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Joseph Conrad

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Este aviso fue puesto el 14 de diciembre de 2020.
Joseph Conrad
Joseph Conrad.PNG
Joseph Conrad en 1904
Información personal
Nombre de nacimiento Józef Teodor Konrad Korzeniowski
Nacimiento 3 de diciembre de 1857
Bandera de Rusia Imperio ruso, Berdyczów
Fallecimiento 3 de agosto de 1924, 66 años
Bishopsbourne, Inglaterra, Bandera de Reino Unido Reino Unido
Causa de muerte Infarto agudo de miocardio Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Canterbury Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Polaco
Religión Ateísmo Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Padres Apollo Korzeniowski Ver y modificar los datos en Wikidata
Ewa Korzeniewska Ver y modificar los datos en Wikidata
Cónyuge Jessie George Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Novelista
Años activo desde 1895
Movimiento Modernismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Género Novela corta Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables
El Negro del 'Narciso'
El corazón de las tinieblas
Lord Jim
Nostromo
El agente secreto Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma Joseph Conrad signature 1925.svg
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Józef Teodor Konrad Korzeniowski, más conocido como Joseph Conrad (Berdyczów,
entonces Imperio ruso, actual Ucrania, 3 de diciembre de 1857 – Bishopsbourne,
Inglaterra, 3 de agosto de 1924), fue un novelista polaco que adoptó el inglés como
lengua literaria.1 Conrad, cuya obra explora la vulnerabilidad y la inestabilidad
moral del ser humano, es considerado como uno de los más grandes novelistas de la
literatura inglesa.

Índice
1 Biografía
1.1 Viajes como oficial y capitán de la marina mercante inglesa
2 Creación literaria
3 Visión del mundo
3.1 Conrad y España
4 Diarios, memorias y correspondencia
5 Obras
5.1 Novelas
5.2 Novelas en colaboración con Ford Madox Ford
5.3 Otras obras
6 Notas
7 Referencias
8 Bibliografía en castellano
9 Enlaces externos
Biografía
Su nombre polaco original era Józef Teodor Konrad Nałęcz-Korzeniowski, aunque al
tomar la nacionalidad británica adoptó el de Joseph Conrad. Nació el 3 de diciembre
de 1857, en el seno de una familia de la baja nobleza en Berdychiv, Podolia, hoy
situada en Ucrania y por entonces en la Polonia ocupada por los rusos. Su padre
combinaba la actividad literaria como escritor y traductor de Shakespeare y de
Víctor Hugo con el activismo político al servicio del movimiento nacionalista
polaco por el que sufrió una condena a trabajos forzados en Siberia. La madre de
Josef murió de tuberculosis durante los años de exilio, y cuatro años más tarde el
padre, al que se le había permitido volver a Cracovia.

Al quedar huérfano a los doce años, Conrad hubo de trasladarse a la casa de su tío
Thaddeus a Lvov, ciudad entonces bajo administración del imperio austro-húngaro, y
luego a Cracovia donde estudió secundaria.

Pero a los 17 años, hastiado de la vida estudiantil, viajó hasta Italia y luego a
Marsella para terminar enrolándose como marinero a bordo del buque Mont Blanc
(1875). Esa experiencia cambiaría su vida ya que con ella nacería una pasión, que
no abandonó jamás, por la aventura, por los viajes, por el mundo del mar y por los
barcos.

De los siguientes cuatro años apenas se conocen datos. De esa etapa, que él se
empeñó siempre en mantener en penumbra, se ha documentado, no obstante, un viaje
por el Caribe, su apoyo activo al legitimismo bonapartista, cierto asunto de
contrabando de armas a favor de los carlistas españoles (del que extrajo algún
pasaje para su relato de El tremolino) y, según parece, hasta un intento de
suicidio por razones amorosas.

En 1878, para escapar al reclutamiento militar ruso, se trasladó a Inglaterra,


trabajando como tripulante en barcos de cabotaje en los puertos de Lowestof y
Newcastle, ocupando sus ratos libres a bordo con una afición un tanto sorprendente
para un joven marinero extranjero, la lectura de Shakespeare, lo que le permitió ya
a los 21 años un amplio dominio del idioma inglés, lengua en la que escribió toda
su obra y en la que se consagraría como uno de sus autores clásicos. En palabras de
Javier Marías, «el inglés de Conrad se convierte en una lengua extraña, densa y
transparente a la vez, impostada y fantasmal, [...] utilizando las palabras en la
acepción que les es más tangencial y por consiguiente en su sentido más ambiguo».

