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Wright
11/01/2011 ARTÍCULO ESCRITO POR AUTOR INVITADO 13 COMENTARIOS
La Casa de la Cascada, la Casa Mito, la obra residencial por excelencia del siglo XX, es
el efectismo máximo en obra de arquitectura, de gran belleza, que aparentemente y
debido al impacto buscado por Wright nos deslumbra pero que precisamente por eso,
y debido a su interés, debemos de tratar de analizar con perspectiva no artística, sino
desde la integridad de la buena arquitectura y su eficacia.
Partiendo de una gran admiración tanto por el arquitecto como por la belleza de la obra,
es por lo que la emplazamos como Obra de Arte y por lo que le hace daño a la Historia de
la Arquitectura si se la analiza como Obra Arquitectónica, entendiendo que esta solo
puede ser aquella que es poética, suma indisoluble de Verdad (constructiva), Bondad
(funcional) y Belleza (razón geométrica).
Lo que nos interesa de cada edificio y nuestro punto de reflexión es saber a que nivel son
auténtica arquitectura, como identidad entre estructura, forma e imagen, y es lo que
buscamos en el análisis de la obra de Wright aparte del “espectáculo” de belleza gratuito
del cual obviamente está colmada. Nos preguntamos si la forma es apropiada a la
función, si la escala es apropiada a la forma y la función, si el orden constructivo es el
adecuado y los materiales responden al lugar.
Obra muy conocida, mítica y por eso mismo objeto y necesidad de una crítica justificada
en la labor social de esta crítica cuando es verdadera, para poner en cuestión el mito
asociado inevitablemente a la falta de espíritu crítico.
Se trata de una gran obra pero con evidencias de falsedad concluyente que son las que
la hacen objeto interesante de un análisis pormenorizado.
La gran obra plástica de Wright, es una escultura más que arquitectura en si misma
gracias entre otras cosas a sus voladizos, que maravillan en el lugar y en las fotografías
pero que son más efectistas que estructurales.
Al igual que en los primeros bocetos de Villa Mairea (3), las inspiraciones de Wright se
relacionan con la búsqueda de formas de la naturaleza, persiguiendo una visión
humanizada de los espacios y desligándose de la abstracción total aunque sigue
guardando cierta relación con lo racional; evidenciándose estos “lugares comunes” en
ambas en las plantas discordantes y el propagandismo estético exagerado de su
belleza como objeto, aunque siendo claramente la obra de Aalto “perdedora” de la
comparativa.
Era la imagen, la forma, de la arquitectura la que podía ser manipulada para confirmar la
modernidad de las relaciones entre arquitectura y máquina, entre arte e industria. Un
lenguaje nuevo que, sin embargo, había nacido de presupuestos antagónicos con los de
los movimientos europeos. Porque Wright incorpora esos temas para someterlos a la
arquitectura, no para buscar un acuerdo, un entendimiento. Utiliza la máquina y la técnica
para hacer verosímil su coloquio con la naturaleza, tratando de integrar el progreso
técnico en el mito del retorno a la tierra, buscando un equilibrio antiurbano que permitiese
aprovechar las ventajas del desarrollo tecnológico en el campo, en la naturaleza.
Kaufmann quería ver el agua del torrente desde su casa, pero, el agua es lo único que no
se ve desde los ventanales y las audaces terrazas. El agua se escucha, retumba bajo el
suelo y aunque estando tan presente no se puede ver el ruido continuo es tan
ensordecedor que puede acabar siendo una tortura y haciendo que la vida en el interior
de la casa se vuelva imposible.
No puede ser por tanto un buen proyecto a pesar de su belleza y efectismo estético si ya
de inicio la principal función de una residencia, habitar, no puede ser realizada con
comodidad. Si el buen proyecto es autónomo, La Casa de la Cascada no se debe ni
obedece a su principal función.
Desde hace muchos años, La Casa de la Cascada no es una vivienda, sino un lugar de
culto para los turistas fervorosos de la arquitectura.
Nueve meses transcurrieron desde la primera vez que Wright viera el terreno hasta que
plasmara el proyecto en un plano. Durante ese tiempo, se han documentado por los
menos tres visitas de Wright a Bear Run, en las que concebiría el edificio en su cabeza.
Luego fue dibujada en tan sólo 140 minutos.
