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AUGUSTO SÁNCHEZ SANDOVAL
SISTEMAS
IDEOLÓGICOS
Y CONTROL SOCIAL
ISBN 978-970-32-2553-8
Dedicado a mis hijos
César Augusto y Alejandro Sánchez González
dos profesionistas que incursionan en la vida
con vigor y entusiasmo
CONTENIDO
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
CAPÍTULO PRIMERO
LA AUTOCONCIENCIA, LA CONCIENCIA
DE LO REAL Y LOS SISTEMAS SOCIALES
Se vive el mundo del lenguaje y no, el mundo de lo concreto
CAPÍTULO SEGUNDO
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS
GRIEGO Y LATINO
Las razones plurales, para vivir o para morir
IX
X CONTENIDO
CAPÍTULO TERCERO
EL SISTEMA IDEOLÓGICO HEBREO
La ideología del dominante: ser protector y victimario a la vez
CAPÍTULO CUARTO
SISTEMA IDEOLÓGICO
CRISTIANISMO-ROMANO Y MEDIEVAL
La moral de los esclavos, para morir
CAPÍTULO QUINTO
EL SISTEMA IDEOLÓGICO
EN LA EUROPA ABSOLUTISTA
El poder justifica los medios para obtenerlo y mantenerlo
I. Nicolás Maquiavelo (1469-1527) . . . . . . . . . . . . . . 121
II. El colonialismo y la revolución mercantil . . . . . . . . . . 124
III. Erasmo de Rotterdam, Martín Lutero y la Reforma . . . . . 124
CAPÍTULO SEXTO
LAS IDEOLOGÍAS DEL CONTROL SOCIAL
EN LA MODERNIDAD
El control individualizado
I. Del hombre como propiedad de otro, al concepto de hombre
libre, pero responsable de estar sometido al sistema produc-
tivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
CAPÍTULO SÉPTIMO
EL CONTROL SOCIAL POSMODERNO
El control selectivo global de nacionalismos y grupos sociales
I. Principios del derecho penal transnacional. Concepto y pre-
misas teóricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
II. El control social posmoderno . . . . . . . . . . . . . . . . 175
III. Los principios de la inclusión político-jurídica penal, en el
control social posmoderno . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
IV. En síntesis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
V. Discusión final . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
Sistemas ideológicos y control social (segunda
reimpresión), editado por el Instituto de Investi-
gaciones Jurídicas de la UNAM, se terminó de
imprimir el 3 de septiembre de 2012 en lmpre-
sión Comunicación Gráfica, S. A. de C. V., Ma-
nuel Ávila Camacho 689, col. Sta. Ma. Atzahu-
cán, delegación Iztapalapa, 09500, México, D. F.
Se utilizó tipo Timex New Roman en 9, 10 y 11
puntos. En esta edición se empleó papel cultural
70 x 95 de 50 kilos para los interiores y cartulina
Couché de 162 kilos para los forros; consta de
500 ejemplares.
INTRODUCCIÓN
1
CAPÍTULO PRIMERO
LA AUTOCONCIENCIA, LA CONCIENCIA
DE LO REAL Y LOS SISTEMAS SOCIALES
Se vive el mundo del lenguaje y no, el mando de lo concreto
I. LA CONSTRUCCIÓN DE LA AUTOCONCIENCIA,
LA LUCHA POR EL RECONOCIMIENTO
Y LAS SOCIEDADES CIVILES RESULTANTES
3
4 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
2 Cfr. Hegel, G.W. F., La fenomenología del Espíritu, México, Fondo de Cultura
Económica, 1987.
3 Cfr. Hegel, G.W. F., Propedeutique Philosophique, Editorial Gonthier, 1963, p. 74.
6 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
totalidad, para encontrarle las rendijas que haya en las paredes de esa cá-
mara, y si no las tiene, habrá que romperla, para ver hacia afuera y
encontrar otros horizontes.
Las ideologías fundamentan su ser esencial, en las conciencias de lo
real institucionalizadas, es decir, hechas obligatorias y que se desean per-
petuar, apropiándose de ellas como única realidad-verdad e imponiéndo-
las como dogmas al grupo social.
En consecuencia, se puede considerar a la ideología como:
4 Cfr. González V., A. et. al., Control social en México, D.F., México, UNAM,
Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, Unidad de Servicios Editoriales,
1998, p. 27.
LA CONCIENCIA DE LO REAL Y LOS SISTEMAS SOCIALES 7
ESQUEMA 1
ESQUEMA 2
2. El poder-dominación de Occidente
Pero, para que un ente o una categoría adquieran el valor de ser en sí,
requieren de otro u otra que implique su diferencia y entonces, el Ser
Absoluto de la bondad requiere para ser, la existencia de otro que impli-
que su negación y éste es el Ser Absoluto de la maldad. Las categorías
Dios y bien, no pueden existir sin las categorías demonio y mal. De ello
se deriva que el Dios bueno es el responsable de que en el mundo haya
maldad y viceversa. Por lo tanto, los individuos al construir categorías de
valor, construyen también, necesariamente, categorías de disvalor. Para
que tenga valor su norma o su concepción de lo normal, necesitan inven-
tar lo contrario, lo que consideran como lo otro, lo anormal, lo ilícito.
“La lucha entre el bien y el mal… es perfectamente ilusoria; son (valo-
res) irreductibles el uno al otro. En estas condiciones el bien no podría
derrotar al mal, sino renunciando a hacer el bien, en una especie de suici-
dio. Por ello, el bien maximiza su potencia, creyendo excluir al mal,
apropiándose el monopolio universal del poderío”.9
Es decir, el dominante parte de sí mismo como modelo para conside-
rarse la única autoconciencia válida, la única razón que niega a todas las
otras razones.
El varón para ser único requiere la negación de todo otro (hombre o
mujer) ajeno a él. Pero el género masculino fue el que alcanzó la supre-
macía en esa ideología. Entonces, la mujer, se convirtió en el otro más
inmediato, que permite polarizar la diferencia y, por eso, su negación,
implica la valoración de aquél.
De ahí que la construcción religiosa que dominó, presentó al hombre
como hecho a imagen y semejanza de Dios. En cambio, la mujer se creó
de un apéndice accesorio del varón y, por eso, se le considera a ella, de
él y para él, pero también la causa de su infortunio, pues esa ideología
aún pregona que el demonio habla por boca de una mujer.
De esta manera, se estructuraron las sociedades de poder-dominación
machistas, jerárquicas de Occidente y se aprendió que el “jefe varón” era
la encarnación del “Ser Absoluto” en la tierra, por lo cual, podía también
quitar la vida. Se nacía perteneciendo a él, la ley era él, la vida única vá-
lida era la suya, y los demás le debían respeto y lealtad hasta la muerte.
Sujeto es la ficción que pretende hacernos creer que muchos estados simi-
lares son en nosotros el efecto de un mismo “substratum”, pero somos no-
sotros los que hemos creado la analogía entre estos diferentes estados.12
Por ello, el “Sujeto” no es un viviente organismo humano, sino en la
medida en que le corresponde un nombre, que el sujeto llama “propio” co-
mo si ignorara que le fue impuesto; de una imagen de sí, que el sujeto lla-
ma “yo” y que le permite reconocerse del otro lado del espejo o en una fo-
tografía, y de un “cuerpo” que también es considerado como “propio
mío”, en la medida en que acepte las exigencias de ese organismo y la res-
ponsabilidad de conducir tal cuerpo, según una normatividad variable, que
procede de los usos, costumbres y leyes del entorno… El soporte de lo
que llamamos sujeto es el encadenamiento de cuerpo, palabra e imagen en
una supuesta unidad, que no existe sino como ficción, pero es una ficción
salvadora. El sujeto se considera y se cuenta como uno; pretende tener una
cierta sustancialidad, una permanencia de esa sustancia a través del tiempo
y de los desplazamientos en el espacio. Sólo hay un nombre propio para
permitirle esa fantasía, esa ilusión que se llama “sí mismo”, “self”.13
12 Nietzsche, F., “La voluntad de poder”, parágrafo 480, citado por Braunstein, N., op.
cit., nota anterior, p. 6.
13 Braunstein, N., op. cit.,nota 11, p. 4.
18 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
14 Luhamnn, Niklas, citado por Giorgi, Raffaele de, Ciencia del derecho y legitima-
ción, México, Universidad Iberoamericana, 1998, pp. 234 y 235, paráfrasis.
15 Ibidem, p. 236.
16 Giorgi, Raffaele de, Ciencia del derecho y legitimación, México, Universidad Ibe-
roamericana, 1998, p. 236.
LA CONCIENCIA DE LO REAL Y LOS SISTEMAS SOCIALES 19
17 Luhamnn, op. cit., nota14, p. 237, los paréntesis son agregados por el autor de la
presente investigación, porque tanto en Luhmann como en De Giorgi, los conceptos in-
terno y externo corresponden, desde nuestro punto de vista, a lo que en este trabajo se
ha denominado como mundo del lenguaje (interno) y mundo de lo concreto (externo).
