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HISTORIA ANTIGUA
UNIVERSAL II
El mundo griego
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LA GRECIA ARCAICA I
1. INTRODUCCIÓN
La literatura griega se inicia con dos poemas épicos que siempre han
sido vinculados con los inicios de la historia de Grecia: la Ilíada y la Odisea.
La tradición más antigua atribuye la paternidad de los poemas a Home-
ro (siglo IX a.C. ±), siguiendo a Rodríguez Adrados «no tenemos derecho
a ponerlo en duda, sustituyendo ese nombre por un poeta anónimo».
Sin embargo aún no queda claro si a Homero se le podía atribuir la
autoría de ambos poemas o si la palabra «Homero» correspondiese a un
nombre específico para una clase concreta de cantores profesionales, rap-
sodas o aedos, (ΑΕΔΟΣ), poetas orales que viajaban por todo el mundo
griego y que componían y recitaban a partir de una base tradicional, siem-
pre referida a hazañas y mitos de héroes del pasado que parecían añorar
como una edad dorada.
Estos poemas, la Ilíada y la Odisea (de 17.000 y 13.000 versos respec-
tivamente) pudieron ser recogidos y compuestos en Jonia, en torno a fina-
les del siglo VIII a.C. Si bien Heródoto considera que Homero vivió a media-
dos del siglo IX a.C. hoy se retrasa esta fecha un siglo aproximadamente.
Hesiodo, el segundo en antigüedad de los grandes poetas épicos griegos,
pudo ser contemporáneo de Homero o simplemente estar separados cro-
nológicamente por una generación.
FIGURA 47. Busto atribuido a Homero, quien, según la tradición, fue el autor de las
grandes epopeyas la Ilíada y la Odisea, que ensalzaban a los grandes héroes
griegos. (Museo de Louvre, París).
2.4.1. La sociedad
a) LOS ARISTOI
La monarquía, tras la caída de los reinos micénicos, dejó de existir en
Grecia, dando lugar a la preponderancia de los Aristoi, grupo de nobles,
posiblemente descendientes de jefes tribales con gran ascendencia sobre
la comunidad y al mismo tiempo poseedores de grandes riquezas en gana-
do y tierras. Homero los destaca sobre el resto de la sociedad.
Estos Aristoi se agrupaban en Genos o familias, a cuya cabeza estaban
los Basileis.
Estas familias se consideraban descendientes de algún dios o héroe y
por lo tanto superiores al resto de la sociedad. Así exaltaban las cualida-
des y los valores morales que les eran propios como la hermosura física
y moral, la valentía y la nobleza de espíritu. Por todo ello estaban exen-
tos de cualquier tipo de trabajo que no estuviera acorde con sus cualida-
des. Los Aristoi se dedicaban a la guerra, incluida la piratería, la caza y la
administración del orden y la justicia de su comunidad.
Estos Genos o familias estaban emparentadas entre sí por lazos de
matrimonios, que eran concertados por las cabezas o jefes de las mismas
familias (endogamia).
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c) LOS THETES
Eran la última categoría social de los hombres libres. A pesar de esta
condición social, estaban totalmente desprotegidos y obligados a depen-
der de su propio trabajo para subsistir, la mayoría eran contratados para
cultivar la tierra por un mísero sueldo.
Muchos de estos jornaleros (Thetes) eran esclavos huidos u hombres
libres expulsados de un clan familiar debido a una falta grave (Atimia).
Estos últimos se denominaban ATIMOI.
d) LOS ESCLAVOS
La situación de los esclavos es casi desconocida. Solían ser prisione-
ros de guerra o víctimas de pillaje y piratería. Los hombres se dedicaban
al trabajo del campo y las mujeres al servicio de la casa y a las labores
domésticas.
Hay una gran incertidumbre en el vocabulario para denominar al
esclavo en este período. Mientras que en las tablillas del Lineal B se
denomina do-e-ro, que anuncia el Doulos, de la época clásica, este tér-
mino apenas se encuentra en las fuentes homéricas y se les denomina
con otras palabras diferentes: oikeus, dmos, drester y sobre todo anphi-
polos, pero algunas de estas palabras se aplican indistintamente a escla-
vos como a trabajadores e incluso a miembros del Oikos (HOMERO, Odi-
sea, XIV, 96-107).
El esclavo estaba integrado en el Oikos, del que recibía protección. A
diferencia del resto de sus miembros, el jefe del Oikos tenía sobre él dere-
cho de vida o muerte.
Por lo demás, el esclavo podía gozar de consideración y buen trato por
los miembros de su comunidad familiar, incluso, podía poseer bienes.
e) LOS DEMIURGOS
Se incluyen en este grupo un cierto tipo de trabajadores de condición
libre pero no integrados en ninguna comunidad.
