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y el rey en la comedia para el necio:


embajada, gobierno y majestad en El burlador de Sevilla

Congreso Extraordinario de AITENSO : noviembre 4, 2021 @ Colorado State University

Rodrigo Bazán Bonfil


Universidad Autónoma del Estado de Morelos

En El burlador de Sevilla la presencia escénica de la autoridad real es casi incidental, y sin

embargo, es también resorte que dispara la acción cuando el rey de Nápoles deja que Pedro

Tenorio, embajador del rey Alfonso de Castilla, averigüe y remedie la seducción de la duquesa

Isabela y éste, al contrario, permite escapar a Don Juan, su sobrino. La solución de casi todos los

problemas de justicia que se generan a partir de entonces y atañen a los otros personajes –Tisbea,

Octavio, Aminta, Batricio, Gaseno, Ana e Isabela– se sujetan así a un castigo por sus pecados,

muerte del comendador incluida, que ya no depende de la real y humana sino de la divina.

El modo y razones por las que los reyes de Nápoles y Castilla –y sus funcionarios y

hombres de confianza Pedro, Diego y Juan Tenorio– se construyen como los personajes que se

nos presentan en la obra puede iluminarse, y ésta es la hipótesis que desarrollo adelante, a la luz

del Arte nuevo de hacer comedias; revisión de los textos y sus relaciones que, a su vez, sugiere la

visión de Tirso sobre la autoridad real y el poder de la nobleza en el gobierno de Felipe III y IV.

El rey, un rey, el rey de Nápoles aparece en escena cuando Isabela descubre que fue engañada (v.

21), lo hace de modo doméstico (“con una vela en un candelero”, se acota) e inmediatamente

delega (como quizá corresponde) la averiguación consecuente y la ejecución de su justicia

Sale DON PEDRO TENORIO, embajador de España, y GUARDA


D. PEDRO ¡En tu cuarto, gran señor mirad quién son estos dos.
voces! ¿Quién la causa fue fue? Y con secreto ha de ser,
REY Don Pedro Tenorio, a vos que algún mal suceso creo;
esta prisión os encargo. 30 porque si yo aquí lo veo, 35
Siendo corto, andad vos largo: no me queda más que ver.
Vase el REY
2

El mecanismo se repite cuando castiga a la Duquesa (vv. 177-186),1 y se contagia luego al

otro rey, el de Castilla, cuando éste ordena a Don Diego Tenorio el destierro de su hijo a Lebrija

(a 70 km de Sevilla; vv. 1057-66;2 vv. 1424-29)3 o el prendimiento del Marqués de la Mota (vv.

1628-30),4 y sólo se modifica cuando las violencias y ofensas que enfrenta escalan lo inaudito y

se ve obligado a enunciar formas sucintas e inmediatas de justicia; ya porque el Comendador

mayor de Calatrava ha muerto,5 ya porque el cúmulo de denuncias contra Don Juan Tenorio

exige su ejecución inmediata:6

Fulmínesele el proceso ¿Hay desvergüenza tan grande?


al marqués luego, y mañana Prendelde y matalde luego
le cortarán la cabeza
(vv. 1650-2) (vv. 2823-4)

dice en uno y otro caso, sin que sus órdenes se ejecuten. La primera vez porque, de nuevo, un

Tenorio lo traiciona y la otra porque es la última secuencia de la obra y pronto Catilinón entrará

para anunciar que el convidado de piedra ejecutó la justicia de la que son incapaces los reyes.

La pregunta, así, es por qué Tirso representa de este modo el poder real, qué condiciones

le permitieron hacerlo, y lo que sus públicos7 –el que haya visto Tan largo me lo

fiais representada en Córdoba en 1617 por la compañía de Jerónimo Sánchez, el que conoció la

publicación princeps de 1630– hayan entendido sobre el comportamiento de sus gobernantes

asumiendo lo que ya Lope advertía en los primeros versos del Arte Nuevo de hacer comedias...:

que el público español tenía costumbres bárbaras (vv. 22-27),8 que a éstas obedece la presencia

de una figura real en el tablado (vv. 62-76; 157-164)9 y, ante todo, que el teatro es un negocio-

espectáculo (vv. 362-376 y 45-48)10 y, como tal, requiere acciones deliberadas y claras