Viajes como oficial y capitán de la marina mercante inglesa

Las costas del sureste asiático son el marco de muchos de los relatos
introspectivos de Conrad
Tras obtener la nacionalidad británica, pudo presentarse a los exámenes de aptitud
de oficial de la marina mercante británica, navegando en el Duke of Sutherland, el
Highland Forest, el Loch Etive, el Narcissus y el Palestine y luego obtuvo el
título de capitán, cargo que desempeñó en los barcos Torrens y Otago, este último
de bandera australiana.

En el último cuarto del siglo XIX, al llegar el Imperio británico a su máxima


expansión, las necesidades del comercio a gran escala y a larga distancia por vía
marítima entre la metrópoli y el rosario de colonias, factorías y puertos que se
extendía por todas las costas del mundo, junto con las nuevas tecnologías de la
siderurgia y el perfeccionamiento de la máquina de vapor, produjo una crisis en la
técnica secular de la navegación impulsada por el viento, debido a que los barcos
de vela, pese al romántico canto de cisne de los rápidos clíperes, era incapaz de
competir en velocidad, capacidad de carga y mayor fiabilidad del transporte en los
grandes vapores de acero. Enfrentado a la encrucijada de esos dos mundos que se
cruzan sin comprenderse e ignorándose, uno, el dominado por el imprevisible
capricho del viento, el de la dura y secular técnica de la navegación a vela que
tan magistralmente aparece descrita en "El bello arte" y, el otro, el de la
esclavitud por la tiranía de la puntualidad y la deshumanización de la vida a
bordo, Conrad toma partido ardiente por el primero, aún sabiendo que está
irremisiblemente condenado a sucumbir legándonos, ese es su mayor valor, esa
irrepetible galería de tipos humanos, armadores, oficiales, capitanes, marineros,
etc., que lo han convertido en uno de los clásicos de la literatura del mar, a la
altura de Melville y Stevenson. Como reconoce en el prólogo a la edición de El
espejo del mar, fue gracias al bagaje vital adquirido durante sus años como marino,
los episodios vividos durante esa época, los tipos humanos que pudo conocer y las
historias que oyó en puerto o durante las tediosas horas a bordo, los que modelaron
ese universo geográfico y moral en el que el individuo aparece confrontado en
solitario a las fuerzas desatadas de una naturaleza hostil o amenazadora, junto a
una fuerte carga de pesimismo respecto a la condición humana y en relación al papel
de la civilización, esto último objeto de su relato El corazón de las tinieblas, en
el que narra de forma oblicua las atrocidades que se estaban cometiendo contra la
población indígena en el Estado Libre del Congo, por cierto denunciadas de forma
mucho más abierta y decidida por el diplomático irlandés Roger Casement, con el que
tuvo cierta amistad personal.

Tras escribir su primera novela, La locura de Almayer, en 1894, a la vuelta de su


último viaje a Australia, conoció a su futura mujer, Jessie George, con la que se
casó dos años después, residiendo en los años siguientes en el sur de Inglaterra,
ya dedicado exclusivamente a su labor literaria, trabajando para la Editorial
Unwin, más tarde para el editor Pinker y después para la English Review. Se
publican Un paria de las islas (1896), al año siguiente, Salvamento, El negro del
Narcissus y Una avanzada del progreso.

Durante estos años conoció a Rudyard Kipling, a Henry James y a H. G. Wells,


colaborando con Ford Madox Fox en la novela Los herederos. En 1898 pasa
dificultades económicas debido a su afición al juego, por lo que trata
infructuosamente de regresar a la marina. En 1900 escribe Tifón y Lord Jim, novela
en la que evoca el traumático accidente que sufrió a bordo del vapor "Palestine", y
que estuvo a punto de costarle la vida.

Los años siguientes verán la publicación, con suerte desigual, de Tifón, Nostromo,
El espejo del mar y de El agente secreto. No obstante sufre de depresiones y de
otros problemas de salud, además de continuar sus dificultades económicas. En 1913
lo visita Bertrand Russell y él devuelve la visita viajando a Cambridge. En 1914,
durante un viaje por Polonia, estalla la Primera Guerra Mundial y los Conrad tienen
que regresar a Inglaterra por Austria e Italia. En 1916 el Almirantazgo le encarga
diversas comisiones de reconocimiento por varios puertos británicos.

Al término de la guerra se traslada a Córcega y en 1923 viaja a Estados Unidos.


Poco antes de morir, el 3 de agosto de 1924 de un ataque al corazón, aún tiene
tiempo para rechazar un título nobiliario que le ofrece el primer ministro
laborista Ramsay MacDonald. Fue enterrado en el cementerio de Canterbury, con tres
errores en su nombre en la tumba.