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2.4.2. La economía
1. LA AGRICULTURA
Los nobles Aristoi eran ante todo, además de guerreros, terratenien-
tes. Homero considera el trabajo agrícola como fundamento de la civili-
zación.
Los pueblos bárbaros eran los que desconocían la agricultura y el cul-
tivo de los cereales.
FIGURA 50. Vaso corintio del siglo VI a.C., representa a los hoplitas en combate.
Portan casco con cimera, glebas, lanzas y gran escudo redondo, donde se aprecia
la representación de un gallo, típico en la pintura corintia. Museo de Corinto.
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2. LA GANADERÍA
Se ha repetido muchas veces que mientras la Grecia homérica era con-
sumidora de carne, la Grecia clásica era consumidora de vegetales y pro-
ductos lácteos.
Cierto es que los poemas homéricos mencionan numerosas veces que
sus héroes eran dueños de grandes rebaños y las tablillas del Lineal B dan
a entender que los reyes micénicos eran poseedores de ganado y que esto
era señal de riqueza. Todo ello debió mantenerse a la Grecia post-micé-
nica.
Debió ser tanta la preponderancia de la ganadería que los pastos y los
terrenos dedicados a la misma, eran de mayor extensión que las tierras
de labor.
Se criaba ganado vacuno, lanar, cabrío y porcino y de su cuidado esta-
ba encargado el personal servil del Oikos.
Los huesos de animales encontrados en las tumbas, que posiblemen-
te pertenecieran a banquetes de rito funerario, y los animales represen-
tados en terracotas, indican que la preponderancia de la ganadería con-
tinuó hasta bien avanzada la época arcaica.
3. MEDIOS DE ADQUISICIÓN
Aunque como se ha dicho más adelante, el ideal del Oikos era la autar-
quía, la necesidad de los metales, el afán de lucro, esclavos y riquezas,
obligaron a buscar otros mecanismos para su adquisición y que fueron
principalmente los siguientes:
a) La guerra y la piratería
Los héroes homéricos, herederos del mundo micénico, se vanaglo-
riaban de sus acciones de piratería y de pillaje. Muchas de sus acciones
bélicas se realizaban con el único motivo de saquear y de conseguir rique-
zas y esclavos. El botín era repartido entre los participantes, llevándose
el jefe la mejor parte del mismo (HOMERO, Ilíada, 16-168. Ibídem, XIV,
365-368).
La piratería se realizaba en barcos ligeros de vela cuyos remeros eran
los mismos que efectuaban el pillaje.
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b) El regalo
Otra forma de obtener metales y objetos preciosos era a través del
intercambio de regalos.
Ello era además una ética aristocrática pues entre ellos era un deber
de honor no sólo la hospitalidad (xenia), sino la obligación del regalo al
que tenía como huésped del señor del Oikos, el cual se ponía bajo la pro-
tección de Zeus Xenios.
Era obligación pues, acoger al huésped, darle cobijo y manutención y
ofrecerle un presente que estuviera en consonancia con su categoría social:
armadura, metales, orfebrería, armas, etc.
De esta forma, además de cumplir con un servicio de honor, se ase-
guraba una correspondencia recíproca en especie o en otro obsequio. Así
los señores homéricos viajaban procurándose en esta clase de regalos lo
que necesitaban en el Oikos, en lo que se podía llamar «la economía del
regalo», también practicada en Oriente Próximo.
2.4.3. El comercio
La actividad comercial en sí, no existe ni aparece en los textos litera-
rios. No se consideraba una actividad noble y por lo tanto no era practi-
cada como entidad propia, siendo dejada en manos de extranjeros: los
lemnios, que practicaban cierto tipo de comercio con metales (bronce,
hierro), ganado y esclavos. Los cretenses y sobre todo, los fenicios, que
tras la caída de los reinos micénicos y con ellos su importante talasocra-
cia, no encontraban obstáculos para desarrollar una importante activi-
dad comercial en todo el Mediterráneo.
b) Poder militar.
El Basileus era el jefe del ejército y tenía el mando supremo en la
guerra. Tenía el privilegio de repartir el botín conseguido en la mis-
ma y el derecho de elegir y quedarse con su mejor parte.
A veces podía solicitar del Demos una serie de beneficios a cambio
de su protección militar y por las ganancias obtenidas en sus expe-
diciones bélicas.
c) Poder judicial.
