Capítulo 1
ANATOMÍA DE LA REGIÓN FACIAL.
IRRIGACIÓN DE LOS PLANOS SUPERFICIALES.
INERVACIÓN SENSITIVOMOTORA
T. González Otero, M. J. Morán Soto y J. M. López-Arcas
ÍNDICE
1. Embriología
Generalidades
Estructuras derivadas de los arcos branquiales
2. Características generales
Unidades estéticas
Arquitectura de la piel
Líneas cutáneas de relajación de la tensión
3. Sistema musculoaponeurótico superficial
4. Anatomía topográfica del nervio facial
Tronco del nervio facial
Ramas del nervio facial
5. Sistema muscular de la cara
Músculos de la expresión facial
Músculos de la masticación
6. Inervación sensitiva de la cara
7. Vascularización
Vascularización cutánea
Vascularización subcutánea
Vascularización cutánea facial
8. Regiones anatómicas
Cuero cabelludo y región frontal
Región palpebral
Región nasal
Región auricular
Región geniana
Región labial
Región mentoniana
9. Bibliografía
EMBRIOLOGÍA
Generalidades
Durante los primeros estadios de la vida embrionaria
no existe una separación clara entre la cabeza y el tron-
co. Entre la cuarta y la sexta semanas de gestación, se
forman en el feto una serie de engrosamientos del
mesénquima denominados arcos branquiales, respon-
sables de la posterior formación de la cara y el cuello.
Existen seis pares de arcos bien definidos. Cada uno
de ellos está formado por mesodermo cubierto exter-
namente por ectodermo e internamente por endoder-
mo. El arco branquial es responsable de la formación
de hueso, cartílago y músculo, y está irrigado por un
arco arterial e inervado por su nervio correspondiente.
Además del mesénquima local, la zona central de los
arcos branquiales recibe gran cantidad de células de la
1
2 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello
cresta neural, que migran hacia los arcos para consti-
tuir los componentes esqueléticos de la cara y para
regular su morfogénesis. Las células de la cresta neural
constituyen una población de células migratorias que
se originan en la superficie dorsal de la placa neural.
Cuando migran a sus destinos finales, se diferencian
en melanocitos epidérmicos, neuronas, derivados en-
docrinos y paracrinos, y en la mayor parte del hueso,
cartílago y tejido conjuntivo de la cabeza y del cuello.
El desarrollo de la cabeza comienza con la migración
de estas células desde la cresta neural cefálica hasta los
arcos branquiales, siguiendo un patrón específico para
cada nivel axial. Una vez allí, el ectodermo-mesénqui-
ma derivado de la cresta neural comienza un proce-
so de inducción que dará lugar al cartílago y el hueso
craneofaciales.
Un fallo en la proliferación o en la migración de
estas células puede producir importantes anomalías
en la formación del esqueleto craneofacial.
Los arcos branquiales están separados, externa-
mente, por las hendiduras branquiales recubiertas de
ectodermo e, internamente, por las bolsas faríngeas
tapizadas de endodermo. Arcos branquiales, hendi-
duras branquiales y bolsas faríngeas se sitúan simé-
tricamente a cada lado del embrión en la parte cefá-
lica del intestino primitivo. Cada arco se dirige
hacia la línea media soldándose con el homónimo
contralateral en la parte ventral del embrión. El
quinto arco desaparece y el sexto es rudimentario.
Hacia el final de la cuarta semana, el centro de la
cara está formado por el estomodeo, cubierto por
la membrana bucofaríngea y rodeado por el primer
par de arcos branquiales. De esta forma, en el
embrión de cuatro semanas se pueden identificar
cinco formaciones mesenquimales: los procesos
mandibulares, los procesos maxilares y la prominen-
cia frontal. El desarrollo de la cara se va comple-
mentando posteriormente con la formación de los
procesos nasales. A las cinco o seis semanas, la cara
del embrión se desarrolla notablemente. El proceso
frontonasal se hace prominente, los procesos nasales
se desarrollan, y el crecimiento del primer y segun-
do arcos branquiales permite intuir la boca. En las
semanas sucesivas, las estructuras faciales adquieren
una configuración semejante a la del recién nacido.
Estructuras derivadas
de los arcos branquiales
El cartílago del primer arco branquial está formado
por el proceso maxilar en la porción dorsal y el proce-
so mandibular, o cartílago de Meckel, en la porción
ventral. El primero dará lugar, mediante osificación
membranosa, a la premaxila, el maxilar, el cigoma y a
parte del hueso temporal. El proceso mandibular dará
lugar a la mandíbula por el mismo proceso de osifica-
ción membranosa. La musculatura derivada del pri-
mer arco branquial comprende los músculos de la
masticación: temporal, masetero y pterigoideos,
el vientre anterior del digástrico, el milohioideo, el
músculo del martillo, el tensor del tímpano y el peries-
tafilino externo, o tensor del paladar. La inervación de
los músculos derivados del primer arco branquial
depende de la rama mandibular del nervio trigémino.
El cartílago del segundo arco branquial, arco hioideo
o cartílago de Reichert, dará lugar a la apófisis estiloi-
des, al ligamento estilohioideo y a la porción superior
y el asta menor del hueso hioides. La musculatura de-
rivada del segundo arco branquial comprende el
músculo del estribo, los músculos de la expresión
facial, el estilohioideo y el vientre posterior del digástri-
co. Estos músculos están inervados por el nervio facial.
A partir del mesodermo de los arcos branquiales
primero y segundo se desarrolla el pabellón auditi-
vo. Durante la sexta semana surgen seis prominen-
cias, o mamelones de His, que aparecen a cada lado
de la primera hendidura branquial y originan los
característicos pliegues y cavidades del pabellón.
El tercer, cuarto y sexto arcos branquiales no par-
ticipan en el desarrollo de la cara.
Desde el punto de vista embriológico, la cara
humana se divide en tres zonas: una zona central, ori-
ginada a partir del proceso frontonasal, que da lugar a
la frente, la nariz y la porción central del labio supe-
rior, y dos zonas laterales derivadas de los arcos bran-
quiales o segmentos otomaxilomandibulares.

En cada una de las zonas laterales e inferiores de
la prominencia frontonasal se forman las placas
nasales. Estas estructuras bilaterales, localizadas
justo encima de la boca primaria, corresponden a
un engrosamiento local de la superficie ectodérmi-
ca. Por medio de la muerte celular selectiva y de la
proliferación de los tejidos, se desarrollan los aguje-
ros nasales, que se extienden dentro de la boca pri-
mitiva para formar las ventanas nasales primitivas.
Durante la quinta y sexta semanas se produce un
crecimiento mucho más activo. Durante la sexta
y séptima semanas las prominencias nasales mediales
Figura 1.1.•Embrión humano de cuatro
semanas.
Anatomía de la región facial 3
se fusionan entre sí y con los procesos maxilares bila-
terales. De esta manera, el labio superior se origina
en su parte lateral a partir de las prominencias maxi-
lares, y en su parte medial a partir de las prominen-
cias nasales mediales fusionadas. Las prominencias
nasales mediales formarán el segmento intermaxilar
con sus dos componentes: el labial y el palatal trian-
gular. El componente labial formará el filtrum del
labio superior
Las prominencias nasales laterales no contribuyen
a la formación del labio superior, pero sí que dan
lugar a las alas nasales (Fig. 1.1).
4 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello

CARACTERÍSTICAS GENERALES faciales se ha refinado con el principio de las subuni-

Unidades estéticas
La superficie de la cara puede clasificarse en unidades
estéticas: frente, región temporal, mejillas, nariz, área
periorbitaria, labios y mentón. Dentro de cada uni-
dad, la piel es uniforme en cuanto a color, textura,
grosor y movilidad. El concepto de unidades estéticas
dades estéticas (en la nariz y en el labio). En general,
aunque no siempre, si se colocan las incisiones en los
límites de las subunidades estéticas, las cicatrices
pasan más desapercibidas, porque no se aprecia un
cambio de contorno. Este concepto se explica en cada
una de las regiones anatómicas de la cara, que se tra-
tan en los capítulos específicos (Fig. 1.2).

