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TRABAJO PRÁCTICO N° 5

Régimen jurídico de la Antártida

Carrera: Abogacía
Materia: Derecho Internacional Pú blico
Añ o: 2020
Antártida

La Antártida es un continente ubicado en el polo Sur. Cuando se habla de “Antártida” se


hace referencia a todas las tierras emergidas al sur del paralelo 60°S, mientras que “Antártico” es un
concepto que incluye no sólo a las tierras emergidas, sino también a las regiones marítimas, cuyo
límite externo se encuentra en la “Convergencia Antártica”, que es la línea circumpolar de encuentro
entre las aguas polares, de menor temperatura y mayor densidad, y las aguas menos densas y más
templadas que provienen de los Océanos Índico, Pacífico y Atlántico. Ésta no es un límite fijo, sino
que varía según la estación y la longitud considerada, y suele situarse en torno al paralelo 58°S.

Con 14.000.000 km², la Antártida es el cuarto continente más grande después


de Asia, América y África. El 98 % de su superficie está cubierta de hielo y es el continente más frío,
más seco, más ventoso y con mayor altura media (más de 2000 m por sobre el nivel del mar) del
planeta. Está separada de América del Sur por el pasaje Drake o mar de Hoces, de casi 1000 km,
mientras que la distancia a África y a Australia es de 3800 y 2500 km, respectivamente. Es un
continente rodeado por océanos, a diferencia del Ártico, que es, en esencia, un océano rodeado por
continentes.

En general, su forma es circular con un largo brazo -la península antártica- que se
prolonga hacia América del Sur, con dos grandes escotaduras, los mares de Ross y Weddell, y sus
plataformas de hielo. Se encuentra cubierta por una capa de hielo permanente que alcanza un
promedio de 2.000 metros de espesor y se divide en dos zonas geológicas importantes: antártica
oriental y antártica occidental. La más grande es la Antártida oriental, que se extiende por el
hemisferio este, en su mayor parte, siendo un escudo precámbrico cubierto por miles de metros de
hielo. La Antártida occidental se encuentra casi en su totalidad dentro del hemisferio oeste, y está
formada por un conjunto ortográfico alpino. La zona cubierta de hielo alcanza en esta parte el mayor
espesor, habiéndose calculado la existencia de más de 4.000 metros de hielo de profundidad.

Debido a la inclinación del eje terrestre respecto del plano de órbita del planeta, la
radiación solar recibida en los polos por unidad de superficie es menor que en bajas latitudes. Sumado
a ello, el efecto albedo -porcentaje de radiación solar que una región refleja respecto a la radiación
que incide sobre ella- es otro de los responsables de las mínimas temperaturas antárticas ya que la
gran cantidad de hielo y nieve que cubre este continente refleja entre el 80 y el 90% de la energía que
recibe del Sol, energía que, como se mencionó anteriormente, ya es inferior a la recibida en otras

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latitudes. Asimismo, se suma un tercer factor como responsable de las bajas temperaturas de la
Antártida que es el geográfico. Más del 50% de su superficie se encuentra por encima de los 2000 m
sobre el nivel del mar y cerca de un 25%, a más de 3000 m de altura. Si tomamos como referencia
que la temperatura desciende un grado por cada 100 m sobre el nivel del mar, obtenemos que más de
un 50% del continente posee marcas de 20°C por debajo de sus equivalentes a nivel del mar, como es
el caso del Ártico.

En cuanto a los vientos, se destacan los denominados catabáticos, producidos por el


desplazamiento del aire más frío de la zona polar, a causa de su mayor densidad, hacia los márgenes
del continente.

Respecto de las precipitaciones, pueden identificarse en la Antártida tres zonas bien


diferenciadas:

a) la Meseta Polar, con precipitaciones muy escasas y un promedio anual menor a los 100
mm, marca comparable a las registradas en el desierto del Sahara,

b) las costas de la Antártida Oriental, donde las precipitaciones orográficas llevan estas
marcas a valores que oscilan entre los 200 y los 600 mm,

c) la Península Antártica y las islas Shetland del Sur, sector en donde se registran
precipitaciones que alcanzan los 1000 mm, dando como resultado regímenes subhúmedos a húmedos.

Cabe señalar que todas las precipitaciones en la Antártida ocurren en forma de nieve, con
excepción de las lluvias estivales que se producen en algunos sectores del norte de la Península
Antártica, como las islas Shetland del Sur.

Antecedentes históricos

El continente antártico fue descubierto a principios del siglo XVIII. El capitán de navío
británico James Cook fue el primer explorador en cruzar el círculo polar antártico a partir de 1770
pero, aunque circunnavegó la Antártida, no avistó el continente. Luego de ello, en el año 1776, la
corona española consideró como propias las regiones polares antárticas e incorporó las mismas al
Virreinato del Río de la Plata por Real Cédula. A partir de allí, diversas exploraciones llegaron a la
región, pero no desembarcaban. Sus fines eran la caza de ballenas y focas. El primer desembarco

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conocido data del 7 de febrero de 1821, efectuado por un cazador de focas norteamericano, el capitán
John Davis. Por su parte, en el año 1823, el ballenero británico James Wedell descubrió el mar que
lleva su nombre, penetrando hasta el punto más meridional que ningún otro barco alcanzara.

En el año 1829, el gobierno de Buenos Aires emitió un decreto que marcó un hito


histórico y jurídico ya que creó la “Comandancia Política Militar de las Islas Malvinas” y se dictó la
primer norma legal conocida que obligó a la protección y conservación de la fauna en las islas
adyacentes al Cabo de Hornos, es decir, las islas antárticas.

