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Aparato locomotor 1
E – 14-642 ¶ Complicaciones de las fracturas de las extremidades en el adulto
Figura 1.
A. Fractura extraarticular humeral distal secundaria a una caída de esquí. Fractura cerrada, sin parálisis radial.
B, C. Control radiológico postoperatorio (proyección lateral) tras osteosíntesis por vía posterior mediante placa atornillada, radial no
disecado. Postoperatorio: parálisis radial sensitiva y motora completa.
D, E. Consolidación radiológica en el 4.° mes postoperatorio. Primeros signos de recuperación del nervio radial observados al 2.° mes,
recuperación completa al 6.° mes.
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peroneo común durante las osteosíntesis femorales nunca es nulo, porque la barrera cutánea es atravesada
distales [6]. Con independencia de su localización, estas por el propio traumatismo o por la intervención quirúr-
complicaciones neurológicas deben prevenirse mediante gica [10]. En traumatología, las intervenciones se clasifi-
un control sistemático de cualquier elemento troncular can en función de este riesgo: la clase II (limpia)
nervioso situado en el trayecto quirúrgico, con más corresponde a las osteosíntesis de una fractura cerrada.
razón si ya presenta una parálisis simultánea a la La clase III (limpia contaminada) se define como la
fractura. fijación antes de pasadas 6 horas de una fractura abierta.
Otras lesiones neurológicas se relacionan con la Por último, la clase IV (contaminada) consiste en la
colocación del paciente en la mesa de operaciones: osteosíntesis de un traumatismo abierto o de cualquier
parálisis del plexo braquial después de una abducción fractura pasadas 6 horas. Los factores de riesgo inheren-
prolongada del hombro, o del nervio cubital en el tes al propio paciente [11, 12] favorecen la infección del
surco epitrocleoolecraniano. La propia mesa de opera- foco de fractura: edad avanzada (mayores de 65 años),
ciones origina estas complicaciones: durante el encla- obesidad (>20% del peso corporal), diabetes, tratamien-
vado femoral, un contraapoyo púbico mal protegido o tos inmunosupresores y desnutrición crónica. Este
una tracción excesiva de la extremidad causan paráli- último factor no es excepcional en las personas mayo-
sis del nervio pudendo, cuya repercusión es sobre todo res, que asocian carencias proteicas, cálcicas y
sensitiva, con hipo o anestesia de la región perineal [7]. vitamínicas.
El nervio peroneo común también puede comprimirse En la medida en que los pacientes reciben una
por el estribo de la mesa ortopédica durante el encla- profilaxis antibiótica sistemática, el diagnóstico de la
vado tibial o por una tracción intensa durante los infección suele diferirse: la manifestación clínica de la
esfuerzos de reducción. Las medidas preventivas infección es una complicación cicatrizal o la presencia
adecuadas deben permitir evitar estas complicaciones. de febrícula. Las alteraciones de los marcadores de
Aunque no tenga una traducción inmediata, el neu- laboratorio de infección (aumento de la velocidad de
roma postoperatorio de un nervio sensitivo subcutáneo sedimentación y de la concentración de proteína C
reactiva, neutrofilia, disminución de la prealbúmina)
debe prevenirse mediante una técnica quirúrgica rigu-
deben interpretarse en función de la proximidad a la
rosa. Las localizaciones más frecuentes son los ramos
intervención quirúrgica. El cuadro clínico con hiper-
sensitivos del radial en la parte dorsal de la muñeca y
termia, exudado purulento cicatrizal y alteración del
del nervio safeno en la región maleolar lateral: el
estado general es infrecuente. El aspecto visual de la
cirujano debe conocer su situación anatómica precisa.
herida quirúrgica es el mejor criterio de vigilancia
Complicaciones cutáneas posquirúrgica asociado a la valoración de la cantidad
y calidad del líquido de drenaje. Son signos muy
No se trata aquí de recordar las lesiones cutáneas que sospechosos de una cicatriz claramente inflamatoria
se producen a la vez que la fractura y que deben descri- un exudado seroso o hemático abundante después del
birse junto con las lesiones óseas, sino de estudiar su 3.er-4.° día y una colección no fistulizada subcicatrizal.
