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Nadie puede negar que la sociedad en la que vivimos hoy día tenga una gran conciencia
medioambiental, lo que ha impulsado una legislación más garantista con nuestro planeta y entorno.
Sin embargo, la falta de información y/o de excesos de las llamadas fakenews ha incurrido en el
tópico de la demonización del diésel, sin olvidar el flaco favor que le hizo el famoso dieselgate de
VW.
Este contexto ha propiciado pues una creciente demanda de los coches con motores gasolina, en la
que la mayoría de sus compradores (ojo, no todos), los adquieren movidos por ese pensamiento
verde, de una menor contaminación, sin parar a pensar en sus necesidades. Y es ahora cuando te
digo, querido lector, que un propulsor diésel moderno puede llegar a ser menos contaminante
que un gasolina.
Proceso de combustión
Ahora bien, de esos tres gases el nitrógeno es el único que no causa problema alguno. Es un gas
que no interviene en el proceso de combustión, y que su presencia se debe únicamente a que es
componente principal del aire que respiramos, y que por tanto, es absorbido por el motor. En cuanto
al vapor de agua, puede verse en forma de humo blanco o incluso como un pequeño chorrito de
agua en el tubo de escape los días más fríos, siendo además un gas de efecto invernadero (en contra
de la creencia popular). Sin embargo, su presencia es bastante menos dañina y preocupante que la
del dióxido de carbono, puesto que la cantidad total de vapor de agua en nuestro planeta siempre ha
permanecido más o menos constante, además de que un exceso del mismo puede verse rápidamente
eliminado por unas copiosas lluvias o nevadas.
Una vez expuestos los diferentes y principales agentes contaminantes, así como de dar una
pincelada de cómo es el proceso de combustión, cabe remarcar los más importantes dispositivos y
elementos que se han incorporado con el objetivo de disminuir la contaminación emitida y cumplir
con la normativa.
• Recirculación de gases EGR: la válvula EGR es un dispositivo que, en función de una serie de
parámetros y según la ECU, reenvía parte de los gases de escape al colector de admisión cuando
el motor trabaja a temperatura de funcionamiento y a carga parcial. Con ello se consigue reducir las
emisiones de NOx en torno a un 50 % ya que la cantidad de oxígeno que entra para la combustión
es menor, reduciendo también la temperatura de la misma. Además, para motores gasolina se
disminuya las emisiones de CO2, y en los diésel las emisiones de partículas sólidas como el hollín
se reduce sobre un 10 %.
• Catalizador-acumulador de NOx: en los nuevos motores gasolina que funcionan con mezcla
estratificada el uso del catalizador de tres vías era insuficiente para cumplir con la legislación
anticontaminación. Es por ello que han surgido los catalizadores-acumuladores de NOx, que como
su propio nombre indica, acumulan NOx hasta que entran en modo regeneración, que es
cuando los elimina. Este dispositivo es complementario al catalizador de tres vías, en ningún
momento pretende sustituirlo, y va colocado después de él.
Aquí me centraré en los contaminantes que son críticos en las urbes españolas, por
incumplimiento normativo o de los valores aconsejados por la Organización Mundial de la
Salud (OMS). Se trata del dióxido de nitrógeno, las partículas y el ozono troposférico (que se
genera a partir de los compuestos orgánicos volátiles y de los óxidos de nitrógeno).
Óxidos de nitrógeno. Entre el 60% y el 70% del dióxido de nitrógeno que respira un
ciudadano de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Bilbao o Zaragoza, entre otras grandes
ciudades españolas, proviene del tráfico rodado. Y dentro de este un 95% de los vehículos
diésel. Durante el confinamiento por la covid-19 esas ciudades redujeron entre un 50% y un
60% los niveles de óxidos de nitrógeno, habiendo reducido su movilidad entre un 60% y un
65% como media de todas las fases del confinamiento.
Los óxidos de nitrógeno los emiten en su inmensa mayoría los vehículos diésel,
especialmente los anteriores al 2018. El problema de las emisiones diésel se refiere sobre
todo a aquellos fabricados entre 2009 y 2018, los que están sujetos a las normas de control
de contaminantes Euro 5 y anteriores a las Euro 6d. Según las medidas del Consejo
Internacional del Transporte Limpio, con etiqueta C verde de la DGT circulan vehículos
diésel fabricados en 2016 y 2017 con diferencias de emisiones de óxidos de nitrógeno de
hasta un factor de 11 (el más contaminante respecto al menos). No es hasta 2018 cuando los
límites Euro 6d permiten asegurar mejor una homogeneidad entre las emisiones de
vehículos. Los vehículos diésel fabricados actualmente emiten menos óxidos de nitrógeno
que los Euro 6 iniciales y los Euro 5, pero todavía un 33% más que los vehículos
equivalentes gasolina Euro 6. Por tanto, se ha de reducir la circulación urbana de los
vehículos diésel anteriores a 2018 (Euro 6d) o 2016 (si se ajustara el sistema de etiquetado a
ello se premiaría a aquellos modelos Euro 6 que redujeron realmente sus emisiones). Para
vehículos nuevos, hay que tener en cuenta que los diésel pueden emitir hasta un 33% más
que los de gasolina —en vehículos fabricados con anterioridad este porcentaje puede ser
superior al 500%—.
Partículas. Para las partículas del tubo de escape —que aportan aproximadamente el 20% de
las PM10 (partículas inferiores a 10 micrómetros) que respira un ciudadano español—
también son los vehículos diésel anteriores al 2009 (Euro 5 y anteriores) los que causan las
mayores emisiones. Desde la Euro 5 los vehículos diésel están equipados con filtros que
equiparan prácticamente a las emisiones de partículas a los de gasolina. Además, hay que
tener en cuenta que en junio de 2012 la OMS declaró las partículas del hollín del diésel como
un cancerígeno de grado 1. Por tanto, se ha de intentar reducir la circulación urbana de los
vehículos diésel anteriores a 2009 (etiquetas amarillas B y aquellos sin etiqueta). Para los
vehículos actuales las emisiones diésel y gasolina de partículas son equiparables; para
vehículos diésel fabricados entre 2005 y 2009 las emisiones pueden ser hasta 500%
superiores a los equivalentes de gasolina.
Para las partículas de desgaste de las partes del vehículo y del firme de rodadura, así como
las de resuspensión por circulación, los dos tipos de vehículos presentan emisiones similares,
dependiendo ambas del peso del vehículo (a mayor peso, mayor desgaste) y de la velocidad
de circulación. Para reducir estas emisiones (generalmente un 10% de las PM10 que respira
un ciudadano en España) hay que reducir las velocidades de circulación y el peso de los
automóviles.