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El artículo I del Título Preliminar en su numeral 2 del numeral CPP 2004 , prescribe que “toda
persona tiene derecho a un juicio previo, oral, público y contradictorio, desarrollado conforme
a las normas de este Código".
El proceso inquisitivo del derecho común se desarrolla en el despacho del inquirente y de las
autoridades sentenciadoras. la desconfianza que especialmente en la época de las
persecuciones dogmáticas se había arraigado frente a este procedimiento y a la judicatura
oficial titular, responsable de su ejecución, condujo a que no solo se llamaran jueces legos sino
también a que se exigiera la publicidad del proceso en el sentido de que los no participantes en
el mismo pudieran asistir como espectadores u oyentes .
La publicidad del juzgamiento penal es la negación del juzgamiento en secreto, tal como
ocurrió con el modelo inquisitivo antiguo. La teleología de la publicidad en el juicio es que el
procesado —especialmente—, así como la comunidad (“el pueblo”) tenga conocimiento sobre
la imputación que ha originado el procedimiento penal y la actividad probatoria realizada, a
realizar y la manera cómo se juzga.
Vicente Gimeno Sendra nos informa que el principio de “publicidad” de las actuaciones
procesales es una conquista del pensamiento liberal. Frente al procedimiento escrito o
“justicia de gabinete” del Antiguo Régimen, el movimiento liberal opuso la publicidad del
procedimiento como seguridad de los ciudadanos contra el arbitrio judicial y eventuales
manipulaciones gubernamentales en la constitución y funcionamiento de los tribunales, así
como medio para el fortalecimiento de la confianza del pueblo en sus tribunales, así como
medio para el fortalecimiento de la confianza del pueblo en sus tribunales y en tanto que
instrumento de control popular sobre la justicia. Por proceso público cabe entender aquel
procedimiento en el que la ejecución o práctica de la prueba se realiza mediante la posibilidad
de asistencia física, no sólo de las partes, sino de la sociedad en general. El procedimiento,
pues, es público, cuando con anterioridad al inicio de las actuaciones del juicio oral, el
presidente del tribunal dispone la “audiencia pública”; y es secreto, cuando transcurre “a
puerta cerrada”.
Por otro lado Binder anota que creer que el principio de control ciudadano se satisface con
solo permitir que los ciudadanos concurran a los juicios es una visión en cierto modo
superficial .en esta moderna sociedad de masas lo que ocurre es que nadie va a controlar esos
juicios y el control queda reducido a lo que la prensa quiera publicar ,con mayor o menor cuota
de sensacionalismo .este traslado del control ciudadano a la prensa plantea muchas
dificultades ya que puede convertirse en un gran medio de distorsión de la opinión social .
En el NCPP, el artículo 356 contempla que: “el juicio es la etapa principal del proceso. Se realiza
sobre la base de la acusación. Sin perjuicio de las garantías procesales reconocidas por la
Constitución y los Tratados de Derecho Internacional de Derechos Humanos aprobados y
ratificados por el Perú, rigen especialmente la oralidad, la publicidad, la inmediación y la
contradicción en la actuación probatoria. Asimismo, en su desarrollo se observan los principios
de continuidad del juzgamiento, concentración de los actos del juicio, e identidad física del
juzgador y presencia obligatoria del imputado y su defensor (...)
Sin embargo, dicha publicidad no es absoluta porque en algunos casos puede privado. Así el
siguiente artículo 357 señala que “el juicio oral será público. No obstante ello, el Juzgado
mediante auto especialmente motivado podrá resolver, aún de oficio, que el acto oral se
realice total o parcialmente en privado, en los siguientes casos: a) Cuando se afecte
directamente el pudor, la vida privada o la integridad física de alguno de los participantes en el
juicio; b) Cuando se afecte gravemente el orden público o la seguridad nacional; c) Cuando se
afecte los intereses de la justicia o, enunciativamente, peligre un secreto particular, comercial
o industrial, cuya revelación indebida sea punible o cause perjuicio injustificado, así como
cuando sucedan manifestaciones por parte del público que turben el regular desarrollo de la
audiencia; y, d) Cuando esté previsto en una norma específica”.