20 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
19 Giorgi, Raffaele de, “Filosofía del derecho y sistemas sociales”, Revista Cuader-
nos de Posgrado, UNAM, Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, núm.
11, 1998.
LA CONCIENCIA DE LO REAL Y LOS SISTEMAS SOCIALES 23
20 Giorgi, R., op. cit., nota 16, pp. 284 y ss., paráfrasis.
CAPÍTULO SEGUNDO
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS
GRIEGO Y LATINO
Las razones plurales, para vivir o para morir
21 Glotz, G., La ciudad griega, México, Unión Tipográfica Editorial Hispano Ameri-
cana, 1957, p. 5.
22 Ibidem, p. 6.
25
26 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
Cada ciudad tenía su divinidad, así como cada familia. El altar familiar se
trasladaba a un “hogar común” (el ágora) para ofrecer los sacrificios que
debían atraer para el pueblo la protección de la divinidad, Allí tenían
lugar las (ceremonias rituales que concluían con) comidas oficiales en las
cuales la carne de las víctimas se repartía entre los jefes de la ciudad, los al-
tos magistrados y los miembros del Consejo popular y los ciudadanos o
extranjeros dignos de tal honor.25
En Atenas, el Arconte-rey, asistido quizás por los reyes de las tribus, pre-
sidía el Consejo del Areópago que juzgaba todos los procesos concernien-
tes al orden público y que sentenciaba en materia criminal. En Corinto, era
29 Cfr. Roll, Eric, Historia de las doctrinas económicas, México, Fondo de Cultura
Económica, 1969, pp. 22 y ss.
30 Glotz, G., op. cit., nota 21, p. 196, paráfrasis.
31 Ibidem, pp. 196 y 197, paráfrasis.
30 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
34 Ibidem, p. 199.
35 Idem.
36 Ibidem, p. 201, paráfrasis.
37 Ibidem, p. 210.
32 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
38 Alonso G., M., Curso de derecho del trabajo, Barcelona, Ediciones Ariel, 1973.
pp. 52 y 53.
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS GRIEGO Y LATINO 33
Por eso, en esas polis pudieron coexistir los temperamentos más diver-
sos y contrarios, donde el verdadero arte de gobierno consistió en con-
gregar las vidas distintas, en una comunidad basada en la concordia y la
camaradería, para forjar la más acabada de las construcciones sociales,
donde si un griego tenía que obedecer lo hacía porque era la ley de todos
o la voluntad de la ciudad,42 y no la voluntad particular de un dominante.
El pensamiento griego diferenció los “juicios universales”, con los
que se expresan conocimientos “permanentes”, de aquellos, “particula-
res” que formulan conocimientos transitorios y circunstanciales. Esa dife-
rencia no implicaba que esos “juicios” fueran verdaderos o falsos, pues
dependían de la intención del sujeto que los exteriorizaba y, no, de las
cosas u objetos a los cuales se refería. Con ello, se muestra que el len-
guaje tiene la fuerza de la voluntad de quien lo emite; y si quien lo
hace, tiene poder, podrá imponer la veracidad o la falsedad que le interese.
Para los griegos resultaba también distinguible el Ser (saber), el no ser
(ignorancia, error) y la apariencia (opinión, doxa). La doxa tiene como
objeto propio la multiplicidad, o también, el movimiento, esto es, el Ser
concreto, tal como aparece.43
1. La escuela de Elea
42 Cfr. Foucault, M., “Hacía una crítica de la razón política”, Revista Siempre, Méxi-
co, 1982, 1064: 45-63, 03. 11.
43 Correas, Oscar, Una introducción filosófica I, Metodología jurídica, México, Fon-
tamara, 1997, p. 26, paráfrasis.
44 Heidegger, Martín, Introducción a la metafísica, Buenos Aires, Nova, 1977, pp.
52 y 53. Correas, Oscar, op. cit., nota anterior, pp. 21 y 22, paráfrasis.
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS GRIEGO Y LATINO 35
45 “Unizar” es hacer una sola flor de va rias, que no es lo mismo que unirlas en un
ramo. La palabra la crea Oscar Correas para entender lo que quisieron los presocráticos co-
mo Phycis e indicar el “hacer uno de muchas cosas” y que no es lo mismo que unirlas en
un manojo. Correas, Oscar, op. cit., nota 43, pp. 23 y 24.
46 Correas, Oscar, op. cit., nota 43, pp. 20-22.
36 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
2. Heráclito de Éfeso
padre y rey de todos los seres, de toda jerarquía de valores, que no podrían
producirse sin el choque de fuerzas opuestas en el cosmos y en la sociedad
humana.53
Heráclito, dice Mondolfo, R., estaba impelido hacía la intuición de una
ley universal por la exigencia de una permanencia eterna frente al flujo
universal de las cosas; esta permanencia la encuentra en la ley inmutable
que se unifica con la materia animada e inteligente, en la concepción mís-
tica de lo constante universal. Por esta idea de una “ley eterna inmutable”,
Heráclito pudo ser fuente de una corriente religiosa y conservadora; y por
el “principio de la relatividad”, en cambio, fue iniciador de una corriente
escéptica y revolucionaria.
De él procede, por un lado el fatalismo resignado de los Estoicos y la
identidad “hegeliana” entre real y racional; por otro lado, el radicalismo
de la izquierda “hegeliana” y de Proudhon. Puede decirse, concluye con T.
Gomperez, que Heráclito es conservador porque ve en toda negación el
elemento positivo; es revolucionario porque en toda afirmación ve el ele-
mento negativo. La relatividad le inspira la justicia de sus valoraciones
históricas y le impide considerar como definitiva, cualquier intuición exis-
tente.54
53 Mondolfo, R., op. cit., nota 51, opinión de Theodor Gomperez, p. 54.
54 Idem.
55 Mondolfo, R., op. cit., nota 51, opinión de John Burneo, p. 55.
38 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
Para Nietzsche los sentidos no mienten ni del modo como creían los “elea-
tas” ni del modo que creía él. Lo que nosotros hacemos de su testimonio
(la interpretación que se les da) eso es lo que introduce la mentira, por
ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia,
de la duración… La “razón” es la causa de que nosotros falseemos el testi-
monio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los
sentidos no mienten… Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir,
que el “ser es una ficción vacía”. El mundo “aparente” es el único: el
mundo “verdadero” (ese que se llama verdadero) no es más que un “aña-
dido mentiroso” (el construido por la razón o la ideología)… Hoy noso-
tros poseemos ciencia, agrega Nietzsche, exactamente en la medida en que
nos hemos decidido a “aceptar” el testimonio de los sentidos, en que he-
mos aprendido a seguir aguzándolos, armándolos, pensándolos hasta el fi-
nal. El resto es un aborto y todavía-no-ciencia… metafísica, teología, psi-
cología, teoría del conocimiento. O ciencia formal, teoría de los signos:
como la lógica, y esa lógica aplicada, la matemática. En ellas la realidad
no llega a aparecer, ni siquiera como problema; ni tampoco como la cues-
tión de qué valor tiene en general ese convencionalismo de signos que es
la lógica.58
56
Ibidem, p. 57.
57
Mondolfo, R., op. cit., nota 51, opinión de Karl Reinhardt, p. 58.
58
Nietzsche, F., Crepúsculo de los ídolos, Madrid, Alianza Editorial, pp. 46 y 47, los
paréntesis son nuestros.
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS GRIEGO Y LATINO 39
3. Los pitagóricos
Los Pitagóricos permitían que junto con las creencias religiosas, se reali-
zaran especulaciones intelectuales que representaban en ella verdaderas
prácticas religiosas…Cuando sus adeptos se entregaban a las matemáticas,
a la astronomía, a la música, a la medicina, a la gimnasia o a la lectura co-
mentada de Homero y de Hesiodo, consideraban estos estudios (y esas
prácticas), en diferentes grados, como medios para purificar las almas y
los cuerpos.
Entre las purificaciones de carácter especulativo, las había en primer
lugar, positivas y concernientes a la conducta de los afiliados. Cada noche
debían hacer un examen de conciencia en tres puntos: ¿En qué he faltado?
¿Qué hice de bueno? ¿Qué deje de realizar, de lo que debía hacer? Al des-
pertarse debían proponerse el buen empleo de la jornada… Entre otros,
prestar asistencia a la legalidad contra los facciosos, ser fiel a los amigos y
decirse que entre amigos todo es común, ser moderado y frugal en el em-
pleo de los bienes, avergonzarse de sí mismo cuando se ha realizado un
daño y respetar la palabra dada.62
4. Los sofistas
61Ibidem, p. 43.
62Robin, León, El pensamiento griego. Y los orígenes del espíritu científico, Méxi-
co, Unión Tipográfica Editorial Hispanoamericana, 1962, pp. 52 y 53. El paréntesis es
del autor.
