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Paper 1.

Introducción

              Llegamos al final del Sermón del Monte y concluye con una parábola conocida con el
nombre de los dos cimientos. Hasta el momento nuestro Señor Jesucristo ha hecho una exposición
clara y precisa de la ley y los profetas. Ha declarado una serie de leyes morales y espirituales bajo
las cuales los hijos del reino tienen que vivir. Ahora nuestro Señor terminara recalcando la
importancia de llevar a la práctica todos estos principios bíblicos, así como las consecuencias de la
obediencia.

La casa edificada sobre la roca

Los dos cimientos

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que
edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon
contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye
estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la
arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella
casa; y cayó, y fue grande su ruina”.

Mateo 7:24-27
              Jesús deja claro la importancia de no solo escuchar sus palabras sino de llevarlas a la
práctica. Sin embargo, también agrega la importancia de la obediencia completa. Para esto ilustra
una parábola donde nos habla de dos personas. La primera la llama el hombre prudente, el cual
edifico su casa sobre la roca. Descendieron la lluvia y los ríos, golpearon la casa, pero ésta no cayó.
La palabra que se traduce en este texto como prudente es frónimos (φρόνιμος),  la cual describe a
una persona sabia y sensata. Jesús aclara que el hombre prudente es aquel que primeramente
oye, es decir, procura poner atención a la palabra de Dios dándole la mayor de la importancia. El
escuchar la palabra de Dios es clave para el creyente, de hecho Pablo dice que esto ayuda a
fortalecer nuestra fe: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”, (Romanos 10:17).
Sin embargo, el hombre prudente no solo presta gran atención a la palabra de Dios, sino que
también la lleva a la práctica: “Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y
persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en
lo que hace”, (Santiago 1:25). La consecuencia de poner en práctica la palabra de Dios trae sobre él
una bienaventuranza de acuerdo a Santiago. Esto concuerda con las palabra de Jesús al decir que
aquel que decide construir su casa sobre la roca, ésta permanecerá aun en medio de las más
grandes tempestades.

                  Sin embargo, también habla del hombre insensato, el cual es aquel que oye la palabra
de Dios, pero no la pone en práctica. A este lo compara a un hombre que edifico su casa sobre la
arena, de tal forma que cuando descendió la lluvia, los ríos y golpeo la casa los vientos, ésta se
derribó y su ruina fue muy grande. En esta parábola vemos a dos hombres que tienen algo en
común. Los dos escucharon la palabra de Dios. Ambos decidieron edificar una casa. La diferencia
fue el lugar donde la edificaron. El hombre prudente busco levantar su casa sobre la roca,
posiblemente trabajo más que el otro ya que tuvo que esforzarse más en colocar los cimientos a
diferencia de aquel que lo hizo sobre la arena. Al final la que se construyo sobre la roca fue la que
soporto más los contratiempos del tiempo.

La casa construida sobre la arena


                La Biblia afirma: “Dios trastornará a los impíos, y no serán más; pero la casa de los justos
permanecerá firme”, (Proverbios 12:7). El hombre sabio es aquel que conociendo la palabra de
Dios la pone en práctica, ese es el cimiento más seguro en la vida. Sin embargo, el hombre que
escucha el consejo de Dios, y  no lo toma en cuenta para seguir su propia prudencia está destinado
a fracasar y a este Jesús llama insensatos.

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.  Reconócelo en todos


tus caminos, y él enderezará tus veredas”.

Proverbios 3:5-6

                Jesús concluye su gran discurso con esta maravillosa parábola. La clave del éxito en la
vida para un ciudadano del reino es el escuchar y obedecer su palabra ya que esto asegurara el
futuro de los mismos.

By 

Ana Fermin

Paper 2.-

Updated November 01, 2019

Muchos conocen a la parábola de los dos cimientos como la del hombre que construyó su casa
sobre la arena y el hombre que construyó su casa sobre la roca. Esta ilustración se encuentra dos
veces: Mateo 7:24-27 y Lucas 6:47-49. Vamos a leerla antes de analizarla un poco.