Figura 1.2.•Unidades estéticas faciales. Dentro de cada unidad, la piel es uniforme en cuanto a color, textura,
grosor y movilidad.

Arquitectura de la piel La epidermis es un epitelio escamoso poliestratifi-

La piel consta de una capa fina y superficial, cado, avascular, que varía ampliamente en grosor,
la epidermis, y una capa más gruesa y fibrosa, la desde el cuero cabelludo hasta la delicada piel de los
dermis. párpados.

La dermis, compuesta principalmente por tejido
conjuntivo, contiene también nervios, vasos sanguí-
neos, músculos, vasos linfáticos y glándulas sudorí-
paras y pilosebáceas. En ella se diferencian dos
capas: la más superficial y fina es la dermis papilar; la
más profunda y gruesa es la dermis reticular. El colá-
geno se dispone en finas fibras organizadas al azar
en la dermis papilar y en burdos haces paralelos a la
superficie en la dermis reticular.
El tejido celular subcutáneo varía mucho en grosor
y textura entre los distintos individuos y en las diferen-
Figura 1.3.•Corte histológico de la piel. Se muestran las capas de la piel y los plexos vasculares.
Líneas cutáneas de relajación
de la tensión
La piel es anisótropa, lo que significa que sus pro-
piedades mecánicas varían con la dirección. Esto fue
puesto de manifiesto por primera vez por Dupuy-
tren en el año 1834; posteriormente, Langer y Ko-
cher también contribuyeron al conocimiento de las
líneas direccionales de la piel y su importancia en el
aspecto quirúrgico.
Las líneas de Langer, aunque conservan su impor-
tancia histórica, no se corresponden con nuestro cono-
Anatomía de la región facial 5
tes regiones de la cara. Es más grueso en las concavida-
des de las mejillas, la región temporal y el cuello. Los
lóbulos de grasa subcutánea están separados por septos
fibrosos que contienen vasos sanguíneos, linfáticos y
terminaciones nerviosas. Estos septos representan un
segmento del sistema musculoaponeurótico. Los vasos
que discurren por los septos constituyen el aporte vas-
cular para los colgajos pediculados en isla, en los que al
seccionar la piel se lesiona el plexo subdérmico. Las
conexiones fibrosas entre la piel y las estructuras pro-
fundas son mecánicamente importantes (Fig. 1.3).
cimiento actual de la dirección de la tensión en la piel.
Borges, en 1973, describió las líneas de relajación de la
tensión (LRT), que son las líneas de tensión presentes
en la piel cuando ésta se encuentra en estado relajado
(Fig. 1.4) Las incisiones que se realizan paralelas a las
LRT, generalmente curan favorablemente. En la ma-
yoría de los casos, estas líneas siguen las arrugas de
la cara, pero existen áreas, como la región glabelar y la
región temporal, en las que la acción muscular es
potente y puede dar lugar a arrugas en una dirección
diferente. Estas excepciones mencionadas, sin embar-
go, carecen de importancia clínica, puesto que las inci-
6 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello

Figura 1.4.•Líneas de relajación de la tensión. Las incisiones quirúrgicas que se realizan paralelas a estas líneas
curan de manera más favorable y pasan inadvertidas más fácilmente.

siones realizadas en las arrugas de la región glabelar
cicatrizan bien.
Perpendicularmente a las LRT se localizan las
líneas de máxima extensibilidad, que representan
las direcciones en las que la piel puede ser avanzada
más fácilmente.
Estudios experimentales han demostrado que se
requiere el doble de tensión para cerrar una herida
perpendicular a las LRT, comparado con otra reali-
zada siguiendo dichas líneas.
El conocimiento de estas líneas y su dirección en
cada zona anatómica es de gran importancia tanto
en el diseño de la extirpación como en el tallado de
los colgajos de reconstrucción. Las cicatrices serán
menos evidentes si son paralelas a dichas líneas de
relajación de la tensión.

SISTEMA MUSCULOAPONEURÓTICO
SUPERFICIAL
El sistema musculoaponeurótico superficial (SMAS)
es una estructura anatómica clave para entender las
capas fasciales de la cara. Este concepto fue esta-
blecido por Tessier y definido por Mitz y Peyronie
en 1976.
El SMAS es una capa fibromuscular continua que
envuelve y conecta los músculos de la expresión facial
y divide el tejido celular subcutáneo en dos capas.
Contiene septos fibrosos que atraviesan la grasa y se
anclan en la dermis suprayacente. De esta forma, el
SMAS actúa como una red que distribuye las contrac-
ciones de la musculatura de la mímica facial en la piel.
Los vasos y nervios principales mantienen relaciones
constantes con el SMAS dentro de cada región de la
cara. El conocimiento de estas relaciones ayuda al ciru-
jano a proteger estructuras importantes y a utilizar pla-
nos correctos en la disección de los diferentes colgajos.
El punto de mayor controversia radica en la defi-
nición del SMAS en el área de la mejilla.
Parte de la complejidad de estas capas fasciales es
la diferencia en el origen y desarrollo embriológico
entre los músculos posteroinferiores de la cara y el
cuello (platisma y su fascia, risorio, depresor del
ángulo de la boca, auricular posterior y fascia paro-
tídea), que derivan del platisma primitivo, y los
anterosuperiores (frontal, fascia temporal superfi-
cial, orbicular de los ojos, elevadores del labio y
orbicular de los labios), que derivan del esfínter pro-
fundo del cuello. Los músculos que derivan del pla-
tisma primitivo carecen de inserciones óseas, mien-
tras que los que derivan del esfínter profundo del
cuello tienen inserciones óseas directas.
Existen varios potentes ligamentos suspensorios
en la cara, conocidos como ligamentos fasciocutá-
neos y osteocutáneos.
Los anclajes fasciocutáneos son múltiples, y tie-
nen diferente fuerza de anclaje según la región de la
cara. Emergen de la dermis y se unen al SMAS sub-
yacente. Son particularmente firmes en la frente, los
ojos, los labios, la nariz y el mentón. Son de fuerza
Anatomía de la región facial 7
intermedia en la región lateral de la mejilla y en el
cuello, y suelen ser relativamente laxos en la región
medial de la mejilla y en la zona temporal.
Los ligamentos osteocutáneos son los más po-
tentes y unen el periostio y la piel suprayacente en la
región del cigoma (ligamentos cigomaticocutáneos) y
en la mandíbula (ligamentos cutaneomandibulares).
El SMAS por encima del arco cigomático es una
capa más consistente que la frágil red conectiva que
aparece en la zona anterior del tercio medio de la cara.
Existe cierta discontinuidad del SMAS en el cigoma,
debido al anclaje de varias capas fasciales en el arco
cigomático (Fig. 1.5).
En el cuero cabelludo, el SMAS está representado
por la galea aponeurótica, que se divide para envol-
ver el músculo frontal, el occipital, el procero y
alguno de los músculos periauriculares.
En la región temporal, el SMAS corresponde a la
fascia temporal superficial o fascia temporoparietal.
En el tercio inferior de la cara, las ramas del nervio
facial se localizan profundas al SMAS, e inervan los
músculos faciales en su cara profunda, con excepción
de los músculos faciales profundos: elevador del ángu-
lo de la boca, buccinador y mentalis, que son inerva-
dos en su cara superficial. Los vasos y los nervios sen-
sitivos también son profundos al SMAS, excepto sus
ramas terminales. De esta forma, estas estructuras
quedan protegidas cuando la disección es superficial al
SMAS. En la región temporal, la rama temporal del
nervio facial cruza superficialmente el arco cigomáti-
co, y después se localiza en el SMAS (fascia temporo-
parietal) hasta su entrada en el músculo frontal. En la
parte superior de la cara, los vasos y los nervios sensiti-
vos salen de los forámenes óseos y discurren por el
SMAS sobre el músculo frontal (p. ej., pedículos
supratroclear y supraorbitario, vasos temporales su-
perficiales y nervio auriculotemporal).
ANATOMÍA TOPOGRÁFICA
DEL NERVIO FACIAL
El nervio facial es un nervio mixto formado por dos
raíces: una raíz motora, el nervio facial propiamente
dicho, y otra sensitiva, denominada nervio intermedio
8 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello

Figura 1.5.•Distribución del SMAS en los planos de recubrimiento de la cabeza y el cuello.

