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Integrantes:
GISELL XIMENA FRANCO BLANCO
JOHN ENRIQUE TAPIA POLO
BRAINER DOMINGUEZ
ADRIANA CHARRIS
Los principios del comercio electrónico se convierten en una guía para que los jueces
tengan una claridad cuando estos se enfrenten a los litigios donde las pretensiones giren en
torno a un contrato celebrado por medios electrónicos, que suelen generar dudas en torno a
su validez probatoria y sustancial.
Este principio pretende que todas aquellas reglas dirigidas a la regulación del comercio
electrónico no supongan una modificación sustancial del Derecho existente de
obligaciones y contratos, tanto nacional como internacional, cuando en transacciones
comerciales se utilice un formato electrónico.
Se incorpora a este principio las normas de comercio electrónico para no excluir los
mensajes de datos por su eficacia y validez ya que su contenido se presenta en formato
digital, plantea que existe una equivalencia funcional entre los actos que se realizan por
medios electrónicos, con los actos jurídicos tradicionales de este modo el valor jurídico de
los mensajes y la firma son similares a los propios documentos escritos y a la firma
manuscrita, a su vez plantea una regla de no discriminación por el solo hecho que se
encuentra contenido en un mensaje de datos.
Este principio se puede simplificar de la siguiente manera: la función jurídica que cumple la
instrumentación escrita y autógrafa respecto de todo acto jurídico, o su expresión oral, la
cumple igualmente la instrumentación electrónica a través de los mensajes de datos, con
independencia de contenido, extensión, alcance y finalidad del acto así instrumentado. Es
considerado como la piedra angular del comercio electrónico mundial ya que establece una
regla sustancial en la medida que atribuye a mensajes de datos y la firma digital son
idénticas al documento escrito con firma ológrafa y una regla probatoria en el sentido que
el juez al valorar probatoriamente el mensaje de datos y la firma digital no podrá restarle
merito por ese solo hecho.
Neutralidad Tecnológica
Se basa a cualquier tecnología que pueda usarse en el futuro con el fin de transmitir el
mensaje de datos o una firma electrónica, por lo tanto, implica no favorecer unas
tecnologías sobre otras con la finalidad de evitar posibles obsolescencias legales. Conlleva
a expedir regulaciones genéricas y no atadas a una tecnología única pero a su vez este
principio queda limitado en un tiempo razonable es decir, es decir no puede exigirse que el
legislador prevea todas las tecnologías del futuro, pero si al menos en un futuro previsible
la legislación no se convierta en un freno de la tecnología, este principio goza de una fuerte
actividad regulatoria, la neutralidad se evidencia en el acceso libre que tiene el usuario en
internet para acceder al contenido existente en la red, como regla general, sin que el
operador del servicio pueda restringir su acceso o disminuya la velocidad de aplicaciones o
sitios web de manera arbitraria o caprichosa.
Este principio significa que las normas de comercio electrónico, puedan abarcar las
tecnologías que propiciaron su reglamentación, así como las que se están desarrollando y
las que están por desarrollarse, teniendo en cuenta una interpretación realista que permita
que se desarrolle de acorde a los hechos y situaciones en concreto en el entendido que la
legislación este de acuerdo con el constante desarrollo de nuevas tecnologías.
Principio de Buena Fe
El principio de buena fe obliga, por tanto, a cumplir los deberes propios de Éste y a asumir
las consecuencias de su infracción, aún en entornos virtuales. En materia de publicidad, por
ejemplo, se mantiene incólume el deber de información, en virtud del cual se sanciona la
publicidad engañosa.
Pero esa libertad de actuar no quiere decir que el Derecho no le imponga límites a la
actuación del sujeto, pues, por la función social del Derecho, éste debe conferir orden a las
relaciones sociales. Así pues, hay que tener presentes las leyes de carácter imperativo que
no pueden ser derogadas por voluntad de las partes y que limitan la autonomía de la
voluntad de éstas. El Derecho, al regular la capacidad para contratar de los sujetos y los
vicios de la voluntad como causa de anulabilidad de los contratos, trata de salvaguardar la
referida libertad.