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Se pueden clasificar los encofrados de muy distintas formas: atendiendo al material con el
que están elaborados, al sistema de transmisión de cargas, al sistema de ejecución, etc. Sin
embargo, se suelen agrupar en función de la posición del elemento que se va a encofrar:
sistemas horizontales y sistemas verticales. Ejemplo del primer tipo son los forjados
utilizados en edificación; en cuanto a los segundos, podrían ser aquellos utilizados en
pilares o muros.
En cuanto a los materiales, si bien hasta hace pocas fechas era habitual el uso de la madera,
nuevos materiales como el aluminio (con este material hay que tener precauciones, ver
artículo 68.3 de la EHE-08) o el plástico han permitido estandarizar e industrializar más los
procedimientos constructivos. Esta industrialización ha permitido reducir los tiempos de
montaje y desmontaje, y con ello el periodo de ejecución de estas tareas. En una entrada
anterior ya se realizó una introducción sobre lo que son y para qué sirven los encofrados.
(yepes, 2018)
Por tanto, como podemos ver, existen una serie de factores a tener en cuenta a la hora de
elegir el mejor encofrado. Al aspecto económico habría que añadir otros que influyen
directamente en él como es el tiempo de desencofrado, el coste de los elementos auxiliares,
el coste de la mano de obra necesaria, la colocación y desencofrado, los equipos necesarios,
el número de usos que se le dé a los materiales y el coste del acabado de las superficies de
hormigón. (yepes, 2018)
Fuente: https://www.peri.es/productos/encofrados/encofrados-para-muros/vario-gt-24-girder-
wall-formwork.html#&gid=1&pid=1