Elíjase el sujeto, y no se mire


–perdonen los preceptos– si es de reyes;
(Arte nuevo, vv. 157-8)11

aunque en ellas, como ahora, quepa siempre más de una lectura


3

aunque por esto entiendo que el prudente


Filipo,12 rey de España y señor nuestro, 160
en viendo un rey en ellos, se enfadaba:
o fuese el ver que al arte contradice,
o que la autoridad real no debe
andar fingida entre la humilde plebe.

justamente porque la ambigüedad a que coduce y el dilema que ésta plantea pueden resolverse

subrayando que, en El Burlador, la autoridad nunca se finge entre la humilde plebe pues es ésta

(Batricio, Tisbea, Aminta, Catalinón) quien llega a los aposentos reales y no al contrario; que el

resto de la acción se desarrolla ya entre nobles exclusivamente (Isabela, Ana, Octavio, la Mota,

Pedro y Diego Tenorio), ya entre uno de ellos y la gente común a quien Don Juan engaña, con lo

que en este sentido transegrede una vez más lo que a su honor y nombre corresponde lo mismo

por traidor que por avillanarse seduciendo campesinas y pescadoras.

La figura real, entonces, no está comprometida por el retrato de Tirso y aún puede

argumentarse en su descargo que, si “por argumento la tragedia tiene / la historia, y la comedia el

fingimiento” (vv. 111-2), esta verdad fingida es valiosa porque “imita las acciones de los

hombres y pinta de aquel siglo las costumbres” (vv. 52-3): en este caso y formalmente el siglo

XIV bajo Alfonso XI, no el XVII con Felipe IV. Y es moral y socialmente útil desde el tiempo en

que, con comedias llenas de “ática elegancia los de Atenas / reprehendían vicios y costumbres”

(vv. 119-121), y Cicerón las llamaba espejo de costumbres, viva imagen de lo cierto, “altísimo

atributo / en que corre parejas con la historia / ¡Mirad si es digna de corona y gloria!” (vv. 123-7).

Luego, el problema no es una posible ruptura con la poética de Lope –que de hecho Tirso

sigue a pie juntillas pues trata un asunto de honra,13 nos da una conexión desde el principio y guía

la acción de modo que hasta el medio del tercero apenas juza nadie en lo que para–14 sino el que

deriva de cómo el rey de Nápoles delega su responsabilidad y el de Castilla insiste en arreglar

problemas de gobierno mediante matrimonios –compromete a Ana con Juan15 y a éste con
4

Isabela al saber que la sedujo, 16 lo que obliga a casar a Octavio y Ana,17 quien con su primo, el

Marqués de la Mota, a su vez se ama–,18 mientras ambos se sirven de consejeros y funcionarios

que, como el Rey David en las obras del mismo Tirso y Calderón, constantemente traicionan el

gobierno y su confianza, siempre por interés propio sea que éste aparezca como salvaguarda de

los suyos (Pedro y Diego ayudando a Juan) 19 o como atenuación de su propia culpa cuando se

saben cómplices de un engaño, como Don Pedro al permitir que Octavio escape:20

D. PEDRO Pues que sois prudente y sabio, OCTAVIO Embarcarme quiero a España 365
elegid el mejor medio. y darle a mis males fin.
OCTAVIO Ausentarme es mi remedio. D. PEDRO Por la puerta del jardín,
D. PEDRO Pues sea presto, duque Octavio. duque, esta prisión se engaña.

O bien, como propone Enique Vivó, porque, al contrario, el gesto es pura perversión dado que al

huir va a incriminarse y así fortalece la rápida intriga con que Don Pedro busca salvar al sobrino.

La debilidad por los más cercanos resulta así rasgo compartido por gobernantes y

funcionarios y el rey de Castilla lo extrema cuando, una y otra vez, ya con noticias ciertas de

quién es Don Juan Tenorio, lo sigue favoreciendo por gratitud a su padre

[Sevilla, el palacio real]