Pero también el Juzgado podrá disponer que la publicidad sea parcial, teniendo como pautas,
que individual o concurrentemente, con sujeción al principio de proporcionalidad, adopte las
siguientes medidas: a) Prohibir el acceso u ordenar la salida de determinadas personas de la
Sala de Audiencias cuando afecten el orden y el decoro del juicio; b) Reducir, en ejercicio de su
facultad disciplinaria, el acceso de público a un número determinado de personas, o, por las
razones fijadas en el numeral anterior, ordenar su salida para la práctica de pruebas
específicas; c) Prohibir el acceso de cámaras fotográficas o de filmación, grabadoras, o
cualquier medio de reproducción mecánica o electrónica de imágenes, sonidos, voces o
similares, siempre que considere que su utilización puede perjudicar los intereses de la justicia
y, en especial, el derecho de las partes.
Sin embargo, desaparecida la causa que motivó la privacidad del juicio se permitirá el
reingreso del público a la Sala de Audiencia. El Juzgado, con criterio discrecional, podrá
imponer a los participantes en el juicio el deber de guardar secreto sobre los hechos que
presenciaren o conocieren.
Pero los juicios sobre funcionarios públicos, delitos de prensa y los que se refieran a derechos
fundamentales garantizados por la Constitución son siempre públicos.
Y la sentencia será siempre pública, excepto en los casos en que el interés de menores de edad
exija lo contrario.
Por otro lado, se cumple con la garantía de publicidad con la creación de las condiciones
apropiadas para que el público y la prensa puedan ingresar a presenciar la audiencia. No
obstante, ello está prohibido el ingreso de aquel que porte arma de fuego u otro medio idóneo
para agredir o perturbar el orden. Tampoco pueden ingresar los menores de doce años, o
quien se encuentra ebrio, drogado o sufre grave anomalía psíquica.
Sin duda ,las restricciones a la publicidad del juzgamiento solo son admisibles
constitucionalmente cuando se fundan en razones serias que están previstas en la ley y no
significan una imitación arbitraria al control de la administración de justicia .asi reiterando las
razones pueden ser de moralidad en la medida que se afecte gravemente el oreden publico o
la seguridad nacional .también cuando este de por medio de menores
Error judicial
En el numeral quinto del articulo1 del titulo preliminar del cpp 2004 establece que el estado
garantiza la indemnización por los errores judiciales .esta norma procesal tienen su anclaje
en nuestra primera carta legal en el articulo 139 numeral 7 cuya letra expresamente señala
la indenmizacion es la forma que determine la ley ,por los errores judiciales en los procesos
penales y por las detenciones arbitrarias ,sin perjuicio de la responsabilidad civil a que
hubiera lugar
Dentro de estos errores judiciales no solo están las decisiones de los magistrados y todos los
que tienen que ver con la justicia penal sino también en las aplicaciones y ensayos que se
han tenido con ocasión de procesos especiales o sumarísimos que ya sabemos en que
terminaron aplicando el peru fuertes sumas indemnizatorias que han tenido que sufragar el
gobierno de turno
Presunción de Inocencia.
La presunción de ¡nocencia se encuentra consagrada constitucionalmente en la letra e) del
inciso 24 del artículo 2-, la que prescribe que: “Toda persona es considerada inocente mientras
no se haya declarado judicialmente su responsabilidad”. Ya la Constitución de 1979 regulaba
este principio (artículo 2e, inciso 20, f): “Toda persona es considerada inocente mientras no se
haya declarado judicialmente su responsabilidad”, que a su vez ha sido recogido de la
Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 11° 1: “Toda persona acusada de delito
tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme
a ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado a todas las garantías necesarias para
su defensa”); del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 14Q.2: “Toda
persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
pruebe su culpabilidad conforme a ley’’); y de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (artículo 8-.2: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad...”).
