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Género y colonialidad: del patriarcado

comunitario de baja intensidad al patriarcado


colonial moderno de alta intensidad

Una Antropología por demanda : Hacia un pensar interpelado


y disponible

La pregunta que hoy nos convoca a disc urrir sobre las prácticas des-
coloniales que fluye n a contracorriente de un mundo totolizaclo por el
orden de la colonialidad es tan ampl ia que ot0rga una gran libertad para
responderla. La refonnulo de esta manera: ¿Por dónde se abren las brechas
que avanzan, hoy, desarticulando la colonialidad del poder, y cómo hablar
de ellas? ¿Qué papel tienen las relaciones de géne ro en este proceso? La
parte inicial de mi exposició n me conducirá más ta rde a tratar el tema
que en especial me fue solicitado exami nar el cruce entre colonialidad
y patriarcado y todo lo que de éste se deriva: el patriarcado colonial
moderno y la colonialidad .d e gé nero, en el contexto de la lucha por las
autonomías. Llegaré a ese te ma, en la segunda parte d e mi ex posición ,
a partir de una breve revista a dos de mis inserciones y participaciones
en el feminismo y la lucha indígena, que me permitieron percibir cómo
las relaciones de gé nero se ve n modificadas históricamente por el colo-
nialismo y por la ep isteme de la colonialidad cristalizada y reproducida
permanentemente por la matriz estatal repub licana.
Mi camino expositivo acompañará, por lo tanto, la secuencia de
hallazgos q ue me condujeron a m1 actual comp rensión de las relaciones
entre colonialidad y género , y al mismo tiempo mostra rá la tendencia
descolonial de mi propia práctica académica. Estoy convencida de q ue
si mi estrategia retó rica n o fuera esa, perdería capacidad comunicativa

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Rita Scga to La c rítica_ de la co lonialidad en oc ho ensayos

a l tratar de propone r un mod elo de comprension de las relaciones de Que quede claro que esa obsolescencia de las palabras habituales
género en la at m ósfera colon ial moderna_ con que ant ropólogos y también activistas han hablado no se d io por
un voluntarismo, sino por necesidad del embate argumemativo _Q uiero
Mi ~rocedimiento es la "escucha" etnográfi ca Por formac ión soy
adve rti r también que mi contribución aquí, por lo tanto, se d iferencia
antropologa, que es una profesión que en algunos cí rcul os y en algunas
de la de m is colegas, porque no es ni exegética, ni de sistematización,
a ldeas se ha vuelto casi una mala palab ra porque esta disciplina p ractica
ni mucho menos programática, sino práctica, como elaboración teórica
Yem~lem_auza como ninguna el distanciamiento y el extrañamiento que
empeñada en destruir una práctica comenciosa.
~asuo Gomez ha pro puesto lla mar "hyb ris del punto cero", al mismo
tiempo q ue se encuentra en el p resente en un repliegue disciplina r que
raya en el funda mentalismo_ En tonces ¿cómo el cammo descolonial me Feminicidio: síntoma de la b arbarie del género m od erno
alcanzó en mis prácticas disciplinares, académicas?
En 2003 fui convocada a pensar para conseguir dar inteligibilidad a
Progresivamente haciéndome usar la caja de herramientas de mi los numerosos y extremamente crueles asesi natos de mujeres q ue ocurren
formació n d e una fo rma invertida , o sea, de una fo rma que definí como en la Fromera No rte mexicana. Se trata de los crímenes hoy conocidos
una "antropología por demanda", que produce conocimiento y reflexión como fem inicidios, y que representan una novedad, una transformación
como respuesta a las p reguntas que le so n colocadas por quienes de otra contemporánea de la violencia de género, vi nculada a las nuevas formas
forma serfan , en una perspectiva clásica, sus "objetos" de observación y de la gue rra_ La humanidad hoy testimonia un momemo d e tenebrosas
estudio, pmnero de una forma inadvertida , y después teorizada (Segato innovaciones en las formas de ensañarse con los cuerpos femeninos y fe-
2006)_
minizados, un ensañamiento que se difunde y se expande sin contención _
_ En otras palabras: lo que da contenido a m i posición de sujeto inves- Guatemala, El Salvador y México , en nuestro continente, y Congo dando
udo en la construcción de una marcha d escolonial , en este momemo continuidad a las escenas h orrendas de Ruanda, son emblemáticos de
se deriva de las exigencias que me fueron demandadas, a las cuales h~ esta realidad_ En Congo, los médicos ya utilizan la categoría "destrucción
venido respondiendo. Me valdré aquí de dos de estas convocato rias para vaginal" para el Lipa de ataque que en muchos casos lleva a sus victi mas
mtroducm~e en el te ma, porque éstas me llevaron con el tiempo a una a la muerte_ En El Salvador, emre 2000 y 2006, en plena época de "pa-
comprens1on situada del conjunto de relaciones estructuradas por e l cificación", frente a un aumento d e 40% de los homicidios de hombres ,
o rden de la colom ahdad y me exigieron constru ir argumentos e incl usive los homicidios de m ujeres aumenta ron en un 11_1 %, casi triplicándose;
formular ~lgunos concep tos q ue desm ontan, desconstruyen, esq uemas en Guatemala, también de forma concomitante con el restablecimiento
Y categon as muy establecidos_ Llevan, también, cien os nombres a la de los derechos democráticos, entre 1995 y 2004, si los homicidios de
quiebra y a la obsolescen cia_Términos com o cultura, relati vismo cultu- hombres aume maron un 68%, los de muje res crecieron en 144%, du-
ral , trad ició n Y pre-modern idad se fueron most rando, en este camino plicándose ; en el caso de Ho nduras, la distancia es todavía mayor, pues
pal~bras ine fi cien tes para lidiar en esos frentes_ No tendré mucho tiemp~ emre 2003 y 2007, el aumento d e la victimización de los hombres fue
aqu1 para detallar los sucesos ele esa pérdida progresiva de vocabulario de 40% y de las mujeres de 166%, cuadruplicándose (Carcedo 20 10 :
pero bastará esbozar algunos resultados de esa búsq ueda por un nuev~ 40-42) La rapiña que se desata sobre lo femenino se manifiesta tanto en
conj unto de conce ptos que me permitiesen llevar adelante argumentos formas de destrucción corporal sin precedentes como en las formas de
capaces de responder a las demandas que me fueron presemadas_ tráfico y com ercialización de lo que estos cuerpos puedan ofrecer, hasta
el último límite. La ocupación de predadora de los cuerpos femeninos o