Durante ese tiempo, muchos elementos hubieron de confluir en la mente de Wright para
producir un resultado tan peculiar: desde sus trabajos previos en la Casa Robie, la Casa
Gale o el Taliesin (4) hasta la propia influencia de los arquitectos europeos. Desde las
formas suavizadas y terrosas de San Ildefonso Pueblo que le fascinaban, hasta los
dibujos japoneses de cascadas que coleccionaba producto de su viaje a Japón.
2. Influencias.
Las Casas de la Pradera (5) en las que puso de manifiesto su idea de Relación
Orgánica (integración entre arquitectura, individuo y naturaleza), desarrolladas entre
1910 y 1930 definieron una forma de abordar los proyectos que influyó enormemente en
La Casa de la Cascada.
El edificio busca inicialmente pone en práctica los principios defendidos por el arquitecto
de destrucción de la caja arquitectónica, simplicidad formal, integración entre arquitectura
y naturaleza, volúmenes descompuestos en planos y articulados asimétricamente.
3. Emplazamiento.
El terreno en el que se ubica la casa tiene abundancia de rocas a nivel del suelo, las
cuales sirven de cimentación del edificio. La zona tiene un relieve ligeramente
accidentado, un bosque de árboles caducifolios que se mantiene prácticamente virgen ya
que solo un camino peatonal conduce a la casa, y el arroyo, en el cual está la cascada de
la casa. Del terreno del lugar se extrajeron rocas que conforman mamposterías de la parte
baja de las fachadas del edificio, colocadas en ese lugar para crear una progresión desde
la roca natural del suelo hasta el hormigón de las partes altas.
4. Economía.
La vivienda por el tipo de cliente que tenía y los alardes del propio arquitecto hace un
importante salto adelante en el poder económico. La economía de medios inherente a una
buena estrategia de proyecto no está contemplada, es más se evita en beneficio de una
ostentación del poder de decisión del arquitecto y económico y de mecenas del arte del
cliente.
5. Neoplástico.
Existen tres niveles, con los usos dispuestos en plantas racionales. Cada uno tiene
terrazas en voladizos sobre la cascada y el arroyo y una escalera exterior que los
conecta, así como otra escalera, entre dos muros de piedra que permite el acceso al
estanque natural bajo la casa.
Wright emplazó la casa en la misma dirección que los salientes, dinamizando el espacio
mediante galerías y escalonamientos. Los muros de piedra remiten a esos salientes y a la
naturaleza del lugar de la cual “nace” la casa y crean una atmósfera protegida y
cavernosa. Y justo encima de la cascada, frente a la vegetación y la cañada, el plano abre
la casa mediante terrazas y ventanales en los pronunciados voladizos.
6. Espacio influenciado.
A pesar de este influjo que vemos en Wright de la arquitectura neoplástica europea y del
primer racionalismo alemán, J.J.P. Oud (6) llegaría a afirmar, en 1926, que “la influencia
de este genio dominó las vanguardias”.
Pero hay una diferencia fundamental entre Wright y la vanguardia europea según afirmó
el propio Oud: «No obstante lo que en Wright era exuberancia plástica, sensual
abundancia, ha pasado a ser en el cubismo abstinencia espiritual y ascetismo puritano; la
suntuosidad que convenía a la high-life americana se vio reprimida en Europa en favor de
una abstracción surgida de otros ideales».
En la cara norte de la casa, la opuesta a la que “vuela” sobre el arroyo, hay una serie de
pérgolas a modo de toldo que transcurren desde la pared exterior hasta un talud de piedra
que se eleva sobre el camino que conduce a la entrada. A este sitio se le conoce como el
“bosque de la casa”. Dos pérgolas describen un arco que esquiva el tronco de dos
árboles.
Este recurso, otro golpe de efecto más, lo usó Wright para dejar claro el respeto a la
naturaleza con el que está diseñada la casa. Las sombras que proyectan las pérgolas se
asemejan a las de los troncos, efecto que hace que la sombra de la casa se difumine en
las de los árboles. En el suelo de la terraza del despacho se dejaron dos huecos para que
fueran traspasados por dos árboles. Éstos se murieron durante la construcción de la
vivienda y no se llevaron a cabo dichas aberturas.
7. Estructura.
Esto nos lleva a un nuevo punto de atención en la crítica del edificio junto a la
habitabilidad. La buena arquitectura, la poética, debe de tener razón funcional y
constructiva, si es una vivienda deber de tener buena habitabilidad y por su puesto
cualquier arquitectura debe de tener durabilidad estructural.