Sale el REY, DON DIEGO TENORIO y ACOMPAÑAMIENTO
REY Salga del convento de Lebrija; él la mande y la posea;
luego al punto, que quiero que en palacio que, si Isabela a un duque corresponde, 2500
asista con la reina, más de espacio. ya que ha perdido un duque, gane un conde.
D. DIEGO Si ha de ser con don Juan el desposorio, D. DIEGO Todos por la merced tus pies besamos.
manda, señor, que tu presencia vea. 2495 REY Merecéis mi favor tan dignamente,
REY Véame, y galán salga, que notorio que, si aquí los servicios ponderamos,
quiero que este placer al mundo sea. me quedo atrás con el favor presente. 2505
Conde será desde hoy don Juan Tenorio

y aún le evita defender su honor en campaña cuando el Duque solicita un duelo.21 La traición, en

cambio, es patrimonio exclusivo de sus privados y los miembros de la nobleza, de modo que,

mientras su embajador Pedro Tenorio miente con descaro al rey de Nápoles y acusa falsamente a

Octavio,22 la Duquesa Isabela se hace cómplice, pues sabiendo desde siempre (v. 16) que él no

fue quien la sedujo no aclara el entuerto,23 y a decir de Don Pedro –en cuya palabra tampoco es
5

claro cuánto se puede fiar– repite y difunde un falso testimonio en su contra

D. PEDRO Fue, duque, vuestra desdicha. escuchad el desengaño,


Embajador del rey soy; y a lo que el rey me envió.
dél os traigo una embajada. [...]
OCTAVIO Marqués, no me inquieta nada; Hice prender la duquesa,
decid, que aguardando estoy. 270 y en la presencia de todos
D. PEDRO A prenderos me ha enviado dice que es el duque Octavio
el rey; no os alborotéis. el que con mano de esposo 310
OCTAVIO ¿Vos por el rey me prendéis? la gozó.
Pues, ¿en qué he sido culpado? OCTAVIO ¿Qué dices?
D. PEDRO Mejor lo sabéis que yo, 275 D. PEDRO Digo
mas, por si acaso me engaño, lo que al mundo es ya notorio

¿Cuál sería la moraleja, si hay tal cosa, que de la fábula debe inferirse? En la última secuencia de

la obra, habiéndose hundido Don Juan en el sepulcro y completada la justicia de Dios como

anuncia Don Gonzalo (vv. 2774-5), los últimos cien versos de la obra llevan al rey Alfonso de

sorpresa en sorpresa y los medios versos con que reacciona conforme se entera de quién es, en

definitiva, el hijo de su valido dibujan el retrato de su indefensión anonadada en una noche donde

se prometía bodas (la de Ana y Octavio, la de Juan e Isabela)

Sevilla, el palacio real. Sale BATRICIO y GASENO


BATRICIO ¿Dónde, señor, se permite[n] alevoso y detestable,
desenvolturas tan grandes, la noche del casamiento,
que tus criados afrenten 2790 antes que le consumase,
a los hombres miserables? 2795
REY ¿Qué dices? a mi mujer me quitó;
BATRICIO Don Juan Tenorio, testigos tengo delante.
Sale TISBEA e ISABELA y ACOMPAÑAMIENTO
TISBEA Si vuestra alteza, señor, y pagóme esta amistad
de don Juan Tenorio no hace con mentirme y engañarme 2805
justicia, a Dios y a los hombres 2800 con nombre de mi marido.
mientras viva he de quejarme. REY ¿Qué dices?
Derrotado le echó el mar, ISABELA Dice verdades
dile vida y hospedaje,
Sale AMINTA y el DUQUE OCTAVIO
AMINTA ¿Adónde mi esposo está? porque me debe el honor,
REY ¿Quién es? y es noble y no ha de negarme.
AMINTA Pues que no lo sabe: Manda que nos desposemos.
6

el señor don Juan Tenorio; 2810 REY ¿Esto mis privados hacen? 2815
con quien vengo a desposarme,

pero, igualmente, el de su incapacidad para ejercer el poder, su limitación consecuente como

testigo del hacer ajeno, y la frivolidad frágil con que, a fin de cuentas, sostiene una majestad que

es pura indignación social; comentario “poíticamente correcto” diríamos, sino fuera porque su

inadecuación política es patente cuando, denunciado Don Juan por el Marqués y teniendo el rey

oportunidad para ejercer justicia, aún queda espacio para que Diego Tenorio favor pida y si no se

le concede es porque Catalinón anuncia que, sobre la del rey, hay una justicia más expedita

