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Índice
Neurociencia 3
I. Introducción a la neurociencia 3
II. Objetivos 3
III. Historia de la neurociencia 3
IV. Definición de neurociencia 6
4.1. El desarrollo del cerebro humano desde la gestación 9
4.2. Geografía del cerebro 10
V. Relación mente-cerebro 13
5.1. El cerebro celular y molecular 14
5.2. El futuro de la Neurociencia 17
VI. Una visión filogenética de nuestro cerebro 18
VII. Resumen 19
Recursos 21
Bibliografía 21
Glosario. 22
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Neurociencia
Neurociencia
I. Introducción a la neurociencia
Durante los últimos dos siglos, el desarrollo tecnológico ha sido espectacular; ello ha propiciado que,
por primera vez, podamos ver un cerebro en funcionamiento a través de, por ejemplo,
electroencefalogramas, PET (tomografía por emisión de positrones) o resonancias magnéticas con y sin
contraste. Antiguamente, este estudio estaba sujeto a la exploración de cerebros de personas fallecidas.
Esto ha significado una auténtica revolución y las neurociencias han empezado a interesar tanto al público
científico como al general. Dicho impulso se ha visto acrecentado por la excelente labor que los
divulgadores han realizado.
Sería injusto no mencionar en España a una figura como Eduard Punset, quien ha introducido a
través de la televisión, en nuestros domicilios, a figuras destacadas de las universidades de todo el
mundo, investigadores, científicos y pensadores.
En esta unidad didáctica intentaremos rastrear los orígenes de las neurociencias y la importancia que
representan para el ser humano, tanto desde su aspecto filogenético (estudio de la especie humana) como
ontogenético (para un individuo en concreto). Intentaremos dar una definición de neurociencias y,
posteriormente, de Neuropsicología. También veremos las distintas posturas respecto a su epistemología
(parte de la filosofía que estudia los principios, fundamentos, extensión y métodos del conocimiento
humano).
II. Objetivos
Entender cuáles son los comienzos de la Neurociencia.
Relacionar mente y cerebro. Estudiar la relación que existe entre mente y cerebro.
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El cerebro ha sido estudiado durante siglos, incluso por culturas ya desaparecidas. De hecho, en
excavaciones arqueológicas han aparecido cerebros a los que se les habían realizado trepanaciones con
fines curativos e investigadores.
Hipócrates, mientras hablaba del mal sagrado (la epilepsia), aseguró que la dramática privación de la
conciencia en personas sometidas a paroxismos convulsivos no era un castigo divino o una posesión
demoníaca, sino un trastorno del cerebro. De ello infería que el cerebro es asiento de las emociones y
las cogniciones. Se separaba así de la medicina con un concepto mágico o religioso.
Galeno, siguiendo las tesis de Hipócrates, dedujo que el cerebelo se encarga de los músculos y el
cerebro de las sensaciones y las memorias.
Durante el Renacimiento, hubo un gran desarrollo tecnológico y comenzaron a verse las máquinas
hidráulicas. Al aplicarse el bombeo al ser humano se llega a deducciones como que los líquidos
expulsados desde los ventrículos “bombean” al sujeto, por eso, los músculos aumentan de tamaño
durante el movimiento.
Descartes decía que el cerebro controla toda la parte que tiene que ver con nuestra animalidad, pero que
el ser humano es una creación divina y las funciones superiores (la capacidad de pensamiento)
provienen de Dios. Por tanto, para Descartes, la emoción es animal y el pensamiento es humano y
divino. Este pensamiento es profundamente debatido por Antonio Damasio en su famoso libro El error
de Descartes. Frente al famoso “cogito ergo sum”, Damasio dice: “siento, luego existo”.
En 1590, Zacharias Janseen inventó el microscopio; como vemos, el desarrollo de las tecnologías ha
sido siempre lo que ha permitido grandes avances científicos que han ido creando nuevos paradigmas
que han demostrado o detonado intuiciones de investigadores, filósofos y psicólogos anteriores.