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Ri ta Si::ga to La crítica de la colon ialidcrd e n ocho e nsayos
femmizados se practica como nunca antes y. en esta etapa apocalípuca blanco Recibí, entonces, la convocatoria a colaborar en esta contienda
de la humanidad, es expoliadora hasta dejar solo restos. ayudando a pensar cómo defender sociedades acusadas de practicar in -
Esta demanda me llevó a percibir que la crueldad y el desamparo de las fanticidio 0 de no considerarlo crimen y, a partir de esta demanda , como
mujeres aumenta a medida que la modernidad y el mercado se expanden mostraré, me vi obligada a construir un discurso que no recurre ni al
y anexan nurvas regiones. A pesar de todo el cle~p liegue .i urid ico de lo rclauvisrno cultural ni a las noCloncs de cultura y tradición que solemos
que se conoce, desde la Conferencia Mund ial sobre Derec hos Humanos utilizar para defender la realidad indígena y las comunidades en América
de 1993, como "los derechos humanos de las mujeres", podemo-; sm Latina, como tampoco apela al derecho a la diferencia. sino al derecho
duda hablar de la barbarie creciente del género moderno, o de lo que a la autonomía, corno un principio no exactamente coincidente con el
algunos ya llaman "el genocidio de gé ne ro" La falsa disy un ti va entre derecho a la d iferencia, ya que permanecer d iferente y nunca coincidir
los derechos de las así llamadas mi norias -de niños, niñas y mujeres- no puede tornarse una regla compulsiva para todos los aspectos ele la
y el derecho a la d ife rencia de los pueb los indígenas. Dos temas que vida y de forma permanente.
aquí presen to conjuntamente . por constituir p roblemas análogos. Un De la misma forma, la defensa de las mujeres indígenas de la violen-
tema neurálgico en este momento en Brasil , cuyo tratam iento requiere cia creciente -en nú mero y en grado de crueldad- que las victimiza, no
delicadas maniobras conceptuales y una gimnasia mental considerable, solo a partir del mundo del blanco sino también dentro de sus propios
pues se presenta como una ofensiva en defensa de la vida de los niños y hogares y a manos de hombres también indígenas, al colaborar con la
niñas indígenas, pero amenaza las luchas por el derecho de los pueblos Coordinación de Mujeres Indígenas de la Fundación Nacional del lnd w
a construir su au tonomía y su justicia propia. Se trata de un proyecto (FUNAl) en la divulgación de la Leí María da Penha contra la Violencia
de ley específica de criminalización de la práctica adaptativa , eventua l Doméstica, me llevó a un dilema semejante, pues cómo sería posible
y en declinación del in fa nticidio , p rop uesto por el frente eva ngélico llevar el recu rso de los derechos estatales sin proponer la progresiva
parlamentario. Ese proyecto de ley e n Brasil propone la supervisión y la dependencia de un Estado permanentemente colonizador cuy~ p royecto
vigilancia po r agentes misio neros y de la seguridad pública, que redoblan histórico no puede coincid ir con el proyecto de las autonom1as y de la
su ca pacidad interventora de la aldea. Ésta pierde así su privacidad y se restauración del tejido comunitario? Es contradictorio afirmar el dere-
vuelve transparente al ojo estatal. Una vez más en el mundo colotlial, cho a la autonom ía, y sim ultáneamente afinna r que el Estado produce
la pretend iqa salvación de los niños es la coartada fundame ntal de las las leyes que defenderán a los que se ven perjudicados dentro de esas
fuerzas que pre tenden intervenir en los pueblos mediante la acusación propias autonomías.
de que someten a su propia infancia a maltrato.
Lo primero que afirmo, en esa tarea, es que el Estado entrega aquí
El desafío residía, en este caso, en defender el derecho a la autonomía con una mano lo que ya retiró con la otra: entrega una ley que defiende
de los pueblos aun considerando , en un contexto de colonialidad, que a las mujeres de la violencia a que están expuestas. porque ya romp_ió
al am paro de esas autonomías ocurren algunas prácticas inaceptables en las instituciones tradicionales y la trama comurntana que las protegia.
el discurso occidental y moderno de los Derechos Humanos, como por El adviento moderno intenta desarrollar e introducir su propio antídoto
ejemplo la eliminación consciente de vidas inde fensas. Sin d uda, el haz para el veneno que inocula. El polo modernizador_estatal de la República,
de lu z que ilumina hoy en día esa práctica escasamente representativa de heredera d irecta de la administración ultramanna, permanentemente
la vida de las aldeas forma parte, en Brasil, de un poderoso argumento colonizador e intervencionista, debili ta la autonomías, irrumpe en la vida
anti-relativista y an ti-indígena que pretend e descalificar y desm oralizar institucional, rasga el tejido comunitario, genera dependencia, y ofrece
a los pueb los para mantene rlos bajo la tutela interesada del mundo con una mano la· modernidad del d iscurso critico igualitario, mientras

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Rita Segato La critica de la colo1tialidad en ocho ensayos

con la otra ya introdujo los preceptos de l individ ualism o r la modernidad argumentos relat ivistas y del derecho a la diferencia y substituirlos por
instrumental de la razón liberal y capitalista, conju ntamente con el racis- un argu mento que se apoye en lo que sugerí definir como pluralismo
mo que somete a los hombres no blancos al estrés y a la emasculación histó rico . Los s ujetos colectivos de esa pluralidad de his torias son los
Volveré a estos temas con deta lle en la próxima parte. pueblos, con autonomía de liberativa para producir su proceso histórico,
aun ~ uando estén en co ntac to, como siempre ha sido, con la experiencia
y los procesos de otros pueblos.
Una Antropología conte nciosa: La comunidad fren te al Estado
Cada puebl o, desde esta perspectiva , es percibido no a pa rtir de la
y los derechos
diferencia de un patrimonio sustantivo , estable, permanente y fijo de
El polémico tema del infanucidio indígena, colocado bajo los focos cultura, o una episteme cris talizada, sino como un vector h istórico. La
de un teatro m ontado para hacer retroceder las as piraciones de respeto cultura y su patrimonio, a su vez, son percibidos como una decantación
Y autonomía de los pueb los, es paradigmático de los dilemas que nos del proceso histórico, sedimento de la experiencia histórica acumulada y
coloca la de fensa de l mundo de la a ldea. El anál isis de las disyuntivas en un proceso que no se detiene. El carácter cumulativo de ese sedimento
que enfrentamos al evaluar e intentar proteger y promover el mundo de se concretiza en lo que percibimos como usos, costumbres y nociones de
la aldea fr~ru~ al mµndo ciudadano nos facilüará en seguida hablar sobre apariencia quieta y repeti tiva , que el concepto ant ropológico de cultura
el género en el contexto d e pre-int rusión colonia l moderna, que persiste captura, estabiliza y postula com o su objew de observación disciplinar.
e n los márgenes y p liegues de la colonial modernidad, en oposición al Sin embargo, todo etnógrafo que regresa a su campo diez años después
mundo incluido en el proceso constante de la expansión de los estados sabe que esa apariencia de estabilidad no es más que un espej ismo, y que
nacionales y, con ella, de incorpo ración en el canon de la colonial mo- usos y costumbres son nada más que historia en proceso.
dernidad y de la ciudadanía universal. Se advierte, de esta forma, que la costumbre puede ser cambiada y en
El caso límite de l in fa nticidio indígena nos enseña que, en un am - verdad se m odifica constan tem ente, pues la permanencia de un pueblo
biente do minado por la episteme de la colonialidacl y hegemonizado po r no depende ele la repetición de sus prácticas, ni de la inmovilidad ele sus
el discurso de los derech os universales, no resta posib ilidad de defender ideas. Soltamos así las amarras que sustentan la identidad , sin dispensarla,
la autonomía en té rminos de cultura , es decir, en ténn in.os relativis.tas y· pero rel1riéndola a la noción de pueblo, com o vector histórico, como
del derecho a la diferencia . Es, definitivamente, imposible presentar una agente colectivo de un proyecto histórico , que se percibe viniendo de un
estrategia de defensa de la devoluc ión de las au tonom ías a sociedades pasado común y construyendo un futuro también común , a través ele una
intervenidas y mantenidas en condiciones casi concentracionarias durante trama interna que no dis pensa e l conílicto de in te reses y el antagonismo
quinientos años si éstas contrad icen con sus p rácticas y normativas el - de las sensibilidades éticas y postu ras políticas, pero que comparte una
frente de los derechos humanos universales y el frente de los derechos historia. Esta perspectiva nos conduce a substituir la expresión "una
estatales en un campo tan sensible como los derechos de la in fancia, que cultu ra" po r la expresió n "u n pueblo", sujeto vivo de una historia, en
po r esto mismo son siem pre e legidos para afi rmar la superi ori dad m o ral medio a articulaciones e intercambios que, más que una interculturalidad,
Y el derecho a la misió n civi lizadora del colonizador. En o tras palabras, diseña una inte r-h is to ri cidad. Lo que identifica este sujeto colectivo, este
frente a la dominació n estatal y a la construcción del discurso unive rsal pueblo, no es un patrimonio cultural estable, de contenidos fijos, s ino
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, se toma estratégicame nte la autopercepción por parte de sus miembros de compart ir una historia
mv1able defender una autonomía en tém1inos de relativismo cul tural común, que vi.ene de un pasado y se d irige a un fu turo, aun a través de
Para defende r la autonomía, será , po r lo tanto, preciso abandonar los situacio r,ies de disenso interno y conflictividad.