Este principio ha sido recogido en el artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Penal
del 2004 de la forma siguiente: “toda persona imputada de la comisión de un hecho punible es
considerada inocente, y debe ser tratada como tal, mientras no se demuestre lo contrario y se
haya declarado su responsabilidad medíante sentencia firme debidamente motivada, para
estos efectos, se requiere de una suficiente actividad probatoria de cargo, obtenida y actuada
con las debidas garantías procesales".hasta antes de la sentencia firme ,ningún funcionario o
autoridad publica puede presentar a una persona como culpables o brindar información en tal
sentido .
De manera que hasta antes de la sentencia firme, ninguna autoridad pública puede presentar a
una persona como culpable o brindar información en tal sentido a los medios de comunicación
masiva.
Tanto el principio de presunción de inocencia como el in dubio pro reo son manifestaciones
del principio general del favor rei ,principio que inspira el proceso penal y que opera en
distintos planos .este principio del favor rei es básico en toda legislación procesal en que prima
el criterio superior de libertad .en contraposición del ius puniendi del estado y el ius libertatis
del inculpado ,la preeminencia se atribuye a este ultimo si se quiere que el valor de la libertad
sea el que triunfe por eso el favor rei es propio de los regímenes democráticos
Principio de Legalidad
En la Constitución de 1993 se consagra en el artículo 139° inciso 10, “el principio de no ser
penado sin proceso judicial”. La Ley Orgánica del Poder Judicial establece en su artículo 69:
“todo proceso judicial, cualquiera sea su denominación o especialidad, debe ser sustanciado
bajo los principios de legalidad, inmediación, concentración...”.
El NCPP en su artículo 6 del Título Preliminar prescribe que, “las medidas que limitan derechos
fundamentales, salvo las excepciones previstas en la Constitución, sólo podrán dictarse por la
autoridad judicial, en el modo, forma y con las garantías previstas por la Ley. Se impondrán
mediante resolución motivada, a instancia de la parte procesal legitimada. La orden judicial
debe sustentarse en suficientes elementos de convicción, en atención a la naturaleza y
finalidad de la medida y al derecho fundamental objeto de limitación, así como respetar el
principio de proporcionalidad."
Se debe a Feuerbach la formulación jurídico-penal del precepto: “Nullum crimen, nulla poena
sine lege" (no hay delito ni pena sin ley que así lo establezca). En el ámbito procesal penal se
expresa a través del “nullum crimen nulla poena sine judicio’’ (no hay delito ni pena sin previo
juicio); o, “nemo iudex sine lege, neme demnetur nisi per legale iudicium" según la cual la ley
penal sólo puede ser aplicada por los órganos instituidos por ley para esa función y nadie
puede ser castigado sino en virtud de un juicio legal.
El principio de legalidad controla el poder punitivo del Estado, poniendo un límite al Poder
Ejecutivo del Estado y una garantía a la libertad de las personas, que excluya toda arbitrariedad
y exceso por parte de quienes las detentan.
Son básicamente tres las denominaciones que ha recibido este principio: el de legalidad,
estableciendo que la intervención punitiva del Estado, tanto al configurar los hechos punibles
(delitos y faltas) como al determinar las consecuencias jurídicas (penas y medidas de
seguridad), debe regirse por el imperio de la ley de la voluntad general, acorde con las
directrices democráticas y liberales que la inspiran. Por otro lado, también se le conoce como
principio de reserva, puesto que desde un punto de vista técnico-formal equivale a una reserva
de la ley en materia de los hechos punibles, las penas y medidas de seguridad Finalmente el
principio de la intervención legalizada, tocando de lleno con la intervención del poder punitivo
estatal, el cual limita y controla con miras a lograr los cometidos del derecho mismo.