En 1840 se le concedió a la Antártida el rango de continente, en virtud de tres


expediciones que se realizaron en forma separada -una francesa, una británica y una estadounidense-
que navegaron un tramo de la costa dándose cuenta que la tierra cubierta de hielo avistada era
realmente una masa continental.

Desde principios del Siglo XX se han producido reclamos por la soberanía territorial del
continente antártico, debido al creciente interés generado, tanto en un plano económico, como
científico, estratégico y político. Se destacan los reclamos de Reino Unido en el año 1908 y 1917, a
fin de asegurar el control de la caza de ballenas en el océano sur; el de Nueva Zelanda en el año 1923,
con base en el reclamo británico; el de Francia, que en el año 1924 se anexionó el Territorio de
Adelie, aunque en 1938 llegó a un acuerdo con Australia a fin de delimitar sus reclamaciones;
Australia, en 1933, que también tiene base en el reclamo británico; Noruega, en 1939, que anexó
en 1927 la isla subantártica de Bouvet, la isla Pedro I en 1929 y la zona de la costa entre los sectores
británico y australiano en 1939 y Chile, en 1940, que reclama el sector comprendido entre los 53º y
90º longitud oeste.

Particularmente, en el caso de Argentina, se formalizó el reclamo por la soberanía de la


Antártida Argentina en 1942, aunque ya había reclamado sin delimitar zona por medio de nota a
la Unión Postal Universal en 1927. Asimismo, no debe perderse de vista que la presencia permanente
de nuestro país en la Antártida se concretó a principios del siglo XX, con el observatorio
meteorológico y magnético de la isla Laurie, perteneciente al grupo de las Orcadas del Sur.
Concretamente, el 2 de enero del año 1904, nuestro país adquirió la estación meteorológica instalada
por el escocés William Speirs en la isla Laurie, en la que había quedado una dotación de seis hombres
realizando observaciones científicas. Allí se instaló un observatorio meteorológico, donde funcionaba
también una oficina de correos. El día 22 de febrero de 1904 se izó por primera vez -de modo oficial-

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la bandera argentina en el sector Antártico Argentino. Dicho observatorio se convirtió en la Base
Orcadas, el establecimiento humano permanente más antiguo existente en todo el territorio antártico.

La fundamentación de los reclamos territoriales mencionados se dio en el marco de


diversos títulos jurídicos, por ejemplo el descubrimiento y la exploración en los casos de Australia,
Francia, Gran Bretaña, Noruega y Nueva Zelanda; la continuidad argumentada por Argentina y Chile;
la ocupación, también en los casos de Argentina, Chile, Gran Bretaña y Nueva Zelanda; la teoría del
cuadrante, en que se divide a la Antártida por meridianos en cuatro cuadrantes: el sudamericano,
el Pacífico, el australiano y el africano, o la del sector, un triángulo esférico cuya cúspide está
constituida por el Polo. Argentina y Chile invocan, además, un ius possidetis en su condición de
estados sucesores de España, ya que en virtud de las bulas papales Inter Caetera de 1493 y el Tratado
de Tordesillas de 1494, le fueron atribuidas las nuevas tierras descubiertas en el Nuevo Mundo.

Vale señalar que los países reclamantes se reconocen mutuamente soberanía, con
excepción de aquellos casos en que tal soberanía se superpone (Argentina, Chile y Gran Bretaña, por
ejemplo). Incluso algunos países han extendido sus reclamos a espacios marítimos, como Chile,
aunque los demás estados desconocen estas reivindicaciones ya que consideran que no se dan los
requisitos exigidos para la adquisición de territorios -la ocupación-, en virtud de ser considerada terra
nullius.

Por último, existe un grupo de países que no sólo desconocen los reclamos de soberanía
sino que propugnan, atendiendo al valor de la región, el sometimiento del sector a un control
internacional considerando que no es territorio susceptible de ser adquirido por los estados y que debe
pertenecer a toda la humanidad.

Tratado Antártico

En 1952 el Consejo Internacional de Uniones Científicas propuso la realización de lo que


se conoció como el Año Geofísico Internacional, el cual se llevó a cabo en el período comprendido
entre julio de 1957 y diciembre de 1958.

Durante el Año Geofísico Internacional se realizaron investigaciones sobre la corteza e


interior del planeta, hidrosfera y atmósfera, y se obtuvieron 4 grandes logros:

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 Lanzamiento de satélites artificiales (lo que permitió, entre otros hallazgos, el
descubrimiento de los cinturones de radiación de Van Allen),

 Sondeo del suelo oceánico,

 Actualización de los conocimientos sobre vida marina y terrestre, flujo de


glaciares, sismografía, geología, hidrología, geomagnetismo, luminiscencia
atmosférica, etc.

 Exploraciones científicas en la Antártida.

En el marco de este clima de cooperación internacional, los Estados Unidos invitaron a


los estados interesados en la Antártida a celebrar acuerdos para realizar una conferencia internacional
que pudiera terminar en la adopción de un instrumento convencional, lográndose este objetivo con la
firma del Tratado Antártico el 1º de diciembre de 1959, en la ciudad de Washington.

Los estados firmantes fueron: Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Francia, Japón, Nueva
Zelanda, Noruega, Unión Sudafricana, Unión soviética, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte y Estados Unidos. Una vez firmado, el instrumento quedó abierto a la ratificación de los
signatarios, ya que se había establecido que sólo una vez depositados los instrumentos de ratificación
de todos los estados firmantes entraría en vigor, por lo que recién el 23 de junio de 1961 entró en
vigencia y desde entonces otros estados se han adherido al mismo.

