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t

CAPfTULO I

Introducción

! lector debe aceptar por el momento como razonable


E la afirmación empírica según la cual en una pa1te del mun-
do, beneficiada durante siglos por un intenso proceso civiliza-
dor, surgió poco a poco un pueblo, no muy numeroso, ni tam-
poco temible por su poder, ni por cierto bien organizado, que
forjó una concepción absolutamente nueva sobre la vida hu-
mana y que mostró, por vez primera, cuál debía ser la función
del espíritu del hombre . Esta proposición será ampliada, y es-
pero que también justificada, en las páginas siguientes. Pode-
mos empezar ahora mismo esta ampliación obse1vando que
los propios kriegos se sintieron, de un modo simple y natural,
diferentes de los otros pueblos por ello~ con..o6dos. Los grie-
g5 por lo r~~os .!9~tl.,~t99.9 ~*º' g_ivi9fan_habitual-
E1-l ei.lte_,la_ fa~il!a h~111_:a~a en p.elenos y bárba ro_~/ Un griego
preclásico-Homero , por ejemplo-, no se refiere a los "bárb:i-
ros" de esta manera, y no porque fue se más cortés que sus
descendientes, sino porque esa diferencia no se había aún ma-
nifestado con toda su fo e rza.

l. Usaré el término "ci ásico" para designar el período que va aproxi-


madamente desde la m1t:itl del siglo Vll a.ntes de Cristo hasta las
conquistas de Alej:inciro en la última parte del siglo IV.
8 1 H . D. F. Krrro
La; GRIEGC6 1 9

En realid ad, esto nada tenía que ver con la cortes ía. La
palab ra griega "bárb aros" no significa "bárb aro" en su
sentid o
mode rno; no es un térmi no que denot a aborr ecimi ento
o des-
dén; no desig na •a gente que vive en cueva s y come
carne
cruda . Sig.oJfica.sim pleme n1e_gt;E!e qu~ profie re S:?_n~d
os tales
como "bar, bar", en vez de habla r en gri~go. Quien no
habla b~ -
·8;ieg""o"-;;;:t,árb aro'~ ya perten eciera a algun a tribu salvaj
e de
ñ-'icia~ o a una de las fastuosas ciudades de Oriente, o a Egipto
que, como bien sabían los griegos, era ya un país organ
izado y
civilizado much os siglos antes de que existiera Greci a.
"Bárba-
ros" no implic aba neces ariam ente meno sprec io. Much
os grie-
gos admir aban el códig o moral de los persa s y la sabid
uría de
los egipcios. La deuda -mate rial, intele ctual y artíst ica-
de los
griegos con los puebl os de Orien te rara vez fue olvid
ada . Sin
emba rgo, esos puebl os eran bárba roi, extran jeros, y
fuero n
agrupados (aunq ue nunca confundidos) con los tracios, los
escitas
y otros semej antes. ¿Sólo porqu e no conoc ían el griego
? No,
pues el hecho de gue no habla ran gr(egQ_seña laba una
separ a-
ción más profu nda: signif icaba que no vivían como grieg
os y
que tam,p_oco pensa,ba~ ~orri~_~gp§. La i ctirud que tení
an a~te
la vida parecía ser distinta y, por mu cho que un helen o
pudie -
se admirar y hasta envid iar a un ''bárb aro" por tal o cual
razón ,
no podía evitar tener la certez a de esta difere ncia.
Señalemos al pasar que otra raza (apart e de nosot ros) ha-
.,e bía hecho esta taja~_!.~~lj,yj__s~ n entre ella y los demá s extran
jeros .
Nos refe1in_1os ~ lo~ r:º3 He aquí dos razas, cada una con
plena conc1enc1a de ser distinta de sus vecinos, dos razas
que no
vivían muy lejos una de otra y que, sin emba rgo, se ignor
aron
casi por comp leto y no se influyeron entre sí hasta el
o peño do
siguiente a las conquistas de Alejandro, cuand o el pensa
mient o
griego gravitó consid erable mente sobre el pensa mient o
hebre o,
tal como puede verse en el Eclesiastés . No obstante, la fusión
de
lo que ambas culturas tenían de más ca racteristico -el sentim
ien-
to religioso de los hebre os con la razó n y el huma nismo
de los
griego s- fu e lo que constituyó la base de la cultur a europ
ea
posterior: la religión cristiana. Las concepciones gentil y
bárba ra
eran, empe ro, muy diferentes : la una racial y religiosa,
la otra
sólo incidenWmente racial y de ningún modo religiosa. ¿Qué
fue
1 ;

