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Proceso de formación en la Ley

Nacer con Cariño


Derechos de las usuarias de Salud
Proceso de formación en la Ley Nacer con Cariño Módulo 2

Podemos ver cómo los tiempos culturales cambian; las sociedades se transforman y
evolucionan. La sociedad se muestra distinta, más democrática, pluralista e igualitaria.

Cuando hablamos de derechos, específicamente de derechos humanos, estos son inherentes


a la persona: sea hombre, mujer, niña o niño; persona mayor, persona discapacitada, etc. La
persona es portadora de dignidad y libertad.

El enfoque de DD.HH. es un marco conceptual para un proceso de desarrollo humano. Desde


el punto de vista normativo está basado en las normas internacionales de DD.HH. y desde el
punto de vista operacional está orientado a la promoción y protección de los DD.HH. Este
enfoque permite identificar a los titulares de derechos (la ciudadanía), a los titulares de las
obligaciones (los estados) y dichas obligaciones establecidas en los cuerpos normativos
internacionales ratificados.

La dignidad es un estado o condición también inherente del ser humano. El reconocimiento


de la dignidad de las personas es el fundamento moral de la idea de derecho: obliga a
considerar a la persona siempre como fin en sí misma y nunca como medio; establece la
inviolabilidad de la persona, asegurando su salud e integridad biopsicosocial, e impone la
necesidad de considerar a las personas como sujetos y no como objetos; como portadoras de
dignidad y no de precio. Como se determina en la ley, el paciente tiene derecho al “trato
digno y respetuoso”, usando lenguaje adecuado y entendible, respetando y protegiendo la
vida privada y honra de la persona.

La vida es un atributo inseparable de la persona humana que condiciona su existencia.


Cuando se habla del derecho a la vida se está haciendo mención expresa a un derecho
humano fundamental; el concepto abarca el derecho a vivir y el derecho a conservar la vida.

Consecuentemente, con el derecho a la vida están el derecho a la salud y el derecho a la


integridad física. Por ello, en derecho se habla del “derecho a la protección de la salud” o del
“derecho a la preservación de la salud”. Estos son derechos naturales que se fundamentan en
las declaraciones internacionales de derechos humanos. El derecho a la vida está formulado
en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (art. 1º), en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos o el Pacto de San José de Costa Rica (art. 4º, inc. 1º), en
la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 3º) y en la Convención sobre los
Derechos del Niño (art. 6.1). El derecho a la preservación de la salud está contemplado por la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (art. 25) y por el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art. 12). El Pacto de San José de Costa Rica
dispone que “toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción” (art. 4.1). Como
correlativo de esos derechos se encuentra el derecho a la asistencia sanitaria.

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El paciente tiene derecho a recibir información sobre su persona, registrada en su historial


médico, y a estar totalmente informado sobre su salud. La dignidad del paciente se respeta
cuando se le informa en forma completa, adecuada y conforme a la verdad.

La Declaración Universal de los Derechos del Hombre proclama que “nadie será objeto de
injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de
ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley
contra tales injerencias o ataques” (art. 12). El Pacto de San José de Costa Rica se pronuncia en
similares términos en el artículo 11. La Asociación Médica Mundial prescribe que “la dignidad
del paciente y el derecho a su vida privada deben ser respetadas en todo momento durante la
atención médica y la enseñanza de la medicina, al igual que su cultura y sus valores” (art. 10,
inc. a).

De acuerdo con la Ley Salvadoreña de Igualdad, Equidad y Erradicación de la Discriminación


contra las Mujeres, el Ministerio de Salud debe garantizar servicios de salud de calidad durante
la etapa de fertilización, implantación, embarazo, parto y puerperio a todas las mujeres, sin
discriminación de ningún tipo.

También contamos con la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las
Mujeres. El objeto de esta ley es establecer, reconocer y garantizar el derecho de las mujeres
a una vida libre de violencia por medio de políticas públicas orientadas a la detección,
prevención, atención, protección, reparación y sanción de la violencia contra las mujeres, a fin
de proteger su derecho a una vida libre de violencia, la integridad física y moral, la libertad, la
no discriminación, la dignidad, la tutela efectiva, la seguridad personal, la igualdad real y la
equidad.