La identidad de verdad, bondad y belleza nos hace dudar o más bien directamente nos
cuestionamos sobre el valor de una arquitectura visualmente admirable que, sin embargo,
resulta ser muy frágil y que además nunca fue muy práctica para la vida de quienes
debían habitarla.
8. Utilidad.
Le Corbusier, dijo, con claridad terminante, hasta con cierta crudeza, que “Una casa es
una máquina de habitar”. “Bella como una máquina de guerra” que es una frase poética
de Gil de Biedma. La belleza auténtica está en lo que resulta práctico y permanece útil.
La Poética implica una forma, nunca se refiere a la forma por la forma pura. Por el
contrario trata de una forma determinada por materias, estructuras, tejidos, textos y
contextos. El caso de la poesía es ejemplar: el significado nace de la estructura, la
palabra significa en función de la estructura en que se encuentra y a la que constituye
para darle otro sentido.
9. Orden Constructivo.
Estos muros, que quedan como separadores, son elementos evidentes de falseo en un
análisis de las terrazas de los voladizos, apoyándose en estos, con la contracción
estructural que supone. Si este voladizo tiene que soportar un peso extra que altera su
condición esencial y que obliga a un refuerzo de la estructura que altera su sustancia
estructural es obvio que no había que hacer una llamada de atención sobre este,
poniendo de manifiesto de nuevo el exagerado ego del arquitecto. No solo no tiene
sentido hacerlo, no responde a ninguna verdad, pero mucho menos publicitarlo, hacer de
la falsedad conocida elemento de propaganda de una “virtud”; desvirtúa la intención y la
calidad del buscado “efecto” final.
“Estructura es razón poética” que decía María Zambrano. La estructura es una primera
objetividad de la forma, es lo que nos permite conocer las cosas.
10. Escala.
Se aprecia claramente en las fotografías cuando tienen personas dando escala gráfica y
aun más en la realidad; como la escala del edificio, es infinitamente menos a lo esperado,
dada la grandilocuencia con la que el arquitecto implanta la obra en el entorno natural y la
acomete. Es más relevante en los antepechos de los voladizos, ridículamente bajos para
lo esperado.
11. Contradicciones.
Tiene influencia en las vanguardias (neoplasticismo) pero Wright lo hace por exuberancia
plástica en vez de por abstracción. El ya mencionado rechazo del arquitecto al
racionalismo funcionalista europeo.
La Casa de la Cascada tiene valor como símbolo poético orgánico pero alejada del
racionalismo y de las formulaciones del estilo internacional. Manipula y exagera
su imagen expresiva con los volúmenes y planos volados de tal forma que al final más
que diluirse en la naturaleza parece someter la arquitectura a esta.
Conclusión
Como críticos debemos de exigir calidad, que un proyecto sea poética, que sea la suma
de verdad, razón y belleza. Wright fue un gran arquitecto que en algunos de sus edificios
intentó alcanzar la razón constructiva, funcional y geométrica y para aprovechar al
máximo su excelencia hay que desenmascarar, es nuestra obligación, el mito en su gran
obra de arte residencial, diferenciando entre lo accesorio y lo esencial.
1. Mito del genio tanto de creación intuitiva como de alarde ingenieril cuando los
voladizos después se han combado de forma peligrosa necesitando refuerzos para no
derrumbarse.
Su “flexibilidad creativa” tanto respecto a las condiciones del proyecto de La Casa como
consigo mismo frente a la teoría de organización abstracta de espacios y estructura dada
por una construcción, y una necesidad de programa para alterarla según las necesidades
del proyecto o las suyas propias, lo alejan de la transformación de la realidad pura, del
buen proyecto, del proyecto autológico.
La mayor falsedad está en su gusto por presentar su obra como el resultado inevitable de
principios fundamentales, por querer hacer predominar sobre sus elementos iniciales el
efectismo del objeto artístico creando eso si una obra de arte de gran belleza dentro de la
historia popular de la arquitectura de masas.
Anotaciones:
Bibliografía:
1. Frank Lloyd Right, , 1998. The Frank Lloyd Wright Fundation. Editorial Gustavo Gil
SA, Barcelona.
2. Fallingwater, 2002. Robert Mc Carter. Editorial Phaidon Press Limited ,London.
3. http://www.fallingwater.org/
4. Ni robot ni bufon. Manual para la crítica de arquitectura. 1999. Antonio Miranda.
Ediciones Cátedra, S.A, Madrid.
