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Liceo Católico Cristo Rey

Docente: Mario Pérez

Curso: 11 de informática

Fecha:

Tema: El hecho en la persona y en la cultura.

Dimensión moral de la persona humana

Las sagradas escriturad revelan que el ser humano fue creado a imagen de Dios,
con la capacidad para conocer y amar a su creador. El lo hizo señor de toda la
creación visible con el fin de que la gobernara, la utilizara y le diera gloria (cf. Si
17, 3-10); (cf, GS 12)
Dios quiso que el ser humano fuera libre, para que en libertad tomara la decisión
de seguirlo y así alcanzara la pena y bienaventurada perfección (cf. GS 11, 17; 18).
El se humano es superior al universo entero en virtud de su racionalidad e
inteligencia y cuando regresa a su corazón. Donde Dios le espera, decide su
propio destino.
La pregunta de la persona humana por su sentido vital surge cuando se siente
llamada a una vida superior de felicidad para la cual fue creada, (cf. CEC 293-294).
Este anhelo contrasta con la angustia y el sufrimiento que le plantea el mundo en
el que vive, lo cual ocurre por efecto del pecado: Si la humanidad hubiera
antepuesto la voluntad de su. Creador a la suya propia, no estaría preocupada por
hallarle sentido su existencia.

Es innegable, a la luz de la fe cristiana, que ningún ser humano puede huir del
interrogante sobre el sentido de la vida, y que nadie más que Dios puede dar
respuesta plena y totalmente cierta el respeto ¿por qué? Porque solo el creador
puede brindar a su criatura lo que le hace falta, incluyendo el darse por amor y
con amor eterno por ella. De ahí que el amor se la expresión propia del ser
humano para motivar sus metas, sus relaciones interpersonales y consérvalas en
medio de un mundo abatido por la inclemencia del mal.

La fe ilumina con nueva luz los ejes de la realidad personal (el amor, el perdón y el
bien) y manifiesta el plan de Dios respecto a la vocación del ser humano, a quien
el señor ha llamado a que se le adhiera, en eterna comunicación. Este llamado lo
hizo a través de Jesucristo quien libro a la humanidad de la muerte con su propia
muerte.

Para la iglesia, el espíritu santo, la tercera persona de la trinidad, es quien da el


ser humano la luz y la fuerza que requiere para responder a su máxima vocación
alcanzar la medida de Jesucristo. Este es el punto, según el cristianismo, al que
debe aspirar la vida de cada mujer sobre la tierra, dado que él es el centro y el fin
de toda la historia humana. Sin embargo, aunque el espíritu actúa en la persona
para que realice su vocación esencial, a esta corresponde llegar libremente a
dicha realización.
El sentido de la vida para el ser humano trasciende el tiempo y el espacio, y es
aquello que le proporciona el aliento para existir. Esta razón de vivir, que la
persona se da a sí misma, repercute en el sentido que se le da a la historia
humana en su conjunto. El sentido de la existencia, fundamentado en la fe en un
Dios amante de su creación y en su salvador universal, sitúa al ser humano en las
verdaderas perspectivas que el confieren grandeza a su vida, en tanto lo lleva a
reconocer que todo está en su lugar, y que Dios, poseedor de la historia, sabrá
conducirlo hacia su propósito ultimo: retornar a él, recobrando su situación
original colmada de plenitud y sentido sin límites.

Podemos decir entonces que el sentido de la vida del ser humano se halla en el
ámbito de sus dimensiones más elevadas, las del conocimiento de Dios, por
medio de Jesucristo, quien es el amor, y las de libertad que proporciona el
sabernos amados y con un propósito definido dentro del plan eterno del creador.
El sentido de la vida cristiana da a la persona el poder de pensar y actuar como un
ser responsable, autónomo y libre.

Tarea
1. Enuncia los aspectos que fundamenta el sentido de la vida del ser humano
según la doctrina cristiana.

2. Explica, con base en las ideas expuestas: ¿Qué es aquello que acontece al
ser humano que lo mantiene viviendo sin sentido?

3. Explica la relación que tiene Jesucristo con la realización del ser humano
desde la perspectiva cristiana.

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