••A nivel del cráneo: piel y tejido graso subcutáneo/galea/tejido celular laxo/periostio.
••A nivel de la cara: piel y tejido graso subcutáneo/SMAS/plano de despegamiento/aponeurosis maseterina.
••A nivel del cuello: piel y tejido graso subcutáneo/platisma/tejido graso profundo/aponeurosis cervical superficial.

(de Wrisberg). En ambos casos, se encuentran fibras
del sistema vegetativo destinadas a las diferentes glán-
dulas de la región cervicofacial. El nervio facial inerva
la musculatura responsable de la expresión facial.
Las rutas que sigue el nervio facial desde su salida
por el orificio estilomastoideo hasta los músculos
que inerva son variables. A pesar de que su recorrido
extratemporal está sujeto a la variabilidad indivi-
dual, es fundamental reconocer una serie de puntos
anatómicos clave, con el fin de evitar su lesión en el
transcurso de un procedimiento quirúrgico facial.
Por tanto, el conocimiento de los patrones de rami-
ficación más frecuentes y de la profundidad del ner-
vio en las regiones específicas es esencial para reali-
zar actos quirúrgicos seguros en la región facial.
Tronco del nervio facial
El tronco principal del nervio facial abandona la base
del cráneo a través del orificio estilomastoideo. Discu-
rre medial, profundo y anterior a la apófisis mastoides,
en el segmento inferior de la fisura timpanomastoi-
dea. Después de emitir una rama, correspondiente al
nervio auricular posterior para parte de la musculatu-
ra auricular, vientre posterior del músculo digástrico y
del músculo estilohioideo, se dirige al espesor de la
glándula parótida, con un trayecto oblicuo inferolate-
ral. La señal más consistente y fiable para su identifi-
cación es la sutura timpanomastoidea. El tronco prin-
cipal se encuentra, generalmente, a mitad de camino
entre el pointer cartilaginoso del CAE y el vientre pos-
terior del músculo digástrico en su inserción en la
mastoides. La apófisis estiloides se encuentra profun-
da al tronco del facial. En esta zona, éste se localiza
unos 2 cm en profundidad respecto a la piel.
Ramas del nervio facial
El tronco principal suele bifurcarse en el espesor de
la parótida, en un punto que se sitúa, aproximada-
mente, a 2,3 cm por debajo del margen inferior del
CAE óseo, dando lugar a la división temporofacial,
o superior, y cervicofacial, o inferior. El patrón de
Anatomía de la región facial 9
ramificaciones es muy variable, aunque, general-
mente, se identifican cinco ramas principales: tem-
poral (o frontal), cigomática, bucal, marginal (o
mandibular) y el ramo cervical.
Existen frecuentes anastomosis entre las ramas
cigomática y bucal. Alrededor del 5% de la pobla-
ción tiene ramas cervicales que inervan los músculos
depresores del labio inferior. Las ramas marginal y
temporal son las que presentan un mayor riesgo de
ser lesionadas; además, son ramas terminales con
escasas conexiones anastomóticas, capaces de suplir
su función, y que, por tanto, cuando se lesionan
dejan secuelas estéticas y funcionales importantes.
Las ramas temporales del nervio facial se denomi-
nan ramas frontales una vez que alcanzan la región
supraciliar. Proporcionan inervación motora a la
musculatura frontal, corrugador, procero y, ocasio-
nalmente, al orbicular del ojo superior. Su lesión se
manifiesta por la incapacidad para levantar la ceja o
arrugar la frente. Suelen abandonar la glándula
parótida inmediatamente inferior al arco cigomáti-
co, y discurren posteriormente a la línea imaginaria
que uniría el canto externo con el trago auricular
(línea canto-trago). En su trayecto hacia la frente,
cruzan la porción lateral del arco cigomático, unos
2 cm anteriormente a la concavidad anterior del
CAE, en el espesor de la fascia temporoparietal, por
donde discurren hasta alcanzar la musculatura frontal
en un punto situado por lo menos a 2 cm por encima
del reborde supraorbitario. Las ramas anteriores iner-
van el músculo frontal y el orbicular de los párpados;
las posteriores, parte de la musculatura auricular.
La rama marginal mandibular, que proporciona
inervación motora para la musculatura facial del
labio inferior y la barbilla, puede resultar afectada
en procedimientos quirúrgicos próximos al cuerpo
mandibular. En la mayor parte de los casos (80%),
discurre sobre el cuerpo mandibular, pero es fre-
cuente localizarla en un trayecto a 1 o 2 cm por
debajo del borde inferior de la mandíbula (20%). Se
sitúa profunda al SMAS en la mayor parte de su
recorrido, y se hace más superficial a unos 2 cm
lateral a la comisura bucal (Fig. 1.6).
10 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello
Figura 1.6.•Anatomía topográfica del nervio facial.
SISTEMA MUSCULAR DE LA CARA
La musculatura facial de interés para el cirujano que
se ocupa de realizar procedimientos reconstructivos
en la cara se clasifica en dos grupos, que son: los
músculos de la expresión facial y los músculos de la
masticación.
Músculos de la expresión facial
Son los encargados de la movilización de la piel de la
cara y del cuero cabelludo, y actúan como esfínteres
de los ojos, la nariz y la boca. Se originan en el meso-
dermo del segundo arco branquial y, por tanto, son
inervados por el nervio facial. Son músculos finos,
planos, que con relativa frecuencia se solapan. Su
disposición suele presentar muchas variaciones inter-
individuales.
Entre estos músculos se encuentran, según su
localización por región anatómica, los siguientes:
frente (frontal, corrugador); área periocular (orbicu-
lar de los ojos); nariz (procerus, nasalis, depresor del
septo); mejilla (buccinador); boca y labios (orbicu-
lar, cigomático mayor, cigomático menor, elevador
del labio superior, elevador del labio superior y del
ala nasal, elevador del ángulo de la boca, risorio,
depresor del ángulo de la boca, depresor del labio
inferior, mentalis) (Fig. 1.7).
 Anatomía de la región facial 11

Figura 1.7.•Musculatura de la mímica facial. La cara se encuentra profusamente irrigada e inervada. Los músculos
de la mímica facial son planos y cortos. Están inervados por el VII PC. Vascularización e inervación de las
estructuras faciales.

Músculos de la masticación pequeña porción del ángulo de la mandíbula y de la

Son el masetero, el temporal, el pterigoideo medial
y el pterigoideo lateral. Todos estos músculos se
encuentran profundos, y tienen poco interés en
relación con la planificación de colgajos locales.
INERVACIÓN SENSITIVA DE LA CARA
La inervación sensitiva de la cara depende del nervio
trigémino (V par craneal) con la excepción de una
parte inferior de la misma, inervada por la raíz C3 del
plexo cervical.
Cada división del nervio trigémino inerva territo-
rios que corresponden a las tres divisiones embrioló-
gicas de la cara: el proceso frontonasal (V1), el pro-
ceso maxilar (V2) y el proceso mandibular (V3). La
sensibilidad de la zona posterior del cuero cabellu-
do, el borde inferior de la mandíbula y el cuello es
recogida por ramas del plexo cervical.
12 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello

El nervio trigémino es un nervio mixto, con una
raíz sensitiva y una raíz motora. La raíz sensitiva, for-
mada por prolongaciones de neuronas que tienen su
cuerpo en el ganglio de Gasser, se divide en tres ramas:
• Nervio oftálmico de Willis (V1).
• Nervio maxilar superior o maxilar (V2).
• Nervio maxilar inferior o mandibular (V3).
El nervio maxilar inferior, junto con fibras sensiti-
vas, aporta la inervación motora a los músculos de la
masticación (músculos temporal y masetero), a los
músculos periestafilino, milohioideo, vientre ante-
rior del digástrico y elevador del tímpano (músculo
del martillo) (Fig. 1.8).
El nervio oftálmico (V1), tras su salida por la fisu-
ra orbitaria superior, penetra en la órbita y se divide
en las siguientes ramas:
• Nervio lacrimal: inerva la piel de la parte externa
del párpado superior, la conjuntiva y las glándulas
lacrimales.
• Nervio frontal: inerva el párpado superior, inclu-
yendo la conjuntiva, el seno frontal, la frente y
el cuero cabelludo hasta la sutura coronal. Da
origen, dentro de la órbita, a los nervios supraor-
bitario (frontal externo) y supratroclear (frontal
interno).
• Nervio nasal o nasociliar, que comprende las si-
guientes ramas:

Figura 1.8.•Inervación sensitiva de la cara. En azul, territorios inervados por la primera rama del trigémino (V1).
En amarillo, territorios inervados por V2 (nervios infraorbitario, cigomático y cigomaticotemporal). En rojo, territorios
inervados por V3.

