios económicos que fracasen en una for
ma o en otra para hacer esta transición descenderán en la
j erarquía global de espacios económicos y serán marginados .
Esto no excluye que haya luchas sobre las formas futuras del
ETS postfordista: incluso las hace aún más imperativas .
95
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98
DESARROLLOS RECIENTES
EN LA TEORÍA DEL ESTADO
Erifoques, problemas y agendas
99
hacer una crítica más detallada de los principales argumen
tos de la segunda reanimación teórica. Concluye con una
posible agenda para la investigación sobre el Estado .
EL LEGADO MARXISTA
1 00
En segundo lugar, los marxistas abandonaron gradual
mente la visión del aparato de Estado como cosa o suj eto
simple y comenzaron a analizar el poder del Estado como
una relación social compleja. Algunos de los primeros traba
jos veían al Estado nada más que como un instrumento neu
tral de dominación de clase; otros adoptaron una visión más
estructuralista, según la cual el Estado estaba obligado a
satisfacer los intereses capitalistas sin importar quiénes lo
controlaban, y otros vieron en el Estado a una especie de
suj eto calculador racional, un capitalista colectivo ideal, ca
paz de identificar y realizar los intereses del capital en gene
ral contra los intereses de los capitales individuales . Ningu
na de estas visiones resultó satisfactoria3, y gradualmente
aparecieron estudios sobre la selectividad estructural de los
diferentes Estados y los factores que determinaban sus ca
pacidades estratégicas . Por selectividad estructural designa
ban los medios con que el Estado, como conjunto de institu
ciones , ej ercía un impacto específico y diferencial sobre la
capacidad de las diversas fuerzas políticas para realizar sus
intereses y estrategias particulares mediante el acceso y el
control de ciertas capacidades estatales , las cuales siempre
dependen, para sus efectos, de vínculos con fuerzas y pode
res que están más allá del Estado4• También se prestó más
atención a la variabilidad, organización y ej ercicio de estas
capacidades , y se dio más énfasis a la naturaleza relacional
del poder del Estado y a su capacidad para proyectar su po
der sobre campos sociales que van más allá de sus propias
fronteras institucionales . Este enfoque también produjo es
tudios más complej os de las luchas, instituciones y capaci
dades políticas .
Gramsci es casi el único teórico marxista de la primera
etapa que aún disfruta de amplia aceptación crítica en los
años noventa5 • No es casual que Gramsci haya estudiado
las modalidades concretas del poder del Estado en vez de
teorizar el Estado capitalist3c en general; analizó el Estado
3 CARNOY, [ 1 984], JESSOP [ 1 977, 1 990], ÜFFE [ 1 972] y POULANTZAS [ 1 978] presen
tan diversas críticas a estas posiciones .
4 Sobre este concepto, ver especialmente: ÜFFE, 1 972; y PouLANTZAs, 1 978.
5 Por supuesto, sé que Gramsci murió en 1 937. Pero sus importantes contribu
ciones a la teoría del Estado sólo alcanzaron una amplia audiencia (especial
mente fuera de Italia) durante los setenta y luego desempeñaron un papel
vital en el resurgimiento del interés por el Estado.
101
en su sentido integral (es decir, "sociedad política + socie
dad civil") y mostró que en la sociedad burguesa su p oder
descansa en la "hegemonía acorazada por la coerción"
[ GRAMSCI, 1 9 7 1 ] . Además , en vez de tratar las institucio
nes y aparatos específicos como instrumentos técnicos
de gobierno , se interesó en sus fundamentos sociales y
subrayó que sus funciones y efectos son moldeados por
sus vínculos con el sistema económico y la sociedad civil .
Junto al carácter incompleto y tentativo de su enfoque ,
esto lo hizo compatible con otras corrientes teóricas, en
tre ellas la teoría del discurso , el feminismo , el análisis
foucaultiano y el postmodernismo [ GoLDING , 1 99 2 ; S MART,
(J
1 9 8 6 ; y HoLUB , 1 99 2 ] . Naturalmente , así se mantiene la
vitalidad de su obra.
Una fuente más reciente de interés en la teoría marxista
del Estado es menos directa: la contribución de la teoría de la
regulación a la economía política. Esta escuela de pensamiento
surgió a finales de los setenta y se hizo notoria en los ochen
ta. En este sentido, es adecuado considerarla como parte de
la segunda oleada de interés en la teoría del Estado . Su
(re)descubrimiento básico fue el de que las economías están
socialmente incorporadas y son reguladas socialmente
(socially embedded and social regulated). De aquí sólo había
que dar un paso - más difícil para unos que para otros
para entender que el sistema estatal tiene que jugar un papel
clave en la regulación-reproducción de la acumulación de
capital, lo cual abrió el camino para análisis más concretos y
complej os de la contribución del Estado a la modelación, el
sostenimiento y el deterioro de los regímenes de acumula
ción y modos de crecimiento específicos . É ste es uno de los
principales temas de la segunda y la tercera generaciones de
la teoría de la regulación [ HAUSLER y HIRSCH, 1 987; JENSON,
1 990; JESSOP, 1 992; NüEL, 1 98 8 ; y THERET, 1 99 2 ] .
LA SEGUNDA OLEADA
1 02
ques muy distintos . Primero , la obra de Foucault y sus se
guidores sobre la organización disciplinaria de la sociedad,
la microfísica del poder y las cambiantes formas de gobier
no ; un enfoque cuyos efectos van contra el neoestatismo ,
pues tienden a excluir al Estado de una consideración teó
rica; segundo , el desarrollo de una crítica feminista a la teo
ría machista del Estado , enfoque que suscitó varias pre
guntas , entre ellas la de si las feministas (y otros grupos)
necesitan realmente una teoría del Estado ; tercero, el cre
ciente interés en los discursos y las prácticas que constitu
yen el Estado , un enfoque que oscila entre deconstruir y
reconstruir el Estado como obj eto teórico . Esta lista no es
exhaustiva pero sí es suficiente para ilustrar la gama de
posiciones existentes en la etapa actual.
1 03
En su versión más programática, el enfoque estatista de
fiende un retorno a teóricos clásicos como Maquiavelo ,
Clausewitz, Tocqueville, Weber o Hintze6 • Pero, en la práctica,
quienes siguen el paradigma estatista muestran poco interés
en tales pensadores (para no hablar de su desconocimiento),
con la parcial excepción de Weber7; pareciera que muchas ve
ces sólo los citan para legitimar el neoestatismo, vinculándolo
a una larga tradición de pensamiento centrado en el Estado.
En todo caso, el interés real del trabajo centrado en el Estado
es el estudio detallado de casos de construcción del Estado, de
definición de políticas y de su implementación.
En este contexto , sobresalen seis temas : 1 ) La posición
geopolítica de los Estados modernos en el sistema interna
cional de Estados-naciones y sus implicaciones para la ló
gica de la acción del Estado ; 2) La dinámica de la organiza
ción militar y el impacto de lo militar en el desarrollo global
del Estado ; 3) Los poderes administrativos específicos del
Estado moderno , sobre todo los que provienen de sus capa
cidades para producir y reforzar colectivamente decisiones
obligatorias en una sociedad centralmente organizada y
territorialmente limitada; 4) El papel del Estado como fac
tor especial en la modelación de instituciones , la formación
de grupos y la articulación de intereses, capacidades políti
cas , ideas y demandas que van más allá del Estado ; aspecto
que a veces se denomina "tocquevilliano" ; 5) Las patologías
propias del gobierno y del sistema político , como la corrup
ción, el soborno y las fallas del Estado ; 6) Los intereses y
capacidades propios de los "administradores del Estado"
(funcionarios de carrera, políticos , etc . ) , que se oponen a los
de otras fuerzas sociales . Los diversos teóricos "centrados
en el Estado" enfatizan distintos factores o combinaciones
de factores , pero comparten las principales conclusiones :
hay presiones y procesos políticos específicos que modelan
la forma y las funciones del Estado ; éstos procesos le otor
gan una autonomía importante y real para enfrentar pre
siones y fuerzas que surgen de la sociedad más amplia y,
por tanto , le dan una centralidad única e irremplazable en
'
6 Como se verá más adelante, no es casual que todos estos pensadores sean
varones.
7. Aunque su obra puede interpretarse de modo diferente; es citada, por ejem
plo, para mostrar que el Estado no existe sino que es un uso reflexivo de ideas
para aumentar la legitimidad de una élite dirigente [MELOSSI, 1 990].
1 04
la vida nacional y en el orden internacional. En síntesis , el
Estado es una fuerza por derecho propio y no sirve a la eco
nomía o a la sociedad civil [ KRASNER, 1 978 ; N ORDLINGER, 1 98 1 ;
SKOCPOL, 1 979; y STEPAN, 1 98 5 ] .
El enfoque centrado en el Estado lleva a que sus teóricos
planteen "una visión radicalmente distinta" de la autono
mía del Estado. Los marxistas entendían la autonomía del
Estado como su capacidad para promover los intereses co
lectivos del capital a largo plazo , incluso contra los intere
ses de capitalistas particulares . Los neoestatistas rechazan
esta explicación de clase o capital-teórica y sugieren que el
Estado ej erce su autonomía por derecho propio y busca sus
intereses propios y específicos . En este contexto , enfatizan
la capacidad de los administradores del Estado para ejercer
el poder independientemente de las fuerzas no estatales (y
aun a pesar de su resistencia) , sobre todo donde hay un
conj unto pluralista de fuerzas sociales que les proporciona
un espacio real de maniobra; y enfatizan también la funda
mentación de esta capacidad en los poderes " infraestruc
turales" del Estado , es decir, en la capacidad del Estado
para penetrar, supervisar, mantener el orden y disciplinar las
sociedades modernas a través de sus propias capacidades
especializadas [DANDEKER, 1 990; GIDDENS, 1 985 ; MANN, 1 983 ;
NORDLINGER, 1 98 1 ; y SKOCPOL, 1 985 ]. Además, los neoestatistas
sostienen que la autonomía del Estado no es un rasgo es
tructural fij o de todos y cada uno de los sistemas de go
bierno , sino que difiere entre Estados , entre áreas de polí
tica y a través del tiempo. Esto se deb e , en parte , a los
límites externos sobre el alcance de la acción autónoma
del Estado y, en parte , a las variaciones en la capacidad y
disposición de los administradores del Estado para empe
ñarse en una estrategia independiente de los actores no
estatales .
Una variante de la teorización centrada en el Estado es la
teoría del Estado centrada en la guerra. Un creciente núme
ro de teóricos se ha dedicado a recobrar la dimensión mili
tar de la teoría del Estado y a criticar su omisión por otras
escuelas , ya sea por el exagerado interés de los marxistas
en la lucha de clases o por la errónea creencia de los soció
logos en la lógica pacífica inherente al industrialismo. Se
gún los teóricos centrados en la guerra, su enfoque no tiene
un interés arqueológico sino que es relevante para los Esta
dos modernos . Señalan que la guerra ha dado forma al siglo
1 05
xx, que los Estados se preparan continuamente para la gue
rra y han aumentado sus capacidades militares y de vigi
lancia, y que las guerras civiles (o totales) tienen repercu
siones en el Estado y en la sociedad [ SHAw , 1 99 1 ] .
En este contexto, el Estado es un aparato para hacer la
guerra y reprimir: debe defender su integridad territorial
contra otras fuerzas y mantener la cohesión social dentro
de su propio territorio , recurriendo a la coerción cuando
sea necesario . Por tanto , el Estado es en primera instancia
el sostén del poder militar en un mundo donde hay otros
Estados-naciones , más que una comunidad política en la
que pueden realizarse los derechos de ciudadanía [ GrnDENS ,
1 98 5 ] . Para algunos teóricos centrados en la guerra, el Es
tado plenamente conformado no sólo es un aparato militar
represivo sino que el mismo proceso de formación del Esta
do está estrechamente ligado a la guerra , puesto que , como
Tilly señala enérgicamente , las guerras hacen Estados y los
Estados hacen guerras . Esta afirmación va más allá de la
afirmación trivial de que los Estados se forj an al calor de la
guerra (ya sea en la victoria o en la derrota); también impli
ca que el hecho de hacer la guerra puede inducir a la cen
tralización política, estimular el desarrollo de un sistema de
tributación moderno y generar otros rasgos de un Estado
moderno . Además , una vez que surge el Estado (a través de
la guerra o de la preparación para la guerra) , muchos . as
pectos claves de la forma y de las funciones del Estado es
tán determinados principalmente por el interés en la defen
sa externa y la pacificación interna [ MANN, 1 985 y 1 987;
TILLY, 1 973 ; DANDEKER, 1 990; y SHAW, 1 99 1 ] .
Al neoestatismo se han opuesto cinco líneas principales
de crítica8• En primer lugar, se ha dicho que ese enfoque no
es novedoso y que todos sus temas básicos se encuentran
en los enfoques " centrados en la sociedad" [ DOMHOFF, 1 987;
y ALMOND , 1 98 8 ] . En segundo lugar, se ha dicho que el
neoestatismo es unilateral porque se centra en la política
del Estado y de los partidos a expensas de las fuerzas políti
cas que están fuera y más allá del Estado . En particular, qu�
sustituye "las formaciones sociales (como las de clase, géne-
1 06
ro o raza) por los políticas , la política de masas por la de
élites y la lucha social por el conflicto político" { GoRDoN, 1 990,
1 8 1 ]. En tercer lugar, algunos críticos pretenden haber iden
tific ado inconsistencias empíric as en varios estudio s
" estatistas" claves así como explicaciones incompletas y erró
neas de estudios que se citan para dar credibilidad al enfo
que estatista [ CAMMACK, 1 98 9 , 1 990; y MITCHELL, 1 99 1 ] . En
cuarto lugar, se han hecho acusaciones de mala fe política.
Así, Binder sostiene que el neoestatismo implica que los ad
ministradores del Estado políticamente autónomos pueden
actuar como agentes efectivos de modernización y reforma
social y que deberían ser alentados para actuar de ese modo ;
en apoyo de esta acusación, señala que no existe ningún es
tudio de caso neoestatista que muestre los nocivos efectos
del dominio autoritario o autocrático [ BINDER, 1 988].
Finalmente -y quizá es la línea crítica que apunta a lo
más grave - el neoestatismo descansa en una falacia teórica
fundamental. Supone que hay fronteras claras y nítidas en
tre aparato de Estado y sociedad, administradores del Esta
do y fuerzas sociales , y poder estatal y poder social. Esto
implica que el Estado (o el sistema político) y la sociedad son
mutuamente excluyentes y autodeterminados , que se pue
den estudiar aisladamente y que los análisis resultantes se
pueden yuxtaponer para dar una explicación completa. Esto
reifica y convierte en absoluto lo que en realidad son pro
piedades emergentes , parciales , inestables y variables ; y ex
cluye lógicas híbridas como el corporativismo o las redes
políticas , las divisiones entre administradores del Estado
debidas a los vínculos entre órganos del Estado y otras esfe
ras sociales , y muchas otras formas de intersección entre
Estado y sociedad [ATKINSON y CoLE MAN , 1 99 2 ; PouLANTZA.S ,
1 9 74 ; y JESSOP, 1 990 ] . Si se rechaza ese supuesto , se di
suelve la distinción entre enfoques centrados en el Estado y
enfoques centrados en la sociedad. Esto, a su vez, invalida
no sólo la presunción extrema de que el aparato de Estado
debe tratarse como la variable independiente en la explica
ción de los eventos sociales y políticos , sino también preten
siones menos neoestatistas tales como el valor heurístico de
combar el palo en la otra dirección o , alternativamente , de
combinar las explicaciones centradas en el Estado y en la
sociedad para completar el cuadro [ JEssoP, 1 990 ] .
Esto no excluye, por supuesto, el análisis teórico del Esta
do; significa, más bien, que la teoría del Estado no puede
107
darse por supuesta, pues la misma existencia del Estado es
problemática. Así, Mitchell concluye su crítica del neoes
tatismo con un llamado a estudiar "el proceso detallado de la
organización espacial, el ordenamiento temporal, la especifi
cación funcional y la supervisión y vigilancia, que crean la
apartencia de un mundo esencialmente dividido entre Estado
y sociedad" [ 1 99 1 , 95 , itálicas mías ] . Esta división es concep
tualmente anterior a cualquier influencia posible del Estado
sobre la sociedad o de la sociedad sobre el Estado ; y es una
división que siempre se produce a través de prácticas en
ambos lados de la línea divisoria entre ,Estado y sociedad
[JESSOP, 1 990]. Este punto se retoma en las conclusiones pero
permite acercarse a la obra de Foucault.
Enfoques joucaultianos
1 08
instituciones y prácticas involucradas en el ej ercicio del poder
del Estado e insistía en que muchas de ellas son de natura
l eza extraj urídica. Tercero , sostenía que los teóricos del Es
tado se preocupan por las formas de la soberanía política y
del poder legal en la cúspide de los aparatos del Estado , los
discursos que legitiman el poder en el centro y el alcance de
la soberanía estatal dentro de la sociedad. En contraste ,
Foucault abogaba por un enfoque ascendente , desde abaj o ,
que procediera a partir d e las formas difusas d e las relacio
nes de poder en los numerosos y diversos lugares , locales y
regionales , donde se determinan realmente la identidad y la
conducta de los agentes sociales . S e interesaba en la micro
física del poder, las prácticas reales de subyugación, no en
las estrategias macropolíticas que guían los intentos de do
minación, pues el poder del Est�do no se deriva del control
de algunos recursos materiales sustantivos , propios del
Estado , sino que es el resultado emergente y provisional de
la interrelación estratégica y complej a de diversas fuerzas
sociales dentro y más allá del Estado. El poder es disperso ,
implica la movilización activa de los individuos y no una
búsqueda pasiva de metas , y puede ser colonizado y articu
lado en discursos , estrategias e instituciones bastante dife
rentes . En suma, el poder no se concentra en el Estado , es
ubicuo e inmanente a toda relación social [ FoucAULT, 1 975 ,
1 980 ] .
Eso no significa que Foucault rechazara todo interés en
la macrofísica del poder estatal, lej os de ello . En efecto , en
tre quienes se identifican más de cerca con el giro lingüísti
co y el postestructuralismo, Foucault es excepcional por su
interés en el Estado [ PRINGLE y WATSON, 1 99 2 , 5 6 ] . Pero no lo
identificaba con la soberanía estatal del discurso jurídico
político ; su discurso era más personal y potente : el Estado
era el lugar de la habilidad política y la racionalidad guber
namental. Estudió, entonces, cómo surgieron diversos regí
menes políticos mediante cambios en la "gobernabilidad"
(govemmentality). Lo que interesaba a Foucault era el arte
del gobierno , una diestra práctica discursiva en la que las
capacidades del Estado se usan reflexivamente para vigilar
la población y, con la prudencia debida, para amoldarla a
los proyectos específicos del Estado . En el origen del Estado
foucaultiano estaba la razón de Estado , una racionalidad
política autónoma, separada de la religión y la moral [ GoRDON,
1 99 1 , 9 ] . Esa racionalidad, a su vez, podía ligarse a dife-
1 09
rentes modos de cálculo político o diversos proyectos de
Estado , como los que se asocian al "Estado gendarme " , al
gobierno social o al Estado de Bienestar [ GoRDON, 1 99 1 ,
26-27 ] . Dentro de estas racionalidades gubernamentales o
proyectos de Estado, y a través de ellas , los lugares de po
der locales o regionales eran colonizados y articulados en
torno de mecanismos y formas de dominación global más
generales , y luego sostenidos por todo el sistema estatal.
Foucault también insistió en la necesidad de explorar las
conexiones entre estas formas de micropoder y los meca-
. nismos de producción de conocimiento , bien fuese para la
vigilancia , la formación y acumulación de conocimientos
sobre los individuos o su constitución como tipos de suje
tos específicos.
La obra de Foucault ha inspirado muchos estudios sobre
el Estado y el poder del Estado que generalmente se ocupan
de políticas o aparatos políticos específicos o de discursos y
estrategias políticas particulares [RosE y MILLER, 1 990 ] . Al
gunos han intentado desarrollar una explicación general de
la esencia del Estado con base en las perspectivas foucaul
tianas9. Por ej emplo , Giddens ve en la vigilancia una de las
cuatro agrupaciones institucionales claves de la sociedad
moderna que convergen en el Estado-nación, además del
industrialismo, el capitalismo y el militarismo . A medida
que progresan las técnicas de vigilancia, el control se ex
tiende cada vez mas , en el tiempo y en el espacio , y aumen
tan las capacidades del Estado para la pacificación interna
y las operaciones militares externas . El control del Estado
moderno es diferente del control de la comunidad local y de
la intervención armada del Estado tradicional. Sus medios
de control y castigo son la policía, el derecho codificado y el
encarcelamiento ; éstos , a su vez, están ligados al predomi
nio de las relaciones de intercambio en la producción, al
control civil sobre los militares y a la ampliación de la ciu
dadanía. Una interesante consecuencia de estos cambios es
que el Estado moderno recurre menos a la violencia para
controlar a la población; la vigilancia y la normalización dis
ciplinaria realizan buena parte de la tarea de regularizar las
actividades en el tiempo y en el espacio [ GIDDENS, 1 985 , 1 83-
1 10
1 92 ] . Estas ideas son desarrolladas por D andeker, quien
presenta una tipología de los Estados basada en los meca
nismos de vigilancia y los intereses que satisfacen [ DANDEKER,
1 9 90 ] .