Sale el MARQUÉS DE LA MOTA


MOTA Pues es tiempo, gran señor, Prendelde y matalde luego.
que a luz verdades se saquen, D. DIEGO Señor, la vida salvalde 2825
sabrás que don Juan Tenorio en premio de mis servicios.
la culpa que me imputaste Haz que le prendan y pague
tuvo él, pues como amigo 2820 sus culpas, porque del cielo
pudo el crüel engañarme; rayos contra mí no bajen,
de que tengo dos testigos. si es mi hijo tan malo. 2830
REY ¿Hay desvergüenza tan grande? REY ¿Esto mis privados hacen?
Sale CATALINÓN
CATALINÓN Señor, escuchad, oíd, CATALINÓN Lo que es verdad,
el suceso más notable diciendo antes que acabase 2855
que en el mundo ha sucedido, que a doña Ana no debía
y en oyéndolo matadme. 2835 honor, que lo oyeron antes
[...] del engaño.
de la mano le tomó MOTA Por las nuevas
y le aprieta hasta quitalle mil albricias quiero darte.
la vida, diciendo: «Dios 2850 REY ¡Justo castigo del cielo! 2860
me manda que así te mate, Y agora es bien que se casen
castigando tus delitos. todos, pues la causa es muerta,
Quién tal hace, que tal pague». vida de tantos desastres.
REY ¿Qué dices?

“Muerto el perro se acabó la rabia”, se dice, y el onceno Alfonso XI suscribe. Da entonces

tentación proponer lecturas en clave para los Tenorio y buscar semejanzas con el duque de Lerma

y el conde duque de Olivares en tanto validos reales por los que Tirso nunca tuvo simpatía. No

queda tiempo, por desgracia, y entonces como cierre quiero proponer la necesidad de comparar la
7

construcción de Don Diego a manos de Zorrilla doscientos veinte años después y acreditar, por su

enorme contraste, cómo transforma en asunto moral y religioso lo que en Tirso era una discusión

política fuerte aún si la esbozaba (¿o la embozaba?) en figuras de autoridad (tanto real como

paterna) autocomplacientes y sobreprotectoras; que intentarlo abiertamente no habría servido

“porque a veces lo que es contra lo INjusto / manteniéndose sutil deleita el gusto” (feat Lope,

Arte nuevo..., vv. 375-6) y si “entremés de rey jamás se ha visto / será porque menguando su

nobleza / del vulgo vino a estar en tal desprecio / que Tirso en su comedia hace al rey necio” (feat

Lope, Arte nuevo..., vv. 73-6)

REY Don Pedro Tenorio, al punto la palabra, o la promesa.


a esa mujer llevad presa ISABELA Gran señor, volvedme el rostro.
a una torre, y con secreto REY Ofensa a mi espalda hecha,
haced que al duque le prendan; 180 es justicia y es razón 185
que quiero hacer que le cumpla castigalla a espaldas vueltas.
Vase el REY

JORNADA SEGUNDA
[En Sevilla, el palacio real]
Sale el REY ALONSO DE CASTILLA y DIEGO TENORIO, de barba.
REY Ya conocéis, Tenorio, que os estimo, haced que don Juan salga desterrado.
y al rey informaré del caso luego, D. DIEGO ¿Adónde, mi señor?
casando a ese rapaz con Isabela, REY Mi enojo vea
volviendo a su sosiego al duque Octavio,1060 en el destierro de Sevilla; salga
que inocente padece; y luego al punto a Lebrija esta noche, y agradezca 1065
sólo al merecimiento de su padre...

3D. JUAN ¿Por qué vienes desa suerte?


D. DIEGO Por tu trato y tus locuras. 1425
Al fin el rey me ha mandado
que te eche de la ciudad,
porque está de una maldad
con justa causa indignado.
4MOTA ¿Cómo al marqués de la Mota
hablan ansí?
D. DIEGO Dad la espada,
8

que el rey os manda prender. 1630


5

Sale el REY y ACOMPAÑAMIENTO


D. DIEGO Señor, aquí está el marqués. se da a las personas sacras 1655
MOTA ¿Vuestra alteza a mí me manda 1635 y reales, el entierro
prender? se haga en bronce y piedras varias.
REY Llevalde y ponelde Un sepulcro con un bulto
la cabeza en una escarpia. [...] le ofrezcan, donde en mosaicas
D. DIEGO Vamos. labores, góticas letras 1660
MOTA ¡Confusión extraña! den lenguas a sus venganzas.
REY Fulmínesele el proceso 1650 Y entierro, bulto y sepulcro
al marqués luego, y mañana quiero que a mi costa se haga. [...]
le cortarán la cabeza. Ha de sentir esta falta
Y al comendador, con cuanta Castilla; tal capitán
solenidad y grandeza ha de llorar Calatrava
Vanse todos

