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Play With Me
With Me in Seattle #3
2
Kristen Proby
3
Grupo de Traducción:
Blanca20011893 Sttefanye
Edel Vecina
Lizels
Moderadora de Corrección:
Leluli 4
Grupo de Corrección:
Francatemartu Pilar wesc
Lsgab38 Felin28
Leluli MaryJane♥
Revisión Final:
Ivi04
Diseño:
MaryJane♥
Índice:
Capítulo 11 Capítulo 23
Sinopsis
Capítulo 12 Capítulo 24
Prólogo
Capítulo 13 Capítulo 25
Capítulo 1
Capítulo 14 Capítulo 26
Capítulo 2
Capítulo 15 Capítulo 27
Capítulo 3
Capítulo 16 Capítulo 28 5
Capítulo 4
Capítulo 17 Epilogo
Capítulo 5
Capítulo 18 Proximo Libro
Capítulo 6
Capítulo 19 Sobre la
Capítulo 7
Capítulo 20 Autora
Capítulo 8
Capítulo 21
Capítulo 9
Capítulo 22
Capítulo 10
Sinopsis
Traducido por Edel
W
ill Montgomery es un jugador de futbol profesional con éxito y
aparentemente, tiene todo en la vida. Él no está acostumbrado a escuchar
un no, y ciertamente no aceptara un no como respuesta. Entonces, cuando
lanza todos su encantos en la sensual amiga de su hermana, Meg, una muchacha de
espíritu libre, que no apenas rechaza sus avanzos, más lo recibe con una hostilidad
abierta, que despierta su curiosidad y deseo. Él está determinando a mostrarle que
no es el atleta arrogante que ella piensa, y la llevara a su cama.
S rta. McBride,
Gracias por su pedido de que Will Montgomery y el resto del equipo visiten el
hospital. Nuestra organización recibe millones de pedidos iguales cada año.
Lamentablemente, el Sr. Montgomery es incapaz de cumplirlos todos. Él no está disponible en
este momento. 7
Atentamente,
Susan Jones.
Bien.
¡Bastardo!
Amo a Jules. Ella, Natalie y yo éramos buenas amigas en la facultad, por eso con
me acerco a decirle hola. Solo me gustaría no tener que hablar con el burro
arrogante de su hermano en el proceso.
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—¿Jules? —la llamo, mi mano en su hombro.
—Estoy muy bien, gracias. Es bueno verte. —Ella luce genial como siempre, pero
su mirada está un poco triste. Y me pregunto qué está pasando…
—Will, esta es Megan McBride, una amiga de la facultad. Meg este es mi hermano,
Will.
Will se levanta, su cuerpo alto elevándose por encima del mío, ofreciendo su mano.
Joder, ¿tengo que aceptarla? Buscando bien en el fondo, en las raíces de las
costumbres dentro de mí, aprieto su mano educadamente.
—¡Eso es increíble! Me alegro por ti, chica. ¿Todavía cantas? —pregunta con una
sonrisa.
—Ella tiene una voz fantástica — responde Jules orgullosamente. Jules siempre fue
9
tan dulce y siempre me apoyo.
—Gracias, pero sabes cómo es la vida —respondo encogiendo los hombros—. Nos
ocupamos en otras cosas, y acabamos dejando algunas de lado.
Y los mejores amigos nos dejan atrás, para comenzar su propia banda.
Will y Jules intercambian una mirada, y de repente ella me lanza una pregunta
abruptamente.
—¿Estas casada?
—¿Me das tu teléfono? —Will pregunta sin rodeos. Idiota arrogante. Apuesto a que
las mujeres caen encima de él en todos los lugares que va.
—¿Disculpa?
Idiota.
Tomo la bolsa de papel marrón con mi hamburguesa y las papas fritas para el viaje,
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y salgo del restaurant para regresar a casa y aprovechar mi única noche de descanso
de esta semana. Rezo para que no me llamen del trabajo.
Capítulo 1
Traducido por Edel
-P
or Nate y Jules. —Luke Williams levanta la copa de champagne en
el aire y mantiene el brazo alrededor de su bella esposa, Natalie.
Todos siguen el gesto, brindando por la feliz pareja.
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—¡Por Nate y Jules! —repiten los invitados y saborean sus bebidas por la
celebración. Nate McKenna, alto, moreno y muy fuerte, dobla a su deslumbrante
novia rubia en sus brazos y la besa profundamente enfrente de todos, en medio de
silbidos y aplausos, Will Montgomery, el hermano de Jules, grita:
—¡Busquen un cuarto!
Estoy en una sala con Luke Williams, por el amor de Dios. La estrella de cine.
El salón está decorado en azul y blanco, con simples arreglos de flores blancas
sobre las mesas, manteles y servilletas en blanco y azul, algunos otros toques en ese
color. Es increíblemente elegante.
Es completamente Jules.
—Meg, estoy tan feliz que vinieras. —Natalie golpea mi hombro y me toma en un
gran abrazo—. Te extrañe, chica.
Y es verdad. Los ojos verdes de Natalie brillan con felicidad y alegría, su cabello
castaño oscuro esta peinado para atrás en ondas, y está usando un magnífico
vestido negro sin mangas.
—Gracias. Amo tu vestido. Tu estilo no cambió nada —ella responde con una
sonrisa. Miro para mi vestido color plata, sin tirantes, con la falda fluida y sandalias
de tiras plateadas.
—Mi cabello siempre cambia, es difícil domesticar esta manía. Los niños se
divierten, y bien, sabes… una chica rockera, siempre es rockera.
—Sabes —sonríe Natalie presuntuosamente— todavía tengo las fotos que hicimos
con tu guitarra, y nada más.
—Oh Dios. —Rio con el recuerdo de bromear en el estudio de Natalie, en la época
de la facultad años atrás—. Puedes quemarlas.
—No, estoy pensando que deberíamos programar una nueva sesión. No tenías esto
en aquella época. —Ella señala la parte interna de mi brazo y sigo su mirada para
mi tatuaje.
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—Hum, es bueno conocerte también, Luke.
Él me ofrece su sonrisa de estrella de cine, que utiliza para aparecer en las portadas
de cada revista en el país, y después se disculpa, cuando Caleb, otro de los
hermanos de Jules lo llama.
—Hum, ¿Nat?
—Lo estoy.
—Es una larga historia. Te voy a llenar de vino una noche y te lo cuento.
—Eres mi amiga. Yo te quería aquí. —Jules sonríe y observa el salón, hasta donde
se encuentra su hombre.
—Estoy feliz por ti. —Saboreo una vez más el delicioso champagne.
—Gracias. —Su sonrisa es grande, feliz y verdadera, y estoy feliz de que ella
encontrara su otra mitad. Ellos quedan bien juntos. 14
—¿Cuándo es que vamos a comer? —Will pregunta desde una mesa no muy lejana
de la nuestra.
Hice mi mejor esfuerzo para ignorar a Will Montgomery, también conocido como
El Bastardo, quarterback del equipo de futbol. Conseguí ignorar aquel arrogante
toda la noche.
Conseguí quedarme fuera de su camino y evite cualquier conversación con él, pero
sentí sus ojos en mí toda la noche, lo que no entiendo. No soy, ciertamente, su tipo,
y no es secreto que no estoy interesada en él.
—El buffet está listo para comenzar, señorita Montgomery. —Una rubia, llena de
curvas camina hasta Jules con una gran sonrisa—. La cena puede ser servida en el
momento que quieras.
***** 15
Cómo terminé en la mesa de Will, es un misterio para mí. La verdad, es que estoy
sentada con todos los increíblemente bonitos hermanos de Jules, una mujer dulce
llamada Brynna, y la cuñada de Jules, Stacy, que es adorable y está muy
embarazada. Como si fuese a tener al bebe en cualquier momento.
Todo el mundo está riendo, bromeando unos con los otros, y todos ellos parecen
increíbles. ¿Por qué diablos no traje un acompañante? Lo más probable, es porque
la última vez que fui a una cita, un tsunami azoto a Japón.
—Trabajo con adolescentes en el piso de pacientes con cáncer. —Doy una mordida
a una batata asada y tomo un trago de vino. Voy a necesitar más de eso.
—¿Hace cuánto tiempo haces eso? —pregunta Matt y veo a Will hacer una mueca.
¿Cuál es su maldito problema?
—Soy enfermera hace cerca de seis años, en ese puesto hace dos.
—Eres joven para tener un trabajo tan importante —comenta Will amablemente
pero yo ruedo los ojos y lo ignoro, ganando una mirada brillante de él.
—Entonces, si Stacy entra en trabajo de parto, puedes salvar el día —sugiere Caleb
y todos ríen.
—No, no soy una enfermera obstetra. Pero puedo llamar una ambulancia —
respondo.
Todos estos hombres son absolutamente maravillosos. Jules y los otros miembros
de su familia tienen una genética impresionante. Matt me sirve otra copa de vino, e
inmediatamente tomo un trago, empujando mi plato a un lado. Estoy muy nerviosa
para comer.
En medio de una conversación con Stacy, me doy cuenta que estoy por comenzar a
sentir una leve puntada de dolor de cabeza, entonces me disculpo, y me levanto
para ir hasta el baño para presionar un paño frio en mi frente y retocar el gloss.
—Meg, espera.
Mierda.
Trato de entrar rápidamente en el baño femenino, pero él apenas me sigue y tranca
la puerta.
—¿Qué diablos estás haciendo? —le pregunto con una ceja levantada.
—¿No te caigo muy bien, no? —Se inclina en su elevada altura de un metro
noventa y dos contra la puerta, y cruza sus brazos sobre el pecho. Se quitó la larga
chaqueta un tiempo atrás, quedándose apenas con una camisa rosada, que luce
increíblemente sexy en él, sin corbata y pantalones negros. Las mangas están
dobladas, mostrando sus antebrazos musculosos. Su cabello rubio está demasiado
largo y desordenado, y sus ojos azules están corriendo por encima y por abajo de
mi cuerpo, antes de concentrarse en mi rostro.
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—Eso no importa. —Encojo los hombros y regreso al lavamanos y me aplico el
gloss, sin que los ojos de Will me dejen —. ¿Qué? —pregunto y me volteo.
—¿Por qué no me dices que hice para molestarte, para que pueda ir de frente y
disculparme?
Comienzo a reír, haciéndole fruncir el ceño, lo que me hace reír todavía más.
—No, yo no lo soy. —Él está muy serio, sin encontrar la situación ni un poco
divertida.
—A mí sí me importa —murmura.
—Necesito que me digas que hice para molestarte tanto, para que pueda
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disculparme. —Se aleja apenas unos centímetros, y sus ojos viajan por mi cuerpo.
Puedo sentir el calor de su mirada, y siento mi piel caliente. Sus ojos viajan de
regreso a mi rostro y me enfrenta con sus ojos azules calientes.
—Dime —insiste.
Sonríe y susurra.
—No estoy mintiendo. Ellos pasan un montón de pedidos para mí. Ese nunca fue
pasado.
Oh.
Pero no puedo desviar la mirada. Baja su rostro hasta el mío, pasando sus labios
levemente sobre los míos, siempre muy gentil, y me sonríe de aquella manera
arrogante con la que es conocido, y entonces profundiza el beso, enterrando sus
manos en mi cabello, sosteniendo mi rostro para que pueda mover su boca contra la
mía.
Puta mierda, él es bueno en esa cosa de besar. Sus labios son suaves, firmes, y de
alguna manera hace que todo tenga sentido para mí. Sus labios se mueven con
precisión sobre los míos. Suelto un gemido, y mis brazos envuelven su cintura, y
Will gime contra mí, y de repente el beso se transforma en algo más que deseo, en
una necesidad.
Su lengua invade mi boca, girando y bailando contra la mía. Me acerco más, mis
brazos alrededor de su cuello y tuerzo mis dedos en su cabello suave y es glorioso,
prácticamente subo en él, tratando de acercarme.
¿Bebé? Y así es como si alguien me hubiese lanzado un balde de agua fría, mis
sentidos regresan. Estoy a punto de follar en un baño público. ¡Ew! Con Will
Montgomery.
¡No!
-N
o quieres que pare.
Se mueve para atrás, alejándose y me mira a los ojos, sin aliento, sus ojos 21
entrecerrados. Balancea la cabeza, como si estuviese tratando de aclarar su mente, y
me coloca sobre mis pies de nuevo. Mis rodillas temblorosas casi ceden, él me
estabiliza, con las manos en los hombros.
—Vamos a aclarar una cosa ahora. Yo no soy una groupie1 estúpida y desesperada,
que está muriendo de ganas de entrar en tus pantalones, y no soy tu bebé.
1
Groupie: persona que busca intimidad emocional y sexual con una persona famosa.
—Te pido disculpas de nuevo, por el mal entendido con mis relaciones públicas y
por esto —su voz es firme ahora, su respiración está bajo control y mete las manos
en el bolsillo.
Wow, es bonito. Paso la lengua por mis labios, todavía saboreándolo en mí.
—Si te haces a un lado, voy a dejarte a solas. —De repente odio esa frialdad
educada con la que nos estamos tratando. Me gustaría que me tomara en sus brazos
de nuevo, me bese, y mi odio por él ahora, no es tan grande.
Tal vez no sea tan malo como pensaba, pero no es para mí.
Rápidamente salgo del camino, y él abre la puerta del baño. Antes de salir, me mira
y me ofrece media sonrisa, un guiño, y me deja en paz.
Mis ojos encuentran mi reflejo en el espejo. Los tengo un poco vidriosos por el
exceso de vino y lujuria. Mi cabello está un poco desordenado, pero siempre lo
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tengo así, entonces no es nada raro.
Además de que mi labial desapareció con el beso, continúo igual que cuando entre
aquí.
*****
—¿Ok, que vamos a beber ahora? —pregunto y miro alrededor de la mesa a mis
amigas y sus hombres. Los padres se fueron hace algunas horas, y apenas están
Jules y Nate, Natalie y Luke, Stacy e Isaac, Brynna, Matt, Caleb y Will. Todos los
otros invitados se fueron para casa, dejándonos a nosotros once para beber, reír y
conversar.
No tuve tanta diversión en un largo tiempo. Si bebo apenas un poco más de este
trago, conseguiré olvidar mí escapada en el baño con Will.
Tal vez.
Probablemente no.
—¡Aquí está, por los orgasmos, a los tres que voy a tener hoy en la noche! —
exclama Natalie, ganado la risa del resto de nosotras las chicas, mientras que los
chicos, todos, excepto Luke, se quejan.
—¡Por los orgasmos! —todos concordamos y bebemos la copa. Deje de usar las
rodajas de limón y la sal tres tragos atrás. Miro a Will, que está ahora en una
conversación profunda con su hermano Caleb, y a pesar de mi estado, claramente
borracha, mis muslos se aprietan con la visión de él.
Dios. Es todo hombros largos y músculos, ojos azules y aquel cabello rubio oscuro
desordenado, peinado por sus dedos y los míos, y quiero darle un buen jalón. 23
Debería haber follado con él en el baño. ¡Para con eso! Esa es una Meg apenas
borracha y caliente.
—Entonces, Meg —Jules habla con la voz borracha mientras se inclina hacia mí y
me lanza su brazo alrededor de mis hombros—. ¿Por qué todavía estás soltera, mi
linda amiga?
—Eso es pésimo.
—Deberías cantar alguna cosa. —Jules bate las manos, entusiasmada en su asiento.
—Apenas puedo hablar. No voy a cantar. No canto desde hace un largo tiempo, de
cualquier manera.
—Creo que es hora de llevarte hasta el cuarto, bebé. —Ella sostiene su rostro en sus
manos y sonríe. 24
—Está bien. ¿Puedo tener algunos orgasmos?
—Creo que puedo hacer que eso pase—él responde con una sonrisa.
Dios mío, nada cambió, nosotras siempre hablando de orgasmos, cuando estábamos
borrachas en la facultad.
—Entonces, vamos hasta el cuarto también, te voy a dar algunos orgasmos. —Luke
besa la mejilla de Nat y ella se queda en sus brazos.
Jesús, Luke Williams está en la misma sala que yo, hablando sobre orgasmos.
—Yo te voy a llevar a casa. —Will está de pie de a mi lado, sosteniéndome el codo.
Oh.
—¿En serio?
—No, encanto, yo voy a jugar futbol el domingo. Con mi equipo. ¿Te acuerdas?
—Oh, sí. Eres una estrella de futbol. —Regreso con mis amigas—. Él es el gran
jugador de futbol esta temporada. ¿Lo sabían?
—Meg, eres tan divertida. Estoy feliz que estés saliendo de nuevo con nosotras.
—Hum, ¿Will?
—¿Si?
—Si quiero llegar hasta el auto y llevarte a casa, creo que es necesario.
—Hoy no.
—Sí, me asustas.
*****
—¿Qué tipo de auto es ese? —pregunto.
—Es un Shelby.
—No tengo tiempo. —Encoje los hombros—. Nadie me interesó, hasta muy
recientemente —murmura la última parte, y antes de que pueda preguntar lo que él
quiere decir con eso, rápidamente me coloca en el auto y me lleva hasta mi casa. 27
—Gracias por el aventón.
Creo que no puedo salir del auto, ni siquiera si quisiese. Es muy bajo, junto al
suelo, muy bonito. El asiento es confortable. De repente, la puerta del pasajero se
abre, y Will se inclina para dentro, sacándome del auto. Me deja de pie, y entonces
me carga otra vez.
Bien, no tenía ganas de vomitar hasta que él hablo. Ahora mi estómago está dando
vueltas, y tengo ese sentimiento asqueroso en la parte de atrás de mi garganta.
¡Joder!
¿Será que él habla inglés? No entiendo lo que dice, todo lo que puedo hacer es
concentrarme en no vomitar. Él mueve la cartera, hasta encontrar mis llaves.
—No.
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—¿Por qué no? —exige.
Me baja, y en el momento que mis pies tocan el suelo, corro para el baño, y lanzo
cerca de dos botellas de tequila en el retrete. El regusto que sale, nunca es tan bueno
como cuando entra.
Oh, Dulce Jesús, hazlo parar. Mi estómago convulsiona con los temblores, y siento
el sudor frio en mi piel. De repente, mi cabello está siendo peinado fuera de mi
rostro, y un paño frio es presionado en la parte de atrás de mi cuello.
—Me voy a quedar —su voz es firme y tal vez un poco oscura.
—Eso es bueno.
—Está bien —hablo, y él lleva un brazo hasta mi cintura. Es muy alto para su 29
propio bien—. Estoy bien, Will. Lo peor ya paso. Te puedes ir.
—Porque no soy un idiota, y cuanto más pronto te des cuenta de eso, mejor.
Hago una mueca para él, sin entenderle del todo. Abre mis gavetas, moviendo mi
ropa y medias, entonces se voltea hacia mí, con el ceño fruncido.
—¿Entonces, que usas para dormir? —pregunta y coloca las manos en las caderas.
—Nada.
Cierra los ojos y respira profundamente, enseguida, busca entre mis gavetas hasta
encontrar una vieja camiseta, y me la lanza.
—¿Por qué?
—Hmm. —Cierro los ojos para bloquear la imagen de un delicioso Will desnudo.
Escucho el cierre del pantalón y el ruido de él saliendo de ellos, y en seguida, la
cama se hunde cuando se acomoda a mi lado. Me aleja, y después me voltea, mi
espalda contra su pecho.
—Duerme.
2
Frase que hace alusión a la muletilla utilizada por Robin, en “Batman y Robin” La frase suele variar,
pero una de las más conocida de ellas es “¡Santos frijoles saltarines Batman!”
—¿Por qué todavía estas aquí? —pregunto soñolienta. Debería exigirle que se vaya,
pero joder, estar así me hace sentir muy bien.
—No sé —susurra.
Will
¿Por qué todavía estoy aquí? Buena pregunta. Yo tengo mi casa y mi cama. Con
seguridad, ella va a dormir la noche entera, y se despertará bien tarde, y con un
poco de resaca. Pero estaría mintiendo si digo que no me siento bien con ella, y por
la primera vez en un largo, largo tiempo, me siento protector con una mujer con la 31
que no estoy relacionado.
Esta mujer de ojos de avellana tiene el cuerpo hecho para el sexo, una inteligencia
afilada y una sonrisa matadora. Un hoyuelo en la mejilla derecha es malditamente
adorable. Una pena que para mí, ella siempre está arrugando la frente.
Me pregunto que será necesario hacer para hacerla reír más, y confiar en mí.
Porque tengo que verla de nuevo.
Meg llora bajito y se lanza a mis brazos, apoyando su rostro en mi pecho, y levanta
un brazo alrededor de mi cintura, sosteniéndome firme. Acaricio su cabello en su
mejilla y beso su frente antes de quedarme dormido.
32
Capítulo 3
Traducido por Edel
-M
eg, hay una llamada para ti en la extensión 40-600.
—Aquí Meg.
—Espero que sí. Soy Susan Jones. Llamo de la oficina de Relaciones Públicas del
equipo de futbol de Seattle.
—Hola.
—¿De esta semana? —Mi voz es más estridente que lo normal, no lo puedo evitar.
¿Él quiere venir a mi trabajo en dos días?
—Eso mismo.
Suspiro resignada. Los niños van a estar tan animados, no hay manera que pueda
decir que no.
—¿Cerca de la una?
34
—Muy bien, esperaremos por él.
Idiota arrogante.
*****
—Él está aquí — avisó el miembro de seguridad. Sonriendo, Jill hizo algunos pasos
de baile. Ella y yo estamos trabajando juntas desde el primer día. Es una linda
rubia, bajita, con ojos marrones oscuros y una figura voluptuosa. También está bien
casada y tiene tres hijos, pero no tiene ningún problema de coquetear con jugadores
de futbol calientes. 35
¿Quién puede culparla?
—Ok, voy hasta el ascensor para conocerle. Acuérdate de poner cara de sorpresa.
Me hace un guiño y camina hasta el pasillo del ascensor. Informé a los padres de
los chicos sobre el invitado de hoy, para que ellos pudiesen venir y tomarse unas
fotos y conocer al atleta personalmente, pero decidí que fuera una sorpresa para los
niños.
Finalmente, los ascensores se abren, y sólo puedo mirarle. Trajo a cuatro de sus
compañeros de equipo, todos vestidos con jeans y la camisa del equipo, empujando
carritos llenos de regalos, cajas con lazos y papel celofán, y varios productos del
equipo, gorras, camisetas, pijamas… Con su nombre en él. Trajeron animales de
peluche y juegos también.
Miro a Will, sus brillantes ojos azules, y no puedo parar la sonrisa que divide en
dos mi rostro.
Miro mi simple bata azul del hospital, paso la mano por ella y me río.
—Cierto, porque batas de hospital y colas de caballo fue todo lo que se viste en
estos días.
Bien, entonces.
—Muchas gracias a todos por venir. No les dije a los niños que vendrían, quería
que fuese una sorpresa. Pero los padres lo saben, y trajeron sus cámaras. —Ellos
menean la cabeza y miro alrededor de la recepción—. ¿Sin periodistas?
—No, sin periodistas. Esta no es una visita propaganda, Meg. Estamos aquí porque
queremos estar.
—¿Tienes un segundo?
Abro la puerta y me corro para un lado, así los chicos pueden entrar en su cuarto, y
Will se inclina para mí y me susurra en el oído.
—Hey, chico. —Will se acerca en primer lugar y ofrece su mano para saludarlo—.
Es un placer conocer a otro jugador.
—Una vez jugador, siempre un jugador, chico. —Will sonríe y se sienta a su lado
en la cama—. ¿Qué posición juegas?
—Quarterback —Nick responde tímidamente sin mirar a Will a los ojos. El cabello
de Nick se fue, y su cuerpo una vez fuerte, parecía flaco en la gran cama de
hospital.
Salgo del cuarto y dejo a los chicos conversando con Nicholas, dándole los regalos
y haciendo mejor su día.
Cerca de una hora más tarde, los jugadores están cómodos, sonriendo y bromeando
unos con los otros y con Nick. Will me ofrece una sonrisa dulce y triste.
Inclino mi cabeza para un lado. ¿Hablar? ¿Sobre qué? No tengo tiempo para
preguntar.
38
—Muy bien, chicos, sé que se están divirtiendo, pero hay un montón de niños
ansiosos por conoceros. Tengo un equipo de enfermeras extras hoy, para llevarlos
por el hospital, presentaros a los niños y a sus padres.
Ellos cogen cestas llenas de regalos y siguen a mi personal por varias partes del
departamento, y sonrío, cuando escucho los gritos de excitación que salen de los
cuartos.
—Eso es increíble, Will. Los niños se van a acordar de esto para el resto de sus
vidas. Gracias.
3
Universidad del Sur de California ('USC, por sus iniciales en inglés University of Southern
California)
*****
Ok, el hombre es bueno con los niños. Es amable y un buen oyente. Pacientemente
posó para decenas de fotos, coqueteo con las chicas, hizo caras y les hizo sentir
como si fuesen sus amigos, y simplemente fue increíble. Todos, los cinco jugadores,
finalmente terminaron, entrando en cada cuarto y conversando con cada paciente.
Ahora, estamos reunidos en un área común, que creamos para las familias, donde
pueden entrar y descansar. Fue recientemente reformada, orgullosamente ostenta
cerca de dos mil metros cuadrados, con sofás de cuero y sillas reclinables, una
televisión enorme de pantalla plana montada en la pared, mesas y sillas cerca de
tomas para portátiles y mucho espacio para estirarse.
Ahora, mis pacientes más antiguos que son capaces de dejar sus cuartos, están en el
espacio, donde pueden hacer preguntas y tener un poco más de tiempo con el
equipo. Hace cinco horas que están aquí.
39
4
—Meg, necesito alguna ayuda con un IV en el cuarto 20 —la Dra. Sánchez me
susurra, para no interrumpir las conversaciones.
—Sin problemas. —Le sigo de regreso hasta el cuarto para ayudarle, entonces,
cuando regreso al salón me quedo fuera de la vista para poder escuchar.
—Entonces, ¿tienes novia, Will? —le pregunta con una sonrisa tímida, una bonita
paciente de dieciséis años, llamada Liza.
—Bien, hay una mujer en la que estoy interesado, pero creo que no le gusto.
—Bien, entonces es estúpida. —Liza ríe, haciendo que todos riesen juntos.
4
La terapia intravenosa o terapia I.V. es la administración de sustancias líquidas directamente en
una vena a través de una aguja o tubo (catéter) que se inserta en la vena, permitiendo el acceso
inmediato al torrente sanguíneo para suministrar líquidos y medicamentos.
—No, es experta —bromea Trevon, golpeando el hombro de Will.
—La verdad, es que la conocen. —Will comienza y muerdo mis labios, sintiendo
mis ojos abrirse. ¡Puta Mierda!—. Adoraría conocer mejor a Meg.
—Bien, entonces invítala a salir —le aconseja alguien fuera de mi línea de visión.
—Pero si follas con ella, te voy a sacar el corazón del pecho, que se joda el cáncer—
afirma claramente Nick.
—¡Nick! — exclama su madre. Mis pies miran el suelo. Debería resolver esto, pero
no puedo moverme. Quiero escuchar la respuesta de Will. El silencio llena el cuarto
e imagino a los dos chicos, uno, casi un hombre y el otro ya adulto, mirándose uno
al otro.
—Sabes, Nick, ya tenía un gran respeto por ti con nuestra conversación anterior,
pero ahora sólo creo que eres impresionante. Eres un gran hombre. No necesitas
preocuparte por Meg.
Sigo a los jugadores de regreso a los ascensores, Will y yo más atrás. Sostiene mi 41
mano en la suya, pero me alejo y miro alrededor.
—Ah, ¿entonces puedo sostener tu mano fuera del trabajo? —pregunta, con una
sonrisa arrogante.
—No, Trevon vino de nuestro gimnasio y Hawks fue a buscar los regalos, todos nos
encontramos aquí.
—De acuerdo.
—Días como hoy hacen mi trabajo fantástico, Kip. En serio, gracias a todos por
venir hoy. Simplemente no saben lo que hicieron por esos niños.
—¿Por qué no nos pediste venir antes? —pregunta Jerrel y Will se ahoga, casi
sofocándose con su propia saliva.
—La verdad, es que lo pedí. Varias veces. Pero siempre recibí un “no” como
respuesta.
—Bien, infierno, te voy a dar mi número. —Kip sonríe—. Y no sólo para visitar tú 42
trabajo.
—Bueno. —Kip me guiña, y ellos entran en sus respectivos autos para salir, se
despiden y se van.
—Debería regresar.
—Todavía estabas con la camisa cuando salí aquella mañana. Te lo dije, ninguna
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actividad sexual en esas condiciones.
—Oh, créeme, dulzura, tener tu apretado culo, desnudo contra mi pene, fue
malditamente seductor. —Se aproxima y me levanta la barbilla con los dedos—.
Pero no use esa ventaja en ti, cuando no estabas en tu juicio. Cuando te tome, vas a
saber exactamente qué estamos haciendo, lo que estas sintiendo, no voy a parar
hasta que tus piernas estén temblando, y los vecinos sepan mi nombre.
Pasa sus labios levemente sobre los míos, antes de sostener mi rostro firmemente en
sus grandes manos, besándome profundamente. Dios, es tan bueno como
recordaba, si no mejor, y no creo que eso sea posible. Si estuviese usando bragas,
estaría mojada, estoy sin aliento y solo quiero saltar sobre él. Se aleja y gentilmente
acaricia mis cabellos sueltos en mi rostro.
Salgo de sus brazos, froto mis manos en mi rostro, tratando de limpiar mi mente.
—Will, solo voy a decir esto una vez más. Por favor, no me llames bebé. Nunca. —
Mi voz es controlada, firme. Él arruga la frente.
—¿Por qué?
—No me gusta.
—Mi padre acostumbraba llamarme así, las pocas veces que lo vi, y me da nauseas.
Solo no lo hagas. ¿Ok?
M
eg, llegaron para ti.
—¿Lo vas a llamar? —pregunta Jill detrás de mí, claramente leyendo sobre mi
hombro y me río.
—Infierno, yo haría mucho más con ese mensaje. ¿Le diste una buena mirada?
—Los niños todavía hablan sobre eso. Fueron realmente maravillosos. —Jill toma
el documento, y comienza a hacer apuntes.
—Sí, lo fueron —murmuro y tomo mi teléfono del bolso. Agrego el número de Will
en la lista de contactos, pero en vez de escribir su nombre, escribo Estrella de futbol.
Sonrío y abro el mensaje en blanco.
No pierde el tiempo, ¿no? Esta noche es la única noche libre del fin de semana. A
partir de mañana voy a trabajar en turnos escalonados hasta el lunes, y tengo que
ser honesta, quiero verlo.
—No, pero ahora que sé que tendré material suculento para leer, voy a comenzar.
—Me guiña y sale para visitar el último cuarto.
*****
—Estás fantástica. —Will sonríe, cuando abro la puerta de mi casa para él.
Estoy en un vestido estilo hippie, de gasa suave, que va hasta la mitad de mis
muslos, y botas country marrones. Varios collares largos alrededor de mi cuello, un
brazalete en mi muñeca izquierda, y mi cabello esta suelto.
—Es el mismo auto que conduje hasta tu casa, después de la fiesta, Meg.
—Felizmente, no. —Me sonríe y coloca una mecha de cabello rosa detrás de mí
oreja.
47
—¿A dónde vamos? —pregunto, mientras me sigue hasta su auto espectacular y
abre la puerta para mí.
—Pensé que podríamos ir hasta el centro para cenar, y tal vez hacer una caminata
por la playa.
En vez de sentarme en el asiento de cuero, camino hacia la parte trasera del auto y
miro el emblema cromado de la cobra, el cromado, infierno, incluso los neumáticos
son bonitos. El auto es negro, todo negro, con cristales tintados, haciendo quedar el
cromado más brillante. Siento que mis ojos se abren más y suspiro.
—¿Meg?
—¿Huh? —Miro a los ojos azules de Will, que me mira con diversión, y balancea la
cabeza perezosamente.
—¿Estás bien? —pregunta con una sonrisa, y se acerca, colocando su gran mano en
mi espalda, y entre su toque y este auto, no consigo respirar.
—Este es un Shelby —hablo, como si eso lo explicase todo.
—¿Qué acaba de pasar por esa increíble cabeza? —pregunta, sus ojos entrecerrados,
mientras agarra mis hombros y me gira para enfrentarle. Trago en seco.
—Nada —miento.
—Vamos a decir que este auto es realmente sexy, y hace cosas conmigo — 48
respondo, sin mirarle a los ojos.
—No te hagas ideas —le advierto, y camino hasta la puerta del pasajero abierta. Él
bloquea mi camino.
—¿Entonces?
—¿No me digas que tienes aquella cosa estúpida de chicas, de la regla de tres citas?
Me encojo de hombros, pero no respondo. ¡Claro que sí, tengo una regla de tres citas!
—Todo lo que incluya a mi trabajo no es una cita. —Río y paso mis manos a lo
largo del tablero—. Este auto es mi fantasía completa —susurro.
49
La cabeza de Will gira, y me mira, con la boca abierta, y enseguida, comienza a
reír, una enorme carcajada alta y me uno a él, ambos riendo como locos.
—Ella está bien. Ocupada con su nuevo negocio y planeando su boda. No sé por
qué piensan que tienen que casarse tan rápido. —Arruga la frente y quiero pasar
mis dedos por su cabello desordenado, pero mantengo mis dedos juntos, y los
mantengo firmes en mi regazo.
—¿Por qué tan pronto? —pregunto, sorprendida. Eso es de aquí a pocos meses.
—¿Quién sabe? Es de mi hermana de la que estoy hablando. Toda su vida dijo que
no estaba interesada en casarse, luego, se enamora de un tipo y ahora no puede
casarse lo suficientemente rápido. —Arruga la frente y entra con el auto en un
estacionamiento.
—¿Qué? —pregunta.
—Jules es una buena chica, Will. —Toco en su pierna y él agarra mis manos en la
suya, besando mis dedos, uno por uno, y mi estómago se aprieta y estoy sin aliento,
me pregunto cómo diablos voy a aguantar dos citas más.