Entender l a obras de Foucault e s casi tan complicado
como descifrar las notas de Gramsci, pues Foucault nun
ca codificó su trab aj o y sus opiniones tendían a cambiar
en cada monografía. No obstante , para nuestros propósi
tos , deb e tenerse en cuenta que después de atacar las
visiones ortodoxas del Estado y las relaciones de poder
su interés se centró en el p ap el de los dis cursos políticos
y del arte de gobernar en el surgimiento y la transforma
ción del Estado moderno . C on sus ideas s obre la ubicui
dad de las relaciones de poder, la asociación entre poder
y conocimiento y la gobernabilidad , Foucault ofrece un
importante correctivo teórico y práctico a los análisis más
unilaterales y esencialistas de la teoría marxista del Es
tado y a la tendencia a presuponer el Estado propia del neo
estatismo . Pero su obra es todavía vulnerable a la crítica
de que tiende a reducir el p oder a una técnica univers al
(sea la vigilancia del panóptico o la normalización disci
plinaria ) y a ignorar el m o d o en qu e las relaciones
patriarcales y de clas e modelan el Estado y el ej ercicio
más general del poder, así como la importancia p erma
nente del derecho , de la violencia constitucionalizada y
de la burocracia en el funcionamiento del Estado moder
no [ PouLANTZAS , 1 9 78 ]. Además , aunque tenga el mérito
de prestar atención a la ubicuidad del poder, su obra poco
mencioha las bases de la resistencia (salvo un s upuesto
espíritu de revuelta plebeyo) . Y, aunque Foucault después
reexaminó el Estado y el arte de gobernar, los estudios
foucaultianos aún tienden a ignorar el complej o carácter
estratégico y estructural del Estado . É stos p oco se intere
s an en las condiciones organizacionales que hacen posi
ble , así sea a medias , que un Estado emprenda acciones
efectivas ; al mismo tiemp o , muestran escaso interés en
las diversas limitaciones de las capacidades de los Esta
dos , aun de los mej or dotados . Ambas cuestiones exigen
ocupars e de factores institucionales y organizacionales
que rebasan los conceptos y supuestos típicos del foucaul
tianismo .
111
Teoría feminista del Estado
1 12
plej idad estratégica real del Estado , sus discursos y tecno
logías de poder, Brown sugiere desarrollar enfoques basa -
dos en diversas teorías del Estado , que c apten los distin
to s rostros que el Estado presenta a las muj eres 1º.
Las feministas empezaron a abordar el Estado con un
intento de matrimonio entre feminismo y marxismo [ MAHON,
1 99 1 ; y PRINGLE y WATSON, 1 992]. Este intento fue una co
rriente importante dentro del resurgimiento de la teoría del
Estado en los setenta y se caracterizó por el intento de inj er
tar una teoría de la reproducción o patriarquía en los análi
sis marxistas de la producción, a fin de mostrar que la
patriarquía era funcional para el capitalismo y que la su
pervivencia de este sistema dependía de formas sociales es
pecíficas de reproducción de la fuerza de trabaj o y de las
relaciones de género, así como de relaciones sociales de pro
ducción particulares [ MclNTOSH, 1 978; y EISENSTEIN, 1 98 1 ] .
Durante algún tiempo, el enfoque dominante en la teorización
feminista del Estado fue , de hecho , el feminismo marxista
[ PRINGLE y WATSON, 1 992 ] . Quizá por esta razón los esfuer
zos para desarrollar una teoría feminista del Estado adop
taron a menudo métodos de construcción teórica similares
a los de la teorización marxista más general. Así, se pueden
distinguir tres formas principales de vincular los intereses
feministas con el Estado : los métodos de subsunción, deri
vación y articulación.
Algunas teorías feministas radicales simplemente subsu
men todos los Estados dentro de la categoría envolvente de
dominación patriarcal: cualesquiera que sean sus diferen
cias , todos los Estados son expresiones de la patriarquía o
falocracia y, por tanto , deben ser impugnados . Esta argu
mentación asimila el Estado a la patriarquía en general o
identifica mecanismos de género específicos en el Estado .
Para algunas feministas , la patriarquía está difundida por
toda la sociedad, y el Estado sólo es otra institución que
trata a hombres y muj eres en forma desigual, adopta el punto
de vista masculino y sirve y refuerza los intereses de los
hombres en tanto sexo . Por tanto , el Estado sólo es un lugar
1 13
más de dominación masculina sobre las muj eres ; en el me
j or de los casos, sirve a la "patriarquía general" [MIES, 1 986,
2 6 ] . En sus versiones más complej as , ese enfoque ve al Es
tado como una forma peculiar de dominación patriarcal o
falocrática con efectos determinados (y específicos) sobre las
relaciones de género; de modo que genera relaciones de po
der particulares a través de la selectividad , las capacidades
y las necesidades estratégicas patriarcales 1 1 • Sin embargo ,
en tanto consideran que la patriarquía define el núcleo del
Estado y que todo lo demás carece de importancia, estas
visiones son subsuncionistas12 •
Otras feministas intentan derivar la forma y las funcio
nes del Estado patriarcal de los imperativos de la reproduc
ción (y no de la producción) , de las cambios en las formas
de dominación patriarcal o de la naturaleza del modo de
producción " doméstico". Estos trabaj os tienen el mismo tipo
de problemas teóricos que el debate de la derivac}ón mar
xista, es decir, el supuesto de que la forma sigue necesaria
mente a la función, y la consiguiente negación de cualquier
autonomía o contingencia real del Estado . En algunos ca
sos, esto se traduce simplemente en una versión feminista
del economicismo . En otros , en una versión más elaborada
del subsuncionismo que define totalmente los mecanismos
que garantizan el carácter patriarcal del Estado 13.
Otros trabaj os analizan la articulación contingente de las
formas patriarcales y capitalistas de dominación que se cris
talizan en el Estado. Las mej ores obras en este campo confir
man la importancia del método de articulación: muestran que
las relaciones patriarcales y de género producen diferencias
en el Estado, sin prejuzgar la forma y los efectos de estas dife
rencias. En otras palabras, "el reconocimiento de la existencia
de desigualdades de género no implica automáticamente que
todos los Estados capitalistas se comprometen en la repro
ducción de esa desigualdad en la misma forma o en el mismo
grado" [JENSON, 1 986, 1 0 ; y BRENNER y LASLETI, 1 99 1 ]. Este
1 14
enfoque también revela la importancia de las diferencias entre
muj eres y entre grupos de género, y es un importante correc
tivo a las formas extremas del fundamentalismo de género.
Las mej ores obras académicas feministas sobre la teoría
del Estado tienen profundas implicaciones , pues arroj an du
das sobre supuestos claves de buena parte del trabajo de
índole masculina. En primer término, es un lugar común
decir que el Estado moderno reclama el monopolio legítimo
sobre los medios de coerción. Las feministas critican esta vi
sión convencional porque los hombres consiguen ej ercer la
violencia contra las muj eres (e incluso matarlas) dentro de
la familia y, mediante hechos , amenazas o el miedo a la
violación, vejar a las muj eres en los espacios públicos . Esto
sugiere que la ortodoxia asocia la separación de la coerción
al sistema de la producción (la explotación toma la forma de
intercambio , y la dictadura la forma de democracia 1 4 ) y a la
centralización del poder públicamente organizado más que
al ej ercicio de la coerción parental o patriarcal en la familia
sobre muj eres y niños . Aun así, las feministas deben agre
gar que esta legitimación racional-legal de la coerción del
Estado es justamente la forma pública que asume la violen
cia masculina y que es utilizada realmente para apoyar su
expresión privada dentro de la familia y la sociedad civil .
Este último punto lleva a una segunda contribución esen
cial de la teorización feminista: su crítica a la distinción jurí
dica entre "público" y "privado". Esta distinción no sólo sirve
para oscurecer las relaciones de clase (como dicen los mar
xistas) sino también, y quizá más fundamentalmente , para
ocultar un mecanismo básico de la dominación masculina.
Así, mientras que los marxistas sugieren que el ascenso del
Estado liberal burgués y la consiguiente separación entre
ciudadano público e individuo privado se basan en el desa
rrollo del capitalismo, las feministas los ven como el pro
ducto del ordenamiento patriarcal del Estado burgués
[ ErsENSTEIN, 1 98 1 ] . Mientras que los marxistas tienden a
equiparar la esfera pública con el Estado y la esfera privada
con la propiedad privada, el intercambio y los derechos in
dividuales , las feministas tienen a equiparar la primera con
el Estado y la sociedad civil y la segunda con la esfera do
méstica y el supuesto lugar de las muj eres en el orden "natu-
1 15
ral" de la reproducción. Los hombres y las muj eres tienen
ubicaciones diferenciales en las esferas pública y privada:
en efecto , las muj eres han sido excluidas históricamente
de la esfera pública y han estado subordinadas a los hom
bres en la privada. Incluso la independencia de los hom
bres como ciudadanos y trabaj adores es una premisa p ara
que las muj eres los cuiden en el hogar [ PATEMAN, 1 989a,
1 20 , 1 23 ; y 1 989b , 203 ] . Además , donde las muj eres tie
nen plenos derechos de ciudadanía, su persistente opre
sión y subyugación en la esfera privada obstaculiza el ej er
cicio y disfrute de estos derechos [ SnM , 1 988, 1 63 ] 15• Por
tanto , la distinción entre "público" y "privado " no sólo es
política sino que la misma organización de la esfera "priva
da" tiene importantes implicaciones p ara la selectividad
estratégica del Estado .
Una tercera área de crítica feminista se centra en los vín
culos entre guerra, masculinidad y Estado. En términos ge
nerales , como señala Connell, "el Estado arma a los hom
bres y desarma a las muj eres" [ CoNNELL, 1 987, 26; y ELSHTAIN,
1 987]. En su caso más extremo , esta crítica incluye concep
tos tales como "sado-Estado" [DALY, 1 984], la idea de que el
aparato militar es una simple expresión de la agresividad y
la destructividad mascu.linas o la opinión de que el milita
rismo y el imperialismo son expresiones violentas del culto
a la masculinidad [ FERNBACH, 1 98 1 ] . Lloyd afirma que "la
masculinidad de la ciudadanía y la masculinidad de la gue
rra han estado conceptualmente ligadas en el pensamiento
Occidental" [ 1 986, 64]. Explicaciones históricas más mati
zadas muestran que la legitimidad del Estado se estructura
en términos de la masculinidad: mientras que el ancien
régime se organizaba alrededor de nociones tales como el
honor personal y familiar, el patronazgo y el orgullo militar,
el Estado moderno se basa en ideas de racionalidad, cálcu
lo , orden, j erarquía, códigos y redes masculinas informales
[LANDES, 1 988; CoNNELL, 1 990, 5 2 1 ; y sobre las burocracias
modernas , públicas o privadas , ver: FERGUSON, 1 984 ] .
Los autores no feministas pueden adoptar tres posicio
nes generales sobre la obra feminista: a) Considerarla total-
1 16
mente irrelevante ; b) Aceptarla como un complemento más
o menos importante a las contribuciones básicas de otras
explicaciones ; o c) Saludarla como un desafio fundamental
al saber recibido . La primera posición es insostenible , pues
- como sugiere la segunda posición - la investigación femi
nista demuestra que las teorías restantes ignoran o margi
nan aspectos esenciales de la forma y las funciones del Es
tado y brindan nuevos ej emplos acerca de cómo la forma
problematiza la función y crea contradicciones , dilemas y
conflictos específicos . Esto es válido no sólo para el mands
mo convencional y los enfoques neoestatistas , sino también
para los recientes análisis en la línea de Foucault (para apre
ciaciones feministas criticas de este último, ver: MARTIN, 1 982;
y SAWACKI, 1 99 1 ) . Además , de acuerdo con la tercera p osi
ción, parte de la investigación feminista revela fallas bási
cas de gran parte de la teorización de sesgo masculino . Por
tanto , una explicación adecuada de la complejidad estraté
gica del Estado debe incluir las percepciones feministas cla
ves sobre la naturaleza de género de la selectividad y las
capacidades estructurales del Estado para la acción, así
como su papel esencial en la reproducción de los patrones
específicos de las relaciones de género .
1 17
herética ha sido propuesta desde diversas perspectivas y
los siguientes párrafos las ilustrarán con tres ej emplos dife
rentes .
1 . Al revisar los intentos de los marxistas y de otras co
rrientes por definir el Estado como una entidad, un agen
te , una función o una relación política material distinta,
Abrams señala que esos intentos sólo crean dificultades, y
sugiere abandonar el Estado como obj eto material de es
tudio, pues el conj unto institucional que abarca al gobier
no puede estudiarse sin recurrir al concepto de Estado , y
la "idea de Estado" puede estudiarse , a su vez, como la
(errónea) representación colectiva de las sociedades capi
talistas que sirve p ara enmascarar la verdadera naturale
za de la práctica política [ABRAMS , 1 98 8 ] . Los teóricos de
los sistemas políticos condenan a menudo los pantanos
conceptuales y los insulsos debates que acompañan a la
teorización del Estado [ EASTON, 1 98 1 ] . Pero la posición de
Abrams es, a la vez, más positiva y más negativa porque
considera que la " idea de Estado" desempeña un papel cons
titutivo en la modelación y el enmascaramiento de la do
minación política. A su vez, este papel exige un análisis
histórico de la "revolución cultural" (o transformaciones
ideológicas) involucrada cuando se transforman los siste
mas de Estado [ CORRIGAN y SAYER, 1 98 5 ] .
2 . Melossi hace un planteamiento similar: aboga por una
"teoría del Estado sin Estado", es decir, por el reconoci
miento de que el Estado es un concepto jurídico , una idea
que permite que las personas hagan el Estado , para dotar
se a sí mismas y a las demás de razones y fundamentos
para sus propias acciones . Como tal, ésta puede ser usada
reflexivamente por muy diversos tipos de funcionarios para
crear un vocabulario de motivos para sus (in)acciones y
explicar la unidad del Estado en una sociedad civil dividi
da y desigual [ MELossi, 1 990, 2 , 6 , 1 5 0 ] . Esto implica, a su
vez, que la autonomía del Estado no debería considerarse
como una propiedad reificada de un Estado reificado ; por
el contrario , varía con el grado de autonomía con que las
élites se ven dotadas a sí mismas en lugares específicos y
momentos particulares [ MELoss1, 1 99 0 , 1 2 8 ; y WATSON,
1 990, 7 ] .
3 . Una idea similar -la de que el "Estado" es una simple
autodescripción o modelo interno del sistema político - ha
sido planteada desde perspectivas teóricas muy diferentes
1 18
por los teóricos de los sistemas autopoiéticos 17. La carac
terística esencial de los sistemas autopoiéticos es su radical
autonomía operacional, que surge de su capacidad para de
terminar sus propios códigos y programas operacionales y
para reproducirse (o transformarse) a sí mismos a pesar de
los intentos de control desde afuera y de otras influencias
perturbadoras de su medio ambiente . Uno de esos sistemas
es la economía moderna como sistema de pagos auto-organi
zado (así como los marxistas plantean la autovalorización
del capital) . Otros dos sistemas de este tipo son el sistema
legal (el sistema autocontenido y automodificante asociado
con las decisiones legales obligatorias) y el sistema político
(un circuito de poder que une a gobernantes y gobernados y
produce decisiones obligatorias para todos los participan
tes). Puesto que el poder circula continuamente a través del
sistema político, es erróneo reificar el Estado tratándolo como
si fuera una entidad distinta con sus propios poderes y re
cursos. Ciertamente , la dinámica centrífuga de las socieda
des modernas funcionalmente diferenciadas significa que el
Estado ya no puede desempeñar el p apel de orden superior
(superordinate role) que le atribuía la antigua teoría política
moderna. Es mejor entenderlo como el medio por el cual los
participantes simplifican los problemas de la acción política,
polarizándolos alrededor de la cuestión del gobierno y la opo
sición. Y la política, a su vez, debería verse como un sistema
más de una sociedad policéntrica, esencialmente anárqui
ca. Ni la política ni el "Estado " son de orden superior o sobe
ranos ; por el contrario , son medios para ofrecer a la socie
dad decisiones legítimas y obligatorias sobre los bienes co
lectivos . É stos incluyen la seguridad interna y externa (en
que el poder infraestructura! para asegurar este bien colec
tivo se basa en la violencia organizada) ; la seguridad econó
mica y social (en que el gob¡erno juega un papel clave para
controlar los recurs'bs fiscales y financieros); y, más recien
temente, la seguridad tecnológica y ecológica (en que las
capacidades infraestructurales se basan en el conocimiento
organizado colectivamente) . Cada una de estas tres formas
de seguridad corresponde a proyectos políticos y formas de
1 19
intervención particulares . Así, la política contemporánea se
ocupa ante todo de cómo "guiar" mejor los demás sistemas
funcionales sin intervenir directa e infructuosamente en su
funcionamiento . Se ha dicho que esto se logra mejor defi
niendo los parámetros dentro de los que deben funcionar,
produciendo conocimientos sobre las consecuencias exter
nas no buscadas de sus acciones y procurando construir
consensos sobre los proyectos sociales 1 8 •
En los tres casos se observa un rechazo a la reificación
del Estado , combinado con un intento de teorizar el p apel
de la idea de Estado en el funcionamiento del sistema polí
tico y de la sociedad más amplia. Este papel es definido
como mistificación, automotivación o autodescripción, p ero,
independientemente de la definición, los discursos sobre el
Estado juegan un p apel constitutivo clave en la modelación
del Estado como conjunto complejo de relaciones políticas
ligadas a la sociedad como un todo . Este enfoque contrasta
marcadamente con la reificación de la distinción entre so
ciedad y Estado que propone la teorización centrada en el
Estado . También ofrece una mirada diferente del rechazo
foucaultiano a las explicaciones ortodoxas del Estado, acla
rando la función de esas explicaciones dentro del sistema po
lítico. Y, al menos en relación con la teorización autopoiética,
ofrece razones adicionales , basadas en la teoría de siste
mas , para obj etar que el Estado moderno es una autoridad
superior y soberana colocada por encima de la sociedad y a
la cual controla desde fuera. En las conclusiones explora
mos con más detalle las implicaciones de esta teorización
"sin Estado" del Estado .
18 Ver: LUHMAN, 1 989; TEUBNER, 1 989; y, más importante en este contexto, WILLKE,
1 992. Sobre las capacidades y el conocimiento del Estado ver: WAGNER, 1 989;
y WITIROCK, 1 989 .
1 20
teóricos antes mencionados : la variabilidad histórica de la
existencia (o inexistencia) del Estado y la fuerza o debilidad
relativa de los Estados . Ninguno de ellos puede entenderse
sin superar el tipo de teorización abstracta que caracterizó
las primeras etapas del redescubrimiento del Estado , y am
bos plantean un tipo de problemas teóricos y empíricos que
sólo puede descifrar una estructura teórica sofisticada y bien
desarrollada.
El primer tema, el interés en la ausencia de Estado, ha
sido suscitado por la creciente insatisfacción con el carác
ter abstracto de gran parte de la teoría del Estado (especial
mente con su supuesto de un Estado ubicuo, unificado y
soberano) y por el creciente interés en la variabilidad histó
rica de los Estados reales . Esto ha llevado a que algunos
teóricos traten el Estado como una variable conceptual y
estudien la presencia diferencial de la idea de Estado [NETIL,
1 969; DYSON, 1 982; y MELOSSI, 1 990], y a que otros analicen
la presencia diferencial del Estado como forma política es
pecífica; así, Badie y Birnbaum distinguen entre el centro
político necesario para cualquier división social del trabaj o
complej a y el Estado c o m o u n o de l o s p o sibles loci
institucionales de ese centro . Los rasgos propios del Estado
son su fuerte diferenciación estructural, su autonomía, su
universalismo y su solidez institucional. Francia es el Esta
do arquetípico de una sociedad centralizada; Gran Bretaña
tiene un centro político pero no un Estado ; Suiza no tiene
Estado ni centro y Alemania tiene Estado pero no centro
[ BADIE y BIRNBAUM, 1 98 3 ] . Estos enfoques deberían ser bien
recibidos porque historizan la idea de Estado y destacan la
variedad de sus formas institucionales . Un creciente núme
ro de estudios ha explorado estas cuestiones a todas las
escalas , desde la local hasta la internacional, prestando gran
atención a la variación al meso-nivel.
Y respecto del segundo tema, si la ausencia de Estado
como variable atañe a la institucionalización del Estado como
tal, el interés en la fortaleza o debilidad del Estado atañe a
los factores que contribuyen a la fortaleza del Estado. Ésta
puede interpretarse de dos maneras : internamente , se re
fiere a las capacidades del Estado para ej ercer la autoridad
sobre la sociedad; externamente , se refiere al poder del Es
tado dentro de la comunidad internacional de Estados
[ HANDEL, 1 990 ] . Esta preocupación se liga a menudo con el
interés en la capacidad del Estado para penetrar y organi-
121
zar el resto de la sociedad, y es especialmente marcada en los
trabajos recientes sobre los Estados depredadores y en desa
rrollo (developmental state). Mientras que el Estado depreda
dor es esencialmente parasitario con respecto a la economía
y la sociedad civil, el Estado en desarrollo es capaz de desa
rrollarse por sí mismo. Mientras que el Estado depredador
posee una buena dosis de poder despótico, los Estados en
desarrollo mantienen un equilibrio entre el poder despótico y
el poder infraestructura!, y lo manej an en formas que se
adecúan al mercado [ CASTELLS, 1 992; EVANS, 1 985; JOHNSON,
1 987; y LEVI, 1 988]. Un problema de esta literatura es que
hace un marcado contraste entre Estados fuertes y débiles;
además , existen diversas interpretaciones acerca de la forta
leza (o la debilidad), que dificultan un análisis coherente19•
Más seriamente , parte de esta literatura corre el riesgo de ser
tautológica en la medida en que la fortaleza se define exclusi
vamente en términos de los resultados [LAURIDSEN, 1 99 1 ;
MIGDAL, 1 988]. Una posible solución consiste en permitir una
mayor variabilidad en las capacidades del Estado por área de
política a través del tiempo y en coyunturas específicas ; ésta,
a su vez, exige un enfoque "estratégico-relacional", como se
verá en la próxima sección.