Sevilla, el palacio real


Sale el REY, DON DIEGO, BATRICIO y GASENO
BATRICIO ¿Dónde, señor, se permite[n] alevoso y detestable,
desenvolturas tan grandes, la noche del casamiento,
que tus criados afrenten 2790 antes que le consumase,
a los hombres miserables? 2795
REY ¿Qué dices? a mi mujer me quitó;
BATRICIO Don Juan Tenorio, testigos tengo delante.
Sale TISBEA e ISABELA y ACOMPAÑAMIENTO
TISBEA Si vuestra alteza, señor, dile vida y hospedaje,
de don Juan Tenorio no hace y pagóme esta amistad
justicia, a Dios y a los hombres 2800 con mentirme y engañarme 2805
mientras viva he de quejarme. con nombre de mi marido.
Derrotado le echó el mar, REY ¿Qué dices?
[...]
Sale AMINTA, el DUQUE OCTAVIO, el MARQUÉS DE LA MOTA
MOTA Pues es tiempo, gran señor, pudo el crüel engañarme;
que a luz verdades se saquen, de que tengo dos testigos.
sabrás que don Juan Tenorio REY ¿Hay desvergüenza tan grande?
la culpa que me imputaste Prendelde y matalde luego
tuvo él, pues como amigo 2820

7El que haya visto Tan largo me lo fiais representada en Córdoba en 1617 por la compañía de
Jerónimo Sánchez, más allá de que ésta sea de o no de Andrés de Claramonte o descienda, junto
con El burlador de Sevilla, de un arquetipo común escrito por Tirso entre 1612 y 1625, años
antes de la publicación princeps de 1630
9

Pablo Jauralde (ed.) Diccionario filológico de literatura española. Siglo XVII. Parkstone
International, 2011. Consultado en Google Books el 2 de mayo de 2014.
Andrés de Claramonte, Tan largo me lo fiais; Deste agua no beberé, edición de Alfredo
Rodríguez López-Vázquez, Madrid, Cátedra, 2008
Atribuido a Tirso de Molina, El burlador de Sevilla, edición de Alfredo Rodríguez López-
Vázquez, Madrid, Cátedra, 2007
Blanca Oteiza, «¿Conocemos los textos verdaderos de Tirso de Molina?», en Varia lección de
Tirso de Molina, Pamplona, Instituto de Estudios Tirsianos, 2000, pp. 99-128
8Mas porque, en fin, hallé que las comedias
estaban en España en aquel tiempo
no como sus primeros inventores
pensaron que en el mundo se escribieran, 25
mas como las trataron muchos bárbaros
que enseñaron el vulgo a sus rudezas;
9 Acto fueron llamadas, porque imitan
las vulgares acciones y negocios.
Lope de Rueda fue en España ejemplo (147
de estos preceptos, y hoy se ven impresas 65
sus comedias de prosa, tan vulgares
que introduce mecánicos oficios
y el amor de una hija de un herrero;
de donde se ha quedado la costumbre
de llamar entremeses las comedias 70
antiguas, donde está en su fuerza el arte,
siendo una acción y entre plebeya gente,
porque entremés de rey jamás se ha visto.
Y aquí se ve que el arte por bajeza
de estilo vino a estar en tal desprecio, 75
y el rey en la comedia para el necio. (148
10