– Nervios ciliares largos y cortos, que inervan el
globo ocular.
– Nervio infratroclear o nervio nasal externo, que
inerva la piel del dorso de la nariz y la comisura
interna del ojo.
– Nervios etmoidales anterior y posterior, que iner-
van la parte anterior del etmoides, parte del septo
y de la pared lateral de la cavidad nasal, parte del
hueso nasal y la punta del ala de la nariz.
Las ramas superficiales del nervio oftálmico iner-
van la piel de su área de distribución; las ramas pro-
fundas, las mucosas nasales, la conjuntiva y el seno
etmoidal, y las ramas intracraneales aportan la iner-
vación sensitiva de la duramadre frontal y occipital,
y de la tienda del cerebelo.
El nervio maxilar superior (V2) sale del cráneo por
el orificio redondo mayor, atraviesa la fosa pterigoma-
xilar y entra en la cavidad orbitaria por la hendidura
esfenomaxilar. Da origen a las siguientes ramas:
• Rama meníngea y orbitaria, para la cobertura sen-
sitiva de los senos etmoidal y esfenoidal.
• Rama cigomática, con divisiones cigomaticotempo-
ral y cigomaticofacial, para la inervación sensitiva
del hueso cigomático, la piel suprayacente y la
parte lateral de la frente.
• Ramas dentarias o alveolares superiores, posteriores y
medias (inervación de molares superiores) y ramas
dentales o alveolares anteriores (inervación de inci-
sivos y caninos superiores).
• Ramas pterigopalatinas, que se unen con las fibras
simpáticas y parasimpáticas procedentes del gan-
glio esfenopalatino para formar una red nerviosa
destinada a las paredes laterales de la nariz (termi-
nales nasales), parte posterior del paladar duro y
parte anterior del velo del paladar (terminales
nasopalatinas).
• Nervios palatinos, para la pared posterior del velo
del paladar y las amígdalas.
• Nervio infraorbitario (rama terminal del nervio
maxilar superior), que, tras su salida por el fora-
men infraorbitario, inerva la piel del párpado
inferior, la mejilla, el ala nasal y el labio superior.
Anatomía de la región facial 13
Las ramas superficiales del nervio maxilar superior
inervan los tegumentos del área de distribución: meji-
lla, párpado inferior, parte lateral de la nariz y de la
frente y párpado superior. Las ramas profundas vehi-
culan la sensibilidad de las mucosas (seno maxilar, fosa
nasal, encías y dientes superiores, paladar duro, amíg-
dalas y velo del paladar). Las ramas intracraneales
inervan la duramadre temporal y parietal, y la arteria
meníngea media. En ocasiones, la arteria meníngea
media está inervada por ramas del nervio mandibular.
El nervio maxilar inferior (V3) sale del cráneo por
el orificio oval, entra en la fosa temporal y se divide
en dos porciones: la anterior sensitiva y la posterior
motora.
La porción sensitiva comprende las siguientes
divisiones:
• Rama bucal, para la inervación de la mucosa de la
mejilla y de las encías inferiores.
• Nervio auriculotemporal, para las porciones ante-
riores del pabellón auricular, conducto auditivo
externo y parte de la región temporal.
• Nervio alveolar o dental inferior: se divide en el ner-
vio mentoniano y en las ramas terminales que iner-
van todo el macizo maxilar inferior (hueso, piel de
la barbilla, mucosa de las encías y dentadura).
• Nervio lingual, destinado a los dos tercios anterio-
res de la lengua y al suelo de la boca.
El nervio maxilar inferior, por tanto, aporta toda la
inervación sensitiva a la mandíbula: la articulación
temporomandibular, el labio inferior, la lengua, la
mucosa bucal, las encías y los dientes inferiores, las
glándulas salivales, la región temporal y los dos tercios
anteriores y superiores del pabellón auricular.
VASCULARIZACIÓN
A principios del pasado siglo, tras las investigaciones
de Manchot (1887) y Salmon (1936), se introdujo
el concepto de territorio vascular anatómico. Poste-
riormente (1987), y tomando como base los estu-
dios anatómicos clásicos sobre la vascularización
14 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello
corporal, Taylor y Palmer desarrollaron el concepto
del angiosoma.
Los angiosomas se definen como las estructuras tri-
dimensionales cutáneas que están irrigadas por una
arteria fuente y una vena, y que pueden ser transferi-
das de forma segura cuando se realiza un colgajo.
Vascularización cutánea
La epidermis es un espacio avascular que se nutre
por imbibición de los vasos dérmicos que se proyec-
tan a través de las papilas.
La vascularización dérmica depende de los vasos
cutáneos directos y de los vasos cutáneos indirectos.
Vasos cutáneos directos. Constituyen los vasos
primarios o dominantes en la irrigación de una zona
determinada. Proceden, habitualmente, de una arte-
ria subfascial o de alguna de sus ramas musculares,
pero, indiscutiblemente, se dirigen a irrigar la piel.
Suelen ser largos y bien desarrollados en las zonas
en las que la piel es más móvil, y de menor entidad en
las zonas en las que la piel se encuentra firmemente
adherida al plano fascial.
Estas arterias, que circulan paralelas a la super-
ficie de la piel en el tejido subcutáneo, alcanzan
progresivamente la dermis profunda, donde se anas-
tomosan para formar el plexo subdérmico o inter-
medio. De esta red salen ramas perpendiculares a
la superficie cutánea para dar lugar, de nuevo, entre
Figura 1.9.•Vascularización cutánea. Vasos perforantes cutáneos.
la dermis papilar y la reticular, a un plexo superficial
o subpapilar del que, finalmente, se originan los
vasos nutricios de la piel, que se localizan en las
papilas dérmicas.
El retorno venoso es paralelo y de sentido contra-
rio al aporte arterial.
Vasos cutáneos indirectos. Constituyen el aporte
secundario o suplementario de la piel. Son vasos
pequeños, muy numerosos, que emergen de la fascia
profunda y de diferentes tejidos profundos, funda-
mentalmente, músculos. Con independencia de su
origen, estos vasos se unen y forman una red única
con los vasos cutáneos directos. El conocimiento de
estas arterias, que tras irrigar el músculo o la fascia,
se dirigen hacia la piel, permite diseñar colgajos
musculocutáneos o fasciocutáneos.
Por definición, una perforante cutánea es cualquier
vaso que perfora la capa más externa de la fascia pro-
funda para irrigar la piel y el tejido subcutáneo
suprayacente. Independientemente de su origen,
tamaño o localización, suelen originarse en vasos de
diferente calibre que, por lo general, discurren para-
lelos al esqueleto óseo. El trayecto de estas perforan-
tes puede ser a través de los septos fibrosos que sepa-
ran distintas estructuras de los tejidos profundos
(perforantes fasciocutáneas) o a través de los propios
tejidos (generalmente, perforantes musculocutáneas,
pero también provenientes de tejido glandular, pe-
riostio e incluso nervios) (Figs. 1.9 y 1.10).
 Anatomía de la región facial 15

Figura 1.10.•Plexos vasculares cutáneos. Distinguimos tres plexos organizados en sistemas transversales:
••Plexo fascial, el más profundo, situado a nivel de la fascia muscular profunda.
••Plexo subdérmico, que corresponde al plano del SMAS y que está situado por encima del plexo fascial.
••Plexo subcutáneo, situado en el límite entre la dermis reticular y la grasa subcutánea.