La parábola de los dos cimientos de acuerdo a Mateo 7:24-27:

A cualquiera que me oye estas palabras, y las pone en práctica, lo compararé a un hombre
prudente, que edificó su casa sobre la roca.  Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y
azotaron aquella casa, pero ésta no se vino abajo, porque estaba fundada sobre la roca.    Por otro
lado, a cualquiera que me oye estas palabras y no las pone en práctica, lo compararé a un hombre
insensato, que edificó su casa sobre la arena.    Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los
vientos, y azotaron aquella casa, y ésta se vino abajo, y su ruina fue estrepitosa. (RVC)

Primero notaremos que Jesús usa esta ilustración al final de lo que ahora llamamos el Sermón del
Monte. En ese conocido sermón, Jesús da un discurso primeramente para sus discípulos sobre los
beneficios de ser ciudadanos del reino de Dios y la responsabilidad que esta membrecía conlleva.
El sermón también incluye una serie de advertencias para los demás presentes, algunos quienes
eran enemigos de Jesús y otros que estaban ahí para escuchar sus enseñanzas. Al terminar de
hablar el público quedo con la opción o de aceptar lo que decía y empezar a vivir más de acuerdo a
la voluntad de Dios, o podían ignorarlo. Es aquí que entra esta parábola.

La roca: Esta representa a Jesús  y su mensaje sobre el reino de Dios. Lo que él estaba ofreciendo a
través de su sermón era la clave para vivir una vida segura en el sentido espiritual.  

El hombre que construyó su casa sobre la roca: Este hombre se dio cuenta que la vida trae sus
grandes tormentas, y que sería mejor tener una base inconmovible. La persona que escucha y es
obediente al mensaje de Dios puede tener la confianza de que será sostenido por el mismo Señor
durante esta vida y en la próxima. Además de eso, al seguir a Jesús, vive una vida libre de pecado y
de las consecuencias del pecado. Aun cuando vienen las tormentas de la vida, esta persona sabe
dónde acudir para obtener ayuda, protección y consuelo.

La arena: El mundo y todo lo que esta apartado de Dios.

El hombre que construyo su casa sobre la arena: Este no considero las mismas cosas que el
hombre prudente.  Al rechazar la roca y optar por la arena, fundó su casa sobre un terreno
inestable e inseguro. Cuando vienen las tormentas de la vida, este hombre no tiene dirección y
hasta se hunde más.

Cada vez que escuchamos el evangelio nos quedamos en la misma situación que aquello que
estuvieron escuchando a Jesús ese día. Podemos tomar el mensaje, guardarlo en el corazón y vivir
de acuerdo a él, o podemos rechazar las palabras del mismo Señor. Las consecuencias de ambas
siguen siendo iguales hoy.  ¿Dónde está puesta tu fe y tu confianza? ¿Tu casa está en la roca o en
la arena? Cristo continua ofreciendo oportunidades para los que quieran construir sus casas en la
roca.

Paper 3.-

La parábola corta o dicho parabólico que vamos a estudiar el día de hoy se le conoce como la
parábola de los dos cimientos o también como la parábola de la casa sobre la roca, en todo caso es
más apegado usar el primer título pues no se trata solo de la casa en la roca, también debemos
entender lo que es la casa sobre la arena.

¿Qué significado tienen los elementos de esta parábola?

¿A quién fue dirigida esta enseñanza?

¿Bajo qué contexto les contó esta parábola Jesús?

¿Qué aplicación le damos a nuestras vidas?


Las verdades del Reino de DIOS son muy sencillas pero al mismo tiempo son muy profundas y con
el poder de transformar nuestras vidas, en la parábola que vemos hoy Jesús nos enseña la
importancia de hacer la voluntad de DIOS, desde la época de Jesús las personas escuchamos la
Palabra de DIOS pero no siempre la ponemos en marcha.

