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Autora
Lcda. Mariantonielys Chirinos
email; antonielischirinos@gmail.com
Adscrita a la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho Falcón; Analista de Becas
y Convenios III.
Einstein Albert!
La gestión pública es un oficio que requiere una labor de servicio hacia los
demás, por tanto, es necesario un desempeño ético que les permita a los
funcionarios públicos venezolanos adecuar su comportamiento basado en normas
y criterios para la conservación de un bien común, que preste servicios de calidad
y que promueva el ejercicio de los derechos fundamentales de los individuos.
De allí que, resulte ineludible contribuir con la administración actual; que
demanda el estado social y democrático, lo que se traduce en un protagonismo
centrado en la responsabilidad según la función que se ocupe en el engranaje
administrativo, para sacar desde una proyección eficaz que tenga como elemento
principios éticos enmarcados en el bien común y que por lo tanto garanticen la
consolidación de las lineas de acción, proyectos o programas que estén destinados
a contribuir con la Nación.
Destacando que la formación desde principios éticos es la clave par para
erradicar la cultura de corrupción que existe en el país, alcanzar con ello, la
confianza y credibilidad de la ciudadanía en los programas que el gobierno
acciona. Con fundamento a esto, Cueto (2014) señala que la formación a partir de
principios éticos conducen a los administradores públicos a desarrollar un
servicio notorio con clara vocación y orientación al ciudadano e incluso llegar a
consolidar principios y valores compartidos, dado que el sector público refleja la
ética de la propia sociedad donde aparece y donde está inmerso alcanzando un
grado de confianza y aceptación en los mismos.
Por lo tanto, es una necesidad inherente que ha de asumirse como un deber
profesional enmarcado no sólo en el buen desenvolvimiento de las tareas
ejercitadas, sino, en la honestidad y vocación al servicio. De allí, que Seijo (2008)
describa la ética como un ingrediente imprescindible en los planes de formación
para funcionarios públicos que debe estar presente en la formación continua de
estos en la enseñanza de la ética, teniendo en cuenta que los conocimientos
teóricos de nada sirven si no se interiorizan en la praxis del empleado público. Es
decir enlazar un conocimiento teórico empírico que lo conduzca a ejercer sus
obligaciones en el accionar a partir de la honestidad.
Por su parte, Aristoteles manifestaba que fomentar la ética es motivar a los
servidores públicos (políticos y funcionarios), obtener mejores resultados en la
prestación de servicios y disuadirles llevar a cabo prácticas deshonestas, todo lo
cual conduce a una recuperación de la confianza ciudadana. Lo cual, debe
comenzar por una verdadera aplicación de la Ley, supervisión y control con ética
y transparencia de quienes lideran las instituciones De allí , que sea
indispensable que estos tengan un pensamiento crítico, y una formación hacia
una verdadera hegemonía ética, moral y espiritual que permita superar los vicios
que aún no terminan de morir (Plan de la Patria 2013- 2019), y que por lo tanto,
se convierta en acción lo que se profesa en el modelo político de estos últimos 19
años.
En este sentido, a quienes hoy por hoy manejan la gestión pública, se les
exhorta a transformarse y por consecuente formarse, bajo los estrictos apegos
teóricos del pensamiento estratégico; convirtiéndose en hombres y mujeres
capacitados y sobre todo en seres humanos cultos y conscientes de sus acciones.
Hacer que los gerentes públicos muestren los resultados obtenidos de sus
gestiones, para que los directores entiendan e internalicen la importancia que tiene
la eficiencia de la gerencia pública para lograr una relación armónica con todos
los miembros de la comunidad que se encuentran bajo su responsabilidad.
Y es que, debe quedar claro que un servidor público, no es más que toda
persona electa o nombrada para desempeñar actividades atribuidas al Estado a sus
órganos gubernamentales o a los de la Administración Pública, es por ello, que
todo servidor público debe estar comprometido con sus funciones para realizar un
buen desenvolvimiento en sus tareas diarias. No solo implica cumplir con lo
encomendado, sino, dar más allá de sus funciones, servir con gran ahinco a quien
lo amerita. Además, un servidor de la gerencia pública debe sentirse
identificado con la institución, conocer cuáles son los objetivos como órgano y
llevar en alto el nombre del mismo.
Por ello, Venezuela posee gran número de leyes, entre ellas el Código de
Conducta de los Servidores Públicos, el cual establece las obligaciones que como
miembros de la familia gubernamental se deben cumplir, además de señalar los
principios rectores de los deberes y conducta de los servidores públicos respecto a
los valores éticos que rigen la función pública.
Referencias Bibliográficas
Cueto, C. (2014): La responsabilidad social corporativa del sector público: un
análisis aplicado a las grandes ciudades en España. Edit. GRIN. Munich.
Alemania. Disponible en: e-spacio.uned.es/fez/view/tesisuned:CiencEcoEmp-
cueto