5. Antología de Arquitectura Moderna (1900-1990). 1992. Antonio Miranda. Editorial
Turégano-Redondo. Madrid.
Si queréis conocer algunas de estas casas, os invito a dar un paseo por Oak Park, lugar
donde está situada su casa-estudio y donde proyectó y construyó varias viviendas de ese
estilo.
En este post voy a realizar simplemente un recorrido por el interior, sin hacer referencia
a los múltiples estudios, artículos o libros que se han escrito. Todos esos trabajos
están escritos con toda seguridad por personas que conocen mucho mejor que yo a Wright
y a su obra, y que tienen un punto de vista mucho más formado sobre este edificio. Si tenéis
interés sugiero que empecéis por aquí (en inglés).
Se trata sólo de mostrar lo que se ve en una visita, que no es más (ni menos) que la
vivienda de una familia y el espacio de trabajo de uno de los más importantes
arquitectos de la historia.
La primera sensación cuando entras y observas lo que tienes alrededor es que todo
está pensado, que ni uno sólo de los detalles es fruto del azar, que los despieces del techo,
la iluminación o los huecos están donde están por una razón, y que esa razón no tiene que
ver con la forma ni con la composición, sino con el usuario.
Y la prevalencia de las personas sobre el resto de los criterios del proyecto se pone
de manifiesto en la utilización de la escala. Los espacios tienen las dimensiones
necesarias para el uso confortable más allá de consideraciones modulares o compositivas
y el mobiliario, la iluminación y los acabados han sido diseñados específicamente para su
función.
Chimenea de la sala de estar
Durante los primeros años, una vez construida la vivienda, se fue modificando para
adaptarse a las necesidades familiares. Se trató en todo momento de un proyecto vivo.
La cocina original se convirtió en el comedor y se construyó una ampliación para las
estancias de servicio. En el nuevo comedor la función es la que define el espacio, y el
espacio delimita la función: los altos respaldos de las sillas, diseñadas específicamente
para esta estancia, y el lucernario situado inmediatamente sobre la mesa, definen el espacio
propio y cerrado donde se desarrolla la actividad social alrededor de la comida.
En el espacio situado al norte de la vivienda, Frank Lloyd Wright edificó, años después su
propio estudio, con una acceso privado directo desde la casa y una entrada para el público
y los trabajadores que se abría a la fachada norte. Pese a su pequeña escala, adaptada
también a la escala humana, esta entrada es una reinterpretación de la composición
clásica, manteniendo la división en basamento, peristilo y entablamento.
Porche de acceso al estudio
La sala de dibujo es un espacio diáfano de planta cuadrada, con doble altura, un corredor
superior de planta octogonal e iluminación superior, siempre por encima de la imposta que
marca la escala humana. Cuatro elementos de mobiliario, a modo de pilares cortados,
delimitan dos espacios diferenciados, el de trabajo en el exterior y un espacio abierto en el
centro al que se abre la doble altura.
Despacho privado de F. Ll. Wright
Con acceso tanto desde la recepción como desde la sala de dibujo, el despacho privado de
Frank Lloyd Wright se situa en el espacio de conexión entre el estudio y la vivienda, a modo
de bisagra entre lo privado y lo público. Como en la estancia anterior los elementos de
mobiliario dividen el espacio entre el del arquitecto y el de los visitantes. La iluminación es
cenital, a través de un lucernario, y trasera, a través del ventanal que se abre al jardín
delantero de la vivienda.
Biblioteca
Desde el recibidor también se accede la biblioteca, una pequeña pieza de planta octogonal,
con la iluminación, como en el caso de la sala de dibujo, se realiza por encima de la imposta.
Todo el mobiliario de almacenamiento se sitúa adosado al perímetro y en el centro se sitúa
una mesa para consulta.
Como ya os adelanté, este post trata únicamente de algunas de las ideas que me vinieron
a la cabeza cuando la visité. Entre ellas, como habréis podido adivinar, la que considero
más interesante es la importancia de la escala humana en la definición de los
espacios. Parece tener un continuo control sobre las dimensiones y sobre la utilización de
elementos como el mobiliario y la luz para definir cada uno de los espacios…
Para ello no necesitó ninguna normativa que le definiera las alturas o el tamaño mínimo de
los huecos, sino que se trata sólo de sentido común y de pensar los espacios para las
personas. Podríamos pensar que lo tuvo fácil, porque era su casa, su estudio… pero,
¿realmente es tan sencillo? ¿o es verdaderamente un reto proyectar una vivienda, aunque
sea para nosotros mismos? ¿no es este el verdadero valor de la arquitectura?
