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CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS BIOLÓGICAS Y AGROPECUARIAS

CUCBA

Enfermedades Transfronterizas de Animales de Producción

COVID 19
Una Salud

Equipo: 3

Arriaga Cintora Edher Jair


Chavoya Apodaca Teresa Carolina
Contreras Arriaga María José
Dávila Quezada José Manuel
Díaz García Karen Lizet

Profesor: Vazquez Mendoza Laureano Fidelmar

A1
Covid 19 “Una Salud”

El 30 de diciembre de 2019, el Programa de Monitoreo de Enfermedades


Emergentes notificó sobre una neumonía de causa desconocida en Wuhan, China.
Covid 19 es una enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-COV2 de la
familia de los coronavirus. Desde entonces, los científicos han hecho un progreso
notable en la comprensión del agente causal, SARS-CoV-2, su transmisión,
patogénesis, mitigación por vacunas, terapéutica, y las intervenciones no
farmacéuticas.
Existen varias teorías que hablan de donde proviene la covid 19, una de ellas habla
sobre un coronavirus que infectó a los murciélagos, y ganó la capacidad de infectar
a los humanos a través de la evolución natural.
Otra de las principales teorías habla sobre una fuga de laboratorio en China,
específicamente en Wuhan, donde se reportaron los primeros casos.
Para saber si proviene de la naturaleza, sería necesario identificar un coronavirus
similar al SARS-CoV-2 en un murciélago o animal intermedio, y eso podría
demostrar un camino evolutivo claro.

Los CoV son virus formados por una única cadena de ARN de polaridad positiva con
una apariencia de corona bajo un microscopio electrónico debido a la presencia de
glucoproteínas de pico en la envoltura. El SARS-CoV-2 pertenece a la categoría
beta CoVs en el mismo subgénero que el virus del síndrome respiratorio agudo
severo (SARS), así como varios coronavirus de murciélago.

Tiene forma redonda o elíptica y a menudo pleomórfica, y un diámetro de


aproximadamente 60-140 nm. Al igual que otros CoV, es sensible a los rayos
ultravioleta y al calor. Además, estos virus pueden ser inactivados efectivamente por
solventes lipídicos que incluyen éter (75%), etanol, desinfectantes que contienen
cloro, ácido peroxiacético y cloroformo, excepto la clorhexidina.

La Covid 19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha


descubierto más recientemente. Tanto este nuevo virus como la enfermedad que
provoca eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en
diciembre de 2019. Actualmente la COVID‑19 es una pandemia.
Los coronavirus pueden ocasionar signos leves, como resfriados o graves como
neumonías y hay diversos tipos que afectan en humanos y otros en animales.

Los signos más frecuentes son:


● Fiebre
● Tos
● Cansancio
● Pérdida del olfato y gusto.

Los signos menos frecuentes son:


● Dolor de garganta
● Dolor de cabeza
● Malestar general
● Diarrea
● Erupción cutánea
● Ojos rojos o irritados

Los signos graves son:


● Disnea
● Pérdida de movilidad o del habla
● Dolor en el pecho

Una persona puede contraer la COVID‑19 por contacto con otra que esté infectada
por el virus. La enfermedad se propaga principalmente de persona a persona a
través de las gotículas que salen despedidas de la nariz o la boca de una persona
infectada al toser, estornudar o hablar.

Estas gotículas pueden caer sobre los objetos y superficies que rodean a la
persona, como mesas, pomos y barandillas, de modo que otras personas pueden
infectarse si tocan esos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la
boca. Por ello es importante lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o
con un desinfectante a base de alcohol.

Es una enfermedad que por su fácil infección y su periodo de incubación permite


que traspasara las fronteras haciéndola una pandemia. Al ser una enfermedad
emergente no hay un tratamiento efectivo, y las vacunas recién comenzaron a
aplicarse.

Para determinar la presencia de infección por COVID-19 los médicos pueden tomar
una muestra de nariz y garganta (nasofaríngea) o de sangre. Las pruebas
laboratoriales que se realizan son dos:

Prueba RT-PCR: También conocida como prueba molecular, detecta el material


genético del virus mediante una técnica de laboratorio llamada reacción en cadena
de la polimerasa con transcripción inversa.