Vascularización subcutánea las órbitas y la raíz nasal. También se adhiere a la

base alar, al borde anterior del masetero y al borde
El tejido adiposo contiene su propio sistema vascular.
inferior de la mandíbula. Entre estos límites, la piel
La grasa está dispuesta en lóbulos separados por sep-
y el tejido subcutáneo de la cara y del cuero cabellu-
tos fibrosos que conectan la dermis con la fascia pro-
do son bastante móviles, con excepción de la región
funda. A través de estas uniones de tejido conjuntivo
preauricular.
pasan los nervios y los vasos cutáneos. Los vasos que
Las principales perforantes cutáneas atraviesan la
nutren este tejido celular subcutáneo proceden de la
fascia profunda desde sus arterias de origen (oftálmi-
fascia profunda, y ascienden a través de la grasa subcu-
ca, temporal superficial, auricular posterior, occipital
tánea. En las zonas en las que la capa de tejido graso es
y facial) en las zonas de mayor fijación, para distri-
delgada, los lóbulos están vascularizados fundamental-
buirse a continuación por las zonas de piel móvil.
mente por ramas descendentes del plexo subdérmico.
Precisamente es en estas zonas de piel móvil donde
los vasos se relacionan más estrechamente con el
Vascularización cutánea facial
SMAS y la galea aponeurótica.
En la cara, la piel está anclada de forma circular alre- Se han podido constatar tres patrones distintos de
dedor de la base del cráneo, los arcos cigomáticos, vascularización arterial en la región facial:
16 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello
Parte anterior de la cara. La circulación profunda
de la cara (procedente de las arterias faciales y las
arterias infraorbitarias) discurre a través, o en la pro-
fundidad, de los músculos de la expresión facial.
Se comunica con el plexo subdérmico mediante
abundantes perforantes musculocutáneas de peque-
ño tamaño.
Región lateral. La circulación profunda facial (del
plano parotideomaseterino) está separada del plexo
subdérmico por una capa de tejido celular subcutá-
neo. En esta zona se encuentran perforantes fascio-
cutáneas de gran tamaño (ramas de las arterias trans-
versa facial, submentoniana y cigomaticoorbitaria)
que, tras perforar la fascia profunda, se dirigen hacia
las zonas de piel móvil. A continuación, atraviesan el
tejido celular subcutáneo y, finalmente, vuelven a
ramificarse para formar el plexo subdérmico.
Cuero cabelludo. Presenta un extenso plexo sub-
fascial profundo que comunica con el plexo subdér-
mico mediante perforantes fasciocutáneas de peque-
ño tamaño y en gran cantidad, que derivan de las
arterias occipital, temporal superficial y auricular
posterior.
Esta distribución particular de perforantes mus-
culocutáneas y fasciocutáneas en el territorio facial
explica la mayor seguridad de los colgajos random
en la región anterior de la cara, y la necesidad de ser
más restrictivos en las regiones laterales y en el cuero
cabelludo. Además, se debe realizar la disección en
el plano correcto para conservar íntegras las perfo-
rantes en cada zona (Fig. 1.11).
REGIONES ANATÓMICAS (Fig. 1.12)
Cuero cabelludo y región frontal
El acrónimo nemotécnico de las diferentes capas del
cuero cabelludo es el siguiente:
S = skin (piel)
C = subcutaneous tissue (tejido celular subcutáneo)
A = aponeurosis (galea y músculo)
L = loose areolar tissue (tejido subgaleal)
P = periosteum (pericráneo)
La piel y el tejido subcutáneo del cuero cabelludo
se encuentran firmemente adheridos, de tal forma
que es difícil separarlos quirúrgicamente, a diferen-
cia de lo que sucede en el resto del cuerpo. La mayor
parte de los folículos pilosos se encuentran en la
grasa subyacente a la dermis.
La capa musculoaponeurótica, también denomina-
da galea, está formada por los músculos frontales,
occipitales y auriculares, y una extensa capa aponeu-
rótica que los envuelve e interconecta entre sí. Se
extiende lateralmente a la región temporal, donde
se denomina fascia temporoparietal, que, a su vez, se
corresponde con el sistema musculoaponeurótico
superficial de la cara (SMAS). Está inervada por
la rama frontal del nervio facial, la cual emerge de la
parótida a 2,5 cm por delante del trago, pasando a
1,5 cm lateral del reborde orbitario externo, a no más
de 2 cm por encima de la porción externa de la ceja.
Los músculos frontales se originan en la aponeurosis
galeal y se insertan en las cejas. Están separados en la
línea media por una prolongación de la propia fascia.
Por debajo de estas tres capas, se encuentra un teji-
do areolar laxo (tejido subgaleal), que permite sepa-
rarlas del pericráneo, y que es un plano quirúrgico
seguro en los procedimientos reconstructivos del
cuero cabelludo y en las resecciones, a no ser que por
motivos oncológicos deba ser más profundo.
Finalmente, se halla el pericráneo, que es el
periostio del cráneo. Aunque se encuentra firme-
mente adherido, es posible separarlo para obtener,
de esta forma, colgajos de pericráneo, o bien incor-
porarlo a los planos más superficiales.
Las incisiones en el cuero cabelludo deben reali-
zarse biseladas, perpendiculares a los folículos pilo-
sos, para minimizar el área de alopecia cicatrizal.
La vascularización del cuero cabelludo depende
fundamentalmente de las arterias occipital, auricu-
lar posterior y temporal superficial.
Podemos distinguir cuatro grandes territorios arte-
riales distintos, lo cual determina que el diseño de
los colgajos locales para la reconstrucción debe con-
tener, por lo menos, una de las arterias principales
para mantener la vascularización axial (v. Fig. 1.7):
 Anatomía de la región facial 17

Figura 1.11.•Vascularización cutánea facial. En la región anterior de la cara predominan las perforantes musculo-
cutáneas de pequeño tamaño. En la región lateral encontramos perforantes fasciocutáneas de gran tamaño.
En el cuero cabelludo, las perforantes son fasciocutáneas de pequeño tamaño y muy abundantes.

1. Anterior: arteria supratroclear y supraorbitaria,
ramas terminales de la arteria oftálmica, rama, a
su vez, de la arteria carótida interna.
2. Lateral: arteria temporal superficial, rama termi-
nal de la arteria carótida externa. Esta arteria se
bifurca en una rama frontal y una rama parietal
próxima a la parte superior del hélix.
3. Posterior: se divide en una región craneal a la línea
nucal, irrigada por la arteria occipital, y otra
región caudal a dicha línea, vascularizada por
ramas perforantes de los músculos trapecio y
esplenio de la cabeza.
4. Posterolateral: arteria auricular posterior, rama de
la arteria carótida externa.
Las arterias temporal superficial, occipital y auri-
cular posterior discurren por encima de la galea en
el tejido celular subcutáneo, proporcionando pocas
18 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello

Región frontal

Región orbitaria

Región auricular

Región nasal Región geniana

Región labial

Región mentoniana

Figura 1.12.•Imagen clínica de las regiones anatómicas de la cara.

ramas al pericráneo. Éste se irriga fundamental-
mente a partir de ramas de la arteria meníngea
media. Como consecuencia, una lesión del cuero
cabelludo no desvasculariza el hueso ni conlleva
osteonecrosis.
La vascularización venosa es paralela a la arterial,
y es tributaria de las venas yugular interna y externa.
La inervación sensitiva del cuero cabelludo de-
pende de ramas de las tres divisiones del nervio tri-
gémino, del plexo cervical y de los nervios espinales
cervicales (v. Fig. 1.8).
1. Región frontal: rama superficial del nervio supra-
orbitario para la piel y el músculo frontal, y rama
profunda para el periostio y la galea.
2. Región lateral: rama cigomaticotemporal del ner-
vio trigémino para un área lateral a la región
frontal y nervio auriculotemporal, rama del ner-
vio mandibular (V3) para el resto de la región
lateral.
3. Región occipital: nervio occipital mayor, rama de
los nervios espinales cervicales, y nervio occipital
menor, rama del plexo cervical.