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La crítica de la colonialidad e n ocho ensayos
Rita Sega to
vando en las brechas de inconsistencia de su propio discurso cultural,
En tonces, ¿qué es u n pueblo?, u n p ueblo es el p royecto de ser u na haciendo rendir sus contradtcciones y eligiend o entre alternativas que
his toria . Cuando la histo ria que tej ía colectivamente, como el tramad o ya se encuemran presentes y que son activadas po r la circulación de
de un ta piz donde los hilos diseñan figu ras, a veces ace rcá ndose y con- ideas provenientes de l mundo circundante, en in teracción y dentro del
vergiendo, a veces distanciándose y en oposición, es inte rceptada , inte- universo de la nación, defi nida como una alianza entre pueblos (sobre los
rru m pida por fuerza de una in tervención externa, este Sujeto colecti\·o recursos del discurso interno para la transformación de las costumbres
p retenderá retomar los hilos, hacer pequeños nudos, suturar la memoria, ver An-na ·im 1995) En un caso límite q ue amenaza con la inminencia
y continuar. En ese caso, deberá ocurrir lo que podnamos llamar de u na inevirnble ele" una supervisión y vigilancia cerrada de la aldea p or parte
devolución de la historia , de una restitució n de la capacidad de t ramar de agentes estatales y religiosos, la única estrategia viable fue substituir
su propio camino histó ri co , reanudando el trazad o d e las Figuras inte- la plataforma de l relativismo cul tural por el argu mento plenamente
rrump idas, tej iéndolas hasta el presente d e la urdi mbre, p royectánd o las defendible del pluralismo histórico, sie mpre expuesto a infl uencias e
hacia el fut uro. intercambios ent re historicidades.
¿Cuál sería, en casos como éste, el mejo r papel q ue el Estado podría Solicito que se entienda, por lo tanto, que fueron los dilemas de un
dese mpeñar? escenario muy complejo que demandó la puesta en práctica de u na antro-
Ciertamente , a pesar d el carácter perma nentemente colon ial d e sus pología contenciosa ros que me condujeron a sugerir los té rminos p ueb lo
relaciones con el terri to rio que administra , un buen estado, lejos d e se r como sujeto de una histo ria en lugar de cult u ra : plurallsmo histó rico
un estad o q ue impone su propia ley, se rá un estado r~stit u ido r d e la a camb io de relativismo cultural: e -i nter-historicidad para substituir
ju risdicción propia y del fuero comunitario, garante de la deliberación interculturalidad . Ellos permiten pensar y actua r de forma más adecua-
in terna, coartada por razones que se vi nculan a la p ropia intervención y da a un proyecto crítico y libenador. No fue el propósito de innovar o
administración estatal, como más abajo expo nd ré , al refe ri rme específi- introduci r neologismos lo qlle me llevó a sugerirlos. Tampoco propongo
camente al género . La brecha decolonial q ue es posible plei tear d ent ro q ue las palabras postergadas d eban ser elimi nadas de l vocabulario, sino
de la matriz estatal será abierta, p recisamente, por la d evo luc ió n d e la usad as co n cuidado para no ali mentar el cultura lismo y su propensión
jurisdicción y la ga rantía para d eliberar, lo que no es otra cosa que la fundamentalista, de la cual ni la a uto-crítica disciplinar ni el activismo
d evolución de la h istoria , d e la capacidad d e cada pueblo d e desplega r han conseguido desvencijarse.
su propio proyec to histó rico.