Datos generales
Proyecto: Casa Estudio arquitecto
Arquitecto: Frank Lloyd Wright
Situación: 951 Chicago Ave. Oak Park, IL 60302
Año: 1889-1898
Fotografías: José Santos Torres
Fuentes:
Frank Loyd Wright Foundation
Frank Lloyd Wright Trust
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La icónica casa fue diseñada por el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright,
comenzó a diseñarla en 1959, año de su muerte, se sitúa en el estado de Arizona
(EEUU). Se subastó el 16 de octubre del 2019, pocos meses después de que ocho de
sus edificios fueran declarados Patrimonio Mundial.
El aprendiz del famoso arquitecto, John Rattenbury, terminó en 1967 el diseño de esta
casa, que por su estructura circular se asemeja en gran medida al Museo Guggenheim de
Nueva York, diseño también de Wright al final de su vida.
«La casa se curva alrededor de la ladera de la montaña y fue construida como en una
serie de círculos que se cruzan, y debido a que fue su último diseño representa el final de
su carrera muy larga e histórica», señala Mortensen.
La icónica vivienda, que desde el aire tiene forma de pájaro, fue hecha para Norman
y Aimee Lykes, por lo que también es conocida como «Norman Lykes Home«, y fue
renovada por última vez en 1994, cuando ya era propiedad de la familia Franks. La casa
tiene 287,9 metros cuadrados, y está asentada en una parcela de 5.265 metros
cuadrados en la ladera de una colina de una reserva natural, en las montañas
cercanas a la ciudad de Phoenix.
La casa originalmente tenía cinco dormitorios, pero algunos de ellos eran tan pequeños
como vestidores, por lo que el arquitecto Rattenbury actualizó el diseño interior en
1994 con la autorización de la Fundación Frank Lloyd Wright, con sede en Taliesin
West, en Scottsdale (Arizona).
Los cinco dormitorios Rattenbury los transformó en tres más grandes, con baño privado
cada uno respectivamente, y agregó una piscina en forma de media luna, que formaba
parte del diseño original de Wright. El mobiliario de la casa también fue diseñado por el
propio arquitecto.
Frank Lloyd Wright creó más de 1.000 edificios en todo el mundo y esta
casa que diseñó para Norman y Aimee Lykes se considera su último
proyecto residencial.
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«Yo conozco el precio del éxito: dedicación, trabajo duro y una devoción constante hacia
las cosas que quieres que ocurran»
«I know the price of success: dedication, hard work and an unremitting devotion to the
things you want to see happen»
Pasión y fuga de Frank lloyd Wright
08/06/2015 ARTÍCULO ESCRITO POR JOSÉ RAMÓN HERNÁNDEZ CORREA 2
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Hoy, ocho de junio, se cumplen ciento cuarenta y ocho años (o tal vez sólo ciento cuarenta
y seis) del nacimiento de Frank Lloyd Wright. Para conmemorar esta fecha copio un
fragmento de mi novela La Hoja Desnuda.
En Oak Park el domingo siete de noviembre del año mil novecientos nueve no fue como los
demás: apacibles, con los matrimonios paseando del brazo camino del Templo Unitario,
tras los niños juguetones, cruzándose con los vecinos y saludándose obsequiosos y
despreocupados. No. Aquel domingo fue como si hubiera amanecido turbiamente antes de
amanecer, como si un rumor sordo se hubiera adelantado a las primeras señales de vida,
a las cafeteras humeantes y a las rebanadas de pan en el horno; como si antes de salir el
primer feligrés camino de la iglesia ya hubiera habido un ejército preparando el ambiente
de conmoción.
Aquel domingo, al primer turbio amanecer, la camioneta del Chicago Tribune llegó a Oak
Park con sus periódicos, como siempre, y allí estaban los repartidores para tomar su carga
y distribuirla, como siempre. Pero ese día era distinto. Ese día, siete de noviembre de mil
novecientos nueve, ante el umbral de piedra de cada puerta, o en el camino de losas, o
sobre el tapiz de césped (según la puntería del repartidor), el periódico, ceñido en su faja
de papel, esperaba la explosión exhibiendo en su portada un gran titular:
Aquel día Frank no volvió a casa. Desde Chicago viajó a Nueva York, donde se reuniría con
Mamah, que habría dejado a sus hijos en Colorado mintiéndole a su hermana. En Nueva
York iban a tomar el barco para Europa.
