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Loa Estrada Esteban Daniel ICM26

La universidad, los problemas sociales de la ciencia y la tecnología frente al reto


del desarrollo sustentable.

Nos movemos en un mar de incertidumbres entre lo ambiental, lo humano, la


educación, y los problemas sociales de la ciencia y la tecnología frente al reto del
desarrollo sustentable. En este contexto, la universidad tiene la responsabilidad de
ofrecer respuestas a la sociedad, fundamentadas estas, en procesos de investigación,
que, desde lo social, aporten modelos educativos que respondan a la formación integral
de un ser humano, que comprenda el contexto que habita, y lo transforme para el
desarrollo científico y tecnológico, respetando lo cultural, y sin sacrificar el medio
ambiente.
La Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo, de las Naciones Unidas
en 1983, definió el desarrollo sustentable como el "desarrollo que satisface las
necesidades del presente sin comprometer las capacidades que tienen las futuras
generaciones para satisfacer sus propias necesidades". De otra parte, la interrelación
de la ciencia y la tecnología, como actividades humanas, con la sociedad y el
desarrollo, conlleva la responsabilidad de profundizar en los aspectos sociales que
determinan muchos de los problemas de las ciencias particulares.
Desde lo educativo, la Universidad como institución social y académica, asume la
responsabilidad de una formación que transforme el entorno estructuralmente;
dependiendo de la situación específica en que se encuentre un determinado país,
región o localidad, para el desarrollo sustentable, en la medida que el ejercicio
educativo y profesional imponga límites al crecimiento productivo, al consumo de
recursos y a los impactos ambientales más allá de la capacidad de aguante del
ecosistema.
EISI se desarrolla cada dos años desde el 2012, en el marco de una cooperación
académica y científica de la UDES, con Universidades locales, nacionales e
internacionales. Su objetivo es integrar el sector empresarial con instituciones de
educación superior, asociaciones nacionales e internacionales representativas del
sector de la ingeniería, en torno a ejes estratégicos de conocimiento para el
Departamento Norte de Santander. Este año bajo el lema “Prospectiva de la formación
en Ingeniería y el trabajo en red”, fueron objeto de conocimiento; la Eficiencia
energética, la Responsabilidad social del ingeniero, la gestión de conocimiento, los
enfoques de co-creación, construcciones sostenibles, la dinámica y prospectiva de los
clúster en el sector de la Ingeniería, la transferencia tecnológica en procesos
productivos y las Tic como eje transversal de desarrollo.
Loa Estrada Esteban Daniel ICM26

