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Sermón 98

APRENDIENDO EN PRIVADO LO QUE HAY QUE ENSEÑAR EN PUBLICO


«Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído,
proclamadlo desde las azoteas» (Mateo 10:27).

Ser útiles es el gran deseo de nuestras almas si somos discípulos de Jesús.


No debemos correr hasta que estemos preparados. Este versículo describe, y por
implicación promete, la necesaria preparación del corazón.

I. UN PRIVILEGIO INAPRECIABLE.

1. Se nos permite comprender la presencia del Señor con nosotros personalmente.


2. Se nos capacita para sentir las palabras que nos habla. De un modo inmediato: «Lo
que os digo.» Esto significa un contacto personal. Persuasivamente: «al oído».
3. Tenemos el privilegio de recibir tales comunicaciones una y otra vez.
Necesitamos por mil razones esta intuición privada, esta relación personal con nuestro
comandante Jefe.

II. UN PROCESO PREPARATORIO.


Vemos la razón de este contacto personal con el Señor.

1. La verdad de su persona es viva y activa, pues El es el camino, la verdad y la vida. La


verdad no es una teoría o un fantasma en la persona de Cristo. Es verdad sustancial,
hablada por El.
2. La verdad en toda su pureza se encuentra en El; en sus enseñanzas escritas y en lo que
El habla al corazón. La verdad de los hombres está mezclada con error y adulterada;
pero la de Jesús es sin mezcla alguna.
3. La verdad en su poder. Viene de un modo súbito, persuasivo, convincente,
omnipotente, ya que viene de El. Da vida y sustenta.
4. La verdad en toda su certeza. «De cierto, de cierto» es Su lema.

III. LA CONSECUENTE PROCLAMACIÓN.


Busca la publicidad. Se nos ordena predicar «sobre los terrados». ¿Qué es el mensaje que
hemos escuchado con nuestros oídos? Damos nuestro voluntario testimonio a las siguientes
verdades. Que:

1. Hay paz por la sangre de Jesús.


2. Hay poder santificador en su Espíritu Santo.
3. Hay reposo por fe en nuestro Señor y Dios.
4. Hay seguridad en conformidad con nuestro gran Ejemplo.

Se dijo de cierto predicador: «Predica como si Jesucristo estuviera a su lado. ¿No veis
como de vez en cuando se vuelve, como si estuviera preguntando: "Señor Jesús, ¿qué quieres
que diga ahora?".»
Tomo mis labios y llénalos, Señor, De los puros mensajes de tu amor.
F. R. HAVERGAL
Los poseedores de la verdad divina están ansiosos para esparcirla, pues como dice
Carlyle: «Si es cierto que el oro, recién adquirido en abundancia, quema los bolsillos hasta
que es puesto en circulación, mucho más la verdad recién hallada.»
A menudo, en el sur de Francia, yo necesitaba fuego, pero lo encontraba de poca utilidad
cuando me lo encendían, pues los habitantes de aquella región campestre edifican sus hogares
tan mal que todo el calor se va por la chimenea. Por grande que sea el tizón, el hogar parece
que no se calienta sino a sí mismo.
Así, muchos preceptores de nuestra santa fe parecen tener grandes buenos pensamientos,
pero son únicamente para ellos; el calor sólo va por su propia chimenea. Lo que han visto en
la oscuridad lo mantienen en la oscuridad, y lo que les es hablado en sus oídos nunca va al
oído de otro. — C. H. S.

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