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ALGUNOS ESCRITOS.

BENDITOS LOS AÑOS

Benditos los años que la Tierra tuvo contacto con Tu presencia

Benditas las aves que habitaron en aquel tiempo el planeta y con su canto alegraron tu
existencia terrena

Benditos los animales del campo y también las bestias que poco captaron el porqué de esas
generaciones amansadas

Benditos los peces que se dejaron pescar para ser alimento de tan bella presencia humana.

Benditas las aguas de todos los mares y ríos que pudieron transmitirse tu sudor bendito y una
suerte de muerte-vida que a ellas las inundaba

Benditos los árboles que aquellos años te regalaron sus frutos y bajo su sombra te cobijaron.

Bendita la hierba que te sirvió de regazo.

Bendito todo el trigo de los trigales que dieron fruto esos años... esperando cada uno ser el
grano finalmente triturado para formar parte de esa harina que se hizo pan-vida entre tus
manos.

Benditas vides de los viñedos del mundo que dieron sarmientos y frutos para servirte de
ejemplo, orgulloso pasado, y de bebida bendita, presente aún inacabado, que entonces fue
sangre para siempre, entre tus manos.

También benditas todas las piedras esperando ser aquella con la que dibujaras, inclinado, un
texto desconocido posterior al juicio desbaratado.

Bendito el cosmos de aquellos años en sus luces del amanecer y anochecer diarios,

el aire brisa y viento huracanado, el rocío y el silencio.

Bendito el suelo que sintió tus pisadas y guardó en sus entrañas sus marcas para recordar a la
posteridad que por allí habías pasado.

Bendito el tiempo que decidiste que fuera EL TIEMPO en el que irrumpiste en la historia para
devolvernos la eternidad perdida; y benditos todos, aquellos que vivieron, siendo tierra,
hierba, planta, árbol, creatura animal que habitara el suelo, el aire o las aguas, y todas las
personas, de todas las edades... que respiraron el mismo aire que Tú respirabas.

Viviana Rosa Galdo, 1 JUNIO 2008

VÍ.

Pedí ver, y en el tiempo elegido por tu Amor, permitiste que viera.


¡Y cómo desandar, ahora, ese camino!
¡Cómo olvidar lo visto!
¡Cómo negar la verdad!
Te reclamaba la falta de claridad sin darme cuenta que era una decisión que tomabas porque
conoces, más que yo misma, mis limitaciones.
¡Y ahora!
Ahora este dolor, porque nunca, nunca lo había visto de ese modo.
El dolor, la vergüenza, la inmutabilidad de mi inteligencia en el instante del desvelo.
Y Vos, con tu detalle de Amor, simplemente acompañándome.
Sin juicio, sin palabras, sin distancia...
Y Tu Cruz que ahora entiendo, es la mía “esmeradamente” tallada por mí, pero que ahora
(¡desde siempre!) cargas para que me resulte menos pesada.
Perdón y gracias.
Gracias y perdón.

Viviana Rosa Galdo, 4 FEBRERO de 2009.

Ez 37 LOS HUESOS Y EL ESPÍRITU

Habían pasado unos días, y el miércoles había vivido lo que en realidad esperaba: ningún
integrante de los grupos de 4°, 5° y 6° año del Vicente Chas había ingresado en clase. Online,
obviamente, porque con la pandemia del COVID-19 nuestros encuentros eran virtuales.

Los grupos de 4° y 5° al menos completaban, algún día de la semana, las tareas subidas a
classroom. Pero 6°… dejando de lado Magalí y Yamila, había menos respuesta aún que la
primera mitad del año.

Entonces, era viernes muy temprano, ese día daba clases de 9 a 13.30 sin recreo porque tengo
dos cursos en la USAL, uno a continuación del otro, dado que al organizar el cuatrimestre, no
pudieron reunirse.

Tenía la clase preparada (adaptada a las nuevas formas de contactarnos… este año ¡sí que
parece el primer año de docencia!) pero me desperté intranquila… eran las 4 de la mañana… a
las 4.30 decidí levantarme e irme a leer en el cómodo sillón del living, bien tapada. Busqué mi
Biblia porque quería leer desde “el Libro”. Busqué las lecturas del día en el celular, y luego
cómodamente (previa oración y especialmente al Espíritu Santo, valioso compañero de vida)
comencé a leer…. Y nuestro tan Amado y Alabado Señor mostró su indulgencia, su
comprensión, su atención a esta pequeña hija.

1° Lectura, Ez 37 1- 11

Primero me llamó la atención 2. “El Señor me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos
huesos?». Yo respondí: «Tú lo sabes, Señor»”.

¡Qué conmoción me causó! ¡Las eternamente actuales enseñanzas de los profetas! ¡Escucha!
Si llega una pregunta del Señor a nuestros oídos… no se nos pide responder…. Se nos pide
escuchar algo muy específico.... desde el Credo histórico “Escucha, Israel…” Dt 6,4-13 hasta
hoy.

Y entonces, dispuesta a “escuchar”, continué leyendo y de pronto: 7 “Yo profeticé como se me


había ordenado,, y ….8 al mirar, vi que los huesos se cubrían de nervios, que brotaba la carne y
se recubrían de piel, pero no había espíritu en ellos. 9 Entonces el Señor me dijo: «Convoca
proféticamente al espíritu, profetiza, hijo de hombre. Tú dirás al espíritu: Así habla el Señor:
Ven, espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que revivan». 10 Yo
profeticé como él me lo había ordenado, y el espíritu penetró en ellos. Así revivieron y se
incorporaron sobre sus pies…”

Ese Espíritu de Dios es el que da la vida. ¡No podemos vivir sin Él! Tenemos que aprender a ser
dóciles a su acción en nuestra vida para vivirla plenamente… Seguí leyendo… 11 Luego el Señor
me dijo….Ellos dicen: «se han secado nuestros huesos y se ha desvanecido nuestra esperanza.
¡Estamos perdidos!». …13 Por eso, profetiza diciéndoles: Así habla el Señor… 14 Yo pondré mi
espíritu en ustedes y vivirán…”

¿Qué puedo decir? Si la primera conmoción me llevó a reunir en un punto tantas y tantas
enseñanzas recibidas, experiencias vividas, Lecturas escuchadas y meditadas…. La segunda
conmoción me hizo “escuchar” una tarea… a esa hora de la mañana… totalmente emocionada,
recordé las palabras de Pedro que recogían las promesas hechas por el Señor en Isaías: 17 “En
los últimos días, dice el Señor, derramaré mi Espíritu sobre todos los hombres y profetizarán sus
hijos y sus hijas; los jóvenes verán visiones y los ancianos tendrán sueños proféticos. 18 Más
aún, derramaré mi Espíritu sobre mis servidores y servidoras, y ellos profetizarán.” Hch 2

Sentí la emoción de tantas otras veces… el envío y la fuerza, el ánimo que sobrepasa la duda y
libera el entusiasmo siempre reprimido al primer intento. Y lo hice. Profeticé dirigiéndome a
mis grupos de estudiantes…

“¡Ven, Espíritu!

¡Ven de los cuatro vientos,

Y sopla sobre estos muertos

Para que revivan!”

Ahora… es el tiempo de la FE… Él sabe a quién tocará… porque “El viento sopla donde quiere:
tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que
ha nacido del Espíritu.” Jn3, 8-10

¡Bendice alma mía al Señor!

¡Alabado seas, Señor!

Viviana Rosa Galdo. Agosto de 2020

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