Prueba de antígenos: Esta prueba detecta ciertas proteínas en el virus. Algunas


pruebas de antígenos pueden producir resultados en minutos y se hacen con un
hisopo nasal largo que se usa para obtener una muestra de líquido. Otras se envían
a un laboratorio para su análisis.

La siguiente tabla muestra el diagnóstico diferencial sintomático de la Covid-19, la


gripe y el resfriado.
Esta tabla muestra el diagnóstico diferencial de las neumonías por
microorganismos.

Las enfermedades emergentes son aquellas que afectan por primera vez a
determinada especie animal o área geográfica, o aquellas originadas por patógenos
recientemente identificados en animales domésticos o en el hombre, probablemente
a causa del salto interespecie a partir de la fauna silvestre. Durante las últimas
décadas, es notable que cada año aparecen como promedio cinco nuevas
enfermedades; el 75 % de ellas son zoonosis, resultado de cambios antropogénicos
y demográficos con impactos negativos en el desarrollo económico humano.
La COVID-19, zoonosis emergente a finales de 2019 es ocasionada por
SARS-CoV-2, un nuevo coronavirus similar a otros identificados previamente en
murciélagos. La rápida expansión de la COVID-19 a nivel global determinó que la
Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la enfermedad como una
Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional, para cuyo
enfrentamiento es necesario el enfoque intersectorial.

Su morbilidad es muy alta por su fácil infección, la mortalidad varía dependiendo de


los afectados (hay quienes son más susceptibles, por ejemplo, los diabéticos,
asmáticos, hipertensos, entre otros). Lo cual hace que la letalidad no sea tan alta.

Referente a ‘’una salud’’, el brote del covid 19 no solo causó que miles y millones de
personas se contagiaran y muchos murieran. También detuvo al mundo, su
economía se vio afectada a tal punto de que muchos países entraron en crisis. La
pandemia impactó significativamente tanto en la producción como en el consumo de
productos agrícolas. Por un lado, la demanda reduce la seguridad alimentaria,
debido a la caída del empleo y los ingresos por salarios. De esta forma, afectó la
salud de las personas de múltiples formas, ya sea directamente al infectarse o
indirectamente por las carencias que sufrieron por las crisis económicas al perder
sus trabajos.
La pandemia de la Covid-19 la cual es una crisis de salud pública humana fue
resultado de un virus con posible origen animal, de tal caso se ha destacado el
concepto “una sola salud” ya que se tienen que afrontar los riesgos sanitarios
mundiales. El SARS-CoV-2, la tuberculosis y varios virus de la influenza, entre otros,
pueden causar daños o ser mortales para numerosas especies animales.
Los gorilas y los chimpancés en referencia a su parecido genético con el ser
humano, son particularmente más susceptibles a las enfermedades humanas y
tanto ellos como otras especies deben recibir una atención adecuada por parte de
los servicios veterinarios y las autoridades responsables de los animales silvestres
para no ocasionar que se propaguen más las enfermedades y en este caso combatir
juntos el covid 19.

Según la OIE el 60% de los agentes patógenos


que causan las enfermedades humanas
provienen de animales domésticos o silvestres, el
75% de los agentes patógenos humanos
emergentes son de origen animal y el 80% de los
patógenos con riesgo de utilización en
bioterrorismo son de origen animal.

El 90% de los virus similares al SARS se han encontrado en los murciélagos


pertenecientes al género Rhinolophus, aunque la infección experimental también se
ha logrado en otros géneros. La alta homología de la secuencia genética de
SARS-CoV-2 y un betacoronavirus aislado en esos murciélagos (RaTG13), sugiere
que sus ancestros circulaban desde hace décadas en el género mencionado sin que
fueran notificados. Dicho género se encuentra ampliamente distribuido en Asia,
Medio Oriente, África y Europa. La primera identificación de SARS‑CoV‑2 asociada
a personas que concurren al mercado de animales vivos de Wuhan, unido a las
señales tempranas de su homología (96%) con coronavirus de murciélagos,
fundamentaron rápidamente la hipótesis de su origen animal. Sin embargo, las
homologías encontradas con virus de murciélagos y pangolines incriminados como
posibles HI (hospederos intermediarios), no son lo suficientemente elevadas para
sustentar que se trata del mismo virus que generó la pandemia.