aspecto evolutivo posterapéutico. De entrada se realiza La necrosis cutánea de un colgajo conservado durante
un cierre con aposición de los bordes de forma urgente el cierre de una fractura abierta o tras una interven-
inmediata, o diferida para las lesiones cutáneas de los ción de cirugía plástica sólo puede deberse a una
tipos I, II y IIIA de Gustilo [8] tras un lavado y desbrida- causa isquémica o a una sobreinfección. En ese caso
miento cuidadosos. También está indicado aplicar un deben aplicarse todos los métodos diagnósticos: el
apósito graso, puncionar las flictenas, realizar un único criterio objetivo es el aislamiento del o de los
«curtido» de las dermoabrasiones en las fracturas cerra- microorganismos causantes de la infección. El cultivo
das de los tipos I y II de Tscherne y Gotzen [9]. Ya desde del drenaje y, sobre todo, el frotis del exudado cicatri-
el tratamiento inicial, una valoración inadecuada de la zal presentan demasiados riesgos de contaminación
vitalidad de los bordes cutáneos y un desbridamiento para afirmar la certeza de la infección. Asimismo, los
insuficiente pueden originar una necrosis seca más o marcadores de laboratorio de la inflamación son de
menos amplia, que exponga el material de osteosíntesis. poca utilidad, porque se alteran por la propia inter-
La necrosis se coloniza con rapidez por las bacterias vención quirúrgica. Por tanto, la mejor exploración
nosocomiales. La prevención de estas complicaciones sigue siendo la toma de una muestra in situ, realizada
pasa por una exploración inicial precisa realizada por un en el quirófano, en condiciones habituales de asepsia,
traumatólogo experto, y la renovación de los apósitos siguiendo el trayecto cicatrizal y/o evacuando una
bajo anestesia varias veces a la semana, asociada a posible colección. Por lo general, los microorganismos
desbridamiento si es necesario. responsables de la infección no son los agentes inicia-
Asimismo, puede producirse una pérdida de sustancia les: la contaminación traumática sirve de lecho a la
cutaneomusculoaponeurótica más amplia en las prime- infección nosocomial secundaria. Los microorganis-
mos causantes son los estafilococos dorados (en la
ras curas, lo que obliga a un sacrificio adicional de los
mayor parte de los casos resistentes a la meticilina),
tejidos blandos. En la práctica, el estado lesional cutá-
los estafilococos coagulasa negativos (que presentan
neo se establece en la mayoría de las ocasiones tras
varias resistencias a los antibióticos), Propionibacterium
varias curas, cuando la vitalidad de los tejidos es evi-
acnes, los estreptococos, etc. En las fracturas abiertas,
dente tras la limpieza espontánea o los desbridamientos
algunas circunstancias originan riesgos específicos de
sucesivos. La aparición de dermoabrasiones, e incluso de
infección por bacterias telúricas (Clostridium, gramnega-
escaras, bajo una férula de yeso se relaciona en la
tivos, etc.) o acuáticas. La prevención de la infección se
mayoría de los casos con un defecto técnico, una falta
basa en un lavado y un desbridamiento iniciales riguro-
de vigilancia o una cierta falta de cumplimiento de las
sos, repetidos ante la menor duda, y un cierre mediante
recomendaciones por parte del propio paciente.
sutura si los bordes cutáneos están sanos, o secundario
mediante una intervención de cirugía plástica. La
Infección
profilaxis antibiótica se ha convertido en un elemento
La complicación postoperatoria más temida es la obligatorio: en las fracturas cerradas y abiertas de tipo I
infección. El riesgo infeccioso del lecho quirúrgico de Gustilo, se basa en una cefalosporina de 1.a o 2.a
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seguir unas reglas técnicas estrictas, lo que disminuye de a la marcha, su estado psíquico y su dependencia
forma considerable la intensidad y la gravedad de la social, que se refleja sobre todo por el lugar en el que
embolia [18]. La realización de una ecografía cardíaca vive.