—Genial. Vamos, tengo hambre. —Will sale del auto, y rápidamente camina para
el lado del pasajero, abre la puerta, y me ofrece su mano para ayudarme a salir.
—Te voy a dejar conducir de regreso a tu casa —responde, uniendo nuestros dedos.
—Es un Shelby —afirmo, nuevamente, lentamente, para que pueda entender las 51
palabras que salen de mi boca.
Está tan lleno de confianza. Su voz, la manera cómo anda, la forma como se
comporta. Tan seguro de sí mismo. Es sexy como el diablo. Aquel trasero por si
solo debería estar prohibido. Realmente amo sus hombros y brazos. Está
perfectamente esculpido, con hombros largos y brazos fuertes. Infierno, me levantó
como si no fuese nada. Y, solo de pensar en eso, ya estoy mojada de nuevo.
Calma, Meg. Esto es apenas una cita.
Me entrega el menú. Y en vez de leer, le miro y él me encara. Paso los ojos por su
rostro, sus hombros largos y brazos fuertes, hasta los largos dedos de sus manos.
Está delicioso en una camiseta gris y jeans. Cuando mi mirada regresa a la suya, su
rostro esta serio, sus ojos azul fundido, y no puedo decir si está molesto o realmente
excitado.
—Hola chicos, ¿en qué puedo ayudarlos? —Una camarera coloca el agua delante
de nosotros y toma su libreta.
—¿Qué te gustaría? —me pregunta, sin mirar a la camarera, sus ojos todavía en
llamas.
—Lo que pidas estará bien para mí —respondo y trago en seco.
Y delante de mis ojos, Will se transforma. Sonríe, aquella sonrisa arrogante, sus
ojos se calman, e inmediatamente entra en modo celebridad. Ya vi eso en la TV,
pero este es mi primer vistazo personalmente.
—Estoy genial. Es bueno verlo de nuevo. —Ella le guiña y se va, pero ahora
nuestra mesa está rodeada por otros clientes que escucharon a la camarera y ahora
quieren hablar con Will y pedirle su autógrafo.
Me gustaría saber cuánto tiempo le tomará descubrir que me fui. Diez minutos
después, y cerca de dos kilómetros de distancia que llevo en el taxi, mi teléfono
suena.
—No estoy pidiendo que hagas eso —lo interrumpo— pero sabías que ibas a llamar
la atención en un bar deportivo, Will. Mostrarme lo famoso que eres no es la
manera para impresionarme. No soy una mujer que piensa que salir con una
celebridad es sexy. Creo que eres sexy, sin la camisa de futbol. —Joder, ¿por qué
dije eso?—. Entonces, continúa y aprovecha tu oportunidad de salir en las fotos,
pero yo tengo cosas mejores que hacer con mi tiempo libre, que ser ignorada. Que
tengas una buena noche. 54
Esta cita, sin embargo, no forma parte de las tres. Y probablemente no habrá otra cita,
tampoco. No necesito salir con un idiota arrogante.
Joder.
Capítulo 5
Traducido por Sttefanye
L
o siento.
—¿Cuándo?
—Anoche. —Tomo una magdalena y le doy una gran mordida. Mmm… tan buena.
—¿Quieres poner esto en la sala de visitas? —pregunta Jill, mientras se lame los
dedos.
—A las personas le pueden gustar esta idea, aunque no creo que vaya a durar
mucho tiempo. —Sonrío y llevo el carrito lleno de magdalenas de chocolate por el
pasillo.
—Sabes, podría haberte enviado una magdalena —murmura Jill a mi lado,
examinando sus uñas.
—Lo sé.
—Mmm hmm.
—Bueno. —Jill levanta las manos en señal de “me rindo” y cambia el tema—.
Están deliciosas.
—Sí, creo que escuchó hablar de los niños el otro día, que me gusta el chocolate.
*Delicioso.
Aprieto enviar, y muerdo el labio. Tal vez debería haber dicho algo más, pero tiene
que merecerlo.
*Sí, lo eres.
—Hola —atiendo.
—Hola —responde en voz baja—. Quería escuchar tu voz, y esto es más rápido que
los mensajes. Estamos a punto de subir en el avión para ir a San Francisco, para el
partido del domingo.
—Sí, vamos a volver el domingo por la noche. Mira, Meg, discúlpame por lo de
anoche. Debería haber imaginado que ellos estarían locos, pero realmente quería
solo llevarte a comer una buena hamburguesa.
Muerdo mi labio y cierro los ojos. Joder, ¿cuál es el problema con este chico, que
no puedo decir no?
57
—La próxima vez, yo escojo el lugar —respondo, y lo oigo suspirar de alivio.
—Trato hecho. Entonces, ¿adónde tengo que llevarte para nuestro encuentro
número 2?
—Joder —se queja y puedo imaginarlo pasando la mano por su cabello con
frustración—. Me estás matando, cariño.
—¿Perdón? —susurro.
—Trabajo el domingo por la noche. Estoy de guardia este fin de semana. No salgo
del trabajo antes de las dos de la mañana. 58
—¿Siempre trabajas en estos turnos? —pregunta bajo, y arrugo la frente con el
cambio en su voz.
—Es rotativo. Todos trabajamos todos los turnos. Pero solo trabajo doce horas, tres
veces por semana, por eso no es tan malo.
—Entonces, déjame ver si entendí. ¿Vas a casa en mitad de la noche, hacia una
casa en el norte de Seattle, sin ningún sistema de alarma? —Su voz se hace de
acero, y aprieta mi estómago.
—No, no lo harás.
—Ya veremos.
—Will ¿esto es un “ya veremos”, para callarme la boca o lo vas a hacer de todas
formas? —pregunto con sospecha.
—Sí. Tu seguridad no es un asunto que voy a dejar en paz. Si tienes que ir a casa en
mitad de la noche sola, necesito saber que estás segura.
—Will, yo… 59
—Me tengo que ir —interrumpe, y estoy decepcionada, no solo con la pérdida de
su tono divertido y despreocupado, sino porque no voy a verlo en todo el fin de
semana—. ¿Vas a ver el partido el domingo? —pregunta, su tono más suave.
—Por la tarde.
—Sí, acostumbro a ver a los partidos con los niños. Mantendré un ojo en medio del
trabajo.
—¿De verdad?
—Sí, míralo.
—Bien, chao.
Y se va.
*****
—¡NO, NO, NO! —exclama Nick desde su posición en el sofá de cuero en la sala
de estar, el domingo por la tarde. Hay alrededor de una docena de pacientes,
padres, algunos médicos en los intervalos, todos con los ojos puestos en la enorme
televisión para ver el partido de futbol.
Los niños están vistiendo el uniforme del equipo que los chicos le dieron la semana
pasada. Will mandó a entregar comida al medio día, sándwiches, patatas fritas,
palomitas y refrescos. 60
¿Qué hay con este hombre y la comida?
Entonces, todo el mundo está comiendo y mirando el partido. En vez de una sala
de hospital, esta se parece a una sala de estar en una casa, durante el Super Tazón.
Los niños adoran la sensación de normalidad, y no puedo esperar para agradecerle
a Will por esto.
Querido Dios, no puedo verle ser derribado nuevamente. ¿Cómo es que no se lastima?
La primera mitad del partido llega al fin, y el equipo de Will está ganando, 21-7.
Mis ojos están puestos en la televisión, mirando atentamente, esperando el mensaje
de Will, y como él dijo, poco antes de ir a los anuncios, está en la pantalla. Su
cabello está mojado por el sudor y pegado a la frente, su rostro está sucio, y está
respirando con dificultad por el esfuerzo, pero sonríe hacia la cámara y se golpea la
nariz con el dedo índice, entonces, apunta hacia la cámara y murmura:
—Te extraño.
*****
—¿Srta. McBride?
—Sí —digo roncamente, y miro hacia el hombre a través de mis ojos borrosos. Está
de pie en mi balcón, con un uniforme de algún tipo, sujetando un portapapeles.
Paso la mano por mi cabello, y hago una mueca—. ¿Qué horas es?
—No te llamé.
—¿De verdad?
—Porque estamos viendo la cinta del partido de ayer. ¿Por qué estás susurrando? —
Escucho la sonrisa en su voz y eso me hace sonreír.
—Genial. Confío en él, hizo todas las instalaciones en las casas de mi familia, y en
las oficinas.
—Discúlpame, se me olvidó.
—Está bien. No quiero dormir el día entero de todas formas. —Me levanto y abro
la ducha—. Voy a dejarte para que vuelvas a tu cinta.
—Sí.
—Tengo que entrenar mañana hasta el mediodía, pero entonces quiero pasar el
resto del día contigo.
Escucho el ruido de las perforaciones, y veo los chicos del sistema de seguridad
caminando afuera, uno frente al otro en la parte de atrás. Entonces, mientras ellos
trabajan, decido también trabajar un poco, recuperar lo atrasado en las respuestas
de correo, Facebook y mis cuentas, y enciendo mi estación favorita de radio en
Internet.
En el momento en que los chicos de la empresa de seguridad terminan, son casi las
6, y terminé toda mi vida social virtual, correos, algunas llamadas telefónicas y
estoy quebrada. Bueno, lo voy a estar, de cualquier manera, cuando le envíe el
cheque a Sylvia.
Ellos me están mostrando como configurar mi alarma, desactivarla, insertar mi
contraseña, y pedir ayuda. Es increíblemente atemorizante. No la idea de ser
asaltada, pero cuántos malditos pasos tengo que hacer para configurar este hijo de
puta.
Cuando finalmente estoy sola, me pongo mis zapatillas, y salgo hacia una caminata
por el barrio. No sé por qué está tan asustado con mi seguridad.
Asiento hacia mi vecino, y atravieso la calle hasta mi casa, cuando veo a Will
sentado en la puerta, codos apoyados en las rodillas de sus jeans, vistiendo una
camisa Nike negra y lentes Oakley negros. No puedo ver sus ojos, pero la boca está
inclinada en una media sonrisa, y puedo sentir sus ojos paseando por mí.
Cuando llego más cerca, balanceo un poco más mis caderas, disfrutando la forma
en cómo el vestido fluye alrededor de mis mulos, y le sonrío.
—Pensé que me verías mañana al medio día. —Planto mis manos sobre mis
caderas y trato de mirarlo molesta, pero esto no funciona. Estoy feliz de verle
después de su viaje a San Francisco.
—Lo sé. Pero decidí pasar por aquí y certificar que la alarma fue instalada. —
Alcanza mi mano y me tira hacia su regazo. Grito de sorpresa y después río, paso
mis brazos alrededor de su cuello.
—¿Y esta fue la única razón? —Le sonrío y tiro sus Oakleys hacia fuera. Sus ojos
azules están felices y calientes.
—Te echaba de menos —murmura y besa mi mejilla, entonces, se aleja hacia atrás
y me mira a los ojos nuevamente—. ¿Cómo estás?
—Estoy bien. Fue un fin de semana muy movido en el trabajo, entre partidos de
futbol y entregas de comidas, más esas cosas molestas que llamamos pacientes. —
Río y llevo mi mano a su cabello rubio oscuro. Es suave y es tan delicioso, que lo
hago de nuevo—. En serio, gracias por todo lo que hiciste la semana pasada por los
niños y por mí. Esto superó mucho cualquier cosa que estábamos esperando.
65
—Entonces, ¿viste el partido? ¿No solo la mitad del tiempo? —Sonríe, pero puedo
decir que está esperanzado de que diga eso, que lo vi para apoyarle y porque estoy
orgullosa de él.
Y lo estoy.
—Vi la mayor parte, sí. Tuve que cubrir mis ojos cuando fuiste derribado. Odio esa
parte. Y gracias por el intervalo. Eso fue genial. —Sonrío.
—¿Qué pasa?
—Nunca voy a rechazar a un hombre con pizza. —Me levanto de su regazo, y abro
la puerta, entonces, caminamos hacia adentro.
V
uelvo y lo miro, y pongo mis manos en mis caderas.
—Salí quince minutos, Will. A la luz del día. ¿Por qué entras en crisis?
—Sí.
—Pufff, gracias. ¿Ahora me das la pizza antes que te eche por ser tan mandón?
—¿Cuál es el código?
—¿Y si fueras tú el que estoy intentando mantener alejado? —pregunto con una
sonrisa petulante. Levanta una ceja aguarda una respuesta—. Esa mirada no
funciona conmigo.
—¿El código es uno, dos, tres, cuatro? —pregunta con una carcajada.
—Por favor, ¿me explicas por qué eres tan inflexible con la alarma? Nunca tuve un
problema en este barrio, Will. Es muy seguro aquí. —Lo sigo y tomo dos platos
para nuestra comida.
Ah sí, la última vez que estuvo aquí, yo estaba borracha y tuvo que cuidarme.
Miro todo el espacio y sonrío. Esta cocina fue lo que me hizo quedarme con la
casa. Es abierta hacia la sala, tiene mostradores de granito y armarios de madera
clara, dando sensación alegre y luminosa.
—¿Cerveza? —pide.
—Refrigerador.
Agarra dos cervezas, las abre y caminamos hasta la sala de estar. Me siento en el
sofá y él en el suelo, apoyado en el sofá. Puedo sentir el calor de él contra mi
pierna.
—Sé que aparento ser controlador en relación a la alarma, Meg. Pero es realmente
importante para mí, porque cuando nuestra relación avance, las personas van a
intentar llegar hasta ti. Y van a presionarte, fans, personas extrañas con morbosa
curiosidad. Y como dije antes, viajo mucho y no vivo aquí contigo, por eso no
puedo estar todo el tiempo para protegerte. —Él hace una pausa para comer y
frunce la frente, mientras piensa.
Estoy sin palabras. ¿Cuándo nuestra relación avance? Estoy como una estúpida con esa
frase.
—¿Qué crees exactamente que estoy intentando buscar aquí, Megan? Si yo quisiera
solo sexo contigo y nada más, me habría retirado luego que me dijiste no en la
fiesta de mi hermana. —Él mueve la cabeza y aleja la pizza.
—Sí, es pronto, pero mierda Megan, todo lo que hago es pensar en ti. Estás en mi
piel. Quiero conocer tu cuerpo. Quiero sentir cual es la sensación de hundirme
dentro de ti. —Él traga en seco y yo también mientras aprieto mis muslos y me
siento empapada—. Pero también quiero saber lo que te hace reír. Lo que te irrita
profundamente. Lo que te apasiona. Quiero saber todo sobre ti. Estás en mi cabeza,
no me sentía así desde hace mucho tiempo. Jesús, no mando mensajes a las
mujeres durante el juego, por amor a Dios.
—Así que —continúa y me mira con sus serios ojos azules— por favor, tenme
paciencia y solo conecta la maldita alarma cuando sales y cuando estás sola en la
casa.
—Ok —levanto los hombros—. Puedo hacer eso —digo y continúo comiendo mi
pizza.
—No, ¿por qué lo haría? Es solo una alarma. Pero no me gusta que me ordenen,
solo habla conmigo sobre las cosas, ¿ok?
Will sonríe y coloca nuestros platos vacíos a un lado. Se levanta del suelo para
sentarse en el sofá, sus brazos flexionándose de forma sexy, mientras me congelo 69
viéndolo moverse.
Él es tan… caliente.
De pronto, me está tirando a sus brazos, colocándome cerca de él, besa mi cabeza y
toma el control remoto de mi televisión.
—Mirando TV.
—¿Por qué?
Puta mierda.
—No.
—¿Por qué?
—Me cobran un ojo de la cara por ellos, y no tengo tiempo de verlos. Entonces 70
cuando quiero mirar una película, voy hasta la tienda de alquiler.
—Hmmm, está bien. —Su mano se está moviendo rítmicamente para arriba y
debajo de mi espalda, acariciándome a través del vestido. Mi brazo está alrededor
de su cintura y realmente quiero sentir su suave piel, entonces levanto el borde de
su remera y deslizo suavemente mi mano sobre sus abdominales marcados. Él
contiene la respiración y su estómago se contrae, intenta relajarse con mi toque,
exhala ruidosamente y besa mi cabeza.
—¿Eso duele?
—Un poco —su rostro está tranquilo y no explica nada más. Muevo mi mano
suavemente sobre la costilla otra vez y hace un gesto con su cara.
—Un poco, mi culo. —Subo encima de él y tiro de su remera para poder ver sus
costillas y con seguridad, hay un hematoma rojo—. ¿Del domingo? —pregunto.
—Meg, tengo 300 kilos de hombres intentando golpearme. Por supuesto que si me
alcanzan, me van a lastimar. Voy a sobrevivir.
Hago una cara fea otra vez y miro su pecho, sin decir nada. Odio pensar que él se 71
lastime. Él inclina la cabeza hacia atrás, con los dedos en mi mentón y me sonríe
tiernamente.
—Estoy bien.
Paso los dedos por su suave mejilla. Sus ojos se cierran mientras se inclina sobre mi
caricia, luego besa mi mano y me mira con esos ojos azules.
—Ya era hora —susurro. Sonríe y besa mi frente, mi nariz, hasta mi mejilla y luego
apoya sus labios en los míos, descansando allí, apenas un segundo, y entonces
comienza a moverse. Esos increíbles labios sobre los míos, dándome suaves
mordidas y finalmente lamiendo mi labio inferior y después hundiendo su lengua
en mi boca, danzando y girando, explorándome.
Este beso es tan diferente de cuando me besó en la fiesta. Este es íntimo y tierno.
Amo sus dos lados y no puedo esperar conocer más sobre él.
Hundo mis dedos en sus cabellos y suelto un feliz gemido mientras él continúa
atacando mi boca suavemente. Se aparta un poco hacia atrás, respirando con
dificultad, sus ojos en llamas.
—Te lo mereces —pasa los dedos por mi mejilla—. Ey, ¿qué sucedió con el rosa?
Hago una mueca por el cambio de tema, sin entender lo que quiere decir y entonces
recuerdo mi cabello.
—No es permanente. Es una tintura específica para cabello con la que me tiño y 72
sale cuando lo lavo.
—Oh, eso es bueno —su mano se desliza por mi muslo, nuevamente, debajo de mi
vestido y suspiro. Cuando llega hasta mi cadera, sus ojos se abren sorprendidos.
—Entonces, sin pijama y sin bragas —traga en seco, cierra los ojos y maldice bajo.
Su mano se detiene en mi cadera, como si tuviera miedo de moverla. Tal vez mi
código sea estúpido.
Tal vez deba romper mi código, solo por esta vez. Ya me ha dicho que quiere algo
más que sexo conmigo, y ¿no es éste el objetivo del código al final de cuentas?
Abre los ojos, me mira y me sonríe. Paso mis dedos por su cabello, lo agarro fuerte
de la nuca y llevo su cabeza hacia abajo para juntarse con la mía. Acaricio su nariz
y lo beso castamente.
—Tócame —le susurro.
Está oscuro en la sala de estar, la única luz viene del brillo del televisor sin sonido.
Se levanta y me coloca de pie delante de él, agarra el borde de mi vestido y tira
sobre mi cabeza arrojándolo al suelo.
Suelta un suspiro ruidoso y sus profundos ojos azules están en llamas mientras me
mira de arriba abajo, de mi cabello, mi sostén negro, mi estómago, pubis depilado y
piernas, y luego vuelve hacia arriba y encuentra mis ojos.
—Sabía que eras hermosa y sabía que verte desnuda sería fantástico, pero superas
todas las fantasías que tenía, cariño.
Comienzo a protestar pero entonces aquellos dedos mágicos se deslizan para abajo
sobre mi pubis y encuentran mi centro.
Ah, eso.
—Mierda, tengo que ver eso —abruptamente me toma en sus brazos y cuando creo
que finalmente me va a llevar a mi cuarto, me recuesta con cuidado sobre el sofá.
Apaga el televisor, pero gira una lámpara suave y se arrodilla en el suelo, al lado de
mi cabeza.
—Eres increíble, ¿lo sabes, no? —me besa suave, lentamente provocando mi
lengua contra la suya y luego se desliza hasta mi mentón, va hasta mi oreja,
desciende por mi cuello y continua en dirección de mi clavícula.
—Will —agarro su camiseta en mis puños e intento sacarla sobre su cabeza pero él
se aleja.
—Will…
—No hay chance —gruñe—. Quiero verte. Mierda, Meg, eres tan sexy.
—Mierda.
—Cinco años.
—¿Por qué? —pregunta y pasa su pulgar por él nuevamente, mientras sus dedos se
deslizan por mis labios mojados y suspiro—. Dios, estás tan mojada.
—Estaba en una banda, las personas tenían piercing y yo no quería uno que 76
quedase a la vista. —Las palabras salen muy rápido por lo que él me está haciendo
y se ríe.
—¿Será que aumenta el placer? —pregunta y maldigo otra vez, cuando roza su
pulgar suavemente sobre él, haciéndome perder el aire, y dejando mi clítoris en
llamas.
Will besa mi ombligo y llevo mis manos hasta su cabello. Se mueve hacia abajo y
gentilmente envuelve esos labios increíbles alrededor de mi clítoris y del piercing, y
me deshago, empujando contra su boca, levantando mis caderas hacia arriba del
sofá. Sus manos están apoyadas en mi trasero, sosteniéndome contra él y yo me
corro duro, mi orgasmo sacudiéndome y estremeciéndome, y de repente sus labios
se mueven más abajo y su lengua está dentro de mí, lame mis labios y dentro mío
otra vez. Es un asalto completo y es la cosa más increíble que viví en mi vida.
Hunde su lengua dentro de mí otra vez y lleva una mano hasta mi clítoris,
trabajando un poco más en él y siento otro orgasmo gigante aproximándose.
—No pienso hacerlo —mueve la cabeza y luego ríe con tristeza, mientras se frota el
rostro con las manos—. No puedo creer lo que voy a decir, pero creo que sería
mejor que me vaya.
¿Qué?
Él debe haber visto el terror en mi cara porque ríe otra vez y me besa rápidamente.
—Vengo a buscarte para nuestro encuentro número dos mañana al mediodía —sus
ojos se pasean otra vez sobre mi cuerpo desnudo y maldice en voz baja.
—Está bien —respondo, un poco insegura, y me siento colocándome el vestido y
quedando de pie a su lado.
—Eres increíble —toma mi rostro con sus manos y se inclina para besarme
suavemente.
—Sí, señor.
78
Capítulo 7
Traducido por Vecina
-¿C
uántas veces has estado aquí? —Will me pregunta, mientras
estamos en la fila para comprar los tickets para el Museo
Experimental de Música de Seattle5. Es un museo de música y
mucho más.
5
Museo Experimental de Música de Seattle: http://www.empmuseum.org/
Nos dirigimos hasta el tercer piso y nos quedamos de pie, mirando la enorme
escultura que mide, por lo menos, dieciséis metros de altura y está hecha de
guitarras reales, de todas las formas, tamaños y colores. Mis ojos viajan por ella,
examinando los instrumentos y siento los ojos de Will sobre mí.
—¿Esta cosa vieja? —pregunto y sonrío, aun sin desviar la mirada de la escultura.
Estoy con una remera blanca, con escote en V, un chaleco de algodón suelto,
marrón y unos jeans ajustados. Luego de unos momentos, él aun me continúa
observando.
—No, estás tan linda con tu cabello rubio cayendo por tu espalda y esos labios
80
color rosa entreabiertos. Me gusta mirarte. Tú adoras esto, ¿no es así? —Señalaba el
museo.
La música me salvó cuando fui apartada de Sylvia. Fue toda mi vida en la facultad.
—Escuché decir que hay un lugar aquí donde puedes subir al escenario— comenta
casualmente y yo sonrío.
—¿Por qué?
Suspiro contra él. No canté para nadie, además de mis pacientes, desde la facultad.
Desde que la banda se separó y Leo dejó la ciudad.
—No es lejos.
Giramos en una esquina y allí es. Hay una sala con un escenario ostentando
instrumentos, luces, hasta una máquina de sonido que emite aplausos si quieres
realmente sentirte una estrella de rock.
Como es mitad de semana, no hay mucha gente paseando por el museo hoy y esta
sala está vacía, lo que no es habitual, porque la mayoría de las personas adoran las
exposiciones interactivas. 81
—Vamos hacia adelante. Me estoy muriendo aquí.
Asiento y pruebo la guitarra verificando que esté afinada y hablo con Will a través
del micrófono.
Will se ríe de mí, sus ojos felices y fijos puestos en mí y apenas sonrío y muevo la
cabeza, mientras continúo tocando la introducción y comienzo a cantar sobre un
niño de ojos azules, que perdí, después de tantas cosas que habíamos pasado. La
canción es dulce y un poco triste, y me recuerda un poco a Leo, aunque nunca
estuve enamorada de él.
La música termina. Abro los ojos y miro a Will. Su rostro está completamente 82
serio, no parpadea, aun con los ojos fijos en mí. Apoyó sus codos en las rodillas y
no se está moviendo.
Mirando alrededor, observo que otras personas entraron para oír la música y ahora
están aplaudiendo, algunos sacando fotografías. Sonrío y agradezco, colocando la
guitarra en su lugar, y camino en dirección a Will, que ahora está de pie, esperando
pacientemente por mí.
—Ven aquí —me señala con el dedo y yo obedezco, caminando hacia él. Me
abraza, levantando mis pies del suelo y entierra su rostro en mi cuello. No tengo
elección, pero mis brazos están firmes alrededor de su cuello.
—Eso fue lindo. Meg, ¿por qué paraste? —pregunta mientras me coloca en el suelo,
toma mi mano y me lleva fuera de la sala. Si él está escuchando el murmullo de los
6
I Never Told You : canción de la cantautora county Colbie Caillat.
asistentes sobre que él es Will Montgomery y sacándonos fotos con sus celulares,
los está ignorando sencillamente.
—Leo se fue —levanto mis hombros y siento que tira de mi brazo, cuando se
detiene abruptamente.
—Era mi mejor amigo desde que tenía doce años y mi compañero de la banda. Es
cinco años mayor que yo.
—¿Y tú estabas en una banda? —Will pregunta, su voz más suave y entonces
suspiro.
—Lo sé —toma mi mano y besa mis dedos, antes de entrelazar nuestras manos y
colocarlas sobre su pierna—. Estoy sorprendido. Con una voz como la tuya, puedes
llegar muy lejos.
—Está bien —parpadea para mí y sonríe—. Gracias por cantar para mí.
—De nada.
—¡Pasamos toda la tarde allí! Es casi la hora de cenar. Entonces, si, tengo hambre.
—¿Quieres comer hamburguesas otra vez? —pregunta con una sonrisa y yo
también le devuelvo la sonrisa.
*****
—Quiero mostrarte una cosa, —de pronto dice Will. Estamos en su auto, habiendo
terminado nuestras hamburguesas en el Moinho Vermelho, el mismo lugar donde
nos conocimos, cuando encontré a él y Jules.
—¿Qué es?
Esto me emociona, que él entienda como la música es importante para mí. Sonrío y 84
espero que continúe.
—Entonces, quiero compartir una cosa contigo, algo importante para mí.
Miro a Will y pasó la lengua por mis labios. Él mira hacia el frente, luego me mira
sorprendido y me sonríe confundido.
—¿Otra vez estamos con eso? —pregunta y se ríe, mientras cambia de carril.
—Tú estás malditamente sexy en este auto —me giro en el asiento para enfrentarlo.
Sus ojos encuentran los míos nuevamente.
—Sí.
—Jesús, sigue hablando así, cariño, y vas a ver qué rápido rompo tu código. Tienes
la boca muy sucia, lo sabes.
—Lo sé —levanto mis hombros y sonrío—. Fui a la facultad con Jules y Natalie. 85
¿Ya las has escuchado hablar?
—Además de eso —continúo— yo salía con una banda llena de hombres. Nunca
estuve destinada a tener una boca limpia.
—Mi boca.
—¡Ah! ¿A ti te gusta así cariño, sucio? —me ofrece una sonrisa de lobo y le sonrío.
—Algunas veces, sí.
—¿En verdad?
—¿Will?
—No —mueve la cabeza y frunce la frente—. No eres tan mala como Jules.
86
—Pocas lo son, Will —sonrío y desciendo del auto. Espera por mí, toma mi mano
y me lleva al ascensor.
—¿Esto es un test?
—Un poco.
—Eres quarterback.
—¿Para quién juego el balón? —entra conmigo al ascensor y luego se apoya contra
la pared, cruzando los brazos sobre su pecho.
—¿Qué sucede?
—¿Por qué me dices nene pero yo no puedo llamarte bebé? —pregunta él.
—¿Cómo…?
—Llame antes, mientras estabas en el baño del restaurante, y le pedí a alguien que
encienda las luces para mí. —Continúa llevándome hacia el campo y se detiene en
el centro de la línea de 50 yardas7.
7
Cincuenta yardas, o 45,72 metros, hace referencia a una marca en el campo de futbol americano.
—Sesenta y siete mil —afirma como si no fuera gran cosa y lo miro con la boca
abierta y los ojos sorprendidos.
—Puta mierda.
Sabía eso. Pero, estar aquí, aquí mismo, en el medio del campo, mirando los
asientos del estadio vacíos, la enormidad del lugar me golpea, literalmente me
derrumba, y me siento allí mismo sobre la hierba.
Estoy sin palabras, cuando miro alrededor del estadio y se me ocurre que podría
haber sido yo, en el escenario, cantando frente a 67.000 personas, en vez de
pequeños clubes, en los alrededores de Seattle o salas de recepción llenas de
88
invitados a la boda. Si Leo no hubiera tomado la decisión de ir sin mí, podría estar
cantando en lugares como este.
—¿Meg? —la voz preocupada de Will me saca de los pensamientos y levanto los
hombros.
—Solamente durante las finales —responde y acomoda mi cabello hacia atrás, por
encima de mi hombro. Adoro la forma como él está siempre tocándome.
—Tú tienes una responsabilidad muy grande, ¿lo sabes? —le pregunto.
—Puede ser, sí. Pero recuerda, esto es lo que yo hago. Es parte de lo que soy.
—Mucho. Siempre jugué fútbol, desde mis primeros recuerdos —toma una de mis
manos entre la suya y juega con mis dedos—. El fútbol hizo que me dedicara
mucho a mis estudios, Meg. Sabía que tenía que sacar buenas notas y estar fuera de
los problemas si realmente quería estar en el equipo. Y lo hice. Me gustaba esa
camaradería con los muchachos. Tuve algunos entrenadores realmente inteligentes,
que me alentaban y me enseñaron. Eso me rindió en los estudios para la facultad y
trabajé muy duro también.
Respira hondo y mira para arriba, con los ojos absorbiendo el estadio, el tablero de
puntuación, los anuncios.
—Esto es todo lo que siempre quise, y tuve la suerte de llegar hasta aquí.
—Eso no es suerte —le digo con firmeza y su mirada vuelve hasta mí, con
sorpresa—. Will, este es el resultado de tu trabajo duro y te lo ganaste. Puedo no
saber todo lo que hay que saber sobre fútbol, pero sé que no es fácil y estoy muy
orgullosa de ti. No por el contrato o la camisa que llevas, que te sienta
malditamente sexy, sino porque estás haciendo lo que siempre soñaste. ¿Cuántos de
nosotros podemos decir esto? 89
Su mirada se suaviza, mientras toma mi mejilla con su gran mano y pasa el pulgar
sobre mi labio inferior. Se inclina hacia mí y roza sus labios con los míos, y
enseguida se hunde en mí, acostándome sobre la hierba. Con su mano recorre mi
rostro, mi pecho y descansa en mi cadera, mientras continúa haciéndome el amor
con su boca, su lengua buscando y bailando en la mía. Nuestra respiración se
acelera, y mi Dios, lo quiero a él.
—¿Qué? —siento su mirada sobre mí, pero yo miro hacia el cielo negro de la
noche, arriba del iluminado estadio vacío.
—Tu auto me deja loca, Will. —Me lamo los labios y sonrío—. Todo lo que pensé,
desde el otro día, es ir sobre ti, en tu auto.
Nunca en mi vida vi a nadie mover los pies tan rápido. Tira de mí y apenas puedo
sostenerme en pie, comienza a caminar velozmente por el mismo camino que
vinimos.
—¡Despacio, Will! ¡Tus piernas son más largas que las mías! —estoy prácticamente
corriendo detrás de él y se detiene de golpe y gira hacia mí. Parece enojado, sus
ojos estrechos y en llamas y la boca y su mentón apretados. Doy un paso
involuntario para atrás—. Lo siento mucho, no quería sonar como una puta, solo…
—Si vuelves a llamarte puta de nuevo —acerca su rostro al mío, su nariz rozando
mi nariz—. Voy a ponerte encima de mis rodillas y sacar el diablo fuera de ti. ¿Me 90
entiendes? Nunca vuelvas a repetir eso. Quiero follarte desde la tarde del domingo y
quiero también hacerte el amor, lento y dulce algunos días. Te quiero, mierda, y tú
no puedes simplemente decirme una mierda como esa cuando aún tengo tu sabor
en mi boca, y sé cómo eres desnuda, y ahora descubro lo que estás soñando hacer
conmigo en mi auto.
—Ahora, muero por dejarte desnuda sobre la línea de 50 yardas, pero no necesito
fotos circulando por Internet más de lo que tú quieres.
—¡Hey!
—Mereces esto y mucho más, ahora te callas, Megan.
Puta mierda.
Llegamos al auto y me deja en el suelo, y entonces, me ayuda a entrar del lado del
acompañante. Camina rápido alrededor del auto y entra, se pone al volante,
enciende el auto y lo saca fuera del garaje, acelerando en dirección a la avenida.
Su bonito rostro está serio y no me mira. No sé qué pensar. ¿Por qué está tan
enojado? ¿Mucha tensión sexual? Bueno, bienvenido al club, hombre sexy.
—No hables.
¿Qué?
—051877.
El portón se abre y desciende hasta una hermosa casa, que tiene una vista increíble
de la Bahía Puget. De lo que puedo ver en la semi oscuridad, la casa es de piedra,
tiene un estilo tradicional, de dos pisos y un garaje para cuatro autos.