63 Frey, Herbert, op. cit., nota 26, p. 116.
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS GRIEGO Y LATINO 41
el hombre es la medida de todas las cosas, del ser de las que son, del
no-ser de las que no son. Las sensaciones son individuales y subjetivas: El
viento no es frío más que para mí y en el momento en que tengo frío. To-
do es movimiento y mutación incesantes. Este hombre al que llamamos él
mismo, es siempre otro; sabe y no sabe; sus recuerdos son otros tantos es-
tados nuevos; no es Uno, sino pluralidad infinita… Lo Uno que es la me-
dida de lo real, es la individualidad transitoria del estado de conocimiento…
Lo que resulta necesario, entonces, es disolver la unidad y la identidad del
individuo para adap tarlas a la multiplicidad infinita y a la movilidad
del devenir… Lo que impropiamente se llama verdadero es aquello que en
un determinado momento y en condiciones apropiadas, es lo provechoso y lo
saludable.67
Trabajó por desarrollar en los demás una reflexión crítica que liberara al
hombre de las opiniones aceptadas sin examen: “conocerse a sí mismo”
para corregirse, era tener cuidado de la psique y el método de investiga-
ción, era el diálogo… Su estudio se dirigió no a la naturaleza sino a los
asuntos morales e investigó la “esencia” de las cosas, o su bien, como
punto de partida del razonamiento y de la ciencia, haciéndola residir en la
“definición universal” y en los “discursos inductivos”. Cada cual, con
la ayuda de su “demon”,68 es el artífice de su salvación…
67
Ibidem, p. 139 (paráfrasis).
68
No hay acuerdo entre los autores sobre la traducción de “demon”: Agustín de Hi-
pona refiriéndose al término, tituló una monografía como “El dios de Sócrates”; pero no
es exacto. Para los pitagóricos su “demon” es visible y creían en dos especies de “demo-
nes” personales. Para Homero: Minerva, cual un “demon”, es una personificación de la
razón y sabiduría de Zeus. Apuleyo, Tratados filosóficos, México, Universidad Nacional
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS GRIEGO Y LATINO 43
Esa especulación del lenguaje hace creer, todavía en el siglo XXI, que
el conocerse a sí mismo sea posible, y que ello permita controlar el ins-
tinto humano. Pero si el humano es en gran parte inconsciente, jamás se
conocerá, aunque se lo proponga y crea que lo alcanza.
Si el sujeto no puede conocerse a sí mismo, entonces, resulta falaz de-
cir que pueda auto-controlarse, o que pueda conocer plenamente a otro
diferente. Por lo tanto, la razón no puede separarse del todo humano,
aunque se crea que se la separa. Sólo la voluntad autocrática hace creer
que se tiene la única razón válida. En consecuencia, una razón única uni-
versal no tiene ninguna razón.
Nietzsche se pregunta sobre la irreverencia de pensar que los grandes
sabios son tipos “decadentes”, o que aparecen en momentos en que las
sociedades presentan síntomas de decadencia, es decir, el “nacimiento de
la tragedia” y considera a Sócrates y Platón como síntomas de la deca-
dencia griega. Para él, no se sale de la decadencia por el solo hecho de
hacerle la guerra a ella misma. Los filósofos escogieron como remedio y
salvación una expresión de la decadencia, pero modificándola, no elimi-
nándola:
Autónoma de México, 1968, pp. XCVII y CVIII. Nosotros proponemos interpretar “de-
mon” a la manera que G. W. F. Hegel, define el concepto de Espíritu, esto es, como lo
concreto, lo acabado, lo logrado por el hombre; esto implica haber alcanzado la autocon-
ciencia y, por lo tanto, poseer un poderío individual.
44 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
6. Platonismo
74
Cfr. ibidem, p. 56; y Legendre, P., “El amor del censor”, Ensayo sobre el orden
dogmático, Barcelona, Editorial Anagrama, 1979, p. 5, paráfrasis.
75 Tamayo y Salmorán, R., op. cit., nota 41, p. 196, paráfrasis.
76 Apuleyo, op. cit., no ta 68, pp. 25-27 pa rá fra sis.
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS GRIEGO Y LATINO 47
las cosas, siendo simples y eternas, sin ser corpóreas. De ellas proceden
los modelos que ha tomado Zeus para las cosas que existen o existirán.77
Para Platón el origen del “Estado” se explica por la debilidad humana,
es decir, por la imposibilidad de los individuos de bastarse a sí mismos en
sus necesidades materiales. La forma de gobierno que le parece más ven-
tajosa es aquella que ofrezca el equilibrio de los poderes sociales, siendo
inconveniente la aristocracia o la democracia absolutas y puras, pero sien-
do necesario, la no impunidad de los gobernantes, quienes tendrán mayor
exigencia de responsabilidad por su elevado poder. De ahí que preveía
cuatro formas de estado ciudadano: el “primero” cuando el poder se usur-
pa por ansia de dignidad; el “segundo”, en que el poder se reparte entre
unos pocos; el “tercero”, cuando el poder alcanza a todos y el “cuarto”, el
estado tirano.78
En el diálogo de Eutrifón, que se refiere a la “obediencia a las leyes o
la santidad”, Platón manifiesta que si queremos conocer la “realidad” o la
esencia de la “santidad’, es preciso que se fijen los ojos en la “forma úni-
ca” (en la idea, o representación mental) o en el ‘modelo (paradigma) por
el cual las cosas santas son siempre iguales a ellas mismas. Se trata de dar
un contenido real, al saber puramente formal individual y subjetivo de la
sofística; y desde estos primeros diálogos, se indica que la naturaleza de
ese “contenido real”, es la “Idea” de aquello de que se trata.79 El conteni-
do es la figura, la forma, el aspecto exterior.
…Sabio es el que comprende que al cuidar de su alma, al inmortalizar-
se lo más posible, al imitar el modelo divino, se salvará su esencia de
hombre. Sólo pueden hacernos felices la justicia o la expiación de la injus-
ticia que hemos cometido… La retórica capaz de hacer mejores a los hom-
bres… es la que se funda en el conocimiento de lo justo… Las almas, des-
pués de la muerte, comparecen ante sus jueces con todas las deformidades
que grabó en ellas una vida injusta. Por ello, para ser reformadas y purifi-
cadas, tendrán que expiar.80
El alma entonces se concibió como un bien que sólo poseían los varo-
nes, con trascendencia, pero a su vez, susceptible de degradarse por el
actuar con injusticia o maldad culposa o intencionalmente, debido al mal
estado del cuerpo, o por los vicios. Aquí se deja entrever la falla de la
conducta humana como resultado de sus carencias o actitudes viciosas.
De todas maneras, esa alma era “culpable” por no haber obedecido a la
“razón”, y por ello se debía expiar la culpa, para equilibrar el desorden
causado.
En esa visión, el dominante se concibe como bueno y no deseoso del
mal, pero lo permite, porque se deriva de un defecto del dominado, por
ser lo que hace la diferencia entre éste y aquél. Si no fuere así, el do-
minado sería igual al dominante, sería perfecto y eso no lo permite el
dominador, pues en ello estriba la diferencia que lo hace superior; en
consecuencia, el vencido siempre será imperfecto, aunque desee emular
a su vencedor.
De esa manera, el socratismo y el platonismo superaron la concepción
del kaos y construyeron la ideología de un mundo perfecto (mundo del
lenguaje), más allá de la imperfección del mundo de lo concreto, porque
éste es como es, pues si fuera perfecto, todo sería orden inmutable, hasta
en la composición de las células. Si fuera así, las cosas y los humanos se-
rían exactamente iguales, porque la perfección y el orden se repetirían
incesantemente.
El platonismo ideológico construyó un mundo metafísico al que se lla-
mó “verdadero”, en contraposición a la adoración del cosmos pletórico
de dioses y divino en sí... que había constituido la cosmovisión de los
presocráticos, en la que los humanos se adoraban a sí mismos en sus
dioses y se concebían como parte integral de lo Uno. A ese mundo de lo
concreto, se contrapuso el mundo del más allá, al que se le dotó de una
realidad absoluta.
Platón introduce una transformación del pensamiento, que posterior-
mente se conciliará, en la corriente del “neoplatonismo”, con el he-
breo-cristianismo. Así, el triunfo de esta última ideología, sobre la cos-
movisión pagana de Roma, propondrá la expiación y el auto-castigo
como formas de purificación, para alcanzar la salvación eterna, que desde
entonces, ha determinado la “realidad” del mundo del lenguaje europeo
y occidental. “A través de ello se debilitó el politeísmo griego original y
su filosofía, quedó a punto, para una capitulación ante el monoteísmo del
Cercano Oriente”.82
El cristianismo impondrá su razón como la única razón verdadera, la
distinción entre alma y cuerpo, la expiación de las culpas y la salvación o
la condena en el mundo del más allá.
7. Los cínicos
con otra. Pero hay que entender que la intuición indivisible que capta la
“esencia”, no podría ser la intuición empírica, que sólo es una simple opi-
nión que por comodidad, distingue partes en la cosa. Aceptando esto, no
deben atribuírsele juicios, porque ello implica incluir en una “esencia”,
otra distinta. Por ejemplo, al sujeto “hombre”, no debe añadírsele una
esencia enteramente distinta, como el atributo “blanco”; el hombre es
hombre y lo blanco, blanco; esa es la verdad. Al expresar el Ser, la noción
también expresa la verdad absoluta. De ahí resulta que cuando nos limita-
mos a nombrar sólo la esencia, no hay ni contradicción ni error posibles.