1 9 Se ha afirmado que los Estados son fuertes porque hay un amplio sector
público, un gobierno autoritario, un fuerte apoyo de la sociedad, una sociedad
civil débil y gelatinosa, burocracias cohesivas , una política intervencionista o
poder para limitar las interferencias externas [LAURIDSEN, 1 99 1 , 1 1 7].
1 22
sura prematura de muchos problemas importantes y llevó
el análisis a niveles institucionales más concretos . Este én
fasis en la contingencia ayuda a explicar el desarrollo de las
dos percepciones mencionadas en la primera sección, a sa
ber, que la forma problematiza la función y que el Estado es
un conjunto institucional que tiene una selectividad estruc
tural y unas capacidades estratégicas variables.
Otras corrientes aquí analizadas tienen problemas simi
lares, especialmente las teorías feministas del Estado, que
muestran un creciente interés en la "generización" estraté
gicamente selectiva del Estado y su acople estructural con
otros órdenes institucionales de la sociedad. Y, a un nivel
más práctico, las feministas han descubierto algunos de los
problemas que implica trabaj ar en y contra el Estado de
género [ CoNNELL, 1 99 1 ; WATSON, 1 990 ] . Así mismo, a pesar
de su inclinación a reificar la distinción entre sociedad y
Estado , la teorización centrada en el Estado ha subrayado
la diferencia que los regímenes específicos producen en la
naturaleza y el impacto del proceso político . Además , aun
que los análisis foucaultianos han mostrado menos interés
en las propiedades estructurales más abstractas del Esta -
do, han sido muy sensibles al papel constitutivo de las prác
ticas políticas y del arte de gobernar en la modelación de los
regímenes y sus capacidades para gobernar [ GORDON, 1 99 1 ] .
Por otra parte , la teoría autopoiética, después de reducir
inicialmente el Estado a poco más que una autodescripción
del sistema político, recientemente ha dado énfasis a la va
riabilidad de sus capacidades infraestructurales , a la rela
ción problemática entre su radical autonomía operacional y
la interdependencia sistémica de los diferentes órdenes
institucionales y al papel "irónico" del discurso político en
la orientación de la evolución social [ WILLKE, 1 99 2 ]2° . A la
inversa, se mantiene y perdura la debilidad de la investiga
ción estrictamente analítica del discurso sobre el Estado, la
cual carece del aparato conceptual para entender la selecti
vidad estructural del sistema estatal o la variabilidad de las
capacidades y debilidades del Estado [JEssoP, 1 990 ] . En sín
tesis , no obstante el debido reconocimiento de las diferen
cias entre los enfoques teóricos aquí revisados , es posible
1 23
identificar una notoria convergencia sobre un pequeño y sig
nificativo conjunto de temas basados en la creciente aten
ción a la contingencia de los aparatos y el poder del Estado2 1 •
Al identificar y analizar estos temas, también se puede iden
tificar una agenda de investigación provechosa para una ter
cera generación de teorizaciones sobre el Estado. Este ej erci
cio no pretende excluir agendas alternativas ni prejuzgar los
resultados de la siguiente ronda de debates . Sin embargo , el
hecho de señalar áreas de convergencia y divergencia puede
servir para aclarar las cuestiones teóricas críticas y los te
mas de investigación que pueden ayudar a resolver las dis
putas entre los diferentes enfoques .
En primer lugar, todos estos enfoques parecen concordar
en que es necesario destronar al Estado de su posición supe
rior dentro de la sociedad y considerarlo simplemente como
un ordenamiento institucional entre otros más. Los marxis
tas ya no lo consideran como un capitalista colectivo ideal;
los neoestatistas ya no lo ven como un sujeto legal soberano;
ha sido deconstruido por los foucaultianos ; las feministas ya
no lo conciben simplemente como el patriarca general; y los
analistas del discurso así como los teóricos de la autopoiesis
consideran que se constituye , sea irónicamente o no, a tra
vés de prácticas discursivas contingentes o comunicativas .
En suma, el Estado se percibe como un sistema emergente,
parcial, inestable e interdependiente de otros sistemas en un
orden social complejo. Esto amplía el campo de contingencia
del Estado y de sus operaciones e implica la necesidad de
una investigación más concreta, históricamente específica,
institucionalmente sensible y orientada a la acción. Todas
las escuelas teóricas mencionadas se preocupan, en formas
diversas , por elaborar tales análisis . Estas preocupaciones
también animan el creciente número de investigaciones bá
sicas sobre la ausencia de Estado y la relativa fortaleza (o
debilidad) de los regímenes políticos particulares . Todo esto
indica un importante avance general en la flexibilización de
los discursos que equiparan el Estado a una simple cosa o
2 1 Ya había identificado estos temas en mi libro State Theory [ 1 990 ]. Es claro que
existe el peligro de leer las demás trayectorias teóricas en términos de esta
convergencia pero, con las precauciones debidas, parece que los temas si
guientes se difunden e informan cada vez más la investigación actual sobre el
Estado.
1 24
suj eto y no pueden considerar su variabilidad como una
relación social complej a dentro de formaciones s ociales
dad as .
En efecto, los poderes y capacidades estructurales del
Estado no pueden entenderse concentrándose únicamente
en el Estado , y éste debe ser analizado en un contexto "es
tratégico-relacional" [ BERTRAMSEN et al. , 1 990 ] . En virtud de
su selectividad estructural y sus capacidades estratégicas
siempre específicas , sus poderes siempre serán condiciona
les o relacionales . Su realización depende de los vínculos
estructurales entre el Estado y el sistema político que lo
abarca, de los vínculos estratégicos entre los administrado
res del Estado y otras fuerzas políticas , y de la complej a red
de interdependencias y redes sociales que unen al Estado y
al sistema político con su entorno general. Es en este punto
donde el neoestatismo muestra su debilidad, debido a su
tendencia a reificar la distinción entre Estado y sociedad, y
lit
'"
donde los trabaj os de análisis del discurso a menudo igno
ran las condiciones estructurales, profundamente enraizadas
y extradiscursivas , que determinan la efectividad del poder
del Estado . Aunque los demás enfoques tendrían pocas difi
cultades para suscribir este tema.
Finalmente, esto sugiere que una teoría del Estado ade
cuada sólo puede producirse como parte de una teoría mas
amplia de la sociedad. Aunque los neoestatistas rechazan 1.
por principio el enfoque centrado en la sociedad con base
en argumentos relacionados con la sociedad en un sentido
más amplio, ambos enfoques revelan la lógica y los intere
ses propios del Estado y estudian las condiciones p ara su
autonomía y efectividad. Los estudios foucaultianos , femi
nistas y de análisis del discurso se orientan aún más clara
mente hacia obj etivos más amplios : Foucault parte de una
microfísica del poder socialmente dispersa, el feminismo se
interesa en las relaciones de género y la teoría del Estado sin
Estado parte de la constitución discursiva del Estado. Los
trabajos marxistas recientes también continúan, por supues
to, asociando el Estado con el capitalismo y la anatomía de
la sociedad civil. Sin embargo , es precisamente aquí donde
se encuentran muchos de los problemas no resueltos de la
teoría del Estado, pues éste es el lugar de una paradoj a : por
un lado , es un conjunto institucional entre otros dentro de
una formación social y, por otro, tiene a su cargo la respon
sabilidad global de mantener la cohesión de la formación
1 25
social de la cual forma parte . Su posición paradójica como
parte y conjunto de la sociedad significa que las diversas
fuerzas sociales lo llaman continuamente a resolver los pro
blemas de la sociedad y que igualmente es obligado conti
nuamente a mostrar "la falla del Estado", pues muchos pro
blemas de la sociedad están por fuera de su control e inclu
so pueden ser agravados por su intervención. Muchas de
las diferencias entre las teorías del Estado aquí estudiadas
tienen su raíz en los enfoques opuestos sobre los diversos
momentos estructurales y estratégicos de estas paradojas.
Intentar entender la lógica global (o, quizá, la ilógica) de
esta paradoj a puede ser la mejor vía para resolver algunas
de estas diferencias así como para proporcionar un análisis
más comprensivo del carácter estratégico-relacional del Es
tado en una formación social policéntrica.
1 26
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REGULACIÓN, GOVERNANCE Y POSTFORDISMO
¿Perspectivas alternativas sobre el cambio
político y económico?
1 35
paración sistemática. La tercera, que además de varios pa
ralelos implícitos y convergencias (a veces conscientes) en
tre sus aparatos teóricos , ambas perspectivas comparten
intereses prácticos o sustanciales en una amplia gama de
tópicos3• Y la cuarta es que, como sabe cualquiera que haya
tratado de entender las complejidades del enfoque de la re
gulación o de las teorías de la govemance, ambos paradigmas
tienen serias dificultades . De modo que es válido preguntar
si esas dificultades se atenúan, subsisten sin cambios o se
magnifican cuando se intenta combinar los dos paradigmas
en una explicación más general de los .cambios económicos
y políticos actuales .
Estas cuatro motivaciones se reflej an en la argumentación
del presente artículo . Primero se revisan brevemente los an
tecedentes conceptuales del actual interés en la regulación y
la govemance. Luego se consideran los (meta)supuestos teóri
cos básicos y los conceptos nucleares de los dos p aradigmas.
Esto permite identificar los principales paralelos y conver
gencias e identificar las áreas donde hay diferencias impor
tantes de enfoque teórico o sustantivo . Sugiero que algunas
de esas diferencias están ligadas a la naturaleza relativa
mente "pre-teórica" y ecléctica del trabajo sobre la govemance;
o , por lo menos , al alcance más ancho de los estudios sobre
la govemance y, por tanto, a la mayor heterogeneidad de
sus diversos obj etos teóricos en comparación con los que se
examinan en el enfoque de la regulación. Esto permite , a su
vez, exponer algunos de los problemas de los primeros in
tentos de combinar los conceptos y los argumentos referen
tes a la govemance y la regulación en la investigación sobre
la govemance local. Por razones de espacio y dada la temá
tica específica de las contribuciones en este campo, me abs
tengo de tratar la govemance y la regulación en regímenes
nacionales e internacionales (para lo que remito a JESSOP
[ 1 995 ]). No obstante, este artículo concluye en una vena
optimista con algunas sugerencias para avanzar en los te
rrenos empírico y teórico en una forma que sea pertinente
1 36
para una amplia gama de cuestiones referentes a la regula
ción y la govemance.
ANTECEDENTES TEÓRICOS
DE LA REGULACIÓ N Y DE LA GOVERNANCE
137
te una abundante literatura económica, legal y política so
bre la coordinación y el control obligatorio de las activida
des económicas , la teoría de la regulación definitivamente
no debería ser vista como una adición a este campo espe
cializado sino a la problemática más general de la economía
evolutiva o institucionalista6 • Del mismo modo , aunque los
primeros usos registrados de "govemance" se remontan al
siglo XIV y se refieren principalmente a la acción o manera
de gobernar, guiar o determinar la conducta, sólo hasta hace
dos décadas ha habido un renacimiento en el interés teóri
co y práctico sostenido y explícito en la govemance en con
traste con el gobierno . En suma, en lo que atañe al mundo
de habla inglesa, el renovado y reciente interés en la regula
ción y la govemance se remonta a mediados de los. setenta.
Este desarrollo tiene motivaciones teóricas y prácticas .
Por un lado , proviene aparentemente del descontento cre
ciente con los diversos enfoques dominantes en las ciencias
sociales convencionalmente considerados como corriente
principal de cada disciplina. Esto es válido tanto para el
enfoque de la regulación como para la investigación sobre
la govemance. Y, por otro lado, estos nuevos intereses coin
ciden aparentemente, también en ambos casos , con nuevos
problemas ( o , al menos , nuevas maneras de constituir
discursivamente los problemas) en una gama creciente de
fenómenos a muchas escalas sociales diferentes7•
Con frecuencia se olvida que el trabajo francés sobré la
regulación8 surgió en parte como oposición a la obsesión de
los economistas neoclásicos por la tendencia orientada por el
mercado hacia el equilibrio general, un proceso que supues-
1 38
tamente fluye del intercambio económico desincorporado
entre actores económicos racionales preconstituidos . Su
popularidad posterior ciertamente tiene mucho que ver con
el rechazo de la distinción, dada por supuesto , entre lo eco
nómico y lo extraeconómico y con el creciente interés en lo
que en otra parte he llamado "economía integral", es decir,
la naturaleza socialmente incorporada y socialmente regu
larizada de las actividades , organizaciones e instituciones
económicas [JEssoP, 1 990b , 6 ; y 1 992a, 233-234] . Además ,
entre los marxistas que se adhirieron al enfoque de la regu
lación, este interés fue reforzado por una reacción p aralela
contra la explicación althusseriano-estructuralista de la
auto-reproducción impersonal y cuasi-automática de un
modo de producción determinado. Contra esta reducción
estructuralista particular del papel de los agentes al de meros
impulsores (o apoyos) de la reproducción capitalista, los
primeros teóricos de la regulación dieron por sentado el papel
11¡
clave de la lucha de clases en la modelación de la dinámica '"
1 39
el rechazo de la trinidad conceptual mercado-firma-sociedad .
civil que ha tendido a dominar la corriente principal de análi
sis de las sociedades modernas . En economía institucionalista
y en el análisis de los costos de transacción, por ej emplo , ha
habido un interés creciente en formas de coordinación eco
nómica que no constituyen mercados puros ni j erarquías
corporativas unitarias (sobre la distinción mercado-j erar
quía en este contexto , ver: C oASE , 1 93 7 ; y WILLIAMSON, 1 9 75
y 1 985]. Esto se reflej a en estudios sobre una creciente gama
de mecanismos económicos de govemance (como la contra
tación correlativa, los "mercados organizados" en grupos de
empresas , clanes , redes , asociaciones comerciales y alian
zas estratégicas) que coordinan las actividades económicas
en otras formas [ CAMPBELL et al. , 1 99 1 ; GRABHER, 1 993 ; Ho
LLINGSWORTH et al. , 1 994b ; SALAIS y STORPER, 1 993 ; STORPER,
1 993 ; y TuuBNER, 1 993 ] . Así mismo , en el campo de las rela
ciones internacionales , ha habido una reacción creciente
contra la distinción realista convencional entre la j erarquía
política doméstica organizada baj o el predominio de un Es
tado soberano y la anarquía internacional formada a través
de las relaciones interestatales [ BULL, 1 97 7 ] 1 º. Esto s e ha
reflej ado en el creciente interés por una gama cada vez ma
yor de regímenes internacionales , formas de coordinación
internacional que aparentemente atenúan la anarquía in
ternacional pero que supuestamente pasan por alto al Es
tado-nación 1 1 . Es interesante que esos regímenes a veces
sean descritos como regímenes que implican "govemance
sin gobierno" [RosENAU y CzEMPIEL, 1 992]. Ha habido un cam
bio análogo entre los científicos políticos, pues expresan una
insatisfacción creciente con la distinción rígida entre lo pú
blico y lo privado en los análisis centrados en el Estado de
la política y su explicación - de arriba hacia abaj o - del
ej ercicio de poder estatal. Esto se ha reflej ado en el crecien
te interés por el papel de diversas formas de coordinación
política que no sólo atraviesan la división convencional en-
1 40
tre lo público y lo privado sino que también involucran "j e
rarquías enmarañadas", redes paralelas de poder u otras
formas de interdependencia complej a entre niveles del go
bierno o esferas funcionales diferentes . Esta reorientación a
menudo se expresa en términos de un cambio de un interés
estrecho por el gobierno a un interés amplio por una amplia
gama de mecanismos políticos govemance sin presuponer
que éstos se anclan principalmente en el Estado soberano .
Además , al subrayar el papel creciente de las asociaciones ,
la auto-regulación regulada, el gobierno de interés privado ,
etc . , tales intereses desafían l a idea d e que l a sociedad civil
es el lugar residual de la comunidad y / o el campo del indi
vidualismo burgués por excelencia. Un cuarto ejemplo , más
heterodoxo que los otros ejemplos citados anteriormente ,
puede encontrarse en la obra de los teóricos foucaultianos .
Inspirado en el rechazo de Foucault al análisis de arriba
hacia abajo del poder del Estado y/ o en la presunción, dada
por supuesto , del burgués individual , hay un creciente in
terés en cómo la intersección de tecnologías de poder espe
cíficas y las llamadas "tecnologías del sí mismo" sirven para
producir, c odificar o coordinar formas espe cíficas de
normatización disciplinaria a través de mecanismos de go
bierno o de govemance [ BURCHELL et al. , 1 992; DEAN, 1 994 ;
y, especialmente, HuNT y WICKHAM, 1 994 ]12 •
El paralelo entre regulación y govemance aparece espe
cialmente claro en la siguiente observación de Scharpf. Aun
que escribe sobre los mecanismos de govemance, el acertij o
que identifica es parecido al que plantearon los teóricos de la
regulación de la primera generación. Así, mientras que estos
últimos se preocuparon por la improbabilidad de la acumu
lación continua en el capitalismo a pesar de sus diversas
contradicciones , conflictos y dilemas, Scharpf escribe:
141
expectativas, intra e inter-organizacionales, intra e inter-sectoria
les, e intra e internacionales, con respecto a la seguridad mutua.
Es claro que más allá de los límites del mercado puro, del Estado
jerárquico y de los discursos libertad-dominación, hay más -y más
efectivos- mecanismos de coordinación que la ciencia hasta ahora
ha considerado empíricamente y conceptualizado teóricamente
[SCHARPF, 1993, 57].
1 42
Dadas esas prehistorias teóricas y alternativas teóricas
actuales, es válido preguntarse qué otros factores pueden estar
detrás del interés reciente en la regulación y la govemance.
Aquí seguramente se debería considerar la fuerte dimensión
práctica de estos cambios de paradigma, puesto que es bien
conocido que el surgimiento de la teoría de regulación está
estrechamente relacionado con la crisis del fordismo atlánti
co y la búsqueda de un nuevo modo social de regulación eco
nómica. En este contexto, el enfoque de la regulación ofrece
una poderosa narrativa 1 4 por, y a través de, la cual entender
la crisis económica continua y estructurar posibles solucio
nes a esa crisis (ver, particularmente, los artículos de PECK y
TicKELL [ 1 995 ] y de HAY [ 1 99 5 ] ) . No ha dej ado de advertirse
que la actual fascinación por la naturaleza y la dinámica de
la govemance se liga estrechamente al fracaso de muchos
mecanismos de coordinación que se daban por supuestos en
el mundo de la postguerra. Aquí se podrían mencionar la
amenaza competitiva al capitalismo anglo-americano plan
teada por otros modelos de capitalismo (el europeo continen
tal o el asiático oriental) ; la crisis de la hegemonía estadouni
dense en un orden de Postguerra Fría y la persistente bús
queda de soluciones post-hegemónicas y "post-Estado na
cional" a los problemas globales ; la crisis del Estado Nacio
nal de Bienestar Keynesiano de la postguerra y sus modos
típicos de coordinación económica y política, incluyendo el
macro-corporativismo tripartito y la erupción de la política
de identidad y los nuevos movimientos sociales que amena
zan las formas establecidas de dominación social y política.
Es en estas circunstancias que aparece el interés en la
govemance corporativa y la competitividad nacional; también
el interés en el manejo de los nuevos (o nuevamente defini
dos) peligros económicos , militares , demográficos y ambien
tales y otras amenazas a la seguridad global; en la "buena"
govemance de las políticas del Tercer Mundo, cuyos autori
tarismo y corrupción ya no pueden defenderse simplemente
como algo preferible al dominio comunista totalitario 1 5 ; en la
1 43
compensación del fracaso de la toma de decisiones jerárqui
ca y la planeación "de arriba hacia abajo" en un ambiente
turbulento marcado por una complej a interdependencia; y
en resolver la crisis disciplinaria de una supuesta depen
dencia que induce al "Estado de Bienestar" instituyendo
nuevas formas de "auto-disciplina regulada" en una "socie
dad empresarial" . Más generalmente, el descubrimiento aca
démico de las redes y la govemance coincide con los cam
bios económicos que han hecho que los grandes negocios y
el gobierno grande parezcan ineficaces como medios de or
ganización económica y política. En suma, sean suscitados
por una percepción creciente de los problemas de la corriente
principal de las disciplinas de las ciencias sociales o por los
problemas para mantener los regímenes disciplinarios (y
otros) de postguerra, hay notorios paralelos entre las críti
cas respectivas y las soluciones ofrecidas por el enfoque de
la regulación y las teorías de la govemance. Ambos cambios
proporcionan un buen ej emplo de los vínculos estrechos y
mutuamente constitutivos entre el discurso académico , la
práctica política y las realidades cambiantes 1 6•
ANTECEDENTES META-TEÓRICOS
DEL TRABAJO SOBRE LA REGULACIÓN Y LA GOVERNANCE
1 6 Atkinson y Coleman señalan que "las redes y las comunidades son las res
puestas conceptuales naturales a los límites de los mercados y a los
ordenamientos jerárquicos, a la enorme expansión de los tipos de actores
sociales involucrados en el diseño de políticas y a la dispersión de recursos
políticos especializados" [ 1 992, 1 62]. Este comentario vincula claramente los
problemas teóricos a los prácticos e ilustra nítidamente la argumentación
más general que se desarrolla en este texto.
