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Desde muy pequeño mostraría una gran inclinación por la lectura, y a los
diez años de edad decidió abandonar su natal Newtown para marchar a
Londres a reunirse con su hermano William, quien le consiguió empleo
como dependiente de un comercio en Stamford.
Pero, por desgracia, no pasaría mucho tiempo para que aquella experiencia
comunitaria rural se descompusiera de manera acelerada. El primer síntoma
de esa descomposición lo fue la formación, en el seno de la comunidad, de
muchas microsociedades que empezaron a competir entre sí, buscando
controlar los puntos neurálgicos o de dirección de la comunidad, lo que
conllevo a que en un breve periodo de tiempo muchas de esas
microsociedades terminarán separándose de la comunidad; por otra parte
no faltaron los vivales que buscaron hacer negocio de aquella experiencia,
instalando bares y centros de juego con la supuesta finalidad de hacer más
agradable y llevadera la vida rural comunitaria, y de igual manera no faltaron
quienes hicieron un inadecuado y perverso uso de las tierras de labor
otorgadas de manera comunal, apropiándoselas individualmente.
Ante aquella evidente realidad, Robert Owen busco la manera de crear otra
comunidad rural capaz de superar los vicios en que había caído New
Harmony, vicios que finalmente le condujeron a su autodestrucción.
Introducción
Estáis en medio de un conflicto que envuelve los más serios y los más caros
intereses de cada individuo del género humano; de su resultado depende la
miseria o la felicidad de las generaciones presentes y futuras.
Es una lucha entre aquellos que creen que para su interés y su felicidad
individual el hombre debe seguir siendo mantenido en la ignorancia y ser
gobernado, como hasta ahora, por la fuerza y por el engaño, y aquellos que
están convencidos de que para su bien deberá, desde hoy en adelante, ser
regido por la verdad y por la justicia. El progreso alcanzado por la ciencia
hace que ya no sea dudoso el resultado definitivo de la lucha; pero sería de
desear que cesara pronto con satisfacción para todas las partes, y puede
cesar mediante la unión de las seis principales naciones de la parte más
civilizada del mundo. Ya que una vez que se unieran para adoptar
simultáneamente medidas nacionales, para dar una sabia orientación a los
descubrimientos modernos de las ciencias físicas y mentales, podrían
conseguir los resultados más magníficos para sí mismas y para toda la
familia humana.
Y, finalmente, admitir que todos los seres vivos son felices viviendo de la
manera consentida por la naturaleza, pero especialmente los seres de la raza
humana
II
III
El núcleo social
¿Sobre qué principios debe disponerse el núcleo social científico para poder
acoger en sí mismo, combinados en proporciones armónicas y benéficas,
los elementos de la comunidad social? Se trata de una cuestión práctica de
mucha importancia y ya resuelta. Para entender la pregunta y darle una
respuesta es menester poseer algunos conocimientos preliminares teóricos
y prácticos. Se necesita darse cuenta de cuáles son los elementos de la
sociedad, comprender la importancia relativa y su relación, y poseer
nociones precisas de la función práctica de cada uno de ellos.
El esquema del núcleo ha sido descrito en detalle por el autor de este libro
en un trabajo que tiene por título: Desarrollo de los principios y de los
planos para el establecimiento de colonias internas, al cual se remite a
quienes quieran conocerlo más a fondo. Sin embargo, como guía ulterior
para aquellos agentes del gobierno, se puede establecer que cada núcleo
debe poseer la debida proporción de tierra y manufactura, de acuerdo a las
necesidades de la población en el máximo grado de desarrollo, si queremos
ser aptos para conservar los productos en el estado más conveniente para
su distribución y consumo, y lograr la educación y formación del carácter de
la juventud acostumbrándola a seguir a la naturaleza y a ser racional en los
sentimientos, pensamientos y acciones. Las aptitudes deben ser
aprovechadas convenientemente, de manera que ninguna persona
permanezca ignorada, o abandonada, o de alguna manera despreciada por la
sociedad. Si no se consigue tal resultado y si no se cuida a cada individuo
de la raza humana desde el nacimiento hasta la muerte, haciéndole todo el
bien, la sociedad no llegará al estado racional. Hasta ahora no se ha tenido
en cuenta la felicidad de la raza humana; el interés local del individuo y su
familia han absorvido casi por entero el pensamiento de los hombres y todos
los sistemas humanos han tenido este objetivo, debido a la acumulación de
la riqueza y del poder, siendo la riqueza el medio principal por el cual se
mantiene el poder.