Nos apartamos, por lo tam o, d el argu me nto relativista, sin desmedro Mundo Estado y Mundo Aldea
del procedim iento m etod ológico q ue, relat ivizando , nos permite enten-
der el punto d e vista de l o tro. Y nos apa rta mos estratégicam em e a pesar La pregunta q ue surge es: ¿Después del largo proceso de la coloni-
inclusive de que s u plataforma ha sido muy insm1mentalizad a por los zació n euro pea , el establecimiento d el patrón de la colonialidad, y la
mismos pueblos ind ígenas con algunas consecuencias perversas a las profund ización posterio r d el ord en mode rno a manos de las rep úblicas.
que me referiré más abajo. El argumento relativista d ebe ceder lugar al muchas de ellas tanto o más crueles que el propio colonizador d e ul-
argumento h istórico, d e la histo ria p ropia, y de lo q ue he propuesto llamar tramar, podría ahora, súbitamente, el estado re tirarse? A pesar de que
pluralismo histórico, q u e no es otra cosa q ue una variante no culturalista la colonialidad es una matri z que ordena jerárqu icamente el m undo de
d el relativismo, solo que inmune a la tendencia f undamentalista inhe rente fo rm a estable, esta matriz tiene u na historia inte rna: hay, po r ejem plo,
en tocio culturalismo. Más que un horizonte fijo de cult u ra , cada pueblo no solo una h isto ria q ue instala la epis1erne de la colon ialidad del poder
trama su historia po r el camin o d el d ebate y la deli beración interna, ca-
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Rita Segato
La crítica de la colonialidad en ocho ensayos
y la raza como clasificador, sino también una historia de la raza dentro
conservador, y un entre-mundo progresivo; una inítltración maléfica de
de esa e pisleme, y hay también una h iswria de las relaciones de género
Ja modernidad en la comunidad y una infiltración benéfica de la mo-
dentro mismo del cristal del patriarcado. Ambas responden a la expansión
dernidad en la comunidad Una mGltración maléfica de la comunidad
de los tentáculos del Estado modernizador en el interior de las naciones,
en la modernidad y también una infiltración benéfica de la comunidad
entrando con sus instituciones en una mano y con el mercado en la
en la modernidad.
otra, desarticulando, rasgando el tejido comunitario, llevando el caos e
introduuendo un desorden profundo en todas las est ructu ras que aquí Me refiero a que cuando la aldea es penetrada por la modernidad
existían y en el propio cosmos. Una de las di storsiones que acompa1ia instrumenwl, los prece ptos del mercado y ciertos aspectos de la de-
este proceso es, como intentaré demostrar, el agravamiento y la inten- mocracia representativa, con su consecuente cooptación de liderazgos
sificación de las jerarquías que formaba n pa rte del orden com unita rio comuniLarios, el entre-mundo que se genera es destructivo ; pero cuando
pre-intrusión ¿Una vez que este desorden fue introducido, es posible el discurso moderno de la igualdad y de la razón histórica circula por
pensar seriamente que ese estado debe súbitamente relirarse7 la aldea, el enLre-mu ndo que se genera es benéfico, pues tiende a una
felicidad más generalizada . Por olro lado, cuando la aldea , con su orden
O rden pre-i ntrusión, pliegue fragmentario que convive consiguiendo
de estatus y sus solidaridad familista penetra la esfera pública moderna ,
mantener algunas características del mundo que precedió a la interven-
la perjudica, creando redes corporativas y parentelas que atraviesan el
ción colonial, mundo - aldea: ni palabras tenemos para hablar de ese
espaci; ·pÚblicÓ; al mismo tiempo que cuando la solidaridad co muni-
mundo que no debemos describir como pre-moderno, para no sugerir
Laria influencia e inílexiona el orden moderno, lo torna más benéíico ,
que se encuentra simplemente en un estadio anterior a la modernidad y
lo mejora.
marcha hacia ella inevitablemente. Se trata de realidades que continuaron
caminando junto y al lado del mundo inte rvenido por la colonial mo- Un papel para el Estado sería entonces, como dijimos, el de restituir
dernidad. Pero que, de alguna forma, al ser alcanzadas por la iníluencia a los pueblos su fu ero interno y la trama ele su historia, expropiada por
del proceso colonizador, primero metropolitano y des pués republicano, el proceso colonial y por el orden de la colonial modernidad, promo-
fueron perjudicadas sobre wdo en un aspecto fundamental : exacerba- viendo al mismo tiempo la circulación del discurso igualitario de la
ron y tornaron perve rsas y mucho más autoritarias las jerarquías que ya modernidad en la vida comunitaria . Contribui ría, así, a la sanación del
contenían en su interior, que son básicameme las de casta, de estatus y Lejido comunitario rasgado por la colonialidad, y al resta~lecimiento
de género, como una de las variedades del estatus. de fo rmas colectivisLas con jerarquías y poderes menos auton tanos y
perversos que los que resultaron de la hib ridación con el orden primero
Tenemos alguna forma de habitar de forma descolo nial aun dentro
colonial y después republicano.
de la matriz de ese Estado e inducirlo actuar de una forma conveniente
a la recomposición de las comunidades? Es posible transformarlo en un Recorde mos, de paso, que hay Lambién entre-mundos de la sangre,
estado restituidor del fuero interno y, con esto, de la historia propia7 re lativos al mestizaje, que van, de la misma forma. en una dirección o
Esto es aquí más que nada una p regunta. Y es una pregunta dirigida en otra: hay un entre-mundo del mestizaje como blanqueamiento, cons-
a la situación en que vivimos, que puede ser descripla como de entre- truido ideológicamente como el secuestro de la sangre no blanca en la
mundos, porque lo único que realmente existe son situaciones imerme- "blancura" y su cooptación en el p roceso de dilución sucesiva del rastro
diarias, imerfaces, transiciones, entre la realidad estatal y el mundo aldea, de l negro y del indio en el mundo criollo blanqueado del continente.
entre el orden colonial moderno y el orden pre-intrusión. Con cruces y hay un emre-mundo de semído contrari o, que podríamos llamar de
variados de iníluencias benignas y malignas, un entre-mundo regresivo, ennegrecimiento : el del aporte de la sangre blanca a la sangre no-blanca
en el proceso de reconslrucción del mundo indígena y afro-descendiente,
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Rila Sega to
La crítica d e la colo11 ialidad en ocho ensayos
colabora ndo con el proceso de su reconstitución demográfica . Estas dos
uno entre los Lemas de la crítica descolonial o como uno de los as pecLos
construccio nes son neLamente ideológicas. pues la biología de ambas es
de la domi nación en el patrón de la colonialidad, sino de da rle un real
la .misma, y corresponden, claro está, a proyectos históricos opuesLos. En
esLaLuLo teórico y epistémico al exam inarlo como categoría central capaz
el segundo proyecto, co mienza a reformularse el mesllzaJe como la nave-
ele iluminar todos los otros aspecLos de la Lransfonnación impues ta a
gación de la sangre no blanca , d urante siglos de clandestinidad , conando
ia vida de las comunidades al ser captadas por el nuevo orden colo nial
por demro y a Lravés de la sangre blanca, hasta resurgir en el presente
moderno.
de su prolongado ocultam1cnto en e l proceso amplto de reemergencia
de pueblos que el continente tesumon ia. El mestizo, así, pasa a percibi r Este tema , me parece, forma naturalmente parte de un debate muy
qu e Lrae la hisroria de l indio en su interior (Segato 20 10 a) reciente y, para situarlo, es oportuno identificar, aqu í, tres p osiciones
dentro del pensamiento feminista: el feminismo eurocént rico, que a fim1a
que el problema de la dominación de género, de la dominación patriarcal,
Dualidad y binarismo - verosimilitudes entre el género es universal, si n mayores difere ncias, justificando, bajo esta bandera de
"igua litario" de la colonia l modernidad y su correlato un idad, la posibilidad de transm iLir los ava nces de la modernidad en el
j erárquico del orden pre-intrusión campo de los derechos a las muje res no-blancas, indígenas y negras. de
los continemes colo nizados.
Me referiré a seguir a una forma de infiltración específica. como es el
de las relac iones de género del orden colo nial moderno en las relaciones Sustenta, así, una posición de superioridad moral de las mujeres
de géne ro en el mundo-aldea. Algo semejante ha apuntado julieLa Pare- euro peas o eurocentradas. autorizánd olas a imervenir con su misión
des con su idea del "entronque de patriarcad os"(2010) Es de la mayor civilizadora - colonial modernizadora. Esta posició n es, a su vez, inevi-
importancia entender aqu í que. al comparar el proceso int rusivo de la tablemente a-h istó rica y anti-hisLótica. porque fo rclusa la hisLOria de ntro
colonia y, más tarde, de l Estado republicano en los otros mundos, con el del cristal de tiempo lentísimo. casi estancado. de l patriarcado, y sobre
o rden de la colonial modernidad y su precepto ciudadano, no solamente tocio ocluye la torsión radi cal im roducida po r la entrada de l tie mpo
iluminamos el mundo de la aldea si no que también y sobre todo acce- colo ni al mode rn o en la historia de las relac io nes de género. Como ya
demos a dimensione~ de la República y del camino de los Derechos que mencioné ante ri ormente, tanto la raza como el género, a pesa r de haber
nos resultan en general o pacas, invisibilizadas por el sistema d e c reen- sido instalados por rupturas epistémicas que fu ndaron nuevos tiempos
cias -cívicas. rep_ublicanas- en el que estamos inmersos. es d ecir, por la -el de la colonialidad para la raza, y el de la especie para el género- hacen
religiosidad cívica de nuestro mundo. También, m e gustatía hace r no tar historia dentro de la estabilidad de la episteme que los originó.
que el análisis de lo que diferencia el gé nero de uno y otro mu ndo revela
Una segunda posición , en el otro extremo. es la posición de algunas
con gran claridad el contraste entre s us respectivos patrones de vida en
autoras, como Maria Lugones y también Oyeronke Oyewumi , que afir-
general, en todos los ámbitos y no solamente en el ámbito del gé nero.
man la inexistencia del género en el mundo pre-colonial (Lugones 2007).
Eso se debe a que las relaciones de gé nero son, a pesar de su tipificació n
Publiqué en 2003 (2003 a, republicado en inglés en 2008) un análisis
como "tema panicular" en el discurso sociológico y antro pológico, una
crítico del libro de Oye ronke de 1997, a la luz de un texto mío de 1986
escena ubicua y omnipresente de toda vida social.
