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Autobiografía de Dios

Arnoldo Krumm Heller Mejía

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Arnoldo Krumm Heller Mejía

Dedicatoria
Dedicado a todos los Católicos,
Protestantes, Masones, Evangelistas,
Teósofos, Budistas, Rosacruces, Testigos de
Jehová, Ortodoxos, Espiritualistas,
Cristianos, Sintoistas, Jainitas, Brahmanistas,
Yoguistas, Israelitas, Islamistas, etc.

Mensaje de afirmación, de Paz, y de Cariño


para toda la Humanidad.

Llamado
Libres pensadores, sin cadenas de
prejuicios; amigos de la verdad y enemigos
de las supersticiones, aprieten filas y canten
un himno de Paz y de Amor, frente a las
grandes convulsiones y muy cerca ya del
gran momento.
Arnoldo Krumm Heller Mejía.

Publicado por “Tarh Editores”, el 4 de


junio de 1984, en Guadalajara, Estado
de Jalisco, México.

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Autobiografía de Dios

AUTOBIOGRAFÍA DE DIOS

Esta “Autobiografía de Dios” está


escrita para todos, menos para los
Ateos, porque estos conocen mejor a
Dios que todos.

¿Autobiografía de Dios? Si, el que tuvo la suerte de encontrarla, fue un


hombre sin filo, No es un Filósofo; es tan solo uno de tantos humanos, es
decir, de aquellos que solo tienen humo en las manos; y la recibió en forma
directa de la Serpiente del Paraíso, de aquella que conoció en primer término,
el Árbol del Bien y del Mal. Aquí la tienen ustedes:

Si digo que nací, necesariamente tendría que decir la fecha, y antes de


Mí, no hubo Fechas, ni Lugar, ni Tiempo; entonces ¿Dónde estaba?
Si digo que tuve padres, estaría señalando Antepasados, y antes de Mí,
No había pasado nada.
Afirmaré que no fui, ni seré, sino que siempre He sido.
Ahora bien, solo no tendría objeto, y por eso dispuse hacer los objetos, y
estos los coloqué sobre el Tiempo y el Espacio, y puse pies, miradas y
pensamientos, para que estos recorrieran mis caminos; y así fue hecho. No
hubo ni habrá término en este recorrido; pues el Tiempo y el Espacio, habrán
de crecer eternamente, sin límites de Espacio, ni de Tiempo, y nadie, ni Yo
Mismo, podré jamás detener su crecimiento.
Hice el Todo, y fuera del Todo, no existe nada.
Así lo hice, y no fue cuestión de días, ya que los días no habían sido
hechos; lo hice sin cansarme, aunque se diga que me cansé, y descansé el
Séptimo.
Si lo que hice tuvo un principio, como Dios dispongo de la libertad de
preguntarles: ¿Qué estaba haciendo, antes de haber hecho, lo hecho?

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Hoy me arrepiento de mi propia obra: de haber hecho el reloj y el metro.
Se habla de un principio, principio que Yo mismo no identifico.
Dicen que tuve madre, y aunque no la tuve, me gustaría haberla tenido
para que terminara un mito, y principiara otro cuento.
Dicen que mi Naturaleza es el Tres dentro del Uno, y no saben que es el Tres y el
Uno, como no saben que hice primero, si el huevo o la gallina.

Dicen que fueron hechos a Mi Imagen y Semejanza, y en esta forma


limitan mi existencia. Me pusieron varios nombres, tales como Dios, Arquitecto,
Maestro, Voz, Amor, Viento, Jehová, Alá, Buda, etc.
Todo está bien, y es muy divertido, inclusive su Biblia, que dicen que Yo
les dicté, dando origen a sus profetas y sacerdotes. Catorce siglos tardaron en
hacerla, y en ella pusieron unos hermosos poemas: “El Cielo y Dios”, “El
Diablo y el Infierno”, “El Purgatorio y el Limbo”. Todo está bien, menos sus
guerras y que en mi Nombre premien y castiguen, poniendo al castigo y al
perdón un precio.
Las miradas, los pies, el pensamiento, recorrerán eternamente el Espacio
y el Tiempo, y como una prueba de mi existencia y constancia, dejo la firma
infalsificable de mi puño y letra: El firmamento.
Ya me habrán reconocido, identificado, sentido, definido. Supongo que sí,
Yo Soy el Todo, y mi existencia como Dios, Arquitecto, Maestro, Voz, Amor y
Viento, etc., etc., lo acepto, dándoles las gracias por haberlo hecho.
Mi firma infalsificable, El Firmamento; la podrán conocer todos, así como
también mi libro, El Universo, para ello les dotaré de ojos y talento. Podrán
oírme latir en cada átomo y en cada astro. La música de las esferas les será
familiar, pero solo hasta que logren escuchar la Voz del Silencio, voz que está
en ustedes mismos, lenguaje universal con el cual nos entenderemos, ya que
al hablarles Yo, hablarán ustedes mismos.
Les cité palabras Paraíso y Serpiente, y ustedes deben ver, el Pi de la
Circunferencia, o 3,1416, y el Ente, el Espíritu.
Ahora bien, fíjense muy bien en esto: Lean el Capítulo IV del Génesis, en
los Versículos 16 y 17, en el que ustedes dicen: “Y salió Caín delante de
Jehová y habitó la Tierra de Nod, al Oriente del Edén”; pongan ustedes en lugar
de las letras “Es”, unas “As” y encontrarán Adán. “En ese lugar conoció Caín
a su mujer, la cual concibió y parió a Henoch: Y edificó una Ciudad, y llamó el