Cada uno recibirá desde sus primeros años conocimientos hasta hacerlo
caritativo para toda la vida, en el más amplio significado de la palabra; cada
uno será educado de manera de adquirir tan excelentes y amables
cualidades que necesriamente lo harán amar de sus vecinos y lo inducirán
también a él a amar a ellos. Y todos sabrán que sólo obrando de esa manera
la caridad y el amor podrán introducirse y mantenerse permanentemente en
la humanidad.
Ese núcleo comprende el terreno necesario para producir, cuando sea bien
cultivado, lo bastante para abastecer a su población, en el máximo grado de
desarrollo de ésta, con una cosecha abundante, cada año, de las cosas
necesarias y útiles para la vida, de manera que no sólo de la pobreza, sino
del temor de que venga, quede inmune cada persona. El núcleo debe tener
tal extensión como para ser convenientemente bien cultivado in cumulo, es
decir, en un orden determinado, al ser dividido en cuatro secciones
equisdistantes de cada parte del centro industrial en el cual tiene su sede la
población. Las fábricas deben estar en los lugares más inmediatos al centro
de aquel terreno, de acuerdo a lo que hagan posible las condiciones locales.
Su construcción debe corresponder a las exigencias de higiene, decoro y
vida. En ese aspecto deben estar adaptadas al desarrollo de la población
desde un número mínimo a un máximo. Según sea la localidad que ocupa el
núcleo, cada uno debe poseer manufactura, mina, dedicarse a la pesca u
ocuparse de la navegación, y esto además de la labranza de la tierra, que
cada núcleo debe realizar con el fin de asegurarse el sustento. Además, cada
núcleo debe tener buenos establecimientos para la crianza, educación y
formación del carácter de todos sus miembros desde el nacimiento hasta la
muerte, porque de ello dependerá la fuerza motriz que valorizará todas las
operaciones del núcleo; así se creará el espíritu y la mente que dirigirán y
penetrarán en cada parte del núcleo, y es por eso necesario que esta
institución esté siempre bien organizada y dirigida con la máxima habilidad.
El éxito de esta nueva organización social dependerá especialmente de que
se comprenda bien, teóricamente, la idea de esa institución y la recta
aplicación del principio en la práctica.
Esa transformación hará que desaparezcan las disputas entre los individuos
y las naciones acerca de aquello que es misterioso y naturalmente no
descubierto; ni habrá discusiones en torno a las leyes humanas, cuando las
leyes de naturaleza definida, fija e inmutable, se orienten a asegurar el
binestar y la máxima felicidad del hombre; ni en torno a los gobiernos,
cuando cada uno a la edad conveniente y al alcanzar la debida experiencia
llegue a ser gobernante y participe del gobierno del mundo; cuando todas
las profesiones sean inútiles, la clarificación racional de todos los individuos
en la categoría inferior, media y superior pondrá fin a todos los intereses de
clase y, en consecuencia, el mundo que era un pandemonio se convertirá en
un paraíso.
IV
Puesto que todos los hombres nacen ignorantes e inexpertos y deben recibir
los conocimientos de los instintos con que están dotados desde el
nacimiento por la naturaleza, o de los objetos exteriores circundantes,
animados e inanimados, que ellos mismos han creado, todos poseen
lógicamente iguales derechos. No puede con justicia decirse que una cosa,
formada sin su propia participación, tenga más mérito de ser lo que es que
otra cosa. Todos los hombres participan de la misma cualidad general de la
naturaleza humana, en la proporción y combinación fijadas por el poder que
les da a ellos y al resto de las cosas su existencia.