—Medio que me di cuenta de eso, nene —le ofrezco una sonrisa pero no la
devuelve. ¿Tal vez sea una invitación, sin pedírmelo realmente, para hacer…
bueno, eso que le pedí en el estadio?
—¿Qué hay de malo, cariño? —me pregunta y corre los dedos por mi mejilla.
—Diablos, cariño —tira su cabeza hacia atrás y respira ruidosamente—. Tus manos
deberían venir con una etiqueta de aviso.
Comienzo a lamer sus bolas hasta la punta, y luego de vuelta para abajo, y
entonces, tomo su escroto con una mano, me hundo en él y comienzo a chupar.
Entonces profundizo mi boca en él, todo lo que puedo, hasta que lo siento en mi
garganta, y deslizo el dedo para abajo en su escroto, en la piel sensible y froto
suavemente, dejándolo loco.
Suelto un gemido de placer, pero lo siento aguantando, por lo que repito los
movimientos, moviendo mi boca para arriba y para abajo en su eje, y froto ese
punto debajo de su escroto.
¡Sí!
—No para sexo —continúa—. Aunque estoy listo para matar a alguien si no puedo
estar dentro de ti en poco tiempo. Solamente no quiero estar sin ti esta noche.
Puedes quedarte en el cuarto de huéspedes, si quieres.
—Es un trato.
94
Capítulo 8
Traducido por lizels
M
e despierto y me siento en la cama, al principio desorientada. Estoy
nadando en una enorme camisa de fútbol y un boxer. Que
inmediatamente me hizo recordar. Estoy en una gran habitación, bañada
por la luz de la luna, y estoy en la habitación de Will.
En la cama de Will.
95
El sexy hombre está durmiendo profundamente a mi lado, de frente a mí. Su
hermoso rostro está relajado en el sueño y hay una pequeña barba comenzando a
crecer en su rostro. Su cabello está más enmarañado que de costumbre, pidiendo a
mis dedos pasar a través de él.
Estoy lista para entregarle mi cuerpo. ¡Mierda! Creó que ya le di mi corazón. Y eso
que me asusta cómo el infierno. Estoy así por un largo rato, acariciando
suavemente su cabello, memorizando su rostro adormecido. Él se acerca un poco
más hacía mí, tomando mi mano en la suya y la besa. Sin abrir los ojos me jala
contra su pecho, envolviendo sus brazos alrededor de mí y me abraza fuertemente.
*****
―Claro que sí. No me insultes. ―Le doy una mirada seria, e inmediatamente me
río histéricamente, brincando emocionada en el asiento―. Dame las llaves.
―Eres adorable. ―Él está sonriendo hacía mí, disfrutando de mí entusiasmo. Está
dejándome conducir su auto, para la cita de esta noche.
―¿Hacia dónde estamos yendo? ―preguntó y comienzo a salir del garaje, pero el
auto se detiene provocando una sacudida frenética.
Miró fijamente su perfil por unos segundos, luego regresó la mirada hacía la vía, sin
poder dejar de reír.
―¿Este es tú plan para mantener tus manos alejadas de mí, hasta que termine la
tercera cita oficialmente? —preguntó.
―Mierda. 97
―Casi tuvimos relaciones sexuales con tu familia sentada a unos veinte metros de
distancia anteriormente, Will.
―Bien, algunas veces por año nos gusta reunirnos con toda la familia en algún
lugar.
―Tienes seguro. ―Le sonrío, ganando otra mirada furiosa. Doy una alta
carcajada, divirtiéndome tanto con él, como con el auto.
―No, sin alcohol para cualquiera de nosotros está noche. ―Él sacude la cabeza
con firmeza.
―Porque cuándo te lleve de vuelta a mi cama más tarde, voy a hacer el amor
contigo por horas, y no estarás apenas despierta para eso, tendrás pleno uso de tu
hermoso cerebro. ―Toma mi mano con la suya, entrelaza nuestros dedos y besa los
míos―. Lo quiero sin alcohol hoy, Meg. Por favor.
―Gracias por dejarme conducir tu auto ―murmuró hacia él con una gran sonrisa
en mi rostro.
—Queremos alquilar zapatos ―él sonríe hacia mí, y yo hago una mueca.
―¿Con que, Aquanet8? ―Miró la lata de spray en el banquillo y al chico detrás del
mostrador que me da una fea mirada.
8
Aquanet: es un spray y productos para cabello.
―Treinta seis ―murmuró.
―Sabes lo que dicen sobre los hombres con pies grandes… ―le doy otra risita,
mientras él me mira, y si no me engaño, ruborizándose.
―Compórtate.
Miro hacia mi vestido rojo, largo a la altura del muslo, y me encojo de hombros
frunciendo el ceño.
100
―¿Qué está mal con mi vestido?
―¿Está llevando bragas? ―murmura en mi oído, para que sólo yo pueda oírlo.
―¡Oye, vamos a comenzar éste juego, Will! ―grita Jules desde la pista, y nos
unimos a ellos. Natalie y Jules me jalan hacía un gran abrazo. Estoy emocionada
por verlas. Realmente las extrañé estos últimos años.
―Hey, chicos ―Will aprieta la mano de sus hermanos, y besa a las chicas en la
mejilla, sentándose para colocarse los zapatos.
―Hey, Meg, ¿cómo estás? ―pregunta Stacy desde su silla. Will no estaba
bromeando cuándo dijo que ella estaba increíblemente embarazada.
―Yo soy Brynna ―una mujer hermosa, de cabello castaño, con ojos más oscuros,
estaba sonriendo hacía mi desde su asiento al lado de Stacy―. Nos conocimos en la
fiesta, pero realmente no llegue a conversar contigo.
―¿En serio? Podemos comenzar aquí. ¡Dios, ustedes! ―exclama Jules. Nat y Luke
están agarrándose, de nuevo. 101
―Ignóralos ―murmura Nate en su oído y Jules sonríe hacia él. Wow, ella lo ama.
La Jules que conocí, nunca miró un hombre así. Naturalmente, Nate es un bello
espécimen. El tatuaje que lleva en su brazo derecho es de un chico malo.
Todavía no.
―Me llevo bien con las bolas, cariño. ―Él me guiña, una expresión maliciosa en
su rostro―. Trabajo con las bolas para vivir.
―Oh, mi Dios, por favor, no hables toda la noche sobre las bolas. Me voy a
enfermar ―Jules le hace una mueca, y Will sonríe.
Will escoge una bola y regresa hasta la pista, doblando el dedo hacia mí, con una
sonrisa en sus labios sensuales.
―Oh, gracias a Dios que estás aquí para mostrarme cómo lidiar con las bolas
―anuncio sarcásticamente, ganando risas de nuestros amigos.
102
―Vamos, listilla. ―Estoy al frente, y él dobla su gran cuerpo detrás de mí,
envolviendo sus brazos alrededor de mí y coloca la bola en mis manos. Para
torturarlo un poco más, muevo mi trasero contra él, inclinado mi cuerpo junto al de
él.
―Tienes que ser gentil con la bola. Respétala. Visualiza en tu cabeza, dónde
quieres que vaya la bola. ―Sonrío y huelo su cuello, y él hace una mueca.
―Presta atención.
Aclaro mi garganta.
―Seguro.
―Está bien. Buena suerte.
Él acaricia mi trasero, y se aleja hacia atrás, y tengo que morderme el labio para no
romper en una histérica carcajada. Tomando mi posición de costumbre, alineo la
bola con la flecha que va a llevarla a casa, doy un, dos, tres pasos y en seguida
ruedo la bola hacia abajo por la pista. Se mueve rápidamente en línea recta sobre la
flecha que apunté para golpear, ¡acierta al pino de cabeza y cae!
¡Strike!
―¡Sí! ―Golpeo las palmas y giro con los aplausos, mirando a un Will estupefacto.
―Me engañaste.
―¿Y dañar la diversión de que me mostraras cómo lidiar con las bolas? Nunca.
―No puedo esperar ―respondo y me deslizo, hacía atrás, para unirme a las chicas.
Caleb es el próximo en golpear todos los pinos en un Strike. Wow, es muy
musculoso y, bien, un poco terrorífico. Es el hermano de Will, un SEAL9, y es tan
grande, alto, largo y musculoso como sus hermanos. Estoy rodeada de un montón
de cosquilleo. Si no fuera yo, estaría con celos de mí. Eso me hace reír de mi
misma.
―¿De qué te estás riendo? ―Luke me pregunta. Tiene ojos bondadosos. Nunca
percibí eso antes. Luke Williams es súper sexy, y muy dulce. Y está completamente
enamorado de su esposa e hija.
Él sonríe conscientemente.
―Cierto. ―Él sonríe y sacude la cabeza―. Megan, no sé tú, pero pase un tiempo
con Will, confía en mí. Él no está sólo saliendo contigo.
―¿Lo crees?
9
SEAL : Los equipos Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados Unidos (en inglés: United
States Navy Sea, Air and Land) o SEAL (acrónimo de SEa, Air and Land), conocidos
habitualmente como Navy SEALs, son la principal fuerza de operaciones especiales de la Armada
de los Estados Unidos.
―Lo sé. Ten cuidado. Diviértete. Él es un buen tío. ―Y con eso, me da una
palmadita en la rodilla y se mueve de regreso hacia su esposa.
―Nada. Él solo estaba preguntado cómo estaba. ¿Ustedes realmente hacen esto
regularmente? ―preguntó, intentando distraernos a los dos.
―Hey, Meg, ¿has hablado con Sylvia últimamente? ―pregunta Jules y toma un
trago de su cerveza.
―¿Quién es Sylvia?
Todo el mundo estaba quieto ahora, oyendo está conversación, y yo sólo quiero
morir.
―No. Esto no es gran cosa.
―Voy a comprar está ronda ―Caleb y Samantha hacen un viaje hacía el bar para
pedir las bebidas, y todo el mundo comienza a hablar sobre otras cosas, para mi
alivio.
―Sí, lo está.
―¡Amo esa música! ―Jules se levanta y levanta a Natalie con ella, que luego me
levanta y a Brynna para unirse a ellas en un baile sobre la pista inventada por ellas.
Carly Rae Jepsen10está cantando Call Me Maybe. Odio esa música. Y todavía así, no 106
puedo evitar amar la canción.
Sam y Caleb regresan con un nuevo lote de bebidas, y Sam se une a nosotras en
nuestro frenesí de baile, saltando y balanceándose alrededor de nosotras, Stacy
aprieta su vientre, mientras ríe y canta junto con nosotras la divertida música.
Estábamos bailando, cómo una banda de chicas locas. Miro hacía los chicos, y
ellos están mirándonos con sonrisas en sus rostros.
―Todas tienen el mismo gusto musical de una niña de trece años ―Nate nos
provoca.
―Cada mujer en éste país ama esa canción ―Brynna le responde―. Es una ley,
eso creo, Hey Matt, ¿no es una ley?
Matt ríe y aprieta los labios, como si estuviera pensando realmente sobre eso.
10
Carly Rae Jepsen (Mission, Columbia Británica, Canadá, 21 de noviembre de 1985) es una
cantautora canadiense. En 2007, obtuvo el tercer lugar en la quinta temporada de Canadian Idol, y
era una parte de la gira de conciertos Canadian Idol Top 3.
―No presto atención a las leyes femeninas ―responde finalmente, haciendo que
Brynna le haga una mueca.
―Traidor.
Cuándo la canción termina, otra comienza, y me encojo. Es Lonely Soul por Nash.
Cómo de Leo Nash.
Cómo mi Leo.
Él y yo escribimos esa canción juntos, antes de que él partiera a los Ángeles. Leo
había ido a mi casa, había salido conmigo, me había oído quejarme de las perras en
la universidad. Y quejarme sobre el chico con el cuál salí dos veces, dormí con él.
―Pajarito ―dijo serio― tienes que enseñarles a las personas cómo tratarte. Si te vas a
poner como una mierda, y no alegrarte con nada más que el respeto, es eso lo que vas a
conseguir. Pero si dejas a los hijos de puta pisotearte, y tratarte cómo si fueras desechable,
entonces es eso lo que siempre tendrás. Eres muy buena para eso.
Lo echo de menos.
―Sylvia no importa.
―Es tu madre.
―¿Por qué?
108
―Porque tenemos que hablar de alguna cosa, o voy a aparcar el auto y tomarte en
el capó. Y está cita técnicamente estará acabada cuando estemos dentro de la casa.
Así que habla.
―Está bien. ―Aclaro mi garganta―. ¿Pero podemos hacer la mierda del capó
pronto?
―Sí. Habla.
―¿Y entonces encontraste una familia para quedarte hasta los dieciocho años?
―preguntó él.
―Tenía a Leo. Él ya había venido a Seattle para ir a la universidad, por eso lo 109
seguí, y estuve con él. Me ayudó a conseguir un empleo, matricularme en el
instituto. Fue realmente un hermano para mí.
―¿Cómo lo conociste? ―La voz de Will es más suave, pero todavía no parece
feliz.
―Estoy feliz de que lo tuvieras a él ―gruñe―. ¿Por qué todavía no hablas con tu
madre?
―¿Qué? ―ahora, él está muy, muy enojado―. ¿Por qué demonios le envías
dinero?
―Porque me siento culpable ―miró hacía mis manos y me siento avergonzada―.
Porque ella probablemente moriría de hambre sin él.
―No necesito del dinero. Ella si ―me encojo de hombros―. Y si enviar el dinero
la mantiene en Montana, tal vez nunca venga aquí para pedirme nada.
La última parte fue un susurro. Nunca antes le había dicho eso a nadie.
Nunca.
Por el garaje, entramos hasta una ante sala y después a su maravillosa cocina. Es 110
abierta, con un espacio para servir la cena, y sala familiar, con ventanas desde el
suelo hasta el techo, cubriendo una pared entera, con vista hacia la ensenada11.
La voz de Will es suave. Él está de pie, a pocos metros detrás de mí. Veo su reflejo
en la ventana oscura. Sus manos están en puños a cada lado, y está respirando
rápidamente. Sus ojos están pasando de arriba abajo por mi espalda. Encojo mis
hombros y giro hacía él. Mi vestido rojo tiene tirantes finos y fluye hacia abajo
alrededor de mis caderas hasta la mitad del muslo con mis movimientos. Su mirada
encuentra la mía en el vidrio, y después cierra los ojos con fuerza y exhala.
―¿Will? ―preguntó, cuándo me giró para mirarlo. Dios, él es tan hermoso. Está
usando una camisa gris, con las mangas enrolladas en los antebrazos. Está con
11
Ensenada : parte del mar que entra a la tierra.
jeans negros, y ya se quitó los zapatos. Por lo que está solo en medias negras. Sus
ojos azules son cálidos en los míos.
―¿Si, cariño?
―Gracias a Dios.
111
Capítulo 9
Traducido por lizels
―No, ya me viste. Déjame verte a ti, amor. En serio, voy a morir si no quedas
desnudo en treinta segundos.
Sus ojos calientan mí cuerpo, mientras él rápidamente lanza fuera sus jeans y
camisa, dejando solo sus apretados y cortos bóxers blancos.
―Entonces eso es lo que sucede con tu cuerpo, mientras está entrenando afuera
todos los días ―comprendí que lo dije en voz alta, cuando Will sonrío―. Eres
solo…wow.
Y luego pulsa mi baja autoestima. No soy muy gorda, ni muy delgada, soy sólo una
chica media. No soy muy fuerte. No corro. Tengo un trabajo exigente que me
mantiene siempre ocupada, y no consigo entrenar en el gimnasio muchas veces.
Comienzo a cubrirme, pero rápidamente él me levanta en sus brazos y me recuesta
en su cama, cubriéndome con su cuerpo grande y duro.
Él apoya sus codos a cada lado de mi cabeza, entierra sus dedos en mi cabello y
besa el hoyuelo en mi mejilla y después hacía abajo siguiendo hasta mi cuello.
Sus labios viajan a mi cuello y luego hacia abajo a mi esternón. Pasó mis manos
sobre sus brazos y hombros, luego a su suave cabello, y después hacía abajo a los
hombros nuevamente.
―Will…
―Ya esperamos tiempo suficiente. ¿No podemos sólo follar rápido primero y hacer
el amor después?
Él me sienta rápidamente, y acerca su cuerpo al mío, sus pelvis contra la mía. Sus
ojos están en llamas y está sin aliento.
―No vamos a follar, Meg. Incluso cuándo fuera duro y rápido, o un poco bruto, o
muy sucio, no te voy a deshonrar. En la cocina, en la habitación, en el auto o en
cualquier mierda que quisiera estar contigo, no va hacer una mierda de una follada.
Follar es para extraños o personas que no dan la mínima uno hacia el otro ―Él gira
sus caderas, empujando su erección contra mí, y muerdo el labio para ahogar un
gemido. 114
―Está bien ―susurro y cierro los ojos.
―Abre los ojos ―obedezco―. No eres una follada rápida para mí. ¿Entiendes lo
que estoy diciéndote?
―No pasamos todo este tiempo juntos para conocernos uno al otro, llevándonos a
la locura, para sólo tener una follada rápida y seguir nuestros caminos. Necesitas
comprenderlo, Megan. Una vez que haga el amor contigo, serás mía.
Siento mis ojos ensancharse y mi quijada caer, y sólo puedo mirarlo en shock. ¿Él
dijo eso? ¿Y por qué eso no me asusta?
―Di algo, cariño, porque me estoy muriendo aquí ―paso los dedos por su cabello
y tomo su rostro en mis manos, empujándolo hacía mí, para poder besar sus labios
suavemente. Paso mis labios sobre los suyos, una vez, dos veces, mis ojos nunca
dejando los suyos.
―Eres mío ―susurro y veo con satisfacción cuándo sus ojos se dilatan, y la
respiración que estaba sosteniendo se escapó.
―Puedes apostar a que lo soy, cariño ― gruñe y toma mi boca nuevamente, está
vez más duro, como si quisiera dejar su marca con hierro. Él se mueve hacia abajo
por mi cuerpo nuevamente, prestando atención especial a cada seno, por mí
estómago y, enseguida, abruptamente me gira.
―¡Hey!
―No hay ninguna celulitis allí. Pero tienes los más lindos hoyuelos a lo largo de tu
trasero. ―Él lo besa y, enseguida, muerde cada una de mis nalgas, haciéndome
levantar mi trasero en el aire.
―Tienes el más dulce trasero. ―Él vuelve a besar cada mejilla, y la próxima cosa
que siento, es él separando mis piernas, mis labios abiertos, y su boca está en mí.
―¡Mierda Santa! ―sus grandes manos aprietan mis caderas firmemente sobre la
cama y su boca va hasta mi centro, chupando, lamiendo, mordiendo y cuándo el
chupa mi clítoris y mi piercing en su boca, levantó mi cuerpo del colchón,
empujando mi vagina contra su boca y gritando en la almohada, mis músculos
pulsando. Finalmente él suelta mis manos, y me desciende más abajo, tirando mi
cabello de mi rostro, y antes de que pueda decir algo, él levanta mis caderas y pone
la boca en mí nuevamente, más duro está vez, rítmicamente empujando su lengua
dentro y fuera de mí, mientras su nariz empuja mi piercing.
Es demasiado.
―No puedo ―murmuró, pero él sólo suelta un gruñido contra mí, y aumenta la
velocidad de los movimientos de su increíble lengua―. Will, diablos, no puedo.
―Él saca su rostro y sustituye su boca con los dedos, dos de ellos, trabajando
lentamente en mi vagina, extendiendo la humedad alrededor de mis labios y
clítoris.
―¡Estoy malditamente lista para follar ahora mismo! ―gritó de frustración y él ríe. 116
―Casi. Dios, estás tan apretada, cariño.
Lo miro, su cuerpo ahora está tenso de deseo y necesidad, y veo su gran erección
luchando contra sus bóxers.
―Saca tu bóxer.
Su mano me da tiempo suficiente para sacar sus bóxer, y él está arrodillado frente a
mí, completamente desnudo.
Realmente hermoso.
―Es muy sexy. ―Él se inclina y pasa su lengua sobre él dos veces y aprieto su
cabello en mis dedos y disfruto violentamente contra él. Cuándo soy capaz de abrir
los ojos de nuevo, Will sube a mi cuerpo, y alinea su pene, largo y duro contra mi
centro, se inclina y me besa.
―Meg, abre los ojos ―susurra, mientras mueve sus caderas de una forma que la
cabeza de su pene se desliza contra mi clítoris. Sus profundos ojos azules mirando
en los míos, mientras guía la impresionante cabeza de su pene contras mis pliegues.
―Está bien. Vamos a meterlo lentamente. ―Él mueve sus caderas, y luego empuja
de nuevo, un poco más profundo está vez.
―Solo relájate. No te voy a lastimar. ―Él besa mi rostro y mi cuello, luego besa
mis labios nuevamente, mientras sus caderas encuentran un ritmo, largo y lento.
Suavemente se desliza fuera y después entra nuevamente, siempre cada vez más
profundo, hasta que finalmente está todo en mí, y se detiene, mirándome.
―Oh, sí.
―Sí.
―Dime, nena ―su voz es ronca, y el sudor está deslizándose por su frente, y quedo
conmocionada por cuanto él me quiere.
Cada toque de su pubis contra mi clítoris me deja en llamas, hasta que, finalmente,
no aguanto más. Siento el orgasmo acercándose, mis piernas se aprietan, y aprieto
más sus manos.
―¿Por qué?
―Ahora que te tengo, no creó que nunca seré capaz de tener suficiente de ti. Creó
que estoy adicto a ti, a cómo te sientes, los sonidos que haces y a estar enterrado
profundamente dentro de ti.
Realmente no me importa el sonido que hago cuándo estoy excitada por él. Y lo
más importante, es que es totalmente reciproco. Suspiro y descanso mi brazo sobre
su pecho. Will roza la canción tatuada en mi brazo con el dedo.
Aterrada, lo miro.
―No iras a poner nada permanente a tu cuerpo, al menos que eso significara algo.
¿Qué parte de la música te tatuaste? ―Él sonríe hacia mí y besa mi frente.
―El número ocho es por causa de tu camisa, pero el resto, ¿Qué quiere decir? ―le
preguntó a él y trazo el número ocho. Su tatuaje está en la parte superior de su
costilla, del lado derecho. Es el número ocho rodeado por varias líneas pequeñas y
garabatos que parecen no tener ningún sentido.
―Mira atentamente ―refunfuña y levanta el brazo, para que yo pudiera tener una
mejor visión.
Mierda.
12
Switchfoot es una banda de rock con influencia cristiana proveniente de San Diego,
California. Alcanzaron su éxito prominente a los mediados de 2000
―¿Es la firma de todos los jugadores? ―preguntó.
―Sip. Representa mi equipo. Puedo ser el centro del equipo, pero estoy rodeado
por todo un grupo de hombres y excelentes jugadores. Entonces, tenía un molde
con un número ocho en el medio, y le pedí a todos los tíos para firmar alrededor de
él, y ahí está.
―Sip. Todo comenzó en el instituto, y fui añadiendo los nombres con el pasar de
los años.
―Sólo significa que no soy lo que los atletas buscarían. No soy alta, ni rubia, y no
tengo piernas largas. No soy el tipo dulce. Soy una rockera que se volvió enfermera.
No soy nadie especial ―con cada palabra que salía de mi boca, lo estoy fastidiando
más.
13
UW: Universidad de Washington.
¿Pero por qué? Si esa es la verdad.
―Comida primero, después sí, si eres buena, voy a dejarte tener la fantasía
conmigo en el mostrador de la cocina.
―¡Sí!
*****
―Nunca noté cuan sucio puede ser el sexo en la cocina ―murmuro y Will cambia
la posición para la ducha, reduciendo para que el agua no golpee directo en mi
rostro.
―Aquí, la culpa es tuya que este toda pegajosa. Me lavas ―le entrego una esponja,
y él me enjabona con mi jabón―. Hey, ¿Cómo apareció mi jabón aquí?
―Lo compre para tenerlo. Espero que estés aquí bastante tiempo, por lo menos
cuándo estés en casa. ―Él sonríe hacia mí y el calor se extiende dentro mío―. Por
supuesto que eres bienvenida aquí, incluso cuándo yo no estuviera en casa.
―Estoy feliz de estar cuándo estás en casa. Parece una tontería estar aquí cuándo
tú no estuvieras, incluso si mi casa está a unos veinte minutos de aquí. Vamos a
tener que guardar algunas de tus cosas en mi casa también, para cuándo estés allá.
―Me jala hacía él y me besa profundamente.
―¡Hey! no estoy limpia. Vamos a estar limpios, antes de que nos ensuciemos de 123
nuevo.
―Espera aquí.
Y sale hacia fuera del baño, escuchó las puertas del armario golpeando y después él
regresa con un secador de cabello.
―Jules dejo esto aquí hace algunos meses atrás, probablemente ella tiene diez de
ellos.
―Cama.
124
Capítulo 10
Traducido por Sttefanye
-D
espierta, mi amor.
—Hmph.
¿Irse?
Abro los ojos y miro esa belleza. Dios, mirarlo es una buena manera de despertar.
—Buenos días.
—Ven aquí y muéstrame. —Me acuesto, y abro mis brazos para él. Él sube en la
cama y me besa, asomándose sobre mí.
—No me puedo quedar. Tengo que ir a entrenar por un rato. Puedes venir
conmigo, si quieres. —Besa mi nariz, mientras río.
—Eres divertida. Bueno, entonces huesos perezosos, quédate aquí, solo dejando mi
hermosa cama. Tengo que ir hacia la tortura por un tiempo.
—¿Qué turno?
—Tengo que estar allá a las dos y salgo a las dos de la mañana.
—No sé…
—Está bien. ¿Vas a tener juego este fin de semana? Va a ser el domingo, ¿no?
Esto es tan lejos del hombre arrogante que creí que era, y el hecho de que siempre
lo etiqueté como un idiota, me deja avergonzada.
—¿Qué pasa?
—Disculpas aceptadas.
—¿Qué pasa?
—¡Ten un buen día, cariño! —grito, después de que sale y lo escucho reír, mientras
baja las escaleras corriendo.
Me pongo la ropa de anoche y bajo las escaleras, para tomar mi bolso, y volver a
casa.
128
Sus muebles son cómodos y suaves. No vi la casa entera todavía, pero es
definitivamente un hogar, es confortable y acogedora. Como el hombre que la
posee.
Las llaves del auto están en el lugar que dijo que estarían. Tomo mi bolso y las
llaves de la casa y salgo, y por primera vez, desde que comencé mi trabajo, ya estoy
deseando que mi turno termine.
*****
Jill frota la mano hacia arriba y hacia abajo, de espaldas hacia el mostrador,
mientras leo el gráfico de Nick. Solo estuve fuera por algunos días, ¿cómo podría
haber estado tan enfermo tan rápido?
—¿Qué ha pasado?
—Cogió una neumonía. Está durmiendo mucho, y su familia está con él. No tira la
camisa que Montgomery le dio. Está preguntando por ti, querida.
Mierda. Esta es la parte de mi trabajo que odio absolutamente. Nick podría estar
mejor, pero su cáncer es agresivo, y coger neumonía con toda la quimioterapia en
su cuerpo no es una cosa buena. Tomo su gráfico y camino hasta su cuarto,
mejorando la expresión en mi rostro y enderezando mis hombros. Nick no necesita
verme triste, él necesita que sea profesional y optimista. Reconfortante.
—Hola, ¿cómo está nuestro chico? —pregunto, y entro en el cuarto. Nick está
durmiendo, y así como Jill dijo, él está con la camisa que le dio Will. Su respiración
es jadeante y está un poco sudado. Tomo su temperatura y hago una mueca con el
número alto, entonces, miro su gráfico, para ver cuando fue que recibió los últimos
medicamentos para la fiebre.
129
—Él no está bien —susurra ella y las lágrimas bajan por sus ojos.
—Sí.
—Bien, tendremos que mejorar, ¿de acuerdo? Solo necesitas descansar. —Le doy
una palmada en su hombro delgado, y suspiro mientras él vuelve a dormir—. Voy a
tomar el remedio para disminuir su fiebre y conversar con su médico. Acabo de
llegar pero quería verlo, cuando escuché la noticia.
Dejo su cuarto y camino directo hacia la sala de las enfermeras, con el gráfico de
Nick.
—Él tiene dos horas de atraso del remedio preescrito para su fiebre, Jill. Se está
incendiando. ¿Ella le dio algo durante el día?
—Bueno, ella debe ser advertida sobre esto. Si no puede mantener el control de los
medicamentos de sus pacientes, no debería estar aquí. —Con eso, camino hacia la
oficina del jefe de las enfermeras, tomo mi teléfono, y mando un texto.
*Si tienes cualquier tiempo disponible, en cualquier horario hoy, ¿puedes venir al
hospital?
Will no va a curar cualquier cosa mágicamente, pero verlo puede levantar el ánimo
de Nick, y voy a tratar todo para dejarlo mejor. Sé que no debería haber pacientes
favoritos, pero Nick es especial para mí. Ya está aquí hace tres meses, y estábamos
130
esperanzados de que los tratamientos fueran a funcionar, y seríamos capaces de
mandarlo a la casa a finales de septiembre. Ahora no tengo tanta certeza.
*¿Qué pasa?
*Voy a llevar la cena a las 7 y hablar un poco con Nick, ¿de acuerdo?
*****
—Sí, lo es. —Empujo mi plato y me inclino hacia atrás en la silla, rozando mis
manos vigorosamente por mi cabello—. Odio esta parte de mi trabajo.
—Estás cansada.
—Estoy bien. —Me encojo de hombro y lo miro. Sus ojos están preocupados,
vagando sobre mi rostro, y lo amo por estar preocupado por mí y solo por estar
aquí—. Gracias por venir. Necesitaba verte.
*****
Fue un largo día. Nick no estaba mejor, cuando salí en la noche, me siento culpable
porque no voy a estar ahí en los próximos días. Pueden suceder muchas cosas en
esta pequeña cantidad de tiempo. Tal vez deba tomar otro turno. Voy a llamar a la
enfermera del día de mañana, y ver si ellos me necesitan alrededor los próximos
días.
Me gustaría ir a la casa de Will, pero terminé trabajando hasta tarde. Son casi las
4:00 de la mañana, y él tiene un juego hoy en la noche, entonces decido ir para mi
casa y no incomodarlo. Todavía estoy manejando el Rover. Es mucho más
sofisticado que mi Toyota Sedan, y es divertido de conducir. Mi teléfono de repente
comienza a sonar y frunzo el ceño cuando veo Estrella de Futbol parpadeando en la
pantalla.
—¿Hola?
—Creo que voy a volver a la casa. Tienes un juego hoy en la noche, deberías
dormir un poco.
—Estoy bien, cariño. Voy a dormir mejor si estás aquí. Me desperté varias veces,
para asegurarme de que estabas aquí de todas formas.
Muerdo mi labio inferior. ¿A quién estoy engañando? Quiero verlo. Estar desnuda
con él. Agradecerle por lo que hico más temprano.
132
—Estoy yendo para tu casa —murmuro.
Entro por el portón, y después hacia el garaje. Dejó algunas luces encendidas en la
casa para mí, entonces voy apagando, mientras hago mi camino hasta su cuarto. Él
está en la cama, durmiendo, desnudo desde la cintura para arriba, con la ropa de
cama blanca enrollada en la cintura.
Él es sexy y… mío.
—También te extrañé.
Besa mi hoyuelo, y después mis labios y me ofrece dulces besos. Gentilmente
muerde mis labios, y entonces desliza su lengua en mi boca, girando y jugando
conmigo. Corro mis manos por su espalda y después hacia abajo a su trasero
desnudo. Su trasero es realmente espectacular.
Abre mis piernas con las suyas, y se encaja entre mis muslos, sin mecerse, solo
descansado allí, besándome, acariciando mi cabello rítmicamente con la punta de
los dedos. Continúo acariciando su espalda, piernas, brazos, y solo disfrutándonos
en silencio.
Levanto mis piernas y engancho mis muslos alrededor de sus caderas, abriéndome
hacia él. Siento mi humedad contra su sexo, y gime, mientras se desliza sin
esfuerzo contra mi centro, sin entrar en mí.
—Te necesito —susurro en respuesta. Aleja el rostro hacia atrás y me mira, 133
pasando los dedos por mi rostro y lentamente, oh tan malditamente lento, entra
dentro de mí.
Sus ojos se cierran cuando llega al cuello de mi vientre, y sus bolas están enterradas
profundamente dentro de mí. Descansa su frente en la mía y comienza a moverse
lentamente, dejando acostumbrarme a él, permitiendo a mi cuerpo acomodarlo.
—Tu cuerpo ya está acostumbrado al mío —murmura—. Fue más fácil esta vez,
¿no?
—Joder, este piercing vas a ser mi muerte —refunfuña y río—. Tienes la sonrisa
más hermosa.
—Me encanta la forma en que haces el amor conmigo —susurro. Sonríe contra mi
boca y empuja su pene todo el camino dentro de mí, frotando su pubis contra el
mío, y se mantiene allí, hasta que aprieto mis piernas en su trasero, empujando más
fuerte, y contrayendo mi musculatura.
*****
Ella, Natalie y yo estamos disfrutando de una tarde de happy hour, después de que
ellas hayan comprado todo lo que vieron y se hicieran la pedicure. Estas chicas no
juegan cuando se trata de comprar.
—Daaa. —Jules rueda los ojos—. La forma en cómo se comportaron, con esos ojos
abiertos uno al otro gritaba sexo. Estoy tratando de ignorar que él es mi hermano,
porque de lo contrario, eso es solo… ewww. —Se estremece.
—Lo que queremos saber es que más está pasando —dice Natalie con una sonrisa.
—Deberías haberlo visto cuando era adolescente. Eso no es nada. Creo que mis
padres tuvieron que hacer una segunda hipoteca por la casa, solo para alimentar a
Will.
—¡Oye! ¡Está en la televisión! ¡Sube el volumen! —le grita Natalie al chico. Él sube
el volumen del televisor, a tiempo de pegarnos a una entrevista post juego con Will.