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Autobiografía de Dios
nombre de la ciudad, del nombre de su propio hijo Henoch”. De tal suerte que
Caín, después de haber cometido la falta de matar a su hermano Abel, se alejó
de la tierra de sus padres, la Tierra de Jehová, y tramontando la cordillera
próxima, al otro lado de la misma, halló otra humanidad, de la cual tomó
esposa, fundando hogar, familia y pueblo.
Ahora, si ustedes siguen leyendo el Capítulo mencionado, encontrarán
que en el Versículo 25 del mismo, dice: “Y conoció de nuevo Adán a su mujer,
la cual parió a un hijo, y llamó Seth, nombre de la Serpiente, porque Dios dijo
ella me ha sustituido otra simiente en lugar de Abel, a quien mató Caín, y a
Seth también le nació un hijo, le llamó Enós”. De tal suerte que el nuevo hijo
varón de Adán y Eva, llamado Seth, también se fue al pueblo inmediato, y
adquirió mujer. Con esto comprenderán ustedes que ni Adán fue el primer
hombre, ni Eva la primera mujer, según ustedes lo aseguran en su Biblia.
Dicen que dejé a la manzana como una fruta prohibida en el Jardín del
Edén, y si se toman la molestia de leer los Capítulos II y III de su Génesis,
donde hablan del primer pecado, o sea la caída de ustedes mismos, tal y como
se dicen y solo ustedes se entienden, se darán cuenta en su Capítulo II, que los
Versículos 16 y 17, dicen: “Y mandó Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del
Huerto comerán; más del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal no comerás,
porque el día que de él comieres, morirás”.
Y con esto verán que no se trata de ninguna manzana, sino del Árbol de
la Ciencia del Bien y del Mal; ahora pasen al Capítulo III, y lean el Versículo 3,
que dice: “Más del fruto que está en medio del Huerto, no comerás, ni lo
tocarás, para que no muráis”.
Y en el 6° Versículo: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y
que era agradable a los ojos, y el árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y
tomó de su fruto, y comió; y dio su fruto a su marido, del cual comió, así como
ella”. Así que no hay tal manzana prohibida en el Jardín del Edén. Tampoco es
verdad que su Biblia sea un libro católico, como tampoco es un libro
protestante, díganlo sin abrigar temor alguno. “No hay, no hubo, ni habrá,
ningún castigo para ustedes, porque ustedes no comieron del árbol de la
ciencia, de allí su estulticia, Testaferros y Turiferarios, indignos de perdón y del
pecado. Su libro es Hebreo-Judaico, de tal suerte que ni la Religión Católica,
ni la Protestante, tienen libro sagrado alguno, son religiones acéfalas, que se
están valiendo ciento por ciento del Judaísmo, para guiar a sus ignorantes
seguidores, pues, desde esta, mi Biografía, les declaro:

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“Ninguna Religión fue hecha por Mí, todas, absolutamente todas, las
hicieron ustedes, y por eso se enredaron de pies, manos y talento; para
estos solo les pido calma y serenidad”.
La anosmia crónica que padecen los terrícolas, no les permite distinguir el
perfume de una violeta del de una magnolia. Su miopía no les deja ver los
océanos cósmicos, donde los astros son arenas de las playas infinitas.
Su sordera no les permite oír el correr de su sangre dentro de sus venas,
y sus manos, son incapaces de sentir el contacto de mi presencia.
Me consideran poliforme, multifacético, y multidimensional, ignorando que
no somos semejantes, sino Iguales, porque solo Somos Uno.
Hablan de dos cosas eternamente iguales. Sin entender los parecidos. Ya
que la Igualdad de dos cosas resulta ser una sola; son todos Espíritu de Mí
Espíritu y Cuerpo de Mí Cuerpo, la distancia entre ellos y Yo, es la misma; me
buscan solo de noche valiéndose de sus telescopios, mientras yo los veo de día
con sus microscopios, ignoran que en una lágrima o en una gota de rocío,
cabe todo un universo y desde los tiempos salomónicos, hacen coronas de
rosas, sin poner jamás una corona sobre mi Rosal. Ellos no tienen perforados
sus colmillos para inyectar veneno, no tienen garras de león, ni encornadura,
pero desencadenan ya sus propias fuerzas para destruir sus casas donde tengo
mi hospitalidad.
Ignoran que al hablar o pensar de Mí, hablan y piensan en ellos
mismos.
La macrobiología y la microbiología solo es cuestión de tamaños, ya que
la ley es la misma.
Microbios agrupados forman los astros, los astros que son glóbulos de mi
sangre, su calor, su frío, su luz, y sonido, es el Mío, y en su individualismo
confirman Mi presencia; a veces me niegan, negándose a sí mismos, e
Ignorando que solo se puede negar lo que existe, ¿Y esto a qué obedece?
A una sola cosa, que son parte del Gran Todo y este no se niega, se afirma en
cada negación de sus humanos conceptos.
Ustedes y yo somos lo mismo, altura y abismo, son mi Cuerpo y mi
Espíritu, Materia y Energía, eternamente transmutable, fuente inagotable sin
ningún principio.



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