1 44
Un destacado regulacionista ha sugerido que la gover
nance es el equivalente paradigmático estadounidense del
enfoque francés de la regulación [ LIPIETZ, 1 993 , 8 ] . Esto va
demasiado lej os . Pero hay buenas razones para aceptar el
paralelo que él (y un coautor) ha señalado entre la noción
regulacionista de "modo local de regulación" y la noción
convencionalista 1 7 de " mode de gouvernement" (modo de
govemance) tal como se desarrolla en el trabajo reciente sobre
mundos regionales de producción en contraste [ BENKO y
LrPIETZ, 1 994] . En efecto , estos autores sugirieron antes que
la govemance designa "todas las formas de regulación que
no son del mercado ni del Estado : es la sociedad civil menos
el mercado [ . . . ] más la sociedad política local" 1 8 • Si estos
teóricos sólo han señalado los paralelos , Boyer, el decano
del enfoque parisino, ha p articipado recientemente en la
investigación sobre la govemance sectorial [ BoYER, 1 99 1 y
1 994a; y SWYNGEDOUW y MOULAERT, 1 992 ] 1 9 • De particular
interés es su reconocimiento de que ; mientras que las teo
rías de la govemance económica son especialmente útiles
en el análisis de la govemance sectorial , es en el análisis de
los estilos nacionales de regulación que se encuentra la con
tribución distintiva del enfoque de la regulación [ BOYER,
1 99 1 , 29-4 1 ] .
Viceversa, algunos teóricos estadounidenses del neo-cor
porativismo y/ o teóricos de la govemance industrial han
mostrado recientemente un verdadero interés en el enfoque
de la regulación [ CAMPBELL et al. , 1 99 1 ] . De interés particu
lar han sido las cuestiones de los modos locales de regula
ción económica y I o de la dinámica implícita en la transfor-
1 45
mación de los mecanismos de govemance y sus raíces en la
crisis del fordismo , los cambios en la dinámica económica
local-regional-nacional-global y la transición al postfordismo.
De hecho, Hollingsworth y sus colegas han sugerido que un
"modo de regulación" puede definirse en términos de la
mezcla específica de formas diferentes de governance
[ HoLLINGSWORTH et al. , 1 994a, 9 ]2° . En un comentario sobre
la regulación, también agregan que "el proceso de ajustar la
producción y la demanda social involucra necesariamente
una gama diversa y amplia de instituciones de govemance,
no sólo aquéllas que fij an los salarios y las normas de pro
ducción" [ HOLLINGSWORTH et al. , 1 994a].
Por otra parte, en el campo de la governance política, di
versos comentaristas han encontrado importantes conexio
nes entre la reestructuración del Estado local (especialmente
el supuesto cambio del gobierno a la govemance) y la crisis
del modo social fordista de regulación económica [ CocHRANE,
1 99 1 y 1 99 2 ; ESSER y HIRSCH, 1 98 9 ; HARVEY, 1 98 9 ; PAINTER,
1 99 1 ; y STOKER, 1 989 ] . Este aspecto se discute con más de
talle en la sección 6. Argumentos análogos se han plantea
do en relación con la reestructuración del Estado nacional y
supranacional y la transformación de los regímenes inter
nacionales (para una discusión de la literatura y las ten
dencias a este respecto , ver: JEssoP, 1 993 y 1 995).
Sin embargo , sean paralelos o convergentes , no se debe
ría considerar que los cambios paradigmáticos concurren
tes , la superposición teórica o los préstamos recíprocos son
una demostración auto-evidente de una relación simple entre
la regulación y la govemance. El hecho de que haya esa
relación es uno de los puntos básicos que se analizan en el
presente artículo . En consecuencia, señalaré ahora dos se
mej anzas meta-teóricas que pueden ayudar a explicar el
paralelismo y la convergencia. Estas semejanzas se refieren
a los momentos estructurales y estratégicos de la regula
ción y la govemance. Con respecto al análisis estructural, el
desarrollo de la teoría de sistemas ha sido particularmente
1 46
influyente; y, sobre las cuestiones de identidad, agencia y
estrategia, se puede advertir la influencia de los desarrollos
en las explicaciones del discurso (y de la narratividad) y en
la comprensión de la dialéctica estructura- agencia ( o
estructuración) . También hay algunos vínculos interesan
tes entre esas influencias , pues la nueva teoría de sistemas
se inclina hacia explicaciones constructivistas de la auto
organización de los sistemas sociales, y obviamente hay fuer
tes elementos constructivistas en las explicaciones analíti
cas del discurso acerca de la forma como las organizacio
nes y otras fuerzas sociales , además de los individuos, lle
gan a desarrollar identidades , intereses y estrategias espe
cíficas . Trataré cada momento en su debida oportunidad.
Una primera semejanza estaría dada en el creciente inte
rés en la auto-organización y la auto-reproducción de siste
mas complejos en ambientes turbulentos . É stas son cuestio
nes para las cuales la teoría neoclásica del equilibrio en eco
nomía, las nociones de mercado y j erarquía en economía
institucional, la dicotomía Estado-anarquía en relaciones in
ternacionales , la distinción "público-privado" en ciencia polí
tica, el estructural-funcionalismo en política comparativa y
las explicaciones de arriba hacia abaj o (o katascopic) del po
der están, todas, de diversas maneras , mal adaptadas21 • El
interés teórico por los sistemas con auto-regulación comple
j a fue evidente en los trabajos de la primera generación de
regulacionistas y ha reaparecido recientemente . El ambiente
intelectual que da forma al regulacionismo francés incluye el
interés en la auto-organización (ver los trabajos de Lemontowicz,
Morin y Prigogine) . Lipietz encontró paralelos entre la regula
ción y nociones biológicas tales como autopoiesis y homeóstasis
[LIPIETZ, 1 985 ]. Mientras que la autopoiesis se refiere a la auto
producción de sus propios elementos y su propia organiza
ción mediante el funcionamiento interno de los sistemas, la
homeóstasis implica la contribución colectiva de formas es
tructurales interdependientes a la estabilización (económi
ca). Otros regulacionistas citaban la explicación dada por
Marx del papel de las crisis como un mecanismo de direc
-
ción que reimpone forzosamente la unidad del circuito de
capital. Más recientemente , Delorme ha ligado la regulación
1 47
a conceptos pertinentes para la auto-organización de siste
mas complej os y ha señalado los problemas introducidos
por esa complejidad en el análisis de la auto-organización
[ 1 99 5 ] .
También ha habido una fuerte influencia de la teoría de
sistemas en los estudios de la govemance realizados en la
Europa continental. Esto ha llevado no solamente al recha
zo de toda explicación estructural-funcional de la relación
entre sistemas sociales , donde la operación de un (sub)sis
tema se explica en términos de sus funciones para otro
(sub)sistema o para el sistema en su conjunto ; sino tam
bién al rechazo de un modelo insumo-producto , en que el
funcionamiento de cualquier sistema determinado puede
explicarse por cambios externos (incluyendo los intentos de
controlar desde afuera, por ej emplo, a un Estado soberano).
En cambio , hay un fuerte interés en dos aspectos : la auto
organización de sistemas involucrados , en primera instan
cia, en su propia auto-reproducción más que en su impacto
sobre otros sistemas ; y los problemas relacionados con la
"conducción" externa (gobierno , guía, administración) y/ o
la coordinación estratégica de sistemas complej os que son
resistentes a la intervención directa o la administración de
arriba hacia abaj o pero que , sin embargo , coexisten y
coevolucionan en formas complej as con otros sistemas con
los cuales son recíprocamente interdependientes . Esos in
tereses meta-teóricos fueron inicialmente menos marcados
en el trabaj o anglo-americano sobre la govemance, el cual
al comienzo se interesó principalmente en los problemas
más sustanciales del diseño de políticas efectivas o en las
cuestiones del (neo)corporativismo. Sin embargo , a medida
que los estudiosos anglo-americanos de la govemance han
p asado de la crítica y la solución de problemas a una
teorización sui generis, el interés teórico por los sistemas
también ha sido incluido en sus agendas de investigación.
Y una segunda semej anza, con respecto al momento sub
j etivo de la regulación y el de la govemance, es que hay en
ambos un creciente interés en la constitución de la identi
dad, los intereses y la acción. Los primeros trabajos regu
lacionistas sobre el fordismo se interesaron en la manera en
que los trabaj adores y los consumidores habían sido trans
formados a través de las luchas en torno de nuevas normas
de producción y consumo y del desarrollo consiguiente de
un modo nuevo de societalización. Esos intereses han re-
1 48
aparecido fuertemente en los estudios del fordismo en crisis
y del postfordismo , especialmente en la sugerente y original
obra de Jenson [ 1 989, 1 990 y 1 993 ] . La obra de Foucault
constituye una importante intersección entre el trabajo so
bre la regulación y el de la govemance por su interés en las
tecnologías del sí mismo en el "Estado de Bienestar" [ROSE ,
1 99 2 ] . Otros trabaj os sobre la govemance han examinado
la auto-organización de las organizaciones, la constitución
de identidades organizacionales , las modalidades de coor
dinación de relaciones inter-organizacionales (que, por de
finición, excluyen la organización o la j erarquía) y las cues
tiones de la inteligencia y el aprendizaj e organizacional (en
tre las revisiones útiles del trabajo en esta área se incluyen
las contribuciones de KoOIMAN [ 1 993 ] , KicKERT [ 1 993 ] , MARIN
[ 1 990], MARrN y MAYNTZ [ 1 99 1 ], MATZNER [ 1 994], MAYNTZ [ 1 993 ],
S CHARPF [ 1 994] y 'I'EUBNER [ 1 992, 1 993]).
Estas influencias se alimentan de un argumento paralelo
en los trabajos regulacionista y gubernamentalista, puesto
que así como el trabajo teórico sobre la regulación implica
que los obj etos de la regulación no preexisten plenamente
al proceso de regulación22, los teóricos de la govemance es
tán empezando a reconocer que "los objetos de la govemance
sólo se conocen mediante los intentos de gobernarlos" [Hunt
y Wickham, 1 994, 78 ]23 . En otras palabras , los procesos de
regulación o govemance constituyen los obj etos que llegan
a ser regulados o gobernados por, y a través de , un tipo de
auto-organización autorreferencial. Una de las implicaciones
es que, parafraseando a Marx sobre la producción, asícomo
no hay regulación en general ni regulación general, no hay
govemance en general ni govemance general. En cambio ,
sólo existe regulación particular y la totalidad de la regula-
1 49
ción, govemance particular y la totalidad de la govemance
[ MARx, 1 85 7 , 99; y JESSOP, 1 990a, 1 86 ] . En el mundo real
sólo hay obj etos definidos de regulación que son conforma
dos por, y a través de , modos definidos de regulación; y ob
j etos definidos de governance que son modelados por, y a
través de , modos definidos de govemance. Lo cual destaca,
a su vez, la necesidad de estudiar las diversas y múltiples
luchas en torno de la constitución de tales obj etos y los fra
casos o incompletudes necesarias de su regularización o
gubernamentalización, así como la importancia de exami
nar los ciclos de regularización y govemance (los cuales se
tratan más adelante) .
1 50
nómico de regulación económica y en la ruptura de las
formas de regulación dirigidas por el mercado . En contraste,
Aglietta buscaba desarrollar "una teoría de la regulación
social (como) una alternativa global a la teoría del equili
brio general" [AGLIETIA, 1 9 79, 1 3 ] . Aglietta rechazó la idea
de que la repro ducción de las relaciones económicas
involucra " modos de coordinación entre el comportamien
to predeterminado e inalterable de los suj etos [ económi
cos ]" ; y propuso estudiar la regulación en términos de "la
transformación de las relaciones sociales a medida que se
crean nuevas formas , económicas y no económicas , que se
organizan en estructuras a la vez que reproducen una es
tructura determinante , el modo de producción" [AGLIETIA,
1 9 79, 13 , 1 6 ] .
Eliminando las ambigüedades del concepto regulacionista
de "modo de regulación", se puede decir que , mientras que
Aglietta se interesó inicialmente en los modos económico y
social de regulación económica, los regulacionistas se han
interesado , creciente y unilateralmente, en el modo social
de regulación económica. En este contexto , por supuesto, el
término "social" funciona principalmente como lo " distinto"
del modo económico (mediado por el mercado) de regula
ción económica. É sta es una categoría sumamente hetero
génea y, aunque se identifiquen sus distintas dimensiones ,
funciona principalmente como una heurística para estudiar
la naturaleza socialmente incorporada y socialmente regu
larizada de las actividades económicas . Entre otros factores
que los regulacionistas han mencionado frecuentemente a
este respecto se pueden mencionar: la regulación legal de la
relación salarial, la articulación del capital industrial y fi
nanciero , las formas · cambiantes de la organización corpo
rativa, los modos de cálculo económico, el papel del Estado ,
los modos de societalizaciól). y los regímenes internaciona
les . En este sentidd, s� podrían multiplicar fácilmente los
modos de regulación económica de conformidad con el nú
mero de modalidades de la llamada regulación extra-econó-
' mica de la relación capital.
Esta aclaración debería alertarnos sobre la necesidad de
distinguir entre la modalidad de regulación y el obj eto de
esa operación, en vez de confundirlos . . En este contexto, tam
bién se pueden sacar lecciones valiosas del análisis de las
teorías de la govemance. Es particularmente tentador suge
rir que lo "distinto" de la govemance es el gobierno (qua
151
Estado o j erarquía organizacional)24• Así, las teorías de la
govemance se ocupan principalmente de una gama amplia
de modos "sociales " de coordinación social más que de los
modos de organización social estrictamente políticos ( orga
nizados en forma soberana, jurídico-política, burocrática o,
por lo menos, j erárquica) . En este contexto, la coordinación
social se refiere a las formas en que las agencias sociales
dispares pero interdependientes se coordinan para lograr
obj etivos sociales específicos (económicos , políticos, etc . ) . En
estos términos , el campo general de los estudios sobre la
govemance podría ser definido como el campo de resolución
de problemas (para)políticos (en el sentido de problemas de
búsqueda colectiva de obj etivos o realización de propósitos
colectivos) en, y a través de, configuraciones específicas de
instituciones , organizaciones y prácticas gubernamentales
(jerárquicas) y extragubemamentales (no jerárquicas ) . Es
cierto que hay intentos de generalizar el fenómeno de la
govemance aún más allá, para cubrir la totalidad de inten
tos de dirigir, administrar o controlar cualquier fenómeno
[ HuNT y W1cKHAM , 1 994] . Sin embargo , aunque éstos son más
ambiciosos que otros estudios de la govemance y, por tan
to, revelan algunas características esenciales de la govemance
que de otro modo serían pasadas por alto, no son nada re
presentativos de la generalidad de tales estudios.
152
ayudar a identificar puntos de convergencia futura entre el
regulacionismo y las teorías de la govemance.
La primera es que, pese a la existencia de diversas escue
las , la teoría de la regulación ha logrado una coherencia teó
rica mayor que las teorías de la govemance. Esto puede rela
cionarse, a su vez, con la mayor coherencia de los objetos
teóricos que estudian los regulacionistas y con la naturaleza
progresiva del paradigma de investigación regulacionista
[ BOYER y SAILLARD , 1 994 ] . Pero mientras que su enfoque se
unificó alrededor de una problemática común originada en
el interés de explicar por qué el capitalismo puede mante
nerse estable a largo plazo , a pesar de su tendencia a la
crisis genérica y estructuralmente inscrita, desde entonces
ha desarrollado una serie de temas claves en una forma
bien orientada. Aunque hay cierto margen de desacuerdo
sobre cómo se puede interpretar mej or el modo social de
regulación económica y cómo se relaciona con el modo eco
nómico de regulación económica, hay por lo menos un am
plio consenso sobre la conexión de los objetos básicos de la
regulación con la relación capital en su sentido económico
integral. Así, aunque los regulacionistas examinen el proce
so de trabajo, la regulación sectorial, los regímenes regionales
de acumulación, los regímenes políticos, la societalización25,
los sistemas productivos plurinacionales o los regímenes in
ternacionales , es evidente que tienen las mismas preocupa
ciones económicas generales (ver, respectivamente : CoRIAT
[ 1 9 90 ] , SWYNGEDOUW y MOULAERT [ 1 99 2 ] , JESSOP [ 1 993 ] ,
HIRSCH y ROTH [ 1 98 5 ] , DE BERNIS [ 1 98 8 ] , y MISTRAL [ 1 986]).
Id
l,il
Por contraste , la teoría de la govemance tiende a permane
cer en la etapa de crítica pre-teórica: es mucho más claro
contra qué está la noción de govemance que en favor de
qué . En términos teóricos, la govemance comprende la "otra"
modalidad (o conjunto de modalidades ) para una gama
amplia de paradigmas o conceptos dominantes en las ciencias
sociales. En consecuencia, mientras que los regulacionistas
trabaj an en una problemática relativamente bien definida,
los teóricos de la govemance operan dentro de diversas pro
blemáticas , a menudo dispersas y fragmentadas ; lo cual se
reflej a en la proliferación de tipologías de mecanismos de
1 53
governance construidos para propósitos diferentes y en
amplio margen de desacuerdo (a menudo implícito) acerca
de qué incluir y qué excluir en el concepto global (ej emplos
vívidos de tipologías diferentes pueden encontrarse en
CAMPBELL et al. [ 1 99 1 ] , GRABHER [ 1 993 ] , KITSCHELT [ 1 99 1 ] ,
KoOIMAN [ 1 993 ] , TuüMPSON et al. [ 1 99 1 ] ) .
E s pertinente señalar aquí que la cuestión de l a govemance
se relaciona con mayor frecuencia y más directamente con la
solución de problemas y la gestión de la crisis , en diversas
áreas , que con el enfoque de la regulación. Aunque esto pue
de tener efectos saludables en diversos campos , también tie
ne el riesgo de caer en un "eclecticismo fluctuante"26 cuando
se trabaja dentro y contra viejos paradigmas en una multipli
cidad de terrenos . El riesgo de eclecticismo se refuerza en
algunos casos por el interés de los teóricos de la govemance
en cuestiones de diseño institucional, lo que contrasta con
los análisis ex post y más estructuralistas a los que se incli
nan muchos teóricos de la regulación. A su vez, esto ha
llevado a que algunos teóricos de la govemance se centren
más en la toma de decisiones colectiva o en el logro de objeti
vos específicos que en problemas determinados (social y
discursivamente constituidos.) . En este sentido , los teóricos
de la govemance tienden a ser más propensos a los análisis
instrumentalistas que los regulacionistas . Estos últimos ,
especialmente los teóricos de la primera y la segunda ge
neraciones , estuvieron más interesados en el problema gene
ral de los microfundamentos de la expansión macroeconómica
estable y en las causas de las crisis económicas estructura
les . Sólo más recientemente han mostrado mucho interés en
el diseño institucional y aun aquí tienden a subrayar la plu
ralidad (hasta ahora no resuelta) de escenarios .
La segunda diferencia radica en que , aunque el enfoque
de la regulación ha sido aplicado a una amplia gama de
fenómenos económicos integrales , sus fortalezas principa
les y sus contribuciones más características se hallan en el
campo de la macroeconomía. Esto no implica que adopte
una p erspe ctiva macro económica estrech a : su p oder
heurístico y explicativo consiste , sobre todo, en su interés
por la regularización de los ordenamientos macroeconómicos
26 Este ingenioso término fue acuñado por Robert Delorme al criticar los enfo
ques alternativos de la economía política de la complejidad [DELORME, 1 995 ].