¡·

10 1 H . D. F. Kmo 1
Les GRIEGOS j 11

entonces lo que llevó a los griegos a establecer tan aguda divi- no interpretar la sólo en términos políticos, si bien tal referen-
sión? ¿Acaso se justificaba de alguna manera? cia es asaz importante . Desde el punto de vista político, que-
• Habría para este interrogan te una respuesta, tal vez ver- ría decir, no necesariam ente que gobernara él mismo, pues
dadera y suficiente. Se podría decir que mientras las viejas civili- muy a menudo no era así, sino que, como quiera que fuese
zaciones orientales eran en extremo eficaces en la resolución regida su comunidad, el gobierno respetaba sus derechos. Los
de sus problemas prácticos, y en su arte a veces se mostraban asuntos de Estado eran asuntos públicos, no de la incumben-
en el mismo nivel quej9.s..gi:i~gos, resultaron sin embargo, cia privada de un déspota. ~¡ griego.era gobernado por la ~y,
estériles desde el p.unto_des J..s..~j _!l~ectual. Durante siglos, una ley conocida que respetaba la justicia. Si su Estado era una
millones de personas habían adquirid~-uña experienci a de la democracia i~tegral, el ciudadano particip~~ e~ la a_dmi~ tra-
vida y ¿qué habían hecho con ella? Nada. La experiencia de cada ción pública -la democ_racia, según el griego la entendió 1 ll~gó
generación (salvo en ciertas cuestiones prácticas) moña con ella, --a-ser unRf orma_cJ..~.,,so~ierno q__ue el mundo moderno no ha
y no como las hojas del bosque, pues éstas al menos fertilizan el -cÓ~ocido ni p~ede conocer-; mas si no llenaba esa exigencia,
terreno. Lo q ue_afw a,.. p.r,es~JY~ anm!{~e2P,eriencia de un¡ ';;i1,'~~ lo me;~s, se convertía en "miembro" y no en súbdito
puebl9 _e s,JaJiteia.tu~....Antes de los griegos, los h ebre~yá ha-( _ ,:-;:'"~ dentro del sistema, y los principios por los cuales éste se regía
bían elaborado una poesía religiosa, una poesía erótica y ade-¡' ~,, eran conocidos . El gobierno~ari_9_constituía para-el griego
más la poesía religiosa y la oratoria de los profetas, pero la 1 una ofensa qu; 1~ hería-en Lo más _Lntimo . Por eso cuando
literatura en todas sus formas conocidas (excepto la novela) fuj ~;ñside¡a b; a los países orientales , más ricos y civilizados ,
creada y perfeccion ada por los griegos. La diferencia entre las veía en realidad cómo un régimen de palacio, encabezad o
crónicas históricas "bárbaras" y Tucídides es la que existe entre por un rey absoluto, gobe~aba no según las normas de _los
un niño y un hombre que no sólo es capaz qe comprende r algo primitivos monarcas griegos, normas procedente s de Teffils o
sino también de hacerlo comprensi ble a los demás . La poesía que respondían a una ley derivada del Cielo, sino de acuerdo
i. ~P-is:<!Ja his~oria y el ~~.J~ {ifo_ sofía.ef.l.•sus·cl-istintas ramas, COC)._su.,..v_oluntad .p.er:s.onal, la cual no era responsable ante los
,,I ' de~d~ l~. m,.~t~.fí§)S:Ec.!1_a¿ta la economía polítiSª1.. !a 121-~!e!.nittic.<!.Y -· di~ses, porque él mismo resultaba dios . El sú bdito de tal amo
¡: muchas ciencias naturaJes ; mp.,i,e.z.4ñ.con..lo,s griegos. vivía en la condición de esclavo.
- -- Si- pudi~~~~ ; p~~~ntar a un griego antiguo qui io distin- Pero eleutheria -de la cual "libertad" es sólo una tra-
guía de un bárbaro, no creo que nombrase en primer tém1ino ducción incomplet a- encerraba una conce pción más amplia
estas conquistas de la mente helena, aunque él sabía muy bien que la que da a entender esta palabra mode rna, aun cuando
que había resuelto la mayoría de sus problemas de un modo más ella significa mucho . La esclavitud y el despotismo constitu-
inteligente. (Demósten es, por ejemplo, al reprender a sus conciu- yen estados que mutilan el alma, pues , como dice Homero ,
dadanos por su blanda política para con Filipo de Macedonia, "Zeus despoja al hombre de la mitad de su hombría, si llega
dice: ''Vosotros no sois mejores que un bárbaro que intenta boxear. para él el día de la servidumbre" . La modalida~ oriental de la
obediencia chocaba al griego como algo no eleutheron; como
Le pegan en un sitio y sus manos acuden a ese sitio, le pegan en
algo que a su s ojos afrentaba la dig nidad humana. Incluso
otro y allí van sus manos".) Tampoco se le ocurriría inmediata-
ante los diose s o ra ba el griego erguido co mo un hombre ,
mente pensar en los templos, estatuas y dramas que con sobrada
aunque conocía tan bien como cualquiera la diferencia en:re
justicia admiramos . Diña, como ha dicho en realidad: "Lo_§__qár~-
lo divino y lo humano. Sabía que no era un dios, pero-tema,
ros son esclavos; nosotros, los helenos, somos hombres libres" .
por lo menos , co nciencia de ser hom~re. Sabía que los dioses
¿Q~é~~;;.¡; él ~ p~·~sar·~¿~ ; ·s t; ·;,lib; r~;~¡.~-~ld -g"'riego y
se hallaban siemrre dispuestos a cas ttga r implacablemente al
esta "esclavitu d" del extranjero ? Debemos tener cuidado de
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homb re q · · prácti ca de un nuevo hombr e, aspect os que desarro11a y enri-