Además y como lo veremos al final de esta enseñanza, Jesús nos muestra que todas nuestras
decisiones tienen una consecuencia como mínimo, escuchar y hacer la voluntad de DIOS tiene su
pago, al igual que escuchar y no obedecer.

En los dos evangelios ambos escritores ubican está parábola al final del  sermón del monte de
Jesús, las dos versiones que manejan son muy semejantes en esencia pero lo importante es que
ambos autores terminan con la frase: CUALQUIERA QUE OYE ESTAS PALABRAS Y LAS HACE SERA
SEMEJANTE A UN HOMBRE PRUDENTE QUE EDIFICO SU CASA EN LA PEÑA.

El contexto inmediato de esta parábola es expresado por ambos autores y es ¿Por qué LLAMAMOS
A JESÚS SEÑOR Y NO HACEMOS LO QUE NOS DICE?

Hoy en día es muy lamentable ver que los cristianos clamamos por la salvación de Cristo pero
desechamos su Señorío, decir que Cristo es nuestro Señor no es solo por el hecho de que venimos
a la iglesia, cantamos, le servimos, etc. eso solo es religión, el Señorío de Cristo va mas allá, va en
cada área de nuestras vidas.

Que Cristo sea nuestro Señor implica que nos neguemos a nosotros mismos, Seguir a Cristo cuesta
TODO pero NO seguirlo cuesta más, cuesta el alma.

Sin embargo debemos ir más allá, ¿Por qué motivo Jesús les dice me llaman señor y no me
obedecen? Para entenderlo de lleno ahora ampliemos el contexto  de esta cita, de hecho sería leer
todo el sermón del monte, sin embargo es a partir del versículo 1 del capítulo 7 donde Jesús
cambia de tono su mensaje y es a partir del 13  que podemos tomar para nuestra
enseñanza: Mateo 7:13-23.

Los versículos 13 y 14 por muchos años fueron interpretados como la iglesia y el mundo, la puerta
y el camino  estrecho es la iglesia o seguir a Cristo  y la puerta y el camino ancho y espacioso se
dacia que era  el mundo, sin embargo a últimas fechas nos damos cuenta que esto va más allá
todavía:

La puerta y camino estrechos siguen siendo la Salvación en Cristo. La puerta y camino ancho y
espacioso es el cristianismo actual de la gran mayoría en el mundo. La religión cristiana era
destacada por ser separada del mundo, apartada para su DIOS y guardada en santidad, sin
embargo hoy en día se viene dando una CULTURA DEL CRISTIANISMO, donde se imita todo lo que
el mundo tiene, estilos de música, pasarelas, eventos, conciertos, raves, premios, y aún más
todavía, ahora parece estar de moda ser un FAMOSO CRISTIANO, se reciben premios del mundo,
se baila como el mundo, hablamos como el mundo, nos vestimos como los del mundo y SE VIVE
COMO EL MUNDO y estamos cómodos así que es lo más lamentable..

El contraste es enorme, ser cristiano era sinónimo de persecución, de peligrar la vida, de ser
atacado o acusado injustamente hoy por el contrario es sinónimo de ungido, de bendecido, de
buena onda espiritual, se viven las vidas como CUALQUIER OTRO PAGANO MÁS pero esperamos
que por venir a la iglesia un día DIOS nos acepte en su reino.

No damos ninguna mínima evidencia de haber nacido de nuevo, nos gusta lo que al mundo le
gusta, aprobamos lo que DIOS desaprueba, y nos callamos cuando deberíamos hablar el evangelio,
y al compararnos con los demás cristianos vemos que “no estamos tan mal”  PERO EL VERDADERO
PUNTO DE COMPARACIÓN DEBE DE SER CON LA PALABRA DE DIOS NO CON OTROS CRISTIANOS.

Es por eso que definitivamente el decisionismo  no es más parte de nuestra doctrina, ni como
doctrina secundaria o liturgia, pues la gente que repite una “oración de fe “ sale a vivir su vida
exactamente igual que siempre pero engañada al pensar que ya es salvo cuando bíblicamente NO
LO SON.