Este instrumento cuenta con dos principios rectores. Por un lado, la cooperación
científica con libertad de investigación, establecido en los artículos II y III y que se ve facilitada por
no importar título de soberanía a futuro. Por otra parte, la utilización de la Antártida con fines
exclusivamente pacíficos, establecido en el preámbulo y el artículo I. Esto implica la
desmilitarización de la región, pues no se permite el asentamiento de bases ni la realización de
maniobras o ensayos de armas militares. Sin perjuicio de ello, sí está permitida la existencia de
personal o de equipos militares destinados a las actividades pacíficas, ya que las particularidades del
continente, como por ejemplo la rigurosidad del clima, exigen la movilización de recursos, tecnología
e infraestructura que en general poseen las fuerzas armadas. También debe resaltarse el artículo V,
que prohíbe toda explosión nuclear y la eliminación de desechos radioactivos, constituyendo el
primer acuerdo internacional sobre desnuclearización en la zona.

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Ahora bien, su adopción y entrada en vigor fueron posibles gracias a otro principio: el
congelamiento de las controversias sobre soberanía territorial, que se halla establecido en el artículo
IV. El mismo dispone el congelamiento de las pretensiones territoriales durante la vigencia del
Tratado, negando la posibilidad de generar, a través de las actividades llevadas a cabo en el
continente, títulos a futuro o reforzar los existentes, pero dejando a salvo eventuales derechos que
pudieren surgir para las partes provenientes de sus reclamos anteriores, ya que no implica renuncia o
menoscabo a los fundamentos de éstos.

Por otra parte, para aquellos estados que no reconocen ni desconocen las reivindicaciones
territoriales y se reservan el derecho de pronunciarse en un futuro, como es el caso de los Estados
Unidos, el ser parte del Tratado no perjudicará esta posición.

Con respecto a los espacios marinos, el artículo VI establece que no se afectarán los
derechos o el ejercicio de los derechos de los estados acorde al derecho internacional relativo al alta
mar; por otro lado, los estados reclamantes sostienen que esto no impide la existencia de espacios
marinos bajo su jurisdicción nacional. Las convenciones de Camberra y de Wellington han ofrecido
una solución al establecer que no se afectará el ejercicio de la jurisdicción del Estado ribereño en las
zonas que resultan de aplicación, siendo que las mismas sobrepasan los límites de la zona cubierta por
el Tratado Antártico.

Otro principio importante del Tratado es el de libertad de inspección, que se encuentra


establecido en el artículo VII y que establece que los estados partes que tengan estatuto consultivo
pueden designar observadores, los cuales tendrán libertad de acceso a cada región y estaciones
antárticas con el fin de promover los objetivos del mismo y asegurar la aplicación de sus
disposiciones.

En lo que respecta al ámbito de validez del Tratado, podemos señalar que se circunscribe
a la región situada al sur del paralelo 60º latitud Sur, incluidas las barreras de hielo, pero sin afectar
derechos o ejercicio de derechos en lo relativo a la alta mar en la región, ello, conforme las normas de
derecho internacional.

Su período de vigencia es indefinido, ya que no establece un plazo de terminación,


aunque cualquiera de las partes consultivas puede solicitar la reunión de una Conferencia para su
revisión, tal como lo establece el artículo XII, apartado 2 a), que dispuso como primer plazo 30 años

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contados desde su entrada en vigor y que expiró el 21 de junio de 1991 sin que ningún estado lo
solicitase. En el artículo XII también se articula la forma en que los estados partes podrán realizar
modificaciones o enmiendas al Tratado, disponiendo que se requerirá la unanimidad de
consentimiento de las partes contratantes (estados que originalmente contrataron) y la aprobación de
la mayoría de las partes consultivas (estados contratantes y adherentes con estatuto consultivo).

Una vez ratificado por todos los estados contratantes, el instrumento quedó abierto a la
adhesión de otros estados, para los cuales entrará en vigencia una vez que realicen depósito del
instrumento de adhesión. Se produce así la distinción de dos clases de miembros con diferentes
derechos:

 Partes Consultivas: estados que originariamente firmaron y ratificaron el Tratado,


con independencia de la realización o no de actividades en la región, y aquellos
estados adherentes a los que los estados firmantes reconocen el estatus
consultivo, en virtud de haber mostrado efectivo interés en la región realizando
tareas científicas o estableciendo una estación a tal efecto en el continente,
adquiriendo el derecho a participar y ser parte de las Reuniones Consultivas;

 Partes Adherentes: estados adherentes que no han demostrado un particular


interés por la zona y carecen del derecho a concurrir a las Reuniones Consultivas
ni ser parte en las mismas.

En materia de jurisdicción, no existe un criterio uniforme, dado que algunos estados


siguen el de territorialidad y otros el de la nacionalidad. De ese modo, se acordó que los
observadores, el personal científico y el personal afectado por éstos, estarán sometidos a la
jurisdicción del estado parte del cual sean nacionales (artículo VIII). En tal sentido, se han adoptado
mecanismos de solución de controversias obligatorios y pacíficos, como expresamente dispone el
artículo XI, de modo que cualquier diferencia respecto al ejercicio de la jurisdicción así como de la
interpretación o aplicación del Tratado deberán ser resueltas por las partes a través de cualquier medio
pacífico a su elección mediante la consulta entre éstas o su tratamiento en las Reuniones Consultivas,
y en caso de no lograrse un acuerdo por estos medios podrá ser referida a la Corte Internacional de
Justicia, siempre y cuando medie consentimiento de las partes en controversia.