En su lápida se encuentran inscritos unos versos de Edmund Spenser que dicen,


traducidos al español:

El sueño tras el esfuerzo,


tras la tempestad el puerto,
el reposo tras la guerra,
la muerte tras la vida harto complacen.
Creación literaria

Villa Konstantynówka en Zakopane, lugar de estancia de Joseph Conrad en 1914.


Algunas de sus obras se han etiquetado como románticas, aunque Conrad normalmente
suaviza el romanticismo con los giros conflictivos del realismo y la ambigüedad
moral de la vida moderna. Por esta razón, muchos críticos lo han situado como
precursor del modernismo. Gran parte de las obras de Conrad se centran en la vida
de los marineros y en el mar.

Su primera novela, La locura de Almayer (Almayer's Folly), una historia de Malasia,


fue escrita en inglés en 1895. Se debe recordar que la lingua franca de la gente
culta en la época era el francés, la tercera lengua de Conrad, tras el polaco y el
ruso, de manera que es altamente notorio que Conrad pudiera escribir de manera tan
fluida y efectiva en su cuarta lengua.

Su obra literaria colma la laguna entre la tradición literaria clásica de


escritores como Charles Dickens y Fiódor Dostoyevski y las escuelas modernistas
literarias. Es interesante que Conrad menospreciara a Dostoyevski y a los
escritores rusos por norma general, con la excepción de Iván Turgénev. Conrad,
junto al autor norteamericano Henry James ha sido llamado escritor premodernista, y
asimismo puede enmarcarse dentro del simbolismo y el impresionismo literario.

Escribiendo en lo que en las artes visuales era la época del impresionismo, y lo


que en la música era la edad de la música impresionista, Conrad se mostró en muchos
de sus trabajos un poeta en prosa del más alto nivel: por ejemplo, en la evocadora
Patna y las escenas del tribunal de Lord Jim, en las escenas del "elefante loco
melancólico" y de la "cañonera francesa disparando contra un continente", en El
corazón de las tinieblas, en los protagonistas dobles de The Secret Sharer, y en
las resonancias verbales y conceptuales de Nostromo y El Negro del Narcissus.

Conrad utilizó sus propios recuerdos como material literario tan a menudo que los
lectores están tentados a tratar su vida y su trabajo como un todo. Su "visión del
mundo", o elementos de ella, se describen a menudo citando a la vez sus
declaraciones públicas y privadas, pasajes de sus cartas y citas de sus libros.
Najder2 advierte que este enfoque produce una imagen incoherente y engañosa.
«Una ... vinculación acrítica de las dos esferas, la literatura y la vida privada,
distorsiona cada una de ellas. Conrad utilizó sus propias experiencias como materia
prima, pero el producto terminado no debe confundirse con las experiencias mismas.»

Muchos de los personajes de Conrad fueron inspirados por las personas reales que
encontró, incluyendo, en su primera novela, La locura de Almayer (terminada 1894),
a William Charles Olmeijer, la ortografía de cuyo nombre Conrad probablemente
alteró a "Almayer" inadvertidamente. El comerciante verídico Olmeijer, a quien
Conrad se encontró en sus cuatro breves visitas a Berau en Borneo, persiguió
posteriormente la imaginación de Conrad. Conrad a menudo tomó prestados los nombres
auténticos de individuos reales, por ejemplo, el capitán McWhirr, el capitán Beard
y el Sr. Mahon (Juventud), el capitán Lingard (La locura de Almayer y otros
lugares), el capitán Ellis (La línea de la sombra). «Conrad" [escribe J.I.M.
Stewart]3 parece haber atribuido cierta importancia misteriosa a esos vínculos con
la realidad.» Igualmente curioso es «una gran cantidad de discreción en Conrad, que
requiere algo de virtuosismo para mantener». Por lo tanto, nunca dice el apellido
del protagonista de Lord Jim. Conrad sin embargo conserva, en El negro del
Narcissus, el nombre auténtico de la nave, el Narcissus, en el que navegó en 1884.

Aparte de las propias experiencias de Conrad, una serie de episodios en su ficción


