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Carrera: Abogacía
Materia: Derecho Internacional Pú blico
Añ o: 2020
Antártida
En general, su forma es circular con un largo brazo -la península antártica- que se
prolonga hacia América del Sur, con dos grandes escotaduras, los mares de Ross y Weddell, y sus
plataformas de hielo. Se encuentra cubierta por una capa de hielo permanente que alcanza un
promedio de 2.000 metros de espesor y se divide en dos zonas geológicas importantes: antártica
oriental y antártica occidental. La más grande es la Antártida oriental, que se extiende por el
hemisferio este, en su mayor parte, siendo un escudo precámbrico cubierto por miles de metros de
hielo. La Antártida occidental se encuentra casi en su totalidad dentro del hemisferio oeste, y está
formada por un conjunto ortográfico alpino. La zona cubierta de hielo alcanza en esta parte el mayor
espesor, habiéndose calculado la existencia de más de 4.000 metros de hielo de profundidad.
Debido a la inclinación del eje terrestre respecto del plano de órbita del planeta, la
radiación solar recibida en los polos por unidad de superficie es menor que en bajas latitudes. Sumado
a ello, el efecto albedo -porcentaje de radiación solar que una región refleja respecto a la radiación
que incide sobre ella- es otro de los responsables de las mínimas temperaturas antárticas ya que la
gran cantidad de hielo y nieve que cubre este continente refleja entre el 80 y el 90% de la energía que
recibe del Sol, energía que, como se mencionó anteriormente, ya es inferior a la recibida en otras
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latitudes. Asimismo, se suma un tercer factor como responsable de las bajas temperaturas de la
Antártida que es el geográfico. Más del 50% de su superficie se encuentra por encima de los 2000 m
sobre el nivel del mar y cerca de un 25%, a más de 3000 m de altura. Si tomamos como referencia
que la temperatura desciende un grado por cada 100 m sobre el nivel del mar, obtenemos que más de
un 50% del continente posee marcas de 20°C por debajo de sus equivalentes a nivel del mar, como es
el caso del Ártico.
a) la Meseta Polar, con precipitaciones muy escasas y un promedio anual menor a los 100
mm, marca comparable a las registradas en el desierto del Sahara,
b) las costas de la Antártida Oriental, donde las precipitaciones orográficas llevan estas
marcas a valores que oscilan entre los 200 y los 600 mm,
c) la Península Antártica y las islas Shetland del Sur, sector en donde se registran
precipitaciones que alcanzan los 1000 mm, dando como resultado regímenes subhúmedos a húmedos.
Cabe señalar que todas las precipitaciones en la Antártida ocurren en forma de nieve, con
excepción de las lluvias estivales que se producen en algunos sectores del norte de la Península
Antártica, como las islas Shetland del Sur.
Antecedentes históricos
El continente antártico fue descubierto a principios del siglo XVIII. El capitán de navío
británico James Cook fue el primer explorador en cruzar el círculo polar antártico a partir de 1770
pero, aunque circunnavegó la Antártida, no avistó el continente. Luego de ello, en el año 1776, la
corona española consideró como propias las regiones polares antárticas e incorporó las mismas al
Virreinato del Río de la Plata por Real Cédula. A partir de allí, diversas exploraciones llegaron a la
región, pero no desembarcaban. Sus fines eran la caza de ballenas y focas. El primer desembarco
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conocido data del 7 de febrero de 1821, efectuado por un cazador de focas norteamericano, el capitán
John Davis. Por su parte, en el año 1823, el ballenero británico James Wedell descubrió el mar que
lleva su nombre, penetrando hasta el punto más meridional que ningún otro barco alcanzara.