transesofágica peroperatoria ha permitido demostrar
estas embolias durante el fresado [22], y en ella se basa
la monitorización del enclavado con fresado en un Síndrome algodistrófico
contexto de embolia grasa. En este caso, una vez más,
debe recomendarse un enclavado con un fresado Las fracturas pueden complicarse con un síndrome
mínimo, de forma que la parte esencial de la estabilidad algodistrófico, debido a una alteración del sistema
del montaje se base en el bloqueo proximal y distal. En neurovegetativo. Este síndrome, cuyas manifestaciones
caso de embolia grasa precoz en un paciente con un son locorregionales, asocia, en grados diversos, dolor,
politraumatismo grave y compromiso vital, la fijación rigidez articular e inflamación local. Se produce después
externa permite una estabilización rápida de las fractu- de una fractura de la parte distal de las extremidades,
ras, sin efecto perjudicial sobre la función sobre todo de la muñeca, del carpo, de la mano y del
respiratoria [23]. tobillo. Los factores favorecedores indiscutibles son un
carácter psicosomático especial y una inmovilización
prolongada.
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Figura 3.
A, B. Fractura supramaleolar cerrada tratada mediante placa con tornillos. Control de la
consolidación (proyección anteroposterior).
C. Control tras la retirada del material. Apoyo diferido a la 3.a semana.
D, E. Fractura repetida al 2.° mes tras la retirada del material. Proyección anteroposterior.
F, G. Tratamiento de la fractura repetida mediante injerto intertibioperoneo sin osteosíntesis;
inmovilización mediante bota de yeso durante 3 meses sin apoyo. Apoyo doloroso, que indica un
fracaso de la fusión.
H. Enclavado con foco cerrado mediante fresado y montaje estático. Apoyo inmediato. Conso-
lidación.
saria del foco. Su tratamiento requiere un aporte óseo necesario esperar el clásico período de 6 meses. El
autólogo para reactivar la osteogénesis y una osteosín- carácter parcial y, sobre todo, no evolutivo de los
tesis estable del foco [26]. No obstante, una seudoartro- signos de osteogénesis radiológica en las sucesivas
sis hipertrófica requiere esencialmente una radiografías de control debe hacer que se reconsidere
estabilización del foco mediante un montaje rígido, la actitud terapéutica respecto a la fractura y pasar de
mientras que una seudoartrosis atrófica necesita un la actitud expectante a la acción.
injerto y un montaje rígido. El injerto de hueso
esponjoso ilíaco asegura a la vez el relleno del foco y Osteonecrosis
aporta las proteínas inductoras de la osteogénesis. Si
se cumplen ciertas condiciones, la simple inyección de La osteonecrosis postraumática es secundaria a la
médula ósea en el foco [27] o de proteínas inductoras destrucción total o parcial de la vascularización
recombinantes [28] es capaz de hacer que se consolide epifisaria por la fractura; esta interrupción se produce
una seudoartrosis. Algunas técnicas más sofisticadas, en los puntos de penetración endoósea o del trayecto
pero cuyas posibilidades son limitadas, permiten capsular. Debido al carácter terminal de la microcircu-
aportar un injerto óseo vascularizado [29]. En la extre- lación arterial, estas lesiones provocan una necrosis
midad inferior, el enclavado centromedular bloqueado epifisaria irreversible y con mucha frecuencia inte-
con fresado, y con apoyo precoz que induzca tensio- rrumpen la osteogénesis de reparación. Las fracturas
nes mecánicas verticales, ha demostrado su eficacia epifisarias más expuestas a esta complicación son las
(Fig. 3); en la tibia, el enclavado debe acompañarse de de los cuellos femoral, radial y humeral, y en menor
una osteotomía peronea, porque la consolidación de grado las del astrágalo y del escafoides carpiano [31, 32].
este hueso desvía las tensiones compresivas. En la Por tanto, esta complicación es muy previsible en
extremidad superior, se recomienda la asociación de función de la cuantía del desplazamiento inicial y de
autoinjerto de hueso esponjoso ilíaco y el uso de una la situación precisa del foco de fractura respecto al
placa [30]. pedículo vascular que asegura la irrigación epifisaria.