que manifestaba perplejidad idéntica frente al género en la atmósfera de
Propongo, por lo tanto, leer l~ imerface entre el m undo pre- imrusión la civilización Yo ruba, pero con conclusiones divergentes (Segato 1986 y
y la colo nia l modernidad a partir de las transformaciones del sistema de 2005, y de próxima reedición en la antología de la Colección Ayacucho
género. Es decir, no se trata meramente de introducir· el género com o organizada por Francesca Gargallo, que reunirá cien años de pensamiento
fem inista latinoame ricano) .
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La c rí tica de la colo nialidad en ocho ensayos
Rita St!gaLo
canttdad ele pueblos nativo-norte-americanos y ele las primeras naciones
Y una tercera posición, por mí aquí representada, respaldada por canadienses, además de todos los grupos religiosos afro-americanos,
una gran acumulación de evidenc ias históricas y relatos etnográficos incluyen lenguajes y contemplan prácticas transgenéricas estabilizadas,
que muestran de forma incontestable la existencia de nomenclaturas de casamientos entre personas que el occidente entiende como siendo del
gene ro en las soetedades tribales y afro-americanas. Esta tercera vertiente mismo sexo , y otras transitividades de género bloqueadas por el sistema
identifica en las sociedades indígenas y afro-americanas una organización de gé ne ro absolutamente enyesado de la colonial modernidad (para una
patriarcal, aunque diferente a la del género occidental y que podría se r lista ele identidades transgenéricas en sociedades históricas y comempo-
descripta como un pat ria rcado de baja intensidad, y no cons idera ni eCi - ráneas ver Carnpuzano 2009 a: 76).
caz ni oportuno el liderazgo del feminismo eurocéntrico. En este grupo
También son reco nocibles , en el mundo pre-int rusión, las dimen-
podernos mencionar a las pensadoras feministas vinculadas al proceso
siones de una construcción de la masculinidad que ha acompañado a
de Chiapas, que constituyó una situación paradigmá tica ele resolución de
la humanidad a lo largo ele tocio el tiem po de la especie, en lo que he
las te nsiones derivadas de la dupla inserción de las mujeres en la lucha
llamado "pre-historia patriarcal de la h umanidad", caracterizada por una
de los pueblos indígenas y la lucha en el frente de interno por mejores
temporalidad lentísima, es decir, de una longue-durée que se confunde
condiciones de existencia para su género (ve r, por ejemplo, Gutiérrez y
con el tiempo evolutivo (Segato 2003b). Esta masculinidad es la cons-
Palomo 1999; Hernández Casulla 2003; y Hernández y Sierra 2005).
trucción de un sujeto obligado a adquirirla como estatus, atravesando
Las mujeres - tamo indígenas como afro-americanas (ve r, por ejemplo probaciones y enfremando la muerte -como en la alegoría hegeliana
Williams and Picrce 1996)- que han actuado y reflexionado divididas del señor y su siervo. Sobre este sujelO pesa el imperativo de tene r que
entre, por un lado, la lealtad a sus comunidades y pueblos en el frente conducirse y reconducirse a ella a lo largo de toda la vida bajo la mirada
externo y, por el otro, a s u lucha interna contra la opresión que sufren y evaluación de sus pares, probando y reconfirmando habilidades de
dentro de esas mismas comunidades y pueblos, han denunciado frecuen- resistencia, agresividad, capacidad ele dominio y acopio de lo que he
temente el chantaje de las autoridades indígenas, que las presionan pa ra llamado "tributo fe menino" (op cit), para poder exhibir el paquete de
que sus d emandas como mujeres a riesgo de que, de no hacerlo, acabe n potencias -bélica, política, sexual, intelectual , económica y mo ral- q ue
fragmentando la cohesión de sus comunidades, tornándolas más vul- le permitirá ser recon ocido y titulado como sujelO masculi no.
núables para .la-lucha por recursos y derechos. Esto ha sido contestado
Esto indica, por un lado, que el género existe, pero lo hace de una
po r las autoras que cito. forma di ferente que en la modernidad . Y por el otro, que cuando esa
Datos documentales, históricos y etnográficos del mundo tribal , mues- colonial modernidad se le aproxima al género ele la aldea, lo modifica pe-
tran la existencia cle_estructuras reconoc ibles ele diferencia, semejantes ligrosamente. Interviene la estructura de relaciones de la aldea, las captura
a lo que llamamos relaciones de género en la modernidad, contenien - y las reorganiza desde dentro, manteniendo la apariencia de continuidad
do jerarquías claras de prestigio entre la masculinidad y la feminidad, pero transformando los sentidos, al introducir un orden ahora regido por
represe ntados por figuras que pueden ser entendidas como hombres y normas diferentes. Es por eso que hablo, en el título, de vero-simililUd :
mujeres. A pesar del carácter reconocible de las posiciones de género, en las nomenclaturas permanecen, pero son reinterpretadas a la luz del
ese mundo son más [recuentes las aberturas al tránsito y circulación emre nuevo orden moderno . Esta cruza es realmente fata l, porque un idioma
esas posiciones que se encuentran imerdictas en su equivalente moderno que era jerárquico, en contaclO con el discurso iguali tario de la moder-
occidental. Como es sabido, pueblos indígenas, como los Warao de Vene- nidad, se transforma en un orden super-jerárquico, debido a los factores
zue la, Cuna de Panamá, Guayaquis de Paraguay, Trio de Surinam,javaés que examinaré a seguir: la s uperinílación de los hombres en el ambiente
de Brasil y el mundo incaico pre-colombino', entre otros, así como una
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Ri ta Scgato La critica de la colo11ialidacl en ocho ensayos
comunitari o, en su papel ele intermediarios con el mund o exterior es tan este argumento con la verdad ve rosímil de que su mundo "siempre
decir, con la administración del blanco; la emasculación de los hombres fue as1": "el conlrol que nosotros tenemos sobre nuestras mujeres es u n
en el ambieme extra-comunitario, frente al poder de los administradores control que siempre tuvimos sobre ellas". Sustentan este enunciado,
blancos; b supennílactón y universalización de la esfera pública, habi- como a.nucipé en las páginas anteriores, con un argumento culturalista ,
tada ancestral mente por los hombres, con el derrumbe y privatización y fundamentalista por lo tanto, en que se presupone q ue la cultura no
de la esfera doméstica; y la binarización de la dualidad, resultante de la tuvo historia Arlcttc Gautier llama a esta miopía histórica "el invento
un iversalización de uno de sus cloc; términos cuando constitllldo como del cletecho cons uetudinario" (Gautier 2005: 697)
público, en oposición a otro, constituido como privado .
La respuesta , bastante compleja por cien o, que les devolvemos, es:
. Si la aldea siempre estuvo o rganizada por el esu:ttus, d ividida en espa- "en parte sí, y en parte no" . Porque, si siempre existió una Jerarquía
cios b1en caracterizados y co n reglas propias, con prestigios diferenciales en el tn un do de la aldea, un diferencial de prestigio entre hombres y
Y un orden Jerárquico, habnados por criaturas destinadas a ellos que mujer<::s, también existía una diferencia, q ue ahora se ve amenazada por
pueden ser, de fo rma muy genérica, reconocidas desde la perspectiva la ingerencia y colonización por el espacio público republicano, que
moderna como hombres y mujeres por sus papeles, propios de esos· difuncle un discurso de igualdad y expele la diferencia a una posición
espac10s, Y que se muestran marcadas por este destino de dist ribución marginal , problemática - el problema del "otro", o la ex pulsión del otro
espacial'. laboral, ritual; el discurso de la colonial ~Ódernid ad, a pesar a la calidad de "problema". Esa inflexió n introd ucida por la anexión a
de 1guahtano, esconde en su interior, como muchas aUlo ras feministas la égicla, primero, de la administración colonial de base ultramarina, y,
ya h_an señalado, un hiato jerárqui co abisal, debido a lo que podríamos más tarde, a la de la gestión colonial estatal, tienen, como el primero de
aqm llamar .. ten tau vamente, de totalización progresiva por la esfera pú- sus sírnomas, la cooptación de los hombres como la clase ancestral mente
bhca o totalnansmo de la esfera pública. Sería posible inclusive sugerir dedicada a las faenas y papeles del espacio público con sus características
que es la esfera pública lo que hoy continúa y profundiza el ·proceso pre-intrusión .
colonizador. Si utilizam os la categoría "cont rato sexual" acuñada por
Ü(":liberar en el te rreno común de la aldea, ausentarse en expedicio-
Caro le Pateman, iluminamos esta idea a firmand o que e n el mundo-aldea
nes d e caza y contacto con las aldeas, vecinas o distantes, del mismo
el contrato sexual se encuentra expuesto, mientras que en la colonial
pueblo o -de otros pueblos, parlamentar o guerrear con las mismas ha
m oderni dad, el con trato sexual se encuentra disfrazado por el idioma
sido , ancest ralmente , la tarea de los hombres. Y es por esto que, desde
del contrato ciudada no. -
la perspectiva de la aldea, las agencias de las administraciones coloniales
Ilustro con un ejemplo lo que sucede cuando llegamos con los talle res que se sucedieron entran en ese registro: de con quién se parlamenta, de
de la Coo rd inación de Mujeres de la Fundación Nacional del Indio a las con quién se guerrea, de con quién se negocia, de con qu ién se pacta y,
aldeas a hablar con las mujeres indígenas sobre los problem as crecientes en épocas recientes, de quién se obtienen los recursos y de rechos (como
de violencia contra ellas, cuyas noticias llegan a Brasilia. Lo que ocurre, recursos) que se reivindican en tiempos de polílica de la iden tidad. Lapo-
en general, pero muy especialmente en áreas donde la vida considerada sicióti masculina ancestral, por lo tanto, se ve ahora transformada por este
" tr~dicion~l" se encuentra su puestamente más preservada y do nde hay papel relacionai con las pod erosas agencias productoras y reproductoras
mas consc1enc1a del valor ele la autonomía frente al Estado, com o es el de colonialidad. Es con los hom b res q ue los colonizadores guerrearon
c~so ele los hab itantes del Parque Xingú, en Mato Grosso, es que los ca- Y negociaron, y es con los hombres que el estado de la colonial moder-
ciques Y los hombres se hacen presentes e inter ponen el argum ento de nidad tam bién lo hace. Para Arlette Gau tier, fue deliberada y funcio nal
que no existe nada que el Estado deba hablar con sus mujeres. Susten- a los intereses de la colonización y a la eficacia de ?U control la elección