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Como se mencionó anteriormente, en el Tratado se prevé la realización de Reuniones
Consultivas, no se ha establecido un órgano permanente a dichos fines. Entre éstas y las reuniones
preparatorias y de expertos, se ha conformado un verdadero sistema de normas jurídicas, a través de
las medidas que en ellas se adopten. Se destaca una vez más que sólo las Partes Consultivas pueden
asistir y votar. Entre los temas y medidas adoptadas, aparte del intercambio de información anual y la
consulta sobre temas de interés común, podemos encontrar los relacionados a la promoción de los
principios y objetivos de los tratados, el uso de la Antártica para fines pacíficos, la investigación y
cooperación científica, ejercicio del derecho de inspección, ejercicio de la jurisdicción, protección y
conservación de recursos vivos, impacto del hombre en el medioambiente antártico, designación de
zonas especialmente protegidas, seguridad de vuelo, servicio de información meteorológica marina y
sobre hielo marino para la navegación, las telecomunicaciones y el turismo. Las recomendaciones son
adoptadas por unanimidad de las partes asistentes y tienen efecto una vez aprobadas por todas las
partes consultivas, siendo su valor jurídico el de verdaderos acuerdos internacionales. Las demás
partes son libres de aceptarlas.

En cuanto a los estados que no son parte del Tratado, se ha establecido un régimen
jurídico objetivo oponible a éstos. Esta oponibilidad puede surgir tanto de considerar la existencia de
aquiescencia y una opinio juris generalizada conformándose una costumbre internacional; en virtud a
la interacción de las dos fuentes -tratado y costumbre-; o que al regular sobre un territorio, cuyo
objetivo es preservar la paz e investigación científica en el mismo, y atendiendo a que son partes
aquellos estados que reivindican derechos territoriales sobre el mismo, se impondría a la comunidad
internacional generando obligaciones erga omnes.

Secretaría del Tratado Antártico

En sus primeros treinta años de existencia, hasta 1991, el Tratado Antártico funcionó en
base a una secretaría no permanente que rotaba en forma paralela a la organización de las Reuniones
Consultivas (RCTA). Durante la XXIV RCTA, la cual tuvo lugar en San Petersburgo en el año 2001,
y tras casi 10 años de arduas negociaciones, se obtuvo finalmente un Acuerdo de Sede para la
instalación de la Secretaría Permanente del Tratado Antártico en la ciudad de Buenos Aires, la cual
fue inaugurada el 7 de septiembre de 2004. La Secretaría es una entidad administrativa, cuyo
Secretario Ejecutivo es un funcionario internacional elegido por la Reunión Consultiva del Tratado
Antártico.

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Sistema Antártico

Se entiende como sistema antártico al conjunto de tratados y convenciones adoptadas por


los estados con el fin de regular sus relaciones y establecer medios para la protección y conservación
de los recursos del continente antártico.

Estos instrumentos internacionales son el Tratado Antártico, la Convención para la


Conservación de las Focas Antárticas, la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos
Marinos Antárticos y el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente con sus
cuatro anexos: Evaluación del impacto sobre el Medio Ambiente, Conservación de la Fauna y Flora
Antárticas, Eliminación y Tratamiento de Residuos y Prevención de la Contaminación Marina.

Convención sobre la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos

Durante la Reunión Consultiva celebrada en Londres en 1977 se hizo un llamamiento a


las Partes del Tratado Antártico para que contribuyeran a la investigación científica sobre los recursos
vivos marinos antárticos, se atuvieran a directrices provisorias relativas a su conservación y
celebraran una Reunión Consultiva Antártica Especial con el fin de instaurar un régimen de
conservación definitivo para dichos recursos.

Ello llevó a la Conferencia sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos


Antárticos que comenzó en 1978 y concluyó con la firma de la Convención sobre la Conservación de
los Recursos Vivos Marinos Antárticos (Convención de la CRVMA) en Canberra el 20 de mayo de
1980.

La Convención de la CRVMA entró en vigencia el 7 de abril de 1982 y representó la


respuesta multilateral de las Partes Consultivas del Tratado Antártico para hacer frente a las posibles
amenazas a los ecosistemas marinos antárticos resultantes del creciente interés comercial en los
recursos pesqueros de la Antártida, entre ellos el kril.

Como se mencionó anteriormente, el objetivo de la Convención es la conservación de los


recursos marinos antárticos y se desprende del artículo II, inciso 2, que cuando se habla de
conservación se incluye la utilización racional de dichos recursos.

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Ningún acto o actividad que tenga lugar mientras la Convención esté en vigor constituirá
fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en la zona del
Tratado Antártico, ni para crear derechos de soberanía, ni se interpretará como una renuncia o
menoscabo, por cualquier Parte Contratante, ni como perjudicial a ningún derecho o reclamación o
fundamento de reclamación para el ejercicio de la jurisdicción de Estado ribereño conforme al
derecho internacional.

Las decisiones de la Comisión sobre cuestiones de fondo se tomarán por consenso, las
que no sean consideradas de fondo, se adoptarán por simple mayoría de los miembros de la Comisión
presentes y votantes.

 La sede de la Comisión está establecida en Hobart, Tasmania, Australia, y se reúne


regularmente una vez al año. Sin perjuicio de ello, puede realizar otras reuniones a solicitud de un
tercio de sus miembros o de otra manera prevista en su articulado.

Por otra parte, los miembros de la comisión deberán establecer un Comité Científico para
la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos que será un organismo consultivo de la
Comisión y que normalmente se reunirá en la sede de la Comisión. Este Comité Científico servirá de
foro de consulta y cooperación respecto de la compilación, estudio e intercambio de información de
los recursos vivos marinos a los que se aplica la Convención, como también fomentará la cooperación
en la esfera de la investigación científica con el fin de ampliar el conocimiento de los recursos vivos
marinos del ecosistema marino antártico, entre otras funciones descriptas en el inciso 2 del artículo
XV.

