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Archivos y documentos.

Trabajo final

Juan Camilo Pineda Mejía

Universidad del Tolima

Facultad de ciencias humanas y artes

Historia

Ibagué 2021

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Memoria y pensamiento: existencia del archivo

Juan Camilo Pineda Mejía.

Resumen: La producción y reproducción de información y conocimiento es fundamental para el

devenir de las diferentes agrupaciones humanas que existen y han existido a través del tiempo. La

construcción de la memoria y su pérdida son transversales para la vitalidad en cualquier sociedad,

además, la cualidad propia del ser humano de recordar y olvidar se torna esencial para

comprender y aprehender al tiempo en lo existente, sirve, también, para dotar de sentido tanto al

individuo como al colectivo en su tránsito por su propia finitud. El artículo aquí prestando

pretende proponer un diálogo, desde la filosofía y la historia, con la definición de archivo y

documento construida desde los aportes de diferentes ciencias y disciplinas que, con el paso de

los siglos, han constituido las bases epistemológicas del archivo y sus diferentes elementos. El

objetivo, por lo tanto, es adentrarse en la dimensión ontológica y pragmática del archivo

presentándolo como un constructo funcional y articulado al pensamiento, en consecuencia,

evocar la expansión de sus fronteras teórico-académicas y su protagonismo lógico frente a la

sociedad civil.

Palabras claves: Archivo, memoria, historia, sociedad, pensamiento.

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Introducción:

El pensamiento es una dimensión esencial de la existencia, yace en cada ser humano, muchas

veces en desuso o hibernación, sin embargo, aunque oculto, ocasionalmente ha sido sendero

posibilitador del devenir de la humanidad a través del tiempo; pero como afirmaría Heidegger

(2005) no es una constante que los seres humanos piensen, tienen la posibilidad de hacerlo, pero

eso no garantiza que lo consigan. Pensar, en todo caso, es inexorable para el ser, para que este

sea, para constituir el mundo de lo humano.

Establecer una relación entre pensar, como propio de los sujetos, y un elemento más colectivo,

como la memoria, es, sin lugar a duda, esencial para el análisis aquí expuesto. Heidegger (2005)

más adelante afirma que “La memoria es la congregación del pensamiento” (p.13.), entonces,

memoria y pensamiento son conceptos que se pueden articular con el sentido de la existencia del

archivo documental, este, como se argumentará más adelante, posee no solo lógica en su

funcionamiento interno y objetivo específico sino también razón lógica de aparecer y pertenecer

al mundo de lo creatividad humana.

Este artículo, en consecuencia, abordará la concepción del archivo como resultado propio del

pensamiento y la voluntad de la memoria, sobrepasando la obviedad para enfatizar en el

protagónico papel de este dentro de la producción y la reproducción de lo humano. Por extensión,

el artículo explorará elementos de sentido y significado de los archivos y documentos, además, de

revisar la relación dialéctica, archivo-documento con historia y sociedad, resaltando la formación

de individuos, de sociedades y civilizaciones, posibilitando que aquellas y aquellos que ya no

existen en el presente permanezcan dentro del patrimonio documental aun después de sus

respectivos ocasos.

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La existencia del archivo más allá de su tendencia utilitaria

Debido a un sin número de factores, circunstancias y contingencias, a los seres humanos les

fue propio el desarrollo del lenguaje, la escritura y la formación de estructuras sociales

complejas, todo aquello intrínsicamente ligado con la posibilidad de pensar. Desde distintas

ramas del conocimiento como la antropología, la genética y las neurociencias, por mencionar

algunas, se han establecido factores que precisan la amplia definición diferenciada de los seres

humanos en relación con los demás primates y seres vivos, el pensamiento es uno de ellos,

entonces, pensar no define como potencial otredad dentro de la naturaleza, en parte nos hace lo

que somos, sin embargo, en esta sencilla afirmación subyace una entramada realidad.

En ese sentido, es propio del ser humano al ser sujeto de pensamiento explorar los alcances de

su mente y la de sus coetáneos; pensar trae repercusiones en la vida común, el pensamiento es

acción, la acción choca a manera de enfrentamiento con la futilidad porque pone en contradicción

a la recordación, de la acción, y al olvido, resultado de la futilidad. El ser humano busca

permanecer con, para y en los demás.

