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Los panameños celebramos el 28 de noviembre nuestra independencia de España.

Los hechos que


culminaron con la ruptura de lazos coloniales con el Imperio Español y con 321 años como posesión
española, comenzaron el 10 de noviembre de 821 cuando la villa de los Santos se declaró
independiente, en un acto liderado por el santeño segundo Villareal.

El 28, se proclama finalmente la Independencia de Panamá y acto seguido, el país decide de manera
voluntaria unirse a la gran Colombia, conformada por los departamentos de Cundinamarca, Quito y
Venezuela.

A diferencia de otras colonias españolas de América, Panamá había sido bastante fiel a la corona,
especialmente desde 1808, cuando el gobernador Juan Antonio de la Mata abrió el rio Chagres a las
transacciones mercantiles con Jamaica y pronto Portobelo se sumó a tales actividades.

Sin embargo, para el año de 1814, con la intensificación de las batallas por la independencia de las
naciones suramericanas, la Corona Española ordenó la cancelación del libre comercio con el resto del
continente. Este acto provocó un descontento masivo en los mercaderes y en la población en general.

Fue así, que comienza a germinar un sentimiento de nacionalismo y autodeterminación; nace en los
istmeños los deseos de independencia. Aunado a esto, la población no soportaba más la carga de
tributos de guerra, el reclutamiento forzoso para la guerra, las persecuciones políticas y la paralización
de las operaciones mercantiles, particularmente por el cierre del puerto en el río Chagres. El movimiento
de la Villa de los Santos, el 10 de noviembre, de 1821, representó el primer movimiento independentista
de Panamá, este no era producto de las campañas de Simón Bolívar, pero si se inició bajo sus ideales y
ante el descontento de la sociedad santeña ante los abusos de España en el territorio.

Era el movimiento propicio, porque el odiado Juan de la Cruz Murgeón, residente en Panamá y militar a
cargo de las tropas españolas, tuvo una propuesta de la Corona Española; si lograba recuperar el control
de varias colonias sublevadas sería nombrado virrey. Debido a ello realizó un viaje hacia el Ecuador con
el propósito de formar un batallón y desde este punto geográfico arremeter contra los granadinos. Su
viaje lo realizó el 22 octubre de 1821.Mientras duraba su ausencia, el mando del gobierno del Istmo de
Panamá lo encargó al militar panameño José de Fábrega que en ese momento desempeñaba como
gobernador de Veraguas.

Este incidente fue decisivo en las pretensiones independentistas de la Villa de Los Santos.
Aprovechando precisamente la ausencia de gran cantidad de soldados del ejército español, ese 10 de
noviembre de 1821, se proclama la Independencia de la Villa de Los Santos, declarándola libre y
soberana del Imperio Español.

La noticia del Grito de Independencia de la Villa de Los Santos, se difundió por todo el territorio
panameño y fue respaldada por los pueblos de Las Tablas, Macaracas, Las Minas, Parita, Ocú,
Penonomé, Pocrí, Pesé, Natá de los Caballeros, San Francisco de Veraguas y Alanje, en la provincia de
Chiriquí.

Fue por esta razón que el coronel José de Fábrega le escribe al libertador Simón Bolívar, en alusión a la
Independencia de la Villa de Los Santos: Excelentísimo Señor: "Tengo la alta complacencia de
comunicar a V.E. la plausible nueva de haberse decidido el Istmo por la independencia del dominio
español.

La villa de los Santos, de la compresión de esta Provincia, fue el primer pueblo que pronunció con
entusiasmo el sagrado nombre de Libertad y enseguida casi todos los demás pueblos imitaron su
glorioso ejemplo”. Tras los acontecimientos del 10 de noviembre en la Villa de Los Santos, la
independencia de Panamá ya era un hecho.

El 20 de noviembre Fábrega citó a una reunión en su propia casa, a la cual asistieron todas las fuerzas
políticas, civiles y eclesiásticas, pertenecientes principalmente a la élite criolla. Así, el 28 de noviembre
de 1821, en un cabildo abierto en la Ciudad de Panamá, se proclama la "Independencia de Panamá”.
Pero la falta de presupuesto, el poco armamento militar con el que se contaba y la inseguridad de ser
reconquistados por España, pone en peligro el seguir con la aventura independentista del istmo, por lo
que se propone la unión con algunas de las nuevas naciones americanas, entre ellas los vecinos de la
unión centroamericana y la nación del Perú, que había sido el principal socio comercial del Istmo en la
época colonial.

Pero finalmente, mediante el voto popular y aprobación de toda la población, se decide la unión
voluntaria a la Gran Colombia de Simón Bolívar, unión que fue motivada debido a la gran admiración y
liderazgo de Bolívar en las campañas independentistas del Sur de América.

Sin embargo, dos días después de proclamada la independencia, es decir, el 30 de noviembre, durante
la ceremonia formal de juramentación del nuevo gobierno ya a cargo de Fábrega, un suceso inesperado
que conmocionó a la nueva nación, puso a prueba la voluntad y capacidad del recién nombrado
gobernador: dos fragatas de guerra de la marina española, La Prueba y La Venganza, de cincuenta y
cuarenta y cuatro cañones respectivamente, acompañadas de otros navíos pertenecientes a la flota del
mariscal Mourgeon, amanecieron en la isla de Taboga, ubicada en el Pacífico en la bahía de Panamá
frente a la ciudad, para buscar al resto de las tropas españolas en el istmo.

Inmediatamente, Fábrega ordenó que todo hombre apto para tomar un fusil o una espada, se armase y
prestase servicio en defensa de la nación ya emancipada. Una vez más, las habilidades diplomáticas y la
fortaleza de carácter de Fábrega, lograron producir una tregua, que les permitió a los navíos españoles
permanecer en las aguas que comenzaban a reconocerse como colombianas, lo estrictamente necesario
para reabastecerse y partir.
El coronel Fábrega sabía que un enfrentamiento militar con los españoles hubiese dejado graves
secuelas. Los capitanes españoles José de Villegas y Joaquín de Soroa, firman un tratado de paz con el
coronel José de Fábrega (ascendido a general de brigada y nombrado jefe civil y militar del Istmo por
Simón Bolívar) el 4 de enero de 1822, entre la monarquía española y los patriotas, donde acuerdan la no
agresión a los territorios del istmo y la retirada de las tropas y todos los barcos de la Corona Española de
la nueva nación istmeña. Fue su primer conflicto como gobernante, que se resolvió satisfactoriamente, y
su gobierno inició con bases sólidas.

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