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TRADICIONES Y COSTUMBRES DE MI COMUNIDAD

Estudiante: Maryuris Chanta Huayama

Nelly Alvia es una mujer de 32 años nacida en la ciudad de Talara. Nacida de padres del
Norte y la tercera hermana de 2 varones. Su padre, Efraín Alvia sigue la herencia de la
profesión de sus ancestros, ser soldador. Es así como don Efraín, el padre de Don Efraín,
su bisabuelo y anteriores varones, han sido soldadores. Si bien para el año que Nelly llegó a
tener aquel anhelo de ser soldadora, había un gran entorno de machismo, por lo cual, por
inferencia ella no hubiera podido seguir con los pasos de sus ancestros. ¿Cómo fue que
Nelly llegó a alcanzar y seguir con el legado de sus ancestros? Ya que solo varones, eran
llamados o invitados a seguir esta tradición. Aquí les contaré la breve historia de Nelly Alvia.

Desde temprana edad Nelly o Chelly, llamada así por sus seres queridos, era muy curiosa,
y todo a su alrededor llamaba su atención. Desde muy pequeña era muy apegada a sus
padres y hermanos mayores, y solo quería estar en el taller viendo que es lo que hacían.
Obviamente debido a su pequeñez su madre le impedía entrar ahí con la ayuda de sus
hermanos ya que era muy peligroso porque quería tocar, mirar, preguntar, y todo lo
inimaginable acerca de todo lo que había ahí. Cuando cumplió 8 años su padre, le hizo un
regalo muy especial el cual hizo que despertara en ella esa pasión por la artesanía en la
soldadura. El regalo fue una pequeña motocicleta hecha con pernos, tuercas y restos de
hierro unidos por soldadura. A Chelly siendo tan curiosa esto le causó tal emoción que
cuenta su mamá: “No dejaba de hacer dibujos de tuercas y pernos y otros dibujos hechos a
base de ellos”.

Fue así como cuando cumplió 14 años de edad, ayudaba a su papá a hacer algunos
mandados de su trabajo como soldador. A ella le encanta acompañarlo, aunque sea solo a
pasar las herramientas que él necesitaba ya que su papá en ese entonces ya estaba
sintiendo las molestias de la edad y pues sus hermanos ya habían formado sus familias y
estaban trabajando. Cuando Nelly cumplió 16 años de edad terminó la secundaria y pidió a
sus papás estudiar en algún instituto que le enseñe una carrera técnica. Su papá no se
interpuso en ello, pero le preguntó qué era lo que ella quería estudiar, ella muy convencida
respondió: “Quiero ser una soldadora, así como tú y mi papito, por eso quiero estudiar para
ser una soldadura eficiente y profesional”. Su padre, cuenta ella, quedó inmutado, él la vio
con tal determinación que no supo cómo decirle que no. Así que le dijo que le ayudaría a
investigar acerca de qué institutos puede elegir. Pero su hija ya había investigado y tenía a
la mano toda la información requerida para poder ingresar al instituto.

Desde el primer año demostró mucha habilidad, empeño y responsabilidad en sus clases
del instituto. Si bien no fue una alumna con las mejores notas en el colegio, realizó una gran
diferencia notoria en su ciclo, siendo la de más alto rendimiento y colaboración con diversos
proyectos que tenía el instituto CTSOL.

Dentro del instituto Nelly presentó también muchos retos, aparte de trabajos, tareas o
exámenes. La mayoría de sus compañeros eran varones y solían mirarla con desdén y de
cierta manera sentían envidia dado que los profesores resaltan mucho el desempeño de ella
en aprender las técnicas, estilos y manera correcta de soldar.

Nelly me cuenta que tiene una afición o hobby por las manualidades a base de soldadura.
Esta actividad llega a ella cuando uno de sus profesores de Curso indica que el proyecto
final de ciclo será elaborar un producto curioso, de uso diario y que represente algo para
ellos; es decir, que le den la razón por la cual ellos decidieron trabajar o recrear ese trabajo.

Además, debería ser un material en el cual se empleen todos los estilos, técnicas de soldar
que hayan aprendido. Ahí Nelly, empleo mucho de su tiempo libre, planificando, practicando
y armando un producto que sea la representación de su aprendizaje.

Fue así como formó algo muy tradicional y a la vez útil con todas las técnicas que había
aprendido.Elabora una campanilla que funciona como timbre, algo muy tradicional y
representativo para ella.Para realizar su obra ella tuvo que realizar pasos muy minuciosos.

- El primer paso es la seguridad, es decir contar con los implementos de seguridad


necesarios, casco, guantes, gafas y puesto que se debe hacer una limpieza al metal
que se usará, un ambiente ventilado y una mascarilla antipolvo para más
protección.

- El paso dos es “exfoliar” bien el metal ya que los contaminantes de la superficie de


este impiden que el soldado se realice correctamente.Primero se debe realizar con
un solvente para eliminar la grasa o aceites y luego con un cepillo metálico para
preparar el metal para la unión.

- En el tercer paso tenemos la unión de los metales que puede ser con estaño o con
plata (este último garantiza una mayor duración de fijación) y dependiendo del metal
a usar se debe calentar con el soplete hasta alcanzar la temperatura adecuada para
la fijación.

- Y finalmente, en el último paso tenemos la limpieza del fluido metálico excedente


con agua tibia.

Si yo pudiera describir ese objeto en una sola palabra sería “ancestral”, ya que creo que
antiguamente de cierta manera se crearon modelos similares con las misma función en
Roma quizás o Grecia o incluso Egipto, no lo sé con exactitud. Y pues inmediatamente
cuando pensé en dicha palabra acerca de la artesanía de este, se me vino a la mente el
hecho de que ella quería seguir con el legado de sus ancestros, seguir con la soldadura y
aceptarlo como un regalo de sus parientes. Nelly, fue muy perceptiva y fue como si hubiera
leído mi mente. Ella simplemente sonrió y me confirmó aquella idea que rondó mi mente.
“Eso fue exactamente lo que representé en mi proyecto, la prueba física que une los lazos
ancestrales con mi pasión.”

Hoy con 30 años Nelly trabaja en la planta Industrial de Talara, trabajando en lo que más le
gusta realizar, soldando metal.

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