Se ve fantástico, todo sudado y sucio, jadeando. Joder, esa camiseta hace cosas
conmigo.
—Gran juego, Montgomery. Felicitaciones por otra victoria más. —El hombre,
más bajo voltea el micrófono hacia Will, que sonríe con gracia.
—¿Sintió alguna presión en la línea defensiva del Green Bay esta noche?
Will hace una mueca en el rostro, como si fuera la pregunta más estúpida que haya
escuchado.
—Creo que sí. Estamos entrenado duro, viendo un montón de grabaciones. Vamos
a estar tan listos como podamos el próximo domingo.
—Fue visto por la ciudad con una mujer rubia. ¿Es su novia?
Mi corazón se detiene. Literalmente se detiene. Natalie suspira y Jules hace una
mueca.
—Hombre, ¿ella parece alguien con quien saldría? —Ríe irónicamente—. Es una
amiga de la familia. No tengo espacio en mi vida para una mujer ahora. El futbol es
mi prioridad.
Will sacude la cabeza y, entonces, las pantallas vuelven hacia los cuatro hombres
en una mesa conversando sobre el juego.
—Creo que él quiso decir exactamente lo que dijo, Jules. —Sacudo mi cabeza, para
aclararla, agarro algo de dinero de mi bolsa, lo tiro sobre la mesa y me levanto—.
Me voy para la casa. Gracias por la noche, chicas.
—Meg, no te vayas.
—Estoy bien. Solo necesito pensar. Cuando te encuentres con los chicos más
tardes, dile a Will que no me estaba sintiendo bien, lo voy a llamar en unos días.
Will
Tu amor.
Mierda. ¿Qué tipo de cabeza llena de mierda iría a dejar eso es su armario, y cómo
diablos consiguió entrar en nuestro vestuario. Necesito hablar con Mike, o con
nuestro jefe de seguridad, ahora.
―¡Hey! Alguien llame a Mike por mí ―grito, confiado de que alguien irá a
buscarlo.
Jugamos de forma matadora contra los Packers esta noche. Infierno, he jugado la
mejor bola de mi vida en las últimas semanas, y no creo que eso esté sucediendo
desde que comencé a ver a Meg. Esta idiota fan obsesionada no va a tocarla.
Gracias a Dios que ella me dejo poner el sistema de alarma en su casa. El
pensamiento de que le pase algo me deja mal.
―Hey, Montgomery, ¿puedo hacerte algunas preguntas? ―Un nuevo reportero
deportivo está sosteniendo un micrófono frente a mi rostro, y pongo mi sonrisa
pública.
―Claro, hombre.
―Gran juego, Montgomery. Felicitaciones por otra victoria más ―El hombre más
abajo gira el micrófono hacia mí.
—¿Crees que Jennings quede fuera el resto de la temporada, por causa de la lesión
en la rodilla que ocurrió en el tercer tiempo?
―Oh, hombre, espero que no. No lo sé ―¿Cómo diablos voy a saber eso? ¿Parezco un
médico, idiota?
—¿Sintió alguna presión en la línea defensiva del Green Bay esta noche? 139
Hago una mueca hacia este idiota y quiero preguntarle si vio futbol. Jesús, ¿dónde
encontraron a este idiota?
Mierda. Por favor, cariño, no estés viendo esto. Mi estómago se aprieta y me alegro de
que ya estoy sudado por el juego, para que nadie pueda ver el brillo fresco que
acaba de estallar en mi rostro.
Joder. Si Meg vio esa entrevista, estoy jodido. Ella ya tiene problemas con mi
arrogante figura pública, y este sería el último clavo en el ataúd de nuestra relación,
si ella lo vio. Y eso no es posible. Ella es mía. ¡Mierda!
Rápidamente voy hacia la ducha, listo para salir de aquí, para que pueda
encontrarme con mis hermanos en la suite, y enseguida, salir para encontrarnos con
nuestras chicas para salir a cenar. Necesito ver a Megan. 140
―¿Quería verme?
Mike, un ex ranger del ejército y actualmente policía de Seattle, está de pie detrás
de mí.
―Sí, hombre, alguien dejo esto en mi armario. Lo encontré cuando llegue aquí
después del juego ―le entrego la jodida nota y hago una mueca―. ¿Cómo diablos
alguien entro aquí?
Mike frunce el ceño, mientras lee la nota y después maldice por lo bajo.
―No sé. Ella probablemente mostró sus pechos a alguien. Voy a revisar las
cámaras de seguridad y vamos a encontrarla. No te preocupes por eso.
Estrecho mis ojos hacia él, y cruzo mis brazos sobre el pecho. Sé que Mike es
bueno, siempre lo he conocido, y nadie se mete con él. Pero alguno de los otros
hombres van y vienen.
―No va a pasar. Esta es solo una chica estúpida con una obsesión, Montgomery.
Voy a lidiar con eso.
Asiento una vez y giro la espalda, despidiéndolo. Los chicos: Isaac, Luke, Nate,
Matt y Caleb, están en la suite, todavía comiendo la gran cantidad de alimentos
colocados a su disposición y bebiendo cervezas. Tomo algunas papas y las lanzo a
mi boca. Joder. Estoy con hambre.
―Sí, pateamos algunos traseros. Me sentí bien, ¿listo para ir a buscar a las chicas?
―pregunto y tomo otro puñado de papas.
―Stacy se quedó en casa esta noche. Se está sintiendo incomoda, así que yo voy 141
para casa, a masajear sus pies y a colocar a Soph en la cama ―Isaac toma las llaves
y asiente hacia nosotros, luego se dirige a la salida.
―Ok, vamos a buscar a las chicas para llevarlas a cenar ―dice Nate, y salimos
juntos hasta el garaje del estacionamiento privado―. Pero voy a dejar avisado,
vámonos ahora temprano. Tengo planes para ella esta noche. ―Él sonríe y todos
nos detenemos y fruncimos el ceño hacia él. Luke ríe.
Intento ahogar mi carcajada. Nate puede ser menor que nosotros, pero él podría
derribarnos a cualquiera. No todos de una vez, pero en una lucha uno contra uno,
apostaría mi dinero en Nate.
―No tengo miedo de mi hermana menor ―murmura Matt, ganando una mirada
de soslayo de Luke―. Ok, tengo miedo de ella. No lucha justo.
―Esa es mi chica ―anuncia Nate con orgullo. Me agrada él. Es bueno para mi
hermana. Ahora necesito colocar mis manos en mi chica y quedarme seguro de que
ella no vio lo que ese idiota hablo en la TV esta noche.
*****
―¡Eres un idiota!
―Jules…
―Lo sabes ―me interrumpe―. Sé que puedes ser un idiota arrogante, a veces, pero
lo que dijiste en la televisión en vivo esta noche, se lleva el gran premio. ¿Quién
diablos piensas que eres para herir a alguien así?
142
―¡Mierda!
Ella se aleja un paso y sus ojos se ensanchan un poco. Los hombres están todos de
pie alrededor, observándonos. Las manos de Natalie están plantadas en sus
caderas, y me está mirando también. Brynna está al lado de Caleb, entrelazando su
brazo con el de él, y frunzo el ceño.
―En serio, Will, ¿en qué diablos estaba pensando? ―pregunta Natalie.
―No está aquí ―Jules levanta la barbilla obstinadamente. Me giro hacia Natalie.
―Creo que fue a casa. ¿Por qué, en nombre de Dios, ella estaría aquí, Will?
Anunciaste al mundo que ella es una mujer que tú jamás llamarías para una cita.
No es tu tipo, ¿recuerdas?
―Mierda, hombre, ¿qué diablos dijiste? ―pregunta Luke y me estremezco.
―Bien, déjenme aclararles, entonces. Cuando le preguntaron quién era la chica con
la que fue visto acompañado recientemente, nuestro hermano malditamente
estúpido, respondió con, y cito literalmente: ¿Ella parece alguien con quien saldría? No
tengo espacio en mi vida para una mujer. Soy un gilipollas egoísta con un pene pequeño.
Jules me mira con una mueca, y todos mis hermanos estrechan sus ojos
amenazadoramente.
―Will, ¿ella tiene seguridad en su casa? ―pregunta Caleb, con voz baja e irritada.
―¿Le diste la nota a Mike? ―pregunta Matt y saca su móvil, marcando mientras
habla.
―Sí, él dijo que iba a cuidar eso ―respondo y regreso a mi auto, entrando
rápidamente al lado del conductor―. Voy hasta su casa. Los veo más tarde.
―Will, ella estaba muy enojada. Deberías darle algunos días para que enfríe su
cabeza ―Nate me mira con aquellos grandes y preocupados ojos verdes, pero le
ofrezco una sonrisa medio triste.
―Tengo que pedir disculpas y arrastrarme un poco. Espero que entienda cuando le
explique.
―Gracias hombre. Vayan a cenar, todos ustedes. Les mando un mensaje mañana.
¿Qué mierda hice? Conduzco como un loco hasta la casa de Meg. Necesito verla.
144
Necesito sostenerla y tranquilizarla de que todo lo que dije en aquella maldita
entrevista era una mentira. No puedo perderla.
Me detengo en la acera de su casa, cierro la puerta del auto y corro hasta el balcón
del frente. Toco el timbre. Ninguna respuesta.
Las luces están encendidas. Puedo oír la música que viene de adentro pero no es
tan alta, para que ella no sea capaz de escuchar el timbre. Toco de nuevo. Ninguna
respuesta.
―¿Meg?
―Soy yo.
Mierda, es hermosa.
Es toda suave, piel blanca rosácea, pezones rosados y curvas suaves. Su cabello es
una combinación loca de rojo, castaño y rubio, y sus ojos castaños me enfrentan. Es
claro, ahora ellos están disparándome puñales.
145
―Lo siento mucho, pero dejaste la puerta abierta y no encendiste la alarma, como
te pedí.
Ella encoge sus hombros y saca una gran toalla de baño, envolviéndose con ella y
cubriendo su cuerpo de mi visión. Quiero rasgar la toalla y empujarla contra la
pared del baño, pero no creo que eso sea bienvenido en este momento.
―Estoy segura.
Ella solo se encoge de hombros nuevamente, como si no fuera gran cosa, y viste un
top y calzas. Jesús, su trasero en ese pantalón me deja duro.
―Oye, dejaste muy claro hoy, que la única cosa que te interesa es el futbol.
Entonces para con esta mierda de quiero que estés segura y vete. No te quiero aquí.
―No es necesario. ―Ella sacude la cabeza y pasa de mí, bajando la escalera hasta
la cocina―. Creo que entendí. Dijiste lo que necesitabas para conseguir las tres
citas, así que lo conseguiste, jódete, y fui lo suficientemente estúpida como para
creer en ti. No voy a cometer el mismo error dos veces.
―No. ―Sostuve sus hombros en mis manos y la giro hacia mí, obligándola a
mirarme. Dios, ella es una cosa tan pequeña―. No, Megan. Te lo dije antes, nunca
te jodí. Todo el tiempo que estuve dentro de ti, fue el mejor momento de mi 146
maldita vida.
―Anunciaste a la televisión que no soy nadie ―Sus ojos castaños están heridos y
tristes, y me siento como un idiota―. Will, no seré tu pequeño secreto sucio. No
soy alguien que comienzas a salir, andas conmigo alrededor de tu familia, duerme
contigo, pero niegas mi existencia para la prensa. Si te avergüenzas de mí, no debes
estar conmigo. Me avergüenzo de ti ahora.
Trago en seco y aprieto mis ojos, y después la miro. ¿Cómo es que ella convirtió
todo mi mundo en tan poco tiempo? Mi Dios, haría cualquier cosa por ella. Menos
perderla.
―Megan, alguien te amenazo esta noche. ―Sus ojos se ensanchan, y veo que tengo
su atención―. Encontré un mensaje en mi armario de una fan obsesionada. Dijo
que nos vio juntos, y si no paraba de verte, ella te lastimaría. Y la próxima cosa que
vi, fue aquel imbécil empujando un micrófono en mi rostro preguntándome sobre
ti. No podía decir la verdad y arriesgar tu seguridad.
Ella frunce el ceño en confusión, y sus ojos todavía están heridos, y eso está
matándome.
―Cariño, siento haberte herido. No quiero lastimarte nunca. Pero entré en pánico,
y no sabía que más hacer.
―Me avergonzaste, Will. Sé que no soy nadie especial. Sé que no debes estar
interesado en alguien como yo. Somos de dos mundos totalmente diferentes. Tal
vez sea mejor, si damos un paso atrás, y dejamos de vernos ahora, antes de romper
completamente mi corazón más tarde.
―¡Para de maltratarte así! Estoy más que interesado en ti. Por amor de Jesús, no
consigo parar de tocarte. No voy a romper tu corazón, Megan.
―Ah, sí, lo harás ―Ella sacude la cabeza y se aleja más de mi―. Es inevitable. Las
147
personas no se quedan, Will. Todo el mundo me deja, y creo que prefiero que
salgas ahora, que más tarde, porque no creo que podría sobrevivir a eso más tarde.
―La última parte fue susurrada, y doy un paso en su dirección para abrazarla y
tranquilizarla de que voy a hacer todo a mi alcance para no lastimarla nuevamente,
pero ella huye de mí.
Bien, seré un ser maldito si me quedo aquí a implorar. Tomo un momento para
mírala. Realmente mirarla. Dios, es tan fuerte, dulce y hermosa y es mía.
―Me voy, Meg, si eso es lo que quieres. ―Tomo su rostro en mis manos y beso su
frente, inhalando su dulce olor, su cabello mojado contra mi nariz―. No eres un
secreto sucio ―murmuro en su oído―, tú lo eres todo.
¡Mierda!
148
Capítulo 12
Traducido por blanca2001893
T
ú lo eres todo.
—Meg, hay una llamada para ti. —Jill asoma la cabeza en la habitación de Nick y
me da una sonrisa triste. El empeoramiento de Nick nos afecta a todos—. Yo me
quedo aquí.
Todos nos involucramos emocionalmente con estos niños, queriéndolo o no. Salgo
de la habitación en silencio y voy por el pasillo hasta la sala de enfermeras.
—¿Hola?
—Hey, Meg, soy Lyle de seguridad. Tengo una entrega para usted.
Arrugo la frente.
—Bueno, tráelo.
—No puedo, soy el único en la oficina ahora. ¿Le importa venir aquí?
—Claro, voy.
Dios, estoy tan cansada. Mis huesos están cansados. No dormí casi nada la noche
anterior, después de que Will se fuera. Estaba repasando la conversación en mi
cabeza una y otra vez. Pedirle que se fuera fue la mejor decisión. Tengo que poner
un poco de espacio entre nosotros.
Quise decir lo que dije, él en algún momento por fin volvería a su estado normal y
se iría y yo me enfermaría con su arrogancia y acabaría con todo, ¿por qué perder el
tiempo en algo que probablemente acabará, tarde o temprano?
Lyle es de hecho el único guardia en la caseta de seguridad ahora. Otros deben 150
estar en la patrulla a pie. Voy a la ventana de vidrio y le ofrezco una sonrisa.
Traerlos.
Flores. Debería haberlo sabido. Lyle viene saliendo de la Oficina de vidrio con los
brazos llenos de hermosas flores rojas. Rosas, peonías, lirios, amapolas. Todo muy
rojo.
Maldita sea.
Cojo la tarjeta blanca del ramo y arranco el sobre. Sólo hay una palabra en la
tarjeta:
Todo.
Tomé las flores y subí el ascensor hasta mi piso, colocándolas en mi oficina. Lo leí
de nuevo y luego lo guardé en el bolsillo de mi uniforme. Yo las llevaré conmigo
esta noche.
*Precioso.
—Meg, ven rápido, algo está mal. —Una de las enfermeras, Brandi, asoma la
cabeza en mi oficina, con el rostro pálido.
—Meg —me susurra—. Mantén la morfina y la cabeza en alto, de forma que los
pulmones estén recibiendo tanto oxígeno como sea posible. Le mantendremos
sedado y cómodo. —Se acerca a los padres de Nick y los abraza—. Siéntese con él
y háblale. No creo que le quede mucho tiempo.
Miro hacia abajo, este chico, este dulce chico, que tenía toda una vida por delante.
Él era un atleta, tenía una novia y la promesa de ir a la universidad y vivir una vida
larga y feliz. Nunca tendrá la oportunidad de experimentar muchas cosas.
Enamorarse, el baile en su boda, tener a sus hijos. ¡Él sólo tiene diecisiete años de
edad, por Dios!
*****
Seis horas más tarde, estoy acabada. Nick falleció hace dos horas. Nosotros
reconfortamos a sus padres e hicimos nuestro trabajo para consolar a los otros
niños que estaban tristes, asustados y llorando. Odio los días que perdemos a un
paciente.
Debería quedarme aquí esta noche. Encontrar una cama vacía y dormir un poco, y 152
luego levantarme y prepararme para otra ronda. Pero meto mi mano en mi bolsillo
y paso los dedos sobre la nota que acompaña a las flores de Will, y yo sé que no
quiero quedarme.
Lo necesito.
Tengo que estar en sus brazos. Quiero sentir su calor y escuchar que me diga que
todo va a estar bien. Incluso si no es así.
Niego. Dios, hay tantas cosas que pasan por mí. Tantas cosas en mi cabeza. Estoy
muy triste por Nick y con miedo de perder a Will, pero tengo miedo de amarlo
también.
Y estoy tan cansada de tener miedo, de perder a alguien importante para mí.
—Te necesito —murmuro y de repente se derraman las lágrimas por mis ojos.
—Oh, bebé.
No me importa que me llame bebé. Es reconfortante y amoroso, y lo necesito. Lo
necesito.
Finalmente inclino la cabeza hacia atrás y miro esos ojos suaves azules. Él es tan
dulce. ¿Cómo pude pensar que estaba tratando de hacerme daño?
—Will, me asustaste. —Sus ojos se abren brevemente y luego los cierra y exhala. Él
se ríe suavemente mientras se inclina y apoya sus labios contra los míos.
—No, no lo conseguirás de nuevo. Ahora que estás aquí, te voy a mantener aquí,
maldita sea. Eres mía, Meg, por lo que yo soy tuyo.
—¿Por qué?
—Por eso, por estar aquí, las flores y estar conmigo toda esta noche, incluso si no
sabías que era yo. —Niego con la cabeza y cierro los ojos—. Me asustas, pero no
quiero perderte.
Él tira de mí con fuerza y besa mi pelo, frotando las manos arriba y abajo de mi
espalda suavemente.
*****
Me levanto con una cama vacía y el sol entra por las ventanas, lo que refleja las
sábanas blancas, haciendo que la habitación sea luminosa y alegre. Es
impresionante. Las paredes son de color azul y todos los muebles y ropa de cama
son de color blanco. Su cama es del tamaño de mi sala de estar, y cuenta con
ventanas del suelo al techo con vista a la bahía.
¡Mierda, es mediodía! No duermo hasta tan tarde, no sé por cuánto tiempo, a pesar de
que trabajaba el turno de noche. Hago una mueca y me acuerdo de venir a Will
después del trabajo, atacándolo en su cama, y la parte más aterradora de todo: 155
llorar sobre él.
Obedezco, bajo la cabeza, cierro los ojos, y disfruto de los mimos de Will
deslizando la esponja en mi espalda, hombros, brazos, nalgas y piernas. Estoy en el
cielo. En su camino de regreso por mis piernas, empuja la esponja entre ellas,
lavando mi centro y no puedo reprimir un gemido. Nunca antes alguien me había
lavado.
—Gírate —murmura. Pongo mis manos en sus caderas, mis pulgares trazando esa
V espectacular, miro su cara mientras me lava el pecho, los senos, el estómago. Sus
ojos siguen su mano, dejando mi cuerpo en llamas por la lujuria.
—Me encanta tu piel. —Sus ojos se encuentran con los míos y él sonríe—. Eres tan
suave.
—Me encanta este lugar, aquí. —Golpeo su cadera con los pulgares y sonrío con
petulancia—. Intenta mantenerlo.
Se ríe de mí.
Me pone bajo el agua y mira con fascinación como la espuma se desliza por mi
cuerpo. Él deja de tocarme y observa la reacción de mi cuerpo con el agua. Mis ojos
se arrastran por su cuerpo firme, su vientre plano, un pequeño pedazo de vello
oscuro y el pene más increíble, totalmente erecto que vi. Yo llevo mi mano y lo
muevo arriba y abajo de la longitud, en dos movimientos largos y lentos.
Sonrío para mis adentros. ¡Diablos, sí, voy a hacer que te corras en mi boca!
—No he estado dentro de ti, en setenta y dos horas, Megan. No voy a correrme en
tu dulce boca. —Se vuelve hacia la pared de la ducha—. Las manos en la pared.
Él saca mis caderas hacia atrás y empuja los dedos por mis pliegues hasta mi
clítoris. Suspiro cuando pasa sus dedos por mi piercing.
—Oh, Will.
Él empuja dos dedos dentro de mí y gira, y luego tira para humedecer mis labios ya
hinchados.
—¿Will?
—Sí, amor.
—¿Estás bien?
—Eso será difícil, cariño. —Su voz es fuerte, cuando se empieza a mover, en
realidad se empieza a mover frenéticamente. Él agarra mi pelo en un puño y golpeó
mi culo con la otra, me asusta—. Dios, eres tan caliente.
Él me levanta de repente, me giro hacia él, con las manos firmemente en mi culo y
yo contra la pared. Envuelvo mis brazos y piernas alrededor de él, pero él me
agarra la mano y se mantiene por encima de mi cabeza con una de las suyas,
inclinándose hacia mí y enterrándose profundamente dentro de mí otra vez.
—Muy bien —murmura y me mira fijamente con sus brillantes ojos azules—. Mía.
—Él repite y luego entierra su cara en mi cuello, besando y mordiendo, siento mi
orgasmo cerca. Mis piernas tiemblan y tengo la intención de empujar la mano a
Will, pero se mantiene fuerte.
—¡Oh mierda! —Su mandíbula es fuerte y tira su cabeza hacia atrás, disfrutando
conmigo.
—¿Trabajas hoy?
—No.
—¿Por qué? ¿Hay algún lugar al que quieres ir? —pregunta y cambia los canales en
su televisión súper gigante. Estamos en una habitación llena de muebles de lujo, un
TV absurdamente enorme. Dios mío, ¿está ciego? ¿Quién necesita un televisor de este
tamaño? Recuerdos de fútbol, un bar, una mesa de billar.
Básicamente, una gran sala donde los chicos pueden venir a jugar con cosas de
chicos.
—No, sólo estoy sorprendida. —Me inclino hacia atrás y pongo mis pies en su
regazo, cada vez más cómoda. De inmediato pone una gran mano en todo el arco
de mi pie, y frota con su pulgar, haciéndome suspirar de felicidad.
—Es agradable relajarse de vez en cuando. No hemos tenido mucho tiempo para
nosotros dos juntos. —Me da una sonrisa suave, y mi estómago se encoge, sólo un
poco. Wow, es una delicia para la vista. Y tiene razón. Es bueno un día de
descanso. Todavía estoy cansada de la noche anterior en el trabajo y simplemente
descansar en casa de Will es extraordinario, y quedarme con él todo el día es
agradable y perfecto.
—Me gusta que estés aquí, mi camisa, mi casa, donde no tengo que compartirte y
tú no tienes que compartirme, y sólo podemos ser…
*****
—¡Eres una maldita traidora! —Will me está mirando desde el suelo, con la espalda
contra el sofá, el control de la Xbox14 en sus manos. Dios, él es adorable cuando
está enojado conmigo.
14
Xbox: consola de juegos fabricada por Microsoft.
—¡No lo soy!
—Todo lo que estás haciendo es estar presionando todos los botones a la vez,
agitando el control con todo —me acusa. Tiene razón. No tengo idea de cómo
jugar esta mierda, y lo vuelve loco y divertido.
—Se llama estrategia, Sr Estrella de Fútbol. —Bato mis pestañas hacia él, y le doy
una risa cuando su ceño se profundiza.
—Es Madden 2013 listilla. —Ahora se está riendo de mí. Dios, es divertido.
—Es un juego de video, bebé, no de música. —Lanzo una patata hacia él,
golpeándolo en la cabeza y se vuelve para mirarme—. ¿Acabas de golpearme la
cabeza con una patata?
—Mentirosa.
15
Madden NFL 13: es un videojuego de fútbol Americano basado en la Liga Nacional de
Football.
—Yo sé lo que te mereces. —Se arrodilla delante de mí, toma mi mano y me tira
contra él, y luego, con un movimiento rápido, tira mi camisa sobre mi cabeza—.
Creo que esta es mi camisa, y la quiero de vuelta ahora.
—Muy bien. —Me acuesto en el sofá de nuevo y cruzo los brazos sobre mi pecho,
cubriendo mis pechos con el movimiento. Will contrae los labios, para mantener la
sonrisa mientras agarra mi bóxer por mis caderas y tira de las piernas y las pone
sobre el hombro izquierdo. Creo que los bóxer acabaron en la pizza.
—Esto es mío también —murmura, con los ojos brillantes, mientras pasa su mirada
en mi cuerpo. Trato de cruzar las piernas, pero las mantiene firmemente con sus
manos en mis muslos, y pone su cuerpo entre ellos, por lo que su pelvis se apoya
contra la mía, sus labios a centímetros de mi cara.
—Lo haré —besa mi cuello mientras pasa la mano por mi cara, y luego hasta mi
pecho para provocar a mi pezón. Me siento sin aliento, me retuerzo debajo de él.
—Desnudo —repito, pero él sólo se ríe y continúa el tormento, pasando sus manos
sobre mi cuerpo, esos labios en mi cuello y hacia abajo para continuar torturando
mis pezones. Oh Dios mío, esto es muy bueno.
—Tu piel es tan malditamente suave. —Está de rodillas otra vez, besando mi
estómago, hasta el ombligo, que presta especial atención. Él agarra mis caderas con
las manos, manteniéndome quieta, mordisqueando y besando mi estómago,
pasando su nariz en él y luego besa un poco más. Jesús, ¿cuándo mi estómago se
convirtió en una zona erógena?
De repente, él me empuja hasta el borde del sofá y abre mis muslos, sentado sobre
los talones, mirándome.
—Tan hermosa —repite. Levanta la mano a la cara, sus ojos en los míos, y pasa el
dorso de los dedos en mi cara, el labio inferior con el pulgar y luego traza la punta
de su dedo en la garganta, en mi esternón, mi ombligo, mi pubis y mi estómago.
No me puedo mover. Estoy totalmente fascinada. Mierda, ¿cómo una broma tonta
de engañarlo en un juego, se trasladó a esta tensión sexual intensa en cuestión de
segundos?
Se ríe y lo hace de nuevo, pero esta vez se desliza más abajo, abriendo mis labios, y
chupando duro con hielo. Agarro su cabello en mis puños y lo empujo contra mí,
pero él se echa atrás de mis manos y sacude la cabeza.
¿Eh?
—¿Por qué?
—Va a ser intenso para ti, y lo será aún más si no me puedes tocar.
—Confía en mí.
—Confío.
Así que agarro el sofá en la parte superior de mi cabeza y lo miro. Él sonríe y besa
mi muslo de forma tranquilizadora, entonces él toma otro cubo de hielo, se lo pone
en su boca, separa los labios con una mano y con los ojos fijos en mí, guía el hielo
desde mi ano, a través de mis pliegues y hasta mi clítoris.
Cuando llega a mi perforación, lo sostiene allí, rodeando el metal cada vez más, por
lo que es frío como el infierno, y luego lo empuja contra mi clítoris ya estimulado, y
mis caderas saltan del sofá. Él me empuja hacia abajo con firmeza, y da alivio a mi
clítoris, conduciendo el hielo de nuevo a mis labios.
—Me encanta este coño de color rosa —murmura, con los ojos llenos de deseo y
lujuria.
165
—Él está muy apasionado contigo, también —digo, jadeando.
—Bueno, es bueno escucharlo —él responde con sarcasmo y consigue otro cubo de
hielo.
—Hey, está todo bien. —Me besa el muslo de nuevo, dos veces, y pone un beso
suave contra mi coño. Dios es muy emocionante ver que me besa allí. Él pone el
hielo en la boca y chupa mis labios profundamente, frotando su nariz en mi clítoris
y de repente noto un dedo frotando mi ano. Mis caderas se empujan contra él y no
puedo mantener el orgasmo que viene violentamente, gritando su nombre.
—Me encanta cómo me siento cuando estás dentro de mí —susurro contra sus
labios. Sus manos acariciaban mi espalda, mis hombros, hasta mi trasero y
viceversa—. Me encanta la forma en que me tocas.
Mis ojos nunca dejan los suyos, empiezo a mover mis caderas, exprimiéndolo, con
el movimiento hacia abajo. Su mandíbula esta apretada cuando me mira, sus ojos
serios y cálidos. Paso mis manos por su pelo, lo beso profundamente y envuelve sus
brazos fuertes y musculosos alrededor de mi cintura y me tira más, rotando sus
caderas, haciendo que su hueso púbico golpee la perforación, y es demasiado.
Antes de que pueda pensar, me caigo sobre el borde de nuevo, temblando a su 166
alrededor.
*****
Ayer fue el mejor día que he tenido en no sé cuánto tiempo. Literalmente, pasamos
todo el día siendo unos glotones perezosos. Excepto cuando hacíamos el amor, lo
que también sucedió con bastante frecuencia.
Él es un maldito animal. Cuanto más lo conozco, más me gusta. Definitivamente
no es el idiota arrogante que yo pensaba que era. Él es reflexivo, amable y
divertido. Y por alguna razón, que no voy a mirar demasiado de cerca, parece estar
enamorado de mí.
Recojo mis cosas y me voy a casa. Hoy es el funeral de Nick, y quiero ir. Nick era
un chico muy especial y tengo que decirle adiós. Me tomo el tiempo en la ducha
para que la caiga el agua ardiente en mis músculos doloridos y para calmarme.
Sonrío cuando recuerdo los dos baños que Will y yo compartimos ayer, y como
acabamos sucios otra vez, antes de salir del agua. Al hombre le gustan los deportes
acuáticos.
Abro la puerta para encontrar a Will con un traje oscuro, de pie en mi puerta. Dios
se ve bien en un traje. Se adapta a su cuerpo, alto y fuerte. Él está usando una camisa
azul y corbata azul oscura, a juego con esos ojos increíbles.
—La alarma no está activada —repite obstinadamente y pasa hasta la sala de estar.
—Will, llegué a casa hace menos de una hora. ¿Qué estás haciendo aquí?
Se ríe de mí.
—¿No te diste cuenta, Megan? No puedo tener suficiente de ti. Tengo que viajar a
Miami mañana y quiero que te quedes conmigo esta noche. ¿De acuerdo? 168
—Sí, todo está bien.
Capítulo 14
Traducido por Sttefanye
¿Q
ué tal te fue hoy, linda?
—Lo de siempre. Vimos algunas cintas esta mañana, después fuimos para el campo 169
un rato. Ahora estamos esperando para hacer algunas entrevistas y terminar el día.
—Parece cansado.
—Escuché decir que Miami es divertida. ¿Vas a salir hoy en la noche? —pregunto
con una sonrisa y sistemáticamente desmantelo un clip de papel. Él ríe y aprieto
mis muslos. Incluso a tres mil kilómetros de distancia, su voz hace cosas conmigo.
Solo se fue hace 36 horas y estoy ansiosa de colocar mis manos en él.
—No. —Sacudo mi cabeza y río de nuevo—. Vas a estar de vuelta en casa mañana
en la noche.
—Quiero verte hoy en la noche. Joder con la distancia, Meg, deberías estar aquí. Te
quiero en el juego de mañana. De hecho, falta toda la semana. Vamos a viajar a
algún lugar, solos, por algunos días.
—Will, tengo que pedir con meses de anticipación, para tener vacaciones. —Lo 170
oigo suspirar al otro lado y me siento como una mierda por decepcionarlo—.
Quiero verte también —le digo con firmeza—. Pero no puedo simplemente dejar la
ciudad sin cualquier aviso previo.
—Te extraño.
—Yo también, nene. Te llamo esta noche, cuando salga del trabajo.
—Claro.
—La mayoría de las semanas son difíciles por aquí, Loretta —le recuerdo. Ella
asiente, pensativa. 171
—Vi que tu jugador de futbol te acompañó al funeral el otro día —menciona
casualmente, una sonrisa en su rostro amable.
—A todos nos gustaba Nick —suspira pesadamente—. Perderlo fue difícil para
todos nosotros.
—Sabes, estaba mirando tus registros de servicio y recordé que no has tomado
vacaciones desde hace dos años.
Ella desliza el sobre para mí y lo abro, y mi barbilla cae cuando leo el papel de
adentro. Es un itinerario de vuelo hasta Miami, saliendo en cuatro horas. Detrás de
esto hay un correo enviado por Will.
Loretta,
—¿En serio?
—En serio. No quiero verte por diez días, querida. Ve a divertirte. Toma algo de
sol. Ten un poco de sexo. Gasta tiempo con ese hermoso ejemplar de hombre que
tienes.
Se levanta y camina hasta la puerta, pero se voltea hacia mí, cuando llega al tope de
la puerta.
—Ah, apropósito. Tienes el resto del día libre también. Felices vacaciones.
Me quedo sentada por un largo minuto, solo mirando los pasajes, entonces, tomo
mi teléfono y disparo un mensaje para Will.
*****
“Cuarto” es una palabra muy suave para definir el lugar. Es del tamaño de mi casa,
con una decoración moderna y grandes ventanas con vista a la ciudad. Todas las
luces están apagadas, excepto la luz al lado de la cama. Will está apoyado en las
almohadas, con el iPad en su regazo y está durmiendo.
Dejo mi maleta cerca del baño, me saco mis zapatos y mi chaqueta, y camino hasta
su lado de la cama. Quito el iPad de su regazo, lo pongo de lado, y paso mis dedos
por su suave cabello rubio oscuro, despertándolo.