Pero la falta de la relación, la ausencia de la “comparación”, conduce di-
rectamente al desdén más completo con respecto al saber, en tanto que
pretende expresar lo verdadero en un sistema de relaciones.83
Eso quiere decir, que las cosas son como son, en su esencia, y que lo
único que se puede hacer con ellas, es compararlas con otras. Cuando a los
objetos o a los sujetos se les atribuyen indebidamente adjetivos o esen-
cias, que en sí mismos no tienen, ya no son esos objetos o sujetos, sino
construcciones subjetivas que realiza el observador.
La falsedad está en dar el valor de conocimiento y verdad a esas cons-
trucciones arbitrarias, cuando se vive en un sistema de relaciones. Esta es
la lógica paradójica, que es el fundamento de todas las ideologías de lo
“moral”.
La peor locura es buscar el amor sensible, y sobre todo, el amor. El re-
medio para el amor es el ayuno y el tiempo, y si no son suficientes, el la-
zo que estrangula… La verdadera alegría reside en el esfuerzo y en el
ejercicio, entrenamiento físico y moral que nos libera de la esclavitud de
las pasiones y de las circunstancias exteriores.84 Por eso, los cínicos te-
nían a Hércules como modelo, pues su vida es la aplicación de tales prin-
cipios.
Lo que ellos pretenden realizar con su “ascetismo” es el hombre en su
naturaleza, el hombre verdadero. Es a este hombre al que busca Dióge-
nes por doquier. También hicieron suya la diferencia entre los “conven-
cionalismos” y la “naturaleza”, por eso, para ellos la familia, la ciudad, y
los derechos políticos constituían artificios: los sabios eran ciudadanos
del mundo y los Dioses eran creaciones de las leyes. En cambio, la natu-
raleza era la divinidad única.85
8. Aristóteles
9. Los escépticos
Inicialmente tuvieron como método una disciplina moral que tenía por
propósito la quietud del vivir y después evolucionaron a ser una discipli-
na de espíritu científico. Jamás se presentaron con aspectos de rebeldía
para producir escándalo y promovieron entre sus miembros, el aceptar la
vida tal como era. Su respeto del “hecho”, de lo que ocurre, los condujo
a considerar los hechos colectivos, las costumbres y las leyes, como na-
turales y se cuidó escrupulosamente al “hecho”, anotando sus relaciones
y su aplicación a la práctica.
El análisis riguroso y exhaustivo de todos los aspectos de un proble-
ma, la habilidad dialéctica y la fuerza de un Espíritu (individuo concreto)
90 Robin, León, op. cit., nota 62, pp. 253-257, paráfrasis. Cfr. Crematística. Diccio-
nario de la Real Academia Española de la Lengua, XIX ed., Madrid, 1970, p. 377; y
Diccionario Griego-Español, Barcelona, Sebastian Yarza Florentino, 1964, p. 1522.
91 Cfr. Roll, Eric, op. cit., nota 29, p. 30; y Robin, León, op. cit., nota 62, p. 257.
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS GRIEGO Y LATINO 55
10. El epicureísmo
los que no son “ni naturales ni necesarios” como el obtener honores; los
que son “naturales sin ser necesarios”, como todo refinamiento por el que
un placer natural “varía” sin que aumente y los que son a la vez, “natura-
les y necesarios”. Se obrará rectamente no cediendo jamás a los primeros;
se debe obedecer a los segundos por excepción, ya que su rareza misma es
lo que les da precio y en cuanto a los últimos son los más fáciles para sa-
tisfacer y siempre están a “nuestro alcance”. “¡Gracias sean dadas a la bie-
naventurada naturaleza —decía Epicuro— por haber puesto a nuestro al-
cance las cosas que son necesarias, mientras aquellas que no se consiguen
fácilmente son las no necesarias!”. Mantenerse “en los límites de la natu-
raleza” es poseer una propia “suficiencia” y es “el colmo de la riqueza”.95
Así, “todo placer, en virtud de su propia naturaleza, es un bien aunque
no por esto deba buscarse todo placer; de igual manera, todo dolor es un
mal, pero no todo dolor está para ser evitado siempre”. Por lo tanto se
hace necesaria una “mesura comparativa” cuya unidad sea el placer y
Con los seguidores del “epicureismo” se retornó a la unidad del ser hu-
mano y se valoró en su totalidad el instinto de vida, que debe buscar como
bien, el principio de placer y la felicidad.
11. El estoicismo
Para los estoicos, todo lo que se presenta como real, es un cuerpo que
posee su individualidad propia y distinta de cualquier otra y en esa reali-
dad, el cuerpo obra y padece.
Así, el cuerpo, por un lado, está dotado de una espontaneidad motriz esen-
cial, enteramente actual, una “tensión” que, partiendo de su centro, realiza
96 Ibidem, pp. 318 y 319.
97 Ibidem, p. 316.
98 Ibidem, p. 327.
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS GRIEGO Y LATINO 57
Esta doctrina del individuo, para ser entendida, debe considerarse con re-
lación a la individualidad ejemplar del mundo. En efecto si en vez del
“universo”, o del vacío infinito, con el mundo que le es virtualmente inte-
rior, se considera el mundo mismo, entonces es “la totalidad”, el conjunto
de lo corporal y de los incorporales, todo lo real cuyos aspectos son las ca-
tegorías. Puesto que lo infinito del vacío le es exterior, el mundo es finito
y excluye de sí el vacío, por lo tanto es único y perfectamente Uno, tiende
en todos los sentidos hacía su centro y es esférico. Pero siendo así, el mun-
do es también, la “organización” misma de ese “sistema” que une el cielo
con la Tierra y además, el principio divino, activo y organizador.100
“creo” que lo que veo allá es una cuerda; no se mueve, “nada me saca, pues,
en sentido contrario” de mi creencia; pero si la examino con más cuidado,
“si le doy la vuelta”, me apercibo que esta cuerda es una serpiente. De esta
manera somos nosotros los que creamos la verdad, a través de sucesivos
tanteos. Correlativamente la conciencia de nuestra “libertad”, significa la
eventualidad de un encuentro entre nuestra afirmación, de un futuro deter-
minado que ha de realizarse y aquel que en realidad se realizará.103
105 Declareuil, J., Roma y la organización del derecho, México, Unión Tipográfica
Editorial Hispano Americana, 1958, p. VI y 35, paráfrasis.
106 Ibidem, pp. 292 y 293.
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS GRIEGO Y LATINO 61
Los delitos podían ser “verdaderos”, cuando nacían de “dolo malo”, o cuasi
delito si derivaban de culpa.107
El derecho romano diferenció los delitos en:
A. Delitos públicos
ca”. Este delito fue tipificado en las Leyes Julias dictadas siendo cónsul
César Augusto.111
Además de los delitos contenidos en el Jus Civile, están los del Jus
Honorarium115 que son:
La rapiña que consistía en un furtum con violencia o el cometido por
bandas armadas y se remonta a la Lex Cornelia de injuria de Sila.
El fraus creditorum se integraba como delito cuando un deudor reali-
zaba negocios perjudiciales para el acreedor, que provocaran su insol-
vencia. La sanción consistía en que los acreedores perjudicados podían
pedir, en el término de un año, la anulación de los negocios celebrados
por el deudor.
115 Margadant S., G., El derecho privado romano, México, Editorial Esfinge, 1983, p.
442. Berrueco, A., op. cit., nota 108, p. 22
116 Declareuil, J., op. cit., nota 105, pp. 149-151, paráfrasis.
64 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
117 Montesquieu, Ch. S., Del espíritu de las leyes, Madrid, Editorial Tecnos, 1987, pp.
290-293, paráfrasis.
118 Margadant, G., op. cit., nota 115, p. 442.
119 Tamayo y Salmorán, R., op. cit., nota 41, pp. 111 y ss., paráfrasis.
LOS SISTEMAS IDEOLÓGICOS GRIEGO Y LATINO 65
67
68 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
123 Freud, S., El malestar en la cultura, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1996,
p. 128.
124 Ibidem, p. 123.
125 La risa en los conventos cristianos estuvo prohibida del siglo IV al X, justificándo-
se en que Cristo no rió, pues no hay constancias de ello en los evangelios. Cfr. Goff, Ja-
70 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
Pero Yahvé también desató su ira de muerte, y por ello maldijo a los
transgresores, a ella diciéndole:
multiplicaré tus dolores en tus preñeces; con dolor parirás tus hijos y esta-
rás bajo la potestad de tu marido y él te dominará. A él le dijo: Por cuanto
has escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol de que te mandé no
comieses, maldita sea la tierra por tu causa: con grandes fatigas sacarás de
ella el alimento en todo el curso de tu vida… Ved ahí al hombre que se ha
hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; no vaya ahora
a alargar su mano y tome también del fruto del árbol de la vida, y coma de
él, y viva para siempre… Y lo echó del paraíso de deleites para que traba-
jase la tierra de que fue formado… Y desterrado el hombre, colocó Dios
ques le, I Riti, il Tempo, il Riso, Cinco ensayos de historia medieval, Milán, Ediciones
Gallimard, 1999, p. 155.