1 54
(regímenes de acumulación) , en los diversos tipos de cri
sis económica y en la naturaleza y el pap el de los modos
sociales de regulación económica en la estabilización eco
nómica, la gestión de la crisis y la transición entre regí
menes de acumulación. Además , mientras que todos los
teóricos de la regulación evitan las explicaciones teleológi
cas de los modos sociales de regulación económica y mu
chos rechazan las explicaciones funcionalistas ex post,
hay un fuerte énfasis en las complementariedades institu
cionales emergentes en los niveles más b aj os que mantie
nen u n régimen d e acumulación, cuyo carácter a menudo
se da por sentado (especialmente en los estudios históri
cos más que en los prospectivos )27 • En este sentido , los
regulacionistas tienden a adoptar un enfoque de arriba
hacia abaj o p ara el análisis económico integral . En con
traste , las teorías de la governance se centran más en los
niveles micro o meso y, cuando se ocupan de los enlaces
micro-macro , tienden a adoptar una explicación de abaj o
hacia arriba ( anascopic) . Así , l a noción de governance en
el análisis económico tuvo su origen en la economía in
dustrial , con el trabaj o sobre modos de coordinación eco
nómica dentro y entre firmas ; y desde entonces s e ha apli
cado a los sistemas productivos regionales en espacios
económicos p articulares y, en una escala mayor, a la to
talidad de ordenamientos institucionales , reglas y agen
tes involucrados en la coordinación y regulación de las
transacciones dentro y entre las fronteras de un sector
económico [ GILLY y P ECQUEUR, 1 99 4 ]2 8 . Hasta ahora no ha
habido un interés verdadero en la coordinación social o
política (o govemance) de los diversos modos de govemance
económica que permita entender sus interrelaciones a una
escala mayor (por ej emplo, nacional o supranacional) . En
cambio , al centrarse en conj untos específicos de interrela
ciones organizacionales , las teorías de la governance im
plican que el nivel macro está marcado por una serie de
sistemas de governance híbridos , ingobernados ( ungover
ned; y quizá intrínsecamente ingobernables) que evolu-
1 55
cionan ciegamente29 • Ese mismo tipo de patrones se en
cuentra en ciencia política, relaciones internacionales , eco
nomía política internacional y análisis foucaultianos, aun
que en otras y diferentes escalas sociales y espaciales . To
dos se ocupan normalmente de regímenes específicos de
govemance interesados en obj etos específicos de govemance,
y tienden a descuidar la govemance de los regímenes de
govemance. La principal excepción atañe al surgimiento de
las cuestiones generales de diseño constitucional (por opo
sición a las institucionales) ; por ej emplo , las reglas del j ue
go que deben regir la formación de los regnnenes de govemance
y/ o dirigir contextualmente las que de otro modo serían accio
nes autónomas de jugadores claves en situaciones específicas
de govemance.
La tercera diferencia es que, a pesar de su énfasis en la
incorporación social, la teoría de la regulación, casi por de
finición, tiene una orientación (macro }económica, y tiende a
centrarse en las complementariedades institucionales que
aseguran la regularización de los regímenes de acumula
ción. En este contexto , se puede mencionar la bien conoci
da lista regulacionista de los cinco complej os institucionales
o conjuntos estructurales que en reunidos constituyen un
modo (social) de regulación (económica) : la relación s ala
rial, la forma dinero , la competencia, el Estado y los regíme
nes internacionales [ BoYER, 1 990 ] . Además , al examinar el
espacio , el enfoque de la regulación lo considera principal
mente como un espacio económico de acumulación que debe
ser regularizado y coordinado . En contraste, las teorías de
la govemance tienden a tener un alcance más meso-político
o, más en general, inter-organizacional. En consecuencia,
tienden a estudiar sectores, localidades o áreas funcionales
específicos en lugar de sistemas más globales (economías,
territorios nacionales , sociedades); y, además , tienden a cen
trarse en la forma en que las organizaciones se relacionan
1 56
entre sí mediante reglas del juego que ellas mismas pueden
contribuir a conformar. Las teorías más estrictamente polí
ticas de la govemance consideran el espacio como un terri
torio (con su población de individuos y sus ecosistemas
organizacionales) que debe ser dirigido como un espacio
amplio y funcionalmente definido dentro del horizonte de
una formación s o cial que m antiene la neces idad d e
govemance. Ya se señaló que este enfoque amplio ayuda a
explicar el mayor eclecticismo de la teoría de la govemance
en términos de la heterogeneidad de los objetos de govemance
y sus mecanismos de govemance respectivos .
La cuarta diferencia es que, a pesar de los anteriores co
mentarios sobre la lucha de clases, es claro que los regula
cionistas tienden a veces a ignorar los sujetos, confundiendo
la pretensión de que la regulación es un proceso sin un sujeto
y con la creencia en que la regulación ocurre sin sujetos . Esto
se refleja en una explicación teórica, de forma y función, de la
estabilización macroeconómica que requeriría una especifica
ción más detallada antes de que pueda llegar a orientarse al
suj eto y a la acción. Esta visión se refuerza cuando se conside
ran sus excepciones principales : la influencia de la teoría eco
nómica de las convenciones y las ideas de Bourdieu sobre los
campos de fuerza y los "habitus" en niveles más micro de aná
lisis de la regulación [BoURDIEU, 1 9 77]. La teoría económica de
convenciones se ocupa directamente de las normas y las re
glas que rigen las relaciones económicas como relaciones so
ciales . Y los "habitus" se ocupan del acervo básico de conoci
mientos adquiridos por los individuos a partir de su incorpo
ración, dependiente de la trayectoria, en una serie específica
de medios sociales y contextos culturales, que forman y diri
gen sus expectativas y, por tanto, se convierten en medios de
reproducción y regularización social30 • Por el contrario, la teo
ría de la govemance se centra específicamente en los proble
mas de coordinación de los suj etos , especialmente en relación
con la coordinación y la negociación inter-organizacional. Esto
se refleja en sus vínculos más amplios y directos con el análi
sis de los costos de transacción, la teoría de la elección racio
nal, la teoría de juegos y otros enfoques del análisis social orien
tados a la acción.
157
Estas diferencias básicas son contingentes más que in
herentes a los conceptos nucleares del enfoque de la
govemance y de las teorías de la regulación; reflej an la tra
yectoria del desarrollo teórico y de los intereses empírico s
particulares de sus protagonistas respectivos. Esta conclu
sión se ve reforzada por la convergencia antes señalada en
tre los analistas de la govemance y la regulación cuando se
encuentran en un terreno empírico común; lo cual sugiere
que no hay buenas razones teóricas para que las diferen
cias sustantivas continúen signando el trabajo futuro sobre
la regulación y la govemance.
De hecho, puede haber sólidas razones teóricas para com
binar las dos nociones o paradigmas cuando se tratan temas
específicos . Existen diversas posibilidades : pueden conside
rarse como enfoques s emánticamente diferentes p ero
conceptualmente idénticos con una cobertura exactamente
igual [LIPIETZ, 1 993, 8 ] ; como enfoques conceptuales equiva
lentes que son, sin embargo , relevantes en dominios analíti
cos diferentes (por ejemplo, economía integral versus política
integral) ; como conceptos super y subordinados dentro de
una j erarquía abstracto-concreto (por ejemplo, govemance
como concepto abstracto y regulación como su concretización
en la esfera económica) ; como conceptos más o menos
abarcadores , respectivamente , a lo largo de un continuum
general-particular (por ej emplo, la visión de Benko y Lipietz
acerca de la govemance local como una categoría heterogénea
residual dentro del enfoque de la regulación); o como enfo
ques conceptuales no equivalentes pero posiblemente com
plementarios relevantes en esferas diferentes (por ej emplo,
pensar que la regulación pertenece a formas estructurales y
la govemance a relaciones inter-organizacionales) . Sería erró
neo (aunque fuera factible) decidir que una de estas posibili
dades sea adoptada por todos los comentaristas con la ex
clusión de las demás . Sin embargo, la conciencia de la am
plia gama de posibilidades debería prevenir contra movimien
tos demasiado fáciles entre los argumentos acerca de la re
gulación y los referentes a la govemance.
FORDISMO Y POST-FORDISMO
158
nos de la transición del Estado fordista a un Estado su
puestamente postfordista (central y I o local}. Estos cambios
políticos se interpretan en términos relativamente unitarios
(a expensas , como señalan Painter y Goodwin [ 1 995 ] , de
ignorar su desarrollo desigual); y se explican principalmen
te en términos de un cambio en el modo dominante de cre
cimiento económico (a expensas , como señala Hay [ 1 995],
de ignorar la mediación discursiva de los fracasos , la crisis
y los cambios económicos ) . El peligro del economicismo (así
sea un "economicismo integral") en este contexto debería
ser obvio. De modo que no es sorprendente que hasta ahora
no haya ninguna explicación regulacionista adecuada de la
transformación estructural y/ o de la reortentación estratégica
del Estado local. A lo sumo, se dispone de contextualizaciones
regulacionistas más o menos plausibles de estos cambios.
Sin embargo , por detallado que sea el análisis de ese con
texto estratégico , por sí mismo no puede ofrecer una expli
cación adecuada para la acción estratégica. Para ello se re
queriría, además , por lo menos una explicación de las capa
cidades estratégicas de los actores (individuales y / o colecti
vos) para responder a los problemas económicos, de las estra
tegias que ellos tratan de perseguir y de la relación entre estas
capacidades y estrategias y las de otros actores relevantes en
ese contexto. Esto sugiere, a su vez, que una forma de vincular
los intereses regulacionistas y "gubernamentalistas " consis
te en realizar análisis más centrados en la mediación
institucional, organizacional y discursiva de la regulariza
ción económica. Pues , aunque el enfoque de la regulación
ha identificado importantes farmas estructurales o regíme
nes amplios (como el Estado Nacional de Bienestar Keyne
siano) que juegan un papel esencial para asegurar las con
diciones extra-económicas de la acumulación de capital, ha
tendido a ignorar la manera general como l a forma
problematiza la función y las formas particulares de selecti
vidad estratégica (incluyendo las capacidades estratégicas
diferenciales) de las formas específicas de coordinación. En
este sentido, el enfoque de la regulación puede beneficiarse
de una atención más directa a las contribuciones de las teo
rías de la govemance. De hecho, sin considerar los proble
mas del diseño institucional y de la coordinación inter
organizacional, así como la constitución discursiva de los
obj etos de regulación y de las estrategias de regularización,
el enfoque de la regulación puede fracasar para profundizar
1 59
sus conocimientos básicos sobre el carácter socialmente in
corporado y socialmente regularizado de las actividades eco
nómicas 3 1 .
Por contraste , las teorías d e l a transformación d e la
govemance local tienden a distinguir una gama más amplia
de regímenes políticos (de ninguna manera reducibles a la
oposición fordista versus postfordista) y a subrayar la diná
mica más directamente política que impulsa los cambios de
régimen, lo cual p arece ser mucho más adecuado para ex
plicar los cambios en la articulación del gobierno y la gover
nance. Se podría examinar, entonces , la forma como los ac
tores políticos (ampliamente concebidos) perciben el fraca
so de las formas establecidas de govemance y/ o una emer
gente " crisis" de govemance y cómo ello se traduce en de
mandas de regímenes de govemance nuevos y/ o reestruc
turados . Esto a su vez puede conducir a un proceso de in
novación orientado a resolver los problemas percibidos de
govemance en un ambiente más o menos turbulento; y pue
den surgir nuevas formas de govemance a condición de que
los problemas de acción colectiva se resuelvan mediante una
(o más) de las soluciones encontradas y lleguen a ser p arte
de los nuevos patrones de conducta (ver el modelo sugerido
por CAMPBELL y LINDBERG [ 1 99 1 ]). Los nuevos mecanismos
de govemance, como las nuevas formas estructurales de
regulación, surgen de un proceso de búsqueda, basado en
el ensayo y el error, que opera mediante variación, selección
y retención evolutiva. Es en este contexto que las cuestio
nes de selectividad estratégica y las capacidades estratégicas
son tan cruciales y que debe prestarse atención a la adecua
ción material y discursiva de las respuestas propuestas .
Al presentar el argumento en estos términos, he separado
deliberadamente las ideas de re-regularización y de "regu
bemamentalización" . Al diferenciar las lógicas de la regula
ción y de la govemance, puede plantearse un problema teóri
co fundamental que es a la vez práctico: ¿en qué medida y en
qué formas las soluciones a los problemas de "govemance"
1 60
específicos pueden relacionarse con las soluciones a los pro
blemas de "regulación" específicos? Si se acepta que la regu
lación y la govemance no son conceptualmente idénticas y
que en realidad se refieren a obj etos , procesos y prácticas
diferentes , no hay razón para prever cuáles intentos de re
regularizar un obj eto económico (integral) resuelven los pro
blemas de gobernabilidad política (integral), o viceversa. Esto
también indica posibles dilemas , conflictos y contradiccio
nes esenciales entre una respuesta a la crisis política y eco
nómica que se orienta más a resolver los problemas de la
acumulación y una que se orienta más a las cuestiones de
gobernabilidad (para)política. El hecho de que una solución
a los problemas de govemance pueda ligarse a nuevos mo
dos de regulación depende de qué tanta expresión tengan
los intereses económicos (integrales) en la construcción
discursiva del problema de la govemance y aseguren una
base social entre los actores políticos empeñados en resol
ver este problema. De la misma manera, el hecho de que un
modo de govemance emergente se vincule posteriormente a
un nuevo modo de regulación depende de la naturaleza del
acoplamiento estructural entre procesos políticos y econó
micos , es decir, de la adecuación del modo de govemance a
los problemas económicos integrales y a los problemas de
gobernabilidad. En este sentido, aunque los problemas de
la regulación sirven de contexto para identificar y resolver
los problemas de govemance, no pueden ser reflej ados di
rectamente en el comportamiento de solución de problemas
que conduce al nuevo modo de govemance (para una discu
sión de este problema, con referencia especial a las lógicas
de acumulación en competencia y a la ventaj a partidista del
thatcherismo , ver: JEssoP [ l 994b ] ; una perspectiva alterna
tiva sobre el fracaso del neoliberalismo como proyecto polí
tico para resolver las crisis de la regulación se encuentra en
el artículo de PECK y TrCKELL [ 1 995 ]).
En suma, el hecho de examinar una crisis económica y
política específica en términos de un enfoque regulaci0nis ta
o de govemance puede implicar algo más que una cu¿stión
de preferencia; también depende de la construcción del pro
blema mismo por las fuerzas sociales , de la primacía relati
va concedida a los diferentes ej es de la societalización y del
resultado de la competencia entre las estrategias orienta
das a esos ej es alternativos . El hecho de que los problemas
de govemance política adquieran prioridad con respecto a
161
la solución de los problemas económicos y, por tanto , mo
delen la transformación de la govemance local, por ej emplo,
podría tener grandes repercusiones sobre la capacidad de
la economía local para competir en las economías nacional,
europea y global. Un problema interesante que aún no se ha
investigado suficientemente es el de si las soluciones a los
problemas de regulación y govemance pueden implementarse
en tándem y luego ser acopladas estructuralmente , así como
las condiciones que lo hagan posible.
Ese acoplamiento es posible , tal como lo ilustra (hasta
ahora) la articulación de los mecanismos de govemance y
de gobierno que contribuyeron a la regulación del fordismo
atlántico de la postguerra y aseguraron un funcionamiento
del Estado nacional de postguerra relativamente libre de
crisis .
En los discursos contemporáneos sobre la crisis de la
política urbana y las economías locales también se encuen
tran intentos de abordar la cuestión de las formas apropia
das de articulación de regulación y la govemance. Esto pue
de ilustrarse con un artículo reciente de Fosler, un asesor
de desarrollo económico local estadounidense, quien se re
fiere , como muchos otros , al paradigma del desarrollo eco
nómico local emergente que enfatiza el papel de un sector
privado revitalizado y orientado por el mercado para garan
tizar el crecimiento económico con una dinámica de creci
miento schumpeteriana. Aunque también señala que esto
requiere el desarrollo de instituciones que modelen y ej ecu
ten las responsabilidades del Estado a este respecto . Afir
ma, entonces , que :
1 62
condiciones : a) Que la govemance, como instrnmento de des
empeño económico, combine una visión estratégica de arriba
hacia abajo y a largo plazo con una acción de abajo hacia arriba
dirigida por el mercado y orientada al desempeño; y b) Que se
desarrollen una nueva generación de inteligencia organizacional
y nuevos mecanismos de coordinación organizacional y agen
. cias que reflejen las características del mercado y proporcionen
medios efectivos de evaluación de la calidad del desempeño y de
la responsabilidad. Lo que se requiere, en suma, es una estrate
gia de cambio institucional [ FosLER, 1 992, 9- 1 3 ] .
Esta argumentación e s un ej emplo del creciente interés
en vincular la regulación con la govemance. En ella se des
taca el cambio de la centralidad del gobierno a formas de
govemance más descentralizadas a los niveles local, nacio
nal e internacional, en el intento de re-regularizar la rela
ción capital. Esto implica una reorganización funcional de
las actividades del Estado en el sistema político más am
plio , caracterizada por un alej amiento de la primacía, dada
por supuesta, de los aparatos estatales oficiales (típicamen
te nacionales) hacia la necesidad, también dada por supues
ta, de formas (y niveles) bastante diversas de asociación entre
organizaciones oficiales , paraestatales y no gubernamenta...,
les para el manejo de las relaciones económicas y sociales32,
pues este razonamiento también implica un carnbio de la
organización política j erárquica de arriba hacia abajo, que
es una característica formal de los Estados soberanos, al
énfasis en la promoción y orientación de la auto-organiza
ción de las relaciones inter-organizacionales . Dentro de esta
gama en expansión de redes , asociaciones y otros modelos
de govemance política y económica, los aparatos oficiales s e
mantendrán a lo sumo como el primus ínter pares . Pero ,
aunque la moneda y la ley públicas aún sigan siendo im
portantes para mantener su funcionamiento , para su éxito
también serán esenciales otros recursos (como el dinero , el
1 63
conocimiento o la pericia privados). En este sentido, la par
ticipación del Estado tenderá a ser menos jerárquica, me
nos centralizada y menos dirigista.
PROBLEMAS EN TORNO
DE LA CUESTIÓN REGULACI Ó N-GOVERNANCE
1 64
global de la govemance y la regulación son diferentes. Esto
plantea problemas de negociación intersistémica o de coor
dinación estratégica a escalas distintas de las de los proble
mas de govemance individuales ; y ése . es el problema de
meta-govemance o gbvemance de la j erarquía en la sombra
y plantea problemas de diseño constitucional. También acla
ra los méritos relativos de las s oluciones neoliberales ,
neocorporativistas y neoestatistas a l a crisis de l a regula
ción fordista, en la medida en que éstas se relacionan
diferencialmente con la solución de los problemas d e
govemance planteados (o reforzados) por esa crisis .
Hay un problema más fundamental que no ha sido abor
dado plenamente en los trabaj os recientes sobre la regula
ción y la govemance (aunque debe consultarse la contribu
ción de PECK y TICKELL [ 1 995 ]), a saber, en qué medida la
forma problematiza la función. La creciente obsesión por
los mecanismos de govemance como solución para las fa
llas del mercado o las fallas del Estado no debería llevar a
ignorar las fallas de la govemance. No se debería pensar
que la govemance es necesariamente una solución más efi
ciente que los mercados o los Estados para los problemas
de coordinación política o económica. Otra implicación es
que el creciente interés en los mecanismos de govemance
puede ser una etapa específica de un ciclo establecido de
modos de diseño de políticas [ ÜFFE , 1 9 75 ]34• Sin embargo,
Offe advierte que, puesto que todos y cada uno de los modos
de diseños de políticas estatales es propenso al fracaso, debe
aceptarse que un Estado estable es imposible o que éste es
posible sólo si tiene capacidad para cambiar flexiblemente
los modos de diseño de políticas a medida que las fallas y
las contradicciones del modo dominante (o la mezcla de di
seños de política prevaleciente) se hacen más evidentes y
amenazan la racionalidad y la legitimidad del Estado. Esto
sugiere que la supervivencia a largo plazo del Estado de
pende de las cualidades organizacionales específicas del
Estado, incluyendo lo que se puede denominar "la articula-
34 Ideas similares fueron propuestas por Marx [ 1 843] y Polanyi [ 1 944], entre
otros. Más recientemente, Schmitter se ha referido a la continuidad dinástica
del corporativismo, la cual se extingue y resucita periódicamente [SCHMITTER,
1 989, 72]. Por su parte, Cox ha señalado una reversión de la desregulación a
la re-regulación en la actual era neoliberal [Cox, 1 993].
1 65
ción del gobierno y la govemance" . Podría esgrimirse un ar
gumento similar para el caso de los ciclos políticos dentro
de formas de organización de mercado o estructura de
govemance industrial35 •
Esto sugiere que la actual expansión de las redes a expen
sas de los mercados y las j erarquías , y de la govemance a
expensas del gobierno, pueden ser algo más que una etapa
específica de una sucesión regular de modos dominantes de
diseño de políticas. En este sentido, lo que hoy se experimen
ta realmente es la discontinuidad en la continuidad: la osci
lación dentro de un ciclo político repetido. Una explicación
alternativa sería que, por diversas razones, ha habido un cam
bio en el centro institucional de gravedad ( o " atractor
institucional") en tomo del cual funcionan los ciclos políticos
debido a cambios cualitativos en los problemas b ásicos que
deben abordar las actuales políticas de regularización o
gobemalización. Aquí habría continuidad en la discontinui
dad: el renacimiento de mecanismos familiares de govemance
para propósitos cualitativamente nuevos . Si hay una impor
tante transición del fordismo al postfordismo (vinculada, ade
más, a las nuevas tecnologías , la internacionalización y la
regionalización), entonces puede estar operándose ese cam
bio a largo plazo. Las mismas posibilidades son indicadas
por la crisis del Estado nacional, con una proliferación de
problemas fronterizos y multifacéticos que ya no pueden ser
coordinados dentro de la j erarquía del Estado nacional o
mediante la anarquía neorrealista del mercado [JEssoP, 1 995 ].
Aquí también puede preverse que la expansión de las redes
y/ o de la govemance es síntoma de un cambio cualitativo
más que un simple cambio pendular dentro de un ciclo polí
tico . Sin embargo, en vez de prejuzgar esta cuestión, es más
importante reconocer que puede haber diversas posibilida
des dependientes de la trayectoria.