—Estás aquí.
—Gracias por mandarme los pasajes. Hombre mandón —beso sus labios
suavemente y froto mi nariz contra la de él—. Necesitas dormir.
—Estás usando bragas —murmura, sus ojos abiertos, buscando los míos. 174
—Estaba en un avión, Will. Por supuesto que estaba usando bragas.
Sus pulgares pasan por el encaje sobre mi pubis y cierro los ojos con un suspiro.
Amo la manera con la que me toca.
—El encaje negro te queda bien. —Me empuja acostada sobre la cama,
arrodillándose entre mis muslos, y corre aquella mano grande y talentosa hacia
arriba y hacia abajo en mi tronco, deslizándose por mis senos, estómago, mis
costillas, y levanto mi cuerpo con su toque. Arranca mis bragas por mis piernas, y
las tira al lado, sonriéndome.
—Me encanta tocar tu dulce cuerpo. —Se inclina y besa mi seno sobre el sostén de
encaje negro—. Tan dulce.
—Will —susurro. Me mira de arriba abajo, con esos ojos azules calientes.
—Sí, cariño.
Dios, quiero decirle. Solo quiero decirle cuanto lo amo. Lo mucho que significa para
mí. Pero simplemente no puedo forzarme a hacerlo. Tengo mucho miedo de hacer
eso y perderlo. Cierro mis ojos y muerdo mi labio.
—Oye. —Reposa los codos en cada lado de mi cabeza y pasa los largos dedos en
mi cabello. Su cuerpo está nivelado contra el mío, piel contra piel, su pelvis
presionando la mía. Está completamente alrededor de mí, y nunca me sentí tan
segura. Tan cuidada—. Meg —susurra y besa mis labios nuevamente—. Todo en ti
es tan adictivo, joder. —Mueve sus caderas levemente, deslizando contra la
humedad de mi núcleo, y entra en mí lentamente, sin esfuerzo. Descansa su frente 175
en la mía, jadeante—. Nunca me canso de ti.
—Joder, Will.
—Sí, cariño, siente eso. —Golpea contra mí de nuevo, y cuando aprieto una vez
más, él cierra los ojos—. Joder, Meg, estás tan apretada.
—¡Sí! ¡Corre, corre, corre, bebé, corre! —grita la mujer sentada a mi lado, Tasha,
saltando hacia arriba y hacia abajo—. ¡Ese es mi hombre! —Se gira hacia mí y me
abraza con fuerza, su excitación palpable.
Estoy sentada con un pequeño grupo de familiares de los jugadores del equipo de
Will, en un palco cerca de la línea de 59 yardas. Tenemos los mejores lugares del
estadio. Will se aseguró de que fuera recibida con gran estilo, desde que pisé el
Estadio de Miami, esta mañana.
Nos sentamos en nuestros lugares, observando a los chicos agruparse para la jugada
siguiente y Tasha, una hermosa y dulce mujer con piel de color café y largo cabello
oscuro, me sonríe.
176
—¿Es este tu primer juego fuera de casa, cierto?
—¿Vas a todos los juegos fuera de casa? —le pregunto, y miro atentamente
mientras Will tira la bola e inmediatamente es derrumbado. Me encojo y rezo. Por
favor, Dios, no dejes que se lastime.
—No, solo hace dos años. La mayoría de nosotros escoge uno o dos juegos para
acompañarlos. Tenemos suerte con este deporte, los chicos juegan mucho en casa y
los juegos largos solo lo alejan de casa por algunos días.
Sacudo la cabeza, pensativa, y vuelvo mi atención hacia el juego. Will tiene la bola
y está buscando un lugar para pasar, pero simplemente no hay ningún lugar,
entonces corre.
—Oh, mierda. ¡Ve, ve! —grito y me levanto, y entonces llevo los dedos sobre mi
boca, cuando lo veo correr, mi estómago se aprieta con miedo de que vaya a ser
derrumbado o herido, pero consigue traspasar la línea de defensa, y otros treinta
metros hasta la marca.
Will tira la bola hacia el árbitro y corre de vuelta a la línea lateral, sus compañeros
de equipo le dan varias palmadas de felicitaciones en su casco y simplemente no
puedo dejar de sonreír. ¡Estoy tan orgullosa de él!
—Él es bueno.
—Sí, lo es.
—Lo tienes, chica. —Tasha atiza mi hombro con el de ella—. Parece que es mutuo.
16
Touchdown: es la forma básica de anotación en el fútbol americano.
Me encojo de hombros con aire de suficiencia y tomo un trago de mi refresco de
dieta.
—Estoy sorprendida con la cantidad de fans que viajan desde tan lejos.
Tasha sigue mi mirada por la multitud. Hay miles de fans con los colores azules y
verdes en las gradas, animando en voz alta.
—Ah, sí, los animadores más fieles, ellos acompañan al equipo durante toda la
temporada. Y las putas sin vergüenza, por supuesto —sonríe y toma un trago de
refresco.
—¿Putas sin vergüenza? ¿Cómo aquella que tienen shows de rock? —pregunto
sorprendida.
—Oh querida, ¿no tienes que lidiar con las sin vergüenzas todavía?
—Bueno, querida, ellos son famosos. Por no mencionar, sexy, atléticos y ricos. Por
supuesto que las mujeres van a querer joder con ellos, y esperan ganar un anillo en
su dedo.
—Asqueroso.
—Y tonto —asiente de acuerdo—. Cosas que nuestros chicos no son. Will nunca
entró en esa, Meg.
Sorprendida, la miro.
—Solo estoy diciendo. —Aplaude cuando Will consigue su primer down—. ¿Vas a
salir con nosotros?
—No lo sé, solo llegué a la ciudad anoche. No estoy segura cuales son los planes de
Will.
—Bueno, los chicos generalmente tienen que viajar con el equipo, pero una vez que
tienen la semana libre, pueden hacer lo que quieran. Un grupo va a salir para cenar
y, tal vez, si ellos no están adoloridos, bailar.
Estamos esperando en el lobby del hotel por nuestros chicos. Ellos tuvieron que
volver al vestuario para tomar una ducha, lidiar con la prensa, y como están libres
por toda semana, tuvieron una breve reunión antes de ser liberados.
Infelizmente, la prensa nos siguió de vuelta al hotel, entonces los fotógrafos están
tomando fotos de los jugadores, mientras ellos tratan de caminar por el lobby.
También están los fans, parados esperando por autógrafos y fotos con sus jugadores
favoritos.
Will viene a través de las puertas, fantásticamente delicioso en una camisa gris y
pantalones negros, el cabello todavía húmedo del baño. De repente están todos
corriendo alrededor de él, los fans tratando de abrirse camino hasta él, y para mi
sorpresas, tiene alrededor de cuatro guardaespaldas acompañándolo, sujetando a
las personas.
Solo asiento y espero a que firme algunos autógrafos y pose para algunas fotos.
Después de agradar a todos, me alcanza, envolviendo sus brazos alrededor de mi
cintura, y alzando mis pies del suelo en un gran abrazo.
—La mejor parte fue verte ahí. —Me coloca de pie, y tira suavemente de la manga
de la camisa que estoy usando.
—Hermosa camisa.
—Particularmente adoro que estés usando algo con mi nombre escrito bien grande.
Nos separamos y miramos hacia el fotógrafo que toma una foto nuestra. Me asusto,
y trato de escaparme, pero Will me sujeta firmemente a su lado y me sonríe con
confianza.
—Esta es mi novia, Megan.
—Solo Megan.
—Gracias, chico. —El reportero le asiente a Will y camina hasta los otros
jugadores para tomar más fotos.
—¿Por qué?
—Eres mi novia, Meg —se ríe, y mete un mechón de cabello detrás de mí oreja. 181
—Pero la semana pasada dijiste…
—Detente. —Ahora está sujetando mi rostro con las dos manos, y yo sujeto sus
muñecas con mis manos. Es como si fuéramos las únicas dos personas en el lugar,
los ojos de Will están serios mientras me mira fijamente—. Dije una cosa estúpida
la semana pasada. No me importa que sepan que eres mía. De hecho, quiero que
todos sepan que eres mía.
—Pero…
—Ídem —susurro de vuelta. Lo siento sonreír contra mi mejilla, antes de que bese
mi hoyuelo y se aleje, entonces toma mi mano y me jala hasta el ascensor.
-¡M
ini donas! —exclamo, cuando pasamos por el Café Du Monde, un
local famoso por las donas y el café. La verdad, es que eso es todo
lo que ellos sirven.
Will y yo estamos explorando Nueva Orleans. Este es el lugar donde el decidió que
quería traerme para aprovechar nuestras cortas vacaciones. En los últimos dos días,
exploramos la ciudad; su rica historia musical, comida y cultura. Es jodidamente
increíble.
182
—Demonios y si, vamos a comer algo. —Will me lleva hacia adentro, con nuestras
manos entrelazadas—. ¿Quieres café también? —Me mira con una sonrisa en sus
labios.
—Si, por favor. —Espero mientras él hace el pedido—. ¿Todo eso? —pregunto
secamente.
—Son muy buenos —responde de forma simple y me lleva hasta una mesa afuera,
en la sombra. El otoño es caliente. Y húmedo. Pero no me importa.
—Entonces —me siento enfrente de él, en una pequeña mesa, y me quito los lentes
del sol, colocándolos sobre mi cabeza—. ¿Qué quieres hacer hoy?
—¿Descarado?
—Yo lo hago. —Sonrío de nuevo y tomo una dona del cesto, está caliente y la
muevo un poco para quitarle el exceso de azúcar, luego le doy una mordida—.
Santa Madre de Dios, está deliciosa.
Él ríe confuso al ver lo que hago con el polvo blanco, y da una grande una mordida
en su dona.
—No estas usando. —Sus ojos están calientes cuando me mira del otro lado de la
mesa.
—Bien, si estuviese usando tendría que cambiármelas, porque creo que acabo de
tener un orgasmo. —La señora en la mesa del lado de nosotros, suspira, la ignoro y
muerdo de nuevo la dona lanzando la cabeza para atrás, masticando con los ojos
cerrados, saboreando aquella delicia. El café combina perfectamente—. Podría
mudarme aqui.
—¿Qué? —la voz de Will esta calma y tensa, sus ojos fijos en mí.
Mira alrededor, certificándose de que nadie nos está escuchando, otra de las cosas
que amando de la gente local, es que nadie le importa quién eres.
—Mmm.
—¿Por qué Will? ¿No estás jugando conmigo? —Sonrío dulcemente y tomo un
trago de café, en seguida, otra mordida—. Dios, esto es tan bueno. Creo que
necesitamos más. Espero que no te importe que salga realmente gorda después de
estas delicias fritas.
—Tengo actividad física marcada para más tarde, o tal vez temprano, debes 184
quemar completamente estas calorías.
—¿Qué?
—Gracias.
¡Puta Mierda!
—Estoy lista.
Pero las notas de blues que salen de su saxo lo hacen sonar como una leyenda. Si el
mantiene su cabeza en su lugar, va a llegar lejos. De repente, Will me jala contra su
cuerpo, enrollando su brazo en mi espalda, uniendo nuestros dedos y lentamente
nos balancea para adelante y para atrás, bailando la dulce canción.
Sonrío a sus ojos azules, sorprendida. Estoy conociendo un lado muy romántico de
Will esta semana.
Figuras
Es la misma mirada que me dio en el café. Sus ojos azules están intensos en los
míos, llenos de felicidad. Sus labios están curveados en una sonrisa suave, y no
puedo evitar levantarme en la punta de mis pies, y descansar mi boca sobre la suya,
respirando con él.
Él me ama.
Yo quiero tanto devolverle las palabras, mas no lo consigo. Amar significa irse.
Finalmente, murmuro:
—Will…
—Shh… —inclina mi barbilla con la punta de sus dedos y sus ojos son suaves y
felices, muerdo mis labios para que no ser avergonzada enfrente de todas esas
personas, llorando desesperadamente—. Está todo bien, cariño. Lo sé.
—¿Sabes?
—Lo sé.
—Ok.
—Nueva Orleans es supuestamente una de las ciudades más embrujadas del país.
—Realmente no creo en estas cosas, pero puede ser divertido.
—Yo no creo en esa mierda —responde llevándome para el otro lado de la calle, en
dirección a otro músico, esta vez con una guitarra, cuando siento mi teléfono
vibrar, en la cartera que está descansando contra mi cadera.
—¿Hola?
—¿Entonces, conseguiste a un millonario?
—¿Quién es? —Will arruga la frente hacia mí, y de repente los autos están tocando
los cláxones a nosotros, para que salgamos del camino. Me jala por mi codo y me
lleva hasta la acera, mirándome al rostro. No puedo desviar la mirada.
—Bien, querida, ¿qué crees que quiero? Tienes un nuevo novio rico. Quiero dinero.
La voz de Sylvia esta ronca por el exceso de cigarrillos y pesada por la amargura, y
simplemente le digo:
188
—Te acabo de enviar dinero —murmuro para ella, y veo que la mueca de Will se
profundiza.
—Sí, bien, te puedes dar el lujo de comenzar a enviarme más. Lo que envías apenas
cubre mis cuentas.
—Una mierda que no me vas a mandar más, ingrata mald… —Termino la llamada
en su cara, cambiando el sonido de llamada a silencioso, y lanzo mi teléfono de
regreso para mi cartera.
—¿Tu mamá? —Will pregunta, sus manos en las caderas, sus ojos en mi rostro.
—Sí.
—¿Quiere dinero?
—Eso es todo lo que ella siempre quiere. —Comienzo a caminar lejos de él, aunque
me agarra el brazo y me mantiene en el lugar.
Sus ojos se estiran tercamente, y sostengo sus brazos en mis manos, tratando de que
entienda mi punto de vista, hablando más consigo, calmarlo.
—Ok. 189
—Prométemelo.
—Will…
—¡Te escuché, joder! Confía en mi para respetarte, y hacer lo mejor que pueda para
protegerte.
—Ok.
—Porque después de que me llevaran lejos de ella, le dije a la policía que ella usaba
drogas y se vendía por dinero, y ella fue presa y pasó un tiempo en la cárcel, y
nunca me dejo olvidar que fue mi culpa. Ella siempre fue capaz de encontrarme.
Siempre. Entonces, yo le doy dinero cada mes, manteniendo su casa en Montana, y
ella se mantiene lejos de mí.
—Ese no es el punto. Ella es una jodida abusadora, nena. Dile que no vas a besar
190
su trasero.
—Es más fácil de esta manera. —Me encojo de hombros de nuevo, y lo hago
detenerse, cuando trata de continuar su argumento—. No quiero luchar con ella.
No vale la pena que perdamos nuestro tiempo.
—Está bien.
—Vamos a visitar uno de los cementerios. —Salto de arriba para abajo con
emoción, y él no consigue evitarlo y comienza a reír.
—¿Qué hay contigo y los muertos? ¿Y porque estoy conociendo ese lado ahora?
*****
—Joder, comiste muy bien. ¿Dónde metes todo eso? —pregunto, cuando entramos
a nuestra suite del hotel. Para ser más exacta, en el penthouse de un lindo hotel
antiguo.
—Meg, como jugador de futbol, tengo que consumir cuatro mil calorías por día
para tener energía suficiente para entrenar todo lo que necesite.
—Durante la temporada. Fuera de temporada, estoy más cerca de las tres mil.
—Ya vi esto antes, dulzura. —Sonrío para él y deslizo mis manos para arriba y
abajo en su pecho, mientras lanza su cabeza para atrás y ríe.
Las puertas se abren, para revelar un patio bonito, en el último piso, lleno de
muebles lujosos, grandes jarras doradas con varios tipos de plantas, rodeados por
musgo español, cayendo por el borde del balcón al patio de abajo.
Es similar al patio en otros hoteles, sin embargo es pequeño, lo suficiente como
para que el ambiente sea más privado.
Luces blancas están alrededor del techo, hay pequeñas lámparas encendidas en las
laterales del edificio, y encima de la mesa, enviando un brillo sobre el espacio en la
oscuridad de la noche. Hay una placa que dice: Cerrado - Fiesta privada.
—Ah. —Sonrío sorprendida, mientras me lleva hasta una esquina del patio, que
tiene champagne, en un balde de plata y dos platos tapados sobre una mesa, con un
lindo sofá rojo y dorado delante de ella.
—¿Qué es todo esto? —pregunto, mis ojos abiertos, mirando la linda escena.
192
—Solo el postre en la azotea —murmura, y encoje los hombros tímidamente, como
si no fuese gran cosa. Pero es una gran cosa.
—Estás linda. Aquí, siéntate. —Me lleva hasta el sofá y sirve dos copas de
champagne—. Por las vacaciones.
—Voy a beber por eso. —Brindamos y tomo un trago, los ojos de Will me están
observando sobre la copa.
—Yo lo encontré muy divertido. Todavía pienso que deberías llevarme al paseo
embrujado.
—No, tengo cosas mejores que hacer en lo oscuro —responde con media sonrisa.
—¿En serio? ¿Cómo qué?
Destapa los platos, y revela dos pequeños potes de un lindo creme brulee.
—¿Bueno?
—Mmm hmm. —Quiero comer más, pero él aleja el plato dejándolo fuera de mi
alcance, y toma un bocado.
Sus manos se deslizan por mis caderas hasta mi muslo, debajo de mi vestido, y
regresa de nuevo. Sonrío contra su pecho, mientras su pulso se acelera y sostengo
su rostro en mis manos.
—Te quiero a ti —susurra, y sonrío de nuevo, abro mis piernas un poco y guio su
mano entre ellas.
—¿Sabes cuan mojada me dejas cuando dices esas cosas? —susurro contra sus
labios. Sus ojos están quemando los míos, mientras sus dedos encuentran mi clítoris
y frota suavemente, deslizándose en mi humedad.
Sus ojos están cerrados, su mandíbula apretada, sus manos sosteniendo mis caderas
con fuerza, y nunca me sentí más sexy. La falda del vestido cae alrededor de
nuestro regazo, y entonces comienzo a moverme. Lentamente, y sin aparentar que
estamos follando. Me balanceo sin prisa y aprieto mis músculos alrededor de él con
fuerza.
—Esa es la idea, nene. —Me inclino para abajo y lo beso, enterrando mis manos en
195
su cabello y continuo asaltando su pene, apretándolo y balanceándome, cuando
coloca presión en mi piercing contra mi clítoris, siento el orgasmo aproximándose
demasiado rápido, y comienzo a temblar y convulsionar alrededor de él—. Voy
contigo.
Me mira con los ojos entreabiertos, la boca abierta sin aliento. Sostiene mi rostro
entre sus manos y me jala contra él, besándome tiernamente y entonces susurra:
Yo también te amo. Porque tengo este maldito miedo que no me deja decirlo.
Capítulo 16
Will
P odría quedarme aquí todo el día viéndola dormir. Dios, ella es tan
jodidamente bonita. Ella es toda piel dorada y cabello rubio entre las
sábanas blancas. Su rostro delicado es suave en el sueño, sus pequeños
196
labios rosados están ligeramente entreabiertos.
Ésta semana fue la mejor de mi vida. Infierno, del mes, la verdad es que desde que
estamos juntos mi vida es mucho mejor, y eso es una gran cosa, sé que soy un
suertudo hijo de puta.
Después que la temporada termine. Vamos a Europa, o Hawái. Joder, vamos para
cualquier lado que ella quiera. Fue divertido verla apreciar la música de esta
increíble ciudad, sus sonidos y olores, lo singular que es Nueva Orleans.
Encontré malditamente adorable verla comer las donas. Hablando de eso, verifico
el reloj. Estoy esperando una entrega en más o menos diez minutos.
Meg se mueve todavía en la cama, levantando un brazo por encima de la cabeza,
haciendo que la sabana se deslice para abajo de su cuerpo, exponiendo un seno
perfecto, el pezón duro por el aire fresco. Su bonito cabello rubio está desordenado
alrededor de la almohada blanca, y una rodilla está doblada sobre la cama.
Lo que significa que podría pasar mi mano entre sus muslos y despertarla con mis
dedos dentro de ella, aunque me aguanto. Quiero verla por unos minutos más.
Sabía que me enamoraría. Que un día conocería a una mujer maravillosa, nos
casaríamos y tendríamos algunos hijos, con una buena vida juntos.
Pero no tenía idea que podría amar tanto a alguien, y que eso me iría a consumir
completamente. Que estar lejos de ella, por apenas unas horas, me harían querer
golpear a alguien en el rostro y el pensamiento de que le hagan daño de cualquier
manera me deja completamente loco.
No estaba bromeando cuando dije que ella era todo. Ella lo es.
Por un golpe suave en la puerta salgo fuera de la cama, visto la bermuda del día
anterior y abro la puerta. Le pago al muchacho que trae la entrega del Café Du
Monde, y llevo un gran bolsa de donas y el café hasta la mesita de noche, coloco
todo sobre ella y me quito la bermuda, y subo de regreso a la cama.
No movió un músculo.
Con eso en mente, me inclino sobre el codo cerca de su cabeza y me inclino para
besarle la mejilla.
—Megan, despierta —susurro bajito, quitando algunas mechas de cabello fuera de
su cuello.
—Tengo sueño —murmura y se voltea para mí, subiendo sobre mí, acomodando su
pequeño cuerpo con la frente presionada en mi pecho.
Mujer terca.
—Está bien. — Me muevo abro la bolsa de papel lleno de donas frescas y calientes,
tomo una y la acerco a ella. Sus ojos están todavía cerrados. Balanceo la dona
caliente encima de su hombro, dejando caer el azúcar en polvo sobre su piel, me
inclino para abajo y comienzo a lamer.
Ninguna respuesta.
—Abre la boca —la instruyo, y ella responde. Sonrío, mientras la alimento con la
masa frita, enseguida, saco otra dona y continuo agitando el azúcar en su delicioso
cuerpo, y entonces como la dona, compartiendo pedazos con ella.
—Creo que vas a necesitar ser más veces mi plato, nena. Dejas un sabor más dulce.
Tomando otra dona, me muevo entre sus piernas, alejando sus muslos y me
preparo para un poco de diversión. Joder, ella esta mojada. Aja, con sueño mi culo.
Está jugando conmigo. Dios, la amo.
199
Balanceo un poco de azúcar sobre su coño y observo la nieve caer en su carne
rosada. Su clítoris delicioso, con aquel piercing suplicando por mi lengua.
Entonces, me inclino para enfrente y comienzo a lamer, desde sus suaves dobleces
hasta su sexy piercing y alrededor, lamiendo cada pedazo de azúcar, enseguida, le
doy una mordida a la dona. Muevo la mirada a su rostro y sus ojos están abiertos,
mirándome, sus lindos ojos castaños brillando con lujuria, las manos apretadas en
las sabanas. Le ofrezco un pedazo, y ella lo toma de mi mano, muerde, lame sus
dedos y los hunde en mi cabello, con una sonrisa enorme en su lindo rostro.
—Yo también comí. Pero no lo suficiente. —Paso mis dedos por sus labios,
abriéndolos para mí, y la beso, introduciendo mi lengua dentro de ella, lamiendo
todo alrededor. Sus caderas se levantan contra mi cara, la sostengo con fuerza, no
permitiendo que se levante.
Se vuelve loca mientras trabajo en ella. Es la cosa más sexy que jamás vi. Mi boca
continúa provocando su clítoris, lamiendo, jalando y empujando su piercing con
mis dientes.
—Will —llorisquea y trata de levantarse de nuevo. Meto mis dedos dentro de ella,
enseguida, los retiro, lamiendo los dedos en mi boca.
—¿Sí, amor?
—Estoy sobre ti. —Empujo mis dedos de regreso para probar el punto, haciéndola
gemir.
—Joder, sí, siempre yo. —Subo en su cuerpo, encajándome sobre ella. Me sostiene
contra sí, sus piernas fuertes alrededor de mi cintura, sus brazos en mis hombros, y
sus dedos en mi cabello, y solo apoyo los codos y la miro.
Sus parpados se inclinan, y se sonroja como hace cuando está feliz. Acaricio
levemente mis labios con los de ella, y deslizo mi polla por su humedad,
empujando su piercing con la punta y ella muerde su labio inferior.
—¿Así?
—Mmm. —Ella mueve la cabeza ligeramente, y agarra mi trasero con las manos,
jalándome más cerca. Dios, quiero estar dentro de ella.
201
Y así lo hago, hasta que ella está temblando, y siento sus dulces músculos apretar
mi polla, como un maldito adicto.
—Déjate ir, cariño —susurro y la observo, mientras aprieta todos los músculos de
su delicioso cuerpo, temblando y vibrando alrededor de mí, gritando mi nombre,
mientras explota.
Duele, solo un poco, que ella no consiga decir que me ama. Pero lo hará.
Capítulo 17
Meg
-T
uve una semana maravillosa. — Estoy acurrucada al lado de Will
en el taxi, en el camino para mi casa, saliendo del aeropuerto. La 202
noche en Seattle está lluviosa y oscura—. Gracias.
—¿Por qué no vas hasta mi casa conmigo? —Me pregunta, por tercera vez,
haciéndome reír.
—Porque necesito deshacer las maletas, lavar algunas prendas y prepararme para
regresar al trabajo. Y tú también tienes que hacerlo.
—Me podría quedar contigo en tu casa. Si no te importa que mi ropa sucia se lave
con la tuya. —Escucho el humor en su voz, e inclino la mirada para ver su bonito
rostro.
—Mierda.
—Sylvia.
—Mierda —susurra.
—Exactamente.
Salto fuera del auto, mientras Will le está pagando al taxista y corro furiosamente
hasta la inútil mujer, sonriendo hacia mí.
203
—¿Qué diablos estás haciendo aquí?
—Me colgaste la llamada en la cara, entonces pensé que tendría que venir a hablar
contigo personalmente. ¿No me digas que no estas feliz de ver a tu mamá, querida?
—Sal de mi propiedad.
—Sabes que no eres bienvenida aquí —le digo con voz fuerte, mis brazos cruzados
sobre el pecho, ignorando a la lluvia cayendo sobre mí.
—Así que, este es tu nuevo hombre. —Los labios de ella se abren, en lo que
considera una sonrisa seductora, sus dientes están amarillos, y solo es… patética—.
Hola.
Will está de pie detrás de mí ahora, con las manos sobre mis hombros,
mostrándome apoyo y nunca estuve tan agradecida por tenerlo.
—Creo que Megan le pidió que se fuera. —Su voz es dura y firme. Su sonrisa
desaparece y es substituida por una sonrisa fría.
—No voy a salir de aquí hasta que la perra ingrata me dé más dinero.
—Te dije…
—No me importa lo que dijiste. ¡Me debes! ¡Yo quiero lo que es mío! —Baja los
escalones hasta estar en mi cara, pero Will me jala de lado y pasa a estar al frente,
mirando a Sylvia, con sus ojos quemando.
204
—Ella no te debe nada. Te pido que te vayas. Si no lo haces voy a llamar a la
policía. —Su voz es fría e irritada y Sylvia da un paso atrás, con los ojos abiertos y
confundida.
¿Sera que ella realmente pensaba que bastaba con aparecer por aquí, e iba a salir con el bolso
lleno de dinero?
Probablemente sí.
—Regresa a Montana, Sylvia. Perdiste tu tiempo viendo hasta acá —murmuro con
rabia, mientras uno mi mano con la de Will. Él aprieta mi mano de manera
tranquilizadora.
—Es la última vez que vas a tener dinero de mí. —Mi voz es baja ahora, y firme.
Sus ojos registran la sorpresa de nuevo, y entonces se aproxima a mi rostro con
tanto odio, que doy un paso para atrás. Will me arruga la frente y aprieta de nuevo
mi mano.
—Vaya a los periódicos. O al lugar que quiera, después que salga de aquí. No me
205
importa lo que digas. Megan no es basura, solo salió de ti. —Quedo embobada,
mientras Sylvia se ahoga con el insulto—. No puedes lastimarla. Ella dijo que te
fueras, ahora vete.
—Ok. —Camina hasta su antiguo Honda y me mira—. Siempre fuiste una inútil
pedazo de mierda…
—¡Váyase! —Will le grita, cortándola. Ella entra en el auto y las luces desaparecen
a la distancia. No puedo moverme. Solo me quedo aquí, en la lluvia, abrazándome
y viendo su auto desaparecer en la calle.
—Mírame.
Estoy tan avergonzada. Jesús, ¿qué debe estar pensando de mí ahora? Entierro mi
cara en mis manos y las lágrimas comienzan a caer. Pero llorar no resuelve nada.
—Lo siento mucho, ella es tan horrible. Solo quería decir eso —murmuro contra
él—. No le voy a enviar más dinero.
—No, tú no lo harás.
—Está bien. Vamos para dentro. —Él toma las maletas y me lleva para la casa,
desactivando la alarma.
—Ella debe haber visto la alarma. ¿Ves? Te dije que necesitabas una. —Me ofrece
una sonrisa de satisfacción y mi pecho se relaja. No quiero pensar más sobre Sylvia.
Ella no me puede hacerme daño. Suspiro, cuando él se voltea de espaldas, para
subir las maletas al piso de arriba.
—No. —Coloca las maletas en el suelo y lentamente pasa los ojos por mí, una
sonrisa haciendo cosquillas en sus labios—. Dime.
Él ríe ahora, una carcajada, y el nudo de mi estómago por ver a Sylvia en mi puerta
desaparece.
—No —bromeo.
—Si lo dijiste.
—Las buscamos más tarde. Creo que necesito enseñarte una lección ahora.
—¿Qué tipo de lección? —miro su trasero apretado, y le doy una nalgada, solo
porque puedo hacerlo.
—Sí.
—Sí. —Él sonríe para mí—. Después del juego, toda la familia va hasta la casa de
mis padres a cenar. Este probablemente será el último fin de semana de este año,
que todavía podremos disfrutar de su jardín.
—Ok. 208
—Quiero que estés presente.
—Está bien —digo de nuevo. Will balancea la cabeza y regresa a ver el juego,
ahora que eso fue resuelto.
Agito mi esmalte rojo, y coloco mi pie derecho sobre el sofá, mi otro pie doblado
contra mi trasero, y lo abro.
—¿Qué?
Él apenas mueve los hombros y sonríe mientras jala mi pie hasta su regazo,
haciéndome deslizar contra el apoyo del brazo, me sostiene firme, esperando que le
entregue el esmalte.
—¿Estás seguro?
Apenas levanta una ceja para mí, aquella sonrisa arrogante todavía en sus labios, y
le entrego el esmalte.
—¿Disculpa?
—No deberías estar haciéndote tus propios pies. —Repite, levantando la cabeza
para mirarme en los ojos.
—¿Es por eso que te haces tus propios pies? ¿Es por eso que tienes el servicio básico
de la Tv por cable? ¿Cuánto dinero le estabas enviando?
—Es de mi incumbencia.
—No, no lo es.
—Megan, no luches conmigo sobre eso. Estoy enamorado de ti, joder, y estás
enviando dinero que necesitas, para aquel pedazo de mierda humana. Ahora dime,
¿cuánto le envías?
210
—Todo lo que sobra.
—Lo que dije. Pago las cuentas, compro lo que necesito y guardo un poco para
emergencias, y le envió el resto.
—Joder, Meg.
—Estás bien.
—Estoy bien —repito—. No necesito ser rica. Estoy feliz con lo que tengo. Sabes
que no estoy contigo a causa de tu gran contrato, ¿verdad?
—Bueno, continúa con el trabajo. —Relajo mis pies en sus manos, encogiendo los
hombros.
Suspiro cuando termina de encargarse de mis pies. Este hombre grande, fuerte,
gentilmente está pintando mis deditos, es adorable. Es dulce. Me ama.
—Tal vez te deje pintarlos a partir de ahora. —Le guiño y él ríe, provocándome
escalofríos. Amo su voz. Y adoro hacerlo reír.
*****
—Me amas. —Me río, y le doy un abrazo—. Es bueno estar de regreso. Gracias por
eso.
—¿Cuánto tiempo trabaja? No sé nada sobre lo que ellos hacen durante la semana.
—Bien, eso varía. Ayer entrenaron en la mañana y, luego, vieron juegos y tuvieron
reuniones el resto del día. Él llego a la casa anoche a las ocho.
—Sí, y hoy va hacer igual. Ellos están trabajando horas extras por haber tenido una
semana libre.
—Que bien. —Ella sonríe.
—Hey, hola Meg, es Lyle de seguridad. Solo quería avisar que el Sr. Montgomery
está subiendo para verte.
Hago una mueca y miro para el ascensor, cuando escucho la señal de su llegada, y
Will sale, sonriendo de oreja a oreja, caminando en mi dirección.
—Uh, Will, estoy trabajando. —Sonrío y me alejo, confundida, pero satisfecha por
la manera en como él me está mirando animado—. ¿Qué pasó contigo?
—Stacy tuvo él bebe esta mañana. Acabo de venir de allá. —Está tan orgulloso.
—Felices. Stacy está cansada, pero fue maravillosa. Él bebe es pequeño y adorable,
e Isaac no puede dejar de mirarlo. Lo molestaría, pero la verdad es que no puedo
culparlo. El niño es hermoso.
—Estoy tan feliz, por todos ustedes. —Paso mis manos en su pecho, entonces veo
una mueca rápida, antes que sea sustituida por su bonita sonrisa.
—Ok, voy. Seguro. Tengo algunos regalos, que no voy a conseguir esperar para
entregárselos.
—¿Qué compraste?
Los ojos de Will se suavizan, y me jala contra él, besándome otra vez, lentamente,
apenas rozando sus labios con los míos, y no me importa quién nos vea. Entierra 214
sus dedos en mi cabello y me sostiene fuerte, mientras me devora con sus labios. Él
huele bien. Almizclado y limpio. El olor de Will.
—Tengo que regresar con el equipo, tenemos más reuniones el resto del día. ¿Te
voy a ver en la noche? —levanta una ceja con la pregunta, y sonrío.
—Perfecto. —Me besa, una última vez, duro, y se voltea, caminando hasta el
ascensor—. Hasta más tarde.