En 1664, Thomas Willis publicó su Cerebri anatome, que es un tratado sobre la anatomía cerebral. Es
considerado el precursor de la anatomía, la fisiología y la neurología. Realizó un estudio comparado
entre cerebros humanos con el de otros mamíferos, aves y peces. Fue uno de los primeros científicos
en atribuir a las estructuras del cerebro distintas funciones, por lo tanto, podríamos calificarlo como uno
de los primeros biologicistas funcionalistas.
En el siglo XVIII, Luigi Galvani descubrió que las células musculares producen electricidad.
En el XIX y principios del XX, Giani Golgi (médico, psiquiatra y criminólogo), logró teñir células
nerviosas con cromato de plata; esto le sirvió a Santiago Ramón y Cajal para desarrollar la teoría
neuronal: el sistema nervioso está formado por células independientes y las neuronas contactan entre sí
en lugares específicos. A partir de esto, construyó los principios de la Neuroanatomía. Más tarde, Sir
Charles Scott Sherrington dio el nombre de sinapsis al contacto entre dos axones de dos neuronas.
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A mediados del siglo XX y en la misma línea que Ramón y Cajal, es decir, dentro de la teoría de
sistemas, destaca la figura de un médico ruso llamado Alexander Luria, a quien podemos llamar con
propiedad el padre de la Neuropsicología. Su campo fue la Neuropsicología cognitiva. Fue alumno del
psicólogo ruso Lev Vygotsky (1886-1934). Desarrolló su trabajo durante la Segunda Guerra Mundial, lo
que le permitió investigar el cerebro de heridos. Sus dos obras más importantes son La afasia traumática
y Las funciones corticales superiores del hombre.
Luria expresa que “los sistemas funcionales complejos no pueden localizarse en zonas restringidas
del córtex o en grupos celulares aislados, sino que deben estar organizados en sistemas de zonas
que trabajan concertadamente, cada uno de los cuales ejerce su papel dentro del sistema funcional
complejo, y que pueden estar situados en áreas completamente diferentes y, a menudo, muy
distantes en el cerebro”.[1]
Su segunda aportación es que los procesos superiores del córtex humano nunca permanecen constantes
o estáticos, sino que cambian durante el desarrollo del proceso de aprendizaje.
Desde sus orígenes, la Neurociencia se ha caracterizado por una visión sintética, integradora y orgánica
de todas aquellas disciplinas dedicadas al estudio de la Neurofisiología y el sistema nervioso. Esta
multidisciplinariedad ha confluido en ciencia básica e investigación clínica. Se inició en las décadas de
los sesenta y setenta en Estados Unidos con la primera fundación (International Brain Research
Organization) y la implantación del primer programa de formación curricular en el Massachussets
Institute of Technology of Cambridge (Boston).
En 2002, tuvo lugar en San Francisco, California, un relevante evento donde se anunció el nacimiento de
una nueva disciplina, la Neuroética. Esta nueva disciplina contribuyó a crear las bases de una orientación
que fortalece el estudio profundo de la bioética y que es fuente de interés para múltiples expertos.
En 2012, un gran grupo de neurocientíficos de Cambridge declaró que los animales tenían sentido de su
propia existencia y, por supuesto, emociones, al margen de si poseían o no neocórtex: “no parece
concluirse que un organismo no experimente estados afectivos. Las evidencias convergentes indican que
los animales no humanos tienen los sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de
los estados de la conciencia junto con la capacidad de exhibir conductas intencionales.
Consecuentemente, el grueso de la evidencia indica que los humanos no somos los únicos en poseer la
base neurológica que da lugar a la conciencia. Los animales no humanos, incluyendo a todos los
mamíferos y pájaros, y otras muchas criaturas, incluyendo a los pulpos, también poseen estos sustratos
neurológicos”.[2]
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Neurociencia
Neurociencia
La Neurociencia se ha convertido claramente en más que una ciencia, más bien un paradigma
científico, no solo en el ámbito biomédico, sino también en la biología, psicología, educación, derecho
o empresas. El reto de comprender, el funcionamiento de los organismos, no es solo materia biológica.
Queremos saber qué pasa en el proceso, y entendemos que la Neurociencia, Biología y Neurofisiología
serán los grandes ámbitos de investigación.
[1] Luria, Alexander , “higher cortical functions in man, Ed, basic books, USA 1966.
