Está en la página 1de 5

INFLACIÓN, DESEMPLEO Y ESTABILIZACIÓN

Por lo general, a partir de un déficit presupuestario crónicamente alto, financiado


con emisión, el país atraviesa un periodo inflacionario sostenido. Llega el
momento, tal vez porque cambia el panorama económico, en que de pronto se
hace posible eliminar la fuente esencial de la alta inflación. Puede ser recortando
gastos gubernamentales inútiles, acabando así el déficit fiscal. Sin embargo, el
proceso está muy lejos de ser indoloro.

Al reducirse el déficit y eliminar la fuente de la inflación, el país pasa por un


periodo de tasas de desempleo excepcionalmente altas. En otros tiempos,
terminar con la inflación parece relativamente barato, sin un gran aumento del
desempleo, y en ocasiones incluso con un auge de la economía. Hasta aquí, en
nuestros modelos, no parece haber una especial dificultad para acabar con la
inflación, siempre que los factores fundamentales estén con-trolados. Mientras
la demanda agregada esté estabilizada, tal parece que la economía debería
poder mantener un determinado nivel de producto real y un nivel de precios
dado sin proble-mas.

El trade-off entre inflación y desempleo en el corto plazo

Cuando se establece el salario nominal W, los negociadores tienen expectativas


respecto del nivel de demanda agregada e y del nivel de precios, Pe. Por lo tanto,
también tienen expectativas respecto del salario real e, del nivel de empleo Le,
y de producto Qe. Si la demanda agregada está en el nivel esperado e, entonces
el nivel de producto de equilibrio será Qe y el nivel de precios de equilibrio será
Pe, como ilustra la figura.
La tentación de la sorpresa inflacionaria
Las autoridades de gobierno saben que, si generan un aumento «sorpresivo» de
la demanda agregada, pueden de hecho reducir el desempleo más allá de Un.
En consecuencia, al gobierno le resulta atractivo crear un poco de demanda
agregada inesperada, junto con un poco de inflación inesperada, como forma de
aumentar el empleo y reducir la tasa de desempleo. Supongamos que inicial-
mente hay cero inflación y el desempleo está en Un. Quienes negocian los
salarios esperarán inflación cero para el periodo actual.

Ahora, el gobierno sube sin aviso la deman-da agregada en un intento por


reducir la tasa de desempleo. La economía se mueve hacia un punto como A,
donde el desempleo está por debajo de Un y la inflación A es mayor que cero.
Una pequeña inflación sorpresiva «compra» una caída temporal del desempleo.

¿Qué sucederá en el próximo ciclo de negociación colectiva de salarios?


Dependerá de cómo formen sus expectativas los negociadores y qué haga el
gobierno en realidad. Veamos tres casos. Primero, supongamos que el gobierno
ahora decide mantener la demanda agregada estable a fin de eliminar la
inflación, y que quienes negocian los contratos laborales esperan correctamente
que la inflación sea cero. Entonces, la economía regresará al punto (Un, 0). La
tasa de inflación caerá a cero y el desempleo volverá a su tasa natural.
Alternativamente, supongamos que en la mesa de negociaciones se espera que
el gobierno cree otro periodo de inflación con una tasa π y que esto es,
precisamente, lo que el gobierno hace. En tal caso, la inflación esperada es igual
a πA, y la curva de Phillips pasa por el punto (Un, πA). La curva se desplaza
hacia arriba, como muestra la figura 11.3. Ahora, si el gobierno efectivamente
crea la inflación πA, la tasa de desempleo será la tasa natural Un. Una tercera
posibilidad es que ahora los negociadores esperen un nuevo periodo de alta
inflación, pero que el gobierno decida poner fin al proceso inflacionario. En otras
palabras, los negociadores se equivocan con respecto a las intenciones del
gobierno, y hay una sorpre-sa deflacionaria (π < πe). En este caso, la economía
se ubica en el punto (UB, 0). Ahora tenemos un alto desempleo, muy por encima
de la tasa natural. Quienes negociaron los salarios esperaban alta inflación, pero
el gobierno no hizo lo previsto. El resultado es una baja inflación pero a costa
de alto desempleo. He ahí las dificultades que tiene el gobierno cuando intenta
reducir el desempleo a través de un brote inflacionario. Puede durar un periodo,
pero entonces se instala el proble-ma. Si en la mesa de negociaciones salariales
se espera alta inflación, la economía en verdad tendrá alta inflación, pero sin el
beneficio de reducir el desempleo. Alternativamente, si los negociado El truco
de usar la inflación para reducir el desempleo puede funcionar solo si se puede
burlar al público año tras año. Si la autoridad trata de perseverar en la alta
inflación, sin embargo, los individuos la incorporan en sus expectativas. La curva
de Phillips de corto plazo se desplaza hacia arriba, con el resultado de que la
curva de Phillips de largo plazo es una línea vertical en el nivel de desempleo
Un. A largo plazo, no hay trade-off entre las tasas de inflación y de desempleo.