—Oh Yeah —murmura Jill con diversión detrás de mí—. Él es bueno, chica,
caramba.
Suspiro y estoy de acuerdo.
—Sí, él es bueno.
215
Capítulo 18
Traducido por Sttefanye
A
parentemente, perder un juego deja a Will un poco malhumorado. O muy
malhumorado. Vamos a casa de sus padres, después del partido de esta
mañana, y él está extrañamente tranquilo.
Hoy estuve en el juego, en su palco privado, con Nat, Jules y los chicos. Fue muy
divertido. Hasta el final del cuarto tiempo. Estábamos tres puntos por arriba de
Arizona, pero en los últimos minutos, Will hizo una intercepción, y el chico corrió
hacia un touchdown.
216
Perdimos.
Will ha estado distante la mayor parte del día. Podía ver eso. No estaba siendo él
mismo. Los otros siguieron delante de nosotros hasta la casa de los padres de Will,
y me quedé atrás, esperando que diera algunas entrevistas y tomara un baño. Me
abrazó cuando me vio, pero no dijo mucho.
No lo sé.
Estaciona delante de la casa de sus padres, sale del auto y me abre la puerta. Es un
día de otoño excepcionalmente caliente.
Él sonríe, y caminamos por el lado de afuera de la casa de sus padres, hasta el patio
trasero, y suspiro. Santa mierda, su padre debe gastar horas y horas por semana en
este patio. Incluso en otoño, cuando la mayoría de las flores mueren, y las hojas
están cayendo, es un espectáculo para ser admirado, con senderos, bancos y árboles
frutales.
—Esto es hermoso.
Todo el mundo está mirando en nuestra dirección, y nos asienten, y solo puedo
estar parada, mirando con reverencia el patio trasero. Parece algún tipo de
convención de gente bonita.
De verdad.
—¡Ven a ayudarme con la parrilla, hijo! Agarra una cerveza. —El padre de Will,
Steven, está en la parrillera, con una camiseta que decía: Bailando y asando, y
empujando una espátula de metal. La mayoría de los chicos están cerca de la
parrillera con Steven, o sentados en una mesa cercana.
—Claro, papá, déjame presentar a Meg. —Me sonríe y entrelaza sus dedos con los
míos de forma tranquilizadora.
—No creo que debería estar aquí —le susurro. Él frunce el ceño y se inclina para
besar mi mejilla.
—Hola a todos. —Sonrío y asiento hacia todo el grupo, y todos ellos sonríen y
asienten de vuelta. Ellos son un mar de verde y azul, claramente vestidos para
apoyar a Will y su equipo.
Excepto Nate, que está usando solo una camiseta negra y vaqueros descoloridos, su
cabello suelto, el brazo tatuado alrededor de la cintura de Jules, y le está susurrando
en el oído, haciéndola reír.
—Creo que Meg podría necesitar una bebida. —Caleb da un paso hacia adelante, y
me entrega una cerveza. Tiene ojos azules amables y un cuerpo para morirse
jodido. Claro él es un SEAL.
—Ven a sentarte con nosotras —me llama Natalie, su hija Olivia en su hombro.
Ella está sentada con Brynna, Samantha y Stacy en los sofás felpudos, al aire libre
en la extremidad del patio.
—Voy a estar allá. —Le guiño a Will, y me vuelvo para irme, pero él sujeta mi
mano y me empuja contra él, balanceando nuestras manos tomadas detrás de mi
espalda y me besa, largo y lento, delante de todas estas personas.
—¡Cuidado con esa maldita boca! —grita la madre de Will, Gail, haciéndonos caer
219
a todos de risa.
—¿Te importa?
—Claro que no. Los bebés son pasados por los brazos de esta familia durante todo
el día. Acostúmbrate a eso. —Le sonríe a su hijo con amor, mientras agarro de las
manos de Brynna y lo envuelvo en mis brazos. Está usando una gorra de futbol del
Seattle, combinado con el body que parece una camisa, con el número ocho al
frente, llevando los más pequeños jeans que he visto en mi vida. Y estaba todo
envuelto en una manta azul y verde.
—Estas ropas que le diste al bebé son las cosas más adorables Meg. Gracias.
—Oh, de nada. No pude resistirme a ellas cuando entré. Pero las niñas están
absolutamente hermosas. —Sophie, la hija más grande de Stacy e Isaac, y Olivia
están con sandalias de bailarina iguales, de tul verde y azul, y tiaras azul en el
cabello, más grandes que su cabecitas.
—No hay mucho que hacer, cuando tienes mil meses de embarazo— Stacy observa
con una mueca—. Estaba locamente aburrida.
—Esto debe haber sido un desafío, con una hija con solo un año de edad. —Tiro de
220
Liam en mi pecho, y él se acurruca en mi barbilla, suspira, y vuelve a dormir.
—Lo fue, pero Isaac es genial. Consiguió trabajar bastante en casa, y tenía a mi
madre, Brynna, Nat y Jules, para que nunca estuviera sola por mucho tiempo.
—Claro. —Nat le entrega el hermoso bebé dormido, con el cabello oscuro como el
de Luke y sonríe cuando le murmura al bebé, y vuelve a estar con los chicos.
—Porque viene de mis entrañas —responde Luke de vuelta, después de oír a Sam.
—Oh, Dios, no hables sobre tus entrañas. Voy a vomitar.
Asiento y miro a Will. Él está frunciendo el ceño, al lado de los otro chicos pero
inmerso en sus pensamientos. Está debatiendo internamente la derrota que ocurrió
hoy. ¿Qué puedo hacer, para hacerlo sentir mejor?
Muerdo mis labios, frotando la espalda de Liam, y entonces tengo una idea.
Golpeo enviar, y beso la cabeza del bebé, mitad de mi oído en las chicas
conversando. Mis ojos están en Will, cuando saca el teléfono del bolsillo para 221
verificarlo.
Sus labios se contraen, y sus ojos se encuentran con los míos del otro lado del patio,
y entonces sus pulgares se están moviendo en la pantalla.
Él me hace sonreír. Me encanta la forma en que es, porque no uso bragas con
frecuencia.
*No.
Levanta una ceja, me mira con una mirada caliente, entonces, se concentra en tu
teléfono nuevamente.
—Meg, ¿cómo les fue en Nueva Orleans? —pregunta Jules, cuando se junta a
nosotros, Sophie en su cadera. El bebé está jugando con el teléfono de Jules.
—Fue muy bueno —respondo y siento mi teléfono vibrar.
—¿Qué hicieron mientras estaban allá? —pregunta Brynna, con una de sus hija
subiendo a su regazo, no estoy segura de cuál de ellas es. Estamos rodeadas de
niños, y estoy intercambiando mensajes sexuales con mi novio.
*Solo por ese último comentario, voy a golpear tu trasero cuando esté dentro de ti hoy en
la noche.
—Tienes un bello bronceado. —Jules pone a Sophie en sus pies y ella gatea hacia
mí, antes de que pueda responder el texto de Will. Lo miro y asiento. ¡Claro que sí!
Él solo ríe, y toma un trago de cerveza.
—¿Este bebé es tu hermano, niña dulce? —le pregunto, ganando una sonrisa llena
de baba, mostrando cuatro dientes delanteros.
—Bebé. —Levanta las manos hacia arriba, confiando en que voy a agarrarla,
entonces llevo a Liam a mi brazo izquierdo, y levanto a Sophie sentada en mi
pierna derecha—. Bebé. —Lo apunta de nuevo, y después colocar el pulgar en su
pequeña boca.
—Sí, este es el bebé Liam. ¿No es dulce?—Beso su rostro liso, entonces le doy un
beso en el cuello, haciéndola reír.
—Meg, mira hacia arriba y sonríe. —Levanto mi cabeza al oír la voz de Nat, y le
sonrío a la cámara. La mujer no sale sin esa cosa. Incluso Sophie está tan
acostumbrada a ver un lente, que posa hacia la cámara también.
—La cena está lista, gente —llama Gail. Los chicos ayudan a traer los tazones con
ensaladas y frutas hasta la larga mesa al lado de la casa, mientras Steven coloca
filetes y pollos en bandejas.
—Esta es la última vez en este año que haremos parrilla. Hasta el próximo verano,
las reuniones de familia las haremos contratando servicios de comida. Es mucho
trabajo para alimentarnos —me dice Natalie, mientras agarra a Sophie de mi
regazo, plantándola en su cadera curvilínea. 223
—Puedo ver eso —respondo, y beso la cabeza de Liam nuevamente.
—Meg, te ves bien con un bebé —observa Luke, cuando se une a su mujer, con
Olivia durmiendo en su pecho musculoso.
—Deja de coquetear con mi cuñado. —Will hace una mueca, cuando se une a mí.
Sonrío y le entrego al bebé.
—No estoy coqueteando. Estoy solo prestando atención extra a alguien que es muy
atractivo —respondo sin sonreír, mis ojos abiertos y serios, tratando de aguantar la
sonrisa, mientras Luke sonríe y besa a su esposa, y la mueca de Will se profundiza.
—Sí, lo parecen. —Natalie está de acuerdo—. Es una buena familia para ser parte.
—¿Ves?
—Así, recibirás más de una paliza por esto más tarde —me susurra, mientras se une
a nosotros para comer.
—Amigo, dame a mi hijo. —Isaac lleva las manos para agarrar el bebé—. Y sé que
él es del tamaño de un balón de futbol, pero no lo pases al tipo equivocado. Pareces
tener problemas con eso hoy.
—Eres un idiota —le murmura Will a Isaac, así su madre no puede escucharlos
más.
—¿Cuál fue el problema, hoy, hombre? —pregunta Matt, ahora que el asunto fue
presentado, y Will suspira, pasa las manos por el rostro y se sienta pesadamente en
una silla, mirando el plato lleno de comida.
—Solo fue un día difícil —murmura—. Creo que me relajé demasiado del
entrenamiento la semana pasada.
17
Abercrombie & Fitch: es una compañía de moda estadounidense bajo la dirección de Mike
Jeffries. La marca A&F se enfoca en ropa informal para consumidores entre las edades de dieciocho
y veintidós años.
Muerdo mi labio. Estábamos de vacaciones la semana pasada.
—Para con eso —llama mi atención, sus ojos feroces—. Esto no fue culpa tuya.
Debería haber aprovechado el gimnasio del hotel dónde estábamos.
—Es eso al menos está bien. Sera la próxima semana. —Caleb palmea su hombro,
y se sienta al lado de él con un plato lleno. Y así, el asunto está descartado.
—Oye. —Jules toca mi pierna debajo de la mesa, y se inclina para hablar conmigo
de forma que solo yo pueda oírla—. ¿Hablaste otra vez con Leo?
—No —susurro.
—Tampoco el mío.
—Buen punto.
Miro hacia arriba, a tiempo para ver a Brynna y Caleb intercambiar una mirada,
entonces, rápidamente se alejan el uno del otro. ¿Qué está pasando ahí? Ellos están
obviamente atraídos el uno por el otro, pero no interactúan realmente. Solo se
quedan mirando el uno al otro. Voy a tenerle que preguntarle sobre eso a Will más
tarde.
—¿Habría una posibilidad, que ustedes las chicas hablaran sobre la boda después,
cuando podamos escapar para ver el futbol o algo así? —pregunta Caleb, ganando
una mirada afilada de Jules.
—No. Estamos a menos de un mes. Además de eso, no tengo mucho que hacer,
Alecia está cuidando de la mayoría de las cosas, de cualquier manera. —Toma un
sorbo de vino y saca una lista, haciendo que los chicos soltaran un nuevo gemido, y
no puedo dejar de reír.
—La fecha, como todos saben, es el doce de octubre. Seis de la tarde. Tienen
invitaciones con la dirección y toda esa mierda. —Toma otro sorbo, mientras todos 226
la escuchamos, los chicos inquietos—. Una vez que sean solo Luke y Nat en el
altar, esto va a ser fácil para todos ustedes. Ropas bonitas, no se olviden de los
regalos, y vengan preparados para la fiesta.
—Lo sé, solo quería hablar sobre mi boda por un minuto. —Ella está satisfecha,
mientras lleva un pedazo de carne a la boca—. ¡Oh! Y mi despedida de soltera es el
próximo domingo en la noche.
Me río conmigo misma. No es que Jules sea una mujer egoísta, ella solo piensa que
las cosas son simples. Como si fuera fácil para las personas tomar un día libre, para
recuperarse de una resaca.
—Tú vendrás también. —Me lanza una mirada afilada, desafiándome a decir lo
contrario. Rápidamente hago cálculos con los horarios en mi cabeza, consciente de
los ojos de Will en mí.
—Creo que tengo libre el próximo domingo en la noche. Voy avisarles que no
227
estaré disponible para la guardia esa noche.
—¡Por la familia! —El padre de Luke está de acuerdo, y todos beben, y después la
conversación se retoma nuevamente.
Cuando estamos terminando el postre, el cielo se cae sobre nosotros. Sabía que la
lluvia caería muy pronto. Estamos, felizmente, bajo un patio cubierto, y la mayoría
de los alimentos fueron guardados.
Los cuatros hermanos trabajan juntos para cubrir la parrillera, ahora empapada, y
llevamos a los bebés adentro, lejos de la humedad. Por el resto de la tarde, vemos
un juego de futbol en la televisión, algunos adultos juegan con las gemelas. Los
bebés fueron alimentados, cargados, cambiados y mimados.
Me ayuda a levantar del sofá, y nos despedimos de todos, lo que lleva más de
media hora. La madre de Will, Gail, me abraza fuerte.
Inclino mi cabeza hacia atrás, cuando salimos, y disfruto de la lluvia. Está oscuro
ahora, y la lluvia pesada, pero no está frío. Es una lluvia de verano tardía.
—Por lo tanto, ya deberías saber, que soy siempre terca. —Sonrío dulcemente,
mientras él ríe.
229
—Entonces, sobre los mensajes que me mandaste… —Se voltea, sus calientes ojos
azules en mí y me ofrece una media sonrisa.
—¿Sí?
—¿Valen todavía?
—No lo sé, tu humor parece haber mejorado sin necesitar del sexo oral. —Siento
mi teléfono vibrar en mi bolsillo y lo agarro, mientras río de la mueca de Will.
—Detente.
—¿Qué?
-¿Q
ué pasa? —Su voz está en pánico, pero no puedo
mirarlo. Tengo que salir del auto.
Ahora.
—¡Sí! ¡Para!
Estamos en una parte remota de Seattle, casi desierta y oscura. El cielo se abrió
todavía más en una lluvia torrencial, como si alguien estuviera llamando una
tormenta.
—¿Qué mierda pasó contigo? —Lo escucho aproximándose a mí, sus pies
arrastrándose en la grava al lado de calle, entonces me giro y lo enfrento.
—¿Cómo te atreves?
Él detiene sus pasos, sus ojos abiertos de miedo y preocupación, y mantiene las
manos hacia arriba, como si estuviera siendo asaltado.
—¿Qué?
—¡Mierda! —Él baja la cabeza y lleva las manos a las caderas, los dos ignorando la
lluvia que caía fuerte a nuestro alrededor—. Meg…
Giro sobre los talones, y comienzo a alejarme lejos de él nuevamente, pero agarra
mi brazo y me gira hacia él.
—Te lo dije, Will. Viste como era ella la semana pasada. ¿Por qué diablo harías
eso? Ella solo va a volver por más, y más. Se habría ido, si lo hubieras dejado
tranquilo. —No puedo soportar este pensamiento, y mi voz se quiebra, cuando
siento las lágrimas mezclarse con la lluvia en mi rostro.
—Ella nunca se habría ido, querida. —Su voz es calmada ahora, más firme. Sacudo
la cabeza hacia atrás y hacia adelante, y entierro mi rostro en mis manos.
—¡No necesito de ti para limpiar mi vida! —Doy un paso hacia atrás, fuera de su
alcance, y miro hacia su rostro iluminado por las farolas, el agua corriendo hacia
abajo en su cuerpo, su cabello empapado y pegado en la cabeza—. Puedo lidiar con
esto sola.
Me detengo, de espaldas hacia él, y sacudo la cabeza, las manos en las caderas.
—Mírame.
—Mírame, Megan.
—Will, me traicionaste.
—No te traicioné, ¡joder! —grita, y me vuelvo para mirarlo. Sus ojos están salvajes
232
ahora, y sus manos están en puños al lado de su cuerpo, cada músculo tenso de
rabia y frustración—. Le pagué a una mujer que te odia por existir, para que nunca
más te incomode nuevamente. Ella firmó un contrato, Megan. Nunca más podrá
pedirte un centavo.
—¿Qué?
—Déjame terminar. Esa mujer es la razón de que no puedas decir que me amas.
Esa. Jodida. Mujer. —Sacude la cabeza en frustración y se aleja de mí, entonces
vuelve—. Si tengo la oportunidad de sacarla de tu vida, ¿por qué no lo haría? El
dinero no es nada para mí. Ella es la razón de que tengas problemas de confianza.
Ella es la razón de que sea tan difícil para ti mostrarles a las personas que las amas.
—¿Qué eres ahora, un psiquiatra? —pregunto con una sonrisa, y me odio por eso,
cuando veo el dolor en sus ojos.
También te amo.
No puedo hacer que las palabras salgan.
—Te amo, Megan. —Las palabras salen más fuertes, más altas, y él desea que lo
diga de vuelta.
—Will. —Hablo en un hipo. Tomo su rostro en mis manos, y acaricio sus mejillas
233
con los pulgares—. Will.
—Te amo —susurra, sus labios tan cerca de tocar los míos. Puedo sentirlos
moviéndose. Cierro los ojos. Siento las lágrimas calientes en mi rostro, corriendo,
mezclándose con la lluvia caliente. Lo estoy hiriendo. Y esto me está matando.
Él cierra los ojos por un instante, pega su frente en la mía, y entonces de repente
agarra mis caderas, y me tira acostada en el capó del auto, arranca mis vaqueros
mojados y baja las bragas por mis piernas, tirándolas en el suelo en una pila
mojada. Mis ojos están abiertos, y mi boca bien abierta.
—Will.
Me está marcando de una forma que nunca lo hizo antes. Esto es jodidamente
234
caliente, y lo quiero. Quiero ser suya. Lo amo más de lo que jamás pensé posible, y
esto asusta el infierno fuera de mí.
Empuja mi camiseta hasta mis axilas, arrastrando mi sostén junto con ella,
revelando mis senos y me enloquece con ellos, jalando y mordiendo los pezones
con fuerza. Dejo caer mi cabeza hacia atrás y grito de dolor y placer, amando su
boca y sus manos, mientras me atacan. Él nunca fue tan bruto.
—No puedo esperar —refunfuña contra mi boca y mete con todo dentro de mí,
fuerte, él agarra mis caderas, y me atrae contra él, más y más, follándome con todo
lo que tiene, los ojos todavía presos en los míos.
—Eres tan bonita. Eres todo, Megan. ¿Cuándo vas a creer en eso? —Se mueve más
rápido y más fuerte, hasta que lo siento explotar dentro de mí, sus músculos tensos,
y llego junto a él, una vez más, y gruñe profundamente en mi cuello.
Se queda así, dentro de mí, jadeante, por lo que parece una eternidad, antes de
deslizarse fuera de mí, y da un paso hacia atrás.
—Quédate aquí.
—No llores. —Me levanta en sus brazos, y me lleva hasta el lado del pasajero, y
gentilmente, me coloca sentada en el asiento. En vez de llevarme de vuelta a mi
casa, nos lleva para la suya, parando en el garaje.
235
Me saca del auto, cargándome hacia dentro, sobre las escaleras, y entra a su cuarto,
llevándome directo al baño. Me coloca cuidadosamente en la ducha, abre el agua
caliente, entonces, se inclina en mi frente, tomando mi rostro suavemente en sus
manos y acariciando mis mejillas con los pulgares.
Niego, y muerdo el labio, mirando sus ojos azules suaves. Él está calmado ahora, la
rabia se fue.
—¿Por qué?
Me encojo de hombros y miro hacia abajo, pero sujeta mi barbilla, para mirarlo.
—¿Por qué?
—Por lastimarte. No quiero hacer eso. Significas el mundo para mí, Will.
Él suspira profundamente, el alivio plasmado en todo su rostro, y me besa
suavemente, después sonríe dulcemente.
—Lo sé.
Quiero decirle las palabras. Tanto. Me quita la manta y mis ropas mojadas, y hace
lo mismo con las suyas, sujetándome por la mano, y me lleva hasta la ducha
caliente. Los cabezales de las duchas todavía están ajustados para mí. Se demora
lavándome, enjabonando mi cuerpo y mi cabello, y después me enjuaga
completamente, antes de hacer lo mismo con él.
—También amo el tuyo, Estrella de futbol —lo observo, y le ofrezco una media
236
sonrisa. Él usa el secador en mi cabello, y me lleva a la cama—. Es un poco pronto
para ir a la cama, ¿no? —pregunto secamente.
—Tengo que estar de vuelta en el centro del entrenamiento en seis horas. —Frunce
el ceño, y aleja la manta, toma el control remoto de la pequeña TV montada en la
pared, y sube en la cama suave, acurrucándose conmigo, y vemos una pésima
película de acción de los años noventa.
—¿Por qué?
Y a pasaron dos días desde nuestra pelea en la lluvia. Desde el maldito mejor
sexo en el auto que tuve en mi vida. Desde el día en que Will prácticamente
me pidió decirle las palabras que él necesitaba oír, y no pude.
—Estás hermosa hoy. —Me sonríe suavemente, y le sonrío de vuelta. Estoy vestida
con lo habitual, camiseta y jeans, y el cabello suelto alrededor de mi rostro.
—Gracias. —Dejo mis ojos viajar sobre su cabello rubio oscuro, sus ojos azules
sorprendentes, la camisa azul y sus brazos fuertes—. Tú también.
—Lo sé, es increíble. Tienes que hacer un diseño en la pared. —Apunta hacia las
obras de arte con el tenedor, y río mientras miro alrededor. Hay cientos de feos
diseños en tiza que cubren las paredes, algunos realmente buenos, algunos
simplemente chistosos.
—¿Por qué no haces un diseño? —pregunto.
—Sí, ¿y tal vez una foto? Somos grandes fans —añade la otra. Y ellas ríen.
—Vimos en el periódico que tenías una nueva novia, pero nos imaginamos que
ellos estaban mintiendo, porque nunca has tenido novias.
Will sonríe con frialdad, y puedo oír su dialogo interno. No saben nada sobre mí.
—Tengo una novia, y estoy apreciando su compañía. Tengan un buen día, niñas.
—Se voltea hacia mí, efectivamente cortando cualquier cosa que ellas estuvieran
prontas a decir, cuando la camarera se aproxima con una jarra de café.
—Esto me sorprendió.
—Uh huh. —Toma otro sorbo de café, y agarra mi mano, pasando el pulgar sobre
los nudos de mis dedos—. ¿Qué vas a hacer hoy?
—Tengo que ir hasta el centro de entrenamiento, para ver alguna cinta esta tarde.
—Perezosa.
—¿Cómo es que te levantas tan temprano?
—Estoy acostumbrado a eso. Vengo haciéndolo desde hace años. —Se encoje de
hombros y examina mis manos—. Tienes manos pequeñas.
Besa mis dedos suavemente, y entonces saca fuera algo de su bolsillo trasero.
—¿Qué?
Porque él me ama.
—¿Es la próxima semana? —pregunto en pánico. ¡Mierda! ¡No tengo nada que
ponerme! Y no tengo dinero para comprar nada.
—No.
—Voy a tener que pensar que vestir. —Me encojo de hombros, como si no fuera
gran cosa—. Pero estará bien.
—¿Estás lista?
241
Will
Entro en el Shelby, y agarro mi teléfono móvil del bolsillo antes de incluso salir de
la casa de Meg. Solo la acompañé hasta la puerta, para que se pueda prepararse
para trabajar hoy en la noche. Odio que trabaje en la noche.
Ella trabaja jodidamente duro. Pero, creo que la mayoría de los enfermeros trabajan
así. Esto nunca me ocurrió, antes de conocerla, de que los pacientes necesitaban
cuidados veinticuatro horas. Claro, tiene sentido, pero no es realmente algo que la
mayoría de las personas piense mucho.
Y es terca. Odio que conduzca sola para la casa en medio de la noche, en aquel
pedazo de mierda de auto. Le dije que se quedara con la Rover, pero se rehusó.
—Hola, soy Will. ¿Tienes tiempo para encontrarte conmigo hoy por la noche?
*****
Ellas también son unas malditas entrometidas. Pero es por eso que están aquí.
—¿Acabas de decir que estás enamorado de ella? —pregunta Jules, y colocas sus
palillos hacia abajo.
—Sí.
—Está bien. —Ellas se miran una a la otra, y después de vuelta a mí—. ¿Le dijiste
eso? —pregunta Natalie.
—Sí.
—¿Ya te lo dijo? —pregunta Natalie bajo, los ojos llenos de simpatía, y todo lo que
puedo hacer es apartar mi cabeza baja.
—No.
—Bien, creo que debemos hablar sobre eso —responde Jules tercamente—. Meg es
fantástica, y estoy muy feliz de que estén juntos y bien.
—Chicas, miren, sé que les gusta. Esto solo deja mi relación con ella mucho más
fácil. Ella es genial. —Me encojo de hombros y le sonrío a mis hermanas.
—Honestamente, Will. Meg es fuerte, pero ya tuvo mierda suficiente por una vida
entera.
—Lo sé, Jules. De verdad. Conocí a Sylvia personalmente, y la saqué de la vida de
Megan. —Sus ojos se abren nuevamente.
—Guau. —Natalie traga y ríe con tristeza—. Ojala hubiera pensado en eso.
—Más de lo que ella esperaba. Mira, no fue por eso que las llamé aquí. Necesito un
favor. 244
—Ok, manda. —Jules se mete medio rollito en la boca y mastica con la boca
abierta, molestándome.
—¿Por qué? —Pregunta Nat con una mueca—. Solo llévala de compras.
—¡Oh! —Nat salta en su silla y toma un sorbo de agua—. Hay un diseñador local
que hace los vestidos más hermosos, y son totalmente el estilo de Meg. Rockero,
pero elegante. Aquí. —Saca su iPhone y busca un link, después comienza a pasar
las páginas para que Jules vea, y le dice—: ¿Viste? Mira este.
Es perfecto. El vestido es del color de la piel, con pequeñas flores rojas y naranjas
esparcidas por toda la tela. Tiene un leve fruncido en el estómago, dándole
definición. Las mangas son largas y un escote bajo en V, sorprendente.
Es Meg.
245
—Will, no sé si ese vestido en específico está disponible.
—No me importa cuánto cuesta. Ese es el vestido. —Sacudo mi cabeza, y las miro.
¿Cuán difícil puede ser esto?—. Llámala, y dile que lo quiero.
Ellas se miran y después a mí, y comienzan a reír, doblando el cuerpo con las
carcajadas.
—Oh, Will, eres chistoso. —Jules enjuaga una lágrima en la esquina de su ojo—.
Voy a ver qué puedo hacer.
—Genial. —Me siento, convencido de que Meg va a tener el vestido perfecto para
el baile, y sonrío—. Gracias, chicas.
—De nada. —Natalie y Jules sonríen—. Sabes, ella va a necesitar zapatos también.
—Y lencería.
Megan
Estoy exhausta. Fue un día largo, muy largo. Eran las tres de la mañana, cuando
pude salir del trabajo, solo una hora después de mi horario oficial.
Felizmente, estoy libre hasta el próximo lunes. Voy a poder ir a la fiesta de Jules el
domingo, pero no conseguí el lunes libre, porque algunas chicas están de
vacaciones. Voy a tener que aguantar la resaca.
246
Este negocio de tener una vida social, está realmente comenzando a interferir con
mi horario de trabajo. Río con el pensamiento, conduciendo mi viejo auto hasta mi
casa.
Sí, tener a Will, y su gran familia en mi vida puede complicar las cosas, pero no
cambiaría esto por nada. Es bueno finalmente tener un poco de diversión en mi
vida. Él me recordó que hay más cosas en la vida, además del trabajo.
¡Maldito auto!
Mierda.
—¿Qué?
—Claro que no, llego en diez minutos. Llama un remolque. Estoy en camino.
Hablando del remolque, llamo a una empresa local, le doy mi localización, y mis
informaciones de seguro, y espero.
—Claro Meg, como si fuera a dejarte sentada aquí sola. ¿En cuánto tiempo la
empresa de remolque dijo que llegaría?
—¿Es por eso que crees que estoy molesto? —Su cabeza se gira para mirarme—.
¿Por qué voy a perder algunas horas de sueño?
—Para de hablar. —Pasa las manos por el rostro y mi barbilla cae. ¿Será que él
realmente me dijo solo que deje de hablar?— Megan, no estoy molesto contigo por
despertarme, o por venir a buscarte. Eres mía. Esto es parte de mi trabajo. Voy con
gusto a buscarte todas las noches después del trabajo y traerte a casa, si solo así voy
a tener certeza de que estés segura.
—Lo que me irrita —continúa, ignorándome— es que ya te dije que tu auto no era
seguro, especialmente para conducir sola en medio de la noche, y quise darte éste
auto.
—Un auto que no uso. —Su voz es más calmada ahora—. Megan, raramente uso
este auto. De verdad, solo úsalo. Si esto te hace sentir mejor, piensa en él como 249
prestado indefinidamente.
—No tienes muchas opciones. Tengo la sensación de que esta cosa está lejos de la
resurrección. —Apunta hacia mi pequeño auto rojo y suspiro.
—Lo sé.
Agarra mi mano.
—Discúlpame, por haberte gritado, pero esto es una tontería. Solo usa este auto,
¿de acuerdo?
—De nada.
—Hmm… creo que podemos trabajar en alguna forma de pago cuando lleguemos a
casa.
Sus ojos están felices ahora, una sonrisa en sus labios y aproximo mi rostro al suyo.
—Quédate aquí —me instruye Will, mientras sale del auto. Y golpea la puerta
detrás de mí.
—Ah, bueno. —Le sonrío, y sacude la cabeza, mientras camina al encuentro del
conductor del remolque, para darle las instrucciones.
Capítulo 21
Traducido por Sttefanye
-¿Q
uién los llamó? —pregunta Natalie, y apunta con el dedo
borracho a la puerta. Seguimos la mano bien cuidada para
encontrar a Caleb y Matt caminando en nuestra dirección,
tratando de no sonreír. Jesús, los chicos de esta familia son
hermosos.
—Voy a llamar a Nate y les va a pagar para estar abierto por más tiempo. —Jules
agarra su teléfono, pero Matt solo le sonríe.
—Uh, Jules, creo que es contra la ley para cualquiera de ellos estar abierto más
tarde que esto.
—Sí, las está esperado en casa —responde Matt con una media sonrisa.
—Aquel chico que estaba bailando contigo te habría dado algunos —le digo con
una sonrisa y Caleb gira la cabeza, para mirarnos. 252
—¿Qué hombre? —pregunta él, la voz baja y dura.
—Solo unos chicos que querían encajarse en sus partes íntimas —responde
Natalie—. Bueno, en su centro, quiero decir, darle a Bryn algunos orgasmos.
Todas nos reímos, como si eso fuera la cosa más chistosa que hemos escuchado.
Porque lo es.
—Oigan, ¿ustedes son buenos en dar orgasmos? —le pregunto a los hermanos, y
después sonrío cuando Matt sacude la cabeza tristemente y Caleb pone la mano
sobre los ojos, tratando de mantener su paciencia—. Apuesto a que lo son. Apuesto
a que es genético, porque Will puede dar algunos orgasmos buenos en una follada.
18
Minivan: también conocido como monovolumen o monoespacio
—¿Nunca fuiste golpeada? —le pregunta Sam, y Brynna sacude la cabeza negando.
Hmm… creo que le voy a pedir a Will que me nalguee esta noche.
—Es totalmente caliente —dice Sam y todos asentimos de acuerdo. Matt sacude la
cabeza nuevamente, cuando gira en una esquina.
—¡Sí! Necesito follar —se queja Brynna nuevamente—. En serio chicas. Estoy
desesperadamente necesitada. Cuando lo hagamos, voy a querer más, y más, no
nos vamos a levantar de la cama.
—Creo que Caleb necesita follar, mucho —observa Jules con una sonrisa de
satisfacción—. Nat, ¿cómo deletreas orgasmo? —pregunta, con el rostro
prácticamente presionado en la pantalla de su teléfono.
—Ah, él realmente los da. Nunca noté lo que un piercing podría hacer, hasta que lo
conocí. —Ella está asintiendo, y mandando mensajes, y estoy aturdida.
—Sí.
—¡Santa mierda!
—¡No es posible!
—¿Por qué?
Todas las chicas están aturdidas, lanzando varias preguntas a la vez, pero yo estoy
sin palabras. Santa mierda. Él está perforado. 254
Qué suerte la de Jules.
—¿Me pregunto si Will aceptaría ser perforado? —hago una pegunta en general,
pero Matt y Caleb responden juntos un sonoro:
—¡No!
—Hola, amigo.
Quiero decir, aquellas que tenemos a alguien esperando, para darnos algunos
buenos orgasmos.
—Luke estás esperando por ti, Nat —le dice Caleb, mientras cuelga el teléfono.
—No hay nadie en casa para golpearme mi trasero —comenta Sam sombríamente,
una mueca en su hermoso rostro.
—Oh para. Ya crecí. Tengo sexo hace más de una década. —Ella asiente con él—.
Meg, ¿cómo se deletrea pene?
—No lo sé. —Mi frente se arruga tratando de recordar. Todas mis palabras se
fueron.
—Sí. Quiero orgasmos. ¿Me vas a dar unos cuando llegue ahí, verdad?
—No voy a vomitar. —Frunzo el ceño—. Quiero que golpees mi trasero. Sam me
recordó que me gusta eso. Pero tengo amnesia, porque no recuerdo como se escribe
vagina.
—Hombre, ¿qué pasa con todas estas mujeres cachondas? —le pregunta a Will.
—Meg —me acecha Jules—. Mis hermanos no quieren saber que tienes el clítoris
perforado.
