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13 de febrero de 2022

Nómades digitales. Con una laptop conquistan el


mundo y anticipan un nuevo paradigma laboral
Trabajan desde cualquier rincón del planeta y priorizan la libertad, aunque son
profesionales extremadamente responsables y exigentes; si bien la ecuación puede
resultar atractiva, menos dependencia y más dinero, no es una modalidad para
todos los perfiles; el desafío de las empresas para no perder talentos
Silvina Vitale

Con su mochila, una laptop y wifi conquistan el mundo. No necesitan una oficina, ni hacer
carrera en una empresa; no les interesa, por lo menos de la forma tradicional. Para
un nómade digital, su espacio de trabajo puede estar en la playa, en la montaña, en el
balcón, en el jardín o en el auto. Ofrecen sus servicios a todos los países, suelen
tener múltiples clientes -algunos permanentes y otros circunstanciales- y se mueven donde
hay demanda y donde mejor pagan. Para ellos nada es fijo, todo puede variar,
menos su deseo de libertad. Se expanden, pisan fuerte y anticipan un nuevo
paradigma laboral.
La relación con el trabajo es más flexible y desacartonada, pero no menos comprometida.
El nómade digital tiene talento, es su capital, y lo ofrece para los proyectos que le generan
interés y una retribución atractiva. Suelen tener períodos de mucho trabajo y, como
contraparte, otros en los que la demanda declina o es nula.
Si bien el fenómeno ya asomaba, la irrupción del coronavirus le dio a esta modalidad
laboral un gran empujón. “La pandemia generó un proceso de reflexión importante y
disparó muchas alternativas, entre ellas están los nómades digitales, gente que decide
trabajar desde cualquier lado y preservar una mejor calidad de vida”, señala Andrés
Hatum, doctor y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).
El especialista en mercado laboral comenta que, en Estados Unidos, los nómades
digitales pasaron de 9 millones en 2019 a 12 millones en la actualidad. “Son 3
millones de personas más que se incorporaron a esta forma de trabajo producto de la
pandemia”, enfatiza. Para Hatum, ellos lograron lo que mucha gente siempre quiso y no
pudo, que es conseguir un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal. “Eso no te lo da
ninguna empresa, tiene que ver con tu propio sacrificio y esfuerzo, y es lo que hicieron los
nómades digitales, integrar la vida con el trabajo, algo que habían iniciado los millennials”,
sostiene.
“Este año trabajé desde los Esteros del Iberá, Salta, Catamarca, Miramar, Pinamar y ahora
mismo estoy en Bariloche”, dice Carolina, que tiene 40 años y tiene su domicilio formal en
el barrio de Núñez. Durante años se desempeñó en un hotel en relación de dependencia
con muchísima carga horaria hasta que conoció otra vida. “Creo que esta es mi mejor
versión, tengo mi corazón en mi minipyme. Tengo clientes fijos y algunos temporarios.
Hay algunos que me encantan o pienso que me suman por algún motivo y no priorizo
cuánto me van a pagar y, en otros casos, priorizo el presupuesto”, señala. Entre las ventajas
del trabajo nómade, Carolina resalta el manejo propio de los horarios, pero también
reconoce las complicaciones que pueden aparecer en este camino. “No todo el año tengo
mucho trabajo, por eso se hace difícil cortar cuando aparece. ¿Si suma a mi calidad de
vida? Aún no lo sé. A veces creo que sí porque el trabajo independiente en esta era digital
te da mucha libertad. A veces considero que no, justamente porque es difícil ponerse en
modo off. No es un trabajo para todos, pero a mí me gusta”, asegura.
"Para ellos la carrera es propia y no en una empresa" Alejandro Melamed