Mas ninguno de todos llamar puedo


más bárbaro que yo, pues contra el arte
me atrevo a dar preceptos, y me dejo
llevar de la vulgar corriente adonde 365
me llamen ignorante Italia y Francia.
[...]
Sustento, en fin, lo que escribí, y conozco
que, aunque fueran mejor de otra manera,
no tuvieran el gusto que han tenido,
porque a veces lo que es contra lo justo 375
por la misma razón deleita el gusto. (160
–0–
y escribo por el arte que inventaron 45
los que el vulgar aplauso pretendieron;
10

porque, como las paga el vulgo, es justo


hablarle en necio para darle gusto.
11Cito por la edición de Felipe B. Pedraza Jiménez, El arte nuevo de hacer comedias de Lope de
Vega. Contexto y texto, Instituto de Estudios Auriseculares, Nueva York, 2020, pp. 145-161.
12
Se trata del Tercero (abril 14, 1578), quien reinó entre septiembre 13 de 1598 y el día de su
muerte el 31 de marzo de 1621, a poco de cumplir 43 años.
13Los casos de la honra son mejores, 327
porque mueven con fuerza a toda gente.
Con ellos, las acciones virtuosas:
que la virtud es dondequiera amada 330 (158
14 Dividido en dos partes el asunto,
ponga la conexión desde el principio
hasta que vaya declinando el paso;
pero la solución no la permita
hasta que llegue a la postrera scena; 235
porque en sabiendo el vulgo el fin que tiene, (154
vuelve el rostro a la puerta, y las espaldas
al que esperó tres horas cara a cara:
que no hay más que saber que en lo que para.
[...]
En el acto primero ponga el caso,
en el segundo enlace los sucesos
de suerte que hasta el medio del tercero 300
apenas juzgue nadie en lo que para.
Engane siempre el gusto, y donde vea
que se deja entender alguna cosa,
dé muy lejos de aquello que promete
15

[En Sevilla, en el palacio real]


Sale DON GONZALO DE ULLOA y el REY DON ALONSO DE CASTILLA
REY Más estimo, don Gonzalo, tu gusto, digo, señor,
escuchar de vuestra lengua que yo lo aceto por ella.
esa relación sucinta, 860 Pero, ¿quién es el esposo? 870
que haber visto su grandeza. REY Aunque no está en esta tierra,
¿Tenéis hijos? es de Sevilla, y se llama
D. GONZALO Gran señor, don Juan Tenorio.
una hija hermosa y bella, D. GONZALO Las nuevas
en cuyo rostro divino voy a llevar a doña Ana.
se esmeró naturaleza. 865 Dadme, gran señor, licencia.
REY Pues yo os la quiero casar 875
de mi mano. REY Id en buena hora, y volved,
D. GONZALO Como sea Gonzalo, con la respuesta
11

Vanse todos

16

JORNADA SEGUNDA
[En Sevilla, el palacio real]
Sale el REY ALONSO DE CASTILLA y DIEGO TENORIO, de barba
REY ¿Qué me dices? REY Ya conocéis, Tenorio, que os estimo,
D. DIEGO Señor, la verdad digo, y al rey informaré del caso luego,
Por esta carta estoy del caso cierto, casando a ese rapaz con Isabela,
que es de tu embajador y de mi hermano; volviendo a su sosiego al duque Octavio,
halláronle en la cuadra del rey mismo 1060
con una hermosa dama de palacio. 1050 que inocente padece; y luego al punto
REY ¿Qué calidad? haced que don Juan salga desterrado.
D. DIEGO Señor, es la duquesa D. DIEGO ¿Adónde, mi señor?
Isabela. REY Mi enojo vea
REY ¿Isabela? en el destierro de Sevilla; salga
D. DIEGO Por lo menos... a Lebrija esta noche, y agradezca 1065
REY ¡Atrevimiento temerario! ¿Y dónde sólo al merecimiento de su padre...
ahora está? Pero, decid, don Diego, ¿qué diremos
D. DIEGO Señor, a Vuestra Alteza a Gonzalo de Ulloa, sin que erremos?
no he de encubrille la verdad: anoche 1055 Caséle con su hija, y no sé cómo
a Sevilla llegó con un criado. lo puedo ahora remediar

17

REY Ya, duque Octavio, sé vuestra inocencia. Comendador mayor de Calatrava 1110
Yo al rey escribiré que os restituya es Gonzalo de Ulloa, un caballero
en vuestro estado, puesto que el ausencia a quien el moro por temor alaba,
que hicisteis, algún daño os atribuya 1105 que siempre es el cobarde lisonjero.
Yo os casaré en Sevilla, con licencia Éste tiene una hija en quien bastaba
y también con perdón y gracia suya; en dote la virtud, que considero, 1115
que puesto que Isabela un ángel sea, después de la beldad, que es maravilla,
mirando la que os doy, ha de ser fea. y el sol de ella es estrella de Castilla.
Ésta quiero que sea vuestra esposa