Escucho el grito de Will en el teléfono, incluso sobre los suspiros de las chicas, y
después Caleb aprieta la punta de su nariz y suspira.
—Sí, lo dijo.
Matt me mira por el retrovisor, con los ojos abiertos, y le digo:
—¿Qué?
—Nada.
Nos detenemos en la casa de Nat, y Luke sale para recoger su chica. Él le sonríe
dulcemente, mientras la lleva fuera de la van.
—Bienvenida, bebé.
—No tienes que cargarme —le murmura ella, mientras él camina hacia la puerta
delantera.
—Yo quiero querida, está bien —murmura, y suspiro. Joder, él es dulce. Todos los
chicos son tan dulces.
—No lo sé. —Hago una mueca y pienso sobre eso—. Ellos tienen un buen gusto.
—Amigo de sexo. Necesito ser follada. ¡Toda la noche! —Y con eso desaparece en
su apartamento.
—¿Por qué?
—Will me va a dejar antes de eso. —Me encojo de hombros y suspiro—. Pero voy
a disfrutarlo lo más que pueda.
—¿Qué?
—Las personas que amo —suspiro nuevamente y miro a Jules, que me está
observando con ojos comprensivos. Ella y Nat son las únicas personas que
realmente saben—. No puedo decirle, Jules. Si le digo que lo amo, se va a ir.
—No, se va ir. —Sacudo mi cabeza—. Dice que nunca me folla. Incluso cuando
me folla.
—¿Qué significa eso? —pregunta ella con una mueca, cuando los chicos miran
hacia adelante.
Nate la levanta en los brazos, y nos asiente, antes de cargarla de vuelta hacia la
casa. Ellos son tan hermosos juntos. Sus bebés serán un éxito. Suspiro.
Nate fue un luchador. Sabe golpear. ¿Por qué eso es tan chistoso para mí?, no estoy
segura, creo que es el alcohol hablando. Debo de haberme dormido porque de
repente la puerta de la van se abre nuevamente, y Will aparece, sonriéndome
gentilmente.
Me lleva fácilmente fuera de la van, y me enrollo alrededor de él, tan feliz de estar
en sus fuertes brazos.
—Aquí, agarra estas pastillas y bebe el vaso entero, y no tendrás resaca mañana.
—Sí. —Sus ojos están felices cuando me ve seguir sus instrucciones. Cuando el
vaso está vacío, limpio mi boca con mi brazo y lamo mis labios.
—Gracias. 260
—De nada. —Coloca el vaso en la pila y después se queda entre mis piernas, sus
brazos alrededor de mi trasero, y la nariz se une a la mía.
—No, soy solo una chica normal. Tus putas sin vergüenza si son lindas.
—Ellas no son mis putas sin vergüenzas. Y no son bonitas. Tú lo eres. Amo tus
ojos castaños y tu cabello castaño suave. Amo tu piel suave. —Envuelve los brazos
firmemente alrededor de mí y frota mi nariz con la de él—. Te amo, Megan.
Suspiro y me enrollo alrededor de él, las piernas alrededor de sus caderas, brazos
alrededor del cuello, y entierro mi rostro en su cuello. Me levanta y me lleva hacia
arriba de esta manera, me ayuda a sacar mis ropas, entonces me mete en la cama.
Se queda de pie al lado de la cama, mirándome con diversión y amor. Abro mis
brazos.
—Ven a la cama.
Tira sus ropas, y se acuesta conmigo, y recuerdo aquella primera noche en mi casa,
cuando me llevó después de fiesta de compromiso, y cuán lejos llegamos entonces.
Se desliza detrás de mí y tira hacia él, envolviendo los brazos alrededor de mi
cintura. Mis ojos están pesados por alcohol y los bailes. 261
—Duerme —me susurra Will.
—Pero quería orgasmos —susurro de vuelta. Will ríe bajito y acaricia mi cabello.
—Está bien —suspiro y enlazo nuestros dedos—. También te amo —susurro tan
suavemente, poco antes de caer en el sueño, y no oigo el suspiro de sorpresa de
Will, ni siento la sonrisa expandirse por su rostro.
*****
Me despierto con la luz del sol y el olor del tocino. Oh, Dios, tocino. Me quedo en
la cama, acostada de espalda, y hago un balance. El estómago no está rodando. El
cuarto no está girando. La cabeza no duele. Me siento. Parece que mis órganos
están bien. Y el tocino me está haciendo agua la boca.
Amo los lunes por la mañana. Normalmente Will tiene un día libre, lo que significa
que puedo pasar la mañana con él. Corro hacia la ducha y froto la noche pasada de
mi cuerpo.
Cabello, rostro y cuerpo son pulidos, lavados y enjuagados hasta que estoy
completamente limpia y me siento diez veces mejor. Cepillo el infierno fuera en mis
dientes, peino mi cabello mojado, agarro una de las camisas viejas de Will y su
bóxer corto y voy detrás de él.
—Bien. —Me da los tazones con frutas, agarra los platos, y me lleva hasta la mesa
del comedor, donde ya colocó el café y el jugo.
—Sí.
—Genial. Te lo merecías.
—¿Tienes que trabajar hoy? —pregunta con las cejas levantas. Termino mi
desayuno, y me recuesto en la silla, el jugo en la mano.
—Eso va a ser divertido. Estoy seguro de que vas a quedar hermosa. —Me sonríe,
pero siento que pasa algo.
—¿Qué es?
—¿Qué?
—Algo pasa —digo y cruzo mis brazos en mi pecho. Recuesta el trasero contra la
mesa, y me inclino contra él, envolviendo mis brazos alrededor de su cintura,
mirando su rostro hermoso. Él frunce el ceño y aprieta los labios.
264
—Estaba esperando pasar el día contigo hoy. Viaje por tres días, y te extrañé.
Me levanto en la punta de los pies y beso sus labios suavemente, tirando el labio
inferior con los dientes.
Levanto los brazos y saca mi camisa sobre mi cabeza y la tira en el suelo. Levanto
la camisa de él, y me ayuda sacarla sobre su cabeza, y no pueda evitar dar un paso
hacia tras, para mirar ese cuerpo musculoso y definido delante de mí. Dios, todo
ese trabajo duro vale la pena.
—Eres tan exquisito —susurro, mis ojos deslizándose sobre su pecho. Abro los
botones de sus jeans, y los bajo hasta sus piernas, pasando mis uñas por el camino
de sus caderas, la V de la cadera y piernas.
—Me vuelves loco —murmura, cuando agarro su erección en mi mano, y le sonrío
dulcemente.
—¿Sí?
—Sé que me pones como loca. —Me arrodillo y trazo el borde de la punta de su
pene con mi lengua, y sonrío, cuando aspira aire a través de sus dientes—. Sé que
amo tu cuerpo duro.
Y lo tomo, agarrando su pene firmemente con mis labios y chupo todo el camino
hasta la punta, mirando la humedad formándose en la punta. Le doy una lamida y,
entonces, lo hundo nuevamente. Coloca sus dedos en mi cabello, pero no para
controlar mis movimientos. Solo necesita tocarme.
Me sonríe, y besa desde mi cuello hasta mis senos, sujetando mi trasero. Le presta
atención especial a cada pezón, lamiendo y tirándolos con los dientes, y una mano
encuentras su camino entre mis muslos.
—Eres sexy como el infierno, Will. —Me inclino hacia atrás en mis codos y lo
miro besar todo su camino hasta mi estómago, los dedos masajeando mis pliegues.
—Córrete, Meg. —Mira hacia arriba, mirándome con su mirada azul ardiente, y
después mira sus dedos, tocándome como un instrumento musical.
Hunde dos dedos dentro de mí y los mueve, oh, tan lentamente, dentro y fuera,
estirándome.
—Will.
—Sí, cariño. —Se inclina y chupa un pezón, tirándolo en sus labios y suspiro.
—Te necesito.
—¿Dónde?
266
—Dentro de mí.
—¡Ah, mierda!
—Córrete, cariño.
—Joder, sí.
—Otra vez.
267
Lo hace, un poco más duro, y siento la sangre correr por mi cuerpo. Su agarre en
mi cabello se hace más fuerte, y me tira de vuela, trayéndome cerca de él, para que
pueda besar mi cuello, mordiendo y chupando duro, mientras me golpea, más y
más, más y más duro.
—No, hasta que te diga —gruñe, y mis cejas suben hasta mi cabello. Santa mierda.
Esto es muy excitante.
—Todavía no. —Me golpea otra vez, entonces sale de mí, girándome, y me
levanta, deslizándose fácilmente dentro de mí nuevamente, y me acorrala contra el
frigorífico. Tiene sudor en la frente, sus ojos están helados y estrechos, y está
jadeante como si hubiera corrido 75 yardas para un touchdown.
—Amo esto —gruñe y me besa profundamente, empujando cada vez más fuerte
dentro de mí.
—Casi.
—Will.
—Gracias a Dios.
—¿En serio? —No sé por qué eso me pone tan orgullosa, pero estoy muy feliz.
-E
n serio, chicas, es demasiado. — Miro para abajo, para mis Louboutin
rojos con los ojos llenos de lujuria.
Sin embargo, estos zapatos son para morirse, y son perfectos para el vestido que 269
Jules me está prestando. El vestido se lo voy a pedir como herencia cuando ella
muera, porque me queda como un guante y quiero usarlo todos los días. Y ahora
quiero usar estos zapatos todos los días también.
Samantha sonríe y pasa el gloss sobre sus labios, sus ojos azules sonriendo.
—Nosotras.
—Meg, naciste para estos zapatos. —Nat suspira—. Son perfectos para el vestido.
Estamos en mi cuarto, y ellas me están ayudando a vestir. Jules pasó más de una
hora jugando, enrollando y agitando mi cabello para verme, bien… sexy. Me estoy
divirtiendo mucho.
—Bien, hay una cosa que podrías hacer —murmura Jules y muerde el labio, los
ojos azules cautelosos.
—¿Qué? —pregunto.
—Canta en mi fiesta.
—Solo tienes que pensarlo. —Me pide y sostiene mi mano, firmemente—. Meg,
amo tu voz. Y siempre la amé, sabes eso. Siempre fui tu mayor fan.
—Luke conoce a todo el mundo. —Nat rueda los ojos—. No sé a quién llamo, pero
él quería que fuese nuestro regalo para Jules y Nate.
—Probablemente. Luke sabe el tipo de música que nos gusta, entonces estoy segura
que va a ser genial. No tienes que cantar con ellos. Puedes tomar una guitarra y
tocar solo una canción. Adoraría que cantaras nuestro primer baile. Por favor, este
puede ser tu regalo para mí.
—La verdad, es que conozco la canción. —Sonrío para ella y en seguida, miro a
Sam y Nat—. Creo que es mejor que comience a practicar.
—Eso es tan increíble. —Nat abraza a Jules—. No puedo esperar para escucharte.
—Y yo no puedo esperar por escucharte por primera vez. —Sam dice con una
sonrisa. Parece que va a ser un show y todo. 271
—Voy a dar todo lo mejor.
—¿Están seguras sobre el labial oscuro? —Es un color vino oscuro, dando
definición a mis labios y haciendo contraste con mi piel blanca.
—Definitivamente. Estas sexy. Es una opción perfecta, así puedes besar a Will toda
la noche y no va a borrarse ni quitarse. —Sam me guiña.
—Está bien. Wow besar a Will toda la noche. —El timbre suena y de repente tengo
el estómago dando vueltas con anticipación.
—Will llegó. —Las chicas comienzan a levantarse, y caminan para fuera del
cuarto—. Quédate aquí algunos minutos. —Nat besa mi mejilla.
19
Jason Thomas Mraz: es un cantautor estadounidense cuyo estilo está influido por el reggae, el
pop, el rock, el folk, el jazz y el hip hop.
—Tomate una respiración profunda. Déjalo esperar por ti. Estás deslumbrante.
Diviértete. —Y con una sonrisa, se despiden y bajan las escaleras para abrirle la
puerta a Will.
Escucho su voz y sonrió. Ese sonido de barítono profundo hace cosas conmigo.
Apuesto que él puede cantar bien.
—No, no vas. —Jules ríe—. Ten paciencia. Ella va a bajar. Diviértanse esta noche.
—Se bueno —le dijo Nat y escucho la puerta de enfrente cerrarse, y a Will
conectando la alarma.
272
¿Qué hay con él y esa alarma?
De repente, escucho sus pasos rápidos por la escalera, subiendo de dos en dos los
escalones, y finalmente está de pie en mi puerta, mirándome. Y solo lo miro. Está
usando un smoking, pareciendo a 007, y es tan sexy, y… es mío.
—¿Qué está pasando que no puedes esperar abajo? —pregunto con una ceja
levantada.
—Sí. —Mira el vestido y giro en un círculo, para que pueda ver todo—. ¿Te gusta?
—¿Algo? —Miro para abajo nuevamente, voy hasta el espejo, asegurándome que
mi cabello está en su lugar—. Creo que Jules cubrió todo.
Se mueve detrás de mí, y su mirada ardiente encuentra la mía en el espejo. Se
inclina y me besa en el cuello, luego debajo de mi oreja, envolviendo un brazo en
mi cuerpo, con la palma de la mano para encima y una caja azul de Tiffany, con un
lazo blanco en su mano.
—Ya me diste tanto —susurro, los ojos fijos en la pequeña caja azul.
—Te daría el mundo si pudiera, cariño. —Mis ojos vuelan a los suyos en el espejo,
y él está sonriendo suavemente.
—Tú eres mi mundo —susurro. Sus ojos se abren, y cuando creo que él va a
ponerse todo sentimental, me sonríe.
Tomo la caja de sus manos, y él las coloca sobre mis hombros, mientras la abro. En
el interior están los mayores pendientes de diamantes en forma de candelabro que
vi en mi vida. Tomo uno y lo sostengo contra la luz, mirando el brillo de la luz
reflejado en los diamantes. Los diamantes están enroscados, con un diamante
enorme en el medio. Son exactamente mi estilo.
Y con seguridad, una de las cosas más caras que jamás tuve en mis manos.
—Gracias.
*****
—Uh, no.
—¿Quieres ir? —Me ofrece aquella sonrisa de lado arrogante, que me hace rodar
los ojos, y me río.
—¿Qué? —Sus ojos están abiertos, las cejas levantadas. —Dijiste que querías ir.
—Bien, es claro que quiero, Will, pero no esperaba realmente que hicieras una
puja.
—Me pregunto cuánto podría ganar con uno de tus pijamas en eBay —pienso,
tomando un trago de mi champagne, haciéndolo reír.
—¿Vas a comenzar a vender todas mis cosas ahora? —pregunta, y me lleva para
fuera de la sala. Él hizo una puja por la semana en Italia, un fin de semana en
México, y además una semana en Hawái.
Me lleva sonriendo hasta el salón principal, donde una banda está tocando clásicos,
Will me toma en sus brazos, bailando conmigo hasta el otro lado de la pista,
sosteniéndome cerca, mirándome a los ojos. Wow, él es un buen bailarín.
—Te mueves muy bien. —Hablo. Él apenas mueve los hombros y sonríe,
acercándome más a su cuerpo.
—Y tú encajas perfectamente.
—Gracias. Tú también.
—Odio usar ropa formal —él sonríe y encoje los hombros—. Pero si comienzo a 276
tenerte conmigo de esta manera, tal vez valga la pena.
Los vencedores gritan y aplauden con entusiasmo. Cuando llega el viaje para Italia,
anuncian el nombre de Will.
—Parece que vamos a viajar para Italia en la primavera —dice con una sonrisa.
—Gracias por todas las pujas. —El Sr. Richards continúa—: Y, es un honor
anunciar que llegamos a recaudar más de tres millones de dólares esta noche para el
hospital.
—Creo que eso significa que este evento se convirtió en un programa anual para los
dos —murmura.
Miro para arriba, sorprendida. ¡Él planea quedarse conmigo más un año!
—No.
—¿Por qué de repente tienes tanto apuro? —pregunto, riéndome sin aliento.
—Estoy apurado por llegar a la casa, arrancarte esa ropa de mierda, y enterrarme
en ti durante la mayor parte de la noche. ¿Te parece bien?
Me lleva hasta el aparcacoches, entrega el billete en las manos del hombre y nos
quedamos en silencio, mientras esperamos su auto.
—No sabía que lo estaba haciendo. —Balanceo mi cabeza, y sonrió para él—.
Probablemente es la canción que Jules me pidió que cantara en su fiesta.
Llega el auto, y Will sostiene la puerta del pasajero abierta para mí, entonces entra
de su lado, y tomamos el camino para casa. Dios, amo jodidamente este auto.
Sonríe para mí, entonces deja los ojos pasar por mi vestido.
—Joder, está caliente aquí. —Digo inocentemente, mis ojos abiertos, y comienzo a
subir la falda con los dedos, hasta que esta alrededor de mis muslos, luego arriba de
las medias con el liguero.
—¿Por qué?
279
—Porque no puedo conducir contigo sentada así —gruñe, haciéndome reír. Dejo el
vestido tal cual como está, me inclino en el asiento, abriendo las piernas, y paso los
dedos hasta el interior de mis muslos.
—Hmmm.
—No, eso apenas hace que me sienta bien. Estas medias son de seda. —Lo miro y
sonrió—. ¿Puedes imaginar cómo quedarían alrededor de tu cintura?
—Hijo de puta —susurra como si estuviese con dolor, acelerando más el auto, y
dando un impulso por la carretera.
Muevo mis dedos más arriba en mis muslos, hasta que estoy tocando mi coño, y
tiemblo. De repente, Will acelera más, tomando mi mano y la lleva hasta mis
labios, besándola y después la coloca en su regazo, sin quitar los ojos del camino.
—Si no paras —dice en voz baja—. Voy a destruir este auto. No estoy bromeando.
Deslizo mi mano lejos de él, y sonrió petulante.
—Entonces no mires.
—Joder, eso es caliente. —La voz de Will es dura. Lo miro y su mandíbula esta
apretada, las manos en puños en el volante. Mira para abajo como me doy placer a
mí misma y, enseguida, me mira a los ojos.
Hago lo que me manda, y lamo mi propia esencia dulce de mis dedos, y coloco los
dedos de regreso dentro de mí, viendo a Will observarme.
—¿Qué?
—Entonces ven aquí. —Tomo su mano y la coloco entre mis piernas, y el frota mi
clítoris, sobre mi piercing.
—Ah, joder. —Me corro violentamente, empujando contra nuestras manos, y grito
su nombre, cuando el orgasmo me atraviesa. Él me sonríe, una sonrisa
depredadora, cuando entra con el auto por el portón y finalmente en su garaje. Sin
esperar que abra la puerta, salgo y de repente está a mi lado, jalándome por la casa,
por la cocina hasta la sala con vista a la cala.
Esta oscuro en la casa, la única luz, es la que entra por las ventanas del suelo al
techo, frente al agua. Las luces de las islas brillan para nosotros. Nos quedamos
aquí, por un momento, con la luz de la luna, mirando el uno al otro. Sus ojos
azules reflejan la luz y brillan con amor y lujuria, y en ellos se reflejan lo que hay en
los míos.
—Tan bonita. —Desliza un dedo sobre el escote del vestido—. Estás maravillosa
esta noche.
—Querido Dios —susurra, sus ojos abiertos, mientras mira el corsé, las medias y el
liguero. No estoy usando bragas, para no perder la costumbre. Traga en seco—. Es
bueno que no estuviera al tanto de que había debajo de ese vestido.
281
—Porque nos habría trancado en un baño, te hubiese dejado completamente
desnuda, y te habría mantenido allí conmigo toda la noche. Mi Dios, Megan, eres
deslumbrante.
—Megan. —Sin conseguir aguantar más tiempo, me jala, hunde sus manos en mi
cabello y me besa con todo lo que tiene, uniendo nuestras lenguas, mordiendo mis
labios, devorándome. Cuando estamos completamente sin aliento, el muerde el
camino a lo largo de mi barbilla hasta mi oreja y balancea los pendientes de
diamante con la nariz.
—Ok.
Se mueve alrededor de mí y suelta los lazos del corsé, lentamente, jalando los
cordones hasta que caen enfrente de mis brazos. Él sostiene mis senos en sus
manos, masajeándolos, y yo suelto un lamento en apreciación.
—Mmm.
—Oh, nena, las cosas que quiero hacerte sentir hoy en la noche.
Mi respiración se detiene con sus palabras, mis muslos se aprietan y levanto mi 282
cuerpo, para poder besarlo de nuevo, entierro mis dedos en su cabello y apenas lo
sostengo.
—Espera.
—¿Qué pasa?
—¿Por qué no? —Arrugo la frente. Pensé que le gustaba cuando lo hacía.
—Mereces mucho más. No debes nunca, jamás estar de rodillas. —Me levanta y
me pone suavemente de espaldas en el largo sofá, se arrodilla entre mis muslos,
cubriendo mi cuerpo. Envuelvo mis piernas, con las medias de seda alrededor de
sus caderas, y él se instala contra mí, su polla larga, dura en mi entrada mojada.
Juega con mi piercing con la punta de su erección, y suspiro.
—Amo jodidamente tu piercing —sonríe para mí y lleva sus dedos hasta mi 283
cabello, acariciando los mechones sueltos alrededor de mi rostro.
—Me alegra. —Suspira, mientras él pasa los dedos sobre mi rostro—. ¿Will?
—Cuando pueda decir las palabras, cuando finalmente pueda decirte como me
siento, por favor, no me dejes. —Las palabras apenas son un susurro, hablando en
voz muy baja, que no se si él escuchó. Paso mis manos por su espalda hasta su
trasero y de nuevo, observo su rostro. Sus ojos fijos en mí. No cambiaron, pero
puedo ver los pensamientos girando en su linda cabeza.
—Todo, Megan.
284
Capítulo 23
Traducido por Edel
-¡A
cabo de ganar cien dólares! —exclamo y sonrío para Samantha, que
está sentada dos máquinas detrás de mí.
—Yo sólo perdí doscientos. Jesús, ¿por qué estamos aquí de nuevo?
—Hace una mueca, mientras toma un largo trago de su refresco dietético—. ¿Y por
qué no puedo beber?
—Porque nosotras somos las conductoras designadas esta noche. Ellos lo fueron la 285
semana pasada, esta semana es nuestra.
—Eso es una mierda —se queja, y alimenta a la máquina con otro billete de cien.
—Aquel día fue probablemente una mierda para ellos —río. Estamos en el casino,
al norte de Seattle, un lunes, esperando que los chicos quieran ir a casa. Will tiene
mañana el día libre, nada de entrenamientos, entonces ellos decidieron que era la
noche perfecta para la despedida de soltero. Ellos están en la sala de mayores
apuestas hace ya algunas horas, la mayoría fumando, bebiendo whisky y jugando
póker. Es todo muy Hollywood para mi imaginación en mi cabeza.
No hay ninguna manera en el infierno que me haga ir allí. Sólo le pido a Dios que
ninguno de ellos necesite ser llevado hasta la camioneta, porque todos son grandes,
y no es posible que Sam y yo podamos cargarlos. Ellos van a tener que dormir en el
suelo del casino.
—¡Eres un jodido perdedor de mierda! —Me volteo con el sonido del grupo, y son
ellos, todos viniendo en nuestra dirección, tropezando unos con los otros, riendo,
jodidamente borrachos.
—Yo no soy mal perdedor —exclama Nate—. Pero me arrancaste diez mil dólares.
¿Sabes qué puede hacer tu hermana con ese dinero?
—Sí —responde Matt con una sonrisa—. Excepto que estos chicos no están
hablando sobre sexo.
—Aún —agrega Isaac con una sonrisa feliz, enseguida, arruga la frente
profundamente—. No consigo tener sexo hace más de un mes. Malditos bebés. 286
—Hombre, es tu hijo.
—Yo voy a ser tu mujer, bonito. —Sam le sonríe petulante, y Caleb sonríe,
colocando el brazo alrededor de su cintura, inclinándose sobre ella.
—Quita tus sucias manos de mi hermana, hombre. —La voz de Luke es dura y no
esta tan arrastrada como la de los otros.
Will camina más cerca de mí con una sonrisa suelta y feliz en su cara bonita.
—Hola.
—Hola —respondo.
—¡Puta mierda, eres Will Montgomery! —Todos nosotros nos volteamos de una
vez, al escuchar la voz de mujer, para encontrar a una alta, delgada, rubia de
cabello largo sonriendo ampliamente. Está toda bronceada, con mucho maquillaje
y poca ropa.
—Hey, los abrazos son siempre bienvenidos. —Él abre los brazos y ella se acomoda
dentro, presionando su cuerpo atrevidamente contra él, y lo abraza alrededor del
cuello.
—¿Te puedo dar mi numero? —Amanda pregunta, mientras sale de sus brazos.
—Uh, disculpa.
—Siempre quedo feliz al conocer a los fans —Will exclama, y le dice adiós,
mientras lo llevo en dirección a la puerta.
—Soy un idiota cuando estoy borracho. —Will exclama, serio ahora—. ¿Sabes que
no habría anotado su número de teléfono, lo sabes no?
—Lo sé. Entra al auto, para que podamos llevarlos a todos para casa.
—Los veo en la boda, el sábado. —Le sonrío, y ayudo a Will a entrar, llevándolo
por las escaleras, le quito la ropa y lo coloco en la cama.
—Necesito que me consigas algo para el dolor de cabeza, que seguro voy a tener
mañana. —Me jala para abajo con él en la cama y coloca un brazo pesado
alrededor de mi cintura—. Eres tan bonita.
Sonrío y sostengo su rostro en mi mano.
—Yo no estaba coqueteando con la chica, Meg. —Sus ojos prácticamente cerrados,
pero él lucha para abrirlos de nuevo.
—Ok. —Y él se duerme.
Me deslizo fuera de sus brazos, tomo un baño, y seco mi cabello, tomando una de
sus camisas que ya considero como mías cuando estoy aquí. Visto un bóxer, bajo 289
las escaleras y enciendo las luces. Me siento en una de los sillones que tienen vista a
la cala, y subo mis rodillas hasta el pecho, pasando los brazos alrededor de ellas, y
tomo una respiración profunda.
No mentí cuando dije que no estaba enfadada con Will por coquetear con aquella
mujer esta noche. No estoy molesta. Pero eso sólo me confirma que Will puede,
literalmente, tener a cualquier mujer que quiera. Todo lo que él tiene que hacer es
mover el dedo, y ellas vienen corriendo.
Sé que él me ama, pero ¿qué pasará cuando el comience a cansarse de mí, y aquella
rubia alta y bonita comience a parecerle muy atractiva? Quiero confiar en él,
cuando me dice que me ama. Creo que él en este momento realmente lo cree. Y yo
lo amo tanto que duele.
Debería subir y regresar a la cama, pero no tengo sueño, así que tomo mi guitarra.
La dejé aquí anoche, con la intención de practicar para la boda de Jules, y no hay
ningún mejor momento que ahora.
Y se me ocurre que Will y yo no tenemos una canción especial todavía. Bien, está
la canción que el muchacho toco con el saxo, mientras bailábamos en Nueva
Orleans, cuando Will me dijo por primera vez que me amaba, pero no sé qué
canción era.
Esperando por ti
Y te amare
Cuando termino, coloco mi guitarra de lado, finalmente con sueño como para
subir, pero cuando me volteo, Will está sentado en el sofá y me asusta.
—¡Santo Dios!
20
Christina Perri: cantante que ha saltado a la fama a los veinticuatro años cuando la cadena
Fox utilizó en 2010 su single "Jar of Hearts" en el programa So You Think You Can Dance.
—Gracias. ¿Desde hace cuánto estás aquí?
—Sí, fue divertido. Perder algún dinero, molestar a los chicos. —Encoje los
hombros y sonrió contra su pecho.
—¿Cómo te sientes?
La resaca de Will no es divertida. Está de mal humor y hosco todo el día, entonces
lo dejé cuando finalmente se acostó para tomar una siesta y decidí devolverle el
vestido a Jules. Odio la idea de devolverlo. Es tan bonito.
Voy hasta las oficinas de Jules y Nate en el centro, y silbo bajito. WOW. Lindo
lugar. De clase muy alta.
Hay una mujer con apariencia vieja, sentada en la recepción. La placa con el
nombre de Jenny Glover.
—Uh, no. Lo siento mucho, yo soy su amiga. No sabía que debía concertar.
—¡Hola! Entra.
—Lo sé. Tuvimos suerte con este sitio. —Ella sonríe y me lleva hasta un sofá—.
¿Qué pasó?
—Me podrían haber avisado de eso ayer. —Trato de entregarle a Jules su vestido
recién lavado, pero ella arruga la frente para mí.
—Porque es tuyo.
¿Qué diablos?
—No, no es.
—¿Will no te dijo?
—¿Me dijo qué?
—Meg, Will compro este vestido para ti. Sólo nos llamó, a Natalie y a mí, para
encontrar el vestido y hacer los arreglos. Este vestido nunca fue mío. —Sonríe
suavemente.
—Esos todos fueron regalos de Nat y míos. Will sólo compró el vestido.
293
—Y los aretes de diamante —murmuro.
—Sí, son lindos. —Suspiro feliz—. Debería estar enfadada, pero, sinceramente,
amé este maldito vestido. Quiero usarlo todos los días.
Jules ríe.
—¿Lo escogió?
—Estaba borracho.
—Suéltalo, McBride. —Su voz es firme, y sé que no voy a salir de aquí sin hablar
con ella, y, francamente, necesito hablar con ella. Necesito hablar con alguien.
—Jules, ¿qué diablos ve él en mí? —Hago una mueca, y miro mis manos—. Creo
que eso es lo que realmente me molesta. Él puede tener a cualquiera que quiera.
—¿Por qué es tan difícil que creas que te quiere? Meg, eres fantástica.
—Will es famoso, Meg. Ninguno de nosotros podemos cambiar eso, y no creo que
él quiera cambiarlo. Es bueno en lo que hace.
—Entonces confía en él, cuando dice que te ama. Él quiere decir exactamente eso.
Aprovéchalo. Ámalo de regreso.
—De nada. —Me jala en un abrazo apretado y después me lleva hasta la puerta—. 295
Te veo el sábado.
*****
—Hola —respondo.
—¿Por qué?
Él suspira.
—Disculpa. Dormí mucho tiempo.
—Genial, ¿entonces ahora vas a ser una perra conmigo por gastar mucho dinero en
eso también?
—Porque estoy cansado de tratar de darte cosas bonitas, y me digas que no debería
—dice—. ¿Tienes alguna idea de cuánto dinero gano?
—No, no me importa…
—Ok.
—¿Está bien?
—Sí. Yo iba a agradecerte por el vestido, porque realmente me gusta, y amé saber
que lo escogiste. Pero, claramente, estás en modo estúpido, entonces te voy a dejar
sólo con esa mierda de resaca que te hace gruñirme como si fueras un oso herido, y
hacer algunas cosas en mi propia casa. Te veo más tarde.
Termino la llamada antes que pueda reaccionar, y lanzo mi teléfono encima del
banco de la cocina.
Y entonces se me ocurre: Creo que Will no comió hoy. Al menos que comiera algo
mientras estaba fuera, él necesita un montón de comida, y si le juntamos la resaca,
que no está acostumbrado a tener, estoy segura que él no comió casi nada o nada.
*****
La lasaña está descansando sobre la mesa, y estoy sacando el pan de ajo del horno,
cuando Will toca el timbre.
Abro la puerta para encontrarlo allí, recién salido del baño, con una docena de
rosas en sus manos, y me derrito un poco. 297
—Discúlpame, soy un idiota.
—Entra, idiota. —Lo jalo para dentro, y tecleo los botones de la alarma como
debería, ganando una sonrisa del Sr. Súper protector.
—Lo hice. —Encojo los hombros, como si no fuese gran cosa—. Parece gustarte
cuando lo hago.
—Me gusta. —Me entrega las flores—. Estas son para ti.
—Como tú —susurra.
—¿Dónde conseguiste esa lasaña? —Me pregunta, sus ojos abiertos fijos en la
comida sobre la mesa.
—La hice.
—¿Qué? —Sus ojos regresan a los míos, y me mira sin creerlo—. ¿La hiciste?
—Sí. —Coloco el pan en una cesta, y después lo llevo hasta la mesa, juntamente
con los platos y los cubiertos.
—¿Sabes cocinar?
—Claro.
298
—¿Me lo estabas escondiendo? —Cruza los brazos sobre el pecho, y me mira
molesto, lo que me hace reír.
—Estoy bien, Will. Confió en ti. —Sonrió para él, mientras paso mis dedos por su
sexy rostro—. Pensé que tenías hambre.
299
Capítulo 24
Traducido por Edel
F
ue tal vez, la ceremonia más linda que yo vi en mi vida. Acabamos de dejar
la iglesia de la boda de Jules y Nate, y estamos siendo llevados en limusinas
hasta el lugar de la recepción, un club de campo en Bellevue. Jules prefirió
no arriesgar con el tiempo, en pleno otoño, y por seguridad mantuvo todo el evento
bajo techo.
—Las gemelas estaban adorables como las niñas de las flores. —Señalo. Josie y
Maddie llevaban vestidos rosados y los cabellos trenzados hacia arriba.
—Encontré tan dulce que Jules hiciera vestidos parecidos para Livie y Soph —dice
Stacy con una sonrisa suave.
—¿Vamos a hablar sobre vestidos todo el camino? —Caleb pregunta con una
mueca.
—Uh, Caleb, es una boda —respondo secamente—. Nosotras vamos a hablar sobre
vestidos, zapatos y flores toda la fiesta.
—Gracias.
—¿Estás coqueteando con mis hermanos de nuevo? —Will me pregunta con una
sonrisa.
—¡Si, vamos a la fiesta! —Tomo su brazo y me acompaña dentro, con los restantes
miembros de la familia. Jules y Nate son los últimos.
Una vez que estamos todos dentro del salón, el papá de Jules toma el micrófono y
anuncia a la pareja.
—¡Es un gran honor para mí, presentarles a todos, al Señor y la Señora McKenna!
