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debate los califica de "mentirosos"; parecerían ser estos algunos de los casos alcanzados por la norma porque es
necesario que el debate judicial sea libre y ajeno a las preocupaciones que puedan disminuir su eficacia.
Más dicha circunstancia no significa otorgar un "bill de impunidad", ya que no debe perderse de vista que en
el hipotético caso en que las manifestaciones de los litigantes, apoderados o defensores no constituyan un mero
desborde en el ejercicio del derecho de la defensa (tal como en los ejemplos de anterior mención), sino que han
perseguido el deliberado propósito de ofender el honor o el decoro de otras partes, terceros y aún de los
Funcionarios y Magistrados intervinientes (ya sea porque las injurias no se produzcan por cuestiones atinentes al
pleito o concernientes a la controversia) será misión de los jueces decidir los límites entre el legítimo ejercicio
de la crítica y la existencia de un puro espíritu de agravio.
Es indudable que el propósito de defender o defenderse no puede ampliar el derecho al de injuriar a
cualquiera, en tanto que la necesidad de resguardar el derecho de defensa exige que exista entre la injuria vertida
y el proceso una relación directa con la materia que se debate.
Puesto que, como bien sostiene Fontán Balestra (7) "... admitir que por el hecho de que las injurias hayan
sido producidas por esas personas y en esas circunstancias, pueden ser dirigidas a cualquiera impunemente, es
poner el honor de todos y de cualquiera a disposición de quién pleitea...", por lo que no podrá consentirse que
está amparada por la excusa cualquier injuria innecesaria para el ejercicio del derecho de defensa por el sólo
hecho de haber sido vertida en juicio.
II. Procedencia de la reparación
Debemos iniciar el análisis recordando que enseñaba LLAMBIAS (8) que "...cuando un hecho no sólo
configura un delito criminal sino también un ilícito civil su autor está incurso en una y otra responsabilidad.
Como autor del daño estará obligado a repararlo en el ámbito de la responsabilidad civil (art. 1077 del C. Civil),
en tanto que como autor de un hecho incriminado por el Código Penal está sujeto a la penalidad
correspondiente...".
Mas advertida la existencia de la excusa absolutoria del art. 115 del C. Penal, corresponde desentrañar si
aquella norma se limita a constituir una mera causa de inculpabilidad penal, o bien se extiende incluso al ámbito
del derecho privado de modo de tornar imposible cualquier reclamo que por reparación del daño se efectuara.
Recurriendo a las fuentes debemos recordar que la excusa de marras fue introducida en nuestra legislación
por el art. 143 del proyecto de Código Penal del año 1891, hallándose dicha norma en concordancia, entre otros,
con el art. 398 del Código Penal Italiano de 1889 y el art. 377 del Francés de 1810, y si bien ninguno de ellos es
idéntico al actual artículo 115 del C. Penal, a los fines de nuestro estudio resulta conducente señalar que de ellos
se desprende que no obstante que el Juez se hallaba impedido de proceder penalmente contra el autor de la
injuria, podía ordenar la supresión, en todo o en parte, de las escrituras ofensivas y, a instancias del ofendido,
fijarle una reparación pecuniaria (9).
Dicho criterio fue seguido por la doctrina nacional y extranjera en general. Así, por ejemplo, en una vieja
traducción referida a la protección civil del honor (10), elaborada por el catedrático Artur HEISE de la
Universidad de GÖTTIGEN /ALEMANIA, se señala que aunque el sujeto se vea eximido de sanción penal por
haber injuriado a otro al defender sus intereses legítimos, no existen motivos suficientes para eximir a su autor
de responsabilidad civil.
En la misma línea, se ha sostenido que el propósito de ofender el honor o el decoro de una de las partes en el
litigio puede ser manifiesto, sin que por ello deje de jugar la eximente. En tal caso la excusa sólo funciona en el
campo penal, toda vez que subsiste en los planos disciplinarios y civiles (11).
Tras equiparar la excepción que nos ocupa con la excusa absolutoria contemplada en el art. 185 del C. Penal,
Ricardo NUÑEZ, explica que si bien el autor del agravio queda absuelto de responsabilidad penal por la excusa
de que la injuria ha sido proferida en juicio, ello no afecta la pertinente responsabilidad civil (12).
Similar criterio había sido expuesto por MANZINI (13), quien sin embargo sostuvo que la llamada
"inmunidad judicial" tiene carácter prevalentemente relativo, porque excluye solamente la ilegitimidad penal,
mientras que subsiste la ilegitimidad del hecho para los efectos disciplinarios y civiles.
Permítasenos discrepar aquí con el maestro italiano, ya que a nuestro juicio no es correcto señalar que la
excusa excluya la "ilegitimidad penal"; la injuria vertida en juicio y no dada a publicidad es una injuria
antijurídica y culpablemente cometida por su autor, y por ende se mantiene tanto la ilegitimidad penal como la
civil.
No debemos confundir la ilicitud del acto con la punibilidad del mismo, ya que la pena de que se exime al
autor o la obligación que aquél tendrá de resarcir no son elementos de la ilicitud o antijuricidad sino sólo dos de
las eventuales consecuencias que puede acarrear el acto ilícito.