[2] La Declaración de Cambridge sobre la Conciencia, fue escrita por Philip Low y editada por
Jaak Panksepp, Diana Reiss, David Edelman, Bruno Van Swinderen, Philip Low y Christof
Koch. La Declaración fue proclamada públicamente en Cambridge, Reino Unido, el 7 de julio,
2012, durante la Conferencia Francis Crick sobre Conciencia en Animales Humanos y no
Humanos, en el Colegio Churchill, Universidad de Cambridge, por Low, Edelman y Koch. La
Declaración fue firmada por los participantes de la conferencia esa misma noche, en presencia
de Stephen Hawking, en la Habitación Balfour del Hotel du Vin en Cambridge, Reino Unido.
Aunque algunos autores hablan del funcionamiento de la mente, no llegan a un acuerdo, puesto
que existen corrientes biologicistas (Wolcott Sperry) que entienden el término “mente” como un
constructo filosófico no biopsicológico. También es importante el hecho de que, actualmente, hay
una línea de pensamiento que contempla el cuerpo, la mente y las emociones como una división
teórica que solo utilizamos para poder aproximarnos a un fenómeno complejo, pero que todos
están tan imbricados que difícilmente podríamos hablar de algo llamado “mente”.
El cerebro es un soporte físico al que algunos le atribuyen la cualidad de ser el contenedor de la mente.
Sin embargo, otros mantienen diferentes posturas. A continuación, realizaremos un somero repaso de las
distintas posiciones a lo largo del tiempo y del estudio de los procesos cognitivos:
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Estrategia naturalista
Bioquímico o biológico
Los procesos cognitivos se deben analizar a nivel físico, químico y eléctrico. Iguala Neurociencia a
Psicología.
Estrategia funcionalista
Estrategia intencional
Se basa explícitamente en la Psicología intuitiva y popular. Explica el comportamiento en base a deseos,
intereses, creencias y pensamientos.
Podríamos aceptar esta clasificación que nos ofrece Emilio García García en su libro Mente y cerebro:
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Holista
Modular
Con especificidad de dominio. La mente está constituida por un conjunto de módulos y funciones,
inteligencias múltiples y memorias diversas. Cada módulo está especializado en un tipo de proceso o
actividad. Pero, dentro de esta convicción, hay diferentes posturas que van desde planteamientos
innatistas hasta aquellos que ponen en duda que los módulos estén prefijados y que aducen que son el
resultado de una modularización progresiva por el desarrollo de las funciones.
A lo largo de los procesos evolutivos, han surgido estructuras cognitivas especializadas en el manejo de
problemas y soluciones en ámbitos y dominios muy distintos. El estudio de la mente como algo biológico
ha encontrado poderosas resistencias en Occidente desde Descartes.
La Neurolingüística sostiene que el cerebro procesa gran cantidad de información mediante sistemas
distintos y, a veces, codifica por fuera de nuestra consciencia y de nuestra verbalización lingüística.
Posteriormente, el sistema que reconstruye se verá obligado a darle un sentido y un por qué. A los seres
humanos nos cuesta mucho aceptar lo que no tiene sentido ni coherencia. Este módulo que interpreta
posibilita que lo integremos en nuestro yo.
La Psicología evolucionista dice que la mente resulta de un largo proceso de evolución debido a la
presión, y sus procesos van ligados a la encefalización y a la corticalización.
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Neurociencia
Para sobrevivir, los mamíferos o las aves del Mesozoico (hace doscientos cincuenta millones de años),
desarrollaron cerebros diez veces más grandes que sus ancestros en relación al peso corporal. Entre los
beneficios de tener este tamaño de cerebro, estaba la capacidad de mantenerse calientes mediante la
temperatura corporal, las redes sociales primitivas, el desarrollo del cuidado paterno, el aprendizaje y el uso
de herramientas.
No todos los mamíferos crecieron igual en proporción ni en sus funciones: el cerebro de cada
criatura estaba organizado para lidiar mejor con el mundo con el que debía enfrentarse.