La repercusión clínica de una seudoartrosis diafisaria De este modo, para cada una de las principales loca-
es de tal magnitud que obliga a tratarla de forma lizaciones de las fracturas se han desarrollado clasifi-
quirúrgica y, además, de forma precoz, sin que sea caciones con un objetivo de pronóstico vascular que
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Figura 4.
A. Fractura transcervical con desplazamiento en varo de tipo Garden III.
B. Reducción de urgencia (menos de 6 h) en una mesa ortopédica. Control de la reducción
(proyección anteroposterior).
C. Control radiológico al 4.° mes. Consolidación.
D, E. Control radiológico al 10.° mes. Osteonecrosis del polo superior.
permita evaluar el riesgo de necrosis, basado en el pero de volumen anómalo, es evidente en seguida en las
trayecto preciso del trazo de fractura y de la intensi- radiografías de control. Esta complicación se encuentra
dad del desplazamiento (Fig. 4). sobre todo tras las fracturas diafisarias tratadas de forma
La osteonecrosis aparece en el mes posterior a la ortopédica o tras un enclavado con fresado. Las conse-
fractura epifisaria o metafisoepifisaria. Se manifiesta cuencias clínicas de este callo son variables, o bien sólo
como fenómenos dolorosos y una pérdida de las estéticas o a veces funcionales, con repercusión sobre las
amplitudes articulares. Cuando se asocia a una seu- amplitudes de la articulación próxima. Los traumatis-
doartrosis, contribuye a la semiología clínica dolorosa mos craneales graves o un período prolongado con
y al déficit de movilidad. El diagnóstico es, ante todo, ventilación asistida son, en ocasiones, factores de callos
radiológico; la epífisis aparece condensada y pierde hipertróficos. Los principales ejemplos son: un callo
con rapidez su volumen, con deformación de la inestético, pero sin otras consecuencias clínicas, una
superficie articular por hundimiento del hueso sub- fractura mediodiafisaria de la clavícula tras un trata-
condral. El estudio mediante resonancia magnética no miento conservador [36], o la osteogénesis voluminosa
es de utilidad en presencia de material metálico. Esta
mediodiafisaria tras una fractura femoral, responsable de
semiología es difícil de demostrar en ocasiones, debido
adherencias del cuádriceps que limitan la flexión de la
a la presencia del material de osteosíntesis. En la
rodilla (Fig. 7). La indicación quirúrgica se basa en la
práctica, suele ser el proceso inverso el que debe
realizarse y buscar la osteonecrosis, en presencia de intensidad de los síntomas objetivos.
una seudoartrosis o de un retraso de la consolidación Las osificaciones ectópicas o paraosteopatías calcifi-
durante el control de una fractura epifisaria o metafi- cantes son focos de metaplasia ósea intramuscular o
soepifisaria. En la extremidad superior, la osteonecro- paraarticular en la zona próxima a un foco de frac-
sis sólo afecta durante un período prolongado a la tura. Los factores favorecedores son los mismos que
epífisis fracturada (Fig. 5); en la extremidad inferior, los previos: coma prolongado o período con ventila-
evoluciona con rapidez hacia una artrosis difusa por ción asistida. La repercusión también es variable. Las
alteración de la superficie articular opuesta. localizaciones glúteas de estas osificaciones tras las
Cuando esta complicación parece inevitable en el fracturas acetabulares pueden ser totalmente asinto-
análisis del estudio radiológico inicial, está justificado máticas o repercutir en las amplitudes coxofemora-
realizar una artroplastia de urgencia [33-35]. les [37]. Sucede lo mismo con las sinostosis
radiocubitales tras las fracturas antebraquiales [38] .
Osificación hipertrófica y ectópica La resección de la osificación sólo se plantea cuando
ha finalizado su evolución, tras varios meses,
La osteogénesis de la fractura puede revelarse más con una atenuación o una extinción de la captación
intensa de lo habitual, lo que produce un callo hiper- gammagráfica. Las dificultades anatómicas son
trófico (Fig. 6). La formación de este callo de unión, graves en ocasiones; el riesgo de recidiva es signi-
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Figura 5.