El principio de legalidad expresa tres cuestiones esenciales: 1) como garantías legales que
inciden en el contenido de las leyes penales que deben ser claras, precisas e ^retroactivas,
excepto las benignas; 2) comporta garantías procesales, en cuanto se precisan los órganos
encargados de aplicar las leyes penales; 3) garantías en la ejecución de las penas, y se dice:
“nulla poena sine regimene legale, nulla poena sine humanitae, mulla poema sime
resocializatiome, mulla memsura sime humamitae’’, según el cual no hay pena sin régimen
legal, sin tratamiento, sin resocialización, no hay medida de seguridad sin tratamiento
humanitario.
Principio de Imparcialidad.
Aunque existe alguna posición doctrinaria que el principio de la imparcialidad sólo puede ser
inherente al juez, sin embargo, consideramos que al Fiscal también le corresponde esta
imparcialidad en la Investigación Preparatoria, pues el Tribunal constitucional peruano lo ha
reseñado (Exp. NQ 2288-2004-HC/TC-Lima, 12 de agosto de 2004) de la siguiente manera:
No obstante, debe precisarse que toda actuación del Ministerio Público debe orientarse por
el principio de legalidad (primer párrafo del artículo 4 de la LOMP), que le exige actuar con
respeto de las disposiciones del ordenamiento jurídico y en interés de la ley, así como por el
principio de imparcialidad (artículo 19 de la LOMP), según el cual el Fiscal debe actuar con
plena objetividad e independencia en defensa de los intereses que le están encomendados,
no debiendo tener ningún interés particular en la dilucidación de un caso determinado".
El numeral 1 del artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Penal del 2004, señala
expresamente que “...Se imparte con imparcialidad por los órganos jurisdiccionales
competentes y en un plazo razonable
En efecto, una de las garantías procesales importantes es la imparcialidad con que deben
actuar nuestros magistrados en su desplazamiento por todo el proceso, a fin de no inclinar la
balanza de la justicia por uno de los sujetos procesales y rompa con ese equilibrio que debe
mantenerse incólume. Para ello el decidor debe mantenerse alejado de toda subjetividad y
descontaminado de todo acto procesal previo, a fin de emitir una decisión transparente y
desprovista de toda apreciación subjetiva y parcial.
Ahora bien, qué entendemos por principio de imparcialidad. En realidad se han ensayado
una serie de conceptos, pero consideramos importante mencionar lo expuesto por Enrique
Bacigalupo102 que la imparcialidad del Tribunal (exclusión del iudex suspectus) constituye
una garantía esencial del debido proceso, materializada sustancialmente en una distancia
legalmente determinada entre los jueces y las partes. Esta distancia se debe considerar
según un criterio regulador establecido en la jurisprudencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos (TEDH), es decir, la imagen de un tribunal imparcial propia de una
sociedad democrática. Las normas que la regulan pertenecen sistemáticamente más al
derecho de constitución de los tribunales, es decir, orgánico del Poder Judicial, que al
proceso penal en sí mismo. La distancia que debe existir entre el juez y las partes está
establecida en la ley procesal. En la actualidad, con apoyo en la jurisprudencia del TEDH se
suele distinguir entre una imparcialidad objetiva, determinada por la concurrencia de causas
de incompatibilidad establecidas por la ley e imparcialidad subjetiva, constituida por
sentimientos especialmente adversos del juez a alguna de las partes. Desde el punto de vista
subjetivo “la parcialidad constituye la actitud interna del juez, que puede influir
perturbadoramente en él necesaria exclusión de una posición previa y de su imparcialidad”.
En la ley las causas establecidas tienen en ciertos casos carácter objetivo (por ejemplo, las
relaciones familiares) y en otros subjetivos (por ejemplo, la enemistad o amistad). Ambos
grupos de causales tienen un funcionamiento diverso. Mientras la parcialidad objetiva,
legalmente determinada, constituye un fundamento que permite la recusación por las
partes, tanto como la abstención por parte del juez, la parcialidad subjetiva es ante todo un
fundamento personal de abstención para el juez, aunque, de todos modos, las partes
podrían probar las circunstancias como fundamento de una recusación.
CAPÍTULO SEGUNDO
El Fiscal de la Nación.