Puede, pues, admitirse que los individuos así criados, educados y situados,
adquirirán mucho más ciencia y poder, y estarán en condiciones de hacer
más y mejor, que lo que puedan saber y hacer la gran mayoría de los
hombres en el sistema actual de crianza, educación y clasificación basada
en la absurda noción de la libre voluntad del hombre considerando como
una causa formal de sus convicciones, de sus sentimientos y de su carácter
general.
Es, por lo tanto, dificil decidir, antes de hacer alguna experiencia, cuáles son
los períodos determinados de la vida humana que corresponden a la mejor
clasificación. Tal vez sepamos bastante para cumplir con nuestros
propósitos; pero la experiencia nos irá aleccionando.
Es cierto que a esa edad no igualarán a los hombres del viejo mundo en
fuerza física y en número de sensaciones adquiridas por la experiencia o de
impresiones recibidas; pero tendrán, a esa edad, una salud más robusta y
mayor actividad, disposiciones, hábitos, maneras y costumbres más
delicadas, menos nociones y fantasías, y sí un número considerable de
ideas verdaderas. Siendo esas ideas verdaderas lógicamente coherentes
entre sí y en armonía con todo hecho conocido, representarán el mayor
beneficio para los individuos que no tendrán la mente pobre del viejo
mundo, en el cual entre muchas nociones falsas, contadas son las ideas
verdaderas. Estas falsas nociones destruyen el valor de las contadas ideas
verdaderas que los individuos pueden haber adquirido, porque las contadas
ideas verdaderas, mezcladas con muchos errores, tienden a apagar la
facultad de razonar y a confundir el juicio.
Segunda clase.- Preparada de esa manera la primera clase con esa nueva
crianza racional y aprendizaje infantil, los niños abandonarán la casa de la
nodriza y la escuela infantil y pasarán al local de la segunda clase,
correspondiente a los infantes de cinco a diez años cumplidos. esta clase
será alojada, alimentada y vestida de acuerdo a los mismos principios
generales de la primera con la sola diferencia exigida por la edad, pero ahora
las enseñanzas serán sobre aquello que tiene utilidad permanente. De
acuerdo a la fuerza y aptitud de cada uno, se practicarán algunas de las más
fáciles operaciones de los trabajos de la vida, con mayor placer del que
proporcionan los juguetes en el viejo mundo. Adquirirán el conocimiento
directamente, con el examen personal de los objetos y mediante
conversaciones con personas de mayor experiencia y edad. Merced a la
adopción de este plan y su sensata aplicación, los niños, se convertirán en
dos años en inteligentes y voluntariosos ayudantes en las labores
domésticas y en la jardinería, durante algunas horas, según su fuerza.
Continuando tal sistema de educación, los muchachos de siete a diez años
desempeñarán eficazmente cualquier trabajo que les permita su fuerza física
y lo harán considerándolo un medio de ejercicio y diversión con sus
compañeros igualmente inteligentes y contentos. Estos ejercicios serán
cumplidos bajo la dirección inmediata de los más jóvenes de la tercera clase,
porque, digámoslo desde ahora, los jovencitos de doce años desempeñarán,
con gran placer y beneficio para sí mismos y para la sociedad, todas las
tareas domésticas de su sociedad o familia, y lo harán a la perfección. Ellos
también ayudarán a cuidar los jardines y los campos de recreo de la familia,
destinados a descanso racional, de la propia asociación y también de los
vecinos que vendrán a visitarla desde otros establecimientos domésticos
similares. Cuando estos muchachos hayan llegado a la edad en que deban
dejar la segunda clase, su carácter estará tan formado físicamente,
intelectualmente, moralmente y positivamente, que ninguno de ellos podrá
compararse con cualquiera de los caracteres irracionales formados de
acuerdo al viejo sistema de libre actividad del hombre.
