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Testimonios médicos ante la pandemia

En el presente documento me dispongo a relatar, para ti, querido lector varias historias de
médicos colegas y personales ante esta pandemia. Exponiendo los sentimientos que han
estado presentes en esta pandemia.

Mi nombre, por ahora no importa. Pero puedo decir que; soy medico de cuidados intensivos,
en un principio escogí especializarme en esta rama, porque si bien, esta área tiene mayor
índice de mortalidad, la satisfacción de salvar una vida es increíble. Pero, cuando una nueva
enfermedad apareció, todo se fue de nuestras manos. La muerte se materializó ante mis ojos y
vi vidas terminar mucho tiempo antes de su final e incluso terminaban antes de empezar. Todo
fue peor cuando tuvimos que luchar en el frente de la batalla, sin una sola arma, las perdidas
ante mis ojos no hacían más que empujar las lagrimas hacía afuera y atravesar mi garganta
como una daga ante un grito de desesperación. Vi a familia, amigos, colegas, conocidos
marcharse de este mundo, mucho peor fue ver a humanos perecer ante la cruel naturaleza.

Hola, soy enfermero, tengo 31 años y amo apasionadamente mi trabajo. Pero desde hace más
de un año esto ha sido una cruel tortura, los días son largos y las noches eternas cuando me
encuentro de turno. Pero cuando llego a casa, me encuentro en una cochera sola, ligeramente
adaptada para mi estancia. Mi familia, permanece dentro de casa para evitar estar expuestos
ante cualquier peligro de contagio, la verdad es que prefiero las noches de soledad, que
exponer a mi familia ante este virus. Los fines de semana ahora son de confinamiento total,
pero solo ayer clausuraron 38 fiestas al sur de la ciudad. No sé qué esperar hoy, pero a diario
recibo reclamos e insultos de familiares de aquellos que perecieron, todos dicen lo mismo “EN
EL HOSPITAL LOS MATARÓN”

Soy medico psicólogo, trabajo en el hospital de Cuenca y tengo 58 años. El hospital se


encuentra desbordado y ahora se da prioridad a los que tienen más posibilidades de vida. Es
decir, ahora se deja morir a las personas que no tienen posibilidades de luchar. Un estado
perezoso fue el responsable de vivir esto. No lo mal entiendan, pero se pudo haber tomado
mejores medidas para que el virus no golpee tan fuerte al sistema sanitario. Mi trabajo diario
es, brindar apoyo psicológico a aquellos pacientes que han perdido las ganas de luchar,
lastimosamente, creo que también necesito apoyo ahora. Hace una semana vi a mi padre
partir y no pude hacer nada. La impotencia golpea mis parpados para materializarse como
lágrimas. Hoy es el ultimo día de un feriado que se festejo a todo pulmón, en unos días las
consecuencias de eso se verán. Estoy a punto de sucumbir ante la desesperación, ¡ayuda por
favor!

Estoy cansada, no puedo más. Soy medica internista del hospital del Sur de Quito, a diario
debo escoger entre pacientes que se encuentran mal y peor para poder acceder a una cama.
Los veo hacer filas fuera del hospital, con dificultad para respirar y mantenerse en pie. Hoy
celebramos que una anciana de 93 años fue dada de alta, venció al covid. Ojalá todos pudieran
conseguirlo, pero a todos parecen no importarles. Tantas recomendaciones o sufrimiento y
simplemente no les interesa. No importa cuantas medidas se tomen, si los jóvenes prefieren
fiestas, reuniones, conciertos. No importará cuanta gente muera en las puertas del hospital, es
una lucha de la que no vamos a salir victoriosos. Es cuestión de tiempo para que todo sea peor.

Soy doctor, desde niño soñé en ayudar a la gente, en salvar vidas. Los minutos pasan veloces,
el tiempo se acaba. Hoy es noche buena, tengo que escribir esto para mi hijo que se gradúa de
la universidad. “hijo, cuidad a mamá y a tus hermanas. Espero que llegues a ser un gran
cirujano y que logres salvar muchas vidas de esta terrible pandemia. El covid se aferró a mi
mientras intentaba erradicarlo. No puedo respirar, es como si hubieran sellado mi garganta
con una cinta con un pequeño orificio por el que debo respirar. Ojalá todos se salvaran de vivir
esto, para que gente evite sufrir perdidas y dolor, cuídate y lucha por vivir. Te amo, tu padre”
Mis fuerzas me permiten escribir poco, pero espero que ahora mismo todos tengan a su
familia. Ya que yo no tengo a la mía, mientras la vida me abandona. “FELIZ NAVi…”

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