Desde principios del Siglo XX se han producido reclamos por la soberanía territorial del
continente antártico, debido al creciente interés generado, tanto en un plano económico, como
científico, estratégico y político. Se destacan los reclamos de Reino Unido en el año 1908 y 1917, a
fin de asegurar el control de la caza de ballenas en el océano sur; el de Nueva Zelanda en el año 1923,
con base en el reclamo británico; el de Francia, que en el año 1924 se anexionó el Territorio de
Adelie, aunque en 1938 llegó a un acuerdo con Australia a fin de delimitar sus reclamaciones;
Australia, en 1933, que también tiene base en el reclamo británico; Noruega, en 1939, que anexó
en 1927 la isla subantártica de Bouvet, la isla Pedro I en 1929 y la zona de la costa entre los sectores
británico y australiano en 1939 y Chile, en 1940, que reclama el sector comprendido entre los 53º y
90º longitud oeste.
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la bandera argentina en el sector Antártico Argentino. Dicho observatorio se convirtió en la Base
Orcadas, el establecimiento humano permanente más antiguo existente en todo el territorio antártico.
Vale señalar que los países reclamantes se reconocen mutuamente soberanía, con
excepción de aquellos casos en que tal soberanía se superpone (Argentina, Chile y Gran Bretaña, por
ejemplo). Incluso algunos países han extendido sus reclamos a espacios marítimos, como Chile,
aunque los demás estados desconocen estas reivindicaciones ya que consideran que no se dan los
requisitos exigidos para la adquisición de territorios -la ocupación-, en virtud de ser considerada terra
nullius.
Por último, existe un grupo de países que no sólo desconocen los reclamos de soberanía
sino que propugnan, atendiendo al valor de la región, el sometimiento del sector a un control
internacional considerando que no es territorio susceptible de ser adquirido por los estados y que debe
pertenecer a toda la humanidad.
Tratado Antártico
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Lanzamiento de satélites artificiales (lo que permitió, entre otros hallazgos, el
descubrimiento de los cinturones de radiación de Van Allen),
Los estados firmantes fueron: Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Francia, Japón, Nueva
Zelanda, Noruega, Unión Sudafricana, Unión soviética, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte y Estados Unidos. Una vez firmado, el instrumento quedó abierto a la ratificación de los
signatarios, ya que se había establecido que sólo una vez depositados los instrumentos de ratificación
de todos los estados firmantes entraría en vigor, por lo que recién el 23 de junio de 1961 entró en
vigencia y desde entonces otros estados se han adherido al mismo.
Este instrumento cuenta con dos principios rectores. Por un lado, la cooperación
científica con libertad de investigación, establecido en los artículos II y III y que se ve facilitada por
no importar título de soberanía a futuro. Por otra parte, la utilización de la Antártida con fines
exclusivamente pacíficos, establecido en el preámbulo y el artículo I. Esto implica la
desmilitarización de la región, pues no se permite el asentamiento de bases ni la realización de
maniobras o ensayos de armas militares. Sin perjuicio de ello, sí está permitida la existencia de
personal o de equipos militares destinados a las actividades pacíficas, ya que las particularidades del
continente, como por ejemplo la rigurosidad del clima, exigen la movilización de recursos, tecnología
e infraestructura que en general poseen las fuerzas armadas. También debe resaltarse el artículo V,
que prohíbe toda explosión nuclear y la eliminación de desechos radioactivos, constituyendo el
primer acuerdo internacional sobre desnuclearización en la zona.
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Ahora bien, su adopción y entrada en vigor fueron posibles gracias a otro principio: el
congelamiento de las controversias sobre soberanía territorial, que se halla establecido en el artículo
IV. El mismo dispone el congelamiento de las pretensiones territoriales durante la vigencia del
Tratado, negando la posibilidad de generar, a través de las actividades llevadas a cabo en el
continente, títulos a futuro o reforzar los existentes, pero dejando a salvo eventuales derechos que
pudieren surgir para las partes provenientes de sus reclamos anteriores, ya que no implica renuncia o
menoscabo a los fundamentos de éstos.
Por otra parte, para aquellos estados que no reconocen ni desconocen las reivindicaciones
territoriales y se reservan el derecho de pronunciarse en un futuro, como es el caso de los Estados
Unidos, el ser parte del Tratado no perjudicará esta posición.