fueron sugeridos por eventos o obras literarias pasadas o contemporáneas conocidas
públicamente. La primera mitad de la novela de 1900 Lord Jim (el episodio de Patna)
se inspiró en la historia real de 1880 de la fragata SS Jeddah; la segunda parte,
hasta cierto punto en la vida de James Brooke, primer rajá blanco de Sarawak. El
cuento de 1901 "Amy Foster" fue inspirado en parte por una anécdota de Ford Madox
Ford en The Cinque Ports (1900), en la que un marinero naufragado de un buque
mercante alemán, incapaz de comunicarse en inglés y expulsado por el pueblo local,
finalmente encontró refugio en una pocilga. En Nostromo (terminado en 1904), el
robo de un envío masivo de plata fue sugerido a Conrad por una historia que había
oído en el Golfo de México y más tarde leyó en un «volumen encontrado en una
librería de segunda mano». El agente secreto (terminado en 1906) fue inspirado por
la muerte de 1894 de Marcial Bourdin, anarquista francés cuando aparentemente
intentaba volar el Observatorio de Greenwich. El relato de Conrad "The Secret
Sharer" (terminado en 1909) se inspiró en un incidente de 1880 cuando Sydney Smith,
primer oficial del Cutty Sark, había matado a un marinero y huido de la justicia,
ayudado por el capitán del buque. La trama de Under Western Eyes (completada en
1910) se inicia con el asesinato de un brutal ministro del gobierno ruso, inspirado
en el asesinato real de 1904 del ministro ruso del Interior Vyacheslav von Plehve.
"Freya de las Siete Islas" (terminado en marzo de 1911) se inspiró en una historia
contada a Conrad por un viejo amigo de Malaya y fan de Conrad, el capitán Carlos M.
Marris.

Para el entorno natural de la alta mar, el archipiélago malayo y América del Sur,
que Conrad describió tan vívidamente, pudo confiar en sus propias observaciones. Lo
que sus breves brechas no pudo proporcionar fue una comprensión completa de las
culturas exóticas. Para ello recurría, como otros escritores, a fuentes literarias.
Al escribir sus historias malayas, consultó el Archipiélago Malayo de Alfred Russel
Wallace (1869), las revistas de James Brooke y libros con títulos como Perak y los
malayos, Mi diario en las aguas malayas y Vida en los Bosques del Lejano Oriente.
Cuando se puso a escribir su novela Nostromo, ambientada en el ficticio país
sudamericano de Costaguana, trasunto de Ecuador se volvió a la Guerra de
independencia de este país con Colombia de la que formaba parte provisionalmente
tras la liberación por Bolívar y Sucre. También se basó en el libro de Edward
Eastwick, Venezuela o, Esbozos de Vida en una República Sudamericana (1868).

De acuerdo con su escepticismo y melancolía, Conrad casi invariablemente da destino


fatal a los personajes de sus principales novelas e historias. Almayer abandonado
por su querida hija, se da al opio, y muere. Peter Willems (Un Paria de las Islas,
1895) es asesinado por su amante celosa Aïssa. El bago "Nigger", James Wait (El
negro del Narciso, 1897), muere a bordo del barco y es enterrado en el mar. El
agente Kurtz, trasunto del superyó del propio Marlowe (El corazón de las tinieblas,
1899) expira, pronunciando las palabras enigmáticas, "¡El horror!". Tuan Jim (Lord
Jim, 1900), el arquetipo del hombre de buena voluntad en manos del destino
oscilante entre la fortuna y la adversidad, se ve precipitando inadvertidamente una
masacre de su comunidad adoptiva y deliberadamente camina hasta su muerte a manos
del líder de la comunidad. En el cuento de 1901 de Conrad, "Amy Foster", un polaco
trasplantado a Inglaterra, Yanko Goorall (una transliteración inglesa del polaco
Janko Góral), enferma y, sufriendo fiebre habla en su lengua nativa, asustando a su
esposa Amy, que huye, a la mañana siguiente, Yanko muere de insuficiencia cardíaca
y resulta que simplemente había estado pidiendo agua en polaco. El capitán Whalley
(The End of the Tether, 1902), traicionado por la falta de visión y un compañero
inescrupuloso, se ahoga. Gian 'Battista Fidanza, el homónimo respetado italiano
Nostromo (italiano: "Nuestro Hombre") de la novela Nostromo (1904), obtiene
ilícitamente un tesoro de plata extraído en el país sudamericano de "Costaguana" y
es asesinado a tiros debido a una identidad equivocada. En Chance (1913), Roderick
Anthony, un capitán del barco de vela, y benefactor y esposo de Flora de Barral, se
convierte en el blanco de un intento de envenenamiento por sus celos. El padre
financiero deshonrado que, al ser detectado, se traga el veneno y muere (algunos
años más tarde, el capitán Anthony se ahoga en el mar). En Victoria (1915), Lena es
asesinada a tiros por Jones, que había querido matar a su cómplice Richard y más
tarde logra hacerlo, después perece junto con otro cómplice, tras lo cual el
protector de Lena Axel Heyst prende fuego a su bungalow y muere junto al cuerpo de
Lena.