Ahora bien, con el fin de promover el objetivo de la Convención y asegurar el


cumplimiento de sus disposiciones, las Partes Contratantes establecerán un sistema de observación e
inspección, teniendo en cuenta las prácticas internacionales existentes. Dicho sistema incluirá
procedimientos para el abordaje e inspección por observadores e inspectores designados por los
miembros de la Comisión, como también procedimientos para el enjuiciamiento y sanciones por el
Estado del pabellón sobre la base de la evidencia resultante de tales abordajes e inspecciones.

Por último, en caso de controversia entre dos o más de las Partes Contratantes respecto de
la interpretación o aplicación de la Convención, esas Partes Contratantes consultarán mutuamente con
el fin de resolver dicha controversia mediante negociación, investigación, mediación, conciliación,

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arbitraje, resolución judicial u otros medios pacíficos de su propia elección. En caso de que el
conflicto no se resuelva por tales medios, se someterá para su decisión a la Corte Internacional de
Justicia o arbitraje, con el consentimiento en cada caso de todas las Partes en la controversia; sin
embargo, el no llegar a un acuerdo sobre el sometimiento a la Corte Internacional o a arbitraje no
eximirá a las Partes en la controversia de la responsabilidad de seguir procurando resolverla por
cualquiera de los diversos medios pacíficos referidos.

Protocolo al Tratado Antártico sobre la Protección del Medio Ambiente

El Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, también


conocido como Protocolo Ambiental del Tratado Antártico o Protocolo de Madrid, es un protocolo
complementario del Tratado Antártico, por lo que forma parte del Sistema Antártico. Este
instrumento procura una amplia protección del medio ambiente de la Antártida y de los ecosistemas
dependientes o asociados.

El protocolo fue concluido en Madrid y abierto a la firma de los países miembros del
Tratado Antártico el 4 de octubre de 1991. La condición para su entrada en vigor fue que lo
ratificaran todos los miembros consultivos del Tratado Antártico. Entró en vigencia el 14 de enero de
1998 para 28 países que lo habían ratificado. Posteriormente lo ratificaron 9 países más, hasta el 7 de
abril de 2015. El acuerdo será abierto para su revisión en el año 2048. La República Argentina lo
aprobó el 19 de mayo de 1993 por medio de la Ley nº 24.216.

El instrumento cuenta con seis Anexos. Los primeros cuatro de ellos establecen las
disposiciones relacionadas con la “Evaluación del impacto sobre el medio ambiente”, “Conservación
de la fauna y flora antárticas”, “Eliminación y tratamiento de residuos” y “Prevención de la
contaminación marina”; y fueron adoptados en el año 1991 junto con el protocolo, entrando en
vigencia en el año 1998. El Anexo V regula lo relativo a la Protección y Gestión de Áreas y fue
adoptado en forma separada en el año 1991, entrando en vigencia en el año 2002. Por último, el
Anexo VI trata la Responsabilidad emanada de emergencias ambientales, fue adoptado en el año 2005
y entrará en vigencia una vez aprobado por la totalidad de las Partes Consultivas.

Como objetivo del mismo, podemos señalar la protección global del medio ambiente
antártico y los ecosistemas dependientes y asociados, así como del valor intrínseco de la Antártida.
Un punto a destacar es la designación de ésta como reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia.

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A dichos fines, todas las actividades a realizarse en el área del Tratado Antártico deberán
ser planificadas y llevadas a cabo de tal manera que se limite el impacto perjudicial sobre el medio
ambiente antártico y los ecosistemas dependientes y asociados y de forma que se eviten efectos
perjudiciales sobre las características climáticas y meteorológicas, en la calidad del agua y del aire, en
el medio ambiente atmosférico, terrestre (incluyendo el acuático), glacial y marino, en la distribución,
cantidad o capacidad de reproducción de las especies o poblaciones de especies de la fauna y la flora,
peligros adicionales para las especies en peligro de extinción o amenazadas y la degradación o el
riesgo sustancial de degradación de áreas de importancia biológica, científica, histórica, estética o de
vida silvestre.

Deberá llevarse a cabo una observación regular y eficaz que permita la evaluación del
impacto de las actividades en curso, incluyendo la verificación de los impactos previstos, y serán
modificadas, suspendidas o canceladas si provocan o amenazan con provocar repercusiones en el
medio ambiente antártico o en sus ecosistemas dependientes o asociados que sean incompatibles con
los principios mencionados. Asimismo, se establece que cualquier actividad relacionada con los
recursos minerales, salvo la investigación científica, está prohibida.

El Protocolo complementa el Tratado Antártico, no lo modifica ni enmienda, y nada


obrante en el mismo afectará a los derechos y obligaciones de las Partes derivados de los otros
instrumentos internacionales en vigor dentro del sistema del Tratado Antártico.

En su artículo 11, establece la creación de un Comité para la Protección del Medio


Ambiente. Cada Parte tiene derecho a participar como miembro de dicho Comité y de nombrar un
representante, que podrá estar acompañado por expertos y asesores.

Las funciones del Comité consistirán en proporcionar asesoramiento y formular


recomendaciones a las Partes en relación con la aplicación del Protocolo, incluyendo el
funcionamiento de sus Anexos, para que sean consideradas en las Reuniones Consultivas del Tratado
Antártico, y en realizar las demás funciones que le puedan ser asignadas. Presentará un informe de
cada una de sus sesiones a las Reuniones Consultivas del Tratado Antártico, el cual abarcará todas
aquellas materias consideradas durante la sesión y reflejará las opiniones expresadas. Dicho informe
será enviado a las Partes y a los observadores presentes en la sesión, y quedará posteriormente a
disposición del público.