EL SISTEMA IDEOLÓGICO HEBREO 71
126 “Génesis, 3, El origen del mal en nuestro mundo. Tentación y pecado 1-24”, Sa-
grada Biblia, Barcelona, Editorial Herder, 1966; cfr., también, Alonso Schökel, Luis, Bi-
blia del peregrino, Bilbao, España, 1995.
127 Maltz, W. y Boss, S., El mundo íntimo de las fantasías sexuales femeninas, Bar-
celona, Paidós, 1998, pp. 76 y 77.
72 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
Por otra parte, esa misma ideología valoró y premió la obediencia incon-
dicional al mandato recibido del dominador: El Señor dijo a Moisés: “Con-
ságrame todo primogénito que abre el vientre de su madre, entre los hijos de
Israel, tanto de hombres como de animales; porque míos son todos”.128
Muchos siglos han tardado los teóricos de las ciencias sociales como
la política, el derecho, la criminología y la psicología para constatar que
en ese discurso ideológico jurídico como instrumento de poder social, se
deben probar todas las llaves interdisciplinarias, para abrir las puertas
que permitan la comprensión de las conductas individuales y colectivas
de los hombres. La teoría psicoanalítica al ocuparse del poder, requiere,
también, conocer su discurso para acceder a la institución social y contri-
buir a la descripción de las relaciones polifacéticas entre los que mandan
y los que obedecen, desenganchando de los hombres dominados la expli-
cación de las conductas sociales consideradas delictivas, y vinculándolas
a los ocultamientos estructurados por el poder en el discurso ideológi-
co131 para imponerles una pena.
En consecuencia, en la ideología el Dominante define como pecados
ciertas condiciones, actos y comportamientos humanos, que de antemano
sabe que no los puede evitar y van a ocurrir, porque son naturales en la
vida individual y social. Sin embargo, muchos no los va a conocer, algu-
nos los va a castigar y los demás los perdonará, pero lo que le importa en
verdad, es ser reconocido como Dominante, cada vez que el dominado se
arrodille ante él para pedirle clemencia o perdón. Esa es la función del
castigo o de la absolución, reforzar la figura de la autoridad y mantenerla
en su ubicación de superioridad jerárquica ente los subordinados a ella.
Por ello, se hace necesario acabar con el concepto de “hombre delin-
cuente”, que se ha construido como el ser pecaminoso, enfermo de mal-
dad y que por ello transgrede la norma del Señor, que a su vez está con-
cebida como buena y hecha para beneficio de todos.
131 Entelman, Ricardo et. al., “El discurso jurídico”, Perspectiva psicoanalítica y
otros abordajes epistemológicos. Introducción, Buenos Aires, Editorial Hachette, 1982,
pp. 16-19, paráfrasis.
74 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
Primero gobernaron los jueces y luego los reyes hasta el apogeo con
Salomón en el 935 a. C. No obstante, vendrán las invasiones y su escla-
vización por los caldeos, los seléucidas, los griego-macedonios y los
romanos de occidente. Después, por la dominación bizantina del Impe-
rio Romano de Oriente y del Imperio Otomano.
gunda es una obra profética que recoge el libro de Isaías, Jeremías, Eze-
quiel y los doce profetas menores.
“Las Hagiografías” son una antología de obras poéticas filosóficas y
narrativas en las que se encuentran los Salmos, Proverbios, Eclesiastés, El
Cantar de los Cantares y otros.
Al Antiguo Testamento se agrega el “Talmud” escrito entre el principio
de la era cristiana y el siglo V que contiene, la recopilación de doctrinas
tradicionales que conformaron la llamada “Mischna” que significa repeti-
ción o segunda ley que era comentada en las escuelas rabínicas de los si-
glos siguientes y el conjunto de esas nuevas opiniones conformó la “Gue-
mará”. La unión de esas dos obras conformaron el Talmud que contiene
los principios y doctrinas religiosas, judiciales y literarias de los hebreos y
que dieron respuesta a todos los problemas del pueblo disperso y le otor-
garon una identidad colectiva, a pesar de la fragmentación política y de los
desplazamientos geográficos.138
140 Génesis 34,7; Jue 20, 6.10.12; cfr. Dt 17,4; 22,21; Albertz, Rainer, op. cit., nota
129, p. 169.
141 Albertz, Rainer, op. cit., nota 129, p. 170.
142 Ibidem, p. 148.
EL SISTEMA IDEOLÓGICO HEBREO 79
tuye una redención de todos, a partir del sacrificio de uno de ellos. Con
el tiempo se pasó del sacrificio humano al “sacrificio” de bienes o ani-
males y su práctica inconsciente por siglos ha institucionalizado el con-
cepto de chivo expiatorio.
Igualmente, en esa legislación relativa al ámbito de lo sagrado aparece
el derecho de asilo, consistente en esa protección, que daba alcanzar la
casa inviolable del Señor y que permitía un espacio de libertad hasta que
él decidiera.
152 Cfr. Albertz, Rainer, op. cit., nota 129, p. 345, paráfrasis.
153 Ibidem, p. 347.
84 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
En la época previa al exilio, año 586 a. C., en que los babilonios des-
truyeron Jerusalén y se llevaron cautiva a gran parte de la población du-
rante un siglo, se estructuró una jurisdicción especial, reservada a los sa-
cerdotes, y que estaba limitada a los desórdenes o violaciones respecto
del culto en sentido estricto. Su ampliación a la esfera global de lo reli-
gioso se remonta a la época monárquica y explica la presencia de los de-
litos contra la moral y la religión, que se mantendrán en muchas sociedades.
En el contexto traumático de la historia de los hebreos surgieron
nuevos modelos de interpretaciones que los llevaron a invertir también
los valores del dominante y para justificar su tragedia, cambiaron la
ecuación :
156 Frey, Herbert, op. cit., nota 26, p. 158. Citando a J. Wellhausen y M. Ahlsdorf.
157 Albertz, Rainer, op. cit., nota 129, p. 349.
86 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
cos piadosos). Todos ellos están en gracia de Dios y sólo para ellos existe
la bienaventuranza. Esa nueva moral de los esclavos será la revolución
enarbolada por el cristianismo oficial de todo el mundo.158
160 Mandel, E., Tratado de economía marxista, México, Ediciones Era, 1969, t. 1,
pp.70 y 117 (paráfrasis).
161 Roll, Eric, op. cit., nota 29, pp. 17-21.
162 Ibidem, pp. 21 y 22.
88 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
164 Cfr. Althusser, L., Ideología y aparatos ideológicos del Estado, México, Editorial
Quinto Sol, 1985.
CAPÍTULO CUARTO
SISTEMA IDEOLÓGICO
CRISTIANISMO-ROMANO Y MEDIEVAL
La moral de los esclavos, para morir
Por debajo de ese Dios, que al mismo tiempo que personal, es lo Uno in-
determinado, se desarrolla toda una jerarquía de intermediarios: el “Verbo
o logos” y las “Ideas” modelos de las cosas bajo las cuales está la sabidu-
ría; después el “hombre de Dios” o el primer “Adán” y debajo, los “ánge-
les”; luego el “hálito de Dios” y finalmente, las “potencias humanas” por
las que Dios se pone más cercano del hombre. Ese buscar de esta manera
en la conciencia religiosa y con el propósito de la salvación, el principio
real de una explicación de las cosas, fue una novedad que era extraña al
pensamiento griego.165
91
92 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
El neoplatonismo
II. EL MESÍAS
Así, Tácito dice que Nerón después del incendio de Roma, Julio del año
64, culpó y castigó con exquisito género de tormentos a unos hombres
aborrecidos del vulgo por sus excesos, llamados comúnmente cristianos.
El autor de ese nombre fue Cristo, el cual imperando Tiberio, había sido
ajusticiado por orden de Poncio Pilato, procurador de la Judea.169
Por su parte Suetonio escribe que el emperador Claudio arrojó de Ro-
ma a los judíos que se agitaban sin tregua por incitación de Chrestus,170 y
168 Guignebert, Ch., Jesús, México, Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana,
1961, pp. 51 y 52.
169 Tácito, Los anales (año 115 d. C.), México, Universidad Nacional Autónoma de
México, 1975, t. II, p. 198.
170 Guignebert, Ch., op. cit., nota 168; citando la obra de Suetonio, Vida de Claudio,
México, Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana, 1961, cap. XXV, p. 11.
94 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
Plinio el Joven narra en carta a Trajano (año 112) que hizo detener a un
número de personas, las cuales le confesaron que se reunían antes del día
para cantar a Cristo, como a un Dios, un himno de estrofas alternadas.171
175 Pablo de Tarso, “Epístola a los romanos”, Nuevo Testamento, Los Gedeones Inter-
nacionales, 1960, cap. I, 14, 15, 18; cap. 2, 12-16, 1960.