Cuando un personaje principal de Conrad se escapa con vida, a veces no le va mucho


mejor. En Under Western Eyes (1911), Razumov traiciona a un estudiante de la
Universidad de San Petersburgo, el revolucionario Víctor Haldin, que ha asesinado a
un ministro del gobierno ruso salvajemente represivo. Haldin es torturado y
ahorcado por las autoridades. Más tarde Razumov, enviado como un espía del gobierno
a Ginebra, un centro de intriga antizarista, se reúne con la madre y la hermana de
Haldin, que comparten las convicciones liberales de Haldin. Razumov se enamora de
la hermana y confiesa su traición a su hermano. Más adelante hace la misma
confesión a los revolucionarios reunidos, y uno de ellos le estalla los tímpanos,
haciéndolo sordo para toda la vida. Razumov se tambalea, es derribado por un
tranvía, y finalmente regresa como un lisiado a Rusia.

Conrad tomó prestado de otros autores polacos y de lengua francesa, hasta el punto
de que bordea a veces el plagio. Cuando la traducción polaca de su novela Victory
de 1915 apareció en 1931, los lectores observaron sorprendentes similitudes con la
novela de Stefan Żeromski, La historia de un pecado (Dzieje grzechu, 1908),
incluyendo sus finales. El estudioso de literatura comparada Yves Hervouet ha
demostrado en el texto de Victoria todo un mosaico de influencias, préstamos,
similitudes y alusiones. Además, enumera cientos de préstamos concretos de otros
escritores, en su mayoría franceses, en casi todas las obras de Conrad. Conrad
parece haber utilizado textos de escritores eminentes como materia prima del mismo
tipo que el contenido de su propia memoria. Los materiales prestados de otros
autores a menudo funcionaban como alusiones. Además, tenía una memoria fenomenal
para los textos y los detalles.

«Pero [escribe Najder] nunca puede ser acusado de plagio absoluto. Incluso al
trasponer frases y escenas, Conrad cambió su carácter, los insertó dentro de
estructuras nuevas... Tenía razón al decir: "No me parezco a nadie".» Ian Watt lo
expresó sucintamente: «En cierto sentido, Conrad es el menos derivado de los
escritores, escribió muy poco que podría ser confundido con el trabajo de cualquier
otro».

Conrad, al igual que otros artistas, se enfrentaba a las limitaciones derivadas de


la necesidad de propiciar a su audiencia y confirmar su propia autoestima
favorable. Esto puede explicar su descripción de la admirable tripulación de la
"Judea" en su relato de 1898 "Juventud" como «gente problemática de Liverpool»,
mientras que la tripulación de la "Judea" real de 1882, la "Palestina", había
incluido un solo liverpuliano, y la mitad de la tripulación habían sido no
británicos. De manera similar, en sus cartas Conrad -que pasó la mayor parte de su
carrera literaria luchando por pura supervivencia financiera- a menudo ajustó sus
puntos de vista a las predilecciones de sus corresponsales. Y cuando quiso criticar
la conducta del imperialismo europeo en lo que más tarde se llamaría el "Tercer
Mundo", volvió su mirada hacia las colonias neerlandesa y belga y no sobre el
Imperio Británico.

La singularidad del universo representada en las novelas de Conrad, especialmente


comparada con las de contemporáneos cercanos como su amigo y frecuente benefactor
John Galsworthy, es tal que le abre la puerta a una crítica similar a la aplicada
posteriormente a Graham Greene. Pero allí donde "Greeneland" se ha caracterizado
como una atmósfera recurrente y reconocible independiente de la localización,
Conrad se esfuerza por crear un sentido de lugar, ya sea a bordo de un barco o en
una aldea remota, A menudo decidió que sus personajes interpretaran sus destinos en
circunstancias aisladas o confinadas. En opinión de Evelyn Waugh y Kingsley Amis,
no fue hasta que los primeros volúmenes de la saga de Anthony Powell Una danza a la
música del tiempo, fueron publicados en los años 50, que un novelista inglés
alcanzó el mismo dominio de la atmósfera y de la precisión del lenguaje. Una visión
apoyada por críticos posteriores como A. N. Wilson. Powell reconoció su deuda con
Conrad. Leo Gurko también considera «una de las cualidades especiales de Conrad, su
conciencia anormal del lugar, una conciencia ampliada a casi una nueva dimensión en
el arte, una dimensión ecológica que define la relación entre la tierra y el
hombre».
T. E. Lawrence, amigo de Conrad expresó su curiosidad sobre el método de trabajo de
Conrad: «Me gustaría escuchar cada párrafo que escribe (siempre son párrafos, rara
vez oraciones completas, y siempre resonando en ondas, como la nota de una campana,
vibrando aún después de haber detenido su balanceo. Conrad no usa sigue el ritmo de
la prosa ordinaria, sino de algo que sólo existe en su cabeza, y como no puede
decir lo que quiere decir, toda su obra termina en una especie de necesidad, una
sugerencia de algo que puede decir o hacer o pensar. De ahí que sus libros siempre
parezcan más grandes de lo que son. Fue un gigante de lo subjetivo, como Kipling lo
fue de lo objetivo». a4