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De conformidad con los objetivos del Protocolo, las Partes se comprometen a elaborar
normas y procedimientos relacionados con la responsabilidad derivada de daños provocados por
actividades que se desarrollen en el área del Tratado Antártico e informarán anualmente de las
medidas adoptadas para dar cumplimiento a sus disposiciones.

Al igual que en los instrumentos vistos anteriormente, queda establecido en el Protocolo


que, en caso de controversia entre las Partes, éstas deberán consultarse entre sí con la mayor brevedad
posible a fin de resolver la controversia mediante negociación, investigación, mediación, conciliación,
arbitraje, arreglo judicial u otros medios pacíficos que las partes en la controversia acuerden. De otro
modo, deberán someter la cuestión a la Corte Internacional de Justicia o al Tribunal Arbitral.

Instituto Antártico Argentino

El Instituto Antártico Argentino (IAA) es el organismo gubernamental que centraliza la


planificación, coordinación y control de las actividades científicas que la República Argentina lleva a
cabo en la Antártida. Se halla bajo dependencia de la Dirección Nacional del Antártico, que a su vez
depende del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina, teniendo también
la función de asesorar a ese ministerio en temas científicos antárticos y la de ejercer la representación
ante el Comité Científico para la Investigación en la Antártida.

El IAA fue creado mediante decreto n° 7338 en fecha 17 de abril del año 1951, bajo la
dependencia del Ministerio de Asuntos Técnicos, con fundamento en la necesidad de la existencia de
un organismo especializado que en forma permanente, oriente, controle, dirija y ejecute las
investigaciones y estudios de carácter técnico-científicos vinculados a las actividades antárticas
argentinas, en coordinación con la Comisión Nacional del Antártico, que dependía del Ministerio de
Relaciones Exteriores. De ese modo, nació el primer Instituto Antártico del Mundo, siendo la primera
entidad que reunió todas las disciplinas científicas y técnicas en un mismo ámbito, fortaleciendo su
carácter interdisciplinario.

A partir del 1 de enero de 1970, el IAA quedó bajo la dependencia de la Dirección


Nacional del Antártico, creada mediante Ley nº 18.513 del año 1969. El IAA pasó a ser su organismo
científico con tres departamentos: Científico, Técnico y de Intercambio Científico.

Entre sus objetivos, se destacan la coordinación de la actividad científica que se


desarrolla en las distintas bases antárticas argentinas, el desarrollo de proyectos de investigación

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relacionados con las ciencias de la atmósfera, biológicas, de la tierra, del mar, sociales y
humanidades, gestión y química ambiental, capacitando para ello a especialistas que puedan
desempeñarse en esas áreas.

Dirección Nacional del Antártico

La Dirección Nacional del Antártico (DNA) es un organismo dependiente del Ministerio


de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina, creado el 31 de diciembre de 1969 bajo
la ley n° 18.513. Se encarga de la programación, planeamiento, coordinación, dirección, control y
difusión de la actividad antártica argentina, con el fin de lograr el cumplimiento de los objetivos,
políticas y prioridades de la Política Nacional Antártica, contribuyendo a la permanente actualización
de la misma para afianzar la eficacia de la actividad antártica argentina.

En virtud de ello, la DNA reúne, analiza y coordina los requerimientos del Instituto


Antártico Argentino, como también de otros organismos que participan en la actividad antártica para
el desarrollo de la investigación científica y técnica en la Antártida, su divulgación tanto en el marco
interno como en el internacional, y el desarrollo de la gestión ambiental, de apoyo logístico y de
servicios. Asimismo, elabora el Plan Anual Antártico que contiene todas las actividades que el
Programa Antártico Argentino planea llevar a cabo anualmente en el Sector Antártico Argentino y
que es adoptado cada año por el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto.

Por otra parte, la DNA gestiona los recursos del Estado destinados a la actividad
antártica, exceptuando los medios logísticos que aporta el Ministerio de Defensa, elabora los
requerimientos de contratación de bienes y servicios para la actividad antártica, evalúa e informa
sobre los resultados de las campañas antárticas, como así también de los estudios estratégicos de la
actividad política, científica y logística de las actividades que allí se desarrollen. También promueve,
sostiene, regula, controla y fiscaliza la aplicación de las normas de protección ambiental emanadas
del Protocolo Ambiental del Tratado Antártico.

Campañas antárticas

La República Argentina lleva adelante cada año, en forma ininterrumpida desde 1947,


la Campaña Antártica de Verano, durante la cual se releva al personal que invernó en la  Antártida, se
provee de abastecimientos a las bases y se realizan tareas de investigación y observación. Desde el
año 1904, cada verano un barco realizaba el relevo de las instalaciones en las islas Orcadas del Sur.

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A modo de antecedente, podemos mencionar que a principios del año 1903 la Expedición
Antártica Nacional Escocesa, encabezada por William Speirs Bruce, llegó a las islas Orcadas del
Sur a bordo del Scotia, que quedó atrapado en el hielo en la isla Laurie. Allí, la tripulación construyó
un refugio denominado Omond House y pasaron el invierno. Una vez libre de hielo, se dirigieron a
Buenos Aires en donde vendieron al gobierno argentino las instalaciones construidas en Laurie y el
presidente Julio Argentino Roca, mediante decreto de fecha 2 de enero de 1904, aceptó la venta.
El Scotia regresó a Laurie con la comisión argentina que recibió las instalaciones el 22 de febrero de
1904, quedando éstas a cargo de la Oficina Meteorológica Nacional del Ministerio de Agricultura.