La abundancia de gatos y perros en los mercados de animales vivos de Wuhan, así


como en sus alrededores y su susceptibilidad comprobada experimentalmente al
SARS-CoV-2, hace que ambas especies se señalen como potenciales HI. La
propagación actual de COVID-19 es el resultado de la transmisión de humano a
humano. Hasta la fecha, no hay evidencia de que los animales de compañía
jueguen un papel importante en la propagación de la enfermedad.
Más específicamente el concepto de una sola salud se define como los esfuerzos de
colaboración de múltiples disciplinas como (personal médico, veterinario,
investigador, etc) que trabajan local, nacional y globalmente para lograr una salud
óptima para las personas, los animales y nuestro ambiente.
En el año 2019, y bajo los principios del enfoque “Una Salud”, la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización
Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la OMS actualiza la Alianza Tripartita establecida
desde 2010, y reafirmaron sus objetivos dirigidos a la coordinación de acciones para
el enfrentamiento a las zoonosis, tanto endémicas como nuevas o emergentes, así
como otras amenazas en la interfaz hombre-animal-ambiente, tales como la
resistencia antimicrobiana (RAM) y la inocuidad y la seguridad alimentarias. La
colaboración con enfoque a “Una Salud” entre los servicios de la salud humana y
animal es muy necesaria y oportuna en el enfrentamiento a la COVID-19, por ello la
importancia de revisar sus fundamentos claves, a la vez de señalar sus múltiples
aristas y tareas.

Solo reconociendo que nuestra salud y bienestar están íntimamente ligados a los de
la naturaleza y el planeta donde vivimos podremos proteger a nuestra especie de
los efectos más nefastos de futuras pandemias.
Hablando del covid 19, el aumento de los viajes internacionales provocó que el virus
se propagara rápidamente por todo el mundo, el mayor contacto con animales
salvajes y domésticos hace que las posibilidades de que las enfermedades de los
animales pasen a las personas sean mayores.
Los gobiernos han actuado de forma urgente, estableciendo medidas de contención
para evitar la propagación del virus. La legislación ambiental y social en conjunto
con las políticas de salvaguardias pueden servir de guía a los gobiernos sobre cómo
asegurar la protección del medio ambiente y de la sociedad en estos tiempos
difíciles.
Actualmente, los avances tecnológicos llevan asociados gran cantidad de datos que
aportan información clave para la evaluación y mitigación de los riesgos ambientales
y sociales.
Analizar estos datos puede arrojar luz sobre el comportamiento humano en
determinada situación y, por tanto, también del comportamiento de los agentes
infecciosos: vías de contagio más comunes, velocidad de proliferación, población
más vulnerable o hábitos culturales que abren puertas al contagio.
Empleando fuentes de datos a tiempo real, como pueden ser las redes sociales,
combinadas con otras fuentes de información ambiental y social, como datos
históricos o rastreo satelital, se pueden proporcionar mapas de calor o dinámicos de
riesgos de enfermedades infecciosas donde poder establecer la alerta temprana y
analizar la situación según su localización. Si bien trabajar en la epidemiología
espacial ya era necesario antes, se acentúa en el contexto reinante del Covid-19.

Aunque todavía hay mucho debate científico, está comprobado que la alteración del
equilibrio de los sistemas naturales por destrucción directa de hábitats, pérdida de
biodiversidad, tráfico de especies, intensificación agrícola y ganadera, y los efectos
amplificadores del cambio climático, aumentan notablemente el riesgo de aparición
de enfermedades infecciosas transmisibles al ser humano. La solución pasa por
frenar la extinción, mantener la integridad de los ecosistemas, reducir nuestra huella
ecológica, luchar contra el cambio climático y asumir que nuestra salud depende de
la salud del planeta.
En el actual contexto de crisis sanitaria global provocada por el coronavirus, la
prioridad es detener la expansión del virus y luchar con todos los medios posibles
para salvar todas las vidas humanas posibles.
● La destrucción de bosques debido a las talas, la minería, la construcción de
carreteras, las urbanizaciones y el aumento de la población, no solo provoca
desaparición de especies sino también que las personas tengan un contacto
más directo con especies de animales con las que nunca habían tenido
contacto, y con ello a las enfermedades que puedan albergar.
● El tráfico de especies, su consumo y contacto directo con restos de
animales silvestres, expone a los humanos al contacto con virus u otros
patógenos de los que esos animales pueden ser un huésped o vector. El
pangolín, la víctima más afectada del mundo por el tráfico de especies,
podría ser el vector que ha desencadenado la actual pandemia, al
consumirse en China y otros mercados asiáticos.
● La intensificación agrícola y ganadera provoca destrucción de hábitats y
pérdida de biodiversidad, de manera que es también un factor importante en
la propagación de zoonosis.
● El cambio climático está amplificando las principales amenazas que afectan
a la biodiversidad y favorece la expansión de virus y bacterias, o de sus
vectores, debido a su preferencia por ambientes húmedos y cálidos,
facilitando la aparición de determinadas especies en nuevas áreas donde
pueden llevar enfermedades antes desconocidas o desaparecidas.

