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Desarrollo de la región cefálica. El esqueleto axial incluye el cráneo, la columna vertebral, las costillas
y el esternón. En general, se desarrolla a partir del mesodermo de la placa paraxial y lateral (pared
parietal) y de la cresta neural. El mesodermo paraxial forma una serie segmentada de bloques tisulares
a ambos lados del tubo neural; los bloques se llaman somitómeros en la región craneal y somitas de la
región occipital a la caudal. Al final de la cuarta semana, las células del esclerotoma se vuelven
polimorfas y originan un tejido laxo el mesénquima o tejido conectivo embrionario. Las células
mesenquimatosas suelen migrar para diferenciarse en diversas formas. Pueden convertirse en
fibroblastos, condroblastos u osteoblastos (células generadoras de hueso).
Las células de la cresta neural en la región craneal también se diferencian en el mesénquima
participando en la formación de los huesos de la cara y del cráneo. El resto del cráneo deriva de los
somitas y somitómeros occipitales. En algunos huesos, como los planos del cráneo, el mesénquima de
la dermis se diferencia directamente en hueso, proceso llamado osificación intramembranosa. En la
mayoría de los huesos, como la base del cráneo y de las extremidades, las células mesenquimatosas
primero originan modelos de cartílago hialino, que a su vez se convierten en huesos mediante la
osificación endocondrial.
CRÁNEO. El esqueleto de la cabeza lo conforman 22
huesos, descansa en el extremo superior de la
columna vertebral. Sus huesos se dividen en 2
grupos: huesos del cráneo (neurocráneo) y huesos de
la cara (viscerocráneo). Los huesos del cráneo
conforman la cavidad craneal que encierra y protege
al cerebro. Además conforman pequeñas cavidades
abiertas al exterior como la cavidad nasal, las órbitas.
Algunos huesos contienen cavidades denominadas
senos paranasales que están tapizadas por mucosa y
comunican con la cavidad nasal. Otras pequeñas
cavidades contienen los órganos de la audición y el
equilibrio.
Neurocráneo. El neurocráneo se divide en dos partes: 1) la parte membranosa constituida por los
huesos planos que como bóveda rodean el encéfalo y 2) la parte cartilaginosa o condocráneo que
forma los huesos de la base del cráneo.
1. Neurocráneo membranoso. La parte membranosa del cráneo deriva de las células de la cresta
neural y del mesodermo paraxial. El mesénquima procedente de ambas fuentes rodea al
encéfalo y experimenta osificación intramembranosa. El resultado es la aparición de varios
huesos membranosos planos que se caracteriza por la presencia de espículas óseas en forma
de aguja. Las espículas irradian poco a poco de los centros de osificación primarios a la periferia.
Al proseguir el desarrollo durante la vida fetal y posnatal,
los huesos membranosos se agrandan por aposición de
nuevas capas en la superficie externa y por la reabsorción
osteoclástica simultánea en la parte interna.
Esqueleto de la cabeza. En la composición del neurocráneo entran los huesos impares, occipital,
frontal, esfenoides y etmoides; y los pares parietal y temporal. Por su parte en el viscerocráneo se
encuentran los huesos pares: maxilar, concha nasal inferior, palatino, cigomático, nasal y lagrimal; así
como los impares: vómer, hioides y mandíbula.
Huesos que forman el neurocráneo. El neurocráneo tiene el aspecto de un ovoidehueco, con el eje
mayor dirigido en sentido anteroposterior y el extremo posterior abultado. En el polo anterior presenta
adosados a los huesos de la cara y, por su extremo posterior, se apoya sobre la columna vertebral
(articulación cráneo vertebral), donde se encuentra un amplio agujero, el agujero magno, que permite la
continuidad del encéfalo con la médula espinal. El neurocráneo está formado por 8 huesos (2
parietales, 2 temporales son pares; 1 frontal, 1 occipital, 1 etmoides, y 1 esfenoides son impares); de
ellos 2 son pares y 4 impares. Y puede dividirse en dos regiones, una superior, la bóveda craneal, y,
otra inferior, la base del cráneo. En la descripción de todos los huesos hay que considerar dos caras,
una endocraneal que mira al interior de la cavidad y otra exocraneal que mira al exterior.