Los verdaderos cristianos nacidos de nuevo son aquellos que caminan por el camino de justicia,
por el camino angosto, que van por la puerta estrecha, aunque TODOS VAYAN POR EL OTRO
CAMINO, un hijo de DIOS no es como todos, un hijo de DIOS NO ES PERFECTO pero marca la
diferencia con su manera de vivir, de hablar, de  amar, de tolerar, de ser en general, pues no es
más él, ahora es CRISTO en ese hijo e hija suya.

¿Qué pasaría si quitáramos la musical "padre"  y las sillas acolchonadas? ¿Qué pasaría si quitamos
la pantalla y dejamos de acondicionar la iglesia? ¿Qué pasaría si  no hay más ventiladores?  ¿Qué
pasaría si removemos toda  la comodidad?  ¿Sería la PALABRA DE DIOS Y EL AMOR A CRISTO
suficiente incentivo para seguirnos congregando?
En el versículo 15 nos damos cuenta que ser “alguien” en la iglesia, que tener un ministerio o un
liderazgo no es garantía de nada, y los vss. 16-20 nos dan la pauta para poder saber si alguien o
algo es de parte de DIOS: EL FRUTO. Gálatas 5:22-24.

Los falsos profetas se miden por el Fruto según la palabra y nada más, no cuenta cuantos milagros
hagan, ni importa sus miles de miembros o seguidores, tampoco es de fiar si alguna vez nos
dijeron alguna palabra, por lo general torcida de la escritura, ellos jamás nos echan a perder la
fiesta, solo promueven las emociones y ya, y la iglesia la presentan como el Six Flags espiritual,
jamás nos dicen NIÉGATE A TI MISMO, DEJA EL PECADO, ARREPIÉNTETE.

¿Cuantos somos salvos aquí? ¿Cómo lo sabes? Mateo 7.21-23.

Como todas las parábolas que nos narran los evangelios, Jesús toma hechos cotidianos de su
época para enseñar verdades eternas, en este caso y en especial en la región del mediterráneo en
Palestina había muchos cañones y también valles cavados por el agua, en el verano eran lugares
secos  y lucían agradables y llamativos para construir una casa, pero al comenzar las lluvias de
otoño se volvían grandes torrentes que arrasaban con todo a su paso.

Las personas tenían el conocimiento pleno de estas situaciones, es como en la actualidad, solo las
personas insensatas compran terrenos en lugares designados por protección civil como zonas de
alto riesgo.

Los dos hombres mencionados en esta parábola son constructores, porque vivir significa
edificar. Es importante notar que solo hay dos clases de constructores pues hay dos clases de
cimientos: Mateo 7:24-27.

El primer tipo de constructor es el prudente, del griego frónimos,  y significa también


sabio, Proverbios 1.7.

Ser sabio o prudente no se trata solo de oír sino de oír y hacer, por eso la fe sin obras es muerta,
por eso hay que ser oidores y hacedores de la palabra, no se trata de cuanto se, cuanto conozco,
se trata de cuanto vivo de la Palabra o cuanto pongo en práctica sus mandamientos.
El segundo tipo de constructor es insensato, un insensato es alguien sin sentido común: 1ª Samuel
25.25. Los insensatos son los que escuchan el mensaje PERO NO LO PONEN POR OBRA.

Ambas casas destruidas tienen algo en común: les llega el día de la prueba. Y aquí vamos a tomar
un giro drástico en nuestra enseñanza, ya sabemos que los cristianos genuinos estamos expuestos
a pruebas, persecuciones, tribulaciones, vituperios, ofensas, etc. pues es una de las maneras de
DIOS de recordarnos que este no es nuestro hogar que hay una eternidad de Gloria la lado suyo.

Pero además entendemos que todas las decisiones que tomemos TIENE UNA CONSECUENCIA, si
edificamos en la roca que es Cristo o en la arena que es cualquier otra cosa, vamos a sufrir o
disfrutar el resultado de nuestra decisión.

