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El mundo ficticio y el narrador

¿Sabías que los hechos narrados en los cuentos nunca son “reales”? En efecto, son ficciones, es decir,
historias creíbles o verosímiles inventadas por un autor.

El AUTOR es la persona real que escribe una obra literaria; el NARRADOR, en cambio, es una voz
ficticia creada por el autor y que existe únicamente dentro del texto literario. Según la forma de
relatar la historia, se distinguen, en general, narradores en primera persona y en tercera persona.

El narrador en 1ª persona (yo / nosotros) cuenta los hechos en los que participó. Se le conoce
también como narrador protagonista. En algunos casos, este narrador deja de lado el papel protagónico
y relata desde su perspectiva los hechos que les ocurren a los otros personajes. Emplea verbos en
primera persona del singular o plural y, generalmente, en un tiempo pasado.

El narrador en 3ª persona (él / ella / aquello) cuenta lo que le sucede a otros personajes y no participa
en la historia. Se le conoce también como narrador omnisciente. Este tipo de narrador cuenta las
acciones de los personajes empleando verbos en tercera persona del singular o plural.

El mundo ficticio y el narrador

¿Sabías que los hechos narrados en los cuentos nunca son “reales”? En efecto, son ficciones, es decir,
historias creíbles o verosímiles inventadas por un autor.

El AUTOR es la persona real que escribe una obra literaria; el NARRADOR, en cambio, es una voz
ficticia creada por el autor y que existe únicamente dentro del texto literario. Según la forma de
relatar la historia, se distinguen, en general, narradores en primera persona y en tercera persona.

El narrador en 1ª persona (yo / nosotros) cuenta los hechos en los que participó. Se le conoce
también como narrador protagonista. En algunos casos, este narrador deja de lado el papel protagónico
y relata desde su perspectiva los hechos que les ocurren a los otros personajes. Emplea verbos en
primera persona del singular o plural y, generalmente, en un tiempo pasado.

El narrador en 3ª persona (él / ella / aquello) cuenta lo que le sucede a otros personajes y no participa
en la historia. Se le conoce también como narrador omnisciente. Este tipo de narrador cuenta las
acciones de los personajes empleando verbos en tercera persona del singular o plural.

Al salir de la galería no había más gritos, quizá ya no lo perseguían. No se animó a mirar hacia
atrás y siguió corriendo algunas cuadras, hasta sentirse uno más entre la gente. Entonces empezó
a caminar, mientras jugaba con las llaves de su casa entre las manos empapadas. Pasó frente a la
comisaría y el policía de guardia ni siquiera lo miró. Sólo tenía sed, por lo que se olvidó de la
huida y entró en el primer bar que encontró. Julián de Dios, “Una cuestión de suerte”.
Bueno, dio la casualidad de que yo andaba por la Costa Oeste, hace ya algunos cuantos años,
tratando de conseguir algún dólar como todo el mundo. Pero los tiempos eran difíciles y no tuve
suerte. Me harté de dar vueltas por ahí, así que me puse a hacer dedo para volver a mi casa.

Martín esperó, pasó el tiempo y el viejo ya no despertó. Pensó que ahora se había dormido de
verdad y entonces, poco a poco, tratando de no hacer ruido, se levantó y empezó a caminar hacia
la puerta por la que había entrado Alejandra. Su temor era grande porque ya había madrugado
y las luces del alba ya iluminaban la pieza de don Pancho. Pensó que podía tropezarse con el tío
Bebe, o
que la vieja Justina, la mujer de servicio, podría estar levantada. Y entonces ¿qué les diría?
“Vine con Alejandra, anoche”, les diría. Ernesto Sabato (1961). Sobre héroes y tumbas

Estábamos en la sala de estudio cuando entró el director, seguido de un «novato» con atuendo
pueblerino y de un guardo cargado con un gran pupitre. Los que dormitaban se despertaron, y
todos se fueron poniendo de pie como si los hubieran sorprendido en su trabajo. El director nos
hizo seña de que volviéramos a sentarnos; luego, dirigiéndose al prefecto de estudios, le dijo a
media voz:
- Señor Roger, aquí tiene un alumno que le recomiendo, entra en quinto. Si por su aplicación y
su conducta lo merece, pasará a la clase de los mayores, como corresponde a su edad. Gustave
Flaubert (1857) Madame Bovary

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