El 16 de noviembre de 1904 comenzó la construcción de la factoría ballenera de


la Compañía Argentina de Pesca en Grytviken, en las islas Georgias del Sur, a cargo del ballenero
noruego Carl Anton Larsen. El buque transporte argentino ARA Guardia Nacional llegó a bahía
Cumberland (desde entonces llamada Guardia Nacional) el 1 de febrero de 1905, descargando
pertrechos y 1000 toneladas de carbón, prestando apoyo a la construcción de la factoría y zarpando de
regreso el 30 de junio, luego de realizar diversas tareas en las islas.

El 10 de diciembre de 1904, la corbeta ARA Uruguay arribó al observatorio de las


Orcadas del Sud, relevó a la dotación y exploró la costa occidental de la península Antártica hasta los
64° 57' S en busca del buque Le Français de la Tercera Expedición Antártica Francesa. El hielo no les
permitió continuar más al sur y arribó a Buenos Aires el 8 de febrero de 1905. A partir de ese año,
todos los veranos se realizó, a través de diferentes embarcaciones, el relevo del personal afectado a la
Antártida.

En 1942 el relevo fue hecho por el ballenero Díaz de la Compañía Argentina de Pesca.


Ese año viajó a la Antártida el transporte ARA 1º de Mayo, visitando la isla Decepción en la que
tomó posesión formal de la misma el 8 de febrero. Luego hizo lo mismo en el archipiélago Melchior y
en las islas Argentina el 20 y 24 de febrero. El 1 de marzo de 1942 fue instalado el primer faro (Faro
1° de Mayo) de la Armada Argentina en la Antártida, ubicado en la isla 1° de Mayo del archipiélago
Melchior. También fueron instaladas dos balizas ciegas (isla Decepción y Observatorio). Un
hidroavión monomotor biplaza Stearman ARA 1-E-41 del transporte ARA 1º de Mayo, piloteado por
el teniente de navío Eduardo Lanusse, sobrevoló el 7 de febrero de 1942 la isla Decepción, realizando
el primer vuelo argentino en la Antártida. El 11 de febrero sobrevoló también el archipiélago
Melchior. En 1946 el relevo estuvo a cargo del ARA Chaco y el 20 de febrero fue realizada en el

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Observatorio Orcadas del Sud la primera misa en la Antártida por el sacerdote
católico jesuita español Felipe Lérida, quien viajó en el ARA Chaco.

La primera gran campaña antártica argentina se realizó entre enero y abril del año 1947.
Participaron los transportes ARA Patagonia y ARA Chaco, el buque tanque ARA Ministro Ezcurra,
los patrulleros ARA King y ARA Murature, el rastreador ARA Granville y el ballenero Don Samuel.
El 8 de marzo de ese año fue puesto en servicio el Faro Patagonia, ubicado en la isla Doumer.
El destacamento naval Melchior, junto con el observatorio meteorológico Melchior, fueron
inaugurados el 31 de marzo en la isla Observatorio, archipiélago Melchior. En la temporada invernal
estudiaron el comportamiento de los hielos y del clima en el norte de la península Antártica.

De ese modo, comenzó un período de campañas antárticas ininterrumpidas hasta el día de


hoy. El ente que regula las actividades científicas es la Dirección Nacional del Antártico y las Fuerzas
Armadas efectúan el apoyo logístico para que esas tareas puedan realizarse (mantenimiento de las
bases permanentes y temporarias, traslado de científicos, traslado de materiales o equipos para
realizar los estudios, etc.).

Una campaña antártica tradicional se divide en una etapa de planificación, reparaciones y


mantenimiento y tres etapas operativas.

La etapa de planificación, reparaciones y mantenimiento se extiende aproximadamente


desde principios del mes de abril hasta fines del mes de octubre y se le efectúan todas las reparaciones
y mantenimiento a los medios aéreos y navales que participaron de la Campaña Antártica del año
anterior. Asimismo, se realiza toda la planificación de la Campaña Antártica siguiente. De esa
planificación participan la Armada Argentina, el Ejército Argentino, la Fuerza Aérea y la Dirección
Nacional del Antártico. Para poder planificar lo primero que se necesita es el “Plan Anual Antártico
Científico”, confeccionado por la DNA, en base al cual se determina que personal y materiales hay
que llevar a la Antártida, a que bases hay que ir y en qué fecha o período se debe ir a cada una de
ellas. Durante el último mes de esta etapa se lleva a cabo la carga de los materiales y personal en los
distintos medios navales y aéreos que van a ir a la Antártida.

La primera etapa operativa se extiende aproximadamente desde principios del mes de


noviembre hasta mediados del mes de diciembre. Se efectúa el despliegue de hombres y medios en las

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bases permanentes, excepto en la Base Belgrano, y se abren las bases transitorias. El itinerario a llevar
a cabo es Buenos Aires - Bahía Blanca - Antártida - Ushuaia.

La segunda etapa se extiende aproximadamente desde fines del mes de diciembre hasta
principio del mes de febrero. En la misma se va a la Base Belgrano, que es la que está ubicada más al
sur y tiene un acceso más complicado, por lo que es necesario un rompehielos para poder llegar. Allí
se efectúa el despliegue de hombres y medios a la Base Belgrano, y el itinerario es Ushuaia -
Antártida (Base Belgrano) - Ushuaia.

La tercera etapa se extiende aproximadamente desde mediados del mes de febrero a fines
del mes de marzo. En esta se efectúa el repliegue de hombres y medios de las bases permanentes
(excepto Belgrano) y se cierran las bases transitorias. El itinerario es Ushuaia - Antártida - Buenos
Aires.

La explotación antártica: participación de Argentina.

