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La Serena, 09 de Abril 2021

Señores,
Clínica RedSalud Elqui

Atn.: Antonio Gatica Maggiolo, Director Médico


Ref.: Carta Agradecimiento Equipo Médico Clínica RedSalud Elqui: “El Sobreviviente de la
Pieza 19”.

Mi vida fue puesta a prueba durante el mes de marzo. Literal. Mis cimientos se remecieron con un
temblor cuyas secuelas se sienten. Lo que a mi edad era una certeza, la vida, quedó en vilo por culpa
del virus del covid, por el cual terminé hospitalizado 13 días en la Clínica RedSalud Elqui, en La
Serena, donde pude conocer en primera persona el increíble trabajo de un equipo humano y
profesional que todos los días está exponiendo su integridad y la de su familia; una primera línea
valerosa y servicial que lo da todo por sus pacientes.

Esta carta no tiene otro propósito más que agradecer a los funcionarios de la clínica, hasta donde
llegué muy mal de salud. Mi cuerpo sufrió con los embates del virus. Mis pulmones apenas podían
funcionar, y aunque no fui conectado a ventilador mecánico, sí tuve que ser asistido por una cánula
nasal de alto flujo, que me permitió respirar en esos días que recordaré por toda mi vida, pues esta
lección de vida que me entregaron permanecerá por siempre conmigo.

Si bien nunca perdí la conciencia, hay pasajes que parecen una niebla. Aun así, sí recuerdo el
engranaje de médicos, enfermeras y técnicos paramédicos que cumpliendo el trabajo que les
correspondía, se preocupaban constantemente de llevarme algo de luz a esos días de incertidumbre.
Es lo que siempre ocurre en los peores pasajes de la humanidad, la bondad emerge como una fuerza
incontenible. Profesionales todos, pero por sobre todo personas sensibles que están sacando
adelante una tarea titánica.

Allí están las “vampiras” (enfermeras en busca de muestra de sangre arterial), Lady Diana con su
fuerza y su optimismo constante, Liliana y sus enseñanzas para dormir en posición prono (boca abajo
que mejora ventilación del pulmón), Alejandra y su elegancia y diligencia, y Valeria con su
característico broche con la figura de una flor en su traje de astronauta. También están las TENS
Francheska, con sus cuidadas pestañas; y María José, una niña bondadosa que te da alegría sin
nunca demostrar flaqueza.

También están los “gladiadores” (kinesiólogos), piezas indispensables para controlar y mantener mi
respiración. Muchas gracias a Patricio o Beto como le dicen ellos, con quien a lo menos iremos a
pescar y también parrillear cuando los tiempos lo permitan. También al bíblico Abraham quien me
sacó de la cama. Cada vez que dé un paso, o que corra, estarán sus manos empujándome como
cuando me ayudaban a algo tan esencial, como es respirar.

Y un bravo por la nutricionista, con su paciencia infinita para que me alimentara como correspondía.

Entre los médicos, comienzo por el doctor Leal, quien me recibió con energía en la Urgencia (algún
día se harán películas sobre los actos heroicos en estas salas de frenesí); la doctora Ayala, mi
“gladiadora”, por su mano firme para remecerme cuando había que hacerlo; el doctor José Duarte,
valiosa guía en las etapas iniciales y recomendaciones finales; el doctor Jaime Tapia, jefe de la UCI y
la UTI; y el doctor Antonio Gatica, director médico, sobre cuyos hombros recae una responsabilidad
gigantesca para que la clínica pueda salvar vidas todos los días, y quien posee una tremenda calidad
humana.

Me siento un afortunado. Logré sobrevivir al covid cuando los pronósticos eran difusos. Pero vencí no
en soledad, sino que acompañado por un ejército que ahora que estoy ya reponiéndome en mi hogar,
acompañado de mi familia, continúa allá en la clínica recibiendo a pacientes tan o más complicados
que lo que yo lo estuve. Cada día allí, ayudando a sus pacientes a dar esa batalla, ellos erigen un
muro más para contener al virus, pero siempre conscientes de que en esa construcción
desinteresada, pueden contagiarse y llevar la enfermedad a sus familias.

Y al resto, por favor cuídense. El virus existe, entra al cuerpo y puede llevar a la muerte. Usen
mascarilla, lávense frecuentemente las manos y mantengan el distanciamiento social. Será su
contribución, mi contribución, nuestra contribución, a esos héroes que ahora están salvando vidas. Yo
de aquí en adelante haré aquello para lo que fui rescatado. Amaré a mi familia, cuidaré de ellos, los
acompañaré, los disfrutaré. Esta oportunidad de vida la aprovecharé.

Ricardo Cabrera Jorquera / Familia Cabrera&Carrasco.

Editor: Marco Salazar Pardo.

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