LA FORMACIÓN DE INGENIEROS EN LA ACTUALIDAD. UNA EXPLICACIÓN


NECESARIA
La UNESCO y el Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU) han manifestado su
preocupación por el desinterés que muestra el estudiante. En un mundo en el que el
desarrollo tecno-científico está presente en todos los aspectos de la vida humana, la
educación en ciencias no es menos necesaria de lo que lo fue la alfabetización de los
individuos con la aparición de las sociedades industriales.
La educación es un proceso complejo en el que interactúan diversos elementos:
estudiantes, docentes, contexto familiar, social, currículo y condiciones de las
instituciones, sin que se pueda reducir a uno de esos factores la clave para impulsar la
innovación y el progreso educativo.
La enseñanza de la ingeniería desde su surgimiento ha estado condicionada por
diferentes cambios que la han hecho evolucionar y a la vez enriquecerse. Constituye
una preocupación de todos los tiempos la formación de un ingeniero acorde con las
necesidades del entorno en que vive y se desenvuelve y la manera en que debe
enfrentar la misma.
El ingeniero, en su acepción actual, es producto de dos de los acontecimientos
históricos más significativos del siglo XVIII: la Revolución Industrial y la Ilustración. La
modernización de las obras públicas, el estímulo del comercio y de las actividades
agrícolas e industriales junto con el fomento de la educación, constituyen los puntos
principales del programa ilustrado. Entre los profesionales llamados a llevar a cabo el
programa ilustrado pronto se vio que los ingenieros podían jugar un papel considerable.
De esta manera la formación de ingenieros se convierte en uno de los instrumentos
capitales para el desarrollo del programa.
La aplicación de los conocimientos científicos a la resolución de problemas prácticos y
el propio empleo del método racional de los científicos para esa resolución, empiezan a
ocupar un lugar primordial en la metodología de la enseñanza de la ingeniería.
El sistema francés de Escuelas de Ingenieros5 fue adoptado (con determinadas
variantes) prácticamente por el resto de Europa.
Teniendo en cuenta los elementos anteriores se puede plantear que la Ingeniería surge
para dar respuesta a una necesidad social; se distingue su enseñanza y la formación
del ingeniero, por transitar por los siguientes campos de actuación: el diseño, la
ejecución, la resolución de problemas prácticos con métodos científicos, la enseñanza
basada en la relación teoría práctica con profundas relaciones con la industria y la
innovación técnica, la cual fue saludada con alborozo por la población (piénsese en la
electricidad, el teléfono, los ferrocarriles, el avión y un interminable etc.).
El siglo XX estuvo marcado por profundas transformaciones en la vida social, motivado
sobre todo por la incidencia que ciencia y tecnología tuvieron en el desarrollo social y
para lo cual el ingeniero tuvo un papel fundamental. En este siglo, la información y la
organización se incorporan a los campos de actuación de los ingenieros, cuya creciente
importancia para la ingeniería actual es bien patente. Mención especial le corresponde
a este tipo de profesional en este siglo XXI, a partir del compromiso que tiene la
ingeniería con el ser humano y la sociedad.
La universidad hoy tiene como desafío conducir los procesos de transformación de las
sociedades, así como crear y apropiarse del conocimiento que haga posibles los
cambios de acuerdo con la realidad social en que se desenvuelve. Para ello dicha
institución requiere transformarse a sí misma y asumirlos de acuerdo con las
exigencias de la nueva realidad.
Por ello la concepción de la ingeniería, en las nuevas condiciones globales, plantea una
transformación del modelo educativo, debe ser ampliamente modificado si se tiene en
cuenta que el desarrollo de la educación en ingeniería y su contenido es principalmente
definido por su íntima relación con el grado de desarrollo y progreso científico-
tecnológico en un país dado y a nivel global.
La ingeniería en la actualidad es un tema de gran significación. De ahí la necesidad a
su vez de las transformaciones necesarias para una enseñanza innovadora, más
eficiente, aprendizaje más profundo y responsabilidad por formar un egresado más
integral. La enseñanza de ingeniería debe proyectar, con adecuadas bases teóricas y
prácticas, modelos educativos que aporten los fundamentos epistemológicos,
metodológicos y prácticos para alcanzar el aprendizaje que se requiere en la época
actual. Por ello, los actuales currículos orientados por finalidades educativas centradas
en el estudiante no pueden dejar al margen el análisis que el entorno laboral le impone
a la universidad.
El ingeniero tiene que apoyarse en las ideas y concepciones científicas más
actualizadas y progresistas existentes y que tome en cuenta de forma holística el
pensamiento más avanzado y los estudios más importantes realizados acerca del
diseño curricular en función de una enseñanza de calidad (Castellanos, 2004).
La educación holística concibe la formación de ingenieros en términos de integración e
interrelaciones, como un sistema vivo, dinámico, como una comunidad de aprendizaje
que posibilite un método para aprender y enseñar. Su propósito fundamental es el
desarrollo integral del estudiante de ingeniería como ser humano y como solucionador
de problemas en su contexto social, con un alto sentido de compromiso y
responsabilidad (Gómez, Castellanos, Delgado et al., 2005). Una visión holística de la
educación para la formación de ingenieros integra tres ejes principales: el objeto de la
profesión y la formación de habilidades profesionales, el enfoque científico para la
solución de problemas profesionales y la formación ética del ingeniero contemporáneo.
La concepción del ingeniero del siglo XXI representa un cambio de paradigma. El
ingeniero de hoy debe ser partícipe de su propia creación; no debe buscar trabajo, sino
crearlo; debe poseer una formación integral, de clase mundial, con una perspectiva y
visión amplias de las realidades nacionales y mundiales; líder, de espíritu
emprendedor, capaz de trabajar en equipo y sobre todo comprometido con su entorno
social, con principios éticos y con una noción clara del bien común.
Para lograrlo se requiere explorar nuevas concepciones del proceso enseñanza-
aprendizaje que acentúe la participación del estudiante, con énfasis en el nuevo rol del
docente que permita desarrollar las habilidades emocionales e intelectuales que lo
preparen y lo conduzcan a ser flexible para desempeñarse laboralmente lo cual
demanda formación, transformación e innovación durante toda la vida.
Para cumplir tales exigencias las autoras coinciden con lo planteado por Morán (2007),
la educación en ingeniería requiere de métodos de enseñanza-aprendizaje que le
proporcione al estudiante la capacidad de trabajar en equipos multidisciplinarios, con
creatividad, pensamiento crítico e innovador y que lo prepare para el aprendizaje de por
vida, sin excluir las habilidades técnicas propias de la profesión. En ese mismo sentido,
Gorgone, Galli, Acedo, Guillen, Diab & Voda, (2010) refieren que la enseñanza de la
ingeniería debe garantizar una formación amplia y flexible, con capacidades y
aptitudes, debe garantizar la formación de un profesional apto para desenvolverse en
un mundo social que también reclama nuevas actitudes como el desarrollo sustentable,
la reflexión crítica y las formulaciones participativas.
La formación de ingenieros en la actualidad exige una sólida formación científico-
tecnológica en este tipo de profesional. Para lograr esto las universidades, a través de
sus procesos de formación, necesitan desarrollar currículos abiertos, de perfil amplio,
flexibles, donde predominen aprendizajes novedosos e innovativos, con el objetivo de
contribuir a la preparación de profesionales actualizados, creativos y portadores, no
solo de conocimientos de la especialidad, sino de habilidades y capacidades para
tomar decisiones, asumir responsabilidades sociales, elementos que permiten
desarrollar un profesional competente, capaz de interactuar y dar respuesta a
problemas económicos, medioambientales y de desarrollo científico-tecnológico,
enfrentados por la sociedad contemporánea. Los diferentes modelos curriculares para
la formación de los ingenieros en la actualidad enfatizan que es el proceso docente
educativo el modo más sistémico a través del cual se dirige la formación social de las
nuevas generaciones y en él el estudiante se instruye, desarrolla y educa para
satisfacer las necesidades sociales que el entorno y el contexto social están
demandando.

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