En el momento de la concepción, todo lo que se puede observar de los seres es una única célula, el
resultado de la penetración del óvulo de la madre y el esperma del padre. Pero, dentro de ella, invisible, está
el ADN, el plan genético que dirigirá la construcción de un cuerpo entero.
El futuro cerebro se gesta de modo perceptible en unas cuatro semanas y después se crea una estructura
en forma de cuchara, de apenas una célula de grosor: la placa neural. A lo largo de esta, hay un surco
neural que la divide en una mitad derecha y una mitad izquierda.
La placa neural se plegará y sus dos extremos se unirán para dar forma al tubo neural, del que surgirán
tres protuberancias que, con el tiempo, darán lugar al cerebro anterior, cerebro medio y cerebro
posterior.
Tras unos meses más, estas protuberancias aumentarán, se doblarán y expandirán para formar las
principales divisiones del cerebro: el telencéfalo, el tálamo, el hipotálamo, el cerebelo y la médula. Solo
estas tres estructuras resultan visibles: los hemisferios cerebrales, el tronco del encéfalo debajo de este,
ubicado en la parte posterior del cerebro, y el cerebelo.
El resto de estructuras están ocultas dentro de la expansión de los hemisferios cerebrales; se trata de
más del 85% de la masa encefálica.
En la parte más externa del cerebro se puede observar la corteza cerebral, neocorteza o neocórtex; su
espesor es de unos milímetros y está plegada en forma de surcos.
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Corteza cerebral
La corteza cerebral contiene dos tercios de los cien mil millones de neuronas del cerebro humano,
unos 86 000 millones. Pero también hay neuronas en el sistema nervioso periférico, cuyo núcleo central
son los ganglios que actúan como subestaciones; así como en el sistema digestivo, para encargarse de
contraer y relajar los músculos que mueven los alimentos a través de los órganos y también controlar la
secreción que ayuda a dividir la comida para que las células puedan obtener su alimento a través de la
sangre. Además, tenemos unas 40 000 neuronas en el corazón. La corteza humana es diez veces más
grande que la de un macaco y mil veces más que la de una rata.
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Neurociencia
Tradicionalmente, los neurocientíficos han dividido el cerebro en regiones separadas y han ofrecido una
especie de manual acerca de las funciones de cada región. Aunque esto es útil y sirve de base para el
estudio de la neurología o neurocirugía, es importante recordar que estas divisiones son divisiones
artificiales. Los lóbulos no están aislados, sino que se comunican mediante las fibras de asociación. El 90%
de la comunicación que tiene lugar en el cerebro se realiza a través de esas fibras que el cerebro utiliza para
hablar consigo mismo.
Desde fuera, el cerebro se divide en tres partes diferenciadas, pero interconectadas: cerebelo, tronco
cerebral y cerebro
El cerebelo, “es uno de los centros nerviosos constitutivos del encéfalo, que ocupa la parte
posterior de la cavidad craneana” (RAE, 2014).
Podemos denominar tronco cerebral a aquella parte estructural que se haya incluida entre el cerebro y la
médula espinal; más conocida como mesencéfalo o cerebro medio (conteniendo el puente de Varolio y
bulbo raquídeo).
El cerebro tiene un sistema de protección mediante la estructura ósea del cráneo y se haya cubierto por
unas finas membranas denominadas meninges. La más externa se conoce como duramadre (que va
adherida a los huesos, la intermedia es llamada aracnoides y a la inferior es conocida como piamadre).
El cerebro no es liso, está lleno de pequeños pliegues cerebrales llamados circunvoluciones. Estos
pueden ser de mayor o menor profundidad. Las partes, frontal, media (la zona superior de la cabeza) y
posterior se corresponden con los lóbulos frontal, parietal y occipital respectivamente, mientras que los
laterales (sobre los oídos) se corresponden con los lóbulos temporales izquierdo y derecho.
Fuente: www.psicologiaymente.com
Podemos explicar el cerebro humano como dos grandes áreas, más o menos simétricas a las que
denominamos hemisferios. El cerebro está constituido por neuronas y fibras nerviosas. Las neuronas
forman una sustancia gris que forma la corteza cerebral (de dos a tres milímetros de espesor).
