Está en la página 1de 4

1

371. CONSTRUYENDO VIDAS


Jesús fue un crítico durante los tres años y medio de su ministerio.
Fue, sin embargo, un buen crítico que denunció las malas prácticas
religiosas, la contaminación de la enseñanza religiosa y la pérdida
del temor a la persona de Dios. Esto, le dijo a la clase religiosa —la
clase gobernante del pueblo de Israel— los encargados de:

 enseñar los preceptos de la palabra de Dios (ordenamiento


jurídico, comportamiento moral, social y religioso);
 guiar —para vivir en la verdad de la palabra de Dios— al
pueblo de Dios; e
 impartir la ley, aplicándola a la vida.

Quienes apartaron de Dios a la nación de Israel.

Pero como buen crítico, Jesús enseguida propuso la solución. El


problema aquí fue que no le quisieron escuchar, porque iba en contra
de los intereses de cada uno, tanto de la clase gobernante como de
los gobernados.

Hoy, esto no ha cambiado sustancialmente y —pensando solo en los


creyentes—, un gran número de hijos de Dios, luego de haber
recibido las mayores bendiciones de Dios ——salvación en Cristo
Jesús — Regeneración — unción del espíritu Santo — conocimiento
de la verdad o voluntad de Dios — encaminados para cumplir el
propósito de Dios en sus vidas desechar a Dios——, continúan
viviendo de acuerdo a sus propios deseos, y organizan sus vidas de
acuerdo a sus propios anhelos y no según la voluntad de Dios,
aunque la conocen.
Hoy, nuestro Señor nos presenta dos ejemplos para meditar en ellos
y tomar aprendizaje para nuestras vidas.

MATEO 7.24-27
2

»Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre


24 

prudente que construyó su casa sobre la roca. 25 Vino la lluvia, crecieron los


ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su
base sobre la roca. 26 Pero el que me oye y no hace lo que yo digo, es como
un tonto que construyó su casa sobre la arena. 27 Vino la lluvia, crecieron los
ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran desastre!»

Los dos hombres mencionados en esta parábola son constructores,


porque vivir significa edificar. Toda ambición que un hombre
acaricia, todo pensamiento que concibe, toda palabra que habla, y
toda obra que ejecuta es como un ladrillo de construcción.
Gradualmente se va levantando la estructura de la vida. Sin
embargo, NO TODOS los edificadores son iguales. Algunos son
sensatos, otros son necios.

Jesús habla primero sobre el modo de construir la casa del


HOMBRE SENSATO, esto es, sobre la roca; en segundo lugar,
sobre la prueba a que se ve sometida la casa, y, tercero, acerca del
resultado de la prueba y la causa que lleva a este resultado. Sigue la
misma secuencia con respecto al HOMBRE NECIO y la casa que
construye. Es importante notar que hay solamente DOS CLASES
de constructores; no tres, ni cuatro ni cinco, y que estos dos son
puestos en un notable contraste.

En esta historia, ¡todo dependía del cimiento!

Ciertamente, es correcto decir que en lo que respecta a la


interpretación o sentido espiritual de la historia, Cristo mismo es la
Roca (Is. 28.16; cf. 1 P. 2.6; Ro. 9.33; 1 Co. 3.11; 10.4). Lo que se
dice de Dios como la Roca del creyente (Dt. 32.15, 18; Sal. 18.2;
89.26, e Is. 17.10) también es aplicable a Cristo. Según la enseñanza
de Jesús aquí en el v. 24 (cf. v. 26) edificar la casa de uno sobre la
roca significa no solamente oír al Señor, sino en gratitud por la
salvación recibida, poner en práctica sus mandamientos
(implícita en 5.1–16). El hombre SENSATO hace esto por la gracia
de Dios; EL NECIO, confiando en sí mismo y negándose a pensar
3

en el futuro, no lo hace. Es un oidor, pero no un hacedor. Sigue los


impulsos de su propia voluntad pecaminosa.

EL DÍA DE LA PRUEBA
El día de la prueba llega. Llega para las dos casas.

Así también para todo oidor del evangelio, sea sensato o necio,
ciertamente va a llegar la prueba o crisis. Viene en diversas
formas: PRUEBA (Gn. 22.1; libro de Job), TENTACIÓN (Gn.
39.7–18; Mt. 26.69–75), LUTO (Gn. 42.36; Job 1.18–22; Lc. 7.11–
17; Jn. 11.1ss), MUERTE (Hch. 7:59, 60; 9:37), Y EN EL
CONTEXTO PRESENTE (nótese v. 22: “en aquel día”)
especialmente el día del juicio. Su llegada no se puede impedir. A
veces llega con dramática prisa (Mt. 24.43; 25.6; 1 Ts. 5.2).

RESULTADO DE LA PRUEBA
¿Cuál es el resultado de esta prueba? LA CASA DEL HOMBRE
SENSATO NO CAE. Nótese el juego de palabras: “el viento
golpeaba (literalmente, cayó sobre) contra esa casa, pero no
cayó”. Las aguas torrentosas que la amenazaban no pudieron
moverla (Lc. 6.48). Resistió́ a los tumultuosos chaparrones. Aguantó
la enorme fuerza de la embestida del aluvión. Desafió cada ataque
furioso. Cuando se hubo acabado completamente la fuerza de la
tormenta, allí́ estaba la casa, sin que ninguno de los elementos de la
naturaleza le hubieran hecho daño. CAUSA: ¡había sido edificada
sobre la roca!

POR OTRA PARTE, casi no necesitó un esfuerzo especial la furiosa


corriente para socavar los muros de la otra casa y llevarse la tierra
arenosa sobre la que había sido edificada. Además, la lluvia y el
viento acabaron fácilmente con lo que fue dejado por la inundación.
Todo lo que el viento tenía que hacer era dar un solo empujón a la
tambaleante estructura. Entonces con un estruendo terrible cayó en
4

el agua y fue arrastrada, esparciéndose los despojos por todas partes.


SU RUINA FUE COMPLETA.

El hombre sensato, que muestra por sus hechos que ha recibido de


todo corazón las palabras de Cristo y, por lo tanto, está edificando
sobre la Roca, jamás será́ avergonzado. Aun el día del juicio será́
para él un día de triunfo (1 Ts. 2.19-20; 3.13; 4.16, 17; 2 Ts. 1.10; 2
Ti. 4.8; Tito 2.13-14):

CONCLUSIÓN
EL FUNDAMENTO de la bienaventuranza eterna del hombre no se
debe buscar en el hombre, sino en Cristo y sus palabras, como se ha
mostrado. Es sobre ese cimiento que el hombre debe edificar su
vida, incluyendo su esperanza eterna.

«Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir:


Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.»

MATEO 4.17

También podría gustarte