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Poseen un perfil impensado en generaciones anteriores, cuando los freelancers podían
parecer osados. “No tienen esa conexión de permanencia de largo plazo en las empresas,
para ellos la carrera es propia y no en la empresa, no quieren que otros decidan por ellos.
El concepto cambió: pueden trabajar para varias compañías en simultáneo y eso
no les genera ningún problema”, señala Alejandro Melamed, speaker internacional,
consultor y referente en el futuro del trabajo.
Otra vida corporativa
Hatum considera que este fenómeno en expansión obliga a las empresas a repensar varias
cuestiones: “Hay mucha gente que no quiere hacer carrera, quiere ser feliz. La carrera
corporativa dejó de ser atractiva en las condiciones que tenían las empresas previas a la
pandemia. Eso de estar en la oficina permanentemente y los datos biométricos para ver si
llegaste a horario no va más. Creo que se tiene que plantear otra vida corporativa y ojalá
que las empresas lo entiendan porque los nómades digitales van a ser muchos más y eso a
nivel talento representa un gran agujero negro”, asevera.
"Los nómades digitales van a ser muchos más y eso a nivel talento representa
un gran agujero negro" Andrés Hatum
El especialista ejemplifica con el fuerte salto registrado en plataformas de freelancers
como Workana o Seeds. “Durante 2020, en la Argentina, Workana creció el 40% en la base
de registrados, lo que es muchísimo, y mucha de esa gente termina siendo nómade digital”,
argumenta.
“Creo que la palabra que mejor define esta modalidad de trabajo es libertad”, plantea Eva
Kovacs Kadar, de 43 años, licenciada en Relaciones Públicas, que tiene una agencia de
comunicación junto a su marido, Juan Pablo Gutiérrez. Hace algunos años la pareja
alquilaba una oficina y un departamento en Palermo, pero con el tiempo empezaron a
frecuentar la casa que les prestaba una amiga en Zárate, donde descubrieron que podían
trabajar a distancia. “Conseguimos clientes del exterior desde el campo. Me acuerdo que
un día pensé: ‘puedo estar acá viendo a una liebre correr y seguir generando,
¿qué hago en Palermo?’”, relata.
Con semejante comprobación se aceleraron nuevos planes para este matrimonio. “La
segunda decisión que tomamos fue directamente irnos de la oficina en
Palermo, compramos un terreno en Ingeniero Maschwitz, donde estamos construyendo
una casa, y la idea es irnos también del departamento y trabajar desde nuestro nuevo
hogar o desde cualquier otra parte donde queramos ir”, asegura.
Cuando Eva planifica su agenda laboral de los próximos meses, incluye viajes en
simultáneo. “Ser tu propio jefe y manejar tus tiempos es primordial. Otra ventaja es
conocer lugares sin la rigidez de pensar que solo podés viajar 15 días al año. Yo agarro mi
compu y si quiero me voy a trabajar a Mar del Plata o al campo. Próximamente vamos a ir
a visitar El Chaltén”.
A nivel financiero, todo fue para mejor para este matrimonio. Dejaron de pagar el alquiler
de la oficina y ampliaron su cartera de clientes al mundo entero.
En general, según los expertos, el rédito económico que obtiene un nómade digital suele
ser mayor en comparación con el sueldo promedio de quien trabaja en relación de
dependencia. “Pueden ganar cuatro o cinco veces más en la Argentina”, afirma
Hatum.
Comprometidos y responsables
Si bien este perfil laboral está más asociado a los jóvenes, la franja etaria parece ampliarse.
“Hay nómades digitales de todas las edades. En millennials y centennials se ve una

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preponderancia, pero también adultos de la generación X, que se sumaron porque
encontraron que es una oportunidad de salida laboral. Es un fenómeno global que se
apoya mucho en la tecnología, lo que necesitan es una laptop y wifi, y con eso ya pueden
trabajar en cualquier lugar del mundo para donde sea y para quien sea”, dice Melamed.
Es el caso de Pedro Federico García, de 34 años, quien ejerce en tecnología hace 15 años.
Empezó como desarrollador en agencias digitales, pasó por una importante empresa y hoy
trabaja para Estados Unidos. Es director de producto de Cookunity, una plataforma que
conecta a usuarios con chefs reconocidos, y tiene a cargo un equipo de la Argentina con
reportes que están en diferentes lugares.

"Se trabaja más intenso", señala Pedro, quien admite que muchas veces
es complicado cortar la rutina laboral
“Me siento nómade digital desde que trabajo en sistemas prácticamente. Es una modalidad
que promueve que uno esté mejor como persona y que se cumplan los objetivos”, plantea.
Desde junio pasado, cuando se unió a Cookunity, su posición es 100% remota. “Trabajo
desde donde quiero oficialmente”, define. Y destaca como uno de los principales
puntos a favor la posibilidad de conocer a personas de distintas culturas.
“Una desventaja es que se trabaja más y más intenso, corto con una llamada y entro en otra
reunión, terminás exhausto, si no te ponés un orden es difícil porque estás todo el día
frente a una computadora”, cuenta.
Aquellos que se sienten más protegidos en la relación de dependencia, prefieren seguir
pautas ya estipuladas o cumplir objetivos planteados por otro no deberían emprender este
recorrido. “Hay cierto tipo de responsabilidad que necesitás para este tipo de vida, para
mantenerla y crecer en este universo”, agrega Pedro.
Para Juan Pablo ser nómade digital hace que se desarrollen nuevas habilidades, muchas
veces desconocidas. “Es necesaria mucha disciplina, es decir, saber cuándo comenzar a
trabajar y también cuándo finalizar. Es muy importante organizar el trabajo y también el
ocio. En ocasiones, organizás tu día para tener una tarde más relajada y sucede todo lo
contrario. Y también hay días que se vuelven más livianos. Adaptarse a ambas situaciones
implica ser flexible: trabajar cuando planeaste descansar y descansar cuando planeaste
trabajar”, señala.