Sin duda alguna, la pandemia nos ha dado la oportunidad de entender lo grave que
una pandemia puede ser en la actualidad y nos deja muy en claro que el mundo no
está listo para una nueva pandemia como la del COVID 19. Esta pandemia nos ha
dejado vulnerables, y sobre todo nos permitió identificar las deficiencias que el
mundo presenta ante una situación de esta magnitud, por ejemplo gracias a esta
pandemia el mundo pudo percatarse de que algunos países presentan una
deficiencia ante un correcto actuar frente a una pandemia o a un problema sanitario.
Para la OIE queda claro que existe una falta de atención a la gestión sanitaria de la
fauna silvestre y que no existe una integración adecuada entre las estrategias de
sanidad animal y de “Una salud” a todos los niveles.

Mientras mayor sea la población mundial mayor será la amenaza o posibilidad de


que una nueva pandemia toque las puertas de nuestras casas, ya que al ser mayor
cantidad de habitantes la explotación de áreas naturales de manera desmedida es
cada vez mayor, siendo así la deforestación un problema que, posiblemente, nos
guíe a una nueva pandemia pues se sabe que de los últimos agentes patógenos
que han emergido durante la última década, al menos el 75% son zoonóticos.

La transformación de la vida cotidiana en pro de la conservación de los bosques, la


explotación ganadera y agrícola controladas, los cambios en pro de la salud
personal y el aprovechamiento correcto y eficaz de todos los productos de origen
natural, fungen como un paso indispensable en la ideología de “Una salud”. Hoy en
día la interacción del ser humano con el medio ambiente va en pro del mejoramiento
por lo que es importante que las personas trabajen en conjunto para estas
interacciones se realizan en pro del mejoramiento.

Las acciones dirigidas a la disminución del riesgo de futuras pandemias, mediante


inversiones de los gobiernos para evitar la deforestación y el comercio de animales
silvestres, además del monitoreo, prevención y control de brotes ocasionados por
nuevos virus en la vida silvestre y la ganadería, se estiman con un costo entre los
22-33 billones de dólares al año, mucho menor de los 2-6 trillones de dólares
estimados para la pandemia de COVID-19 (Tollefson).

Actualmente al menos un 90% de los países miembros de la OIE han creado un


plan de respuesta ante la posibilidad de que una nueva pandemia se origine en
nuestro planeta, sin embargo la constante revisión de los riesgos que se corren o de
las vulnerabilidades los posibles planes que tanto la OIE como sus países miembros
han creado es indispensable para poder lograr una correcta adaptación del enfoque
“Una sola salud”.

La pandemia de COVID-19 es una época adecuada para examinar la relevancia de


las interacciones entre salud ambiental, animal y humana como elemento clave para
enfrentar las zoonosis. Es de suma importancia que los profesionales de la salud
como los veterinarios, biólogos, médicos, profesionales de los alimentos,
profesionales del medioambiente y educadores en salud, conozcan bien los
alcances multidisciplinarios del enfoque Una Sola Salud, para así poder transmitir
ese conocimiento y tener una mejor preparación y visión de lo que se tiene que
lograr.

La propia naturaleza de la emergencia simboliza un reto que exige vigilancia


inmutable basada en un diagnóstico eficiente, precoz y rápido, además de la
necesidad de investigación para comprender la biología básica de los nuevos
patógenos, la susceptibilidad frente a ellos, su supervivencia y transmisión en el
ambiente y la dinámica de hospederos-vectores, del mismo modo que se requiere el
impulso de vacunas y fármacos.
Bibliografía

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ola-salud-o-como-lograr-a-la-vez-una-salud-optima-para-las-personas-los-ani
males-y-nuestro-planeta/90586/0#:%7E:text=M%C3%A1s%20espec%C3%A
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