176 Küng, Hans, “Grandes pensadores cristianos”, Una pequeña introducción a la teo-
logía, Editorial Trotta, p. 33.
177 Cfr. ibidem, pp. 19-22, paráfrasis.
178 Ibidem, p. 25, paráfrasis.
96 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
179 Ibidem, pp. 90 y 91. Nota: El emperador Constantino en el año 313, con el Edicto
de Milán impuso la religión cristiana como la nueva religión del Imperio Romano. Así se
comenzó a sustituir la ideología del paganismo politeista, por la del cristianismo mono-
teísta. Cien años después de ese giro de Constantino, escribe Agustín de Hipona.
180 Küng, Hans, op. cit., nota 176, pp. 92-94, paráfrasis.
181 Cfr. Grimberg, C., “La Edad Media”, El choque de dos mundos: Oriente y Occi-
dente, México, Ediciones Daimon, 1984, p. 80.
98 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
¿Dónde está la libertad del hombre si todo sucede por gracia divina? He
aquí la convicción de Agustín: no es la voluntad del hombre la que motiva
la gracia de Dios, sino justamente al revés: la gracia de Dios es la que im-
pulsa la voluntad humana a la libertad. La gracia no se adquiere, la gracia
se recibe como regalo. No es sino un don de Dios, causa de todo en el
hombre y única razón de su salvación… pero por otra parte ese don está
necesitado de la constante colaboración del hombre.184
Durante los siglos V al VIII que duró la agonía del Imperio Romano
se perdieron los conocimientos de la antigüedad clásica, se acabaron las
comunicaciones y se atomizó el sistema de producción de la tierra en mi-
les de poseedores de parcelas o feudos, cuyos titulares las distribuyeron
entre personas que a cambio de ella, se comprometían a servir bajo su
187 Alonso G., M., op. cit., nota 38, pp. 56-58.
188 Ibidem, p. 59, paráfrasis.
189 Idem.
102 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
En esa sociedad que había multiplicado los lazos de dependencia todo jefe
deseaba ser juez. Porque sólo el derecho de juzgar, permitía mantener efi-
cazmente el deber de los subordinados; y evitando que se sometieran a las
jurisdicciones de tribunales extraños, proveía el medio más seguro para, al
mismo tiempo, protegerlos y dominarlos. Además este derecho era a su
vez lucrativo por esencia. No solo comportaba la percepción de multas, de
gastos de justicia, e ingresos fructuosos por confiscaciones, sino también
la transformación de las costumbres en obligaciones, de la que los amos
sacaban gran provecho. No fue por azar que el nombre de justicia viese
extender su acepción hasta el punto de designar el conjunto de poderes se-
ñoriales.192
194 Ibidem, p. 9
195 Foucault, M., La verdad y las formas jurídicas, México, Editorial GEDISA, 1984,
pp. 75-77.
196 Tamayo y Salmorán, Rolando, op. cit., nota 41, pp. 169 y 170.
SISTEMA IDEOLÓGICO CRISTIANO-ROMANO Y MEDIEVAL 105
a) Las “fuentes divinas”, que devienen directamente de Dios, entre las que
están el Derecho Natural y el Derecho Revelado que se encuentra en las
Sagradas Escrituras y en la Tradición.
b) Las “fuentes humanas”, son las emanadas de la autoridad legítima, y
entre ellas hay dos tipos de normas: las “universales” que están dadas para
la iglesia universal, por el Pontífice de Roma o la persona u organismo ex-
presamente delegados por él mismo; y las “locales” que son las dadas para
una porción de la Iglesia —en razón del territorio— a las personas a quien
van destinadas por quien tiene a su cuidado esa comunidad, es decir el lla-
mado “ordinario”, que generalmente es el obispo o el prelado, e incluso la
Santa Sede, pero con efectos locales.202
201 Caparros, E., “La influencia del derecho canónico en el derecho occidental”, Re-
vista de la Facultad de Derecho de la UNAM, México, t. XXXVII, núm. 151-153, enero-
junio de 1987, 1988, p. 47, el paréntesis es nuestro.
202 Soberanes F., J. L., “Derecho canónico”, Diccionario Jurídico Mexicano, México,
Porrúa, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1985, p. 140.
108 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
203 Idem.
SISTEMA IDEOLÓGICO CRISTIANO-ROMANO Y MEDIEVAL 109
204 Sehling, E., Derecho canónico, Barcelona, Editorial Labor, 1933, p. 94.
205 Ibidem, p. 96.
110 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
La Inquisición
209 Margadant, G., La Iglesia ante el derecho mexicano, México, Porrúa, 1991, pp.
104 y ss. paráfrasis.
210 Rapporto sulla tortura nel mondo, Amnistia Internacional, Ediciones Sugarco,
1975, p. 31.
211 Margadant, G., op. cit., nota 209, p. 109, paráfrasis.
SISTEMA IDEOLÓGICO CRISTIANO-ROMANO Y MEDIEVAL 113
212 Küng, Hans, op. cit., nota 176, pp. 99-103, paráfrasis.
213 Ibidem, p. 110, paráfrasis
114 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
1. El himen sagrado
218 Matthews G., Sara, “El cuerpo, apariencia y sexualidad”, en Duby, Georges y
Perrot, Michelle (comps.), Historia de las mujeres, Madrid, Editorial Taurus-minor,
2000, pp. 105 y ss., paráfrasis.
SISTEMA IDEOLÓGICO CRISTIANO-ROMANO Y MEDIEVAL 117
219 Ranke-Heinemann, Uta, Eunucos por el reino de los cielos, Editorial Trotta, 1994.
Pastrana, Daniela, “La madre debe morir”, La Jornada, sección Masiosare, México, 20
de agosto de 2000, pp. 6 y 7, paráfrasis.
118 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
dos… Entonces, para arrancar al bebé de las manos del Dios verdugo y
depositarlo en las manos del Dios bondadoso, hay que bautizarlo. Pero
algunas veces, Dios, para salvar al niño de la muerte eterna, exige la
muerte física de la madre.220
En el mundo católico de hoy, donde se dice reconocer como derecho
la dignidad y la vida privada de las personas, a las mujeres no se les per-
mite decidir sobre su cuerpo y se les impone ser madres, aunque no lo
quieran, inclusive, a costa de su vida, pues lo que el dominador busca no
es la protección de la vida, pues le es fácil prescindir de la vida de la mu-
jer, lo que en realidad busca es el control, no sólo de la conciencia, sino
también del cuerpo de las mujeres.
pero eran familias de sujetos femeninos, cuya vida con ese sexo perduró
unos 150 mil años, que fue el tiempo de evolución que permitió la con-
formación de los primeros sujetos masculinos. En el periodo de hace 14
a 12 millones de años, entre otras familias de homínidos que desapare-
cieron, sobrevivieron los ramapitecus que fueron nuestros ancestros más
inmediatos, porque desarrollaron la capacidad de caminar erguidos. Ya
en la Era Cuaternaria, hace unos 4 a 3 millones de años, se desarrollaron
los australopitecus en varias líneas, una de las cuales la constituyeron los
australopitecus affarensis, uno de cuyos integrantes fósiles encontrado
es el antecesor más antiguo de la humanidad actual. Su evolución lo lle-
vará a ser homo habilis, sujeto erecto capaz de utilizar por primera vez
las manos; al homo sapiens, capaz de pensar y desarrollar objetos, hace
unos 200 mil años y al homo sapiens sapiens capaz de reflexionar y
crear estrategias, hace 40 a 30 mil años.221
En el campo de la biología médica, Javier Flores López222 afirma que
ya no es sostenible la idea de sólo dos sexos en la raza humana, porque los
argumentos anatómicos, genéticos y endocrinológicos se han superado.
221 Cfr. Jelinek, Jan, Enciclopedia Ilustrada del Hombre Prehistórico, México, Edito-
rial Extemporáneos, 1975. Punset, Eduardo, Redes, Radio Televisión Española, 2004. Lea-
key, Richard, obras varias.
222 Flores López, Javier, investigador de la División de Estudios de Posgrado de la Facul-
tad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. “Las bases biológicas de
la diferenciación sexual en el siglo XXI, conferencia en el Centro de Investigaciones Inter-
disciplinarias en Ciencias y Humanidades”, Boletín UNAM-DGCS-341, UNAM, 2001.