La estructura orgánica del Ministerio Público fue aprobada por los Decretos Supremos
N.ºs 009-93-JUS y 36-94-JUS, luego de la seudo reorganización llevada a cabo después del 05
de abril de 1992, y solo considera como órgano de gobierno a las Juntas de Fiscales Supremos
y Superiores; nada dice respecto a los fiscales Adjuntos. Sin embargo, estos dispositivos
crearon dos fiscalías de vital importancia: la fiscalía Suprema en lo Constitucional y Social y la
fiscalía Suprema de control interno, como se entenderá en la Ley Orgánica, por ser disposición
anterior, no están contempladas las funciones y atribuciones de estos fiscales, ni de los
1.1. Organización
causas que debe gestionar el Ministerio Público. En este cuadro, la persecución penal
no es asumida como una política de la institución, que demanda definiciones, estrategias,
programas y coordinación”
1. Fiscalías ante la Corte Suprema, que actualmente son cinco en las diferentes
especialidades: en lo penal, en lo civil, en lo contencioso administrativo y una de control
interno.
2. Fiscalías ante las Cortes Superiores; su número varía en cada distrito judicial de acuerdo a la
densidad de la población y sus especialidades de acuerdo a lo establecido en las leyes
orgánicas. Hasta la fecha tenemos fiscalías en lo penal, en lo civil, de familia.3. Fiscalías ante
los Juzgados Especializados; al igual que en el caso anterior el número y las especialidades
varían de una provincia a otra. La organización del personal se refiere al orden jerárquico en
que se encuentran articulados los individuos que componen la institución, conforme al cual
unos se hallan subordinados a los otros.
1.2. El Fiscal de la Nación La Constitución vigente establece que el Fiscal de la Nación preside
el Ministerio Público e introduce una modificación respecto a la manera de acceder al cargo: es
elegido por la Junta de Fiscales Supremos por tres años, con posibilidad de ser reelegido por
dos años más. Este sistema, indudablemente, es inconveniente; en la práctica ha producido
muchos problemas y ha facilitado una negativa injerencia política. Hubiese sido preferible
mantener el sistema rotativo, en virtud del cual accedía inexorablemente a la Fiscalía de la
Nación, el Fiscal Supremo más antiguo según el escalafón y ejercía su mandato por
I. Juez
los imputados.
del orbe– nos revela una constante violación a los derechos humanos,
mayor atención a aquellos que son más vulnerables a aquel. Este órgano
autoridades.
II. Fiscal
ley establece.
inicio la investigación del delito. Con tal propósito la Policía Nacional está
función.
Por otro lado, las características del Ministerio Público (varias de ellas
firme.
defensor.
Por otro lado, el indiciado tiene que respetar ciertos deberes que la ley
previamente con presupuestos directamente relacionados con el hecho punible, o con el individuo a
quien se atribuye su responsabilidad. Hay casos, sin embargo, en que la ley dispone que deban
satisfacerse previamente determinados requisitos, sin los cuales no es posible iniciar válidamente el
proceso penal. No obstante, si ello sucediera, se puede oponer un medio de defensa técnica, que es
precisamente el que se denomina cuestión previa364.
Cubas Villanueva365 enseña que la cuestión previa es un medio de defensa que se opone a la
acción penal; por ella se pone en conocimiento que falta un requisito de procedibilidad. De ser así, la
cuestión previa será considerada fundada, por existir un obstáculo a la acción penal. Es un
obstáculo al ejercicio de la acción penal. La cuestión previa se constituye así en un medio de
subsanación del auto de apertura de instrucción.
Finalmente, las cuestiones previas, constituyen un obstáculo no a la prosecución del proceso penal,
sino a su inicio —a su promoción—. Son condiciones para la iniciación de la acción penal. De faltar
estas condiciones, el proceso no puede continuar válidamente y, por tanto, debe anularse, pudiendo
reiniciarse una vez se subsane la omisión incurrida, lo que constituye un reflejo de su calidad de
presupuesto procesal366.
De todos los conceptos anotados podemos concluir que las cuestiones previas tienen los rasgos
más significativos:
Se trata de una institución eminentemente procesal.