La inervación motora de la región frontal y cuero
cabelludo corre a cargo del nervio facial. Una rama
del nervio auricular posterior inerva el músculo
occipital, mientras que ramas profundas temporales
del nervio mandibular (V3) se encargan de la iner-
vación motora del músculo temporal.
La frente es la subunidad estética delimitada
superior y lateralmente por la línea de inserción
capilar, e inferiormente, por las cejas. Se trata de
una región de piel gruesa que suele cicatrizar sin
problemas. Conviene realizar las incisiones siguien-
do las LRT horizontales, pero debe evitarse realizar
cierres directos en las proximidades de la ceja para
no crear asimetrías. Su extensión es variable entre
los distintos individuos, y está sometida al influjo
hormonal, lo que se debe tener en cuenta al realizar
colgajos frontales.
A la vascularización de la frente contribuyen,
principalmente, las arterias temporal superficial,
supraorbitaria y supratroclear.
La sensibilidad de la frente depende, en la región
central, de ramas de la primera división del trigé-
mino: supratrocleares y supraorbitarias; lateral-
mente, la rama cigomática temporal y el nervio
auriculotemporal son los responsables de la inerva-
ción sensitiva.
La ceja es una ancha banda de pelo generalmente
más gruesa y prominente en la zona medial del
reborde orbitario superior, y que se va adelgazando
lateralmente. La dirección del pelo y de los folículos
pilosos condiciona el contorno, la dirección y el
sitio de las incisiones en las cejas. El pelo de las cejas
puede disimular las cicatrices, pero si se lesionan los
folículos, quedan zonas alopécicas que resultan
antiestéticas.
Región palpebral
Los párpados son pliegues móviles, cubiertos exter-
namente por piel delgada, e internamente, por con-
juntiva palpebral altamente vascularizada. Cumplen
dos funciones primordiales: la protección de la cór-
nea y la contribución al drenaje de las lágrimas.
Anatomía de la región facial 19
En el ser humano, el tamaño medio de la hendi-
dura palpebral es de 30 mm horizontalmente, y de
8 a 10 mm verticalmente. Con los ojos en la posi-
ción primaria de la mirada, el párpado superior
viene a cubrir de 1 a 3 mm el borde superior de la
córnea. Por su parte, el margen libre del párpado
inferior está en contacto o en la inmediata vecindad
con el limbo esclerocorneal.
Los párpados, en posición de reposo, presentan
una discreta inclinación hacia fuera, de forma que el
canto externo se localiza verticalmente a una media
de 4 mm craneal al canto interno.
El margen libre de los párpados tiene un grosor
medio de 2 mm. La línea gris visible en el borde
libre del párpado marca la unión entre la lámina
anterior, formada por la piel y el músculo orbicular,
y la lámina posterior, compuesta por el tarso, los
retractores del párpado (la aponeurosis del músculo
elevador del párpado, la fascia capsulopalpebral y el
músculo de Müller) y la conjuntiva. En el margen
libre de la lámina posterior desembocan los conduc-
tos de drenaje de las glándulas de Meibomio.
La piel del párpado superior es la más delgada del
organismo humano, con menos de 1 mm de grosor.
Está constituida por una finísima dermis, con escasa
cantidad de grasa subcutánea que ha sido sustituida
por un tejido areolar de gran laxitud. Ello le confie-
re gran elasticidad y capacidad de distensión, y es
responsable de la tendencia de la región periorbita-
ria al edema después de un traumatismo facial.
Cada párpado está reforzado por una densa banda
de tejido conjuntivo, llamada tarso o placa tarsal. El
tarso superior mide 29 mm de largo y 10-12 mm de
alto en su porción central; va perdiendo altura pro-
gresivamente hacia los laterales, haciendo curvo el
borde superior. El del párpado inferior tiene menos
altura: aproximadamente, 4-6 mm. Los extremos de
las placas tarsales se fijan a los márgenes medial y
lateral de la órbita por los ligamentos palpebrales
medial y lateral, respectivamente. Entre las placas
tarsales y la piel se localiza el músculo orbicular de
los párpados. Las pestañas se localizan en dos o tres
hileras irregulares, en el borde libre de los párpados.
20 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello
El pliegue palpebral superior, muy evidente, es el
límite entre la piel pretarsal firmemente unida al
músculo orbicular pretarsal y la piel preseptal, cuya
unión con el músculo orbicular preseptal es mucho
más laxa. Está constituido por la expansión anterior
de la aponeurosis del elevador hacia el músculo
orbicular y la piel que lo cubre. Este pliegue se loca-
liza a unos 8-10 mm por encima del borde del pár-
pado, y es un sitio perfecto para que las incisiones
queden escondidas (Fig. 1.13).
El sitio donde ambos párpados se encuentran se
denomina comisura palpebral, una medial y otra late-
ral, y esta unión, a su vez, forma un ángulo o canto,
uno medial y otro lateral. En el extremo medial de
ambos párpados se localizan los puntos lagrimales,
Carúnculo
Canto interno
Punto lacrimal
inferior
Figura 1.13.•Imagen clínica de la región palpebral.
que se continúan por los conductos lagrimales hasta
el saco lagrimal, para después desembocar, a través
del conducto lagrimonasal, en la nariz.
El músculo simpático de Müller se origina en la
superficie posterior del músculo elevador del párpado
superior, y se inserta en el borde superior del tarso,
contribuyendo a la apertura del párpado superior.
Anatómicamente, se diferencian dos bolsas pre-
aponeuróticas, situadas en profundidad al septum
orbitario, separadas por un fino tabique que se fija a
la aponeurosis del elevador: una bolsa dinámica pre-
aponeurótica, y una bolsa adinámica interna o
medial.
Al igual que en el párpado superior, en el párpado
inferior se diferencia un contenido graso en profun-
Ceja
Pliegue palpebral
superior
Canto externo
Borde libre
palpebral

didad al septum orbitario, distribuido en tres bolsas
palpebrales: nasal, central y temporal.
A unos 2 o 3 mm por encima del borde superior
del tarso, es decir, a unos 15 mm del borde libre, el
septum orbitario se une con la aponeurosis del ele-
vador. En su extremo superior, el septum se une al
reborde orbitario superior. Si se abre el septum por
encima de este punto, se produce una herniación de
la grasa preaponeurótica, y esto debe alertar de que la
siguiente estructura que se puede encontrar, y por
tanto lesionar, es la aponeurosis del elevador.
En el párpado inferior, la piel pretarsal también
está más firmemente unida al músculo orbicular
pretarsal subyacente que la piel preseptal al músculo
orbicular preseptal, de tal forma que la unión de
ambas pieles, pretarsal y preseptal, forma también
un pliegue palpebral inferior. La utilización de esta
marca anatómica no resulta muy estética cuando se
trata de realizar incisiones palpebrales, por lo que,
siempre que sea posible, se deben practicar incisiones
a 2 mm por debajo del borde de las pestañas (inci-
sión subciliar), que resultan mucho más estéticas.
El orbicular, inervado por el nervio facial (VII
PC), cierra los párpados. El elevador de párpado
superior, inervado por el III PC, junto con el múscu-
lo simpático de Müller elevan el párpado superior.
La vascularización depende de las ramas palpebra-
les de la arteria oftálmica, ramas laterales de la arte-
ria lagrimal y ramas de la arteria angular.
El drenaje linfático de los párpados es difuso y
está mal definido, pero se cree que se halla más con-
centrado temporal al canto lateral, de tal forma que
las incisiones en el párpado inferior por encima del
rafe palpebral lateral pueden afectar al drenaje linfá-
tico y causar un linfedema crónico del párpado infe-
rior (Fig. 1.14).
Región nasal
La nariz es una estructura piramidal situada central-
mente en la cara. Está compuesta por piel, mucosa,
hueso, cartílago, grasa, músculo y tejido conjuntivo.
La nariz desempeña un importante papel estético en
Anatomía de la región facial 21
la cara y, funcionalmente, es la puerta del sistema
respiratorio, encargándose de calentar, humidificar
y filtrar el aire que respiramos.
Los contornos de la nariz definen y caracterizan
una cara. Son el resultado de la combinación de una
estructura de soporte osteocartilaginosa y de un
envoltorio de piel y partes blandas. A efectos recons-
tructivos, los contornos de la nariz pueden definirse
como una combinación de planos que definen sub-
unidades estéticas: el dorso, la pared nasal, el trián-
gulo blando, el ala y la punta. En muchos casos, las
incisiones deben colocarse en la unión de las subuni-
dades, y reconstruir una subunidad completa.
Los objetivos estéticos de toda reconstrucción
nasal son los siguientes:
• En una visión frontal, la nariz debe ser simétrica.
Debe existir una curva suave desde la región gla-
belar hasta el dorso nasal. La punta debe quedar
definida y mostrar dos puntos de reflejo de la luz.
La anchura de la base nasal debe coincidir, apro-
ximadamente, con la distancia intercantal.
• En una visión lateral, se debe tener en considera-
ción la proyección nasal, el ángulo nasolabial y la
columela.
• La visión oblicua es interesante para analizar el per-
fil. Debe existir una suave curva desde el reborde
supraorbitario hasta el dorso. Se deben valorar las
relaciones entre el lóbulo, la columela y el ala nasal.
• La visión basal permite evaluar la forma de las
narinas, su simetría y la relación entre la columela
y el lóbulo (Fig. 1.15).
La piel nasal varía considerablemente en grosor
de unas zonas a otras; es fina en el dorso y gruesa en
la punta, lo que debe tenerse en cuenta al elegir el
método reconstructivo.
En general, el plano de disección deseable en la
nariz es el que discurre inmediatamente por encima
del pericondrio y del periostio; se trata de un plano
relativamente avascular, que permite tallar colgajos
de piel y partes blandas bien vascularizados (grasa,
musculatura de la mímica y fascia).
22 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello

Figura 1.14.•Sección sagital del párpado superior.

 Anatomía de la región facial 23

a b

Figura 1.15.•Imágenes clínicas de la región nasal.

Visiones frontal (a), lateral (b) y basal (c).
c
24 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello
La vascularización externa de la nariz depende de
la arteria del dorso nasal y de la rama nasal externa
de la arteria etmoidal anterior, que pertenecen al sis-
tema carotídeo interno, y de la rama nasal lateral de
la arteria facial, arteria angular y arteria columelar,
con contribuciones de la arteria infraorbitaria y
ramas de la carótida externa.
La vascularización interna depende de las arterias
etmoidales anterior y posterior (ramas de la carótida
interna) que irrigan la porción superior de la pared
lateral de la nariz. La región posteroinferior de la
pared lateral se nutre a partir de la arteria esfenopala-
tina. La vascularización del septum nasal depende de
las arterias esfenopalatina, etmoidales anterior y pos-
terior, y de la rama septal de la arteria labial superior.
La sensibilidad de la mitad superior de la nariz es
recogida por los nervios supratroclear, infratroclear
y rama nasal externa del nervio etmoidal anterior,
ramas de la primera división del nervio trigémino.
Hélix
Fosa triangular
Antehélix
Concha auricular
Antitrago
Lóbulo auricular
Figura 1.16.•Imagen clínica de la región auricular.
La inervación sensitiva de la mitad inferior se lleva a
cabo por ramas del nervio infraorbitario (segunda
división del trigémino).
Región auricular
La oreja, o pabellón auricular, es una hoja cartilagi-
nosa plegada sobre sí misma, recubierta de piel y
situada en las partes laterales de la cara, posterior-
mente a la articulación temporomandibular y la
región parotídea. Presenta dos caras: la medial y
la lateral. En la cara lateral se encuentra una serie de
relieves que contribuyen a dar forma a la oreja. Éstos
son hélix, antehélix, trago y concha auricular, funda-
mentalmente. La cara medial presenta una porción
libre que reproduce los salientes de la cara lateral, y
otra adherida que corresponde al orificio del con-
ducto auditivo externo y a parte de la porción mas-
toidea del hueso temporal (Fig. 1.16).
Fosita superior
de la concha
Raíz del hélix
Escotadura anterior
Trago
Escotadura intertrágica

Existen ligamentos extrínsecos, que anclan la
oreja en el hueso temporal, y ligamentos intrínsecos,
que contribuyen a mantener los pliegues cartilagi-
nosos. De forma similar, se halla una musculatura
intrínseca y una extrínseca, que, en cualquier caso,
es de escasa entidad y no plantea problemas en la
cirugía reconstructiva auricular.
La oreja se encuentra recubierta por una piel fina
de aspecto rosado, especialmente en los sujetos de
tez blanca, muy sensible a los cambios de tempera-
tura. Está firmemente adherida al cartílago, en la
M. temporoparietal
N. auriculotemporal
A. auricular anterior
A. auricular posterior
M. auricular posterior
M. esternocleidomastoideo
Figura 1.17.•Irrigación e inervación del pabellón auricular. La vascularización se realiza a expensas de ramas
de las arterias temporal superficial (a. auricular anterior) y auricular posterior.
Región geniana
La mejilla se encuentra situada en la parte lateral de
la cara. Está limitada superiormente por el párpado
Anatomía de la región facial 25
cara lateral, mientras que presenta mayor movilidad
en la cara medial, gracias, en parte, a la laxitud del
tejido celular subcutáneo de dicha zona.
La vascularización se realiza a expensas de ramas
de la arteria temporal superficial (trago, cara ante-
rior del lobulillo, concha y hélix) y auricular poste-
rior (cara medial de la oreja y perforantes hacia la
cara lateral).
La inervación motora depende del nervio facial,
y la sensitiva, de los nervios auriculotemporal (V3)
y auricular mayor (plexo cervical C2-C3) (Fig. 1.17).
inferior, inferiormente por el borde inferior de la
mandíbula, posteriormente por el borde anterior del
masetero, y anteriormente por el surco nasolabial y
26 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello
la comisura de los labios. Tiene dos caras: una exter-
na cutánea y otra interna mucosa. La piel de la meji-
lla es bastante gruesa y móvil, y recubre un tejido
subcutáneo de grosor decreciente de posterior a
anterior.
El plano muscular superficial está constituido por
músculos aplanados que convergen hacia la comisu-
ra labial. De craneal a caudal son los siguientes: ele-
vador del labio superior y del ala de la nariz, cigomá-
tico mayor y cigomático menor, risorio y depresor
del ángulo de la boca.
En un plano más profundo, se encuentran el ele-
vador del labio superior, el elevador del ángulo de la
boca y el buccinador (v. Fig. 1.7).
En el espacio intermuscular se localiza el cuerpo
adiposo de la mejilla (bola de Bichat), el conducto
parotídeo, la arteria y la vena faciales, y numerosas
fibras nerviosas motoras y sensitivas.
El aporte vascular arterial de la piel y los músculos
de la mejilla procede, predominantemente, de la arte-
ria carótida externa, con alguna contribución del sis-
tema de la arteria carótida interna. El aporte funda-
mental procede de la arteria facial, que sigue un
trayecto oblicuo desde el borde inferior mandibular
(3 cm por delante del ángulo de la mandíbula) y ter-
mina en la arteria angular. Otras arterias que aportan
vascularización a la mejilla son la arteria facial trans-
versa, rama de la arteria temporal superficial, que
sigue un curso transverso a lo largo de la cara, la rama
bucal de la arteria maxilar, la arteria infraorbitaria
(una de las ramas terminales de la arteria maxilar) y
la rama cigomática de la arteria lagrimal (rama de la
arteria oftálmica). Todas las arterias que aportan vas-
cularización a la piel de la mejilla tienen sus corres-
pondientes venas que las acompañan. La vena facial
anterior es la vena predominante de la mejilla, sigue
el curso de la arteria facial y drena en la vena yugular
interna. Se comunica en la parte superior con la vena
oftálmica, que drena en el seno cavernoso, y con las
venas infraorbitaria y facial profunda, que comunican
con el seno cavernoso a través del plexo pterigoideo.
El drenaje linfático de la zona se realiza a los ganglios
intraparotídeos, submandibulares y submentonianos.
La inervación motora procede del nervio facial
(VII PC), que inerva la musculatura de la mímica
facial. El músculo buccinador es inervado por las
ramas bucales inferiores del nervio facial. El masete-
ro recibe su inervación de la rama del tronco ante-
rior del nervio mandibular (V3).
La inervación sensitiva de la mejilla procede, fun-
damentalmente, de la segunda (maxilar) y tercera
(mandibular) ramas del nervio trigémino (V PC). La
rama maxilar del nervio trigémino aporta sensibili-
dad a la mejilla a través de las ramas infraorbitaria,
cigomaticofacial y cigomaticotemporal, y aporta sen-
sibilidad a la parte medial de la mejilla. La rama man-
dibular del nervio trigémino aporta sensibilidad a la
mejilla a través de las ramas mentoniana, bucal y auri-
culotemporal, y aporta sensibilidad a la parte lateral
de la mejilla. Una pequeña porción de la parte baja de
la mejilla, alrededor del ángulo mandibular, está iner-
vada por el nervio cutáneo anterior del cuello y por el
nervio auricular mayor (C2) (v. Figs. 1.7 y 1.11).
Región labial
Los labios son pliegues musculares que rodean el ori-
ficio oral, cubiertos externamente por piel e interna-
mente por mucosa, constituyendo los denominados
vestíbulo superior e inferior, que terminan en la
encía. La unión del labio superior con la mejilla está
delimitada por el surco nasolabial, que se extiende
desde el borde de la nariz hasta el ángulo de la boca.
La unión del labio inferior con el mentón queda
representada por el surco mentolabial. Estos surcos
son zonas adecuadas para esconder las incisiones
cutáneas, teniendo la precaución de hacerlas 1 o
2 mm paralelas a dichos surcos para evitar borrarlos.
En el labio superior se localiza el filtrum, limitado
por las dos crestas filtrales (Fig. 1.18).
La transición entre la piel del labio propiamente
dicha y la mucosa de la cavidad oral se hace a través
de una piel muy fina y altamente vascularizada,
denominada bermellón. Toda incisión que altere la
unión cutaneomucosa en el bermellón (línea alba)
resultará antiestética.