Como bien enseñaba ORGAZ (14) no puede existir una ilicitud que sea exclusivamente penal o
exclusivamente civil ya que el carácter de ilícito de un acto se extiende a todas las ramas del Derecho; distinto
es determinar si esa ilicitud deba ser punible o no, cuestión que queda reservada al Legislador quién resolverá no
sólo teniendo en cuenta el carácter del acto sino también los intereses más directamente ligados a una
determinada represión.
La solución propuesta parece ser la más lógica por cuanto, como se ha señalado, los presupuestos de
responsabilidad civil —antijuricidad y culpabilidad— permanecen intactos, en tanto que el ordenamiento
jurídico civil carece de normas que dispongan que en este caso el hecho antijurídico, culpable y dañoso no deba
acarrear responsabilidad (15).
Dicha aseveración no pretende desconocer en modo alguno la unidad sustancial del ordenamiento jurídico, y
la necesidad de integrar el derecho penal y civil a través de los muchos conceptos comunes, sino que se
circunscribe a señalar el diferente carácter de la responsabilidad que en cada caso se consagra como
consecuencia de la infracción al ordenamiento jurídico: la aplicación de una pena o sanción represiva, aflictiva
en la que está interesado el interés público, y la indemnización de un daño privado o sanción resarcitoria,
reparadora; sanciones que no son excluyentes sino acumulativas conforme lo señala el art. 1090 "in fine" del
Código Civil (16).
En tal caso, la obligación de reparar el daño moral se origina ya sea que exista la voluntad y conciencia de
desacreditar o deshonrar al otro, es decir, que el sujeto activo haya actuado con dolo, o porque no se hubiera
obrado con malicia sino en forma culposa. Para el primero de tales supuestos legisla específicamente el art. 1089
del C. Civil, y para el segundo lo hace el art. 1109 del mismo cuerpo legal. En ambos casos es factible el
resarcimiento del agravio moral, admitido sin cuestionamiento desde la reforma al art. 1078 por la ley 17.711
(17), ya que por su naturaleza el mero acaecimiento de la injuria, más allá de dónde tuvo esta lugar, es la que
importa el desmedro de las afecciones legítimas y de la integridad moral de la víctima (18).
Así lo ha entendido la jurisprudencia al señalar que "... en el orden civil, el animus injuriandi carece de
implicancias, pues aún la conducta ofensiva culpable engendra la obligación de resarcir el daño causado. La
protección civil al honor es más amplia que la penal, campo en el que tiene relevancia la discusión sobre la
necesidad de la intención maligna del agente, consistente en el propósito de ofender. Si se han atacado los
sentimientos legítimos... existe agravio moral que no necesita ser probado en virtud de que su existencia se tiene
por acreditada por el sólo hecho de la acción antijurídica y la titularidad de la accionante es una prueba que
surge de los hechos mismos" (19).
Es decir, no será necesario que la víctima pruebe la culpa o el dolo del que con la injuria causó el agravio, ya
que la cuestión hoy se centra en la potencialidad del daño y en aquél que lo sufre. Bastará probar la existencia
del infundio, el ataque directo a la respetabilidad para que aparezca el daño y la responsabilidad del agente.
De todo lo expuesto puede colegirse que si ha habido lesión al honor desde el punto de vista civil ella debe
ser resarcida como se prevé para cualquier daño moral causado por un acto ilícito —art. 1078 del C. Civil—.
Dado que la injuria excusada resulta ser siempre antijurídica y culpable, la exención de pena prevista en la
ley penal, no impide el reclamo de la obligación de indemnizar el daño moral que se haya causado (20).
punitorio (24) ya que constituirá una verdadera pena para el ofensor, criterio que se traduce en un resultado de
estricta justicia.
(20) El estudio que hemos realizado se limita a establecer la procedencia de la reparación del agravio moral
en el caso de injurias excusadas por haber sido vertidas en juicio. Damos por sobreentendido, para no
excedernos en la tarea propuesta, que si a consecuencia de dicha conducta se ocasionara a la víctima un
menoscabo en el patrimonio, afectando su actual composición o sus posibilidades futuras, circunstancia que
deberá ser fehacientemente probada, ese daño patrimonial deberá ser también resarcido.
(21) Conf. CNCiv., sala E., julio 31-974 - "Sánchez, Ricardo c/ Iglesias, Saturnino, ED., t. 57, p. 361. En
igual sentido, CNCiv., la. Cap. 2/12/31, JA., 37-163; CApel. M. del Plata, 2/4/63, JA., 1963-III-199; CNCiv.,
sala G, 9/3/81, ED., 92-455; Id., sala F, 2/ 9/69, L.L., 137-598; íd., sala E, 16/3/64, ED., 14-81, fallo 7180,
etcétera.
(22) Conf. CNCiv., sala C, diciembre 19-1980, "Koseltein, Adolfo R. c/ Ramos, Blanca y otros, E.D. 92-
455; En igual sentido: CNCiv., Sala E, mayo 17-1966, EH., 16-164; CNCiv., sala B, agosto 5-1974, ED., 57-
359.
(23) C.S.J.N. t. 311, p. 1438, s. 401 XXI, c. Schoklender, Sergio N° 19.889 rta. 11/08/89.
(24) CNCiv., Sala A, abril 22-1980 "Koseltein, Adolfo R. c/Simone de Cevallos, Emilia" en el Derecho de
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