Cuando se omite un requisito de procesabilidad exigido en la ley, el ejercicio de la acción penal nace
inválido.
Constituyen un medio de defensa técnica del procesado.
Es una circunstancia impeditiva del ejercicio de la acción penal en su inicio y no a la prosecución
penal.
El requisito de procesabilidad puede estar establecido intra o extra penal.
Mediante el cumplimiento del requisito de procesabilidad queda expedita el ejercicio de la acción
penal.
En consecuencia, la cuestión previa no afecta el injusto, pero si la posibilidad del enjuiciamiento penal, esto
es, las exigencias propias o formalidades que son obstáculos a la iniciación del proceso penal, por ello la ley
habla del requisito de procesabilidad
Algunos autores peruanos la llaman condiciones objetivas de punibilidad las que deben cumplirse
previamente para un ejercicio válido de la acción penal. Así tenemos al recordado maestro Del Valle
Randich368 quien dice que en buena cuenta la cuestión previa se plantea cuando al hecho
denunciado le falta un elemento objetivo de punibilidad. Del mismo modo Olivera Díaz369 dice al
conceptuar las cuestiones previas que son condiciones o requisitos que se necesitan para la
iniciación de la acción penal y son llamados también condiciones objetivas de punibilidad, citando al
extinto profesor Luis Jiménez de Asúa. Finalmente, el profesor Catacora Gonzáles370 al considerar
las dos funciones que desarrolla la Cuestión Previa, señala como la primera, una anterior a la
iniciación del proceso como requisito de procedibilldad, ya sea en su sentido de presupuesto
procesal, condición objetiva de punibilidad o condición de operatividad de la coerción penal.
Para resolver tal problema es necesario entender las condiciones objetivas de punibilidad. Ya el
profesor alemán Jescheck371 nos decía que éstas son circunstancias que se encuentran en
relación inmediata con el hecho, pero que no pertenecen ni al tipo de injusto ni al de culpabilidad y
se diferencian de los presupuestos procesales porque éstos toman en consideración circunstancias
que se oponen a la verificación de un proceso penal. Cuando falta una condición objetiva en el
momento del juicio oral procede la absolución, cuando falta un presupuesto procesal el proceso se
detiene.
Por su parte, el profesor Santiago Mir Puig372 dice que las condiciones objetivas de punibilidad no
afectan ni al desvalor del resultado ni al desvalor de la conducta, pero condicionan la conveniencia
político-criminal de su tipificación penal por alguna de esas otras razones. La consecuencia más
importante de la naturaleza de las condiciones objetivas de punibilidad es que no es precisa que
sean abarcadas por el dolo ni imputable a imprudencia. La enumeración de las concretas
condiciones objetivas de punibilidad corresponde a la Parte Especial, porque requiere el examen
detenido de cada tipo. Nos ilustra también este autor, que no son condiciones objetivas de
punibilidad ni pertenecen al concepto de delito las condiciones de procedibilidad. Estas no afectan a
la existencia de un delito, sino sólo a la posibilidad de su persecución procesal.
En suma, las condiciones objetivas de punibilidad, son requisitos que el legislador ha añadido en los
correspondientes preceptos penales, pero que no pertenecen al tipo del injusto ni a la culpabilidad,
sino condicionan
directamente la pena o la entidad de la pena, sin que deban ser comprendidos por el dolo del autor.
De modo que el autor puede desconocer la producción de la condición objetiva, y el hecho seguirá
siendo punible, siendo de distinto parecer el profesor argentino Eugenio Zaffaroni373 al destacar
que las llamadas condiciones objetivas de punibilidad son elementos del tipo objetivo que, como
tales, deben ser abarcadas por el conocimiento (dolo) o por la posibilidad de conocimiento (culpa);
en tanto que otras son requisitos de perseguibilidad, es decir, condiciones procesales de
operatividad de la coerción penal.