Crestas filtrales
Surco nasolabial
Bermellón
Figura 1.18.•Imagen clínica de la región labial y mentoniana.
El tono labial está controlado por un complicado
entramado de fibras musculares que incluyen los
músculos depresores, retractores y eversores del labio
inferior, así como de la comisura, junto con la acción
esfinteriana controlada, principalmente, por el múscu-
lo orbicular, formado por fibras agrupadas en dos
fascículos, que se entrecruzan con las fibras del orbi-
cular del lado opuesto. Las fibras superficiales pro-
ducen la aproximación, la protrusión y frunce del
labio, mientras que las fibras profundas y oblicuas se
encargan de evitar el acúmulo de saliva y comida en
el fondo del vestíbulo (surco vestibular). Otra de las
funciones del músculo orbicular es la formación de
las consonantes labiales y el movimiento de la saliva
(damming).
La pars marginalis, orientada horizontalmente, con-
siste en una banda de diámetro estrecho, que se locali-
Anatomía de la región facial 27
Filtrum
Línea alba
Surco
mentolabial
za, fundamentalmente, en el margen cutaneomucoso
labial. La pars peripheralis se orienta en un sentido más
oblicuo, con una inserción en el modiolo y extensio-
nes hacia los segmentos periféricos y el surco men-
toniano en el labio inferior, y a la espina nasal y el
suelo de la fosa nasal en el labio superior. Este últi-
mo fascículo tiene como función principal la ever-
sión de los labios.
Además del músculo orbicular, principal compo-
nente de los labios, existe otra serie de músculos que
se insertan en este fascículo y que posibilitan diver-
sos movimientos expresivos, como, por ejemplo,
deprimir o elevar el ángulo de la boca, elevar el labio
superior, etcétera.
En el labio superior, los músculos están inervados
por las ramas bucales del nervio facial en su función
motora, y la sensibilidad la recogen ramas del nervio
28 Atlas de colgajos locales en la reconstrucción de cabeza y cuello
infraorbitario. Entre ellos destacan los siguientes
grupos musculares:
• Elevador del ángulo de la boca: es un músculo en
abanico, que se inserta en la comisura, superficial
al músculo elevador del labio superior, y se extien-
de hacia el ala nasal y el surco nasolabial.
• Elevador del labio superior: se inserta en la zona
inferior del filtrum y en el pico del arco de cupido,
contribuyendo a formar las columnas inferiores del
filtrum. Después, se extiende en sentido oblicuo
hacia el ala nasal, superficial al músculo orbicular.
• Músculo cigomático mayor: se extiende desde la
superficie malar hasta el modiolo. Se relaciona con
la depresión de la punta de la nariz y con el desli-
zamiento del labio superior. Contribuye a la con-
formación de las columnas superiores del filtrum.
En el labio inferior destacan los siguientes músculos:
• Depresor del ángulo de la boca: es un músculo su-
perficial, delgado, de forma trapezoidal, que se ori-
gina en el borde de la mandíbula y se inserta a nivel
del ángulo de la boca. La irrigación llega a través de
la arteria labial inferior, que penetra en el músculo
a 22 mm de la comisura. En su origen, puede en-
trecruzarse con las fibras del músculo platisma. Su
función es la depresión de la comisura.
• Depresor del labio inferior: es un músculo de
forma cuadrangular, que nace en el borde inferior
de la mandíbula, entre la sínfisis y el orificio men-
toniano. Sus fibras suben hacia la línea media,
cruzándose en su parte superior con el orbicular.
• Mentoniano: nace del periostio alveolar, por deba-
jo del surco vestibular, y desciende de forma obli-
cua hasta la piel de la mejilla, por lo que no se
inserta en el labio. Es responsable de la formación
del pliegue labiomentoniano. Suele hipertrofiarse
en pacientes que tienen afectada la competencia
labial. Contribuye a la elevación y la protrusión
de la parte central del labio inferior.
• Platisma: tiene conexiones con la complicada red
muscular labial, entrecruzando sus fibras en la zona
de la comisura y la piel cercana al labio inferior. En
esta región, el músculo cubre las arterias y venas
faciales, junto a la rama marginal del nervio facial.
• Buccinador: tira de la comisura en sentido hori-
zontal, y es antagonista de los músculos incisivos;
permite soplar y aspirar.
• Risorio de Santorini: es una extensión del depresor
del ángulo de la boca.
• Transverso del mentón: contribuye a la elevación
del mentón.
• Mirtiforme: contribuye a proyectar el labio supe-
rior, descender la punta nasal y constreñir la narina
(v. Fig. 1.7).
Todos los músculos del labio inferior están iner-
vados por la rama marginal del nervio facial en su
función motora, y la sensibilidad la recoge el nervio
mentoniano, rama terminal del nervio trigémino.
Los nervios llegan al orbicular en sentido oblicuo, al
igual que las arterias, que se hallan tangenciales a
dicho músculo, lo cual permite su movilización en
la cirugía, con el consiguiente aumento de posibili-
dades reconstructivas.
La vascularización de los labios es muy variable. El
labio superior está irrigado por las arterias labia-
les superiores, o coronarias superiores, ramas de la arte-
ria facial que discurren entre la mucosa intraoral y el
músculo orbicular. En el labio inferior, tradicional-
mente, se describe un arco arterial formado por las
arterias labiales inferiores bilaterales, que se anastomo-
san formando una red de cientos de pequeñas perfo-
rantes que se extienden hacia la dermis. Diferentes
estudios anatómicos demuestran que no siempre es así.
Dada la variabilidad en la vascularización de los
labios, antes de planear ningún colgajo es conve-
niente realizar un estudio Doppler para asegurar la
existencia del arco o del vaso necesario para la su-
pervivencia del colgajo.
Región mentoniana
Está separada del labio por el surco mentolabial y
lateralmente se extiende hasta el margen de las
comisuras bucales.

La piel es gruesa y está adherida, con un tejido
subcutáneo poco desarrollado, que está atravesado
por fibras musculares que acaban insertándose en
la piel.
La capa muscular se compone de tres músculos a
cada lado: mentoniano, depresor del labio inferior y
depresor del ángulo de la boca (de medial a lateral).
El plano esquelético está constituido por la sínfisis
mandibular.
El mentón está irrigado por ramas terminales de
las arterias faciales, labial inferior y submentoniana.
La inervación motora depende de la rama marginal
del nervio facial, y la sensitiva, del nervio mentonia-
no (rama terminal del nervio alveolar inferior).
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