Todos en algún momento de nuestras vidas hemos pasado por momentos bochornosos o penosos
a causa de nuestras malas decisiones, a causa de malas acciones por el mal carácter, todo por no
sabernos controlar desde jóvenes nuestros malos hábitos y nuestra desordenada conducta,  por lo
tanto a todos, tarde o temprano el pasado nos alcanza. Mateo 10:26.

Dios está siempre dispuesto  por su gracia, a perdonar todos nuestros pecados. Isaías 1:16-18.

Pero hay consecuencias que pagar por ellos, tal vez el caso más sonado en la biblia es el de David
cuando cometió adulterio con Betsabé. 2ª Samuel caps. 11 y 12.  

Muchas veces estamos inmersos en situaciones difíciles de sobrellevar en nuestras vidas,


situaciones que nos tienen cansados física, emocional y hasta espiritualmente y preguntamos a
DIOS ¿Por qué? Pensando que son pruebas en nuestras vidas, cuando en realidad es que nuestras
consecuencias nos han alcanzado, no importa cuanto lo evitemos, que tan rápido huyamos de
ellas, las consecuencias, tarde o temprano nos van a alcanzar.

Tal como le paso al pueblo de Israel hace miles de años, nos va a pasar a nosotros. Jeremías 7:4.

·         Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

·         Soy más que vencedor.

·         Dios no me da más de lo que puedo soportar.


Son las frases que usamos hoy en día, solo fórmulas que pensamos que por mucho repetirlas se
tornaran mágicas y milagrosas, sin embargo, si pecamos, si escuchamos a Jesús pero no hacemos
lo que dice  la consecuencia nos va a alcanzar.

Muchas veces no aprendemos como es que DIOS trabaja en nuestras vidas, debemos de entender
que cuando “alguien” se cruza en nuestros caminos y comenzamos a interactuar con ese
“alguien”   es DIOS mismo a través de esa persona que está fungiendo como tutor, guía y maestro
para  moldear nuestra vida y nuestro carácter, de esta manera es que va templando nuestro
carácter y nuestras emociones se van convirtiendo en convicciones.

Así que todas aquellas personas que en algún momento se han cruzado en nuestras vidas, lo que
están cruzando actualmente y los que se cruzaran en un  futuro, todos  tienen el propósito de
parte de DIOS de moldear nuestro ser.

·         Nuestros padres.

·         Nuestros hermanos.

·         Nuestros maestros.

·         Nuestros amigos.

·         Nuestros líderes.

·         Nuestros pastores.

Y muchos más son usados por DIOS para pulirnos y hacer de nosotros un utensilio para su gloria y
honra.

El NO entender lo anterior ha llevado a muchos a ser alcanzados por las consecuencias de las
malas decisiones:

·         Dejar la escuela.

·         Dejar el trabajo.

·         Dejar la iglesia.

·         Apartarse de la gente.

Depende de nosotros cimentados en Cristo  si ese alguien que se ha cruzado en nuestras vidas  es
para bien o es para mal, es de maldición o es de bendición,  no importa que esa persona nos haga
pasar un “tribulación personal”  pues con esto nos está ayudando a templar nuestro carácter.Dios
no prueba a las criaturas para saber Él cómo son, sino para que ellos mismos lo sepan.

Tenemos que aprender a sacar el mayor provecho de todas las experiencias que tenemos en la
vida, la frase de: el tiempo lo cura todo,  es totalmente falsa, solo el perdonar y vivir en comunión
con DIOS cura las heridas.

A muchos los alcanza su pasado, por no saber perdonar, esas heridas abiertas tarde o temprano
nos afectan, y sobre todo son las causantes de que las cosas no nos salgan bien  ni como las
esperábamos.  Como no se ha cerrado un ciclo, DIOS no va a dejar que abramos otro, al menos no
en bendición.