18

D. JUAN Iré con vos, D. JUAN ¿Quién es?


que también recorreré 1255 MOTA Doña Ana, mi prima,
ciertos nidos que dejé que es recién llegada aquí. 1265
en güevos para los dos. D. JUAN Pues, ¿dónde ha estado?
¿Qué hay de terrero? MOTA En Lisboa,
MOTA No muero con su padre en la embajada.
en terrero, que enterrado D. JUAN ¿Es hermosa?
me tiene mayor cuidado. 1260 MOTA Es extremada,
D. JUAN ¿Cómo? porque en doña Ana de Ulloa
MOTA Un imposible quiero. se extremó Naturaleza. 1270
D. JUAN Pues, ¿no os corresponde? D. JUAN ¿Tan bella es esa mujer?
12

MOTA Sí, ¡Vive Dios que la he de ver!


me favorece y me estima.

19

D. PEDRO Di quién eres. la verdad, oye y diréla:


D. JUAN Ya lo digo: yo engañé y gocé a Isabela
tu sobrino. [...]
D. PEDRO (¡Ay, corazón, D. JUAN No quiero daros disculpa,
que temo alguna traición!) 55 que la habré de dar siniestra,
¿Qué es lo que has hecho, enemigo? mi sangre es, señor, la vuestra;
¿Cómo estás de aquesta suerte? sacalda, y pague la culpa.
Dime presto lo que ha sido. 100
¡Desobediente, atrevido! A esos pies estoy rendido,
Estoy por darte la muerte. 60 y ésta es mi espada, señor.
Acaba. D. PEDRO Álzate, y muestra valor,
D. JUAN Tío y señor, que esa humildad me ha vencido.
mozo soy y mozo fuiste; ¿Atreveráste a bajar
y pues que de amor supiste, 105
tenga disculpa mi amor. por ese balcón?
Y pues a decir me obligas 65 D. JUAN Sí atrevo,
que alas en tu favor llevo.
[...]
D. PEDRO Esa mocedad te engaña.
117
Baja, pues, ese balcón.

REY Sin duda y le llaman los mozos de su tiempo


que supo de don Juan el desatino el Héctor de Sevilla, porque ha hecho
y que viene, incitado a la venganza, tantas y tan extrañas mocedades,
1080 la razón puede mucho. No permitas
a pedir que le otorgue desafío. el desafío, si es posible.
D. DIEGO Mi gran señor, en tus heroicas REY Basta.
manos 1090
está mi vida, que mi vida propria Ya os entiendo, Tenorio, honor de
es la vida de un hijo inobediente, padre.
que, aunque mozo gallardo y valeroso, Entre el duque.
1085

REY ¿Hay desvergüenza tan grande? sus culpas, porque del cielo
Prendelde y matalde luego. rayos contra mí no bajen,
D. DIEGO Señor, la vida salvalde si es mi hijo tan malo.
2825 2830
en premio de mis servicios. REY ¿Esto mis privados hacen?
Haz que le prendan y pague
13

20VER Vivó 2007 en que se dice que, al contrario, el gesto es PURA PERVERSIÓN y calculo en
su intriga palaciega para salvar al sobrino

OCTAVIO Marqués, yo os quiero creer. 355 OCTAVIO Embarcarme quiero a España 365
No hay ya cosa que me espante, y darle a mis males fin.
que la mujer más constante D. PEDRO Por la puerta del jardín,
es, en efeto, mujer. duque, esta prisión se engaña.
No me queda más que ver, OCTAVIO ¡Ah, veleta! ¡Débil caña!
pues es patente mi agravio. 360 A más furor me provoco 370
D. PEDRO Pues que sois prudente y sabio, y extrañas provincias toco
elegid el mejor medio. huyendo desta cautela.
OCTAVIO Ausentarme es mi remedio. ¡Patria, adiós! ¿Con Isabela
D. PEDRO Pues sea presto, duque Octavio. hombre en palacio?... ¡Estoy loco!

