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A. El enfoque clásico
Este es un enfoque que podría llamarse inductivo de abajo hacia arriba, desde
el obrero hacia los niveles superiores, donde un papel clave lo tenía la
especialización en el trabajo y la supervisión de los trabajadores. Taylor era un
obsesionado de la observación y la medición, por tal motivo desarrolló estudios
de métodos, tiempos y movimientos.
Uno de sus aportes para el pensamiento de la época fue que él defendía la idea
de tener beneficios mutuos, es decir que la prosperidad del dueño de los medios
de producción debería estar asociada a la del trabajador.
Surge históricamente a consecuencia del crecimiento acelerado y desordenado
de las empresas y a la necesidad de aumentar la eficiencia y competitividad de
las empresas que sobreviven a la Revolución Industrial. Más allá de los
argumentos esbozados por Taylor, él habla (y hay que entender sus afirmaciones
dentro de su contexto histórico) de dos posibilidades para alcanzar una
administración eficaz:
B. El enfoque conductista
Este enfoque surge debido a las críticas de las que era objeto el enfoque clásico,
debido a que estaba saturado y que no propiciaba la eficiencia ni la armonía en
el centro de trabajo. Por lo tanto debía ser modificado, para humanizar la
administración y hacerla consistente con el desarrollo de las ciencias humanas
de la época.
El enfoque conductista tiene dos ramas:
• Las relaciones humanas (definida también como enfoque humanístico)
• Las ciencias del comportamiento (definida también como enfoque del
comportamiento)
Conocida también como behaviorismo, señala una influencia más fuerte de las
ciencias del comportamiento y de la psicología organizacional en la teoría
administrativa. Los propulsores de esta teoría afirman que el trabajador es
mucho más complejo que el “hombre económico” de la teoría clásica o el
“hombre social” de la teoría de las relaciones humanas. Este sistema se centra
en la naturaleza del trabajo y en la medida en la que satisface las necesidades
humanas del trabajador, por lo que trata de entender la dinámica de las
organizaciones, desde el estudio del comportamiento de las personas en la
organización. Vale decir que en cierta medida ubica a la teoría de las relaciones
humanas en un ámbito organizacional.
Surgen con esta teoría nuevas propuestas para entender las motivaciones
humanas entre las que destaca la pirámide (jerarquía) de necesidades de
Maslow:
La teoría de sistemas
Tom Peters
Peters identifica nueve aspectos de las compañías gestionadas con
excelencia20:
• Ambigüedad y paradoja de la gestión, donde el caos es considerado la regla
de los negocios antes que la excepción
• Sesgo hacia la acción: hazlo, pruébalo y arréglalo
• Cercanía al cliente (qué desea el cliente)
• Autonomía y espíritu empresarial en todo el personal
• Productividad a través de las personas. Se actúa de la manera en la que se es
tratado.
• El valor generado como impulso en cada actividad
• Aténgase a sus labores (hacer bien lo que sabes hacer)
• Formato simple (pocos niveles de gestión, organizaciones planas)
Michael Porter
Afirma que si la fuente de ventaja competitiva está basada en costos más bajos,
se puede desarrollar un liderazgo en costos siempre y cuando en el ámbito
competitivo se pueda alcanzar un objetivo amplio, en cambio si en el ámbito
competitivo el objetivo es limitado, se deberá desarrollar una estrategia de
enfoque de costos.
De otro lado, si la fuente de ventaja competitiva es la diferenciación, se puede
desarrollar una diferenciación amplia y genérica, si es que el ámbito competitivo
permite el desarrollo de objetivos amplios, si el ámbito competitivo permite solo
el desarrollo de objetivos limitados, la estrategia tendrá que ser de concentración
de la diversificación.
Gestión, incertidumbre, medio ambiente y globalización
Un gestor que apuesta por el cambio (y no hay opción para resistirse al mismo)
debe tener presente el ambiente en el cual su organización interactúa y estar en
capacidad de reducir los altos niveles de incertidumbre, en los que en la mayoría
de los casos, se toman las decisiones; o en todo caso, reducir los posibles
impactos negativos de las mimas.
Todo gestor debe siempre tener presente las fuerzas que conforman el medio
ambiente externo, como son las fuerzas socioculturales, económicas,
tecnológicas, político legales y ecológicas que tienen algún nivel de influencia en
el desarrollo de sus actividades, planes o programas. Un gestor que hace la
diferencia, es justamente aquel que puede adaptarse y manejar las
contingencias que estas fuerzas no controlables producen y afectan a su
organización.