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Rita Segato
La crílica de la colonialidad en ocho ensayos
de los hombres como interlocutores privilegiados: "la colonización trae
y por Walter Mignolo, en sus textos - ese carácter pornográfico que le
consigo una pérdida radical del poder político de las mujeres, allí donde
adjudico a la mirada colonizadora (Quijano 1992; Mignolo 2003 (2000)
existía , mientras que los colonizadores negociaron con cienas estructuras
masculinas o las inventaron, con el fin de lograr aliados" (2005 718)
290-291 y 424)
y promovieron la "domesl!cación" de las mujeres y su mayor distancia Advenir todavía que, junto a esta h1perinílación ele la posición mascu-
y s ujeció n para facilitar la empresa colonial (lbidem 690 ff Sobre este lina en la aldea, ocurre también la emasculación ele esos mismos hombres
tema, ver tambtén Assis Climaco 2009) en el frente blanco, que los somete a estrés y les muestra la relatividad de
su posición masculma al sujetarlos a dom mio soberano del colonizador.
La posición masculina se ve así inílexi o nada y promovida a una p la-
Este proceso es violentogénico, pues o prime aquí y empodera en la aldea,
taforma nueva y distanciada que se oculta por detrás de la nomenclatura
obligando a reproducir y a exhibir la capacidad de control inherente a
p recedente, robustecida ahora por un acceso privilegiado a recursos y
la posición de sujeto masculina en el único mundo ahora posible, para
conocimientos sobre el mundo del poder Se disloca, así, inadvertida-
restaurar la virilidad perjudicada en el frente externo. Esto vale para
mente, mientras se opera una ruptura y reconslitución del orden, man-
todo el universo ele masculimdad racializacla, expulsada a la condición
teniendo, para el género, los antiguos nombres, marcas y rituales, pero
de no-blancura por el ordenamiento de la colonialidad.
invistiendo la posición con contenidos nuevos. Los hombres retornan a
la aldea sustentando se r lo que siemp re han sido, pe ro ocultando q ue se Son también parte de este panorama de captación del género pre-
encuentran ya operando en nueva clave. Podríamos aquí también hablar intrusión por el género moderno el secuestro de toda política, es decir,
de la célebre y permanentemente fértil metáfora del body-snatching de l de toda deliberación so bre el bien comú n , por parte de la naciente y
clásico holliwoodiano - "The mvasión of the body snatchers": la invas ión expansiva esfera pública republicana, y la consecuente pnvatización
de los cazadores de cuerpos; el "crimen perfecto" fo rm ulado por Bau- del espacio doméstico, su otrificación, marginalización y expropiación
drillard, porque eficazmente oculto en la falsa analogía o verosimilitud de todo lo que en ella era quehacer político. Los vínculos exclusivos
entre las mujeres, q ue 01ientaban a la recip roc idad y a la colabo ración
Estamos fre nte al elenco de género rep resentando otro drama; a su
solidaria tanto ritual como en las faenas productivas y reproductivas, se
léxico, capturado por otra gramática. Las mujeres y la misma aldea se
ven dilacerados en el proceso del encapsulamiento de la domestiodad
vuelven ahora pane de una externalidad objetiva para la mirada mascu-
como "vi·da privada" . Esto significa, para el espacio domést ico y quienes
lina, contagiada, por contacto y mímesis, del mal de la distancia y exte-
lo habitan, nada más y nada menos que un desmoronamiento de su
rioridad propias del ejercicio del poder en el mundo de la colonialidad.
valor y munición política, es decir, de su capacidad participación en las
La posició n de los hombres se tornó ahora simultáneamente interior y
decisiones que afectan a toda la colectividad.
exterior, con la exterioridad y capacidad objetificadora de la mirada co-
lonial , simultáneam ente administradora y pornográfica. De forma muy Las consecuencias de esta ruptura de los vínculos entre las mujeres
sintética , que no tengo posibilidad de extender aquí, anticipo que la y del fin de las alianzas políticas que ellos permiten y propician para el
sexualidad se transforma, introduciéndose una m oralidad antes desco- frente femenino fueron li teralmente fatales para su seguridad, pues se
nocida, que reduce a objeto el cuerpo de las mujeres y al m ismo tiempo hicieron progresivamente más vulnerables a la violencia masculina, a
inocula la noción de pecado, crímenes nefandos y todos sus correlatos. su vez potenciada por el estrés causado por la presión sobre ellos del
Debemos atribuir a la exterioridad colomal moderna -exteriondad de mundo exterior. El compulsivo confinamiento del espacio doméstico
la racionalidad científica, exterioridad administradora, exte rioridad ex- y sus habitantes, las mujeres, como resguardo de lo privado tiene con-
purgadora del otro y de la dife rencia, ya apuntadas por Aníbal Quipno secuencias terribles en lo que respecta a la violencia que las victimiza.
Es indispensable comprender que esas consecuencias son plenamente
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La c ritica de la colo11ialiclad en oc ho ensayos
Rita Scga10
monopolio de la política por el espacio público y sus actividades, como
modernas y producto de la modernidad, recordando que el proceso de en el mundo colonial moderno. Al contrario, el espacio doméstico es
modernización en permanente expansión es también un proceso de dotado de politicidad, por ser de consulta obligatoria y porque en él se
colonización en permanente curso. articula el grupo corporativo de las mujeres como frente político.
As1 como las características del crimen de genocidio son, por su El género, así reglado, constituye una dualidad jerárquica, en la
racionalidad y sistcmaticidad, originarias de los tiempos modernos, los que ambos términos que la componen, a pesar ele su desigualdad ,
fem1111ctdtos, como prácticas casi maqutnales de extermino de bs mu- tienen plenitud ontológica y política En el mundo de la modernidad
jeres son también una invención moderna . Es la barbarie ele la colomal no hay dualidad, hay binarismo. Mientras en la dualidad la relación es
modern idad mencionada anteriormente. Su impuni dad , como he tentado de complementarieclad, la relación binaria es suplementar, un té rmino
argumenta r en otro lugar, se encuentra vinculada a la privaLízación del suplementa -y no complementa- el otro. Cuando uno de esos términos
espacio doméstico, como espacio residual, no incluido en la esfera de se torna "universal", es decir, ele rep resentatividad general, lo que era
las cuestiones mayores, consideradas de interés público general (Segato jerarquía se transforma en abismo, y el segundo término se vuelve resto:
2010 b) Con la emergencia de la grilla un iversal moderna, de la que ésta es la estructura binaria, diferente ele la dual. ·
emanan el Estado, la política, los derechos y la ciencia, tanto la esfera
doméstica como la mujer, que la habita, se transforman en meros res- De acuerdo con el patrón colonial moderno -y binario, cualquier
tos, en el margen de los asuntos considerados de relevancia universal y elemento, para alcanzar plenitud ontológica, plenitud de se r, deberá se
perspectiva neutra. ecualizado, es decir, conmensurabilizado a partir de una grilla ele refe-.
rericia o equivalente universal. Esto produce el efecto de que cualquier
Si bien en el espacio público del mundo de la aldea de un gran nú- manifestación de la otredad constituirá un problema, y solo dejará ele
mero de pueblos amazónicos y chaqueños existen restricciones precisas hacerlo cuando tamizado por la grilla ecualizadora, neutralizado ra de
a la participación y alocución femenina y es reservada a los hombres la particularidades, de idiosincrasias El otro-indio, el otro-no-blanco, la
prerrogativa de deliberar, estos hombres, como es bien sabido, interrum- mujer, a menos que dep urados de su diferencia o exhibiendo una dife-
pen al atardecer el pa rlamento en el ágora tribal, en muchos casos muy rencia conmensurab ilizada en térmi nos de idemidad reconocible dentro
ritualizado, sin llega r a conclusión alguna , para realizar una consulta del patrón global, no se ada ptan con precisión a este ambiente neutro,
por la noche en el espacio doméstico. Solo se reanudará el parlainento aséptico, de l equivale nte unive rsal, es decir, de lo que puede ser genera-
al día siguiente, con el subsidio del mundo de las mujeres, que solo lizado y atribuido ele valor e interés universal. Solo adquieren politicidad
habla en la casa. Caso esta consulta no ocurra, la penalidad será intensa y son dotados de capacidad política, en el mundo de la modernidad, los
para los hombres. Esto es habitual y ocurre en un mundo claramente sujetos - individuales y colectivos - y cuestiones que puedan, de alguna
compartimentalizado donde, si bien hay un espacio público y un espacio forma, procesarse, reconvenirse, transportarse y reformular sus proble-
doméstico, la política, como conjunto de deliberaciones que llevan a las mas de forma en que puedan ser enunciados en té rminos universales, en
decisiones que afec tan la vida colecLíva, atraviesa los dos espacios. En el el espacio"neutro" del sujeto republicano, donde supuestamente hab la
mundo andin o, la au toridad de los mallkus, aunque su ordenamiento el sujeto ciudadano universal.
interno sea jerárquico, es siempre dual, involucrando una cabeza mas-
culina y una cabeza femenina, y todas las deliberaciones comunitarias Todo lo que sobra en ese procesamiento, lo que no puede convenirse
son acompañadas por las mujeres, sentadas al lado de s us esposos o o conmensurabilizarse dentro de esa grilla, es resto.
agrupadas fuera del recinto donde ocurren, y ellas hacen llegar las señales
.de aprobació n o desaprobación al curso del d ebate. Si es así, no existe el
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La crítica de la colonialidad en ocho ensayos
Sin embargo, como ya otros auLo res han a firmado, este ámbito, esta
ágora moderna. tiene un sujeto nati vo de s u espacio . único capaz de porq ue aplican una mirada un ive rsalista y parten de una d efi nic ión
trans1tarlo con naturalidad porque de él es oriundo. Y este sujeto. que ha eurocémrica de lo que sea ·'género" y las relaciones que organiza. En
form ulad o la regla de la ciudada nía a su image n y semejanza, porque la otras palab ras . la gran fragilidad de las acciones de cooperación en este
ori ginó a pa rtir de una exte rio ridad que se plasmó e n el proceso primero aspecLo se debe a que carecen de se nsibilidad para las catego rías propias
bélico e inmcdiatameme ideo lógico que instaló la episteme colonial y de los contexLOs para los cuales los p royectos son formulad os . En las
moderna, tien e las siguientes características es hombre, es blanco, es com un idades ru rales y en las aldeas ind íge nas, la sociedad es dual en .lo
paterfa miliae -por lo tanto. al menos runcio nalme nte, heterosexual-, es que respecta al génao, y esa dualidad o rganiza los espacios, las tareas , la
pro pietario y es letra do. Todo el que qu iera mimetizarse de su ca pacidad distri bución de derechos y deberes. Esa d ualidad de fine las comu nidades
ciudadana tendrá que, por medi o de la politización --en el sentido de o colecti vos ele género . Eso quiere decir qu e el tejido comunitario ge ne-
publicización d e la identidad - pues lo público es lo único que tiene po- ral es, a su vez, subdividido en d os grupos, con sus normas internas y
tencia política en el am biente moderno- , reconve ni rse a su perfil (para formas p ropias de convivencia y asociación tanto para tareas productivas
esta discusión , ver Warne r 1990 ; West 2000 (l 988); Benhabib 2006 y reproductivas como para ta reas ceremon iales.
(1992) ; Co rnell 2001 (1998); Young 2000). En ge neral, los proyecLOs y acciones ele coo peración técnica de los
El d ualismo , como el caso d el dualismo de género en el mundo in- países eu ro peos revelan la dific ultad de p.ercibir la especificidad del gé-
dígena, es una de las variantes de lo múlli ple o, ta mbién , el dos resume, nero en los ambientes comuni tarios de su actuación . El resultado es que
epitomiza una mul tiplicidad. El binarismo, propi o de la colonial moder- proyectos y acciones referid os al géne ro y destinados a promover la igual-
nidad . resulta de la episteme del expurgo y la exte rioridad construida, dad de género son referidos y aplicad os a personas , esto es, a in.d ividuos
d el mundo del Uno. El u no y el dos de la dualidad indígena son una mujeres, o a la relación entre ind ivid uos m ujeres e individuos hombres ,
ent re m uchas posibilidades de lo múltiplo, donde el uno y el dos, aunque y el resultado perseguido es el de la promoción directa y sin mediaciones
puedan func ionar complementariamente, son omológicamente com pletos de la igualdad de género conceb ida como igualdad de personas y no de
y dotados de politicidad , a pesar de desiguales en valor y p restigio . El esferas. Diseñad as con foco en ind ividuos , las acciones d e promoción
segu ndo en esa dualidad jerárquica no es u n problema que demanda de la equ idad de género no perciben que acciones sensibles al contexto
conversión , procesamiento por la grilla de un equivalente unive rsal , y comunitario deben ser dirigidas a p romover la esfera do méstica y el co-
tampoco es res to de la transposición al Uno , sino que es plenamente lectivo de las mujeres como un t9d O, fre nte a la jerarquía de prestigio y el
otro, un otro completo, irreductible. poder del espacio p úblico comuni tario y el colectivo de los hombres. En
verdad , la meta de los proyectos debería ser la promoción de la igualdad
Al comprender esto , entendemos que el doméstico es un es pacio emre el colectivo de los hombres y el colectivo de las mujeres dentro de
ontológica y políticamente ente ro, completo con s u política propia, con las comunidades. Solamente esa igualdad podrá resulcar, posteriormente,
sus asociaciones p ropias, jerárq u icamente inferior a lo público, pero con en el surgimien to de personalidades destacadas de muje res que no se
ca pacidad de autodefensa y d e auto transfo rmación. Podría decirse que distancien de sus comunidades de o rigen , es decir, que tengan reto rno
la relación de género en este m undo configura un patriarcado de baja Y una ac tuación permanente j un to a su grupo .
intensidad , si comparado con las relaciones patriarcales impuestas por la
colon ia y estabilizadas en la colonialidad moderna. Sin entrar en detalles, El otro gran error en que incurren programas de cooperación inter-
llamo la atención aquí al conocido fracaso de las estrategias de género nacional, políticas públicas y acciones de O NGs reside en la noción ele
d e prestigiosos programas de cooperación intern acional , precisamente transversalidad y la estrategia derivada d e transversalizar las políticas
destinadas a remed ia r el carácter jerárquico de las re laciones de género.
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La crítica de la colonialidad en ocho ensayos
Si el error anterio rmente apuntado resultaba de la idea eurocémrica de
camente pleno, es desca rte incom pleto e ir relevante. La deconstrucción
considerar q ue en el mu ndo aldea las relaciones de gé nero so n relacio nes
derrideana, q ue desestabiliza la du pla binana, no tiene cabida ni rendi-
de individuos mujeres e indi \'iduos ho m bres y no percibir que se trata
m iento en el circuito de la dualidad
Jerarquía de grupos de gé nero, es deci r, de desigualdad entre las esfe ras
en las q ue se subdivide b o rganizació n ele la co m uni dad, e l error de Con la transfo rm ación de l d ualismo, como va riante de lo múltiplo , en
la idea de transvcrsa lidad es que se basa en el supuesto de que existen el binari smo del Uno -universal, canón ico, "neutral"- y su mro - resw,
d1mens1oncs de la vida comumtana que son de interés universal - su sobra, anomalía, margen- pasan a clausurarse los tránsitos, la disponi-
economía, su o rganizaci ón social, su vida política, etc.-, y dimensiones bilidad para la c irculació n entre las posiciones, que pasan a ser w das
que son de interés panicular, parcial - la vida doméstica y lo q ue les pasa colonizadas po r la lógica binaria. El género se enyesa, a la manera occi-
y hacen las mujeres. La propuesta de transve rsalizar políticas de género dental, en la matriz heterosexual, y pasan a ser necesarios los Derechos
se basa en la erró nea idea ya examinada más arriba de q ue en la aldea ele protecció n contra la homofobia y las políticas de prom oción de la
lo público es <le valor universal, es decir, q ue es eq uiva lente al ámbito igualdad y la li bertad sexual, co mo el matrimonio entre hombres o entre
u n ive rsal situado en la esfera pública en el régimen colo nial moderno. y mujeres, prohibido en la colo nial modernidad y aceptad o en una amplia
- ·16 doméstico es de interés panicu"la r, privado e ímimo, estableciendo un a dive rsidad de pueblos indíge nas del continente (desc ri bí esta difere ncia
je rarquía entre los dos. Com o consecuencia de esta jerarquía , lo que se entre los mundos para las comu nid ades ele re ligión afro-brasileira Nagó
transversal iza es lo que se s upone de interés parcial, pan icular, conside- Yoruba de Recife en el artículo ya citad o de 1986) . Las p resio nes que
rándolo como un agregado de los temas centrales y de ime rés universal. im puso el colo nizado r sobre las diversas fo rmas de la sexualidad que
Esta es también como en el caso anterior. una p royección eurocéntrica de encontró en el incanato han siclo relevadas po r Giuseppe Campuzano en
la estructura de las instituciones en la m odernidad sobre las instituciones crónicas y doc umentos del siglo XVl y XVll (Campuzano 2006 y 2009 .
del mu ndo aldea. Tranversalizar lo de interés partic ular, parcial, como entre otros). En ellas se constata la presión ejercida por las normas y las
son las acciones de gé nero, atravesando temáti cas su puestas u ni versales amenazas pu nitivas introducidas para capturar las prácticas en la m al!iz
es un erro r cuando se q uie re alcanzar la realidad de los m und os que no heterosex ual binari a del conqu istado r, que impone nociones de pecado
obedecen a la o rganización occidental y móderna de 'ta vida, m undos extrañas al mundo aquí encontrado y p ropaga su mirada po rnográfica.
q ue n o operan orientados por el binarismo eurocé nt rico y colonial. Esto nos perm ite concluir q ue muchos de los prejuicios morales hoy
En el mundo aldea, aunque más prestigiosa , la esfe ra de político no es percibidos como propios de "la costum bre" o "la trad ición". aquellos que
unive rsal sino, com o la doméstica, una de las parcialidades. Ambas son el instru mental d e los de rechos humanos intenta combatir, son en reali-
e ntend idas como ontológicameme completas dad prejuicios, costum bres y trad iciones ya modernos. esto es, oriundos
Además del apuntad o ind ividualismo inherente a la perspectiva del del pat ró n instalad o por la colonial m odernidad . En otras palabras, la
Estado y de los progra mas estatales y trans-estatales, el mundo moder- supuesta "costumbre" homofóbica, así como otras. ya es m oderna y, una
n o es el m undo del Uno, y todas las formas de otredad con relación al vez más, nos encont ramos con el antídoto j urídico q ue la mode rnidad
patrón universal rep resentado po r este Uno constituyen un problema. produce para contra rrestar los males que ella m isma introdujo y continúa
La propia disciplina antropológica es prueba de ello, pues nace al abrigo propagando.
de la convicción moderna de q ue los o tros tienen q ue ser explicados, Ese e nyesam iento en posiciones de identidad es también una de
trad ucid os , conmensurabi lizados, procesados po r la operación racional las características de la racialización, instalada por el proceso colonial
q ue los incorpo ra a la gri lla universal. Lo q ue no puede ser red ucido a modern o . que empuja a los s ujetos a posiciones fij as dentro del cano n
ella, permanece como sobra y no tiene peso de realidad, no es omológi- bil'.ar_io aquí co nstituido por los térm inos blanco - noblanco (sob re la
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Rita Segato La crítica d e la co lonialidad e n oc ho e nsayos