A. Fractura cefalotuberositaria conminuta con un desplazamiento moderado del cuello humeral.
B, C. Reducción con foco cerrado y enclavado en palmera a partir de la V deltoidea (técnica de Kapandji). Control postoperatorio
(proyección anteroposterior).
D. Osteonecrosis cefálica surgida el 2.° año.
E. Artroplastia cefálica.
Figura 6.
A. Control al 3.er mes (proyección lateral) de una fractura conminuta distal del húmero. Inicio de un callo hipertrófico tras enclavado con
foco cerrado.
B. Radiografía de la consolidación completa.
C, D. Control tras la retirada del material (proyección lateral). Callo hipertrófico sin repercusión sobre la movilidad del codo. Problema
estético muy discreto.
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Figura 7.
A. Fractura en cuña de torsión del fémur izquierdo en el
cuadro de un politraumatismo.
B. Control radiológico (proyección anteroposterior) al 4.°
mes de una intervención mediante enclavado centrome-
dular con bloqueo estático.
C. Callo considerado insuficiente en la cortical interna:
dinamización proximal y distal; apoyo permitido.
D. Control al 4.° mes tras la dinamización; callo hipertró-
fico con discreta limitación de la flexión activa de la rodilla.
E. Control mediante TC de la longitud y de la torsión tibial
de las fracturas de ambas diáfisis femorales: no existe una
diferencia notable de estos dos criterios.
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Artrosis postraumática
Todas las fracturas epifisarias presentan un riesgo de
aparición de una artrosis postraumática. Suele ser
multifactorial. En primer lugar, cualquier defecto de
reducción de la superficie articular representa un
reclamo inevitable para una artrosis postraumática
evolutiva. Debido a la deformación de la superficie
epifisaria por hundimiento del hueso subcondral,
sucede lo mismo con la osteonecrosis. Al callo vicioso
y a la osteonecrosis, debe añadirse la contusión del
cartílago como factor de aparición: de este modo, a
pesar de una reducción anatómica y de una consoli-
dación completa, la necrosis condrocítica amplia
puede ser la única causa de una artrosis tras una
fractura articular; este concepto se encuentra sobre
todo en las epífisis sometidas a carga (Fig. 10).
La artrosis postraumática tras una fractura diafisaria
es secundaria a un callo vicioso considerable y se
produce sobre todo en la extremidad inferior. Al
alterar la distribución de las tensiones mecánicas sobre
las superficies articulares de la rodilla o del tobillo, los
callos viciosos angulares de las diáfisis femorales y
tibiales producen artrosis a largo plazo [42, 43]. En el
caso del fémur, la repercusión es más precoz cuando
la angulación diafisaria se localiza cerca de la rodilla:
por encima de los 10° de varo diafisario femoral, la
evolución a artrosis es segura. Los callos viciosos en el
plano sagital se toleran mejor cuando aparecen de
Figura 8.
A. Fractura supra e intercondílea conminuta de la paleta
forma aislada; si se asocian a una desviación en varo
humeral. o en valgo, acentúan la repercusión articular. Los
B. Osteosíntesis mediante doble placa posterior tras miotomía callos viciosos angulares distales de la diáfisis tibial
del tríceps. modifican la horizontalidad de la interlínea tibioastra-
C. Consolidación con un tope anterior que limita la flexión. galina, lo que origina una degeneración artrósica
D. Resección ósea con artrólisis anterior y posterior; movilización (Fig. 9). Por último, para ambas diáfisis, debe tenerse
inmediata con artromotor; recuperación de las amplitudes. en cuenta el componente horizontal de la deforma-
ción que suele estar presente. La prevención de la
artrosis tras una fractura diafisaria se basa en una
reducción tridimensional casi anatómica, y el trata-
es fundamental. De este modo, tras una fractura de la
miento, en caso de callo vicioso constituido, lo hace
diáfisis humeral, un callo vicioso con torsión, angular
en una osteotomía (Fig. 11).
