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EL DESARROLLO: HISTORIA DE UNA CREENCIA OCCIDENTAL

Capítulo 4 y 9

Rist, Gilbert (2002), El Desarrollo: Historia de una creencia occidental, Ed. La Catarata
(Asociación Los Libros De La Catarata)
El análisis que plantea el autor acerca del concepto de desarrollo, se complementa al
resaltar como Estado Unidos, dentro de su proceso de crecimiento visto desde un punto
de vista expansionista -imperialista-, formula en su discurso el futuro que le espera a
aquellas naciones menos favorecidas, si no se plantean un cambio para terminar el
régimen colonialista, con todo lo que les ha acarreado hasta ahora (miseria,
enfermedad, sufrimiento), evidente causante de su “insuficiente desarrollo”.
Dicho discurso, crea a partir del llamado de descolonización a las naciones de ser libres,
un nuevo concepto que soporta sus intenciones expansionistas: El “subdesarrollo” al
cual denomina como estado natural de una nación que debe fijarse como meta ser
“desarrollada”, generando así dos reacciones fundamentales en las dinámicas de las
relaciones internacionales. Una de ellas es la generación de un estado de conciencia,
en la que la nación se autodenomina “subdesarrollada” y crea su identidad como tal, y
la otra es que genera una necesidad de la cual no tenían conciencia, pero a la cual ellos
tienen la persuasiva propuesta que les mostrara el camino al anhelado “desarrollo”.
Así, con la recién descubierta necesidad de crecer, convergen los países “no alineados”
y/o “subdesarrollados”, en varias conferencias y asociaciones, para debatir las medidas
que se tomarán respecto al “nuevo orden”. Entre éstas, instituciones para el desarrollo,
fondos de desarrollo, instituciones para regulación de precios, instituciones de
economías alternativas etc.., las cuales buscan responder a distintos intereses, bien sea
en pro de los derechos humanos o en búsqueda de un “equilibrio” económico para el
bien común, con transformaciones que modifican el concepto del desarrollo como
crecimiento a concepto de desarrollo como crecimiento económico.
Respecto a lo anterior, el autor busca dar otra mirada exponiendo la teoría de Walt W.
Rosbow, en la que define la evolución del desarrollo, en cinco fases, de la siguiente
manera: Sociedad tradicional, condiciones previas al despegue, el despegue, el
progreso hacia la madurez y la era del consumo de masas. A partir de esta
categorización, el autor expone los argumentos de Rosbow para comparar la evolución
de las sociedades a nivel global. Si bien el autor inicia definiendo la sociedad tradicional
como el estado natural de “subdesarrollo” de una sociedad, también reconoce que las
condiciones previas al despegue, deben constituir el escenario ideal en el que todos
trabajen creyendo en que su calidad de vida puede mejorar y cuando se consigue operar
casi que automáticamente en favor del “crecimiento” inicia el despegue, periodo en el
que básicamente se entiende el “crecimiento como una condición normal”, y se confirma
que el desarrollo es un crecimiento constante infinito; En cuanto a el progreso hacia la
madurez y la era del consumo de masas, se refieren a los periodos en los que la
sociedad alcanza un nivel de producción constante y se impulsa al trabajador a
incrementar el consumo reforzando su buena conducta por medio de la redistribución
de ganancias.
Dicho esto, a juicio del autor, son válidas dichas fases en el hipotético caso de que todas
las naciones tuviesen la misma caracterización topográfica, histórica, económica,
política y cultural, sin embargo al igual que en la arquitectura, un plan de diseño o
“desarrollo” en este caso, debe ser evaluado para cada caso en específico, debido a
que se tienen variables determinantes diferentes siempre.
En contraste, a la teoría de Rostow, el autor contrapone dos teorías completamente
opuestas, en la medida que pretende introducir varias perspectivas en función de una
mirada totalizadora, en la que es posible analizar la posición de dos visiones desde la
condición del “subdesarrollado”, si bien se ha hablado bastante del “deber ser” sobre el
cual se han conformado instituciones mundiales, se han perpetuado conductas
hegemónicas, y se han implementado políticas hasta dictatoriales, hay quienes desde
la experiencia formulan la antítesis de lo ya establecido, en este caso se exponen las
teorías de “dependencia” y de “autonomía”.
Mientras la teoría de autonomía aplicada en Tanzania, defiende la tradición y el pasado
como un “modelo de futuro”, la teoría de dependencia no alcanza a formular unas
políticas claras a seguir en pro de la modernización en el contexto de “desarrollo
económico”, tal vez sea esta la principal diferencia entre las tres teorías, debido a que
al igual que expresidente Truman, el Expresidente de Tanzania, emite un documento
con instrucciones claras sobre los pasos y características de su plan de gobierno,
adicional a esto, sus políticas son medibles en el sentido en que son evidentes los
resultados.
Respecto a la teoría de “dependencia”, esta se basa en el estudio de la historia del
”subdesarrollo” y manifiesta que la modernización se da en función de las economías
internas y externas, en las que los países desarrollados ejercen un dominio exterior “en
solidaridad”, y los movimientos internos ejercen un dominio nacionalista dejando así al
estado su papel de mediador, en el que se evidencia una relación de dependencia en
doble vía, en la que el subdesarrollo se perpetuará siempre que las naciones
desarrolladas en la medida de su “solidaridad”, provean los recursos necesarios para su
sostenimiento y a su vez internamente se sostenga la posesión de tierras y el beneficio
de unos cuantos.
En cuanto a la teoría “autonomista”, esta se basa en la confianza en sí mismos como
nación, confianza en su capital humano y claramente el respeto por la tradición y la
historia, teniendo esto claro, la política de autonomía busca una reducción de
importancia del consumo y así mismo del comercio internacional, aumentando a la vez
la inversión y aprovechamiento de recursos naturales y de algún modo independizarse
del colonialismo y todas sus formas de conquista.

Por último, es significativo el ejercicio de comparación del autor, en la medida en que


evidencia, como un discurso bien argumentado, puede generar una necesidad
inexistente, como a partir de allí, se establecen un sinnúmero de estrategias que
fomenten y cumplan las metas fijadas en dicho discurso y como a la vuelta de todas las
teorías, opciones, filosofías y pensamientos, se deja en el aire, un mensaje apenas
perceptible, en el que el concepto de equilibrio, juega un papel fundamental.

Lizeth Mahecha

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