co-e mergcncia de la colonia, la modern idad y el ca pitalismo con las de victimización que ocu rren cuando desaparece el amparo de la mirada
caregorias "Eu ropa" . "América", "raza", "!ne! io", "13lanco'', "Negro" ve r de la comun idad sobre el mundo familiar. Se desmorona entonces la au-
Quijano 1991; 2000; y Quijano e Wallerstein 199 2). to ridad , el valor y e l prestigio de las mujeres y de su esfera de acción .

También la redistrib ución del cos mos y la tierra tocia con tocios sus Esta crítica de la caída de la esfera domésuca y de l mundo de las mu-
seres, an imados e Inanimad os, para caber en el binarismo de la relación jeres desde una posición de plerntud ontológica al nivel de resto o sob ra
sujeto-objeto ele la C iencia occidental es trisre parte de este proceso. En de lo real tiene consecuencias gnoseológicas importantes. Entre ellas, la
medio a esta nueva situación -nueva y progresiva para muchos pueb los dificu lLacl que c nfre ntamos cuando, a pesar de entender la omnipresencia
expuestos a un permanente y diario proceso de conquista y colonización- , de las relaciones de gé nero en la vicia social, no conseguimos pensar toda
las luchas por derechos y políticas públicas inclusivas y tend ientes a la la realidad a pa nir del género dandole un es tatuto teórico y epistémico
equidad son pro pias del m undo moderno, nat uralmente, y no se trata como categoría cen tral ca paz de il u minar todos los aspectos de la vida. A
de oponerse a ellas, pero s i de comprender a qué parad igma pertenecen diferencia de esto, en el mundo pre-intrusión, las referencias constantes a
y, especialmente, entende r que vivir de fo rma descolonial es inte nta r la dualidad en tod os los campos simbólicos muestran que este p roblema
abrir brechas en un te rri to rio tota lizad o por el esquema binario, que es de la devaluación gnoseológica del sistema de género allí no existe.
· posiblemente el ins tru mento más eficiente d el poder. Lo que es más im portante no tar aquí es que, en esle contexto de cambio,
Es por eso que les d igo, a m is interl ocuto ras indias, en los talleres de se preservan las nomenclatu ras y ocurre un espejismo, una falsa impresión de
la Coord inación d e Géne ro y generación de la Fundación Nacional del continuidad de la vieja ordenación, con un sistema de nombres.formalidades y
Indio , al exponer ante ellas los avances de la Leí Ma ria da Pen ha cont ra rituales que aparentemenle permanece, pero es ahora regido por otra estruc-
la Violencia Doméstica: el Esrado les da con una mano, lo que ya les sacó tu ra (traté de esto en mi lib ro de 2007) . Este pasaje es sutil , y la falta de
con la otra. Cuan do el m undo del uno y su resto , en la estru ctu ra bi na- claridad sobre los cambios ocurridos hace que las mujeres se sometan
ria, encuentra el mundo de lo múltiplo, lo ca ptu ra y mod ifica d esde su sin saber cómo contestar la reiterad a frase de los hom bres del "siempre
interior como consecuencia del patrón de la colonialidad del poder, q ue fuimos así'', y a su reivindicación de la manu tención de una costumbre
pe rmi te una infl ue nc ia mayo r de un _mundo sopre otro. Lo más preciso que suponen o aflrman tradicio nal, con la jera rquía de valor y prestigio
se rá decir que lo colon iza. · · · que le es propia. De allí deriva u n chantaje permanente a las m ujeres
que las amenaza con el sup uesto d e que, de tocar y mod ificar este orden ,
En este nuevo o rden dominante, el e?pacio público, a su vez, pasa a
la id entidad , como ca pital político, y la cultura, como capital simbólico
ca ptu rar y monopolizar todas las deliberaciones y decisiones relativas
y referencia en las luchas por la continuidad co mo pueblo, se verían
al b ien com ún gene ral, y el espacio doméstico como -tal se despoli tiza
perjud icadas, d ebilitand o así las demandas por territo rios, recursos, y
totalmente, tanto porque p ie rde sus fo rmas ancestrales de intervención
derechos como recursos.
en las decisiones que se tomaban en e l espacio público, como ta mbién
porque se encie rra en la familia nuclear y se clausura en la privacidad. Lo que ha pasado , sin embargo y como ve ngo diciendo, es que se han
Pasan a n ormar la familia n uevas fo rmas im perativas de conyugalidad y agravado internamente, dentro del espacio de la aldea, como consecuen-
de censura de los lazos extendidos que at ravesaban la domesticidad (Maia cia de la colon ización moderna, la distancia jerárquica y el poder de los
201 0; Abu -Lughod 2002), con la consecuente pérdida del control que el que ya tenían poder - ancianos, caciques, hom bres en general. Como
ojo com unitario ejercía, vigilando y juzgando los comportamientos. La afirmé , si bien es posible decir q ue siem pre hubo jerarquía y relaciones
despolitización d el es pacio doméstico lo vuelve entonces vulnerable y de género como relaciones de poder y prestigio desigual, con la inter-
frágil, y son innumerables los testimonios de los grados y formas cm eles vención colonial estatal y el ingreso al orden de la colonial modernidad