Con respecto a los espacios marinos, el artículo VI establece que no se afectarán los
derechos o el ejercicio de los derechos de los estados acorde al derecho internacional relativo al alta
mar; por otro lado, los estados reclamantes sostienen que esto no impide la existencia de espacios
marinos bajo su jurisdicción nacional. Las convenciones de Camberra y de Wellington han ofrecido
una solución al establecer que no se afectará el ejercicio de la jurisdicción del Estado ribereño en las
zonas que resultan de aplicación, siendo que las mismas sobrepasan los límites de la zona cubierta por
el Tratado Antártico.
En lo que respecta al ámbito de validez del Tratado, podemos señalar que se circunscribe
a la región situada al sur del paralelo 60º latitud Sur, incluidas las barreras de hielo, pero sin afectar
derechos o ejercicio de derechos en lo relativo a la alta mar en la región, ello, conforme las normas de
derecho internacional.
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contados desde su entrada en vigor y que expiró el 21 de junio de 1991 sin que ningún estado lo
solicitase. En el artículo XII también se articula la forma en que los estados partes podrán realizar
modificaciones o enmiendas al Tratado, disponiendo que se requerirá la unanimidad de
consentimiento de las partes contratantes (estados que originalmente contrataron) y la aprobación de
la mayoría de las partes consultivas (estados contratantes y adherentes con estatuto consultivo).
Una vez ratificado por todos los estados contratantes, el instrumento quedó abierto a la
adhesión de otros estados, para los cuales entrará en vigencia una vez que realicen depósito del
instrumento de adhesión. Se produce así la distinción de dos clases de miembros con diferentes
derechos:
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Como se mencionó anteriormente, en el Tratado se prevé la realización de Reuniones
Consultivas, no se ha establecido un órgano permanente a dichos fines. Entre éstas y las reuniones
preparatorias y de expertos, se ha conformado un verdadero sistema de normas jurídicas, a través de
las medidas que en ellas se adopten. Se destaca una vez más que sólo las Partes Consultivas pueden
asistir y votar. Entre los temas y medidas adoptadas, aparte del intercambio de información anual y la
consulta sobre temas de interés común, podemos encontrar los relacionados a la promoción de los
principios y objetivos de los tratados, el uso de la Antártica para fines pacíficos, la investigación y
cooperación científica, ejercicio del derecho de inspección, ejercicio de la jurisdicción, protección y
conservación de recursos vivos, impacto del hombre en el medioambiente antártico, designación de
zonas especialmente protegidas, seguridad de vuelo, servicio de información meteorológica marina y
sobre hielo marino para la navegación, las telecomunicaciones y el turismo. Las recomendaciones son
adoptadas por unanimidad de las partes asistentes y tienen efecto una vez aprobadas por todas las
partes consultivas, siendo su valor jurídico el de verdaderos acuerdos internacionales. Las demás
partes son libres de aceptarlas.
En cuanto a los estados que no son parte del Tratado, se ha establecido un régimen
jurídico objetivo oponible a éstos. Esta oponibilidad puede surgir tanto de considerar la existencia de
aquiescencia y una opinio juris generalizada conformándose una costumbre internacional; en virtud a
la interacción de las dos fuentes -tratado y costumbre-; o que al regular sobre un territorio, cuyo
objetivo es preservar la paz e investigación científica en el mismo, y atendiendo a que son partes
aquellos estados que reivindican derechos territoriales sobre el mismo, se impondría a la comunidad
internacional generando obligaciones erga omnes.
En sus primeros treinta años de existencia, hasta 1991, el Tratado Antártico funcionó en
base a una secretaría no permanente que rotaba en forma paralela a la organización de las Reuniones
Consultivas (RCTA). Durante la XXIV RCTA, la cual tuvo lugar en San Petersburgo en el año 2001,
y tras casi 10 años de arduas negociaciones, se obtuvo finalmente un Acuerdo de Sede para la
instalación de la Secretaría Permanente del Tratado Antártico en la ciudad de Buenos Aires, la cual
fue inaugurada el 7 de septiembre de 2004. La Secretaría es una entidad administrativa, cuyo
Secretario Ejecutivo es un funcionario internacional elegido por la Reunión Consultiva del Tratado
Antártico.