huma nas lue tm1ta st ª~ la divini dad y que entre las cualid ades
- quece como ningun a socied ad lo hizo antes o despu és. Ha
ción Re es com~ ac1an sobre todo la mode stia y la venera
: cordab a'. srn embar go, que el dios y el homb re tenían habido otras formas de socied ad política de tipo estable; la "ciu-
!a nusma prosap ia: dad-es tado" fue el medio por el cual los griegos se esforz aron
n-
en hacer la vida de la comun idad y del individuo más excele
Una es la raza de los dioses y de tos homb res,. ·d. e una te que antes.
sola d 2 Lo que un griego antigu o hubies e puesto en prime r tér-
ma re obten emos ambos nuestr o aliento. ·Pero
nuestr os poder es son polos separa dos, pues nosotr os mino entre los descub rimien tos de sus conciu dadan os es, por
cierto, que ellos habían hallad o el mejor modo de vivir.
no s~mo s nada y para ellos el refulg ente cielo brinda
por siemp re segura morad a. · Aristóteles en todo caso pe_nsaba así, pues la frase suya que
habitu almen te se traduce por "El homb re es un anima l políti-
co" quiere en realidad decir: "El homb re es un anima l cuya
~sí dice Pínda ro en un ~dmir able pasaje, a veces mal
que esenci a es vivir en la 'ciuda d-esta do"' Si no vivía así, el ser
traduc ido por_ lo~ erudit os que deberí an conoc erlo mejor, y
de los dioses y otra Ja de los human o se coloca ba muy por debajo de su verdad era condi-
le hacen decir: Una es la raza
o es aquí ción en cuanto tenía de más elevad o y característico. Los bár-
ho~br ~s". Pero el pensam iento fundam ental de Píndar la
el baros no alcanz aron este nivel de existencia; en ello residía
la _digrud~d Y 1~ fragilidad del homb re, lo cual consti tuye
a a Jo largo de valla que separa ba amb~ conce pcione s.
ongen pnmo rdtal de esta nota trágica que resuen Al compilar esta res€ña de un pueblo sobre el que tantas
ad
toda la literat ura griega clásica. Y esta concie ncia de la dignid
a· cosas puede n decirse, me he permi tido el lujo de escribir acer-
de ser homb re es lo que infund e tal impul so y tal intens idad . ca de alguno s puntos que me intere san person almen te, en
lu-
la palabr a que impro piame nte traduc imos por "libert ad". ático
gar de intentar abarcar el ámbito total de un modo sistem
Pero hay algo más . Existían otros bárba roí además de los y tal vez apresu rado. Adem ás, me he deteni do en Alejan dro
lo,
que vivían bajo el despo tismo orient al. Estaba n, por ejemp Magno, es decir, en el períod o de declin ación de la ciudad
-
que no
los puebl os del Norte, que vivían en tribus, estado del estado . Esto no se debe a que consid ere a la Grecia de las
,
hacía much o habían salido los propio s griegos. ¿En qué residía · centurias siguientes como carente de significación, sino, por
el
roi y los griego s;
entonc es, la gran difere ncia entre tales bárba · contra rio, a que la creo demas iado impor tante para resum irla
si ello no se basab a en la superi or cultur a de éstos? en un somer o capítulo final, tal como suele hacers e por lo ge-
Era la siguie nte: los griego s habían desarr ollado una for- neral. Si los dioses me son propic ios, me referiré a la Grecia
por
ma de comu nidad que groser a y erróne ament e traducimos helenística y romana en el segun do volumen.
"ciuda d-esta do", debid o a que ningun a lengua moder na puede Me he esforzado en hacer hablar a los griegos por sí mis-
hacerl o ;::.~i2r. mos, siemp re que me ha sido posible, y espero que del con-
f _á polis'¡estimu laba y satisfacía a la vez los más elevados junto ofrecido su1ia un cuadro claro y ecuánime. No he querido
instint os y apéitu des de[ hombr e . Mucho tendre mos que decir idealizar, aunqu e me refiero más a los grandes hombr es que a 1
su
sobre la "ciuda d-esta do"; baste señala r aquí que éste, en los peque ños y trato prefer entem ente con los filósofos y no
origen una asocia ción local para la seguri dad común , se convir
- con pícaros . Los panoramas deben divisarse desde las cumbres;
tióen e[ centro de la vida moral, intelec tual, estétic a, social y los bribones, por lo demás, son casi iguales en todas partes, si
bien en la índole del pícaro griego la dosis de malignidad pare-
ce haber sido superior a la de estupi dez.
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