o un acortamiento tienen poca o ninguna repercusión
funcional cuando se toman en conjunto, y no sobre-
pasan los 20° o 10° en caso de asociación multidirec-
cional. Los callos viciosos de los huesos antebraquiales ■ Conclusión
se toleran mal y repercuten en la pronosupinación: la
reducción debe ser anatómica, lo que implica que será
A pesar de la larga y exhaustiva lista de las complica-
quirúrgica. En la extremidad inferior, los callos vicio-
ciones generales y locales, las fracturas de las extremi-
sos más frecuentes son los acortamientos que provo-
dades siguen teniendo un buen pronóstico gracias a los
can cojera y una postura escoliótica. Una desigualdad
considerables progresos técnicos recientes que se han
inferior a 1 cm tiene pocas consecuencias clínicas. Si
es superior a 1 cm, la corrección es obligatoria, porque realizado no sólo en la osteosíntesis, sino también en el
repercute en el equilibrio raquídeo. En los acorta- tratamiento pluridisciplinar del paciente traumatizado.
mientos extensos, superiores a 4 cm, se plantea una Los avances han tenido lugar en las técnicas de imagen,
intervención quirúrgica para igualar las extremidades. en especial con la generalización de la tomografía
Los callos viciosos angulares frontales y/o sagitales de computarizada en cortes transversales, así como en la
las diáfisis femorales y tibiales repercuten a largo plazo anestesia-reanimación: control de los desequilibrios
sobre las articulaciones distales, al inducir un defecto hidroelectrolíticos, de las hemorragias, de la enfermedad
de la distribución de las tensiones. Este posible riesgo tromboembólica y del dolor postoperatorio. Ello no
evolutivo se asocia a la repercusión clínica inmediata: quita que el traumatólogo deba seguir prestando aten-
anomalía estética, desigualdad de longitud y trastor- ción al seguimiento de cualquier paciente con una
nos de la marcha. La valoración de un callo vicioso fractura, para asegurar una recuperación rápida de sus
diafisario se basa en un estudio radiológico preciso, en funciones de locomoción.
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Figura 9.
A, B. Fractura diafisaria distal de la tibia por caída de esquí, fijada mediante doble enclavado proximodistal con foco cerrado. Radiografías
del foco durante la consolidación (proyección anteroposterior).
C. Aspecto clínico del callo vicioso en rotación externa de la parte distal de la tibia.
D. Estudio mediante TC en el que se aprecia un exceso de rotación de 18°.
E, F. Osteotomía en el callo con fijación mediante enclavado con bloqueo estático. Apoyo inmediato. Consolidación adquirida al 2.° mes:
control anteroposterior y lateral.
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Complicaciones de las fracturas de las extremidades en el adulto ¶ E – 14-642
Figura 10.
A. Fractura acetabular con luxación endopélvica cefálica.
B, C. Reconstrucción tridimensional mediante TC de la fractura
bicolumnar.
D. Osteosíntesis con doble placa mediante acceso posterior y
anterior simultáneo.
E. Artrosis precoz con necrosis cefálica.
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E – 14-642 ¶ Complicaciones de las fracturas de las extremidades en el adulto
Figura 11.
A. Traumatismo escalonado de la extremidad inferior: fractura condílea
femoral, de la meseta tibial y de la diáfisis tibial abierta de tipo Gustilo II
lateral.
B, C. Control radiológico precoz del atornillado transepifisario femoral
y tibial, y del fijador monoaxial dinámico tibiotibial.
D. Consolidación de los diferentes focos con artrosis femorotibial
medial y callo vicioso en varo.
E. Retirada del material y osteotomía tibial de valguización mediante
adición medial de un sustituto óseo.
F. Control a largo plazo tras la retirada de las grapas; conservación de la
interlínea articular y biodegradación intensa del sustituto fosfocálcico.
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Complicaciones de las fracturas de las extremidades en el adulto ¶ E – 14-642
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P. Bonnevialle (Bonnevialle.p@chu-toulouse.fr).
Service d’orthopédie-traumatologie, centre hospitalier universitaire Toulouse-Purpan, place du docteur-Baylac, 31059 Toulouse cedex,
France.
Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo original: Bonnevialle P. Complications des fractures des membres de
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