C OMENTARIOS FINALES
1 66
consecuencia, su naturaleza es abstracta y no puede sustituir
los análisis empíricos de los patrones específicos de regula
ción y de govemance en contextos particulares. Éste es un
componente importante del proyecto de investigación sobre la
regulación y la govemance local que actualmente llevan a cabo
Jessop y Hay. Sin embargo, espero haber mostrado que hay
fuertes semej anzas meta-teóricas entre los dos enfoques des
de el punto de vista de su común interés en la dependencia de
la trayectoria y en la relación constitutiva entre modos de
govemance-regulación y objetos de gouemance-regulación. Las
teorías de la regulación y las teorías de la govemance no tie
nen un carácter teleológico ni están comprometidas con argu
mentos funcionalistas expost, puesto que ambas implican que
es por, y a través de, la govemance (o la regulación) que los
objetos elementales a los que prestan atención se transforman
mediante una articulación compleja en momentos específicos
dentro de un modo determinado de govemance (o de regula
ción)36. Además , profundizando esta noción de articulación,
debe señalarse que los mismos modos de regulación y/ o de
govemance pueden configurarse dentro de proyectos econó
micos o políticos diferentes. Así, la asociación puede ser una
característica importante en la re-regularización de una eco
nomía en crisis o una característica básica de la reguber
namentalización de un régimen político en crisis . A veces
habrá una coincidencia (temporal) de intereses entre las fuer
zas económicas o políticas que llaman a la asociación; pero
ésta puede ser seguida de luchas por "instrumentalizar" la
asociación con fines económicos o políticos. En términos simi
lares, así no sean directamente el centro de la lucha, las ex
pectativas o inserciones contradictorias pueden llevar a con
tradicciones en el funcionamiento de los mecanismos de
govemance. Pienso que esas luchas son especialmente claras
en el caso de Gran Bretaña (ver, por ejemplo: PEcK y TicKELL,
1 995) y que la primacía de lo político significa que la estrategia
neoliberal inicialmente desfavorable ha sido debilitada poste
riormente por su subversión para propósitos políticos [ JEssoP,
1 994a]. Por esta razón, si no hubiera otras, es de especial im
portancia evitar pensar que hay un ecuación simple entre re
gulación y govemance.
1 67
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1 76
LA CIUDAD EMPRESARIAL: ¿REINVENCIÓN DE LAS
LOCALIDADES, REDISEÑO DE LA GOVERNANCE
ECONÓMICA O REESTRUCTURACIÓN DEL CAPITAL?
1 77
sa competencia internacional (y, para las regiones y las ciu
dades, inter e intrarregional)3 . Hay muchas visiones sobre
la dinámica de esa competencia, de las fuentes de ventaj a
competitiva d e países , regiones y ciudades , y d e las estrate
gias apropiadas para lograr esa ventaja. También hay va
riantes - dentro y entre países , regiones y ciudades - sobre
el ritmo y las causas de los cambios de interpretación y de
política.
Este artículo no analiza casos específicos4, no ofrece una
tipología de las estrategias " empresariales" y no revisa las
concepciones sobre competitividad correspondientes. En
cambio , examina cuatro aspectos generales de los cam
bios recientes que afectan a las ciudades : a) La reinvención
de la economía local y de su Estado por, y a través de , los
discursos dirigidos a la " ciudad empresarial"; b) El nexo
entre esta reinvención y el rediseño de los mecanismos
de governance urb ana; c ) Los vínculos entre e stas dos
prácticas-cum-procesos , estrechamente ligadas , y las su
puestas tendencias a la globalización y la triadización de
la economía capitalista y al predominio de la geoeconomía
sobre la geopolítica; y d) El contexto estructural general
donde se presentan estas modificaciones interrelacionadas
del papel económico global de las ciudad�s .
Por supuesto , hay una vasta literatura sobre estos cam
bios, escrita por académicos e investigadores , por comenta
ristas políticos , administradores estatales , legisladores y
consultores gerenciales . Esto muestra que entre discursos
sociales científicos y populares hay un vínculo de alimenta
ción recíproca: la retórica y los intereses políticos modelan
la agenda y la presentación de la investigación en ciencia
1 78
social, y la investigación en ciencia social ingresa a la esfera
del diseño de políticas . Nociones tales como producción en
serie , especialización flexible , postfordismo , cultura empre
sarial, aprendizaj e social, ambiente innovador, ciudad em
presarial, competencia del Estado , competitividad estruc
tural, asociación, govemance o redes, circulan libremente
en los dominios científico y político , y a menudo son valida
das prima facie por esa misma circulación estructurada
selectivamente . Consultores académicos empresariales , pe
riodistas populares , tanques de pensamiento (think tanks) ,
entidades de investigación y d e capacitación como INLOGOV,
y entidades oficiales como la Audit Commission desempe
ñan un papel clave . Mi propósito no es reforzar diagnósticos
que se validan a sí mismos ( aunque no se cumplan por sí
mismos)5 sino revisar los antecedentes de los discursos aca
démicos y populares sobre el desarrollo económico . Primero
trato los aspectos discursivos de estos cambios; luego los
relaciono con las tensiones y contradicciones materiales de
las formas de regulación y I o govemance económica exis
tentes que sirven de caj a de resonancia para los nuevos dis
cursos; por último , muestro la credibilidad aparente de di
chas narrativas , aunque esto no significa que sean verda
deras (así estén asociadas a "efectos verdaderos") ni que los
cambios en la govemance basados en ellas tengan éxito . De
hecho, la producción de discursos de govemance local a veces
parece ser, al menos en Gran Bretaña, sólo un sustituto
ineficaz promovido por el gobierno central para desviar la
atención de sus propios fracasos políticos .
5 Algunos críticos podrían afirmar, sin embargo, que mi trabajo anterior sobre
el Estado de Trabajo Schumpeteriano seguramente reflejaba, si no contribuía
directamente, a este proceso.
1 79
das y estratégicamente selectivas6, organizadas alrededor de
(o al menos involucradas en) la autovalorización del capital
por, y a través de, la regulación. Esta visión tiene importan
tes implicaciones para el análisis de la competitividad en tanto
desplaza la atención de la ventaja comparativa a la competi
tiva y amplía radicalmente los factores económicos y
extraeconómicos relevantes para esta última. Con esto se
extiende el alcance de la capacidad empresarial, en tanto se
aplica a las ciudades y a las empresas [ BENKO y LIPIETZ, 1 994;
BEST, 1 990 ; CASTELLS y HALL, 1 993 ; PORTER, 1 994; y SABEL,
1 989 ] . El Estado también se considera "en su sentido inclu
yente" (o, como dijo Gramsci, "sociedad política + sociedad
civil"). Para los propósitos actuales, éste puede redefinirse
como un conjunto de instituciones , organizaciones , fuerzas
sociales y actividades socialmente incorporadas , socialmen
te reguladas y estratégicamente selectivas, involucradas en
la realización de la "voluntad colectiva" de una comunidad
política imaginada7• Dos importantes implicaciones teóricas
de este enfoque son sus énfasis en las fronteras problemáti
cas del aparato estatal y en la dependencia del poder estatal
de fuerzas que están más allá del Estado en su sentido estre
cho . Esto sugiere que la esfera política puede considerarse
como el dominio donde se hacen intentos para (re)definir la
"voluntad colectiva" y (re)articular los diversos mecanismos y
prácticas de gobierno y govemance en aras de aquellos pro
yectos que se juzgan convenientes para realizarla.
Desde el punto de vista analítico del discurso, subrayo el
papel constitutivo del discurso de todas las relaciones so-
1 80
ciales vivientes . Esto tiene implicaciones obvias para la
reinvención de los espacios económicos y la govemance lo
cal. Así como los Estados nacionales pueden verse como
una forma específica de comunidad política imaginada, "la
economía nacional" es sólo un espacio imaginado posible
de las actividades económicas . En consecuencia, en vez de
buscar criterios obj etivos para identificar las fronteras ne
cesarias de un espacio económico (a la escala funcional o
territorial que sea), es más fructífero considerar esta cues
tión desde el punto de vista de la constitución imaginaria de
la economía. É sta incluye su construcción discursiva como
objeto específico (de análisis , regulación, gobernación, con
quista y otras prácticas) , con fronteras , condiciones econó
micas y extraeconómicas de existencia definidas , agentes
económicos típicos y apostadores extraeconómicos , y una
dinámica global [ DALY, 1 99 3 ; JESSOP , 1 98 2 ; y BARNES y
LEDUBUR, 1 99 1 ] . Esas construcciones discursivas son dis
cutibles y su eficacia es siempre fortuita; en efecto , las eco
nomías pueden tener geometrías variables y fronteras múl
tiples , y pueden distinguirse ( o "figurarse" o simplemente
"reflej arse") en discursos diferentes para propósitos y efec
tos diferentes 8 • Las luchas para constituir a las economías
específicas como suj etos , sitios y pilares de competencia
implican usualmente la manipulación del poder y -del cono
cimiento . De hecho , tales intentos de redefinición son, en sí
mismos, ej emplos de actividad " empresarial" en un sentido
amplio, en la medida en que impli<:�an "nuevas combinacio
nes" de factores económicos y extraeconómicos que se apo
yan en la competitividad urbana y regional. Esas innovacio
nes pueden buscar ventaj as competitivas dinámicas (o fuer
tes) para una ciudad (o región) o alguna ventaj a competitiva
estática (o débil)9 • Las primeras comprenden las innovacio
nes sociales, políticas y económicas tendientes a mej orar
8 Por ejemplo, hay diferencias notorias entre un sitio de mercado positivo y uno
negativo, dependiendo de que el objetivo sea atraer inversión privada hacia el
interior o movilizar fondos públicos para la regeneración urbana.
9 Uso aquí la distinción entre competencia "fuerte" y competencia "débil" pro
puesta por Cox: la primera se refiere a los intentos de suma potencialmente
positiva de mejorar la competitividad estructural de una región mediante la
innovación; la segunda se refiere a los intentos de suma cero de asegurar la
reasignación de los recursos existentes a expensas de otras regiones. Mien
tras que la competencia débil es socialmente desincorporada, la competencia
fuerte implica la territorialización de la actividad económica [ Cox, 1 995, 2 1 8].
181
la productividad y otras condiciones de competitividad es
tructural 1 0 ; las segundas incluyen modificaciones de las
medidas reguladoras formales y sustantivas , medidas
facilitadoras o de apoyo encaminadas a captar inversiones
móviles (una carrera desreguladora a fondo) 1 1 , así como sim
ples medidas para crear imagen con el mismo propósito
(boosterism) 12 • Esas actividades también ilustran la activi
dad "empresarial" en un sentido más estrecho : pues las
empresas de consultoría y los profesionales dedicados a ella
se han entregado a la planimetría discursiva (discursive
mapping) de regiones y a la producción de estrategias eco
nómicas urbanas y regionales para clientes de los sectores
público y privado . Tales intentos son especialmente impor
tantes , como se muestra más adelante , cuando el descon
tento político y económico abre oportunidades para nuevos
proyectos económicos.
1 82
ves que afectan a Norteamérica y la Europa de la postgue
rra; narrativas que han sido combinadas en forma convin
cente (pero no necesariamente en forma intencional) para
consolidar un conjunto limitado aunque ampliamente acep
tado de diagnósticos y prescripciones para las dificultades
políticas y económicas que hoy enfrentan naciones, regio
nes y ciudades . Como todas las narrativas , éstas tienen tres
elementos básicos : a) Una apropiación selectiva de fuerzas
y eventos pasados ; b) Una sucesión temporal con un co
mienzo, un medio y un final; y c) Una graficación relacional
de los eventos y las fuerzas y una estructura elevada que
permite extraer algunas lecciones causales y morales [ EwrcK
y SrLBEY, 1 995 , 200 ] . Aparecen, entonces , narraciones se
lectivas de fuerzas y eventos pasados que ofrecen una expli
cación específica de los problemas políticos , sociales y eco
nómicos actuales , cuya solución requiere hoy cambios de
cisivos en los propósitos , la organización y el lanzamiento
de estrategias económicas centradas en los niveles urbano
y regional e inspiradas por algún tipo de espíritu empresa
rial. La ciudad o región empresarial ha sido construida me
diante la intersección de una gama amplia de narrativas
económicas , políticas y socioculturales que buscan dar sig
nificado a las dificultades actuales interpretándolas en tér
minos de los fracasos pasados y las posibilidades futuras . A
menudo , estas narrativas están conectadas a otros discur
sos complementarios (de forma narrativa o no narrativa) que
también se movilizan para contextualizar estos cambios y
reforzar los llamados a la acción. En este sentido , aunque la
aparición de la ciudad o región empresarial como tema, si
tio y pilar de la competitividad económica no esté prescrita
en la dinámica global de capitalismo, no ha sido un mero
accidente o un descubrimiento casual: ha sido construida
por, y a través de , narrativas públicas .
El atractivo de esas narrativas depende de su resonancia
con (y, por tanto , de su capacidad para reinterpretar y mo
vilizar) las narrativas personales (y aun las narrativas com
partidas) de categorías (o grupos) significativas de aquellos
que han sido afectados por el desarrollo eventual del orden
económico y político de postguerra. Para unos, estas narra
tivas personales se refieren a la exclusión económica y so
cial y a experiencias de fallas indeseables del mercado o del
Estado ; otros pueden haber experimentado un éxito econó
mico y social insólito que atribuyen a su talento empresa-
1 83
rial, su capacidad para correr riesgos , su flexibilidad o su
superación personal. Esas experiencias constituyen un im
portante campo de intervención discursiva para los "empre
sarios políticos" en las esferas pública y privada. La eficacia
de estas narrativas públicas para promover prácticas de
gobernalización (governmentalizing) o regularización que
apoyan la ciudad "empresarial" depende, a su vez, de sus
nexos con formaciones culturales e institucionales más
amplias , que , en palabras de Somers , constituyen "una red
de interlocución" [ 1 994; 6 1 4 ] . En este contexto , juegan un
papel central los discursos sobre la cultura empresarial, la
sociedad empresarial, el ambiente de innovación, las redes,
las alianzas estratégicas , las asociaciones , la govemance,
etc . ; y su credibilidad global depende de metanarrativas que
revelan vínculos entre una amplia gama de interacciones,
organizaciones e instituciones y que contribuyen a enten
der épocas enteras [ SoMERS, 1 994, 6 1 9 ] . Las metanarrativas
geoeconómicas de la crisis del fordismo y la globalización
triadización juegan aquí un papel clave, igual que las na
rrativas geopolíticas sobre el fin de la Guerra Fría, del des
plome del comunismo y de las amenazas económicas a la
supervivencia nacional provenientes del Este Asiático.
Dada la interconexión entre metanarrativas e historias
p ersonales y su mediación por narrativas institucionales ,
"la ciudad empresarial" ha resultado trazada en forma ve
rosímil y hoy se privilegia como una respuesta. En efecto,
como muestran Eisenschitz y Gough [ 1 993 ], hay una no
toria convergencia entre diferentes corrientes políticas de
Gran Bretaña en torno de iniciativas locales de desarrollo
económico endógeno ("bootstraps" ) . Es necesario señalar
que estas iniciativas no son necesariamente neoliberales
en la forma o el contenido , pues recomiendan diversas es
trategias empresariales alternativas : j unto a las iniciativas
orientadas a la propiedad, o más en general, al mercado,
dominadas por intereses privados , también se pueden en
contrar estrategias más neocorporativas y neoestatistas o
estructuras de goverñ.ance basadas en la comunidad, que
siguen dependiendo más o menos estrechamente del éxito
de las fuerzas del mercado . En otras partes pueden obser
varse tendencias similares [ EISINGER, 1 988; ETILINGER, 1 994 ;
FOSLER, 1 98 8 ; GAFFIKIN y WARF , 1 99 3 ; HIRSCH et al. , 1 99 1 ;
LEITNER, 1 989; KEATING, 1 993 ; MAYER, 1 994; PRETECEILLE,
1 990; PRZEWORSKI, 1 98 6 ; STEWART y STOKER, 1 98 9 ; y STOHR,
1 84
1 989 y 1 990 ] . A su vez , la capacidad de p ersuasión de esta
respuesta genérica s e asocia estrechamente con la consti
tución discursiva p aralela de lugares específicos de activi
dad económica como unidades de gestión económica, re
gulación, o govemance "naturales" (de sentido común, da
das por sentado) . Durante los años del boom de la post
guerra, hubo una tendencia a considerar que esta unidad
era la economía nacional ; más recientemente , las vis iones
de la "naturalidad" ( naturalness) se bifurcaron en la direc
ción de las economías globales y locales , sintetizadas pos
teriormente en algunos contextos estratégicos en la idea
de "globalización".
El hecho de que estas metanarrativas institucionales ten
gan una resonancia tan poderosa en la actualidad no signi
fica, por supuesto, que deban aceptarse sin beneficio de
inventario . Todas las narrativas son selectivas , toman algu
nos argumentos y los combinan de modos específicos . De
modo que es importante estar atentos a lo que el discurso
oficial dej a de lado o silencia, reprime o suprime, y al hecho
de que los paradigmas particulares de estrategia o de políti
ca o los modos de racionalidad económica o gubernamental
moldean esas estrategias por, y a través de, su propia selec
tividad discursiva y su articulación con la selectividad es
tratégica estructuralmente inscrita de los regímenes econó
micos y políticos específicos (sobre la selectividad discursiva,
ver: HAY, 1 996; y sobre la selectividad estratégica, JESSOP,
1 990) . También es importante ver qué hace que algunas
narrativas sean más plausibles que otras y qué continuida
des más profundas puede haber entre períodos aparente
mente discontinuos cuando se narran desde paradigmas
diferentes.
1 85
geoeconómico y el geopolítico , donde el primero es el princi
pal [.ALTVATER, 1 994; LUTTWAK, 1 990; y SUM, 1 996 ] .
Entre los temas claves de la metanarrativa geoeconómica
se cuentan la globalización y la internacionalización, la
aparición de nuevas tecnologías , la crisis del modo de cre
cimiento de la postguerra (fordismo atlántico , etc . ) y sus
políticas regionales y estrategias de polos de crecimiento
asociadas , la amenaza competitiva proveniente de las eco
nomías de Asia Oriental y la creciente importancia de pro
blemas ecológicos cuyo alcance no coincide exactamente
con las fronteras nacionales . Se dice que esos factores
ecológicos , tecnológicos y económicos socavan las fronte
ras del Estado nacional y las vuelven anacrónicas . Las
metas principales de la política económica de postguerra
(pleno empleo , precios estables , crecimiento económico y
una balanza de pagos sostenible) ya no son proporciona
das por y a través del Estado nacional . A su vez, esto
erosiona la capacidad del Estado nacional para proveer
un bienestar social redistributivo y limitar el grado de
exclusión social. En este sentido , el régimen económico y
político de la postguerra ha fracasado y, p ara que las
ciudades y las regiones escapen a las consecuencias de
este fracas o , es esencial modificar las estrategias eco
nómicas , las instituciones económicas , los modos de
govemance y la forma del Estado 13. Tales narrativas lle
van, ínter alía, al descubrimiento de la ciudad empresarial
como un nuevo fenómeno o desiderátum. ...-
Los temas claves acerca de la "competencia del Estado" y
la "ciudad empresarial" en lasr·metanarrativas geopolíticas
recientes incluyen el fin de la Guerra Fría, el consiguiente
desplome del comunismo , la llegada del Siglo del Pacífico ,
las supuestas amenazas a la cohesión social y política plan
teadas por los "refugiados económicos" y quienes buscan
asilo, y la aparición de las llamadas identidades "tribales"
1 3 Los mecanismos a través de los cuales esto ha sucedido no son claros . Podría
haber ocurrido mediante el efecto multiplicador de eventos micro sobre las
tendencias evolutivas en una coyuntura marcada por una indeterminación
decisiva (subdeterminación) y/ o mediante intervenciones decisivas en un pe
ríodo de crisis. Por crisis entiendo un momento en el desarrollo de un sistema
en que una intervención intencional y decisiva de los agentes (esté localizada
dentro o afuera del sistema) puede establecer una diferencia importante para
la estructura o desempeño de ese sistema.
1 86
no coextensivas con las fronteras de los Estados nacio
nales . Se dice que el fin del régimen de seguridad bipolar
atenúa la necesidad de que los Estados nacionales s e
alineen con una u otra superpotencia nuclear y de que
subordinen sus demás intereses a la seguridad militar.
Sin embargo , como esta última necesidad ha llegado a
ser menos urgente , se considera que las cuestiones eco
nómicas , tecnológicas y ecológicas son más importantes
para el interés nacional. La lucha entre el capitalismo y
el comunismo como sistemas mundiales en competencia
es remplazada por la lucha entre versiones alternativas
del capitalismo . En este contexto , la competencia entre
Estados nacionales s e redefine en favor de cuestiones
económicas y tecnológicas civiles más que en favor de
intereses militares , y los discursos sobre la seguridad se
reorientan hacia los riesgos ambientales , el desarrollo
sostenible y el control de los flujos de migración transna
cionales . Todo esto se reflej a en la reorientación de la políti
ca exterior hacia temas ecológicos, económicos y tecnológi
cos , así como a la importancia creciente de los temas exter
nos en muchos campos de la política doméstica. Además ,
una vez se degrada el papel tradicional de la soberanía del
Estado nacional en la defensa externa, muchas de sus de
más funciones también se desplazan a otros niveles políti
cos . Dados estos cambios en la geopolítica y la importancia
creciente de la geoeconomía, se dice que, para muchos pro
pósitos , el "Estado región" [ ÜHMAE, 1 99 1 ] y/ o el "territorio
transnacional" [ SASSEN, 1 994] llegan a ser más importantes
que el Estado nacional [ HORSMAN y MARSHALL , 1 9 94 ; y
KENNEDY, 1 993 ] .