120 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
223 Idem.
224 Idem.
CAPÍTULO QUINTO
EL SISTEMA IDEOLÓGICO
EN LA EUROPA ABSOLUTISTA
El poder justifica los medios para obtenerlo y mantenerlo
I. Nicolás Maquiavelo (1469-1527) . . . . . . . . . . . . . . 121
121
122 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
228 Maquiavelo, N., Discorsi sopra Tito Livio. Op. cit., nota 226, pp. 185 y 186.
SISTEMA IDEOLÓGICO EN LA EUROPA ABSOLUTISTA 123
y las leyes deberán lograr que los hombres, que en su mayoría son
malos, se abstengan de obrar mal, más por necesidad que por vo-
luntad.
g) La soberanía del príncipe debe ser absoluta, pues la modestia no
aplaca a un enemigo jamás, por el contrario, lo hace más insolente,
y vale quizá más, verse quitar algo por la fuerza, que por el temor a
la fuerza.
h) El príncipe que apoya su Estado en tropas mercenarios y a sueldo
no estará firme ni seguro nunca. Serán soldados suyos mientras no
hacen la guerra, pero no morirán por él.
i) La injuria a una nación extranjera debe ser reparada si los extranje-
ros se quejan de ello. De otra manera, se puede esperar una vengan-
za brutal. No deberá abusarse jamás de la victoria, para no poner en
desesperación a los vencidos.
j) El príncipe debe tener el tacto suficiente para ser amado y ser temi-
do; pero si le es difícil ser las dos cosas a la vez, es preferible ser
temido, porque los hombres temen menos ofender a quien se hace
amar, que a quien se hace temer. Sin embargo, su reciedumbre no
debe, hacerlo insufrible.
k) “La seguridad pública y la protección que el príncipe acuerde a la
agricultura y al comercio, son el nervio suyo, por lo que debe esti-
mular a sus gobernados a ejercer pacíficamente su oficio tanto en la
agricultura, en el comercio o en cualquier otra profesión, de modo
que el temor de verse quitar sus propiedades, no disuada a éste de
hermosearlas, y el temor de los tributos no impida a aquel abrir un
comercio”.229
La razón de Estado que aparece con claridad, queda vinculada enton-
ces, a esa coordinación entre la seguridad pública, el sistema de produc-
ción y un sistema impositivo que no sea expropiatorio.
El principio de soberanía del príncipe fue complementado después
con el principio de la soberanía de la república planteado en 1576 por
Bodino y en el que define a la República como el justo gobierno de
varias familias y de lo que tienen en común con poder soberano, hicieron
descansar esas soberanías en la total independencia y autodetermina-
ción del sujeto individual o colectivo que detentaba el poder, sin impor-
tar el sistema de gobierno que imperara.230
El hombre no puede en absoluto, por sí mismo, por muy piadoso que sea,
aparecer como justo ante Dios, estar justificado ante él. Dios es quien, con
la libertad de su gracia, en su calidad de Dios misericordioso, justifica al
pecador, sin que éste lo merezca. Y esa gracia, el hombre puede acogerla,
sólo si confía lleno de fe… Con la fe, recibe el hombre injusto y pecador,
la justicia de Dios.234
aquél, sino únicamente en razón de su fe, de tal manera que pueda acri-
solar esa fe en las obras de caridad: como hombre justificado y al mismo
tiempo pecador, como hombre que necesita renovadamente, una y otra
vez, el perdón.237
De ese nuevo mundo del lenguaje se concluye que: “un cristiano no
vive en sí mismo sino en Cristo y en su prójimo; en Cristo por la fe y en
el prójimo por la caridad. Por la fe se remonta por encima de sí mismo a
Dios, pero de Dios vuelve otra vez a sí mismo por la caridad, quedando
sin embargo siempre en Dios y en la caridad divina”.238
Lutero concibió la idea de los “dos reinos”, el de Dios y el de los
hombres separados, pero al liberar a las iglesias de Roma y crear nuevas
parroquias, tuvo que ponerlas bajo la protección de los príncipes alema-
nes, ante la presión papal. Estos fungieron inicialmente como obispos de
emergencia, pero luego se enriquecieron y coparon el poder, con la secu-
larización de los bienes y la retirada de la Iglesia romana, permitiéndose
el absolutismo territorial y el despotismo; asumieron el Poder Legislati-
vo eclesiástico, la jurisdicción y la disciplina eclesiástica; se apoderaron
de los monasterios que se habían suprimido y de sus bienes, aumentando
su poder político. Esos príncipes se sintieron papas y entonces en Alema-
nia, en lugar de la Iglesia del papa, hubo una Iglesia del Estado domina-
da por los príncipes y los concejos municipales. El tiempo de los nacio-
nalismos no logró romper esa correlación de fuerzas, pues la Iglesia
luterana permaneció débil frente al Estado y sólo encontrará su evolu-
ción, para dejar de ser un provincianismo alemán, en el siglo XX des-
pués de la Primera Guerra Mundial.239
De ahí se puede afirmar, que el que rompe las reglas que el poderoso
impone, será para éste, un ser que perdió el rumbo y necesita ser salvado.
Pero cuando toda la sociedad es disidente, respecto de la conciencia de
lo real de quien aspira a dominarla, entonces éste la considerará como
decadente y necesitada de cambio, para la salvación, que él solo puede
lograr.
Mientras que la moral católica se concentró (de forma medieval) en las ac-
ciones individuales y en la descarga mediante el sacramento de la peniten-
cia (en las acciones culpables), la doctrina calvinista de la ”elección” exi-
ge de los elegidos la santidad sistemática, la ética en la totalidad de su
conducta. Y mientras que las concepciones económicas de Lutero estaban
marcadas por las poco desarrolladas condiciones agrarias de Alemania y
por la lucha entre campesinos y nobles, las de Calvino lo están por la so-
ciedad y la economía urbanas progresistas. En la Edad Media sucedía con
frecuencia que los comerciantes ricos que habían conseguido su dinero
con mala conciencia, terminaban por donarlo a la iglesia para fines carita-
tivos. Pero el comerciante calvinista puede hacer con buena conciencia,
medieval tardía que buscaba la Iglesia nacional anglicana, como una ter-
cera vía entre el catolicismo romano y el protestantismo.
El anglicanismo conserva la Escritura como medio para la salvación,
la tradición eclesial como método para la interpretación y la razón como
elemento de esclarecimiento. De ahí que su lectura sea pública y privada,
su liturgia solemne y flexible, gozosa y musical. Mantiene el orden litúr-
gico tradicional, pero a la vez acepta la reforma flexible, que permite re-
visiones y acomodaciones en los actos de culto, sin exagerada unifor-
midad litúrgica. Tiene una estructura ministerial episcopal, acompañada
de una tolerancia generosa, vinculada a la ordenación de sacerdotes y se
conserva la sucesión apostólica de los obispos. Para la solidaridad an-
glicana de todo el mundo, es muy importante la lealtad al arzobispo de
Canterbury, que no posee poder legislativo o ejecutivo estricto fuera
de su diócesis, pero que representa de forma visible en el tiempo y en el
espacio, la unidad de la Iglesia anglicana entera.245
133
134 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
252 Cfr. Locke, John, Ensayo sobre el gobierno civil, México, Editorial Gernika,
1996, pp. 193 y 194.
253 Rousseau, J. J., El contrato social o principios de derecho político, México, Porrúa,
núm. 113, 1987, pp. 14 y 15.
136 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
Sin embargo, esas buenas intenciones han sido negadas por la expe-
riencia histórica moderna, que ha demostrado que la soberanía popular
ha sido siempre cancelada y filtrada por los intereses de poder y desde
un principio encontró detractores y enemigos para que pudiera convertir-
se en realidad.
Para calmar ese temor de la burguesía, al reconocimiento teórico de
la voz de los vencidos, Emmanuel J. Sieyès en 1791 matizó la fuerza de la
soberanía popular propuesta por Rousseau y concibió la idea de la sobe-
ranía nacional, distinguiendo a los ciudadanos en activos y pasivos, “de
manera que aunque... todos tienen derecho a la protección de su per-
sona, de su propiedad, de su libertad... no todos tienen derecho a tomar
parte activa en la formación de los poderes públicos... sino sólo aquellos
que contribuyen al establecimiento público; (esos) son como los verda-
deros accionistas de la gran empresa social”.256
Con los grandes descubrimientos del siglo XVI, se rompieron las for-
mas de control que mantenían a los hombres sujetos a la tierra y a la
dominación inmediata del “señor” y muchas gentes abandonaron los feudos,
para ir a las ciudades y a los puertos en busca de nuevos horizontes.
El sistema de producción feudal cedió ante la emergencia del mercan-
tilismo, por eso fue necesario, entonces, inventar una nueva ideología
para cohesionar y controlar a los hombres dispersos. La respuesta consis-
tió en la concepción del “hombre libre, con derechos, capaz de contratar,
pero responsable de estar vinculado al proceso productivo”. Con esta
trampa se le mantuvo sometido, pues el trabajo se hizo obligatorio, con
cuotas y tiempos definidos y se convirtió la “mendicidad” en vicio o deli-
to, que en la mentalidad cristiana, hasta entonces, había sido valorada co-
mo una forma de vida, pues la pobreza y la renunciación eran virtudes.
Así, se construyó la idea de la libertad individual y del ciudadano,
dentro del mito del contrato social, controlado por su contraparte el Esta-
do, que lo constituyen: el poder económico-político real, integrado por
los poseedores de los medios de producción. De manera que la obliga-
ción del individuo particular no poseedor de bienes fue vincularse al apa-
rato productivo, ya no en el campo abierto que había abandonado, sino
en áreas cerradas dentro de los burgos, pues de otra manera, la pena por
su renuencia era la muerte.