La tercera clase.- A los diez años serán muchachos bien criados, y de ánimo,
maneras, disposiciones, sentimientos y conducta superiores a todos los que
antes han existido. La falta de fuerza física será ampliamente compensada
con las sutiles energías físicas y químicas que se descubrirán y pondrán a
disposición de los muchachos de la tercera clase. Estas nuevas operaciones
serán para ellos una fuente contínua de instrucción y de solaz, a la cual se
acercarán con el anhelo de adquirir nuevos conocimientos. Los miembros de
la segunda clase entrarán al cumplir el décimo año, en la tercera clase, que
comprenderá los jóvenes de diez a quince años cumplidos. Esta clase será
ocupada durante un bienio, de la siguiente manera: de diez a doce años a
ayudar a dirigir a los muchachitos de siete a diez años de la clase
precedente en las labores domésticas, en el cuidado de los jardines y de los
sitios de recreo, y desde los doce hasta los quince años adquirirán los
conocimientos teóricos y prácticos de las artes más avanzadas y útiles a la
vida, haciéndose de esa manera capaces de ayudar a la producción de la
mayor abundancia de las riquezas más preciosas en el más breve espacio de
tiempo, con el máximo placer para si y los mayores beneficios para la
sociedad. Esa ayuda se aplicará a todas las formas de la producción agraria,
minera y pesquera; el arte de domesticar a los animales, a servir en el
arreglo e las casas, la fabricación, el empleo de los útiles mecánicos, los
arneses y los insrumentos de todo género, y a producir, ejecutar y preparar
todas las cosas necesarias a la sociedad, de la mejor manera que permita la
concentración del capital y de la sabiduría. En todas esas operaciones, los
miembros de la tercera clase, de doce a quince años, estarán ocupados
tantas horas como sea posible sin perjudicar a su fuerza física, energía
mental o sentido moral; y con la educación precedente y la cotidiana
educación elevada a la ayuda que recibirán de la clase inmediatamente
superior, podrán realizar muchas cosas debido al óptimo estado de su salud
física y mental. En esos cinco años también harán grandes progresos en el
conocimiento de la ciencia, porque tendrán todas las facilidades para
adquirir cuidadosamente y en el tiempo más breve los más útiles
conocimientos cintíficos, y esas facilidades serán para ellos una vía
regia para adquirir todo el saber alcanzado por el hombre con la cooperación
de todos los hechos hasta ahora descubiertos. Será éste un periodo de gran
progreso y de suprema importancia para la nueva raza dispuesta así a
presentar, por primera vez en la historia de la humanidad, seres inteligentes
y racionales. Y se tendrá de esa manera la gente preparada a entrar en
la cuarta clase, formada de jóvenes de quince a veinte años cumplidos.
Pero, ¿dónde hallar esa arma divina? ¿O, una vez hallada, quién tendrá la
audacia de emplearla e iniciar la lucha para destruir en las criaturas los
prejuicios locales, dándole la victoria al hombre racional y colocándolo,
seguro para siempre, sobre el trono de la razón, sostenido por la caridad y el
afecto, apto para gobernar el mundo en paz y caridad?
¡Alegráos, vosotros los que habéis deseado ver llegar el tiempo en que la
raza humana sea sabia, buena y felíz, porque esa arma poderosa ha sido
descubierta! ¡Su nombre es verdad! Su luz y su esplendor, ahora que han
sido por primera vez mostrados abiertamente, no podrían ser negados por
ningún mortal. He ahí el arma proporcionada por el poder supremo del
universo, que es la única fuente de la cual emana y siempre emanará la
verdad. ¿Y quién blandirá esa arma? ¿Quién entre los hijos del hombre ha
sido elegido desde la juventud para manejarla? ¿Quién se arriesgará a
empuñarla y saldrá a combatir la masa de prejuicios, seculares,
gritando: Victoria o muerte?