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Guía para madres de hijas

adolescentes: ¿es posible


una relación armoniosa?
El tránsito por la pubertad no ocurre de igual manera en varones y mujeres. Y es
normal que la hija, en busca de su propio yo, "destruya" a su madre idealizada
durante tantos años. Claves para mejorar la relación

Los chicos crecen. Y aquel padre que crea que lo peor de la crianza
quedó atrás junto con las noches en vela para alimentar al niño en plena
lactancia, los caprichos de los dos años y los miedos y las pesadillas de
los seis, está (muy) lejos de la realidad.

Es que el ingreso a la vida adulta, y el paso previo obligado por la


adolescencia, viene de la mano con la revolución de las hormonas y la
necesidad de independencia.

En las niñas adolescentes, además, esta etapa es el momento de


diferenciarse de su mamá; de dejar de querer parecerse a esa mujer tan
admirada durante tantos años para buscar convertirse en una mujer con
sello propio. Aunque años más tarde se descubran mucho más parecidas
a esa madre de lo que hubieran imaginado, esa es la causa por la que la
adolescencia es, particularmente, una época de "choque" entre madres e
hijas.

En las adolescentes, esta etapa es el momento de diferenciarse


de su mamá
Pero, ¿es posible atravesarla y que el vínculo resulte airoso? ¿Cómo
hacer frente a semejante torbellino de carácter sin dejar de
acompañarlas?
Diana Guelar es psicóloga y codirectora de la Fundación La Casita, un
centro de atención y prevención para adolescentes, y destacó que "en
esta etapa, la hija adolescente está buscando su propio yo, su
identidad, y necesita diferenciarse de la madre". Para eso, según la
especialista, busca "destruir" a esa madre idealizada, por lo cual puede
tener conductas desvalorizantes.

A eso se suma que es una etapa de explosión hormonal con muchos


cambios de ánimo, tanto para la adolescente como para la madre, que
suele estar en la pre-menopausia.

Así las cosas, "el tema es qué hace la madre con eso: si una madre llega
a ese momento con una autoestima baja se va a sentir destruida,
desvalorizada y menospreciada por su hija, y no va a entender que no es
una destrucción real sino una etapa en la que esa adolescente necesita
destruirla para poder crecer", enfatizó Guelar.

Y si bien en los varones la adolescencia también es un momento de


crisis y crecimiento, no suele darse la misma "batalla campal" entre
madres y adolescentes varones.

Para el psicólogo Miguel Espeche, autor del libro Criar sin miedo, esto se
debe a que "madre e hija mujer se miran en un espejo recíproco. Y la
madre se moviliza mucho a medida que la hija va creciendo,
especialmente cuando aparece la sexualidad y emerge la autonomía,
porque revive su propia historia".

Y dado que una mamá y un adolescente varón no se miran en un espejo,


suele ser más sencillo acompañar el crecimiento de un hijo desde "lo
diferente".
Las madres de hoy no son como las de antes

En esta etapa, el vínculo con los padres ya de por sí se tiñe de


confrontación y desafío. Pero qué sucede cuando, además, aparecen en
la escena madres que quieren parecerse a sus hijas.

"En el proceso personal que la adolescencia inaugura, los temas más


importantes son la identidad, el lugar en el mundo y, en este
sentido, el cuerpo ocupa un lugar central, más aún en el caso de las
mujeres: los cambios que iniciaron en la pubertad continúan desafiando a
la adolescente en su permanente adaptación, sumado al interés puesto
en las miradas de los otros", explicó la psicóloga Marisa Russomando,
especialista en maternidad y crianza, para quien "aquellas mujeres que
viven pendientes de su cuerpo para mantener una figura impecable y
joven, cueste lo que cueste, entablarán decididamente una competencia,
implícita o no, con sus hijas adolescentes".

Es que hoy, la mayoría de las mamás ya no son señoras mayores


relegadas al cuidado del hogar sino mujeres jóvenes, que a veces hasta
comparten ropa con sus hijas. "Cuando la madre quiere ser tan
compinche de la hija y se convierte en su amiga, aparece un problema:
deja desierto su lugar de madre", destacó Espeche.

Puede aparecer entre las adolescentes lo que se conoce como acting


out: escaparse o embarazarse como una reacción al exceso de control

¿Es posible entonces sobrevivir a esta etapa? "Las adolescentes


necesitan adultos que se mantengan en su posición de adultos, con los
cuales puedan pelearse sin que ellos se emparejen con ellas. Confiar en
ellas y brindar seguridad no transformándose en una amiga sino en
alguien en quien confiar", consideró la psiquiatra infanto juvenil, Liliana
Moneta, autora del libro Tribulaciones y vicisitudes en la adolescencia. A
lo que Guelar agregó: "También es importante que las madres lleguen a
la adolescencia de sus hijas con cierta flexibilización para poder
negociar: permitirles, por ejemplo, una salida pero acordar horarios de
regreso. Eso es diferente al 'me impongo y decido', como hacía cuando
era una nena chiquita".

A modo de cierre, Espeche recomendó: "Si hay una escalada de


rebelión, lo mejor es buscar la forma de parar la pelota. Porque ahí,
cuando pierden el control, puede aparecer entre las adolescentes lo que
se conoce como acting out: escaparse o embarazarse como una
reacción al exceso de control y a la falta de afectividad".

También puede funcionar involucrar al papá, ya que "en esta etapa, ellos


funcionan como reguladores de la relación".

https://www.infobae.com/2016/04/12/1803621-guia-madres-hijas-adolescentes-es-posible-una-
relacion-armoniosa/

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