Para lograr el control de los hombres sueltos, sin vínculo laboral, se
instauraron dos tipos de cárceles privadas llamadas “casas de trabajo”,
que fueron el ámbito de segregación y de explotación de la mano de obra
de los inocentes pobres: los vagabundos y los mendigos; y las “casas de
corrección”, donde se recluían para trabajar a los pobres responsables
de haber cometido, además, otros delitos.
Ambos tipos de casas eran propiedad particular de burgueses que ob-
tenían lucro de la explotación de esa mano de obra de los reos y cumplie-
ron el papel de formadores y reproductores de los primeros obreros. Con
el pasar del tiempo se descubrió que el poner a muchos hombres a produ-
cir en esos espacios cerrados, redundaba en alta productividad, a menor
costo y con mayor plusvalía para el propietario, originándose así la pro-
ducción a gran escala de la “fábrica”.
140 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
258 Melossi, D. y Pavarini, M., Cárcel y fábrica. Los orígenes del sistema penitencia-
rio (siglos XVI-XIX), México, Siglo XXI Editores, 1980, p. 232.
142 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
— Todos los hombres, siendo por naturaleza egoístas, pueden cometer delitos.
LAS IDEOLOGÍAS DEL CONTROL SOCIAL EN LA MODERNIDAD 143
260 Cfr. Beccaria, C., De los delitos y de las penas, Madrid, Editorial Alianza, 1982.
261 Ibidem, pp. 31-33.
262 Ibidem, pp. 35-40.
LAS IDEOLOGÍAS DEL CONTROL SOCIAL EN LA MODERNIDAD 145
que son indispensables para que un hecho del hombre se pueda reprochar
como delito. Y estas dos fuerzas que la naturaleza dio al hombre, y cuyo
conjunto constituye su personalidad, deben concurrir en un hecho para
que sea “acto humano” y para que pueda llamarse delito.270
Por lo tanto, definió el “delito civil” como “la infracción de la ley del
Estado promulgada para proteger la seguridad de los ciudadanos, resul-
tante de un acto externo del hombre, positivo o negativo, moralmente
imputable” y políticamente dañoso.
do los jueces no son magistrados imparciales, sino las mismas partes inte-
resadas, que buscan la razón de sus decisiones en el cálculo de las propias
fuerzas, de las propias necesidades, de los propios temores o esperanzas,
entonces resultan ciertamente pueriles los esfuerzos del jurista que preten-
de, desde su humilde escritorio, dictar preceptos que nunca serán escucha-
dos por nadie.285
Y si del abstracto campo jurídico pasamos a contemplar el problema de
los delitos políticos desde el punto de vista del sentido moral y de los cas-
tigos, encontraremos las mismas fluctuaciones nos veremos sumidos en
dudas idénticas. Por una parte, a los conspiradores y a los innovadores
políticos se les califica de infames y se les persigue hasta en sus bienes y
en sus hijos; por otra parte, se esparcen flores sobre sus tumbas y se
perpetúa su memoria, como si fueran mártires en biografías y en cánticos
populares; y mientras unos reproducen su efigie para entregarla al verdu-
go, otros la colocan en el muro doméstico como un recuerdo digno de ve-
neración y de llanto. De un lado el estercolero, de otro el altar.286
Como doctrina filosófica estoy convencido de que el derecho penal es
impotente, pues nunca será el árbitro de la gente a quien unos aplauden y
otros execran, porque jamás el derecho punitivo podrá llegar a ser árbitro
de la verdad entre esos aplausos y esas execraciones. Y diré mi última pa-
labra: infortunadamente estoy convencido de que la política y la justicia
no son hermanas, nacidas en una misma cuna, y de que en el campo de los
llamados delitos contra la seguridad del Estado, tanto interna como exter-
na, no existe el derecho penal filosófico; por lo tanto, así como la política,
en su aplicación práctica, siempre le impone silencio al criminalista, así
también, al tratarse de su teoría, le muestra la inutilidad de sus disertacio-
nes y le aconseja que calle.287
suerte que una persona era romana aunque fuera originaria de Iberia, Ju-
dea o Alejandría, como hoy se vislumbra que el capitalismo de las Trece
Colonias, se está convirtiendo en un nacionalismo neoliberal global.
Los nacionalismos generalmente han sido vistos desde tres perspecti-
vas: la voluntarista-subjetivista, la objetivista-naturalista y la ideológica.
303 Mellón, Joan A., “El ultranacionalismo como ideología: fascismos clásicos y
neofascismos”, conferencia en FLACSO y en el Instituto Nacional de Ciencias Penales,
México
304 Weill, George, La Europa del siglo XIX y la idea de nacionalidad, México, Unión
Tipográfica Editorial Hispano Americana, 1961, p. 10, paráfrasis.
305 Maquiavelo, N., op. cit., nota 226, p. 21.
LAS IDEOLOGÍAS DEL CONTROL SOCIAL EN LA MODERNIDAD 161
311 Weill, G., op. cit., nota 304, citando a Gobineau, p. 214, paráfrasis.
312 Lapougue, Vacher de, Revue d’Antropologie,1987, p. 151; citado por Weill, G.,
op. cit., nota 304, p. 221.
164 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
313 Weill, G., op. cit., nota 304, p. 222. Citando a Manouvrier, Revue de l’École d’Anthro-
pologie, citado a su vez en L’Anneé sociologique, Francia, vol. 4.
314 Weill, G., op. cit., nota 304, p. 223, paráfrasis.
LAS IDEOLOGÍAS DEL CONTROL SOCIAL EN LA MODERNIDAD 165
317 Cfr. Sánchez, A., Derechos humanos, seguridad pública y seguridad nacional,
México, Instituto Nacional de Ciencias Penales, p. 83.
318 Mellón, J. A., op. cit., nota 303, el paréntesis es nuestro.
168 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
El inicio del siglo XXI está viendo renacer las estrategias que motiva-
ron a Adolfo Hitler para superar la crisis de acumulación, en la gran
Depresión de 1929-1932 y sobreponerse al derrumbe de la legitimidad
política que de ella se derivaba. La solución económica de los nacio-
nal-socialistas es lo que hoy, con otras modalidades, se ha concretizado
como la Unión Europea: Un bloque regional de poder controlado por
las transnacionales alemanas, el Banco Central alemán y el ejército ale-
319 Idem.
LAS IDEOLOGÍAS DEL CONTROL SOCIAL EN LA MODERNIDAD 169
320 Dieterich S., Heinz, “Bloque global de poder”, El Universal, sección Opinión, 30
de marzo de 2002, p. 23 A, paráfrasis.
321 Idem.
322 MNR. Documentos del Movimiento Nacional Revolucionario, Bruno Megret,
Francia, 1999. Mellón, J. A., op. cit., nota 303, paráfrasis.
170 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
326 Ibidem, p. 7.
327 Idem.
328 Idem.
CAPÍTULO SÉPTIMO
EL CONTROL SOCIAL POSMODERNO
El control selectivo global de nacionalismos y grupos sociales
I. Principios del derecho penal transnacional. Concepto y pre-
misas teóricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
II. El control social posmoderno . . . . . . . . . . . . . . . . 175
III. Los principios de la inclusión político-jurídica penal, en el
control social posmoderno . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
IV. En síntesis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
V. Discusión final . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
CAPÍTULO SÉPTIMO
173
174 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL
346 Cfr. Ley Federal contra la Delincuencia Organizada (1996): artículos 10 y 12.
347 Cfr. ibidem, artículo 14.
348 Cfr. ibidem, artículos 16-24.
349 Cfr. ibidem, artículo 11.
350 Cfr. ibidem, artículos 35-39.
351 Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transna-
cional. Artículo 1o. Finalidad: “El propósito de la presente Convención es promover la
EL CONTROL SOCIAL POSMODERNO 183
IV. EN SÍNTESIS
V. DISCUSIÓN FINAL
Premisas:
357 Berumen C., A., La ética jurídica como redeterminación dialéctica del derecho
natural, Cárdenas Editor Distribuidor, 2000, p. 122.
358 Ibidem, pp. 123, ss., y 162, paráfrasis.
EL CONTROL SOCIAL POSMODERNO 189
359 Ibidem, p. 342. El paréntesis es nuestro, pues para Berumen, A. “La seguridad ju-
rídica es el resultado de la redeterminación (construcción de nuevos conceptos) de la ra-
cionalidad sistémica, para transformarla en recta razón, mediante la crítica y la acción
del poder comunicativo” (el paréntesis explicativo es nuestro).
360 Giorgi, R. de, op. cit., nota 16, p. 233.
361 Paul, W., “Das Programm Marxisticher Rechtstheorie”, citado por Giorgi, Raf-
faele de, op. cit., nota 16, p. 160. Se modificaron los tiempos verbales y se agregó el pa-
réntesis.
190 SISTEMAS IDEOLÓGICOS Y CONTROL SOCIAL