Pensamos que la ley de DIOS es para aburrirnos, hacernos la vida difícil, o porque simplemente
DIOS no sabía cómo desquitarse con nosotros (eso dicen los dolidos con DIOS por sus
consecuencias). Sin embargo LA LEY DE DIOS ES PARA PREVENIR MALAS CONSECUENCIAS A
NUESTRAS VIDAS. Deuteronomio 8:11-20.

Hasta en la física se sabe esta verdad: 3ª ley de Newton.

EN CRISTO ESTÁ LA RESPUESTA A NUESTRAS CONSECUENCIAS. Romanos 6:23.

Paper 4.-

Como parte del Sermón del Monte, Jesús cuenta a Sus discípulos una parábola cuyo propósito es mostrar
claramente la importancia de aplicar lo que Él enseña. Tanto la versión del Sermón del Monte de Mateo como
la de Lucas[1] terminan con la parábola de los dos constructores: el que edifica una casa que permanece y el
que edifica una que colapsa.

Mateo 7:24–27

A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo compararé a un hombre
prudente que edificó su casa sobre la roca. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y
golpearon contra aquella casa; pero no cayó, porque estaba cimentada sobre la roca. Pero a
cualquiera que me oye estas palabras y no las practica, lo compararé a un hombre insensato que
edificó su casa sobre la arena. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y dieron con
ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
En el Evangelio de Lucas, la misma parábola tiene algunos detalles distintos:

Lucas 6:47–49

Todo aquel que viene a Mí y oye Mis palabras y las obedece, os indicaré a quién es semejante.
Semejante es al hombre que, al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca;
y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover
porque estaba fundada sobre la roca. Pero el que las oyó y no las obedeció, semejante es al hombre
que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó y
fue grande la ruina de aquella casa.

Las diferencias entre ambos textos son menores. Algunos comentaristas explican que Lucas, que escribió para
cristianos gentiles, adaptó ligeramente la parábola para que la descripción les resultara más relevante,
mientras que el texto de Mateo refleja las prácticas de construcción de la Palestina del siglo I. Me referiré
principalmente a la versión de Mateo, con comentarios ocasionales sobre la de Lucas.

El constructor prudente de Mateo se asegura de que su casa esté edificada sobre una firme base de roca; el
hombre de Lucas se pone a cavar en la capa superior del suelo hasta llegar al lecho de roca, sobre el que pone
los cimientos de la casa. Ambos vienen a decir lo mismo: que darle a la casa un cimiento firme la fortalece. El
que oye las palabras de Jesús y las pone en práctica es como ese constructor.

El segundo constructor se ahorra la dura tarea de cavar hasta el lecho de roca y opta por una solución más
sencilla: construye en la superficie sin un buen cimiento. Lucas dice que el segundo constructor edifica su
casa sobre tierra, sin fundamento. Mateo viene a decir lo mismo al explicar que edifica su casa sobre la arena.

Una vez terminadas, ambas casas tienen más o menos el mismo aspecto; en condiciones normales, uno no
notaría ninguna diferencia. Pero sí la hay, y ¡de qué manera! En Palestina, en el siglo I, la mayoría de las
casas se construían en los meses de verano para no tener que trabajar al aire libre en la temporada de lluvias.
Los veranos son calurosos, y cavar los cimientos en esa época del año era difícil. Pero esa dura labor era
necesaria para edificar una casa firme.

La diferencia entre las dos casas se advierte cuando llegan las lluvias. En Israel, la temporada de
precipitaciones va de mediados de octubre hasta marzo, y la mayor parte cae en enero. Cuando llueve mucho,
con el agua procedente de las colinas y montañas se puede producir una escorrentía que se lleva todo por
delante.

A esa situación se refiere Jesús al decir: «Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y golpearon
contra aquella casa». Un aguacero acompañado de vientos y crecidas se abalanza sobre la casa construida
sobre roca; pero esta se mantiene firme. En cambio, la que no tiene cimientos se viene abajo. Ambas se ven
expuestas a la lluvia, el viento, la tormenta y la inundación; pero la única que no sufre daños es la que tiene
buenos cimientos.