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Rita Segaw La crítica de la colonialidad en oc ho ensayos
es::i d istancia opresiva se agrava y m agn ilica. Ocurre una mutación bajo Bibliografía
el manto de una aparente continuidad. Es. por eso. necesario ensayar una
Abu-Lughod, Lila, 2002 (1998), Feminismo y Modernidad en Oriente Próximo.
habilidad retórica consid e rable para h acer co m prender que el efecw de
Valencia. Ediciones Cátedra
profundidad h istó rica es una ilusión de ópuc::i , que sirve pan solidifi car
An-na·im, Abdullahi Ahmed (ed.) 1995 "Toward a Cross Cultural App roach ro
las nuevas fo rmas de au toridad de los hombres y otras jerarquias de la
Defining lnternat ional S"tandards of Human R1ghts: Thc Meaning of Cruel,
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d e l que hable a l in ic1a 1- estas b reves páginas , que no es o tra cosa q ue el Cross-Cult.ural Perspeclivcs. A Qucst Jor· Conscnsus. Philadeph1a: University
ru nda me ntalismo de la cultu ra politíca de nuestra época, inaugu rad o of Pennsylvania Press.
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gena se orienta por la fór mula, dificil para nosotros de acccde1; de "desiguales lnternational Development 1O1 1-63 70109 wwv,;.sidint.orgldevelopment/
pero di stintos". Es d ecir, realmente m úl tip los, p o rque el otro, d isti n to, y _ _ _ , 2009 b "Andrógi nos, hom bres vest idos de muje r, maricones .. el
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