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Algunos alimentos y las vitaminas, minerales y otros nutrientes que los constituyen pueden
elevar o reducir el riesgo de cáncer. Los investigadores han estado estudiando de qué
manera se relacionan determinados alimentos, nutrientes y patrones de alimentación con el
cáncer.
Fibra alimentaria. La fibra ayuda a dar consistencia a las heces. Mueve los alimentos más
rápidamente a través del sistema digestivo. La fibra ayuda a nutrir una comunidad saludable
de microbios que vive en el tracto digestivo. Esta comunidad se denomina microbioma.
Una microbioma saludable es asociada con un riesgo de cáncer menor.
Proteína. Las siguientes son fuentes principales de proteína animal en la mayoría de las
dietas:
carne de res
pescado
carne de aves
mariscos
productos lácteos
huevos
De los alimentos mencionados, las carnes rojas y procesadas son las que generan mayor
preocupación con respecto al riesgo de cáncer. Las carnes rojas incluyen el cerdo, la res, la
ternera y el cordero. La carne procesada incluye tocino, jamón, embutidos, carne seca,
salchichas, salame y otros productos de charcutería. Toda la carne procesada cualquiera sea
la cantidad y más de 18 onzas de carne fresca por semana están estrechamente asociadas
con el riesgo de cáncer.
Las frutas y verduras probablemente reducen el riesgo de varios tipos de cáncer, incluido:
Estos hallazgos surgen del Proyecto de actualización continua (Continuous Update Project;
en inglés) y el Tercer informe de expertos sobre Dieta, nutrición, actividad física y cáncer:
una perspectiva global (Third Expert Report on Diet, Nutrition, Physical Activity and
Cancer: a Global Perspective; en inglés). Estos informes están financiados por el Instituto
Estadounidense de Investigación del Cáncer (American Institute of Cancer Research,
AICR) y el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer (World Cancer Research Fund,
WCRF).
Los alimentos de origen vegetal que los investigadores estudiaron para la prevención del
cáncer son los siguientes:
Verduras crucíferas. Incluyen brócoli, coliflor, col, coles de Bruselas, col china y col
verde. El consumo frecuente de estos alimentos está asociado con una reducción del riesgo
de cáncer.
Los estudios muestran que las verduras crucíferas brindan protección contra:
Varios estudios de laboratorio sugieren que las verduras crucíferas ayudan a regular las
enzimas que protegen contra el cáncer. Los estudios también muestran que las verduras
crucíferas pueden detener el crecimiento de las células cancerosas de otras maneras. Pero
estos efectos pueden diferir entre células, animales de laboratorio y personas.
Licopeno. Este carotenoide se encuentra en los productos derivados del tomate. Otras
fuentes importantes de licopeno son la toronja rosada, la sandía y el albaricoque.
Los estudios muestran que el licopeno puede brindar protección contra el cáncer de:
Pulmón
Estómago
Próstata
Colon
Boca y garganta (cavidad oral)
Esófago
Pero los investigadores no han demostrado aún un vínculo directo entre el licopeno y la
reducción del riesgo de cáncer en ensayos clínicos controlados.
Soja. La soja contiene fitonutrientes únicos. Los estudios de laboratorio sugieren que estas
sustancias ayudan a brindar protección contra algunos tipos de cáncer. Sin embargo, los
ensayos clínicos están definiendo más claramente el papel de la soja en la prevención del
cáncer.
cáncer de mama
cáncer de colon
cáncer de páncreas
Sin embargo, los estudios clínicos aún no han mostrado una relación entre el consumo de
cantidades adicionales de ácido fólico y la prevención del cáncer.
Cáncer de próstata.
Cáncer de pulmón.
Cáncer colorrectal.
Algunos estudios relacionan el selenio con un riesgo de diabetes más elevado. Por lo tanto,
tenga cuidado al considerar suplementos que contengan selenio.
Vitamina C. Algunos estudios muestran que las dietas con una mayor cantidad de vitamina
C pueden reducir el riesgo de cáncer de estómago, pero los resultados no fueron coherentes.
Se ha mostrado que los suplementos de altas dosis de vitaminas C y E han elevado el riesgo
de recurrencia en cáncer de cabeza y cuello. Una recurrencia es cuando el cáncer regresa
después del tratamiento.
Fibra alimentaria
El estudio de AICR/WCRF que se mencionó anteriormente halló relaciones entre los
alimentos ricos en fibra y un menor riesgo de cáncer. Esta relación es más sólida en el caso
del cáncer colorrectal.
Proteína
La mayoría de los estudios sugieren una relación entre la carne roja y un riesgo más
elevado de cáncer colorrectal. Sin embargo, evitar las carnes procesadas es incluso más
importante. Esto incluye tocino, jamón, embutidos, carne seca, salchichas, salame y otros
productos de charcutería. El estudio de AICR/WCRF halló que estas carnes aumentan el
riesgo de cáncer colorrectal. El estudio también detectó que se pueden consumir hasta 18
onzas (510 gr) de carne roja sin procesar por semana sin aumentar el riesgo de cáncer.
Obesidad
Consumir más calorías de las que necesita el organismo puede provocar un aumento de
peso. Muchas personas consumen demasiados alimentos con azúcar y grasa agregada. Los
siguientes alimentos agregan calorías adicionales que pueden contribuir a la obesidad:
Bebidas endulzadas con azúcar, incluidas las gaseosas y las bebidas con sabor a
frutas. Las bebidas azucaradas pueden ser frías o calientes.
Productos lácteos enteros, como el queso de leche entera.
Carnes con alto contenido de grasa, incluido el pollo frito con piel, el pato, las
hamburguesas, la panceta, el jamón, las salchichas, los perritos calientes y muchos
fiambres.
La obesidad se relaciona con un riesgo más elevado de muchos tipos de cáncer. Consulte
con su equipo de atención médica acerca de si su peso afecta su salud y su riesgo de cáncer.
Recursos relacionados
Alimentos que deben evitarse durante el tratamiento contra el cáncer (en inglés)
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