Por tanto, TODA MUJER SALVADOREÑA TIENE LOS SIGUIENTES DERECHOS:


• A que se respete su vida, su integridad física, psíquica y moral.
• A que se respete la dignidad inherente a su persona y se le brinde protección a su familia.
• A la libertad y la seguridad personal.
• A no ser sometida a tortura o tratos humillantes.

Asimismo, nuestra Ley de Protección integral de la Niñez y Adolescencia hace referencia al


derecho a la lactancia materna (art. 28). Y la Ley de Protección, Promoción y Apoyo a la
Lactancia Materna deja claro que todo niño o niña tiene derecho a la lactancia materna, a
garantizar su vida y crecimiento, salud y desarrollo integral, y que sus madres tienen derecho
a amamantar a sus hijos. Por lo anterior, deben establecerse estrategias, acciones y medidas
que permitan fiscalizar y coordinar acciones con personal de salud para que la familia, la
comunidad y los padres se involucren activamente.

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Y nuestra Ley Nacional de Deberes y Derechos de los Pacientes y Prestadores de Servicios de


Salud afirma que todo paciente tiene derecho a:

• Una atención en salud con calidad y calidez.


• La atención oportuna y eficiente.
• Ser informados, particularmente sobre las posibilidades de éxito, riesgo y las consecuencias
de rechazar o interrumpir un tratamiento.
• A “trato igualitario”: el paciente recibirá en todo momento de su atención un trato digno,
con respeto, esmero, cortesía, resguardando su dignidad humana e intimidad y sin ningún
tipo de discriminación por razones de raza, sexo, religión, edad, condición económica,
social, partidaria, política e ideológica.

La OMS, por su parte, sostiene que todas las mujeres tienen derecho a recibir el más alto nivel
de cuidados en su salud, que incluye el derecho a una atención digna y respetuosa del
embarazo, del parto, su puerperio y el derecho a no sufrir violencia ni discriminación. Esta
situación implica, claramente, un problema de salud pública y derechos humanos.

Investigaciones recibidas de todo el mundo sobre experiencias de las mujeres en el momento


del parto plantean una situación alarmante. Es común escuchar relatos de mujeres que
evidencian situaciones de trato irrespetuoso, ofensivo, agresivo o negligente durante el
parto. Hay que tener en cuenta que las mismas son especialmente vulnerables durante el
parto, situación que puede a su vez tener consecuencias adversas para la crianza del bebé, en
cuanto genera poca adherencia al sistema de salud el haber tenido una mala experiencia.

Cuando se investiga qué tipo de maltrato se produce en los centros de salud, es común que
refieran maltrato físico, verbal, procedimientos médicos sin consentimiento o coercitivos
(incluida la esterilización), falta de confidencialidad, incumplimiento con la obtención del
consentimiento informado completo, negativa a administrar analgésicos, violaciones de la
privacidad, rechazo a la admisión en centros de salud, negligencia durante el parto,
derivando a veces en consecuencias potencialmente mortales, pero evitables. Es más
probable que las mujeres adolescentes, solteras, de bajo nivel socioeconómico, las que
pertenecen a minorías étnicas, inmigrantes y las que padecen VIH sufran más
frecuentemente trato irrespetuoso y ofensivo. El maltrato, negligencia o la falta de respeto en
el parto pueden constituirse en una violación de los derechos humanos, que se haya descrito
en las normas y los principios internacionales de derechos humanos.

Para lograr un alto nivel de atención respetuosa en el parto, los sistemas de salud deben
organizarse y conducirse de tal manera que se garantice el respeto de los derechos humanos.
A pesar de que muchos gobiernos, asociaciones médicas, organizaciones de la sociedad civil
y comunidades de todo el mundo advirtieron la necesidad de tratar el problema, en muchos
lugares todavía no se han tomado acciones concretas con respecto a este problema.

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Debemos trabajar activamente para evitar y erradicar la violencia de género, entre ella y
específicamente, la violencia obstétrica.

Entendemos por violencia obstétrica a aquella que ejerce el personal de salud sobre el
cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado,
un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales. Se considera trato
deshumanizado el trato cruel, deshonroso, descalificador, humillante o amenazante ejercido
por el personal de salud en el contexto de la atención del embarazo, parto y postparto, ya sea
a la mujer o al recién nacido o la recién nacida.

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