Catherine echó de menos a Frank por la noche, pero pensó que se habría quedado en la
oficina de Chicago a terminar algo. No podía sospechar que hubiera hablado tan en serio.
No era raro que se quedara a trabajar de noche y se le olvidara avisar.
Por la mañana, Catherine bajó al estudio por si Marion y Walt sabían algo. Allí estaban,
desorientados, hablando con un visitante cuya cara le sonaba, y a quien con esfuerzo
consiguió recordar como el alemán de hacía tanto tiempo. Hermann la saludó cordialmente,
y le dijo con naturalidad que Frank le había pedido que se encargara de todo hasta que él
volviera de Berlín.
Se aferró a una última, improbable, esperanza. Sí; Frank se había ido, pero no con esa
mujer. Se había alejado una temporada para descansar, para organizarse. Claro que sí;
eso tenía que ser. Pero no con esa; pero no con esa; pero no con esa. Corrió a casa de
Edwin Cheney. “No; no está. Ya ha salido a trabajar”, le dijeron. “¿Y su esposa?”, preguntó
con temor. “Está fuera –y le dio un vuelco el corazón–. Pero el señor está hoy aquí, en Oak
Park”. Fue a su oficina, y preguntó por él.
Edwin abrió el telegrama ahí mismo, delante de Catherine, y lo leyó en voz alta:
PERDÓNAME STOP
MAMAH.
Sobre el autor, José Ramón Hernández Correa: Nací en 1960. Arquitecto por la ETSAM,
1985. Doctor Arquitecto por la Universidad Politécnica, 1992. Soy, en el buen sentido
de la palabra, bueno. Ahora estoy algo cansado, pero sigo atento y curioso. Puedes
seguirme en mi cuenta de Twitter, en Google+, o consultar mi blog, Arquitectamos Locos?.
7 formas de celebrar el 150 aniversario de
Frank Lloyd Wright
13/07/2017 ARTÍCULO ESCRITO POR JUAN ORTIZ DELGADO DEJAR UN COMENTARIO
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Dicen las malas lenguas que Wright se añadió años para aumentar en su curriculum sus
años de estudio. Que un semestre en la universidad le parecía poco bagaje, así que mejor
haber nacido en 1867 que en 1869. En todo caso, oficialmente el mes pasado se cumplió
el 150 aniversario de Frank Lloyd Wright. Buena oportunidad para acercarse de nuevo
al quizás mejor arquitecto estadounidense de la historia.
7 formas de celebrar el 150 aniversario de Frank Lloyd Wright
Seguro que en tu biblioteca tienes al menos un libro sobre Wright, buen momento para
revisarlo. Y a mayores, os dejo unas cuantas recomendaciones para celebrar la vida y
obra de tan insigne personaje.
Si te tienta una viaje a Nueva York, ésta puede ser una buena disculpa para decidirse. El
MOMA exhibirá hasta el 1 de octubre la exposición Frank Lloyd Wright at 150:
Unpacking the Archive. Recoge alrededor de 450 piezas realizadas desde la última
década del siglo XIX hasta los años 50 del XX: dibujos, maquetas, fragmentos de edificios,
películas, emisiones de televisión, mobiliario, pinturas, fotografías y mucho más, incluyendo
artículos nunca exhibidos hasta el momento.
Precisamente para celebrar el 150 aniversario de Frank Lloyd Wright, Curbed dedicó
una serie de artículos a la vida y obra del arquitecto. De regalo, un pdf con todas las
ilustraciones realizadas ex profeso para la ocasión.
En ese programa de La morsa era yo nos acompañó José Ramón Hernández Correa. José
Ramón además de arquitecto, escribir en Arquitectamos locos? y de vez en cuando por
aquí, ha pasado muchas horas estudiando a Frank Lloyd Wright. Prueba de ello es su tésis
doctoral y la novela que os recomiendo. La Hoja Desnuda se toma las licencias justas
para ofrecernos una visión global de ese gran artista y trágico ser humano.
Ve la película El Manantial
Siempre he leído que El Manantial se basa en la vida de Franl Lloyd Wright. Cierto es que
incluye alguna referencia clara al arquitecto, pero está muy lejos de tratarse de un biopic.
De todos modos se trata de un ‘must see’ para todos los que nos dedicamos a la
arquitectura. Si no lo has hecho, ¿a qué estás esperando?
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