Aplausos llenan el lugar y la feliz pareja entra al salón, con sonrisas absolutamente
brillantes. Ellos están fantásticos.
Examino el elegante salón. Los invitados están bien vestidos, caminando por allí,
conversando o encontrando sus respectivos lugares en una de las muchas mesas
redondas, con suaves manteles rosados y grandes bouquets de flores rosadas y
candelabros con velas.
Todo el salón brilla. La banda está tocando fuera de mi vista, en una sala al lado,
donde imagino hay un escenario y la pista de baile. Puedo ver las puertas francesas
abiertas entre los dos salones, para que quien está sentado en la mesa pueda ver la
banda y a los bailarines. Las personas ya están caminando en dirección a la banda,
y parecen reconocerlos.
—Sí, me lo imagine —ríe. Esta increíble con su traje oscuro. Como sus hermanos,
él es alto, de hombros anchos, y simplemente delicioso. Quiero comérmelo.
Puta mierda, no pensé que fuese posible encontrar a alguien más caliente que Luke
Williams. Estaba equivocada.
¿Qué pasó con el agua que esas mujeres bebían cuando estaban embarazadas?
De repente, Jules está caminando rápidamente hasta mí, los ojos abiertos y
preocupados.
—¿Por qué?
Antes de que ella pueda decir cualquier cosa, escucho que Lonely Soul comienza a
sonar, la música que escribí con Leo. Y Leo está cantando.
—¿Luke, a quién contrataste para la fiesta? —pregunto, mis ojos presos en los de
Jules. Ya lo sé.
Natalie suspira, y Will envuelve los dedos alrededor de mi brazo, moviéndome para
que lo mire.
Esta es la boda de Jules. Una de mis queridas mejores amigas. Voy a estar bien.
Voy a hacer lo que sea necesario para terminar esta noche, y voy a estar bien.
Coloco una sonrisa en mi rostro y la abrazo con fuerza.
—Estoy bien. —Miro alrededor al grupo de personas que significan tanto para mí.
Ellos se convirtieron en una familia para mí—. Honestamente, estoy tranquila. Los
invitados los amarán.
Will me está observando de cerca, las preguntas en sus ojos, y me siento una
mierda por no haberle contado toda la historia antes. Pero era muy doloroso
admitirle a él que Leo simplemente me dejó aquí, para convertirse en una gran
estrella de rock. Que simplemente se olvidó de mí.
—Ellos están haciendo la banda sonora de la nueva película que estoy produciendo.
Terminaron ahora su gira, y están dándose un tiempo, entonces les pregunté si
podrían tocar en la fiesta, antes de sus vacaciones, y ellos aceptaron.
—Pero les debería haber preguntado a ustedes antes de cerrar el trato. No imaginé
que ustedes conocieran algunas estrellas de rock.
—Paren. Estoy bien. ¿Qué viene ahora? ¿La cena? ¿Cuándo llegará la tarta? 305
—Sí, ¿cuándo vamos a comer tarta? —Will pregunta, haciéndonos reír, mas sus
ojos todavía están presos en los míos.
—Mi esposo generalmente es el único en hablar con grandes audiencias, pero estoy
feliz porque voy a hablar sobre mi mejor amiga. —Ella mira a Jules y sonríe
mucho.
—En serio, ustedes llegan a ser repugnantes. —Jules rueda los ojos, pero puedo ver
las lágrimas amenazando caer.
—Pero Nate trajo a la luz ese lado suave de ella. La hace ser una mejor persona. Y
creo que ella hace lo mismo por él. Simplemente no podrías haber encontrado
alguien más adecuado para ti, mi amiga, incluso si lo quisieras. —Nat levanta su 306
copa y todos seguimos el ejemplo.
Limpio una lagrima en la esquina de mi ojo, y río cuando Will sonríe hacia mí.
Joder, yo amo a esas chicas. Entiendo lo que quiere decir tener un hermano de
corazón. El mío está en la sala de al lado.
Puta mierda.
—¿Por cantar?
—Amé el arreglo que hiciste con la canción —murmura y besa mi mejilla—. Vas a
arrasar.
La mención de Leo hace que mi corazón se pare. Dios, voy a tener que hablar con
él. Creo que él ni sabe que estoy aquí. ¿Qué va a decir? ¿Cómo va a reaccionar?
—Hey. —Él toma mi rostro con sus dedos, para que pueda mirarlo a los ojos—. Va
a estar todo bien. Le voy a patear el trasero si me lo mandas. 307
Río y sostengo su rostro en mis manos.
—Está bien. Ya pasó mucho tiempo, casi tres años atrás. —Dios, amo a este
hombre. Siempre está listo para protegerme.
—Lo sé.
—Aquí voy —murmuro para Will, y él sonríe y me sigue, juntamente con todos los
otros, para el salón.
Y en el escenario está Leo, con la boca abierta, observándome atravesar la pista de
baile hasta él.
Él no se puede mover. Está sólo mirándome. Dios, él está guapo. Es alto, cerca de
un metro ochenta y tres, su cabello castaño claro cortado en los laterales, y un poco
más alto por encima, estilo mohicano. Tiene un pequeño aro con un gancho en una
oreja. Su labio y ceja están perforados. Está cubierto de tatuajes. Y sus dulces y
suaves ojos grises están presos en los míos.
—Ah, seguro. —La extiende para mí, y me ofrece media sonrisa—. Ya tocaste en
ella muchas veces, a lo largo de los años.
—Gracias.
Subo al escenario, y muevo el banquito que fue colocado enfrente del micrófono
para mí.
—No creo que me pueda sentar graciosamente en esa cosa con este vestido. —Digo
para el público con una sonrisa, ganando sonrisas y aplausos.
—Entonces… —comienzo— Jules, Natalie y yo somos amigas desde la facultad,
ellas me conocieron cuando tocaba en una banda local aquí en Seattle. —Sonrió
para todos ellos. Todos los invitados reunidos en un semicírculo alrededor del
escenario, Jules, Nate y el resto de la familia, como las damas de honor están
frente a mí. Will me está mirando, sus ojos azules brillando.
Miro a la izquierda, y veo a Leo al pie del escenario, con los brazos cruzados sobre
el pecho, observándome atentamente. Trago en seco y me concentro en la tarea en
mis manos.
—Me quedé un poco sorprendida cuando ella me pidió cantar esta noche, porque
ya no canto enfrente de un público hace algún tiempo, pero estoy honrada en
cantar la primera canción de Jules y Nate, ahora casados. —Sonrió nuevamente, el
dedo en la guitarra, asegurándome que está afinada.
309
Lo está, claro.
No, no desistiré…‖
Soy llevada por la música y observo a mis amigos bailando tan graciosamente,
mirándose a los ojos el uno al otro. Nate está cantando conmigo para su chica, y mi
lado romántico se derrite con la visión. Él se inclina y murmura algo en su oído,
enseguida, besa su cuello desnudo, debajo de la oreja, y se mueve alrededor con ella
nuevamente, para alegría de la multitud.
—Vamos a cantar una canción juntos —me dice, con el rostro serio.
—No, gracias.
—Megan, por favor. Te extraño. Vamos a tocar hoy, las canciones que
acostumbrábamos cantar en las bodas.
—Leo…
Él le ofrece al público una sonrisa asesina, y juro que la mitad de las mujeres del
público, incluyendo a Samantha, lo miran de regreso, listas para lanzarle sus 311
bragas.
—Traje a Meg de regreso aquí porque, antes de Nash, yo era parte de la banda local
que ella les mencionó. Ella y yo vamos a recordar los viejos tiempos. —Sonríe
hacia mí—. Ella aceptó cantar una canción más conmigo, antes de juntarse con
ustedes, para emborrarse mientras yo trabajo aquí encima.
—Sí, nosotros tenemos una de respaldo. —Me guiña, y le hace una seña a uno de
los chicos, que sube hasta el escenario con una guitarra. Se inclina y susurra la
música en el oído del hombre. No sé quién es, debe haberse unido a la banda
después que él se fue a Los Ángeles.
—Esta canción —dice Leo al micrófono y me mira, sus ojos grises felices—. Se
llama Marry Me y fue originalmente hecha por una banda también de aquí de
Seattle, Train.
Se une a mí en el coro. Esta estrella de rock, cantando una dulce canción de amor.
Parece equivocado, pero Dios, su voz es increíble. Cuando su voz se junta a la mía
en perfecta armonía, escalofríos recorren mi piel, y sonrió ampliamente hacia él.
―Cásate conmigo
Cásate conmigo
Di que si
Mm-Hmmm
Di que si
Mm-Hmmm
Cásate conmigo‖
Me enseñó todo lo que sé sobre música. Mientras el canta esas letras, no puedo
evitar pensar si él tiene una mujer especial en su vida ahora. Espero que sí. Él
merece una, sin embargo sé que sus problemas de confianza son todavía más
313
profundos que los míos.
Y ―eres hermosa‖
―Cásate conmigo
Hoy y todos los días
Cásate conmigo
Di que si
Mm-hmm
Di que si
Mm-hmm
Prométeme
Siempre serás
Cántame
―Y me casaré
Cásate conmigo
Diga usted
Mm-hmm
Diga usted
Cásate conmigo
Mm-hmm‖
E
stoy paralizado al ver a la mujer que amo, cantar mi canción de amor
favorita con otro hombre. Y aunque sé que ella ama a Leo como un
hermano, lo quiero golpear.
316
Duro.
Su voz dulce llena el aire, y yo estoy todavía más enamorado de ella en este
momento de lo que estaba antes de que subiera al escenario, y no sabía que eso
fuera posible.
Y está sexy como el infierno en aquel vestido, con el cabello recogido, mostrando
su espalda y fino cuello, y los aretes de diamante que compré para ella hace algunas
semanas. No puedo esperar para arrancarle la ropa y hacerle el amor.
Nunca tengo suficiente de ella. Para siempre, puede nunca ser lo suficiente para mí.
Mis manos se cierran en puños. Entonces, él se aleja de ella, y ella dice las palabras:
—Yo también te amo.
¡Joder!
317
Capítulo 26
Meg
—De nada.
La familia entera me abraza, y me dice que amaron las canciones, pero mis ojos
están buscando a Will.
—No me habías dicho que conocías a Leo Nash, chica —murmura Samantha con
una sonrisa—. Quiero escuchar esa historia.
Rio.
—Hey —responde.
Balanceo mi cabeza, con las manos levantadas para que ellos paren.
—No, gracias.
—¿Pero, por qué Meg? La música ha sido tu vida, durante todo el tiempo que te
conozco —responde Natalie.
—Si cambias de ideas, solo tienes que decir una palabra. —Luke se inclina y besa
mi mejilla—. Podría ayudarte a ser una mujer muy rica.
—Ya soy rica —respondo con una sonrisa—. No necesito del dinero.
—Está bien.
—Habla conmigo —susurro a Will cuando él todavía no dice nada, más apenas me
mira, con los ojos serios.
Balancea cabeza.
Me está matando.
Éste es el problema.
—Hey, Meg, estamos en una pausa. ¿Este es Will? —pregunta, y yo levanto una
ceja sorprendida—. El papá de Jules mencionó que le habías robado el corazón a
Will —Leo responde a mi pregunta silenciosa, y yo sonrío.
—Hola.
—Hola, soy un gran fan del equipo de futbol de Seattle —le dice Leo con una
sonrisa.
—Bien. —Es todo lo que dice Will, y Leo da un paso atrás, estrechando los ojos, y
nos mira a Will y a mí, incrédulo. Finalmente, su mirada oscura encuentra la mía.
—¿Problemas?
—Sin problemas.
Busco en la sala con mis ojos, tratando de encontrar a alguien que venga a
salvarme. Por más que quiera conversar con Leo, necesito hablar con Will. Su 321
silencio me está matando.
—Leo, ¿ya conociste a Samantha? —le pregunto, cuando Sam se junta a nosotros.
—Uh, no. —Él no la mira, realmente sin importarle quien sea ella.
—Sam. —Sonrío para ella—. Leo no ve a Jules hace un largo tiempo. ¿Podrías
llevarlo para que conozca a Nate?
—Hola, Samantha.
—Sólo Sam —ella responde y mete el brazo en el suyo—. Vamos hacer aquel paseo
obligatorio y encontrar un lugar para quedarnos, donde no sintamos la tensión que
está rodeando este lugar.
—No aquí.
—¡Hora de lanzar el ramo! —Jules anuncia—. ¡Meg, trae tu sexy trasero aquí!
322
Mantengo mis ojos en el rostro de Will, implorándole que hable conmigo.
Puta Mierda.
Todas las mujeres solteras están reunidas en un semicírculo delante del escenario.
En esta multitud, no hay muchas mujeres solteras, tal vez quince. Sam está lejos de
ser encontrada, probablemente todavía está conversando con Leo.
Traidora.
Coloco una sonrisa en el rostro para Jules, y espero pacientemente que ella haga el
gran show de lanzar el ramo. Trato de alejarme, así Brynna puede agarrarlo, pero
no se Dios porque, él cae bien en mis manos.
Hijo de puta.
Solo rio y lo mantengo encima de la cabeza. Jules me abraza, y posamos para las
fotos. El fotógrafo captura algunas fotos más de la familia, y cuando la última foto
es sacada, Will regresa a mi lado.
Él ríe, una sonrisa real y aprieta mi estómago. Dios, amo su risa. 323
Lo amo mucho, y él está a punto de terminar conmigo, lo sé.
Él me acompaña hasta el frente y le pide al conductor que nos lleve hasta la iglesia,
donde está estacionado su auto. Una vez adentro, Will se queda de un lado de la
limosina, y yo me deslizo para la otra, sabiendo que no soy bienvenida para
sentarme a su lado.
Entonces, voy a dejarlo decidir cuando él quiere hablar sobre lo que está pasando.
Él pasa su mano sobre su boca, entonces de repente sale del auto, viene hasta mi
lado, y abre la puerta del pasajero mirándome, indicando que debería salir.
Entonces, salgo.
—No puedo hablar contigo —murmura, sin mirarme a los ojos—. Duele
demasiado esta mierda para hablar contigo, Megan. Me está matando apenas
mirarte.
—¿Qué diablos está pasando? —exijo, mis manos en mis caderas—. No seas 324
cobarde, Will, ¡sólo dime qué diablos está mal!
—¡Tú lo estas! —Su cabeza regresa a la mía, sus ojos enojados—. Te digo cada día
de mierda cuando te amo, Megan. —Se acerca, su rostro a centímetros del mío—.
Cada día, te lo digo. Te lo muestro. Estoy seguro que sabes que estoy
completamente enamorado de ti.
Trago en seco, mis ojos sorprendidos, y solo miro mientras él suelta eso, mientras
mi corazón se está partiendo. Siento las lágrimas bajar por mis ojos.
—Pero no puedes decírmelo de vuelta —continúa él. Lanza los abrazos para
encima y se aleja unos pasos, pero después se voltea hacia mí, con la boca en una
línea seria—. No puedes decirme que me amas, pero delante de doscientas personas
en un escenario, le dices a otro hombre que lo amas.
Cierra los ojos y suspira, después mira abajo, a sus pies. Él está de pie delante de
mí, en su traje, y quiero desesperadamente llevarlo a mis brazos y decirle que lo
necesito. Y cuando lo amo.
—Si no me puedes amar de la manera en que yo te amo, tal vez estamos perdiendo
nuestro tiempo. —Sus hombros caen, y pasa los dedos por mi mejilla—. Buena
suerte para ti, Megan. 325
Se voltea y va saliendo por mis escaleras, para su auto, y yo estoy presa en el lugar.
—¡Espera!
Capítulo 27
Will
A
bro la puerta del auto, el corazón en mi garganta, y tengo que impedirme
físicamente para no correr de regreso hasta ella, pidiéndole que olvide todo 326
lo que dije. Que voy a aceptar lo que ella esté dispuesta a darme el resto de
mi vida, si apenas puedo tenerla.
Nunca.
La amo demasiado para esa mierda, por eso es mejor terminar con este sufrimiento
ahora.
—¡Espera!
Ella parece en pánico. Cierro los ojos, sosteniendo la puerta del auto con fuerza.
—Will, espera. —Está a mi lado ahora. Miro para abajo, a sus ojos castaños llenos
de lágrimas, necesito de todas mis fuerzas para no sostenerla junto a mí, y decirle
que todo va a estar bien.
Porque no creo que vaya a estarlo.
—Meg, escucha…
—No, tú escucha. —Ella me corta, con las manos en puños en su cadera, y el fuego
saliendo de sus ojos.
La hice enojar.
—No me vas a lanzar esa bomba, y después te vas a ir, para que nunca más escuche
hablar de Will Montgomery. Y si piensas que estas terminando conmigo, tengo una
cosa que decirte, tienes más cosas en el camino.
—¿Qué?
—Claro que estoy enamorada de ti, Will. —Ella traga en seco, y cierra los ojos.
Antes de que ella pueda decir otra palabra, sostengo su rostro en mis manos, y toco
su piel, un bálsamo para mis nervios destrozados, y hago que me mire.
—No quiero que digas esas palabras solo porque estas con miedo que yo termine
contigo.
Sus ojos sonríen para mí, y por primera vez en las últimas horas, una calma me
llena por completo.
—Eres más inteligente que eso —murmura con su voz dulce—. Y me conoces
mejor.
La tomo en mis brazos, cierro la puerta del auto con mi pie, y la cargo para dentro
de su pequeña casa. Pretendo vender esta casa, y llevarla conmigo lo más pronto
posible. Lo que significa el año que viene, porque ella es malditamente
independiente.
Dios, la amo.
—Más tarde —respondo, y trazo sus labios con la punta de mi dedo—. Primero,
habla conmigo.
—No conseguía decir que te amo, porque en mi vida siempre que digo esas
palabras, las personas se van. —Ella encoje los hombros y pestañea, tratando de
contener las lágrimas, y es como un puño apretando mi corazón. 328
Odio cuando llora, porque raramente lo hace.
—Continúa —susurro y sonrío para ella. Amo la manera en que me siento, con su
cuerpo pequeño en mis brazos, toda suave y pequeña, y cuanto significa para mí.
Ella me mira con sus ojos castaños suplicantes, implorando que la entienda, y creo
que finalmente estoy realmente comenzando a hacerlo.
—Él fue la primera persona que tuve en mi vida, que realmente es una familia para
mí. Me cuidó, y fue bueno para mí, y no quería nada de mí. —Ella suspira, y limpia
las lágrimas de su rostro—. Entonces me llevaron de la primera casa, y me quitaron
a Leo. Gracias a Dios que no perdí el contacto con él.
La sostengo contra mí, y la dejo hablar.
—Siempre me quedó claro en cada una de esas casas, que mi lugar no era como
parte de una familia, que estaba apenas quedándome allí. Estuve aliviada cuando el
Estado me emancipo a los dieciséis años, y finalmente, me fui a vivir con Leo.
—Entonces, después de que toqué con él por años, él decidió dejar todo e ir a Los
Ángeles para intentar tener una carrera profesional.
—Él insistió que me quedara aquí, y siguiese con mi carrera de enfermería. Él sabía
que era buena en eso, y yo trabaje muy duro para conseguirlo. Creo que él vio que
trabajar tantas horas y hacer shows los fines de semana estaba acabando conmigo.
Él no quería que yo desistiera.
329
Hago una mueca para ella.
—Sí, ahora lo tiene —estoy de acuerdo—. Pero, entonces, mi sentimiento era que
otra persona que amaba, la persona más importante de mi vida,a lo que yo más
quería en el mundo, me estaba abandonando de nuevo.
—No te voy a dejar, bebé. —No me importa que ella no pueda soportar ese
apodo—. Te amo tanto, Megan.
Ella sostiene mi rostro en sus manos, de aquella manera en que siempre lo hace, y
pasa la punta de los dedos por mi rostro, sus ojos felices.
Me quedo con ella todavía en mis brazos, y la cargo por las escaleras hasta su
cuarto, y la coloco de pie. Con la punta de mis dedos, le bajo las tiras del vestido
por sus hombros, y lo veo bajar por su delicioso cuerpo, cayendo hasta el suelo en
sus pies.
Ella está de pie delante de mí, con solo unos zapatos negros y aretes de diamante, y
es todo lo que puedo hacer para no correrme en mis pantalones como un jodido
adolescente.
—Desvísteme —le exijo, dejando mis brazos caer a los lados, pero ella mueve la 330
cabeza y se sienta en la cama, entonces se desliza con su trasero hasta la mitad del
colchón, todavía con los zapatos.
—Vamos, maldita perezosa. —Sonrío para ella, y no puedo salir de este maldito
traje lo suficientemente rápido. Sus ojos se oscurecen cuando pasea su vista sobre
mi desnudez, y sonrío para ella.
Voy a entrenar todos los días, por el resto de mi vida, para mantener aquella mirada
en sus ojos cuando me mire.
Finalmente desnudo, subo a la cama y cubro su pequeño cuerpo con el mío, ella
sostiene mis caderas, y apoyo mis codos en ambos lados de su cabeza, acariciando
sus mechas de cabello con mis pulgares.
Ella ríe y aprieta mi trasero con sus manos. Inclino mi cabeza y la beso, primero
suavemente, y después más fuerte, cambio nuestras posiciones, con ella, agarrando
mis caderas.
Se sienta recta, frotando sus caderas con las mías, frotando su coño mojado contra
mi polla. Tomo una respiración profunda a través de mis dientes.
—¿En serio? —Ella parece feliz con eso, mientras continúa a torturarme.
Lanza la cabeza para atrás, y coloca las manos en mi pecho, llevo nuevamente mi
mano entre nuestros cuerpos, mirando a donde me entierro profundamente dentro
de ella, toco con mi pulgar su clítoris y su piercing, y siento su orgasmo crecer de
nuevo. 332
—Mírame, nena —la instruyo, y ella atiende, mirándonos, a mi mano frotando su
clítoris, y se desmorona, gritando.
—Te amo, Will —susurra, y no puedo evitar la gran sonrisa que aparece en mi
rostro, o los espasmos de mi pene dentro de ella, con las dulces palabras.
*****
Meg se durmió cerca de una hora atrás, pero no estoy cansado. No consigo
cansarme de mirar su dulce rostro, no puedo parar de correr mis dedos por su suave
cabello.
Ella me ama.
Sonrío, acordándome del dulce sonido saliendo de sus labios, y no puedo esperar
para escucharlo de nuevo. Me mata saber que ella piensa que amarme significa que
voy a dejarla, y ella lo admitió, que me ama, que voy abandonarla.
Nunca voy a hacerlo. Ella está presa conmigo, para siempre y siempre me tendrá a
su lado.
Me gustaría saber más sobre Leo, tener algún tiempo para conversar con él. Pero
creo que ella necesita de un tiempo con él. Esta noche no me pareció el tipo de
persona que abandona. Él fue protector y claramente la ama.
333
Me alejo de Meg, teniendo cuidado de no despertarla, tomo mi teléfono de los
pantalones, y bajo las escaleras de la casa de Meg mientras llamo a Luke. Es tarde,
mas ellos están, probablemente, todavía en la recepción.
M
e despierto con un brazo pesado enrollando alrededor de mi cintura, una
nariz presionada en mi mejilla, y una gran y musculosa pierna extendida 334
sobre la mía.
Él casi me dejó.
Y no puedo culparlo.
—Buenos días.
—Sí. ¿Y tú?
—Hmm. —Besa mi pecho, y uno mis dedos con los suyos, y nos quedamos apenas
acostados aquí, relajados.
—Estoy bien.
Hago una mueca para él, confundida al respecto de donde viene esto.
335
—Ya te hablé sobre él anoche.
—¿Por qué?
—Llámalo curiosidad.
21
Concurso de meadas: en el original pissing contest: es una discusión entre dos personas que
jamás llega a una resolución, por la firme postura de cada uno de los sujetos ante la cuestión.
—Bien, te voy a dar la versión desde el inicio de los hechos.
Will ríe.
—Bien.
—Él entró en el orfanato con doce años, después que sus padres murieron en un
accidente de auto. No había ningún pariente para recibirlo. —Suspiro ante la
mueca de Will—. Él podría haberse perdido en algunas calles muy malas. Pero solo
se perdió en la música, y entonces me tenía a mí para preocuparse, y gracias a Dios
que él es tan jodidamente terco, que me estremezco de solo de pensar en qué tipo
de problemas podría haber transformado su vida.
—Él se mudó a Seattle, cuando cumplió dieciocho años, armado con su guitarra y
un fondo que fue creado con el dinero del seguro de cuando sus padres murieron. Y
336
así fue capaz de ayudarme a pagar la universidad, y básicamente, cuidar de mí por
un tiempo. Es un hombre inteligente. Y muy talentoso.
Sonrío a Will.
—No lo eres.
—Oh, sí, lo soy. Me porte muy mal, cuando Leo me dijo que se iba a L.A. —
Sacudo mi cabeza—. Me comporté como una niña que no estaba recibiendo su
regalo. Sólo no quería que se fuera. E hirió mis sentimientos, cuando no me dio la
opción de ir con él.
—Lo estaba —concuerdo—. Pero todavía duele. Yo lo amaba, y él se fue. Era muy
terca para mantener contacto con él después que se fue. Y entonces, cuando la rabia
pasó, y quise escuchar su voz, sentí que había pasado mucho tiempo, y no pensé
que quisiese hablar conmigo. —La última frase fue dicha con un susurro, y trajo
lágrimas a mis ojos.
—Estoy seguro que ese no es el caso —Will murmura, y limpia una lágrima de mi
rostro con el pulgar—. No importa lo estúpidos que sean los actos de Jules, yo
siempre quiero escucharla.
337
—Creo que debíamos levantarnos. —Will se aleja de mí, y va hasta el borde de la
cama, completamente desnudo y arrugado por el sueño.
—Creo que deberías traer tu sexy trasero de regreso a la cama. —Me da una sonrisa
depredadora, y jala el edredón sobre mi cuerpo desnudo.
—No, levántate.
Reúno las sabanas en una bola, y las lanzo en el suelo sin caminar hasta la ducha
para tomar el baño.
—¿Y qué pasó con el sexo por la mañana? —grito detrás de él.
—Me alegra escuchar eso. —Sonríe y cruza una pierna enfrente de la otra,
mirándome relajado—. Vas a entrar al baño voluntariamente, ¿o necesito llevarte
hasta allá?
—Soy mandón todas las mañanas, nena. Ahora… —se aleja de la puerta y camina
hasta la cama, tomando mi tobillo, y me jala para el borde de la cama—. Vamos a
entrar en el baño.
—Bien. —Uno mis brazos con los de él, mientras él me jala por los pies, pero en
vez de dejarme entrar en el baño, me levanta sobre su hombro, y me carga.
338
—Puedo caminar —le digo con ironía, y me gano un golpe firme en mi trasero.
—Cuéntame sobre esa sorpresa. —Me golpea el trasero de nuevo, poco antes de
colocarme de pie.
—No. Dijiste algo sobre sexo en el baño. —Agarra mi gel de baño y lo hecha en
una esponja.
*****
—¿A dónde vamos? —pregunto, cuando estoy sentada en el asiento del pasajero del
auto de Will.
—Me estoy dando cuenta de eso. Podrías callarte y dejarme darte la sorpresa, nena.
—Cállate, Megan.
339
Él sale del auto y abre la puerta, jalándome con su mano, envuelve un brazo
alrededor de la cintura, y me da un beso largo y profundo, allí mismo, en la acera.
Me guiña y me lleva hasta el restaurante, pasando por las mesas, hasta la parte de
atrás, donde está un hombre sentado de espaldas a la sala, usando una capucha,
manos tatuadas, un gorro en la cabeza, sosteniendo una taza de café.
Leo.
—Hey, hombre.
—Hey. Los voy a dejar para que conversen. ¿Te importas darle un aventón a Meg
hasta la casa cuando terminen?
—¿Cuál es la canción?
—Sí.
—Tengo una casa allá, pero extraño el hogar. —Encoje los hombros y me ofrece
media sonrisa, no puedo evitar mirar el aro de plata en su labio. Realmente parece
caliente con él—. Te extrañé, Pajarito.
—No es tu culpa.
—Sí, lo es.
—Creo que los dos estábamos equivocados —murmuro y sonrió para él—.
¿Entonces te vas a quedar por un tiempo, huh?
—Bueno.
—No soy estúpido, Megan. Sabía que le estabas pagando. ¿Ella está todavía allí?
—Parece que logro hacerme feliz a mí también. —Leo toma un trago de café, y río,
mi estómago finalmente relajando.
—¿Y tú? ¿Conseguiste firmar algún papel con algunas de aquellas fans
enloquecidas? —pregunto dulcemente, y él lanza un paquetito de azúcar hacia mí.
342
—Nada de firmar. Sexo, bien. Relaciones, no.
—Leo…
—Burro terco.
—Así como el resto de las mujeres en el país, me adoras. —Se alegra y toma un
trago del café, sonriendo satisfecho.
—Estoy feliz en ver que todavía seas modesto. —Balanceo la cabeza, tan feliz de
estar con el nuevamente.
—Entonces, háblame sobre Will, y porque no debería romperle el brazo, por tocar a
mí hermana...
Epilogo
Will
—Porque ellos pueden no ser cuidados. No tengo mucho, pero lo que tengo no
necesito que se rompa o se arruine. —Meg está sentada en el suelo del cuarto de
huéspedes, abriendo una caja.
—¡Hey! ¿En dónde están? —Caleb y Leo entran al cuarto de huéspedes con la cara
seria.
—No van a tener relaciones sexuales mientras sacamos las cosas del camión —dice
Caleb, señalándonos.
—Hombre, ella es mi hermana. —Leo cruza los brazos sobre el pecho y Meg se ríe.
—Vamos. —Llevo mi mano hasta la de ella, y la levanto—. Vamos, huesos
perezosos.
Todos mis hermanos están bajando las cosas del camión, mientras que las chicas
están señalando donde debemos colocar las cajas, como si todos fuésemos
analfabetos y no supiésemos leer habitación escrito en negro a un lado de la caja.
Yo las amo.
Megan está con Nat en la cocina, juntando sus cosas con las mías, y mi pecho se
hincha de felicidad. Llevo seis largas semanas, mas finalmente la convencí que
viviera conmigo.
—Fue eso lo que dije. —Estoy de acuerdo, y los dos ganamos miradas de Meg. Ella
es caliente cuando está molesta.
—Entonces, Sam. —Leo camina hacia donde esta Samantha, que está tratando de
colgar algunas obras de arte que trajo Meg—. ¿Qué vas a hacer más tarde?
Sam es un hueso duro de roer. Ella no tiene pelos en la lengua, y habla las cosas
delante de todos. Ella también es linda, y no puedo culpar a Leo por intentarlo.
—Vas a ser el primero en saber. —Ella golpea un clavo con un martillo en mi pared
y sostiene el cuadro en sus pies—. Pero solo para que sepas, no salgo con personas
famosas.
—Ni yo. —Leo le guiña, y camina hasta la cocina, tomando una cerveza del
refrigerador y toma un trago. Todas las chicas están con una gran sonrisa para él y
tengo que decirlo, quiero felicitarlo… es rápido.
Pero no hay manera en el infierno de que consiga convencerla a salir con él.
345
Finalmente, después de lo que parecen días, todas las cosas están en la casa. Le
agradezco a todos por su ayuda, mientras ellos suben en sus autos y se van, cierro la
puerta de enfrente y salgo a buscar a mi chica.
—¿Qué estas mirando? —le pregunto y me inclino en la puerta. Ella parece tan
joven, sentada en el suelo, con mi camisa vieja y sus calzas negras, el cabello en
una cola de caballo y sin maquillaje.
Ella mira las fotos, y arrugo la frente en confusión, y entonces entiendo. Natalie
toma fotos desnudas.
Las fotos son en blanco y negro. Meg está sosteniendo su guitarra, y no usa
absolutamente nada de ropa.
—Santo Infierno —murmuro, mientras ella pasa cada una lentamente. Debe haber
una docena de ellas, Meg en diferentes posiciones con la guitarra. El cabello de ella
esta suelto, marcando su rostro. Era más delgada, de la manera en que las mujeres
son cuando sus cuerpos están cambiando de adolescente a mujer. Prefiero sus senos
y caderas redondas de ahora, más caramba, ella era una bomba.
346
—Diecinueve —responde, tímidamente, mirando las fotos. Ella sostiene la última.
Está sentada con las piernas cruzadas sobre una cama cubierta de desordenadas
sábanas blancas. Sus brazos alrededor de la guitarra, cubriéndola totalmente, pero
es la foto más sexy del grupo.
—¿En serio? —Paso mis manos arriba y abajo en sus brazos, y la beso en el cuello,
luego debajo de la oreja. Estoy seguro que ella puede sentir cuanto me excitaron
esas fotos.
—No las necesito. —Ella se inclina para mí, volteando su dulce rostro en mi
dirección. Pasa los dedos por el rostro de ella y besa mi nariz, su hoyuelo y después
sus labios.
Ella sonríe mucho, sus ojos están felices, voy hacer lo que sea necesario para
mantener la felicidad allí, por el resto de su vida.
Fin
34
7
Proximo Libro
Serie With Me In Seattle
4- Rock With Me
El vocalista Leo Nash, de la banda de rock
mundialmente famosa Nash, es la última
persona en la tierra en la que Samantha
Williams confiaría. Ella ya ha aprendido lo
que es amar a una celebridad de la forma más
difícil, y no se va a inscribir para otra lección.
El placer siempre viene con el dolor y cuando se revelen secretos y la verdad sea
cuestionada, ¿Quién huira y quien será perseguido?
Sobre la Autora
Kristen es autora de la Amazonia y EE.UU. Hoy tiene
superventas en la serie Seattle. Ella tiene una pasión por
una buena historia de amor y personajes fuertes que
aman el humor y tienen un fuerte sentido de la lealtad y
la familia. Sus hombres son del tipo alfa, ferozmente
protector y un poco mandón, y sus damas son divertidas,
fuertes, y no tienen miedo de ponerse de pie por sí
mismas.
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