La República Argentina posee soberanía sobre su territorio continental en la Antártida y


sobre sus islas y su mar territorial, que se extiende hasta una distancia de 12 millas náuticas.
Asimismo, posee derechos soberanos para los fines de exploración y explotación, conservación y
administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos en su Zona Económica Exclusiva,
que se extiende hasta las 200 millas marinas.

En tal sentido, la política exterior tiene la misión de establecer desde su área de


competencia las condiciones de control sobre esa parte de la República Argentina, a través de
acuerdos bilaterales y la participación en esquemas multilaterales de protección de los recursos
naturales. A su vez, el país ejerce derechos de soberanía sobre su plataforma continental a los efectos
de la exploración y de la explotación de sus recursos naturales.

La República Argentina deberá posicionarse como país rector en cualquier futuro acuerdo
o convenio para la explotación económica de la Antártida, por lo menos, en la región geográfica que
reclama como propia. Ello permitirá preservar directamente el recurso estratégico de los
hidrocarburos como también permitirá mantener otros intereses estratégicos, como son la paz y
seguridad internacionales, la integración y seguridad regionales, los espacios marítimos, insulares y
fluviales de interés, el espacio aéreo argentino, los pasajes interoceánicos, la preservación de vacíos
geopolíticos y la preservación del posicionamiento argentino en el Sistema Antártico.

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En el mediano plazo, estarán dadas las condiciones políticas para la explotación de
recursos naturales en la Antártida, siendo los puntos de partida indispensables la presencia física
previa en el sector a explotar, que la República Argentina mantiene ininterrumpidamente desde el año
1904, el conocimiento científico orientado a la detección de dichos recursos y la tecnología de
explotación desarrollada a fin de reducir al mínimo posible el impacto ambiental.

Cronología

1770 Capitán James Cook cruza el círculo polar ártico.


Se produce el primer desembarco en la Antártida, efectuado por el Capitán John
07/02/1821
Davis.
1823 Ballenero británico James Wedell descubre mar que lleva su nombre.
Gobierno de Buenos Aires crea la Comandancia política militar de las Islas
1829
Malvinas.
1840 La Antártida adquiere rango de continente.
02/01/1904 Argentina adquiere estación meteorológica en Isla Laurie.
22/02/1904 Se iza por primera vez -de modo oficial- la Bandera Argentina en la Antártida.
Comienza la construcción de la factoría ballenera de la Compañía Argentina de
16/11/1904
Pesca en Grytviken.
El buque transporte argentino ARA Guardia Nacional llega a bahía
01/02/1905
Cumberland (actual Guardia Nacional).
1927 Argentina reclama soberanía, sin delimitar zona, a la Unión Postal Universal
07/02/1942 Se realiza el primer vuelo argentino en la Antártida.
Se instala el primer faro de la Armada Argentina en la Antártida, “Faro 1° de
01/03/1942
Mayo”.
1942 Argentina formaliza su reclamo por la soberanía.
20/02/1946 Se realiza en el Observatorio Orcadas del Sud la primera misa en la Antártida.

08/03/1946 Se pone en servicio el Faro Patagonia.

Se inaugura el  destacamento naval Melchior, junto con el observatorio


31/03/1946 meteorológico Melchior en la isla Observatorio.
Enero a
Abril de Se realiza la primera gran campaña antártica argentina.
1947
17/04/1951 Se crea el Instituto Antártico Argentino.
Julio 1957 a
Año Geofísico Internacional.
Dic. 1958
01/12/1959 Se firma el Tratado Antártico.
23/06/1961 Entra en vigencia el Tratado Antártico.
31/12/1969 Se crea la Dirección Nacional del Antártico.
El Instituto Antártico Argentino para a depender de la Dirección Nacional del
01/01/1970
Antártico.
20/05/1980 Se firma Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos

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Antárticos en Canberra.
Entra en vigencia la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos
07/04/1982
Marinos Antárticos.
Se firma el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente en
04/10/1991
Madrid.
Argentina aprueba el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio
19/05/1993
Ambiente.
Entra en vigencia el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio
14/01/1998
Ambiente.
Se inaugura la Secretaría Permanente del Tratado Antártico en la ciudad de Buenos
07/09/2004
Aires

Conclusión

En un futuro no muy lejano la Antártida se convertirá en una zona vital en cuanto a la


adquisición y explotación de recursos naturales; ello, potenciado por el desmedido consumo de
recursos no renovables que se realiza actualmente en el resto del planeta. Si es cierto que los países
con capacidad de disuasión internacional y con claros intereses de buscar la explotación de los
recursos antárticos propondrían -una vez llegado a término el Tratado antártico- cambios en el mismo
que desnaturalicen su contenido y finalidad, la República Argentina deberá adoptar políticas
tendientes a la protección y defensa de los recursos naturales, al menos en su zona reclamada.

Se deberá continuar con las actividades de investigación científica que se vienen allí
desarrollando desde hace más de un siglo en forma constante, a fin de mantener una participación
activa en la Antártida y fortalecer el derecho de soberanía sobre la zona reclamada.

Por otra parte, será importante continuar propugnando la política de no militarización de


la Antártida y continuar manteniéndola como lugar destinado a la ciencia y a la actividad científico-
tecnológica, teniendo en cuenta el interés general de la Humanidad.-

Fuentes

http://www.antarkos.org.uy/
https://www.ats.aq/
https://es.wikipedia.org/
https://www.argentina.gob.ar/
http://www.defensoria.org.ar/

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https://web.archive.org/
https://www.ciencia.gob.es/
http://servicios.infoleg.gob.ar/
https://www.cancilleria.gob.ar/
https://www.ccamlr.org/
https://www.ecured.cu/
https://centronaval.org.ar/
http://www.marambio.aq/

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