Características generales.
o Los huesos de la bóveda craneal son planos y están compuestos estructuralmente por
una lámina central de tejido esponjoso (diploe) tapizadas por láminas de hueso compacto.
o En la base del cráneo algunos huesos adoptan el aspecto de masas voluminosas, huecas
en su interior, cavidades aéreas, los senos paranasales.
o Los huesos se unen por sinartrosis, suturas.
Las suturas más importantes son:
El hueso frontal es un hueso plano impar que participa en la constitución de la calvaria; presenta
una cavidad llena de aire, el seno frontal, lo que lo hace neumático. Debido a su morfología presenta
un segmento vertical, la escama, que forma parte de la calvaria, y un segmento horizontal, la porción
orbitaria, que forma al mismo tiempo el extremo anterior de la base del cráneo y el techo de la órbita.
Entre ambas porciones orbitales está la porción nasal. Su principal función, además de dar forma a
la frente, es la de proteger los lóbulos frontales del cerebro, que están situados justo detrás de este
hueso. Protegiendo estos lóbulos se consigue que funciones ejecutivas como la flexibilidad mental,
la atención y la memoria no sean susceptibles de traumatismos.
El hueso parietal se encuentran por delante del hueso occipital, situados en las porciones
superolaterales del cráneo, a ambos lados de la línea media. Su función es la de proteger la parte
de la corteza cerebral que hay debajo, que es donde ocurren la percepción, la imaginación, el juicio,
el pensamiento, etc. Del mismo modo, garantiza la integridad de los lóbulos parietales y los órganos
subcorticales que tiene debajo. Estos lóbulos parietales se encargan de regular estados de ánimo y
de procesar estímulos sensoriales. Son huesos típicos planos de protección que forman la bóveda
craneana, unidos entre sí en la línea media por una amplia sutura: la sutura sagital. Estos huesos
presentan forma de láminas cuadrangulares, donde se describen en cada uno de ellos las porciones
siguientes:
o Dos caras: una externa convexa y una interna cóncava.
o Cuatro bordes: anterior o frontal, posterior u occipital, superior o sagital, inferior o escamoso, que
sirven para la unión con los huesos vecinos.
o Cuatro ángulos: anterosuperior o frontal, postero-superior u occipital, anteroinferior o esfenoidal, y
posteroinferior o mastoideo.
Cada hueso parietal, aislado por su cara exocraneal, no tiene detalles anatómicos importantes, solo
la eminencia parietal que es poco relevante.
En la cara endocraneal o interna de este hueso se observan los denominados surcos arteriales, que
son las impresiones de la arteria meníngea media y sus ramas, que en esta zona están próximos al
hueso y que se pueden lesionar en el curso de las fracturas craneales de esta región,
produciéndose un hematoma intracraneal. Así mismo, en la superficie interna de esta cara se
observan eminencias, nombradas protuberancias cerebrales, y depresiones, que son las
denominadas impresiones digitiformes.
El hueso temporal es un hueso irregular, par ubicado en la base del cráneo. Es uno de los huesos
del cráneo más complejos, ya que contiene es su interior el órgano del oído y del equilibrio. Se sitúa
en la parte lateral e inferior del cráneo, en la región que lleva el mismo nombre. Embriológicamente,
el hueso resulta de la fusión de tres huesos presentes antes del nacimiento, el timpánico, la escama
y la porción petrosa, a los que se añade un cuarto componente, la apófisis estiloides, que es un
derivado de los arcos branquiales. Sin embargo, en el adulto los constituyentes del temporal están
totalmente fusionados y apenas se reconocen fisuras lineales que marcan los antiguos límites de
cada pieza ósea embrionaria. Cumplen la función de proteger también el tronco del encéfalo, que
es la mayor ruta de comunicación del cerebro, la médula espinal y los nervios periféricos. Los
huesos temporales se encargan, por lo tanto, de asegurar que el área responsable de controlar la
respiración y el ritmo cardíaco no se vea afectada. Estos dos huesos tienen un agujero que sirve
para dar soporte al oído, permitiendo así que los sonidos lleguen al tímpano por cada uno de los
laterales de la cabeza.