Visión del mundo


En 1898, al comienzo de su carrera de escritor, escribió a su amigo el escultor y
político Cunninghame Graham: «Lo que hace trágico a la humanidad no es que sean
víctimas de la naturaleza, sino que sean conscientes de ello. En cuanto conoces tu
esclavitud del dolor, la ira, la contienda, comienza la tragedia». Pero en 1922,
cerca del final de su vida y su carrera, cuando otro amigo escocés, Richard Curle,
envió a Conrad pruebas de dos artículos que había escrito sobre Conrad, este objetó
al ser calificado como un escritor sombrío y trágico. «Esa reputación ... me ha
privado de innumerables lectores ... Me opongo absolutamente a ser llamado un
trágico». Pero el papel que atribuye al destino ciego en sus obras y la tendencia a
considerar algunos de sus principales personajes como arquetipos, lo acercan a los
planteamientos filosóficos de la tragedia griega.

Conrad tenía una visión totalmente lúcida de la condición humana, una visión
similar a la que había ofrecido en dos micro-historias su compatriota polaco
Bolesław Prus (cuyo trabajo admiraba enormemente): "Molde de la Tierra"(1884) y
"Sombras" (1885). Conrad escribió al respecto:

«La fe es un mito y las creencias cambian como nieblas en la orilla; Los


pensamientos se desvanecen; Palabras, una vez pronunciadas, mueren y el recuerdo de
ayer es tan sombrío como la esperanza de mañana.
»En este mundo -como lo he sabido- estamos obligados a sufrir sin la sombra de una
razón, de una causa o de una culpa ...

»No hay moral, ni conocimiento, ni esperanza; Sólo hay la conciencia de nosotros


mismos que nos impulsa sobre un mundo que ... es siempre como una apariencia vana y
fugaz ....

»Un momento, un parpadeo de un ojo y nada permanece, sólo una bola de lodo, de
barro frío, de lodo muerto lanzado en el espacio negro, rodando alrededor de un sol
apagado. Nada. Ni pensamiento, ni sonido, ni alma. Nada.»
Conrad es el novelista del hombre en situaciones extremas. «Aquellos que me leen -
escribía en el prefacio de Crónica personal- conocen mi convicción de que el mundo,
el mundo temporal, descansa en unas ideas muy simples, tan simples que deben ser
tan viejas como las colinas. Descansa, entre otros, sobre la idea de fidelidad ".

Para el novelista Conrad la fidelidad1 es la barrera que el hombre erige contra la


nada, contra la corrupción, contra el mal que está cerca de él, insidioso,
esperando para engullirlo, y que en cierto sentido está dentro de él no reconocido.
Pero ¿qué sucede cuando la fidelidad está sumergida, la barrera descompuesta, y el
mal exterior es reconocido por el mal en el interior? En su mayor parte, ese es el
tema de Conrad.

¿Cuál es la esencia del arte de Conrad? Seguramente no es la trama, que él —al


igual que como Shakespeare— a menudo toma prestada de fuentes públicas y que podría
ser duplicada por autores menores. La trama sirve meramente como el vehículo para
lo que el autor tiene que decir. Más bien, la esencia de Conrad debe ser buscada en
su representación del mundo abierto a nuestros sentidos, y en la visión del mundo
que él ha experimentado de ese mundo externo, y de su propio interior. Una parte
evocadora de esa opinión se expresa en una carta de agosto de 1901 que Conrad
escribió al editor de The New York Times Saturday Book Review:

«El egoísmo, que es la fuerza motriz del mundo, y el altruismo, que es su


moralidad, estos dos instintos contradictorios, de los cuales uno es tan claro y el
otro tan misterioso, no pueden servirnos sino en la incomprensible alianza de su
irreconciliable antagonismo.»

Conrad y España
Algunas de sus experiencias y personajes relacionados con el contrabando de armas a
favor de los carlistas aparecen descritos en La flecha de oro (1919), especialmente
su protagonista, doña Rita inspirada en Jane Anderson, trasunto literario de una
amante española que tuvo en esos años y en el relato "El tremolino", mientras que
alguna de sus escalas en la costa asturiana se describen en La posada de las dos
brujas, de 1913. En su novela El agente secreto (1907), aparecen varias referencias
a El Quijote.