Por lo tanto, en el largo plazo, los gobiernos no pueden generar una tasa de
desempleo distinta de Un, ni tampoco un nivel de producto distinto de Qf.
La formación de expectativas y el trade-off entre inflación y desempleo
Hasta aquí, nuestro análisis ha subrayado la importancia de las expectativas
inflacionarias para definir si una expansión de la demanda agregada puede
reducir sistemáticamente el desempleo por debajo de su nivel de equilibrio. La
respuesta depende, como ya vimos, de si la inflación generada por la expansión
de la demanda es una sorpresa o no lo es. Esto último depende, a su vez, de la
formación de las expectativas de inflación.
Expectativas inflacionarias estáticas, adaptativas y racionales
Expectativas estáticas. En este caso, los sindicatos y las empresas esperan que
la inflación sea igual a una tasa determinada, año tras año. Los negociadores
laborales creen ingenua-mente, por ejemplo, que la inflación será nula todos los
años, aun si en la realidad es persis-tentemente positiva.
Expectativas adaptativas. En este caso, sindicatos y empresas forman sus
expectativas como el promedio ponderado entre la inflación efectiva de este año
y la inflación que esperaban un año atrás. Por ejemplo, las expectativas de
inflación para el próximo año se pueden fijar en 50% de la inflación de este año,
más 50% de las expectativas inflacionarias del año pasado.
Expectativas racionales.5 En este caso, sindicatos y empresas cuentan con un
buen “mode-lo” de lo que motiva a las autoridades de gobierno, de manera que
pueden adivinar con bastante precisión –y sin incurrir en errores sistemáticos–
cuál será la curva de demanda agregada para el año que viene.
Inercia inflacionaria
En el caso que acabamos de estudiar, las autoridades monetaria y fiscal
manipulan la infla-ción a fin de reducir el desempleo. Por varias razones que
habrá que estudiar, quie-nes determinan los salarios en el sector privado pueden
constituir una fuente aparte de inflación.
Razones posibles para explicar la inercia de los salarios
Cuatro son las principales razones alternativas para que ocurra un aumento de
magnitud en los salarios nominales, que pone a la autoridad frente a este
desagradable dilema. Con un buen diagnóstico, la receta adecuada resultará
más clara.Expectativas de inflación. No confiaron en que el gobierno mantu-
viera la disciplina macroeconómica, y ajustaron los salarios hacia arriba
previendo un aumen-to de la demanda agregada.
Las expectativas de inflación pueden, además, ser la consecuencia de varios
años inflacionarios. En la medida en que quienes negocian los salarios tengan
expectativas inflacionarias adaptativas , la inflación pasada se traduce en
expectativas de inflación futura. Hasta aquí, hemos supuesto que los salarios
nominales se determinan sobre la base de las expectativas de inflación para el
año siguiente. También suele ser cierto, sin embargo, que los salarios nominales
se establecen según una fórmula automática, que poco tiene que ver con las
expectativas de inflación.

En algunos países, en especial aquellos que han atravesado largos periodos


inflacionarios, los salarios nominales se reajustan auto-máticamente y, con
frecuencia, de acuerdo con la inflación pasada. Este procedimiento se conoce
como indexación salarial retrospectiva , donde «retrospectivo» se refiere a que
el reajuste se basa en la inflación pasada, antes que en las expectativas de
inflación futura. Tales incrementos bien pueden estar basados en la inflación
esperada al momento de la negociación pero, como están rígidamente
incorporados en el contrato, es posible que no tengan mucho que ver con las
verdaderas expectativas a la hora en que se produzcan los reajustes. Por
ejemplo, si el alza de los salarios es la consecuencia de expectativas de inflación
sorpresiva, entonces la autoridad macroeconómica hará bien en adoptar
políticas macroeconómicas restrictivas.

También podría gustarte