21

Sale el DUQUE OCTAVIO


OCTAVIO Los pies, invicto rey, me dé tu En efeto, ¿qué pedís?
alteza. OCTAVIO Licencia que en la campaña
REY Alzad, duque, y cubrid vuestra cabeza. defienda cómo es traidor.
¿Qué pedís? D. DIEGO Eso no, su sangre clara
OCTAVIO Vengo a pediros, 2555
postrado ante vuestras plantas, es tan honrada...
2535 REY ¡Don Diego!
una merced, cosa justa, D. DIEGO Señor.
digna de serme otorgada. OCTAVIO ¿Quién eres que hablas
REY Duque, como justa sea, en la presencia del rey
digo que os doy mi palabra de esa suerte?
de otorgárosla. Pedid. D. DIEGO ¡Soy quien calla
2540 porque me lo manda el rey;
OCTAVIO Ya sabes, señor, por cartas 2560
de tu embajador, y el mundo que si no, con esta espada
por la lengua de la fama te respondiera!
sabe, que don Juan Tenorio, OCTAVIO Eres viejo.
con española arrogancia, D. DIEGO Yo he sido mozo en Italia,
2545 a vuestro pesar un tiempo.
en Nápoles una noche, Ya conocieron mi espada
para mí noche tan mala, 2565
con mi nombre profanó en Nápoles y en Milán.
el sagrado de una dama. OCTAVIO Tienes ya la sangre helada,
REY No pases más adelante, no vale «fui», sino «soy»
2550
ya supe vuestra desgracia
Empuña DON DIEGO
D. DIEGO Pues fui y soy. OCTAVIO Yo lo haré,
REY Tened, basta, gran señor, como lo mandas.
14

bueno está. Callad don Diego, REY Venid conmigo, don Diego.
2570 2580
que a mi persona se guarda D. DIEGO (¡Ay, hijo, qué mal me pagas
poco respeto. Y vos, duque, el amor que te he tenido!)
después que las bodas se hagan, Duque...
más de espacio hablaréis. OCTAVIO Gran señor...
Gentilhombre de mi cámara REY Mañana
2575 vuestras bodas se han de hacer.
es don Juan, y hechura mía, OCTAVIO Háganse, pues tú lo mandas.
y de aqueste tronco rama. 2585
Mirad por él.
Vase el REY y DON DIEGO, y sale GASENO y AMINTA

22

Vase DON JUAN y entra el REY


D. PEDRO Ya ejecuté, gran señor, ⎯que para admirarte nombro⎯
121 retirada en esa pieza,
tu justicia justa y recta dice que es el duque Octavio
[...] quien, con engaño y cautela,
REY ¿De qué forma? 150
D. PEDRO De esta forma la gozó.
125 REY ¿Qué dices?
aun no lo mandaste apenas D. PEDRO Digo
[...] lo que ella propia confiesa.
La mujer, que es Isabela,

23

JORNADA PRIMERA
En Nápoles en el palacio real
Sale DON JUAN TENORIO e ISABELA, duquesa.
ISABELA Duque Octavio, por aquí ISABELA Para que el alma dé fe
podrás salir más seguro. del bien que llego a gozar.
D. JUAN Duquesa, de nuevo os juro D. JUAN Mataréte la luz yo.
de cumplir el dulce sí. ISABELA ¡Ah, cielo! ¿Quién eres, hombre?
ISABELA Mis glorias, serán verdades 5 D. JUAN ¿Quién soy? Un hombre sin nombre. 15
promesas y ofrecimientos, ISABELA ¿Que no eres el duque?
regalos y cumplimientos, D. JUAN No.
voluntades y amistades. ISABELA ¡Ah de palacio!
D. JUAN Sí, mi bien. D. JUAN Detente.
ISABELA Quiero sacar Dame, duquesa, la mano.
una luz. ISABELA No me detengas, villano.
D. JUAN Pues, ¿para qué? 10 ¡Ah del rey! ¡Soldados, gente! 20

ISABELA Gran señor, volvedme el rostro. es justicia y es razón


REY Ofensa a mi espalda hecha, 185
castigalla a espaldas vueltas.
15

Vase el REY
D. PEDRO Vamos, duquesa. mas no será el yerro tanto
ISABELA Mi culpa si el duque Octavio lo enmienda.
no hay disculpa que la venza, 190
Vanse todos.

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