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Percepción, retención, análisis, emisión y control. Su funcionamiento se ejecuta gracias a sus dos
hemisferios, izquierdo y derecho, y a la corteza cerebral que los cubre.
Cada hemisferio realiza funciones diferentes, pero a la vez se interconectan a través del cuerpo calloso
por donde transitan multitud de neuronas.
Hemisferio derecho
Hemisferio izquierdo
El hemisferio izquierdo tiene un procesamiento más lineal: acoge, elabora y capta toda la información
conceptual. Es más lógico, matemático, analítico y verbal; es racional, crítico y científico.
Lóbulo occipital
Aquí se ubica la corteza visual, donde residen funciones como nuestra capacidad de ver y también de
interpretar las imágenes que hemos percibido.
Lóbulo parietal
Juega un importante papel en los procesos sensoriales y motores, puesto que recibe información de
cualquier parte de nuestro organismo desde las neuronas eferentes, y devuelve señales a los órganos a
través de las neuronas aferentes para que estos realicen movimientos.
Trabajan el procesamiento auditivo y han creado una gran especialización en la palabra a través de
nuestro desarrollo filogenético. Guardan relación con la memoria auditiva y poseen una importante
correlación en su área cercana al lóbulo occipital con procesamientos visuales complejos como, por
ejemplo, el reconocer y distinguir las caras. También conecta con el sistema vestibular, que es el que se
encarga de mantener nuestro equilibrio en la bipedestación. Como otras partes del cerebro, está
relacionado con el procesamiento emocional, en este caso, la ansiedad, la ira y el placer.
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Lóbulo frontal
V. Relación mente-cerebro
Hay dos posturas:
monistas psicofísicos
Lo s monistas psicofísicos, que consideran la mente como un conjunto de actividades cerebrales
(biológicas), especialmente del ser humano y otros animales, pero sobre todo de mamíferos superiores.
Por lo tanto, la mente no es una entidad independiente como en el dualismo, sino la propiedad funcional
de ciertos tipos de sistemas cerebrales.
Hay mucho debate y diversos matices sobre esta cuestión. Por ejemplo, Wolcott Sperry reconoce
la necesaria referencia a la mente, a la organización y al funcionamiento cerebral. Define una teoría
emergentista de la conciencia: “las funciones mentales constituyen una propiedad emergente de la
organización cerebral” (García, 2001). Pero argumenta que ambas realidades no son idénticas. La
psicología cognitiva computacional plantea otro tipo de dualismo en el que la mente sería el
software y el cerebro el hardware.
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El monismo psicofisicista
Plantea que cualquier proceso mental solo es el resultado de las estructuras materiales, en este caso
del sistema nervioso y del cerebro. Se inclina a analizar los procesos que desarrolla el cerebro desde la
física. Lo considera una estructura compleja con sus propias y especialmente particulares normas de
funcionamiento.
Una corriente especial dentro del monismo son los emergentistas. Mantienen que los procesos
mentales, además de las propiedades físicomentales, requieren de un programa biológico que se
desarrolla desde un programa genético que, en el caso de los humanos, es el medio sociocultural. Las
propiedades mentales emergen como propiedad de los sistemas neurales. Son propiedades sistémicas
fruto de un pasado evolutivo (filogénesis) y de un desarrollo individual (ontogénesis).
Sinapsis
Las neuronas no están ligadas físicamente entre sí, sino que están separadas por la unión de sinapsis
(“enlace” en griego). Esta fue la teoría de Ramón y Cajal que finalmente se demostró y por la cual
recibió el premio Nobel.
En la sinapsis se reúnen dos axones de dos neuronas e intercambian los neuropéptidos, pero hay una
relación parecida a la de una llave y una cerradura, dado que solo se intercambian las sustancias
compatibles, es decir: la neurona ofrece una sustancia y si la neurona postsináptica es compatible, la
recibe. Mediante estos intercambios, podemos generar movimiento, percibir una sensación o tener un
sentimiento o un pensamiento. Este mecanismo es muy complejo, puesto que una neurona no recibe una
sola sinapsis, sino miles.
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Dendritas
Axón
Es el encargado de transportar el potencial de acción desde el cuerpo celular hacia otra neurona; los
axones pueden estar recubiertos de una capa conocida como vaina de mielina, la cual facilita la rapidez
con la que se transmiten los potenciales de acción o los estímulos eléctricos.