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Libertad de horarios, buenas vistas y ropa cómoda, algunas de las ventajas
que enumera Juan Pablo desde la casa que comparte con Eva
Reconoce que los primeros beneficios de esta manera de trabajar son aquellos comparados
con el trabajo en la oficina como, por ejemplo, poder elegir el entorno donde trabajar,
organizar los horarios de actividad según las responsabilidades del día y hasta el plus que
representa la comodidad de la ropa. ¿Desventajas? Las hay. “Cuando trabajás solo
podés interpretar algo de forma equivocada o tener una visión acotada del
trabajo, por eso es importante estar siempre conectado con tus pares y socios
laborales. Conversar con ellos acerca de tu trabajo, te ayuda a organizarte, a ampliar tu
mirada y entender mejor tus tareas y responsabilidades”, admite.
¿Seremos todos nómades digitales?
El camino puede vislumbrarse como posible y tentador, pero no es para cualquiera ni para
todas las profesiones. “No todos van a ser nómades digitales ni tampoco todos van a
trabajar en relación de dependencia. Pero hasta hace algunos años parecía que la única
forma de trabajar en las empresas era a través de las relaciones de dependencia y eso está
desdibujándose”, razona Melamed.
La tendencia creciente hacia la virtualidad en el mundo lleva a las compañías hacia una
transformación ineludible. “Esta nueva realidad hace que el talento escasee. En la
Argentina, entre la gente que se fue al exterior y los nómades digitales, que son cada vez
más, se te va talento del bueno”, analiza Hatum, que supone que la nueva oficina debería
ser un espacio flexible, un hub de colaboración. “Considero que la ecuación es pagar
bien, tener buenos líderes y abrirse al trabajo híbrido, probablemente así podrán
las empresas ser un poco más competitivas”, remata.
La que busca posicionarse de manera muy competitiva como ciudad para los nómades
digitales del mundo es Buenos Aires. “Es barata, muy europea, tiene mucha
infraestructura comparada con el resto del país y con Latinoamérica. Además, es linda,
tiene una enorme cultura y eso la vuelve atractiva”, resume el profesor de la UTDT.
En diciembre pasado, la plataforma de alquiler de viviendas Airbnb anunció un acuerdo
con el gobierno porteño para promover esta tendencia. “Es una ciudad perfecta para
quienes eligen vivir en movimiento y trabajar de manera remota. Posee una
gastronomía famosa a nivel mundial y es un centro cosmopolita conocido por la calidez de
sus habitantes”, sostiene Victoria Bramati, gerente de comunicación de Airbnb para
Sudamérica de habla hispana.

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Mientras Buenos Aires se prepara para recibir a nómades digitales del mundo, cada vez
más argentinos optan por esta modalidad laboral en el país o en el exterior. El fenómeno
crece desde todas sus aristas.
Para los que deciden instalarse por un tiempo en el exterior para trabajar a distancia, cada
vez son más los países que ofrecen la visa para nómades digitales, que dan la posibilidad de
estadas de hasta un año, a diferencia de los viajes por turismo que permiten quedarse 3
meses en la mayoría de los casos.
Para acceder a las visas es necesario demostrar que se tiene un trabajo que se
puede realizar por internet y un ingreso estable generado en otro país, no en el
que se elige para vivir una temporada.
Ente los que ofrecen la visa para trabajadores remoto se encuentran Australia, Croacia,
Georgia, Estonia, México, Costa Rica, Dubái, muchas islas caribeñas y varios Estados de la
Comunidad Europea. A fines de enero, se sumó Brasil.

Los espacios coworking de Buenos Aires pueden resultar atractivos para


trabajadores remotos de otros países
La ciudad de Buenos Aires se propuso recibir 22.000 trabajadores a distancia en
2023 con el programa Nómades Digitales BA, que redundará en importantes ingresos
económicos (estiman en 150 millones de dólares).
La ciudad se promociona con su amplia oferta cultural y de entretenimiento, una
diferencia cambiaria favorable para los visitantes y espacios de coworking y coliving.
A modo de bienvenida, los nómades digitales reciben en Ezeiza un kit con la tarjeta SUBE,
chip de teléfono local y vouchers con descuentos en traslados y alojamientos.

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