Diarios, memorias y correspondencia


Conrad afirmó que «nunca había tenido un diario ni poseído un cuaderno». John
Galsworthy, que lo conocía bien, describió esto como «una declaración que no
sorprendió a nadie que conociera los recursos de su memoria y la naturaleza
inclusiva de su espíritu creativo». Sin embargo, después de la muerte de Conrad,
Richard Curle publicó una edición de los diarios de Conrad que describen sus
experiencias en el Congo. En 1978 una versión más completa fue publicada como El
diario de Congo y otras piezas no coleccionadas.

El escritor Juan Benet4 dice de uno de sus libros de recuerdos autobiográficos, El


espejo del mar: «En The Mirror of the Sea no hay una sola página de estilo menor,
no hay un solo personaje o frase de reputación dudosa, nadie viene de fuera con voz
propia. Todo el libro es Conrad cien por cien, y, además, el mejor Conrad, el que
sabía dibujar un hecho del mar con la más perfecta forma literaria, y el que sabía
ilustrar un acontecimiento narrativo con la más acertada imagen marinera. Y al
respecto quiero señalar de este libro un capítulo en particular, Soberanos de este
y oeste, donde desde el principio hasta el fin, y bajo el pretexto de una
descripción de los vientos, Conrad larga un discurso sobre el poder y la fuerza que
bien podría haber salido de un Macbeth calado con la gorra de capitán.»

A diferencia de muchos autores que no quieren discutir su trabajo en curso, Conrad


a menudo discutió su trabajo actual e incluso lo mostró a seleccionados amigos y
colegas, como Edward Garnett, y a veces lo modificó a la luz de sus críticas y
sugerencias.

Edward Said se sorprendió por la gran cantidad de correspondencia de Conrad con sus
amigos y compañeros escritores. En 1966, «ascendía a ocho volúmenes publicados».
Edward Said comenta: «Me pareció que si Conrad escribiera sobre sí mismo, sobre el
problema de la autodefinición, con tal urgencia sostenida, algo de lo que escribió
debía tener sentido para su ficción. Era difícil creer que un hombre sería tan
antieconómico como para extenderse en carta tras carta y luego no utilizar y
reformular sus ideas y descubrimientos en su ficción». Edward Said encontró
paralelismos especialmente estrechos entre las cartas de Conrad y sus relatos.
«Conrad [...] creía [...] que la distinción artística se demostraba más claramente
en un trabajo más corto que en un trabajo más largo [...] Él creía que su propia
vida era como una serie de episodios cortos [...] porque él mismo era tantas
personas diferentes [...]: era un polaco y un inglés, un marinero y un escritor.»

Otro crítico, Najder, escribe: «Durante casi toda su vida Conrad fue un forastero y
se sintió así. Un extraño en el exilio. Un extraño durante sus visitas a su familia
en Ucrania. Un extraño -a causa de sus experiencias y duelo- en Cracovia y Lwów. Un
forastero en Marsella. Un forastero, nacional y culturalmente, en los barcos
británicos. Un forastero como escritor inglés ... Conrad se llamaba a sí mismo un
"maldito extranjero". Al mismo tiempo [...] consideraba al "espíritu nacional" como
el único elemento verdaderamente permanente y confiable de la vida comunitaria.»