Ahora bien, cuál es la solución ante una condición objetiva de punibilidad y un requisito o condición
de procesabilidad. Con relación a este último no cabe duda que se plantearía una Cuestión Previa.
Y con relación a la primera, concordamos con San Martín Castro374 en que ante un supuesto de
condición objetiva de punibilidad se deduciría una Excepción de Naturaleza de Acción en cuanto el
hecho denunciado no sea justiciable penalmente. De este modo queda, a nuestro criterio, resuelto la
diferenciación entre una condición objetiva de punibilidad y un requisito de procesabilidad.
14.3. Personería para plantearla
La Ley procesal no lo dice, sin embargo, al considerarse como un medio de defensa del procesado,
le corresponde solicitarlo si advierte la omisión de un requisito de procesabilidad en el ejercicio de la
acción penal. Dicho esto, queda implícito que también puede hacerlo su abogado defensor en su
representación. También puede solicitarlo el tercero civilmente responsable.
El representante del Ministerio Público queda también autorizado para invocar la cuestión previa
cuando advierta la omisión anotada, toda vez que si bien es el titular del ejercicio de la acción penal
y el que promueve la persecución penal, también lo es como defensor de la legalidad.
Finalmente, la cuestión previa puede resolverse de oficio, vale decir, por el Juez, ante la presencia
de dicha causal, en salvaguarda de la legalidad del proceso penal.
14.4. Oportunidad para deducirla
La regla es clara. La cuestión previa se plantea una vez que el Fiscal haya decidido continuar con
las investigaciones preparatorias (luego de haber formalizado la Investigación Preparatoria) o al
contestar la querella ante el Juez y se resolverán necesariamente antes de culminar la etapa
intermedia.
La cuestión previa también se puede deducir durante la etapa intermedia, en la oportunidad fijada
por la Ley.
Los medios de defensa referidos en este dispositivo, pueden ser declarados de oficio.
uno u otro caso, el Fiscal está autorizado para intervenir y continuar el proceso hasta su
terminación, así como sustituir al titular de la acción si éste no lo prosigue.
4. De lo resuelto en la vía extrapenal depende la prosecución o el sobreseimiento definitivo de la
causa. ”
15.2. Cuestión prejudicial: Concepto
En un sentido amplio sobre esta institución, Del Valle Randich375 argumenta que durante la
investigación de los procesos penales suelen plantearse hechos que por su naturaleza están
vinculados al proceso, pero son independientes de él. La vida de las relaciones jurídicas se
entrelaza de tal manera que lo que es objeto del proceso puede estar conexo con otras relaciones
jurídicas de diferente naturaleza, que la condicionan mejor.
Asevera este autor que las cuestiones prejudiciales son asuntos de naturaleza jurídica distinta a los
hechos penales pero conexos al mismo, y que tienen la virtud de suspender el proceso penal,
poseyendo una contextura jurídica de naturaleza extra penal.
Se tratade un medio de defensa técnica que se sustenta en la necesidad de una declaración
extrapenal como antecedente necesario para la continuación del proceso. Implica una relación
lógico-jurídica entre la declaración extrapenal que se requiere y uno de los elementos de la
imputación376.
En suma, la cuestión prejudicial permite la posibilidad que en una vía extrapenal se pueda
determinar el “carácter delictuoso del hecho”, de modo que en los injustos se pueden dar
condicionamientos que pueden afectar aspectos objetivos o subjetivos del tipo penal y que discuten
sustancialmente la antijuricidad o no de un determinado comportamiento.
Es necesario subrayar que cuando se dice que “debe establecerse en otra vía el carácter delictuoso
del hecho imputado” no equivale a señalar que en la otra vía debe declararse la existencia o no de
un delito.
La Sala Penal Suprema ha considerado que si bien el tipo penal (artículo 245Q del Código Penal) contiene la
insolvencia como elemento de la figura delictiva en análisis, es errado sostener que dicho elemento sea
materia de un procedimiento previo en la vía administrativa, pues el propósito y fines de aquella son distintos
al proceso penal, éste tiene por objeto la probanza de los supuestos por los cuales se abre instrucción; la vía
administrativa no califica si un hecho es delito y carece de facultad coercitiva, pues esas funciones son
competencia exclusiva del órgano jurisdiccional (Exp. NQ 2066-93-Lima, 29 de noviembre de 1993).