El hueso occipital es un hueso irregular, situado en la parte posteroinferior del cráneo Forma la
parte posterior de la base del cráneo y contribuye a la formación del extremo posterior de la bóveda.
En el tercio anterior del hueso se localiza el agujero magno, que pone en comunicación la cavidad
craneal con el conducto vertebral. La posición del agujero magno permite dividir el hueso en cuatro
porciones que, en el recién nacido, aparecen como piezas óseas independientes unidas por
cartílago:1) la porción basilar, situada por delante del agujero; 2) la escama, situada por detrás del
agujero; y 3) las porciones laterales (porciones condíleas) dispuestas a ambos lados del agujero,
conectando a las otras dos. Su función es la de proteger, de nuevo, el tronco del encéfalo. Además,
también asegura la integridad del cerebelo y los lóbulos occipitales, encargados de la coordinación
muscular y de procesar las imágenes que percibimos, respectivamente.
El hueso etmoides es un hueso muy irregular y neumático, está encajado en la escotadura
etmoidal del frontal, formando parte de la base del cráneo y del techo de las fosas nasales. Este
hueso presenta cuatro porciones: una lámina horizontal, cribosa, una lámina perpendicular que
forma gran parte del septo nasal y dos masas laterales, los laberintos etmoidales que constituyen
parte de la pared de la cavidad nasal y medial de las órbitas. En ellas se encuentran las celdillas
etmoidales. Su función es la de ser la principal estructura de sostenimiento de la cavidad nasal,
desarrollando así una misión primordial para el correcto funcionamiento del sistema olfativo, creando
canales a través de los cuales pueda fluir el aire.
El hueso esfenoides está situado detrás del etmoides; también es un hueso neumático, que tiene
un seno, y que se sitúa, fundamentalmente, en la base del cráneo, formando parte de esta y de la
bóveda craneana. Participa también en la formación de la cavidad nasal y de las paredes de las
órbitas. Existen cuatro partes principales en el hueso esfenoides: el cuerpo, el ala menor y el ala
mayor y los procesos pterigoides. Su función, por lo tanto, es la de dar apoyo a otros huesos del
cráneo y también la de dar forma a la estructura interna de la cara.
El cuerpo es la porción de ubicación más central. Anteriormente contribuye en la formación de la
cavidad nasal, lateralmente forma la pared medial del conducto óptico. Los senos esfenoidales están
ubicados en el cuerpo del esfenoides detrás de la cavidad nasal y están divididos por un tabique.
Las alas menores surgen superolateralmente desde el cuerpo del esfenoides donde forman el
conducto óptico (nervio óptico, arteria oftálmica). La cara inferior participa en el borde lateral de la
órbita mientras que la cara superior forma parte de la cavidad craneal.
Las alas mayores surgen posterolateralmente desde el cuerpo. Sus caras laterales forman las caras
infratemporales, sus caras anteriores forman parte del aspecto posterior de la pared lateral de la
órbita. Contienen orificios importantes cerca de sus raíces:
Huesos del viscerocráneo. El viscerocráneo está formado por 15 huesos faciales que conforman la
cara: 2 huesos nasales, 2 maxilares, 2 cigomáticos o malares, la mandíbula, 2 lagrimales, 2 palatinos, 2
conchas nasales inferiores, el vómer y el hioides.