Tanto a nivel individual como e n conjunto, estas meta
narrativas geoeconómicas y geopolíticas parecen llevar a
que el Estado nacional de la postguerra sea relativamen
te redundante e ineficaz en términos económicos, y a le
gitimar el interés cada vez mayor en la lógica de los mer
cados internacionales a exp ens as de otras cuestiones .
D e este modo , los síntomas de la crisis del modo de cre
cimiento fordista atlántico socavan el estatus indiscuti
ble de la economía nacional como obj eto clave del mane
j o económico en los Estados Unidos , el Canadá y la Eu
ropa Noroccidental de la postguerra. Este modo de creci
miento se ha fragmentado y reestructurado b aj o el im
pacto de la internacionalización, el cambio técnico y los cam-
1 87
bias de p aradigma, llevando a que algunas p artes se inte
gren c a d a vez más dentro de e s p ac i o s e c o n ó mi c o s
transnacionales y a que otras sufran una exclusión, in
cluso de la economía nacional, que las lleva a su involu
ción y decadencia. Políticamente , el final del sistema de
seguridad bipolar libera a los movimientos regionales p ara
que disputen la primacía del Estado nacional y afirmen
otras prioridades . Esto lleva a que los gobiernos centrales
desarrollen políticas económicas que buscan reducir el
atractivo de los movimientos devolucionistas o s ecesio
nistas ; políticas que incluyen iniciativas de desarrollo eco
nómico regional o local tendientes a la regeneración eco
nómica y a la creación de redes económicas de s eguridad
dentro de los límites de la crisis fiscal del Estado . En
ambos respectos, según la afirmación hoy clásica de Da
niel B ell, el Estado-nación es demasiado pequeño p ara
resolver los grandes problemas y demasiado grande p ara
resolver los problemas p equeños , frente al mundo moder
no [ BELL, 1 98 7 ] . Ya no es tan obvio que éste sea el actor
principal e indiscutible en la política internacional o do
méstica . Este hecho induce , a su vez, no sólo la expan
sión de formas de gobierno supranacionales y subnacio
nales sino también la búsqueda de nuevas formas de
governance capaces de resolver los problemas asociados
a las soluciones de mercado puro o a las soluciones j erár
quicas y burocráticas . Estos paradigmas políticos y eco
nómicos se relacionan estrechamente y comparten el in
terés de incluir el surgimiento de la " ciudad empresarial"
en un contexto de cambio económico y político ( inter)na
cional más amplio .
1 88
ríos más o menos regulares , intercambios culturales, bases
de datos y centros de información. En este sentido , éstas se
parecen mucho a los foros o redes políticas que contribuyen
a construir contactos formales e informales , facilitar los vín
culos comerciales , promocionar el turismo , aprobar la polí
tica sobre "know how '' , transferir tecnología y abordar algu
nos problemas ambientales en pequeña escala. Pero por sí
mismas no pueden satisfacer los diversos prerrequisitos fi
nancieros y organizacionales necesarios para un desarrollo
económico urbano o regional concertado , y por ello se nece
sitan nuevas formas de govemance.
El creciente reconocimiento de estos problemas está li
gado estrechamente a los continuos intentos de ensayo y
error por encontrar nuevas y más apropiadas formas de
articulación de la regulación y la governance en respuesta
a la crisis de los anteriores modelos de política urbana y
de economías locales . Esta cuestión puede ilustrarse con
un artículo reciente de Fosler, asesor de desarrollo econó
mico local estadounidense , que se refiere , como muchos
otros , al paradigma del desarrollo económico local emer
gente que enfatiza el papel de un sector privado revitalizado
y orientado por el mercado para garantizar el crecimiento
e conómico c on una dinámica de cre cimiento schum
peteriana. Aunque también señala que esto requiere el de
sarrollo de instituciones que modelen y ej ecuten las res
ponsabilidades del Estado a este respecto. Afirma Fosler,
entonces:
1 89
govemance, como instrumento de desempeño económico,
combine una visión estratégica de arriba hacia abajo y a
largo plazo con una acción de abajo hacia arriba dirigida
por el mercado y orientada al desempeño ; y b) Que se desa
rrollen una nueva generación de inteligencia organizacional
y nuevos mecanismos de coordinación organizacional y agen
cias que reflej en las características del mercado y propor
cionen medios efectivos de evaluación de la calidad del des
empeño y de la responsabilidad. Lo que se requiere, en suma,
es una estrategia de cambio institucional [ FosLER, 1 992, 9-
1 3 ]. Estos argumentos ilustran bastante bien el amplio con
senso que ha surgido en torno de la necesidad de nuevos
arreglos institucionales . Pero aún no se ha resuelto qué for
mas precisas de "reinvención" y I o reestructuración del go
bierno local se requieren para efectuar este cambio en la
govemance (sobre la reinvención, ver: ÜSBORNE y GAEBLER,
1 993 ; y sobre la reestructuración, LoGAN y SwANS'IROM, 1 990) .
En los comentarios finales se analizan algunos de los proble
mas suscitados por el rediseño de la govemance económica.
1 90
local, son los que a menudo se condensan en el discutible
concepto de "ciudad empresarial" . A continuación los anali
zo con más detalle , destacando su importancia para la na
turaleza cambiante de ciudades y regiones .
Primero , hay una tendencia general hacia la desna
cionalización de la existencia del Estado . Esta tendencia es
tructural se reflej a empíricamente en el "vaciamiento" del
aparato estatal nacional mediante la reorganización territo
rial y funcional de las antiguas y nuevas capacidades del
Estado a los niveles subnacional, nacional, supranacional y
translocal. Un aspecto de esa reorganización es la pérdida
parcial, dejure, de la soberanía de los Estados nacionales
en ciertos campos a medida que los poderes de diseño de
políticas se trasnsfieren hacia arriba, a cuerpos supranacio
nales , y sus reglas y decisiones se vuelven obligatorias para
los Estados nacionales . Esta tendencia es especialmente
clara en la Unión Europea pero también es visible en el NAF
TA y otros bloques regionales organizados intergubemamen
talmente . Otro aspecto es la descentralización de la autori
dad a niveles subordinados de organización territorial y el
desarrollo de diseños de políticas transnacionales y a la vez
interlocales .
Las ciudades o regiones empresariales son importantes ,
en este contexto , d e dos formas analíticamente distintas .
De un lado , hay un mayor p apel de los Estados regionales
o locales en el desarrollo económico y, del otro , en el desa
rrollo de vínculos transnacionales entre autoridades regio
nales o locales, que incluyen lo que a veces se llama "para
diplomacia" [ DoMMERGUES , 1 99 2 ] o política "interméstica"
("intennestic") [ DucHACEK, 1 98 4 ] . Puesto que el primer as
pecto se trata ampliamente en la literatura académica, me
centraré en el segundo . Las ciudades y las regiones están
ahora comprometidas en sus propias formas de política
económica exterior en campos tan diversos como la políti
ca industrial, la investigación y el desarrollo , la transfe
rencia de tecnología, el desarrollo del mercado y del turis
1
mo , los mercados de trabaj o , etc . Esas actividades s atisfa-
, cen el criterio schumpeteriano de "actividad empresarial"
en la medida en que buscan "nuevas combinaciones " para
obtener ventaj as competitivas fuertes y I o débiles . En Eu
ropa, las autoridades y las agencias involucradas operan
supranacionalmente a nivel de la Unión Europea, así como
transnacionalmente , a menudo pasando por alto a su Esta-
191
do nacional, con lo cual refuerzan la tendencia al "vacia
miento" . Al tratar de reforzar su influencia política en estos
aspectos , también buscan desarrollar una masa crítica de
agencias diversas involucradas en la descentralización eco
nómica a diferentes niveles administrativos : la ciudad, la
red de ciudades , el área administrativa, la región, el Estado
y el nivel de la Unión Europea [DOMMERGUES , 1 992 , 1 1 - 1 2 ] .
La misma Comisión Europea h a cultivado desde hace algún
tiempo los vínculos con las autoridades locales o regionales
y con las agencias de govemance para aumentar su propio
poder frente a los gobiernos nacionales . También promueve
la formación y consolidación de regiones específicas (inclu
yendo regiones fronterizas internas , "regiones virtuales"
basadas en intereses similares más que en la contigüidad, y
regiones que se extienden más allá de la Unión Europea,
hasta Europa Oriental y Central) mediante sus propias in
tervenciones directas y su promoción de asociaciones terri
toriales y funcionales [ MURPHY, 1 993 ; sobre las regiones
virtuales, ver: BOISIER, 1 994 ] . Esto puede verse en la estra
tegia de una "Europa de regiones" en la medida en que la
C omunidad Europ e a s e alía re almente con r egiones
subnacionales para identificar posibles espacios económi
cos y políticos para un nuevo ordenamiento político basado
en la subsidiariedad (subsidiarity) más que en la soberanía.
Aunque los fondos disponibles para esas actividades patro
cinadas por la Comunidad Europea son pequeños en com
paración con los recursos nacionales (para no compararlos
con la magnitud de los problemas involucrados), tienen una
gran imp ortancia s imb ólica y ej ercen un imp ortante
apalancamiento político (si no económico) [TbMMEL, 1 99 2 ] .
Segundo, hay una tendencia general hacia l a desestati
zación de los regímenes políticos . Esta tendencia estruc
tural se reflej a empíricamente en el paso del gobierno a
la govemance en diversas escalas territoriales y a través
de diversos dominios funcionales . No debe pensarse que
esta afirmación significa que los gobiernos no confiaron
anteriormente en otras agencias para ayudar a conseguir
los obj etivos estatales o proyectar el poder estatal más allá
del aparato formal del Estado; lo que está en juego, más
bien, es el reordenamiento de la relación entre gobierno y
govemance dentro del sistema político global y, en conjunto
con la primera tendencia, mej ores mecanismos de gover
nance transterritoriales e internacionales en los nive-
1 92
les local y regional. Por tanto , esta tendencia implica un
desplazamiento del papel central de los aparatos estatales
oficiales : de asegurar los proyectos económicos y sociales
patrocinados por el Estado y la hegemonía política al énfa
sis en diversas formas de asociación entre organizaciones
gubernamentales , paragubernamentales y no gubernamen
tales , en las que los aparatos estatales son usualmente poco
más que primus ínter pares . Aunque esta tendencia implica
una pérdida de autonomía decisional y operacional de los
aparatos estatales (en el nivel que sea) , también puede au
mentar su capacidad para proyectar el poder del Estado y
lograr obj etivos estatales movilizando el conocimiento y los
recursos de poder de los socios no gubernamentales o los
apostadores influyentes .
Esta tendencia es evidente no sólo en los niveles nacional
e internacional sino también en la reestructuración de la
govemance local o regional . Por ej emplo, hoy somos testigos
del desarrollo de nuevos p apeles de la autoridad local en
Gran Bretaña en la promoción de "productos conjuntos" del
d e s arrollo e conómico endógeno b asado en la mayor
competitividad estructural, al mismo tiempo que se presen
ta una proliferación de agencias con propósitos especiales y
una separación creciente entre la comisión y la provisión de
servicios locales [ CLARKE y STEWART, 1 994, 1 64- 1 65 ] . Así
mismo , pasando de los arreglos institucionales a aspectos
más sustanciales de política local o "govemance de la co
munidad", se observa que el Estado local en Gran Bretaña y
en otras partes tiende a convertirse en socio , facilitador y
árbitro de consorcios público-privados , coaliciones de cre
cimiento , etc . , y que , por consiguiente, pierde su papel de
coordinación global de, y en nombre de, los intereses comu
nitarios locales . Por ej emplo, los sindicatos locales, las cá
maras de comercio locales , el capital de riesgo local, las en
tidades educativas locales , los centros de investigación lo
cales y los Estados locales pueden llegar a acuerdos p ara
regenerar la economía local .
Tercero , hay una tendencia general hacia la interna
cionalización del Estado nacional y sus subgobiernos . Es
ta tendencia aparentemente paradójica se refiere a la cre
ciente importancia estratégica del contexto internacional
de la acción del Estado doméstico y a la expansión del
campo de acción del Estado nacional para propósitos do
mésticos que incluyen una extensa gama de factores y pro-
1 93
cesos extraterritoriales o transnacionales . Esto implica, en
suma, un cambio en el balance global de las orientaciones
estratégicas del Estado , que se reflej a empíricamente en el
campo de la política económica y social ; por ej emplo , se re
flej a en la medida en que el obj eto principal de la interven
ción económica y social del Estado nacional pasa del des
empeño doméstico bien balanceado de la "economía nacio
nal" a su "competitividad internacional" global, entendida
en términos económicos integrales, como puede verse en el
cambio tendencia! desde la preocupación keynesiana por el
bienestar de los estados nacionales europeos de postguerra
hasta los intereses de workjare schumpeterianos menos cen
trados en el Estado del régimen político "post-nacional" emer
gente . Estos intereses se reflej an en las diversas .políticas
tendientes a promover la innovación permanente , una cul
tura empresarial y la flexibilidad del mercado de trabaj o ,
así como a subordinar, más generalmente , l a política social
a los imperativos percibidos de la competencia internacio
nal. Debe recalcarse que el neoliberalismo es sólo una ma
nifestación empírica de esta tendencia.
Aunque esta tendencia es muy clara en la transforma
ción del Estado nacional, también es válida para los Esta
dos locales , puesto que éstos también deben tener en cuen
ta el cambiante contexto internacional de sus actividades
económicas . Esto se refleja, ínter alía, en el intento de com
binar desarrollo económico endógeno con inversión hacia
adentro , así como en el compromiso de promover la expor
tación y / o las actividades de sustitución de importaciones
en una economía internacional continuamente cambiante .
Además , por supuesto, las rivalidades intra e internacio
nales están asociadas a la competencia interlocal por la
inversión interna, el readiestramiento , etc .
1 94
mites (y, por tanto , de la posible caída) de la nueva estrate
gia "empresarial" .
Aunque por mucho tiempo l a mayoría d e las economías
nacionales estuvieron organizadas alrededor de economías
urbanas importantes 1 4 y s e integraron en sistemas pro
ductivos plurinacionales 1 5 ( como el sistema colonial o el
fordismo atlántico ) , las diversas economías urbanas y
plurinacionales asociadas al fordismo atlántico fueron
administradas principalmente dentro del Estado nacio
nal y por el Estado nacional. En consecuencia, como ob
j eto de administración política, el complej o campo de las
relaciones económicas fue manej ado como si estuviese
dividido en una serie de economías nacionales relativa
mente cerradas . El carácter de las políticas regional y
urbana era principalmente redistributivo , de arriba ha
cia abaj o , y éstas buscaban igualar las condiciones so
ciales y económicas dentro de esas economías naciona
les [ CHISHOLM, 1 990; y SToHR, 1 98 9 ] . Así mismo, la política
económica internacional se orientó a la cooperación para
garantizar el fácil funcionamiento de las economías nacio
nales. En este sentido , el Estado nacional puede distinguir
se de las formas precedentes: Estado mercantilista o liberal
constitucional o imperialista, y de las formas estatales ac
tualmente emergentes que se orientan a la administración
de economías regionales recientemente redescubiertas o
recién formadas en diversas escalas , sub y supranacionales,
incluyendo los vínculos interfronterizos localizados . En todo
caso, la construcción de la economía nacional y de su Esta
do nacional asociado debería verse como un momento his
tórico específico de la cambiante· dinámica de la "reproduc
ción-regulación" económica.
Sin embargo , con la expansión continua del fordismo at
lántico y la emergencia de las economías asiáticas orienta
les , se hizo más difícil lograr los obj etivos económicos na
cionales oficiales del Estado de Bienestar Keynesiano na
cional de la postguerra. Estos obj etivos se definieron usual
mente como pleno empleo, precios estables , crecimiento eco-
1 95
nómico y una balanza de pagos manej able . Entre las res
puestas a esas dificultades hubo un resurgimiento del pro
teccionismo para defender la economía nacional (o, al me
nos , los llamados sectores " decadentes" [ "sunset " sectors ] y
sus empleos correspondientes) y / o intentos de delimitar un
espacio económico más amplio dentro del cual podía reno
varse la "reproducción-desregulación" ( con frecuencia e ini
cialmente, en un contexto político neoliberal amplio) . Aun
que el proteccionismo mantuvo la economía nacional como
obj eto principal de la gestión económica, la cooperación
supranacional socavó su estatus indiscutible a este respec
to . Esta última tendencia se reforzó en la medida en que se
consideró cada vez más que las economías locales y regio
nales tenían problemas específicos propios que no podían
resolverse con políticas macroeconómicas nacionales ni con
políticas meso o microeconómicas impuestas de modo uni
forme . Esto alentó las demandas de políticas urbanas y re
gionales diseñadas y formuladas específicamente para ser
implementadas desde abaj o , con o sin el patrocinio o la
facilitación nacional o supranacional.
La forma del Estado nacional asociada al fordismo at
lántico también ha entrado en crisis . El Estado soberano
ha sido cuestionado por el desarrollo de un "gobierno
grande", supuestamente sobrecargado, por una crisis de
legitimidad a medida que el Estado ya no parece capaz
de garantizar el pleno empleo y el crecimiento económi
co, y por la aparición de una crisis fiscal que amenaza
erosionar el Estado de Bienestar. Estas tendencias a la
crisis fueron agravadas por los conflictos crecientes en
tre Estados locales y gobierno central y por la crisis de
los regímenes internacionales organizados bajo la hege
monía estadounidense , que se tradujo en una menor ca
pacidad para asegurar las condiciones de un eficaz desem
peño económico y político de los Estados nacionales . Tam
bién hubo una crisis de las formas de representación políti
ca basadas en "partidos de gobierno", "sindicalismo nego
ciador" y asociaciones de capitalistas , y aparecieron "nue
vos movimientos sociales" que desafiaban la lógica indus
trial del fordismo atlántico y l a lógica estatista del bienestar
keynesiano y favorecían formas alternativas de organización
política y económica y una sociedad civil antiburocrática,
autónoma y politizada. Estos y otros cambios (sobre los cua
les puede verse, por ej emplo : JESSOP, 1 995) han contribuido
1 96
a crear las condiciones políticas p ara el surgimiento de la
ciudad o región "empresarial". En algunos casos éste ha
sido favorecido por el mismo gobierno central como un me
canismo para desplazar la crisis y desviar la atención de
sus propios fracasos ; en otros casos , se ha optado por una
vía de "más mercado y menos Estado" mediante el patroci
nio de asociaciones público-privadas descentralizadas .
En suma, dej ando de lado por el momento las cuestiones
de la narrativa y el discurso, es en este contexto institucional
que se puede comprender la difundida fascinación con la
auto-organización de las relaciones inter-organizacionales
y la continua experimentación de formas alternativas de
govemance, bien sean redescubiertas o recién inventadas .
La defensa más general de este cambio en la j erarquía del
gobierno y en el intercambio puro de mercado puede hacer
se en términos de la ventaj a evolutiva de la lógica auto- or
ganizadora de las relaciones inter-organizacionales 1 6, en las
· que una pluralidad de organizaciones autónomas p ero
interdependientes que controlan recursos importantes nece
sitan coordinar sus acciones para producir un resultado con
junto que se considera mutuamente benéfico. La complejidad
de los problemas de regeneración económica en un ambiente
turbulento significa que las soluciones de mercado y las solu
ciones formales, legal-racionales, se consideran inadecuadas .
Al mencionar estos cambios , sostengo que l a actual ex
pansión de las redes en detrimento de los mercados y las
jerarquías, y de la govemance a expensas del gobierno, es más
que una etapa específica de una sucesión regular de modos
dominantes de diseño de políticas. Ha habido un cambio en el
centro institucional de gravedad (o "atractor institucional") en
torno del cual funcionan los ciclos políticos, debido a cambios
cualitativos en los problemas básicos que deben abordar las
actuales políticas de regularización o gobernalización. No obs
tante , dada la imp ortante transición del fordismo al
postfordismo (vinculada, además, a las nuevas tecnologías, la
internacionalización y la regionalización), hay una creciente
importancia del nivel micro de govemance y del lado de la ofer
ta. Tendencias análogas son suscitadas por la crisis del Esta
do nacional, con una proliferación de problemas fronterizos y
1 97
multifacéticos que ya no pueden no ser coordinados dentro de
la j erarquía del Estado nacional o mediante la anarquía
neorrealista del mercado [JEssoP, 1 995]. En ambos campos se
puede identificar cierta continuidad en la discontinuidad: los
mecanismos familiares de govemance se están reviviendo para
propósitos cualitativamente nuevos .
En resumen, aún subsiste un p ap el político central
para el Estado nacional; p ero este p apel ha sido redefinido
como resultado de la rearticulación más general de los
niveles de organización política y económica locales , re
gionales , nacionales y supranacionales . Excepto que ( o
hasta que) l a organización política supranacional adquiera
no sólo facultades gubernamentales sino también cierta
medida de legitimidad democrática popular, el Estado
nacional seguirá siendo un factor político clave como ins
tancia superior de la responsabilidad política democráti
ca y también jugará un papel clave en organizar la auto
organización de las relaciones inter-organizacionales . La
forma como cumpla estos papeles políticos genéricos no
dependerá solamente de la cambiante matriz institucional
y de los cambios en el balance de fuerzas a medida que
avanza la globalización, la triadización, la regionalización
y el resurgimiento de la govemance local.