Los seres humanos luchan contra la finitud de su existencia por medio de la búsqueda de la

permanencia más allá de las restricciones propias de la materialidad del cuerpo, frente a esto han

emprendido una imperiosa trayectoria de miles de años por conservar el pensamiento a través de

prácticas variadas y disímiles, la tablilla de arcilla, el culto religioso o la pintura rupestre, pero

relacionadas entre ellas, a su vez, creando vías cada vez más útiles y complejas para tal fin, el de

hacerse perdurar para la posteridad: como afirma Todorov (2000) “El pasado se convierte por

tanto en principio de acción para el presente” (p.22.), es allí donde la cualidad ontológico del

archivo se vislumbra por encima de su función, el archivo, aunque es un fenómeno novedoso

dentro del desarrollo del ser humano actual, se origina de las tensiones psíquicas, simbólicas,

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sociales y políticas entre el olvido y la recordación, tensiones propias y fundamentadas dentro de

los distintos modos y formaciones históricas.

El archivo, como la compilación ordenada de documentos relacionados de manera lógica y

dispuesto por la intervención práctica de quienes han trabajado para formarlos, posee una esencia

orgánica excepcional. La archivística, junto con otras disciplinas y ciencias, ha dotado de

variados significados a lo que respecta al archivo y otros conceptos relacionados a este, también,

ha construido muchos acuerdos entre posturas que en algún momento fueron contrarias. En este

texto no se profundizará en explorar a cabalidad las extensiones conceptuales del archivo o el

documento, para la finalidad del objetivo del texto se conservará la definición expuesta al

principio de este párrafo y se añadirán algunos otros elementos como: el factor histórico que, bajo

los conceptos de memoria y pensamiento, haya íntima relación con en la dinámica de la

formación del archivo.

Es bien conocido, además, que los documentos también pertenecen a diferentes órdenes y

orígenes, por lo tanto, en circunstancias específicas forman distinciones pragmáticas dentro de los

archivos, sin embargo, aun con diferencias remarcables y de importancia dentro de las

precisiones conceptuales brindas por la archivística, los archivos, y en efecto sus fondos

documentales, comparten características fundamentales que les permiten ser definidos dentro de

una misma tendencia conceptual, les otorga la cualidad de ser definidos por separado como en

conjunto, de ser una unidad bicéfala y a la vez ser recipiente y contenido, inexorables uno del

otro, no hay archivo sin documentos ni documentos que dentro de su formación orgánica no

construyan un archivo.

El archivo en particular tiene presiones conceptuales que se deben apreciar. En la dimensión

lingüística varios autores han expresado su condición polisémica, es un espacio físico habitable y,

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a su vez, el conjunto unívoco de documentos, además, como se esbozó con anterioridad, el

archivo está sujeto a la acción humana, es resultado de sus aspiraciones y actividades, en

cuestión, también está ligado a la transformación de estas actividades y estructuras pertenecientes

a distintas dimensiones de la vida humana.

La aparición del archivo también ostenta de amplio bagaje histórico, el archivo no siempre fue

lo que es actualmente, por varios cientos de años ni siquiera existió, no obstante, otras

expresiones culturales y prácticas sociales dieron lugar dentro del tiempo y el espacio a que la

concepción del archivo fuera posible en nuestro tiempo histórico y otros tiempos pasados. En

consecuencia, por su constitución cambiante no se preservará impoluto ante el devenir del

tiempo, de hacerlo iría en contravía a su naturaleza; el archivo, sea general, central, histórico o de

carácter privado o público, es materialización y concentración de la memoria, memoria que

preserva y olvida de manera constante, es en ese vaivén entre la aparición y la desaparición, entre

el pasado sacralizado y el desechado, donde se encuentra la corriente vital del archivo, en la

voluntad de la memoria.

Sobre la memoria como facultad individual de los seres humanos, la licenciada en Historia de

la Universidad de El Salvador, Josefa Viegas (2007) afirma que “Gracias a esta facultad

retenemos y recordamos los acontecimientos pasados. Esta facultad es básica para nuestro

desarrollo humano puesto que a partir de la memoria podemos retener y aprender el

funcionamiento del mundo, básico para nuestra supervivencia.” (p.112.) entonces, es claro que el

archivo, como resultado de las distintas actividades compartidas de los seres humanos, sus

evidencias y productos, funciona articulado a la memoria.