Obras
Novelas
La locura de Almayer (Almayer's Folly - A Story an Eastern River) (1895)
Un vagabundo de las islas (An Outcast of the Islands) (1896)
El Negro del 'Narciso' (The Nigger of the 'Narcissus' - A Tale of the Sea) (1897)
Juventud (Youth) (1898)
El corazón de las tinieblas (Heart of Darkness) (1899)
Lord Jim (1900)
La soga al cuello (The End of the Tether) (1902)
Nostromo (1904)
Tifón (Typhoon) (comenzado en 1899 y publicado en Pall Mall Magazine en 1902)
El agente secreto (The Secret Agent) (1907)
Bajo la mirada de Occidente (Under Western Eyes) (1911)
Suerte (Chance) (1913)
Victoria (Victory) (1915)
La línea de sombra (The Shadow Line) (1917)
La flecha de oro (The Arrow of Gold) (1919)
Salvamento (The Rescue) (1920)
El pirata (The Rover) (1923)
Suspense (Suspense: A Napoleonic Novel) (inacabada, publicada póstumamente, 1925)
Novelas en colaboración con Ford Madox Ford
Los herederos (The Inheritors) (1901)
Romance (1903)
La naturaleza de un crimen (The Nature of a Crime) (1923)
Otras obras
Cuentos de inquietud (1898)
Tifón y otras historias (1903)
Seis relatos (1908)
Entre la tierra y el mar (1912)
Within the Tides (1915)
Tales of Hearsay (1925)
Gaspar Ruiz en 1906
El duelo (1907)
Una sonrisa de la fortuna (A Smile of Fortune) 1910; publicado en London Magazine
en 1911; incluido en el libro Entre la tierra y el mar (Twixt Land and Sea, 1912)
Freya, de las siete islas (Freya of the Seven Isles) 1910; publicado en
Metropolitan Magazine y London Magazine en 1912; incluido en el libro Entre la
tierra y el mar (Twixt Land and Sea, 1912)
Crónica personal (A Personal Record) (1912)
El espejo del mar
El alma del guerrero (The Warrior's Soul) (1925)
Una avanzada del progreso (An Outpost of Progress) (1896)
Notas
En su estudio sobre el escritor, Marías, glosa así uno de sus retratos
fotográficos: "Conrad se ve muy serio, en butaca, no sabe dónde colocar las manos y
por eso una de ellas es puño cerrado y la otra está abierta, cubriéndola y
disimulándola. Le preocupa mucho su apariencia, como si fuera un hombre que
habitualmente no vistiera tan bien como aquí, es decir, no con la pulcritud
conseguida para la ocasión. Su retrato se pretende un monumento a la
respetabilidad, por la que tanto se afanan los emigrantes y los exiliados, que
antes de nada deben demostrar que son gente de bien. La barba está cuidadísima,
pero difícilmente podría ser la de un genuino súbdito inglés, con las guías del
bigote tan punzantes y esa forma tan picuda y triangular. Los ojos sin pestañas son
muy severos, podrían ser los de un hombre justo incubando cólera, alguien inocente
a quien se está juzgando. O quizá sean sólo los de un oriental".
Referencias
«Joseph Conrad | British writer». Encyclopedia Britannica (en inglés). Archivado
desde el original el 23 de enero de 2016. Consultado el 30 de marzo de 2017.
«Hoover Institution Archives: RFE/RL Records:». 15 de septiembre de 2006.
Archivado desde el original el 15 de septiembre de 2006. Consultado el 30 de marzo
de 2017.
«J. I. M. Stewart, 49; Wrote Mysteries As Michael Innes». The New York Times. 16
de noviembre de 1994. ISSN 0362-4331. Consultado el 30 de marzo de 2017.
«JOSEPH CONRAD». www.javiermarias.es. Consultado el 30 de marzo de 2017.
Bibliografía en castellano
El corazón de las tinieblas. Editorial SextoPiso. 2014. ISBN 978-84-15601-51-7.
Un paria de las Islas. Ediciones Barataria. 2011. ISBN 978-84-95764-29-4.
La locura de Almayer. Ediciones Barataria. 2011. ISBN 978-84-95764-74-4.
Los duelistas. Col. Básica de Bolsillo vol.122. Madrid: Editorial Akal. 2006. ISBN
8844602523.
El negro del Narcissus. Ediciones Barataria. 2006. ISBN 978-84-95764-40-9.
El copartícipe secreto. Segunda edición. Girona: Ediciones Atalanta. 2005. ISBN 84-
934625-1-9.
Lord Jim. Tercera edición. Col. Narrativa Clásicos, vol.1. Valencia: Editorial Pre-
Textos. 2005. ISBN 84-8191-165-8.
Sobre Conrad
Conrad, Jessie (2011). Joseph Conrad y su mundo. Sexto Piso.
Stape, John (2007). Las vidas de Joseph Conrad. Lumen. ISBN 978-84-264-1625-4.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Joseph Conrad.
Wikiquote alberga frases célebres de Joseph Conrad.
Wikisource en inglés contiene obras originales de Joseph Conrad.
Las obras completas de Joseph Conrad (en inglés)
Escudo de armas del Clan Nałęcz (en inglés)
Los prólogos de Joseph Conrad Por Ernesto Bottini Función Lenguaje
Biografía y sinopsis de los libros de Joseph Conrad
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ConradAutodidactasEscritores en inglésEscritores en inglés del siglo XIXEscritores
en inglés del siglo XXNovelistas del Reino Unido del siglo XIXNovelistas del Reino
Unido del siglo XXEscritores de Inglaterra del siglo XIXEscritores de Inglaterra
del siglo XXNovelistas de PoloniaCuentistas de PoloniaEscritores de Polonia del
siglo XXEscritores de Polonia del siglo XIXEscritores de aventurasNobles de Polonia
del siglo XIXNobles de Polonia del siglo XXEmigrantes polacos hacia Reino
UnidoNacionalizados del Reino UnidoPersonas de la época victorianaPersonas de la
época eduardianaEscritores de ficción psicológica
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