COMENTARIOS FINALES
1 98
ligada al rediseño de los mecanismos de govemance que
incluyen a la ciudad, puesto que ésta es una parte impor
tante de la representación y de la auto-identificación de la
ciudad empresarial que entra activamente en asociaciones
público-privadas , promueve redes, prioriza el crecimiento
económico, etc . Esto es evidente en la amplia gama de ma
terial auto-presentacional emitido por las ciudades y las
agencias involucradas en su govemance. Por lo tanto , en
vez de ser explicaciones excluyentes de lo que está suce
diendo en la ciudad contemporánea, sostengo que el rediseño
de la govemance es una parte integral de la re-figuración de
la ciudad. Pero esto también implica que el fracaso de esas
formas rediseñadas de govemance tiene consecuencias ad
versas para la imagen de la "ciudad empresarial" 1 7•
Esto puede verse en los esfuerzos p or rediseñar la
govemance en Gran Bretaña. Estos han fallado al menos
por dos razones principale s : a) La insuficiencia de los
mecanismos de governance escogidos p ara abordar los
problemas específicos que inciden en la crisis de la eco
nomía británica en general y en las crisis regionales o
locales en p articular; y b) El fracaso para articular esos
nuevos mecanismos dentro de un sistema global de meta
gouernance, es decir, en una combinación adecuada de
gobierno y de govemance que pueda asumir las funciones
políticas genéricas continuas del Estado nacional, esto es, el
mantenimiento de la cohesión social en una sociedad dividi
da en clases , razas y géneros [PouLANTZAs , 1 973]. Por supues
to, dichos problemas no son desconocidos en otras partes,
aunque, no obstante , son especialmente agudos en Gran Bre
taña, puesto que los regímenes de Thatcher y de Majar han
tenido más éxito en desincorporar las fuerzas emergentes del
mercado de su restringido establecimiento social de la post
guerra que en reincorporarlo en una estructura orgánica e
institucional que contribuya a re-regularizar la acumulación.
En c ons e cuencia, ni los mecanismos ec onómic o s de
govemance ni las funciones políticas genéricas del Estado
nacional funcionan bien en la actualidad. Esto se reflej a en
el fracaso de las asociaciones para regenerar la economía
británica (en últimas, ha sido otra política fracasada -la de-
1 99
valuación - la que ha proporcionado la base principal de la
recuperación económica, al tiempo que el crecimiento orien
tado a las exportaciones ha moderado el factor benéfico) y en
las profundas divisiones dentro del Partido Conservador so
bre la cuestión de la soberanía nacional frente a Europa y,
desde luego, sobre el papel de las regiones en el Reino Unido
mismo. Pero para profundizar estos temas se requeriría por
lo menos de otro artículo.
Las tendencias actuales en las estrategias de desarro
llo económico local y de govemance local en Gran Breta
ña sugieren que no se dispone de fondos centrales ni de
coordinación central . Los gobiernos de Thatcher y de
Maj ar han tratado de limitar los fondos públicos inverti
dos en el desarrollo económico regional o local y han fra
casado notoriamente p ara asegurar una estructura apro
piada de meta-gouemance que comp ense la creciente frag
mentación de la govemance comunitaria [ CLARKE y STEWART,
1 994, 1 67 ] . En particular, pese a la retórica de la des
centralización y de la libertad de elección, hay un énfasis
marcado en los modelos nacionales y en la uniformidad
que se opone al énfasis en el ajuste flexible a las necesi
dades locales , así como a la insistencia en la necesidad
de un ajuste flexible en respuesta a los cambios econó
micos turbulentos . Estos problemas pueden resumirse
en términos de una importante debilidad del actual enfo
que del sector público del Reino Unido acerca del desa
rrollo económico local: "La falta de una estructura nacional,
la inadecuada integración de las estructuras de desarrollo
económico regional y local, y la j ustificación de un nivel lo
calmente determinado de intervención económica que no se
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205
ÍNDICE ANALÍTICO
A B
207
social ampliada del, 64 Coordinación:
Centro político, 1 2 1 inter-organizacional, 1 59
Ciudad empresarial, 1 6, organizacional, 1 63 , 1 90
1 77-206 social, 1 5 2 , 1 55
Ciudadanía: Corea del Sur, 86
ampliación de la, 1 1 O Corporativismo:
Clausewitz, Carlos de, 1 04 empresarial, 92
Cohesión social, 2 6 , 1 5 2- 1 5 3 Corrupción, 1 04 , 1 4 3
Coerción parental Crecimiento :
o patriarcal, 1 1 5 modelo fordista de, 72, 85
Comercio : potencial, 85
interno, 73 Crédito:
Comisión Europea, 8 1 , 8 3 , consumo, de, 22, 24
8 4 , 90-92 masivo, 24
Competencia: privado, 24
internacional, 72, 1 78 , 1 94 Crisis fiscal, 48, 85, 1 88 , 1 96
Competitividad: Cuenta corriente:
económica, 9 2 , 1 83 desequilibrios de la, 79
estructural, 73-76, 88-92, Cultura:
1 77- 1 79 , 1 8 1 , 1 82 burocrática, 1 1 2
internacional, 7 2 , 1 94 empresarial, 88, 9 0 ,
nacional, 88, 1 4 3 1 79 , 1 84 , 1 94
tecnológica, 7 1
Comunidad Económica del D
Pacífico Asiático, 73
Comunidad Económica Demanda:
Europea, 66, 77, 80-8 1 , agregada, 24
8 3 , 9 1 , 1 92 , 1 93 global, 45
Comunidad política Desarrollo:
imaginada, 1 80 , 1 8 1 sostenible, 1 87
Comunidad política Desestatización, 1 9 1
internacional, 66 Desnacionalización, 1 90
Comunismo, 1 84, 1 86 Desregulación, 87, 9 2 ,
Consumo: 1 65 , 1 96
colectivo, 2 5 , 6 5 , 82 Dinamarca, 28
diferenciado, 4 7 Dinero, 24, 47, 75, 77
masivo, 2 1 , 24, 25 , Discurso:
3 3 -34, 40, 65-66 análisis del, 1 5 , 9 9 ,
normas de, 34-40, 1 3 7 1 25 , 1 78
patrones de, 72 económico, 76
social, 85 teoría del, 1 02
Control: Diseño :
policial, 1 1 2 constitucional, 1 56 , 1 65
208
institucional, 1 54, 1 5 9 Esfera:
políticas , de, 1 48 , 1 6 5 , doméstica, 1 1 5
1 66 , 1 79 privada, 1 1 5 , 1 1 6
Dominación: pública, 1 1 5
clase, de, 1 0 1 Especialización flexible, 3 1 ,
política, 1 00 , 1 1 8 3 3 , 44, 5 1 , 9 0 , 1 79
Estado:
E administradores del, 1 03-
1 08 , 1 27
ausencia de, 1 2 1
Economía(s): autonomía del, 67, 1 0 5 , 1 1 8
abierta, 7 3 , 75 control del, 1 1 O
constitución imaginaria debilidad del, 1 2 1
de la, 1 8 1 forma del, 1 1 , 94, 1 96
evolutiva, 1 3 8 , 1 4 2 fortaleza del, 1 2 1
global, 67-69, 7 1 , 74, funciones del, 5 2 , 6 8 , 69,
7 6 , 84 , 88, 95 1 04 , 1 06 , 1 1 5 , 1 1 7
institucionalista, 1 40 gendarme, 1 1 , 1 1 O
integral, 25 , 64, 6 5 , integral, 25
1 39 , 158 local, 27, 28, 5 1 ,
local, 1 0 , 8 1 , 1 62 , 8 2 , 83
1 78 , 1 90 , 1 9 3 papel del, 1 2, 1 5 , 26,
moderna, 1 20 28, 47, 75, 76, 8 1 , 1 04, 1 52
nacional, 3 3 , 34, 65, política del, 1 06
7 1 , 7 2 , 78, 1 8 1 , 1 85 , -teoría gramsciana del, 64
1 95 , 1 96 teoría machista del, 1 03
política, 7, 1 4 , 1 02 , 1 35 , vacío, 80
1 54, 1 56 , 1 99 Estado capitalista, 1 3 , 1 5 ,
Económica: 1 6 , 6 9 , 74, 9 9 , 1 0 1 , 1 24
austeridad, 66 Estado de Bienestar
expansión, 3 5 , 66, 70, 79 Keynesiano, 1 5 , 24, 63-78 ,
Economicismo, 1 1 4, 1 59 93, 1 96
Empleo: Estado de Competencia, 1 77
temporal, 85 Estado de Trabajo
tiempo- completo, de, 85 Schumpeteriano, 1 5 , 63-78 ,
Eínpresa(s): 95, 1 79
fordista, 2 2 , 2 3 Estado liberal burgués , 1 1 5
industriales , 2 3 Estado moderno, 1 04, 1 06,
transnacionales , 5 1 1 1 1 , 1 1 2 , 1 1 5 , 1 1 6 , 1 20
vacías, 80 Estado-nación, 9- 1 1 , 8 1 ,
Empresarialismo, 76 99, 1 1 0
Empresarios : Estado sin Estado, 1 1 8-1 19, 1 25
políticos, 1 84 Estados depredadores , 1 22 ·
209
Estados en desarrollo, 1 22 relaciones de, 1 1 3 , 1 1 4 ,
Estilo de vida americano, 26 , 36 1 1 7, 1 25
Estrategias : teorías de, 1 1 2
empresariales , 7 2 , 1 84 Geoeconomía, 1 78 , 1 8 7
políticas , 1 1 0 Geopolítica, 1 04 , 1 78,
Estructuralismo, 94, 1 09 1 84, 1 87 , 1 88
Euroempresas, 8 1 Globalización, 9- 1 0 , 8 6 ,
1 84, 1 99
F Gobernabilidad, 1 6 , 1 7 , 1 09 ,
1 1 1, 161
Falocracia, 1 1 3 Gobierno :
Fascismo , 3 6 , 39 social, 1 1 0
Feminismo: Governance, 1 3 5- 1 76
marxista, 9 9 , 1 1 2- 1 1 5 económica, 1 44- 1 45 , 1 5 5 ,
Flexibilidad, 2 1 , 43-46, 5 1 , 72 1 77, 1 79 , 1 88 - 1 90
Ford, Henry, 1 9 , 2 3 , 30 local, 1 35 , 1 3 6 , 1 58- 1 62 ,
Fordismo: 1 92- 1 93
atlántico, 69, 1 43 , 1 62 , sectorial, 1 4 5 , 1 49
1 86 , 1 95 , 1 96 urbana, 1 88- 1 90
crisis del, 40-48 , 5 4 , 7 9 , Gramsci, Antonio, 64, 1 0 1 - 1 02
82, 84, 86 Gran Bretaña, 3 8 , 1 2 1 , 1 3 5 ,
defectuoso, 3 1 1 6 7, 1 78 , 1 79 , 1 84, 1 93 ,
Fordista: 1 94, 1 99 , 200
modo de regulación, 40 Grupos de interés , 1 03
Formaciones sociales, 1 06 , 1 25 Guerra, 1 05- 1 0 6 , 1 1 6
Foucault, Michel, 1 08- 1 1 1 , Guerra Fría, 1 43 , 1 84, 1 86
1 4 1 , 149
Fraternalismo , 1 1 2 H
Fuerza de trabaj o :
reproducción colectiva de la, 22 Homeóstasis , 1 47
reproducción privada de la, 22
reproducción social de la, 26, 76 I
Fuerzas :
sociales, 1 25 - 1 26 Identidad, 1 47
Fujitsuismo, 54 Imaginario político, 1 1 7
Funcionalismo, 49, 94, Imperialismo, 1 1 6
1 03 , 1 47, 1 47 Importaciones :
sustitución de, 1 94
G Industrias:
decadentes , 80
Género: Industrialismo, 1 05 , 1 1 O
desigualdades de, 1 1 4 Innovación( es):
mecanismos de, 1 1 3 promoción de, 6 6 , 76
210
sociales, 1 8 1 Mercancías :
Inteligencia organizacional, 90, ideológicas, 26
1 63 , 1 90 Meta-govemance, 1 65 , 1 98 ,
Internacionalización: 1 99 , 200
flujos monetarios, de los , 7 1 Metanarrativas , 1 84- 1 86
Inversión: geoeconómicas, 1 84
externa, 7 1 institucionales, 1 85
extranj era, 80 Microelectrónica, 3 8 , 42
Inversiones : Micropoder, 1 1 O
móviles , 1 82 Militarismo, 1 1 0 , 1 1 6
Misoginia, 1 1 2
J Modernización, 26, 45 ,
48, 1 07
Japón, Moneda, 1 4, 24, 77, 1 63
3 1 , 36, 37, 4 1 , 73, 78, 86, 95 internacional, 77
Jerarquías : nacional, 77
corporativas unitarias , 1 40 Movimientos sociales, 1 0 , 26,
enmarañadas, 1 4 1 48, 1 4 3 , 1 96
Multinacionales , 7 1
K
N
Keynes, John Maynard, 1 5 ,
1 6 , 24, 74-75, 9 3 , 202 NAFfA, 1 9 1
Keynesianismo : Narración, 1 82
internacional, 45, 74, 79 Narrativas , 1 82 , 1 87
geopolíticas , 1 84
L institucionales, 1 84
personales, 1 84
Libre mercado, 88 públicas, 1 83 , 1 84
Línea de ensamblaje, 20, 3 0 , 38 sociales , 1 82
Lucha de clases , N arratividad:
40, 54, 1 0 3 , 1 05 , 1 3 9 , 1 5 7 ontológica, 1 82
Nazismo, 36
M Negociación:
colectiva, 2 3 , 3 7 , 46, 78
Manufactura: salarial, 22, 23
flexibilización de la, 42-43 Neocorporativismo, 89 , 92
Maquiavelo, Nicolás , 1 04 Neoestatismo, 9 0 , 99, 1 03 ,
Masculinidad: 1 04, 1 06 , 1 07 , 1 25
culto a la, 1 1 6 Neofordismo, 4 1 , 43
Mercadeo, 20, 24, 26 Neoliberalismo, 1 2 , 8 7 , 88,
Mercado : 92, 1 6 1 , 1 94
interno, 28 Neomercantilismo, 9 1
21 1
Normalización: Post-liberalismo, 40
disciplinaria, 1 1 O Postmodernismo, 1 02
Norteamérica, 66, 77, 8 3 , Práctica:
95, 1 83 política, 1 1 8 , 1 44
Precios:
o estabilidad de, 7 1
Privatización, 2 7 , 8 7
Oferta: Producción:
intervención de la, 79 costo de, 78
Organización militar, 1 04 en serie, 20-24 , 3 1 -34,
39-45, 89, 1 79
p flexible, 3 3 , 4 2 , 44,
48, 72
Países recientemente masiva, 52, 7 2 , 78 , 82, 85
industrializados , 70 Productividad, 20-2 3 , 2 7 , 3 4 ,
Partidos : 3 5 , 3 7 , 3 9 , 44
gobierno, de, 2 8 , 1 96 Propiedad privada, 2 7 , 1 1 5
Paternalismo, 1 1 2 Proteccionismo , 1 95 - 1 96
Patriarquía, 1 1 3 , 1 1 4 Proyectos :
Planeación: sociales , 1 20
macroeconómica, 85 Publicidad masiva, 2 4
Pluralismo, 1 03
Plusvalía relativa, 23 , 34 R
Poder( es) :
desplazamiento de, 80 Racionalidad, 1 09 , 1 1 6 , 1 3 8 ,
despótico, 1 22 1 65 , 1 85
estatal, 1 07 , 1 09 , 1 40 , económica, 1 85
1 80 , 1 92 gubernamental, 1 09
infraestructural, 1 1 9 , 1 22 Razón de Estado, 1 0 9
jurídico-político, 1 08 Re-regularización, 1 60 , 1 67
legal, 1 08 Redes :
local, 1 09 económicas de seguridad, 1 88
microfísica del, 1 0 3 , 1 25 políticas, 8 9 , 1 0 7, 1 89
militar, 1 06 sociales, 2 2 , 1 25
social, 1 0 7 , 1 25 Reestructuración económica,
Policía, 1 1 0 , 1 1 3 6 9 , 1 77
Política(s): Reforma social, 1 07
bienestar, de , 8 2 Región( es) :
económica, 1 2 , 75 , 76 , empresarial, 1 82 , 1 83
8 8 , 1 86 , 1 9 1 , 1 94 , 1 95 industriales nodales , 2 7
local, 1 45 , 1 93 virtuales, 1 92
macroeconómica, 7 1 Regionalización, 86, 9 3 , 1 36 ,
social, 1 0 , 6 6 , 76 , 80, 1 94 1 66 , 1 9 7, 1 98
212
Regulación: 1 35- 1 76 Seguridad:
económica, 1 1 , 68, 1 42 , crisis de la, 85
1 4 3 , 1 4 5 , 1 46 , 1 5 1 , económica, 1 1 9
1 53 , 1 55 , 1 64 interna, 1 1 9
modo económico de, 1 50 , social, 85, 88
1 53 tecnológica, 1 1 9
modo local de, 1 45 Selectividad:
modo social de, 1 4 , 84, discursiva, 1 85
1 4 2 , 143, 1 5 1 , 1 53 , 1 64 estratégica, 1 1 6, 160, 180, 185
objetos de, 5 1 , 1 5 9 estructural, 1 0 1 , 1 23 , 1 25
social, 64, 6 5 , 6 8 , 84, 88 Sexualidad, 1 1 2
teoría de la, 1 6, 64, 93, 1 02 , Sindicatos , 2 3 , 28, 3 7 , 4 3 ,
1 38 , 1 49 , 1 5 1 , 1 5 3 , 1 56 8 2 , 8 9 , 1 93
Relación( es) : masivos, 37, 89
económicas, 44 , 1 5 1 , 1 5 7, Sistema(s ) :
1 63 , 1 95 complejos, 1 4 7 , 1 48
salarial, 22, 23, 3 9 , 45 , 5 1 , de gobierno, 1 05
1 5 1 , 156 económico, 43 , 1 0 2
sociales , 2 2 , 2 6 , 4 1 , 5 2 , estatal, 85, 1 02 , 1 1 0 , 1 23
1 1 2, 1 13, 146, 1 5 1 , 1 57, 1 80 estatales supranacionales, 80
Representación: legal, 1 1 9
colectiva, 1 1 8 político, 2 5 , 1 03 , 1 04 ,
política, 1 96 1 07 , 1 1 8 , 1 1 9 , 1 20 , 1 23 ,
Reproducción: 1 25 , 1 63 , 1 92
económica ampliada, 25 sociales, 1 4 7 , 1 48
social, 26, 75 , 86 teoría de, 1 20 , 1 46, 1 47
Soberanía:
s centralizada, 1 08
estatal, 1 08, 1 09
Salario(s) , 2 1 , 23 , 34, 3 7 , nacional, 80, 200
3 9 , 4 4 , 78, 86, 88, 1 46 perforada, 84
aumento de, 2 1 política, 1 08
forma del, 84 Sociedad:
individual, 26 burguesa, 1 02
mínimo, 23 civil, 64, 1 96
social, 46 empresarial, 1 44, 1 84
Schumpeter, Joseph-Alexis, 74, organización disciplinaria
182 de la, 1 03
Sector( es) : política, 25, 64, 1 0 2 ,
estatal, 87 1 45 , 1 80
manufactureros , 32 Societalización, 20-27, 3 8 , 48,
privado, 48 , 87, 1 62 , 1 89 52, 1 48 , 1 5 1 , 1 5 3 , 1 6 1
público, 44, 87, 1 22 , 200 Spiithkapitalísmus, 54
213
Subconsumo, 2 1 , 78 u
crisis de, 2 1 , 78
Subjetividad, 1 1 2 Unión Soviética, 3 5 , 5 1
Subsuncionismo, 1 1 4
Suecia, 28, 29, 57 V
T Valor:
forma, 14, 1 50
Taiwán, 85 Ventajas competitivas :
Thatcherismo, 9 1 , 1 6 1 dinámicas, 1 8 1
Taylorismo, 3 6 , 43 , 44 estáticas , 1 8 1
Técnicas: Vigilancia:
fordistas, 2 1 , 2 7 , 3 1 técnicas de, 1 1 0
Tecno-económico : Violencia:
paradigma, 6 8 , 7 2 constitucionalizada, 1 1 1
Tecnología(s): masculina, 1 1 5
centrales , 70 Voluntad colectiva, 1 80
marina, 8 1 .
nodales, 70 w
transferencia de, 70, 7 1 , 82,
9 1 , 92, 1 9 1 Weber, Max, 1 04
Tercer Mundo, 44, 1 4 3 Worlefare, 6 3 , 75, 7 9 , 88, 9 5 ,
Territorio: 1 78 , 1 94, 203
transnacional, 1 8 7
Tocqueville, Alexis de, 1 04
Trabajador( es) :
colectivo, 22, 45
masivo, 20, 44, 45
nodales, 46
periferia, de la, 46
Trabajo:
división técnica del, 2 0 , 32
fuerza de, 2 1 , 2 2 , 2 7 , 4 2 ,
65 , 76, 8 5
mercado de, 3 1 , 3 7 , 48, 66,
7 6 , 8 2 , 9 0 , 1 94
proceso de, 1 4 , 20, 2 3 ,
2 6 , 38-44 , 50-52, 1 53 , 1 80
semicalificado, 20, 23
Triadización, 1 78 , 1 84, 1 98
Turismo, 26, 1 89 , 1 9 1
214