El Basileus era el jefe predominante en su comunidad, era también
el administrador de la justicia, el regulador de las leyes no escri-
tas, por lo que dictaminaba de acuerdo con su criterio. Él velaba
por la comunidad e imponía los castigos según sus decisiones
(Dikai). Con frecuencia se guiaba por situaciones anteriores y por
las costumbres (Themistes). Todo ello fue un elemento decisivo para
la época posterior en la que la sociedad griega, más evolucionada,
exigiera una legislación escrita.
d) Poder religioso.
El Basileus era el mediador entre los dioses y los hombres y tam-
bién el encargado de hacer los honores debidos a las divinidades
en nombre de su comunidad. A cambio de ello, tenía que some-
terse a la voluntad divina como elegido de los dioses y cumplir
estrictamente sus órdenes, de lo contrario sería merecedor de un
castigo que podría prolongarse a su familia y a la población que
dependía de él.
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FIGURA 51. Tesoro de Sición en Delfos. Metopa que representa «La caza de Bueyes por
los Dióscuros». También se ha interpretado como los «Sacerdotes Colacretos», es decir,
los encargados de fragmentar las víctimas del sacrificio ofrecido a las divinidades.
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3.1. Hesiodo
Frente a la actividad marinera de su padre, del que sin duda recibió
información, el poeta debió sólo surcar el mar para participar en los jue-
gos fúnebres en honor a Anfidamante, poeta calcídico en su ciudad natal,
donde según la leyenda, venció a Homero y obtuvo como premio un trí-
pode que ofreció a las Musas del Helicon.
Al morir su padre, el reparto de la herencia originó el conflicto entre
él y su hermano Perses. Posiblemente ello le incitó a escribir su obra «Los
trabajos y los días», donde exalta al trabajo y a la justicia como elemen-
tos básicos en la vida de los hombres.
ta siglos más tarde, gracias a la expansión del alfabeto semita, que llegó
a convertirse en el principal sistema de escritura del mundo.
La sociedad que refleja Homero no utiliza la escritura. Sin embargo
hay un pasaje de la Ilíada que resulta ser una excepción:
… En cambio lo envió a Licia, entregándole una tablilla en la que esta-
ban escritos signos mortales y mandándole que se la entregara a su sue-
gro, con el fin de que fuera éste quien le prendiera. Belerofonte se puso,
pues, en camino bajo la ayuda benevolente de los dioses... (HOMERO, 1,
Ilíada, VI, 166-167).
Es interesante notar que Heródoto señaló que los egipcios escribían
al contrario que los griegos aunque griegos habían escrito de la misma forma
que los egipcios apenas unos siglos antes de su época.:
… Los griegos escriben las letras llevando la mano de la siniestra a la
diestra y los egipcios de la diestra a la siniestra. Y ellos mismos afirman
que haciendo eso hacen cosas diestras y los griegos hacen cosas sinies-
tras... (HERÓDOTO, Hist., II, 36).
3.3.1.1. Causas
Martillo
Anverso
Cospel
Reverso
Yunque
3.3.1.2. Cronología
a) Los Magistrados
Para Aristóteles, la creación de los arcontes sería paralela a la reduc-
ción del poder real en beneficio de los aristócratas.
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b) El Consejo
Los magistrados eran asistidos por un consejo, posiblemente sucesor
del Consejo de «Basileis» del que formaban parte los jefes de las familias
nobles citado en la épica homérica.
Su composición era aristocrática. Desconocemos si se componía todos
los jefes de las grandes familias o sólo una parte, cómo se realizaba su
elección y si ésta era vitalicia o temporal.
Este consejo recibió distintos nombres en las ciudades:
Gerusía en Esparta.
Areópago en Atenas.
Sinedríon en las ligas de las ciudades.
Las facultades del consejo también debieron variar en las ciudades,
pero posiblemente fueran semejantes a las que Aristóteles atribuye al Areó-
pago ateniense:
• Aconsejaban y controlaban a los magistrados.
• Ejercían funciones legislativas y judiciales.
• Nombraban a los magistrados.
c) La asamblea
Su composición es problemática. Desconocemos en qué medida par-
ticipaba en el gobierno de la ciudad y cuál sería el número de ciudadanos
delegados de la comunidad incluidos en ella.
Es muy posible que su precedente fuera el Agoré homérico (asamblea
del ejército).
También la asamblea de ciudadanos recibía distintos nombres:
Eklesía en Atenas.
Apella en Esparta.
Ágora en Tesalia y en Delfos.
Heliea en ciertas zonas del Peloponeso.
No todas las «Poleis» griegas tuvieron la misma evolución ciudadana.
Las regiones septentrional y occidental de Grecia estuvieron en una fase
mucho más atrasada. Regiones que tampoco conocieron la civilización
micénica, como los macedonios, tesalios, fócidos y arcadios. Éstos fue-
ron superando paulatinamente su estado más primitivo y dentro de algu-
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