Los huesos de la cara se disponen adosados a la porción anteroinferior del neurocráneo formando dos
bloques óseos el complejo maxilar y la mandíbula. El elemento central del complejo maxilar es el hueso
maxilar y entorno a él se articulan el resto de los huesos de la cara mediante uniones inmóviles. La
mandíbula, hueso impar es el único que posee movilidad, y su función principalmente está relacionada
con la masticación.
La mandibula es el único hueso móvil del cráneo, y cumple las funciones de soportar las piezas
dentarias inferiores y prestar inserción a los músculos masticadores para que, actuando sobre
ella, permitan la masticación. Es un hueso impar que consta de una zona central horizontal, el
cuerpo de la mandíbula, y dos zonas laterales, las ramas mandibulares, que ascienden a ambos
lados de la cara hacia la superficie articular del temporal.
Norma frontal: La norma frontal está formada por los huesos frontal, cigomáticos, nasales,
lagrimales, maxilares y mandíbula entre otros, unidos mediante articulaciones de distintos tipos; en
ella se distinguen rasgos particulares de los distintos huesos como:
o El tercio superior se corresponde con la frente donde destacan las eminencias frontales, los
arcos superciliares y surcos supraorbitales.
o Las cavidades orbitarias y la apertura de la nariz.
o Lateralmente los huesos maxilar y cigomático.
o El arco alveloardel maxilar que se acopla con el arco alveolar de la mandíbula.
o La protuberancia mental.
Norma lateral: Al observar el cráneo lateralmente, se pueden reconocer los huesos frontal, occipital,
temporal y parietal entre otros. En esta norma se destacan ante todo las líneas temporales superior
e inferior, así como las fosas temporal, infratemporal y pterigopalatina. Para la observación precisa
de estas dos últimas fosas es necesario retirar la rama de la mandíbula.
Norma basal del cráneo: En la norma basal del cráneo, por su complejidad e interés práctico, se
estudian por separado sus superficies interna y externa.
La norma basal externa, se extiende desde los incisivos por delante hasta la línea nucal superior
por detrás, lateralmente está limitada por unas líneas imaginarias que se trazan entre las crestas
infratemporales y las bases de los procesos mastoideos. Se divide para su estudio en tres zonas:
anterior, media y posterior. El límite entre las tres zonas lo constituyen: entre la zona anterior y
media el borde posterior del paladar óseo, y entre la zona media y posterior una línea que pase por
delante del agujero magno.
La norma basal interna puede ser observada después de un corte horizontal del cráneo. Sus
características macroscópicas tienen un alto nivel de correspondencia con las estructuras que
conforman la superficie inferior del encéfalo y las meninges encefálicas. Se divide en tres fosas
craneales: anterior, media y posterior. Sus límites lo constituyen: entre la fosa anterior y media,
una línea que pase por el borde posterior de las alas menores del esfenoides, y entre la fosa media
y posterior, una línea que pase por el borde superior de la porción petrosa del temporal y en el
centro por el borde superior del dorso de la silla turca.
Norma sagital: La norma sagital permite observar la superficie interior de la cavidad craneal, pero la
zona más compleja y de interés médico corresponde a la cavidad nasal, a cuya caracterización
deberán prestar la mayor atención en el estudio independiente de estos contenidos.
Anatomía radiológica. El cráneo del organismo vivo se puede estudiar a través del método
imagenológico. Recuerden los conceptos de radiotransparencia y radioopacidad e identifiquen en
vistas radiográficas laterales del cráneo, detalles como la silla turca del esfenoides, el peñasco del
temporal, el seno maxilar, el seno frontal y las porciones de la mandíbula, y en una vista anterior los
senos frontal, cavidades orbitarias y apertura piriforme orientados en la clase de hoy. Otro aspecto
importante es la anatomía de superficie del cráneo, en particular la palpación de la protuberancia
occipital externa, el proceso mastoideo del temporal, los ángulos mandibulares, el mentón, las
eminencias parietales y frontales, la glabela, los arcos superciliares y cigomáticos y los cóndilos de la
mandíbula entre otros.