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NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA

V ANIVERSARIO DE UNA DEVOCIÓN A LA MADRE DE DIOS QUE NOS


INFUNDE EL AMOR Y EL RESPETO AL VIDA DESDE SU CONCEPCION.

Un 15 de mayo de 2007 en la Parroquia Sagrada Familia, se celebró la Eucaristía


dedicada a la Madre de Dios, sólo que esta vez, no fue inspirada por alguna de las
Advocaciones más reconocida a la Santísima Virgen María. Llegaba a nuestra Parroquia, a
nuestra ciudad y quizá a nuestro país una nueva forma de contemplar las maravillas que
hizo el Señor en la Madre del Hijo de Dios. Con la celebración de esta Santa Misa se daba
a conocer la imagen que nos muestra a la Santísima Virgen María en su embarazo. Los
invitados de honor a esta celebración Eucarística fueron las madres y los niños gestándose
en sus vientres. Así nacía entre nosotros, la Devoción a Nuestra Señora de la Dulce Espera
que, el próximo 15 de mayo arriba a su quinto aniversario.

A partir de ese día han sido muchas las personas que se han quedado prendadas a la
Madre de Dios a través de esta mirada de fe a María Santísima. Han sido muchas las
madres bendecidas en su embarazo, han sido muchos niños y niñas que han recibido ya en
el seno de sus madres la bendición de Dios, como un gesto de gozo cristiano y de espera en
la fe por sus nacimientos, han sido varias las personas que desde el silencio, han abierto su
corazón a la intercesión de la Dulce Espera, para recibir el don de la vida en la petición a
ella dirigida por la concepción de un hijo.

Las madres embarazadas, los niños en sus vientres, las parejas que anhelan la
concepción de un hijo, en la Dulce Espera han encontrado a una amorosa intercesora ante
Dios. Pero no sólo es eso lo que promueve la devoción a Nuestra Señora de la Dulce
Espera.

Estamos en tiempos sumamente complejos, lleno de contradicciones, de juicios


devastadores, de hipocresías y hasta de menosprecio “conveniente” a la Vida en toda su
expresión y significado. Una sociedad que se regodea en la exaltación de la genitalidad y a
la vez se escandaliza por las consecuencias que provoca el hecho del uso indiscriminado de
esa misma genitalidad exaltada. Y trata de enmascarar su misma hipocresía, a través de la
manipulación y de la tergiversación de los principios conceptuales que se ven implicados.
Y vemos con no menos asombro, cómo va calando una idea totalmente descabellada como
el concebir que la vida tenga un período en que es “legal” interrumpir su natural y biológico
desarrollo, o que en “ciertas circunstancias” es legalmente justificable el aborto. Se habla
cada vez con más fuerza de la “despenalización del aborto” y se promueve como un signo
de adelanto y del progreso social de un país. El último grito de la moda legal. A parte, claro
está, los montones de argumentos que se utilizan para justificar un aborto que sigue siendo
ilegal, pero que tristemente se práctica con más frecuencia de lo que nos imaginamos y nos
queremos enterar.

La Dulce Espera, nos habla del don de la vida, como una bendición de Dios; nos
habla de que lo “inconveniente”, “lo criticable”, “lo deplorable” no es el embarazo en si
mismo, porque es el signo de la Vida como don, sino las circunstancias, conscientes o no en
el que se produce. Nos habla del apoyo que necesitan muchas mujeres e incluso
adolescentes y niñas que ha quedado embarazadas en dichas circunstancias. Nos habla de la
compasión y de la misericordia que ha de mover el corazón del cristiano, para procurar
asistencia digna para que el don de la vida sea una bendición en toda la extensión de la
palabra, ya que son muchas, más de las que creemos, que no tienen las condiciones para
gestar, nutrir y dar a luz a sus hijos. Nos habla del compromiso que hacemos nuestro los
cristianos de crear condiciones para que la Vida sea reconocida, respetada, protegida y
animada para que encuentre su pleno desarrollo en todas sus dimensiones.

El próximo 15 de mayo, celebramos cinco años que venimos haciendo, desde la


parroquia Sagrada Familia, esta tarea de promoción, exaltando desde la oración, la
reflexión, la celebración de la Santa Misa el Don de la Vida como una Bendición de Dios
desde el mismo instante de su concepción.

Pero no solo nos conformamos con eso, sino que poco a poco vamos y queremos
seguir creando desde nuestra parroquia, condiciones para apoyar, acompañar, apoyar y
ayudar a quien así lo solicite, en lo espiritual, en lo psicológico, en la asistencia médica, en
asistencia económica para quienes no tienen lo indispensable en medicamentos propios del
período de gestación y quienes carecen de lo necesario para el momento del parto.

Este día 15 de mayo, te invitamos nos acompañes a celebrar y elevar oraciones a


Dios por el Don de la Vida a través de la intercesión de Nuestra Señora de la Dulce Espera.
En la celebración de la Santa Misa, se realizará la oración litúrgica de bendición de las
madres embarazadas y de la bendición de los niños en sus vientres, así como también
encomendaremos a todos los que piden a Dios el don de la concepción. Este invitación
también se hace extensiva a todas las madres que en estos cinco años se han puesto bajo la
protección e intercesión de la Dulce Espera, como también aquellos que quieran ofrecer su
propio testimonio de vida como acción de gracias a Dios.

La fiesta solemne en honor a la Santísima Madre de Dios en su advocación de


Nuestra Señora de la Dulce Espera dará comienzo a la 6:00 p.m. con el rezo del Santo
Rosario el próximo martes 15 de mayo.

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