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Sistema Antártico
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Ningún acto o actividad que tenga lugar mientras la Convención esté en vigor constituirá
fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en la zona del
Tratado Antártico, ni para crear derechos de soberanía, ni se interpretará como una renuncia o
menoscabo, por cualquier Parte Contratante, ni como perjudicial a ningún derecho o reclamación o
fundamento de reclamación para el ejercicio de la jurisdicción de Estado ribereño conforme al
derecho internacional.
Las decisiones de la Comisión sobre cuestiones de fondo se tomarán por consenso, las
que no sean consideradas de fondo, se adoptarán por simple mayoría de los miembros de la Comisión
presentes y votantes.
Por otra parte, los miembros de la comisión deberán establecer un Comité Científico para
la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos que será un organismo consultivo de la
Comisión y que normalmente se reunirá en la sede de la Comisión. Este Comité Científico servirá de
foro de consulta y cooperación respecto de la compilación, estudio e intercambio de información de
los recursos vivos marinos a los que se aplica la Convención, como también fomentará la cooperación
en la esfera de la investigación científica con el fin de ampliar el conocimiento de los recursos vivos
marinos del ecosistema marino antártico, entre otras funciones descriptas en el inciso 2 del artículo
XV.
Por último, en caso de controversia entre dos o más de las Partes Contratantes respecto de
la interpretación o aplicación de la Convención, esas Partes Contratantes consultarán mutuamente con
el fin de resolver dicha controversia mediante negociación, investigación, mediación, conciliación,
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arbitraje, resolución judicial u otros medios pacíficos de su propia elección. En caso de que el
conflicto no se resuelva por tales medios, se someterá para su decisión a la Corte Internacional de
Justicia o arbitraje, con el consentimiento en cada caso de todas las Partes en la controversia; sin
embargo, el no llegar a un acuerdo sobre el sometimiento a la Corte Internacional o a arbitraje no
eximirá a las Partes en la controversia de la responsabilidad de seguir procurando resolverla por
cualquiera de los diversos medios pacíficos referidos.
El protocolo fue concluido en Madrid y abierto a la firma de los países miembros del
Tratado Antártico el 4 de octubre de 1991. La condición para su entrada en vigor fue que lo
ratificaran todos los miembros consultivos del Tratado Antártico. Entró en vigencia el 14 de enero de
1998 para 28 países que lo habían ratificado. Posteriormente lo ratificaron 9 países más, hasta el 7 de
abril de 2015. El acuerdo será abierto para su revisión en el año 2048. La República Argentina lo
aprobó el 19 de mayo de 1993 por medio de la Ley nº 24.216.
El instrumento cuenta con seis Anexos. Los primeros cuatro de ellos establecen las
disposiciones relacionadas con la “Evaluación del impacto sobre el medio ambiente”, “Conservación
de la fauna y flora antárticas”, “Eliminación y tratamiento de residuos” y “Prevención de la
contaminación marina”; y fueron adoptados en el año 1991 junto con el protocolo, entrando en
vigencia en el año 1998. El Anexo V regula lo relativo a la Protección y Gestión de Áreas y fue
adoptado en forma separada en el año 1991, entrando en vigencia en el año 2002. Por último, el
Anexo VI trata la Responsabilidad emanada de emergencias ambientales, fue adoptado en el año 2005
y entrará en vigencia una vez aprobado por la totalidad de las Partes Consultivas.
Como objetivo del mismo, podemos señalar la protección global del medio ambiente
antártico y los ecosistemas dependientes y asociados, así como del valor intrínseco de la Antártida.
Un punto a destacar es la designación de ésta como reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia.