Encéfalo humano
El encéfalo humano es una masa nerviosa contenida dentro del cráneo. Se trata de la estructura donde
más genes se expresan y, por tanto, es de gran complejidad. Se estima que tiene cien mil millones de
neuronas, es decir, 10 elevado a 11, y que se unen unas a otras formando 10 elevado a 14 millones de
conexiones, y todo esto sin contar las células gliales, que son células del tejido nervioso que ayudan a
las neuronas y tienen aspecto estrellado o fusiforme. El reto es desvelar cuáles de estas neuronas
intervienen en los procesos de aprendizaje y memoria y conocer la localización anatómica de dichas
neuronas en el sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal).
Los neurobiólogos son los encargados de estudiar la biología del sistema nervioso.
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Obama dotó con 76 millones de euros al programa BRAIN. Dicho programa tiene como objetivo
principal mapear el cerebro. Reconstruye la actividad de cada neurona a medida que esta se activa
en los distintos circuitos cerebrales o, tal vez incluso, de cerebros enteros. Europa también dotó a
un programa de diez años con 1 200 millones de euros para realizar una simulación computacional
del cerebro.
“Varias herramientas, como la genética y la biología molecular, han ayudado a los investigadores a
entender cómo se comportan las neuronas a nivel individual. Sin embargo, los neurocientíficos
están ahora en condiciones de estudiar la actividad aislada de un puñado de estas células
cerebrales, usando sondas de electrodos para la detección de voltaje” (MIT Technology Review).
Parece que es el momento de que los matemáticos y los ingenieros computacionales se hagan cargo de
la multitud de permutaciones y variaciones que forman las conexiones neuronales, para entender mejor su
funcionamiento, poder predecir enfermedades y evolucionar hacia una fórmula más preventiva.
Células gliales
En el encéfalo, además de las neuronas, existen las células gliales, cuyo número supera al de las
neuronas en un factor de, por lo menos, cincuenta a uno. Contribuyen a mantener la estructura del
cerebro, aceleran el flujo de la información entre las neuronas y, como se ha descubierto recientemente,
ayudan a las neuronas en la trasmisión de información.
Cada cerebro es singular y al tiempo, de una complejidad que poca relación guarda con la simplicidad de
los elementos de su composición (carbón, nitrógeno, fosforo).
Muchos de los mensajeros químicos utilizados por el cerebro para comunicarse se encontraban en
organismos celulares nacidos hace más de ochocientos cincuenta millones de años. Por lo tanto, podemos
decir que, al igual que nosotros, las primeras criaturas vivientes se comunicaron entre sí mediante una
combinación de impulsos eléctricos y señales químicas.
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Aunque no conocemos con seguridad el número exacto de neurotransmisores, cada uno tiene múltiples
receptores.
El futuro de la neurociencia pasa por la inversión en investigación. Tan solo en los últimos cinco años se
han invertido más de cuarenta billones en diferentes proyectos. Algunos tan sugerentes como:
El objetivo es aclarar las vías neurales que subyacen a la función del cerebro y el comportamiento de
estas en los procesos.
El conectoma humano
A través del estudio por resonancia magnética de 50 cerebros de jóvenes saludables se descubrieron
97 áreas nuevas de este órgano. Concretamente, una especial del lenguaje que había pasado inadvertida
hasta ahora.
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BigBrain
Es un atlas digital en 3D de alta resolución del cerebro humano y es de libre acceso. Fue lanzado en
junio de 2013 por un equipo de investigadores del Instituto Neurológico de Montreal y el
Forschungszentrum Jülich de Alemania, y forma parte del proyecto europeo del cerebro humano (HBP
por sus siglas en inglés). El atlas fue creado a partir del cerebro de un hombre no identificado de 65
años, que murió sin una patología cerebral conocida. Su cerebro, después de ser retirado del cráneo, se
escaneó, en primer lugar, con una máquina de resonancia magnética; posteriormente, se embebió en
parafina y se cortó en 7 404 secciones de 20 μm de espesor con un micrótomo a gran escala.