Lucas se centra en la inundación y en las aguas que se abalanzan sobre la casa y la derriban. Es posible que
esa imagen encontrara más eco entre su público, que vivía fuera de Israel y debía de estar más acostumbrado a
ríos que se desbordaban y causaban inundaciones. En cualquier caso, la casa sin cimientos se vino abajo.
Al contar esta parábola, Jesús presenta a Sus oyentes una elección: oír y no hacer caso, u oír y poner en
práctica. En el Sermón del Monte, Jesús ha impartido enseñanzas sobre cómo ser discípulos y vivir en el reino
de Dios. A continuación lanza una invitación a hacer el esfuerzo de aplicar lo que Él ha enseñado. Los judíos
a los que se dirigía estaban acostumbrados al concepto de oír y hacer lo que enseñaba la Torá; pero Jesús se
refería específicamente a oír y aplicar «estas palabras», las Suyas. El mensaje es que los que oyen y aplican lo
que Él enseña son prudentes; y los que no lo hacen, insensatos. También da a entender que Sus enseñanzas
están al mismo nivel que las de las Escrituras. Más tarde dijo: «El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras
no pasarán»[2].

En el Antiguo Testamento se emplea la alegoría de la tormenta y la inundación para referirse a las dificultades
de la vida[3] y también a los castigos divinos[4]. El colapso de una de las casas es, en definitiva, una imagen de
juicio. Al mismo tiempo, se puede entender que la parábola se refiere a las pruebas con que se tropiezan los
creyentes en esta vida.

Esta parábola, que está al final del Sermón del Monte, se la refirió Jesús a Sus discípulos [5], y va asimismo
dirigida a todos los que creemos en Él y lo seguimos. Él espera que los cristianos apliquemos Sus enseñanzas;
cuando no lo hacemos, nos comportamos como el constructor insensato, que vio cómo su fe y su fortaleza le
fallaron en la hora de la prueba. La piedra de toque del discipulado, de la auténtica fe, son las obras. Oír la
Palabra de Dios sin obedecer, sin aplicarla, no basta. Según Jesús, quien no rija su vida por lo que Él enseñó
será como un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena.

Nuestra fe —al igual que nuestro discipulado— debe ser firme y duradera, e ir creciendo y madurando. De la
misma manera que cavar hasta el lecho de roca y construir cimientos era laborioso en la Palestina del siglo I,
escuchar las enseñanzas de Jesús y aplicarlas a diario requiere gran esfuerzo. Es trabajoso vivir conforme a
Sus enseñanzas, pero es necesario si esperamos volvernos fuertes y maduros en nuestra fe y aguantar las
tormentas de la vida. Si nos comprometemos a escuchar y aplicar Sus enseñanzas y nos esforzamos en ese
sentido, seremos como el constructor prudente cuya casa resistió.

Como escribió Santiago, hermano de Jesús: «Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores» [6].

Los dos constructores, Mateo 7:24–27

 A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo compararé a un hombre
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prudente que edificó su casa sobre la roca.

 Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa; pero no cayó,
25

porque estaba cimentada sobre la roca.

 Pero a cualquiera que me oye estas palabras y no las practica, lo compararé a un hombre insensato
26

que edificó su casa sobre la arena.

 Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó,
27

y fue grande su ruina.


Nota

Todos los versículos de la Biblia proceden de la versión Reina-Valera, revisión de 1995, © Sociedades
Bíblicas Unidas, 1995. Utilizados con permiso.

[1]
 Mateo 5:1–7:27; Lucas 6:20–49.

[2]
 Marcos 13:31. También Mateo 24:35; Lucas 21:33.

[3]
 Salmo 69:2.

[4]
 Isaías 8:7,8; Ezequiel 38:22.

 Viendo la multitud, subió al monte y se sentó. Se le acercaron Sus discípulos, y Él, abriendo Su boca, les
[5]

enseñaba (Mateo 5:1,2).

[6]
 Santiago 1:22.

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