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A dichos fines, todas las actividades a realizarse en el área del Tratado Antártico deberán
ser planificadas y llevadas a cabo de tal manera que se limite el impacto perjudicial sobre el medio
ambiente antártico y los ecosistemas dependientes y asociados y de forma que se eviten efectos
perjudiciales sobre las características climáticas y meteorológicas, en la calidad del agua y del aire, en
el medio ambiente atmosférico, terrestre (incluyendo el acuático), glacial y marino, en la distribución,
cantidad o capacidad de reproducción de las especies o poblaciones de especies de la fauna y la flora,
peligros adicionales para las especies en peligro de extinción o amenazadas y la degradación o el
riesgo sustancial de degradación de áreas de importancia biológica, científica, histórica, estética o de
vida silvestre.
Deberá llevarse a cabo una observación regular y eficaz que permita la evaluación del
impacto de las actividades en curso, incluyendo la verificación de los impactos previstos, y serán
modificadas, suspendidas o canceladas si provocan o amenazan con provocar repercusiones en el
medio ambiente antártico o en sus ecosistemas dependientes o asociados que sean incompatibles con
los principios mencionados. Asimismo, se establece que cualquier actividad relacionada con los
recursos minerales, salvo la investigación científica, está prohibida.
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De conformidad con los objetivos del Protocolo, las Partes se comprometen a elaborar
normas y procedimientos relacionados con la responsabilidad derivada de daños provocados por
actividades que se desarrollen en el área del Tratado Antártico e informarán anualmente de las
medidas adoptadas para dar cumplimiento a sus disposiciones.
El IAA fue creado mediante decreto n° 7338 en fecha 17 de abril del año 1951, bajo la
dependencia del Ministerio de Asuntos Técnicos, con fundamento en la necesidad de la existencia de
un organismo especializado que en forma permanente, oriente, controle, dirija y ejecute las
investigaciones y estudios de carácter técnico-científicos vinculados a las actividades antárticas
argentinas, en coordinación con la Comisión Nacional del Antártico, que dependía del Ministerio de
Relaciones Exteriores. De ese modo, nació el primer Instituto Antártico del Mundo, siendo la primera
entidad que reunió todas las disciplinas científicas y técnicas en un mismo ámbito, fortaleciendo su
carácter interdisciplinario.
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relacionados con las ciencias de la atmósfera, biológicas, de la tierra, del mar, sociales y
humanidades, gestión y química ambiental, capacitando para ello a especialistas que puedan
desempeñarse en esas áreas.
Por otra parte, la DNA gestiona los recursos del Estado destinados a la actividad
antártica, exceptuando los medios logísticos que aporta el Ministerio de Defensa, elabora los
requerimientos de contratación de bienes y servicios para la actividad antártica, evalúa e informa
sobre los resultados de las campañas antárticas, como así también de los estudios estratégicos de la
actividad política, científica y logística de las actividades que allí se desarrollen. También promueve,
sostiene, regula, controla y fiscaliza la aplicación de las normas de protección ambiental emanadas
del Protocolo Ambiental del Tratado Antártico.
Campañas antárticas
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A modo de antecedente, podemos mencionar que a principios del año 1903 la Expedición
Antártica Nacional Escocesa, encabezada por William Speirs Bruce, llegó a las islas Orcadas del
Sur a bordo del Scotia, que quedó atrapado en el hielo en la isla Laurie. Allí, la tripulación construyó
un refugio denominado Omond House y pasaron el invierno. Una vez libre de hielo, se dirigieron a
Buenos Aires en donde vendieron al gobierno argentino las instalaciones construidas en Laurie y el
presidente Julio Argentino Roca, mediante decreto de fecha 2 de enero de 1904, aceptó la venta.
El Scotia regresó a Laurie con la comisión argentina que recibió las instalaciones el 22 de febrero de
1904, quedando éstas a cargo de la Oficina Meteorológica Nacional del Ministerio de Agricultura.