Cerebro de nanotecnología
Investigadores de la Universidad del Sur de California están dando los primeros pasos hacia el
desarrollo de cerebros sintéticos. Se encuentran en el proceso de creación de neuronas a partir de
nanotubos de carbono, que imitan algunas funciones cerebrales. La finalidad es conseguir crear un
cerebro sintético que estará formado por un hardware que imitará a las neuronas.
Ontogenética
Por ejemplo, la filogénesis del ser humano abarca desde la forma de vida más sencilla hasta la
aparición del humano actual.
Nuestro cerebro permanece en constante evolución. El trayecto que el ser humano ha hecho en la
naturaleza hasta llegar a su actual condición psicofisibiológica ha sido largo. Procedemos de organismos
unicelulares que, en aras de la adaptación, han ido ensayando y repitiendo nuevos modelos que resultaban
exitosos.Según tesis actuales, la catástrofe hacia la que apuntan algunas hipótesis fue producida por el
impacto de un meteorito que chocó contra la Tierra; ello trajo como resultado la desaparición de especies
exitosas, dinosaurios y vegetaciones que los acompañaban, y creó una oportunidad para que los pequeños
mamíferos sobrevivieran y medraran. Fruto de multitud de combinaciones, hemos llegado al homo sapiens
actual, tras un largo camino en el que nuestro sistema nervioso ha ido evolucionando hasta convertirse en el
sistema nervioso central y el actual cerebro.
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Juan Luis Arsuaga, uno de los directores de Atapuerca, continuó la labor del pionero Emiliano
Aguirre en la Sierra de Atapuerca (Burgos). Se trata de uno de los yacimientos arqueológicos más
importantes, puesto que contiene los restos humanos más antiguos de Europa (datan de
aproximadamente un millón de años). Gracias a sus excavaciones, Arsuaga está haciendo interesantes
observaciones sobre el proceso de encefalización del ser humano a través de la evolución, y lo compara
con el de otros animales en términos de cocientes, no como una medida absoluta.
También está intentando probar que el lenguaje se remonta a hace 300 000 años y mantiene que “el
control de los músculos del tórax es imprescindible para emitir sonidos; se realiza a través de los nervios
que proceden de la médula espinal”. Por tanto, hasta que esto no ocurrió, el hombre no pudo desarrollar
el lenguaje. Ello dio pie a una nueva forma de vivir y de cooperar que cristalizó en lo que hoy
conocemos como cultura. No obstante, no hemos de olvidar que numerosos mamíferos poseen una
cultura rudimentaria, e incluso en muchas especies se trasmiten conceptos sobre técnicas. Por ejemplo,
en algunas zonas, los chimpancés hurgan termiteros con herramientas, como pequeñas ramas, pero en
otros lugares lo ignoran por completo, pues nadie se lo enseñó, así que no pertenece a su cultura. Esta
es la base de la enseñanza y de la educación: trasmitir los conocimientos de unas generaciones a las
siguientes para capacitarlas para la vida y así medrar en determinado contexto.
Fuente: Paleorama.
VII. Resumen
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Neurociencia
El evolucionismo nos explica la evolución de los organismos vivos hasta llegar a las personas.
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Neurociencia
Recursos
Bibliografía
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F. Worden (eds.). Third neurosciences study program. Cambridge: MIT Press: 1974. 3: pp. 5-
19.
Glosario.
Neurociencia: Estudio biológico del cerebro desde una mirada multidisciplinar, desde el
metacognitivo al cognitivo, desde el molecular al celular, pasando por las más pequeñas redes de
neuronas a las grandes redes de percepción, hasta llegar al Sistema Nervioso.
Neurogénesis: En seres adultos, fue descubierta apenas en el último tercio del siglo XX.
Hasta hace pocas décadas se creía que, a diferencia de la mayoría de las otras células del
organismo, las neuronas normales en el individuo maduro no se regeneraban, excepto las células
olfatorias.
Neurona: Del griego [neuron], ‘cuerda’, ‘nervio’). Tipo de células del Sistema Nervioso cuya
principal función es la excitabilidad eléctrica de su membrana plasmática.
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Neurociencia
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