El medio ambiente interno incorpora los factores de la empresa que influyen en
la manera de realizar el trabajo y en el modo en que se logran los objetivos de la
organización. Estos modos estilos o formas de vida tienen un aspecto central al
que llamamos cultura y que es compartida por las personas que están al interior
de dicha organización.
Factor Cultura
La cultura es un elemento medular que es implícito y entendido, es algo que se
aprehende dentro de las organizaciones, son los supuestos básicos que
estructuran códigos de conducta, normas de vida e incluso sistemas de
reconocimiento, recompensa y sanción de los grupos humanos. La cultura es la
expresión legítima de la forma de vida cotidiana del individuo como integrante de
un grupo.
Cuando los individuos comparten positivamente una cultura, se logran altos
niveles de cohesión y por ende de compromiso con la organización, todos
guardan lealtad y están dispuestos a desarrollar relaciones basadas en la
cooperación y en el beneficio mutuo. Sin embargo, para que esto sea viable no
puede haber contradicción entre cultura y valores; es decir, la cultura se debe
haber construido sobre la base de dichos valores.
En la actualidad se puede apreciar que las organizaciones, mientras más
complejas y diversas, cuentan con una cultura que podría considerarse como la
cultura dominante y una serie de subculturas, con las cuales coexiste la
organización.
La cultura dominante es aquella donde más allá de las diferencias se encuentran
expresados y legitimados los valores básicos y transcendentales de la
organización; en tanto que las subculturas son aquellas que surgen por
situaciones o coyunturas específicas y que por lo general son de carácter
transitorio, aunque aparecen y reaparecen con frecuencia, se crean y recrean
como una necesidad de la evolución misma de la organismo como ente vivo.
El factor sociocultural
Los gestores han de tener en cuenta, en una perspectiva de largo plazo, que la
fuerza laboral de hoy no es parecida a la de hace unos años, y ni será parecida
a la del mañana. Más aún la fuerza laboral de hoy no es homogénea,
especialmente cuando al interior de una organización hay diferencias
generacionales. No comparten valores, expectativas y estilos de vida. Gestionar
estas diferencias y ser capaces de lograr calidad con tanta heterogeneidad es
un reto nada fácil de superar.
Lo anterior contribuye a afirmar que el cambio y la administración del mismo, son
para la ciencia administrativa, lo que la gravedad y sus principios podrían ser
para la física. Ampliando el análisis para poder entender la complejidad, se debe
incorporar factores como el incremento en la esperanza de vida, el
envejecimiento de la población, los cambios de actitudes del consumidor, los
movimientos migratorios, el nuevo y creciente rol de la mujer, el acercamiento a
conductas éticas, y otros que se podría enunciar en una larga lista, son factores
que se deben tener en cuenta para planificar cualquier intervención o propuesta
de cambio.
El aspecto socioeconómico
El análisis de un gestor se debe efectuar tanto en el nivel microeconómico como
en el nivel macroeconómico. En el área macro se deben tener presentes las
variables que afectan las transacciones de los agentes, tales como Producto
Bruto Interno, ingreso por habitante, tasas de interés, inflación, impuestos,
productividad de los sectores industriales, acuerdos comerciales internacionales,
aranceles, etc. En el nivel micro se deben tener presentes el tamaño y estructura
de las empresas, las prácticas empresariales, la rentabilidad de la empresa; es
decir, las variables que afectan a la unidad de negocio o de análisis individual.
El medio ambiente tecnológico
Se acepta sin discusión que la inversión en tecnología es un factor estratégico,
pero a pesar de ello, la tecnología puede ser considerada como un elemento
necesario, pero neutral. El elemento diferenciador y que otorga una ventaja, no
es la tecnología por la tecnología en sí, sino el uso y aplicaciones que se da a
dicha tecnología. Es decir, regresamos al elemento diferenciador: el talento
humano. La tecnología tiene sentido si el objeto final es dirigido a las personas
en beneficio de estas. Un mal uso de tecnología podría ser tan perjudicial que se
podría pensar que es mejor un mundo sin ella.
No solo es importante el uso de la tecnología sino también la innovación
tecnológica; es decir, como la tecnología al servicio del hombre, nos pide nueva
tecnología para avanzar más en la atención de las necesidades humanas (al
menos esa debería ser la apuesta). Vale decir, cuando la actividad generadora
del conocimiento en la etapa de investigación, se traspasa a una realidad física
comprobable y a un beneficio medible y tangible.
FUENTE: Escuela de Post grado PUCP – Maestria en Gerencia Social “Productividad Social” 2015
FUENTE: Escuela de Post grado PUCP – Maestria en Gerencia Social “Productividad Social” 2015