La política, el arte, la arquitectura, el discurso y la religión, por mencionar unos pocos, son

actos que tienen la total intención de ser parte de la memoria, por otro lado, existe otra categoría

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para la memoria, la colectiva, de la cual Viegas (2007) hace extensión vinculando ambos

conceptos:

El recuerdo es psíquicamente individual, esto es, la memoria es una facultad individual. Sin

embargo, como hemos visto recordamos mucho más de nuestra propia experiencia, incluso

participamos de conmemoraciones, de recuerdos sociales sobre eventos que sucedieron mucho tiempo

antes de nuestro nacimiento. Además, tenemos interpretaciones y explicaciones a propósito de estos

hechos compartidas por el grupo. Y estas explicaciones las poseemos independientemente de si hemos

o no estudiado las fuentes históricas, o leído un texto de análisis histórico, sino que la hemos aprendido

a partir de otros medios como los discursos, los rituales o por la tradición oral. (p.114)

La dialéctica entre la facultad de la memoria psíquica y la construcción de memoria colectiva

es sustancial para explicar la razón de ser del archivo. En esta vía multidireccional y plural, entre

individuo y colectivo inmersos en una gran red histórica de mentes, es que transita la posibilidad

de la existencia del archivo. En este sentido el archivo cumple su función mas básica que es la de

preservar de forma casi extraordinaria una rigurosa porción del pasado para que esté en función

del porvenir, sin embargo, según el pasaje anterior de Viegas, la memoria cuando es colectiva

logra trascender al aprendizaje proporcionado por la experiencia personal, en efecto, si uno de los

motores del archivo es la memoria, como se expuso con anterioridad, esta impregna de su

substancia al archivo, lo convierte en un edificio, tanto simbólico como físico, de la conexión

con lo histórico, con lo propio del ser humano; es en ese trascendental camino donde el archivo

existe como algo mayor a su propio fin, mayor a los alcances y esfuerzos de un individuo dentro

de una plataforma web de archivos o un gran recinto documental.

El pensamiento, mientras tanto, se encuentra aceitando esta gran maquinaria compuesta por

sociedad, memoria y archivo. El pensamiento es muestra de que existimos, existimos pensando y

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pensamos existiendo, sobre el pensamiento y su relación con la acción Arendt (2019) sugiere

“nada más pensar en lo que hacemos (…) no se trata de investigar la naturaleza humana sino las

actividades humanas en términos de la experiencia de éstas, en términos de nuestros más

recientes temores y experiencias” (p.12), en este texto sobre la política, Arendt explora la

posibilidad del pensamiento como posibilidad de la política; en el texto de Arendt indaga este

elemento básico para la argumentación de una noción similar a la aquí expresada: el pensamiento

como posibilitador del archivo, y por qué no, le archivo como una experiencia política.

La formación de fondos documentales y archivos está inmersa en las dinámicas de la vida

social, es su resultado, este se debe a que el ser humano como ser social y también como

expresaría Heidegger (2005) “un viviente racional” (p,15). La experiencia humana, por ende el

pensamiento, puesto en diferentes circunstancialidades a través del tiempo se condensa en la

conceptualización del archivo y lo convierte en un hecho, pertenece a nuestra existencia como

representación de lo que hemos llegado hacer, funciona como extensión y límite de lo humano, es

reflejo material de lo historiable, tiene sentido, entonces, que cualquier tipo de documento bajo

cualquier función vigente en la actualidad o hasta varios elementos ajenos a definirse como

documentos en el presente tomen valor documental como fuente histórica, y como lo pasado

retorna a través del archivo en forma de reflexión sobre el presente y como consecuencia tomen

su lugar en lo futuro.

En conclusión, memoria y pensamiento son dos variables que permiten que el archivo y los

documentos hagan parte del mundo de lo humano, en la producción, reproducción y eliminación

de estos subyace una dialéctica propia de la historia, por lo tanto, propia de la existencia de la

humanidad, quienes son seres en el tiempo, seres históricos. El historiador, el investigador y la

sociedad civil, pertenecen al archivo y el les pertenece, cohabitan en una dinámica que sobrepasa

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cualquier finalidad utilitarista del archivo, el archivo es, en esencia, el devenir lleno de sentido a

causa de lo acontecido. Por lo tanto, el nebuloso espejismo de la linealidad del tiempo fallece con

la sinergia de la sociedad, al archivo, en efecto, existe para ser prueba fehaciente de ello; en

definitiva, el archivo no solo esta dotado con una finalidad sino que también dota de sentido al

que hacer histórico por ser paralelo a la acción, al pensamiento, al olvido y al recuerdo.

Bibliografía.

Arendt, H (2019). ¿Qué es la política?. Barcelona: Paidós.

Heidegger, M (2015). ¿Qué significa pensar?. Madrid: Editorial Trotta

Todorov, T (2000). Los abusos de la memoria. Barcelona: Paidós.

Viegas, J (febrero 2007). Memoria e historia. Los usos sociales del pasado. Teoría y praxis, (10),

p. 109-121.

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