Mixán Máss377, señala que en caso de que el proceso extrapenal no haya sido promovido por la
persona legitimada para hacerlo, se le notificará y requerirá para que lo haga en el plazo de treinta
días computados desde el momento en que haya quedado firme la resolución suspensiva, esto es,
la resolución del Juez Penal que declara fundada la Cuestión Prejudicial. Ahora si al vencimiento de
dicho plazo no cumpliera con hacerlo, el Fiscal Provincial en lo Civil (esto es que se trate de
sustanciar un asunto de carácter civil), siempre que se trate de un hecho punible perseguible por
ejercicio público de la acción penal (una de las notas características para recurrir a la vía
extrapenal), deberá promoverlo con citación de las partes interesadas. En uno u otro caso —si
promueve o no la persona legitimada—, el Fiscal (en lo Civil) está autorizado para intervenir y
continuar el proceso (civil) hasta su terminación, así como sustituir al titular de la acción si éste
(interesado) no lo prosigue.
Con relación a este último punto creemos, concordando con San Martín Castro378 que no se debe
condicionar la procedencia de la cuestión prejudicial a la preexistencia de un procedimiento civil o
administrativo en curso. Esta concepción, de carácter meramente formal, no tiene sustento alguno, toda vez
que la cuestión prejudicial también resultará procedente cuando deviene necesario dilucidar en una de
aquellas vías “... si hubo efectivamente o no delito justiciable criminalmente, en cuyo caso y sólo como
consecuencia afirmativa de tal solución, corresponderá el enjuiciamiento criminal”.
d) Accesoriedad.
Dentro del proceso penal, las cuestiones prejudiciales tienen el carácter de accesorias. Cuando se
demande ante el Juez extrapenal adquieren su calidad de principales, pero con relación al proceso
penal funcionarán como excepción, aunque íntimamente relacionada con el delito.
e) Conflictualidad.
La prejudicialidad debe ser una cuestión controvertida, sin cuya dilucidación no puede fallarse en el
proceso penal. Esto quiere decir que necesariamente debe acudirse a la vía extrapenal para luego
resolver acertadamente en el proceso penal. No habrá cuestión prejudicial en los hechos o actos de
relevancia jurídica que se hallen perfectamente determinados y que constituyen presupuestos
ciertos del proceso penal. Pues es factible que los tipos penales al mencionar diversos datos reales
introduzca propiamente conceptos o definiciones legales que es del caso asumir para definir el
conflicto objeto del proceso penal.
f) Legalidad.
Las cuestiones prejudiciales surgen espontáneamente pero su existencia radica en la ley, de modo
que la cuestión perjudicial no se presenta en todos los procesos penales, sino ocasionalmente en
algunas de ellas, su descubrimiento tiene lugar casi siempre inopinadamente.
La prejudicialidad puede surgir no sólo en el proceso penal a partir de relaciones jurídicas
extrapenales, sino también en procesos civiles, agrarios, etc. Así, sólo puede surgir en el curso del
proceso extrapenal, antes de que se resuelva el conflicto jurídico que ha dado lugar al proceso
extrapenal.
15.4. Quién puede plantearla
García Rada379 comentando este articulado decía que la interposición de una cuestión prejudicial
implica el ejercicio de una acción por parte del inculpado; sólo puede deducirla quien es el titular de
ella, es decir, el procesado.
El texto del numeral 3 del artículo 7Q del NCPP cuando señala que “los medios de defensa
(cuestiones previas, cuestiones prejudiciales y excepciones), pueden ser declarados de oficio”.
15.5. Oportunidad para deducirla
Tal como ya se ha explicado, esta se plantea luego de que el titular de la acción penal ha formalizado la
investigación preparatoria, e incluso, se puede deducir en plena etapa intermedia.