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Observatorio Orcadas del Sud la primera misa en la Antártida por el sacerdote
católico jesuita español Felipe Lérida, quien viajó en el ARA Chaco.
La primera gran campaña antártica argentina se realizó entre enero y abril del año 1947.
Participaron los transportes ARA Patagonia y ARA Chaco, el buque tanque ARA Ministro Ezcurra,
los patrulleros ARA King y ARA Murature, el rastreador ARA Granville y el ballenero Don Samuel.
El 8 de marzo de ese año fue puesto en servicio el Faro Patagonia, ubicado en la isla Doumer.
El destacamento naval Melchior, junto con el observatorio meteorológico Melchior, fueron
inaugurados el 31 de marzo en la isla Observatorio, archipiélago Melchior. En la temporada invernal
estudiaron el comportamiento de los hielos y del clima en el norte de la península Antártica.
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bases permanentes, excepto en la Base Belgrano, y se abren las bases transitorias. El itinerario a llevar
a cabo es Buenos Aires - Bahía Blanca - Antártida - Ushuaia.
La segunda etapa se extiende aproximadamente desde fines del mes de diciembre hasta
principio del mes de febrero. En la misma se va a la Base Belgrano, que es la que está ubicada más al
sur y tiene un acceso más complicado, por lo que es necesario un rompehielos para poder llegar. Allí
se efectúa el despliegue de hombres y medios a la Base Belgrano, y el itinerario es Ushuaia -
Antártida (Base Belgrano) - Ushuaia.
La tercera etapa se extiende aproximadamente desde mediados del mes de febrero a fines
del mes de marzo. En esta se efectúa el repliegue de hombres y medios de las bases permanentes
(excepto Belgrano) y se cierran las bases transitorias. El itinerario es Ushuaia - Antártida - Buenos
Aires.
La República Argentina deberá posicionarse como país rector en cualquier futuro acuerdo
o convenio para la explotación económica de la Antártida, por lo menos, en la región geográfica que
reclama como propia. Ello permitirá preservar directamente el recurso estratégico de los
hidrocarburos como también permitirá mantener otros intereses estratégicos, como son la paz y
seguridad internacionales, la integración y seguridad regionales, los espacios marítimos, insulares y
fluviales de interés, el espacio aéreo argentino, los pasajes interoceánicos, la preservación de vacíos
geopolíticos y la preservación del posicionamiento argentino en el Sistema Antártico.
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En el mediano plazo, estarán dadas las condiciones políticas para la explotación de
recursos naturales en la Antártida, siendo los puntos de partida indispensables la presencia física
previa en el sector a explotar, que la República Argentina mantiene ininterrumpidamente desde el año
1904, el conocimiento científico orientado a la detección de dichos recursos y la tecnología de
explotación desarrollada a fin de reducir al mínimo posible el impacto ambiental.
Cronología
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Antárticos en Canberra.
Entra en vigencia la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos
07/04/1982
Marinos Antárticos.
Se firma el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente en
04/10/1991
Madrid.
Argentina aprueba el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio
19/05/1993
Ambiente.
Entra en vigencia el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio
14/01/1998
Ambiente.
Se inaugura la Secretaría Permanente del Tratado Antártico en la ciudad de Buenos
07/09/2004
Aires
Conclusión
Se deberá continuar con las actividades de investigación científica que se vienen allí
desarrollando desde hace más de un siglo en forma constante, a fin de mantener una participación
activa en la Antártida y fortalecer el derecho de soberanía sobre la zona reclamada.
Fuentes
http://www.antarkos.org.uy/
https://www.ats.aq/
https://es.wikipedia.org/
https://www.argentina.gob.ar/
http://www.defensoria.org.ar/
19
https://web.archive.org/
https://www.ciencia.gob.es/
http://servicios.infoleg.gob.ar/
https://www.cancilleria.gob.ar/
https://www.ccamlr.org/
https://www.ecured.cu/
https://centronaval.org.ar/
http://www.marambio.aq/
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